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UNIDAD II Y III

Terapia familia

PRESENTADO POR:
JENNY ALEJO

FACILITADOR(A)
Renata Jiménez

MATRICULA:
11-0888
FECHA
26 /09/2019
Tarea 2y 3 de terapia familia

La Terapia Estratégica Breve:


Fundamentos, Técnicas y Tendencias Actuales.
Cuando se habla de terapia estratégica hace referencia a otro modo de
intervención la cual nos servirá de apoyo para trabajar con las demandas
presentes, de esta manera se realizará una orientación en el ámbito de que la
terapia sea más corta e igual de efectiva.
El inicio, responsabilidad y direccionalidad dependerá del terapeuta, orientándose
a influir directamente en las personas de tal modo que se produzca el cambio,
una vez que se inicia el proceso se podrá identificar el origen y por consiguiente el
abordaje de tal, de esta manera se estará manipulando o persuadiendo por medio
de tareas asignadas las cuales se harán y no se harán, se lograra redefinir el
problema, un buen argumento influenciado. El ser estratégico sería una manera
siendo frio y conductual, para tener un buen manejo de esta técnica será
necesario llevar una buena relación y la entrega de empatía y calidez para lograr
el necesario cambio.
La terapia estratégica y quienes la practican se comportan de un modo a-teórico,
con un sentido práctico y pragmático. Además, establecen una relación simétrica
con el cliente (al menos en un nivel), movilizándolo como actor de su propio
cambio. El terapeuta está orientado a observar la pauta del problema y decidido a
romper su rigidez. El cambio buscado no es el final y definitivo, sino el cambio
funcional. Se respeta, asimismo, el marco de referencia del cliente, sin que por
ello no se busque su ampliación y el logro de mayores posibilidades conductuales.

El aporte de Bateson:
1. Distinción de niveles de interacción: para la comprensión de las relaciones
humanas y la comunicación, Bateson incorpora la «teoría de los tipos lógicos»
propuesta por Russell y Whitehead. Esta teoría permite entender que hay
distintos niveles en la interacción, por lo cual es posible hablar de
metacomunicación, las distinciones de nivel de contenido y relacional de un
mensaje. Del mismo modo, el pensamiento en niveles acrecienta la concepción
del aprendizaje, el que ocurre del nivel 0 al infinito, siendo observable de modo
más frecuente en la naturaleza hasta el nivel 2, y, de modo especial en el ser
humano, el nivel 3.
2. Ecología de la mente: Bateson amplía la concepción de lo mental hacia aquel
espacio donde fluyen diferencias.
3. Teoría de las paradojas y la doble coacción: familias donde hay pacientes
esquizofrénicos hay modos de interacción caracterizados por una ingente
comunicación paradójica, la que unida a otras características construye una
matriz social con un operar doble-vincular o “hagas lo que hagas te castigo”.
4. Cibernética de segundo orden: las personas van haciendo distinciones al
interactuar, destacando y ordenando los hechos de cierto modo y construyendo
la realidad de cierta manera.

El aporte de Donald Jackson:


en el campo de la terapia familiar sistémica y, asimismo, es el creador de la
llamada “teoría y terapia familiar interactiva”. Jackson es considerado un gran
exponente en el desarrollo de conceptos como: homeostasis familiar, normas
familiares, coaliciones, etc., y mantuvo una visión estrictamente cibernética y una
posición constructivista en la práctica clínica, enfatizaba la importancia de ver al
individuo inserto en la familia, en los contextos concretos y actuales.
El aporte de Milton H. Erickson:
la hipnosis de Erickson se caracteriza por ser una práctica de tipo relacional, un
trabajo de naturaleza sistémica que, en virtud de su principio de utilización,
permite una individualización de la intervención, hacer un trabajo a la medida que
por su carácter evocativo permite recuperar, reorganizar y re asociar recursos, un
proceso que desbloquea y permite el aprendizaje experiencia, por último, un
enfoque y lenguaje indirecto que hace posible que algo ocurra y se evite aquello
en lo cual el sujeto está entrenado en resistir (la analgesia, ya que no es rara la
experiencia de no sentir dolor ante una herida no percibida o por algunos
instantes estar desconectado del cuerpo con la mente en otro lugar. El trance
permite la evocación de estas experiencias).

Teoría de los problemas y el cambio terapéutico


Ideas preliminares: Para entender las técnicas y pensar estratégicamente es
preciso aplicar la epistemología sistémica-cibernética-constructivista a la clínica.
Los problemas de las personas resisten el cambio, la pauta persiste a pesar de
todos los intentos de solución.
Quejas, dificultades y problemas: Las dificultades representan pequeños o
grandes obstáculos que se nos presentan en la vida, los cuales muchas veces
demandan respuestas que permitan recobrar nuestro equilibrio y bienestar. No
representan necesariamente una condición crítica o frecuente, ni a un sujeto con
determinadas características. Es muy normal tenerlas, ya que son inherentes a la
vida. En su gran mayoría se resuelven sin contratiempos. El sujeto, si cuenta con
ciertas habilidades y la suficiente flexibilidad, hará los ajustes necesarios ante
ellas.
Cambio e intervención terapéutica:
El Cambio 1, que se da dentro del sistema en cuanto a reglas y elementos, los que
permanecen inmodificados, siendo, en definitiva, una “persistencia”. b. El Cambio
2, que implica la alteración y cambio mismo del sistema, un cambio de reglas,
contexto y marco de referencia, siendo el verdadero “cambio”. El Cambio 2
siempre proviene del exterior y resulta incomprensible e ilógico desde el marco
del Cambio 1, es decir, son cambios en las reglas que rigen al sistema, en las
premisas que rigen su funcionamiento y en el sistema como una totalidad. La
acción terapéutica, entonces, consiste en introducir una experiencia en el sujeto
que restablezca la homeodinamia colocando la suficiente «entropía» que
desordene las reglas y organización de la pauta.

Marco de tratamiento y postura del terapeuta:


La postura, concretizada a través de conductas y actitudes, va a orientar el
encuadre en cierta dirección. Por otra parte, es posible encontrar una serie de
dificultades que, según sea el modo como se enfrenten, pueden ir desdibujando
un encuadre y una postura adecuada. Las dificultades implican sugerencias que el
consultante hace, las cuales son verdaderas preguntas que el terapeuta debe
responder.
a. Asimetría y maniobrabilidad. b. Posición de no experto. c. Orientación activa y
directiva. d. Orientación conductual y focal. e. Conocer la postura del consultante.
f. Aceptación y rapport.
Estos principios hacen posible las siguientes acciones: 1. Establecer un ritmo, de
acompañar y dirigir. 2. Respetar ese ritmo, “no apurarse”. 3. No hacer el trabajo
del paciente. 4. Evitar el rol de experto. 5. Empoderar continuamente al
consultante. 6. Usar un lenguaje indirecto, condicional e implicativo. 7. Estar
orientado a la pauta del problema y no a propiedades internas.
La primera entrevista:
Establecer un encuadre y definir la postura del terapeuta. b. Conocer la postura
del paciente. c. Definir la queja, el problema y las soluciones intentadas
fracasadas (SIF).
Fijación de objetivos y planificación del caso: a. Deben representar un giro en
180°, evitar el «campo minado»: no continuar con la tendencia central, no más de
lo mismo. b. Definición contextual, concreta y conductual, expresar criterios: se
utiliza la misma metodología de entrevista que al definir el problema y las
soluciones intentadas. c. Buscar cambios pequeños: secundarios, aparentes,
indirectos. d. Deben expresarse en positivo: son un hacer, no un no hacer. e.
Deben ser conductas aceptables: que haya coherencia con el marco de referencia.
Técnicas e intervenciones
Técnicas axiales: Existen dos grandes técnicas, que se podrían denominar axiales,
en el repertorio de la terapia breve del MRI: reencuadres.- reubicar la situación
experimentada en otro marco conceptual y/o emocional, el cual resulta igual o
más adecuado que el anterior, modificándose con ello todo su sentido;
prescripciones o tareas.- Son asignaciones de tareas o directivas de conducta,
algunas de las cuales están prescritas para ser hechas y otras definitivamente no.
Técnicas amplias: Estas técnicas son utilizables en diversas problemáticas. 1.
Modalidad no apurarse: se puede usar desde la primera sesión. Se busca evitar el
esfuerzo y apuro como SIF. 2. Los peligros de una mejoría: va en la misma línea de
la anterior, evitándose la percepción de que en el futuro no habrá problemas. 3.
Un cambio de dirección: cuando hay dificultades que afecten la maniobrabilidad y
la relación, es preciso hacer giros y evitar la confrontación. 4. Cómo empeorar las
cosas: sirve indirectamente para potenciar cambios en sentido opuesto a las SIF.
La terapia estratégica breve: el modelo avanzado de giorgio nardone
Ideas generales: Su formulación es amplia y carece de la suficiente claridad, en
especial en algunas de ellas, pero se refleja la tendencia a dar lineamientos para
cierto tipo de casos. El estado del arte en aquellos tiempos encaminaba la
evolución de la terapia estratégica breve hacia la investigación y la experiencia del
modelo en ciertas patologías. Indudablemente los autores clásicos, fieles al
análisis individualizado, jamás pensaron en contar con protocolos de
intervención, sin embargo, no es de extrañar que ciertas patologías se
caractericen por intentos no exitosos de utilizar similares soluciones.
La concepción de la terapia:
dl cambio constituye una desrigidización de los sistemas perceptivo-reactivos del
sujeto, creando otros modos más flexibles y con mayores posibilidades
conductuales. La rigidez mencionada lleva a reutilizar continuamente los intentos
de solución, los que, en definitiva, mantienen el problema y, por tanto, son
fracasados. No interesan las causas y la búsqueda de una verdad develada, sino
cómo funciona y cómo se puede cambiar una situación problemática.
Enfoque metodológico:
Epistemología: corresponde al nivel más abstracto. Es aquella instancia donde
están los supuestos teóricos de una teoría en particular. Corresponde a un nivel
“cognitivo teórico”. 2. Lógica: es aquella instancia donde se hallan los principios y
las metodologías que guían la práctica y determinan las acciones a realizar.
Corresponde a un nivel “cognitivo operativo”. 3. Práctica: instancia operatoria por
medio de la cual, a partir de la experiencia, se extraen ideas o distinciones que se
elevan conceptualmente. Corresponde a un nivel “operativo gognitivo”.
El modelo avanzado:
no solo difiere de la primera formulación del MRI, y de todas las demás formas de
terapia breve, en cuanto a la metodología, sino también en cuanto al proceso
terapéutico, haciendo la distinción en cuatro fases: Etapa 1.- comienzo del juego.
Etapa 2.- desbloqueo de la patología. Etapa 3.- consolidación y reorganización de
las reglas del juego. Etapa 4.- final del juego.
El diálogo estratégico:
es un instrumento de intervención y discriminación que implica el uso del
lenguaje, la relación y la lógica de la intervención, con una continúa orientación
hacia el cambio. Esta técnica de entrevista se lleva a cabo muy particularmente en
la primera sesión y también en las sesiones siguientes. Se basa en un modo de
preguntar que permite el autoengaño. El terapeuta asume una posición “one
down”, ya que se hacen preguntas aparentemente sencillas que van
progresivamente abriendo alternativas. Por otro lado, es un instrumento que
permite tempranamente reestructurar la realidad de la persona.

UNIDAD III: PROCESO TERAPÉUTICO


La formación del Sistema Terapéutico:

La formación del terapeuta tiene como objetivo, que el terapeuta se asocie con la
familia que tiene un problema y así puede establecer un sistema terapéutico. En el cual
esto permite reestructurar el objetivo que tiene el terapeuta con la familia, para que se
pueda realizar las terapias.

La unión y el acomodamiento son dos términos en el cual realizan el mismo proceso.


La unión se puede utilizar cuando el terapeuta pone el acento en las acciones, a la
relacionarse con los miembros de la familia. Y el acomodamiento se utiliza cuando se
pone el acento sobre las adaptaciones del terapeuta par que se pueda lograr la alianza.
Para que el terapeuta pueda aliarse al miembro de la familia, debe aceptar la
organización de la familia, en el cual el terapeuta debe experimentar las pautas
transaccionales de la familia. La familia se puede modificar si el terapeuta ha logrado
incorporarse al sistema de un modo sintónico.

El terapeuta intenta modificar la cultura a la que se une y dispone de las cualidades


requeridas para lograrlo.

La llamada telefónica.

El contacto inicial entre terapeuta y consultante se puede establecer de muchas


maneras, pero a menudo se hace mediante el teléfono, cuando el cliente llama para
pedir una cita. Este contacto inicial es ya, necesariamente, parte de la terapia y por
tanto vale la pena aprovecharlo al máximo. Al fin y al cabo, un contacto telefónico bien
llevado puede encauzar un caso de forma positiva, mientras que un mal contacto
telefónico puede condicionar un estancamiento posterior del caso o incluso suponer
que la persona que llame abandone la terapia antes de empezarla.

Una llamada telefónica puede contribuir a acortar la terapia si con ella conseguimos los
siguientes objetivos que son de vital importancia:

Empezar a crear una buena relación terapéutica, que el cliente se sienta escuchado y
bien tratado.

Definir un contexto terapéutico que enmarque la terapia como un intercambio de


información sujeto a unas reglas.

Movilizar los recursos de los consultantes, al invitar para la primera entrevista a


aquellas personas que puedan contribuir a una más rápida solución del problema
presentado.

Detectar casos que no son atendibles por nosotros, como por ejemplo alguien que pide
que se aplique una batería neurológica a un familiar, o alguien que quiere que se le
prescriba medicación. En estos casos la llamada telefónica permite derivar
directamente a otro profesional, ahorrándonos así una entrevista innecesaria.

Para la recogida de los datos en el contacto telefónico el terapeuta debe tener unas
fichas en mano, estas son algunas de las informaciones que se le pide a el paciente:
nombre de la persona que llama, motivo de consulta, quién más forma parte de la
familia, tratamientos previos o actuales, teléfono y dirección de contacto.

Una vez recogida esta información, la terapeuta procede a proponer día y hora para la
primera entrevista y a negociar con la persona que llama quiénes asistirán a la primera
sesión.
El contexto de intervención.

Por contexto entendemos el marco en el cual el terapeuta recibe y trata a la familia.


Este marco o contexto determina condiciones que tienen importantes consecuencias
para la familia, para el terapeuta y para la relación terapéutica que ellos van a definir.

Contexto profesional de cambio como, “el marco que se establece entre cliente y
profesional y permite dar significado a una serie de intercambios comunicacionales
orientados a introducir el cambio en el cliente.

Entendiendo como cambio la narración, significativa en la vida del cliente, que


establecen un antes y un después de ese encuentro con el profesional” y propone la
división de los contextos profesionales de cambio en seis categorías: asistencial, de
consulta, terapéutico, de evaluación, de control e informativo.

El Encuadre

Todo proceso terapéutico se encuadra dentro de unas normas. En realidad todo lo que
hacemos está sujeto a unas reglas de las que seamos conscientes o no, sanas o
tóxicas, más abiertas o más estrictas, nos regulan.

El encuadre es un elemento fundamental en la psicoterapia, es el momento en el que


establecemos unos límites y normas necesarios para el paciente y el buen
funcionamiento de la terapia. Os contamos con más detalle en qué consiste hacer un
buen encuadre en psicoterapia.

El encuadre hace referencia a todas las indicaciones, y aspectos de técnica que tiene
en cuenta el terapeuta para preservar la relación terapéutica donde se puede dar el
proceso terapéutico. Como por ejemplo: frecuencia de sesiones, duración, honorarios,
psicoterapia, utilización de espejo unidireccional y vídeo, etc.

Cuando un terapeuta establece el encuadre o el marco analítico se está permitiendo la


instauración de la cura psicoanalítica. Éste delimita y marca unas normas que permiten
que el paciente se encuentre contenido dentro de un tiempo y un lugar, el encuadre
permite que se produzca la transferencia del paciente hacia el analista, así como la
libre asociación, entre otras características fundamentales del método psicoanalítico.
Elementos que posee el encuadre de carácter externo como interno (actitudes del
terapeuta).

El encuadre terapéutico externo engloba los siguientes aspectos: lugar donde se hace
la terapia, duración y frecuencia de las sesiones, honorarios, etc. Por otra parte, resulta
muy recomendable que el terapeuta no mantenga otro tipo de relación (personal,
comercial o profesional) con el cliente fuera de las sesiones terapéuticas. Esto incluye
no tratar familiares o amigos, con los que ya se mantiene una relación previa.

El encuadre terapéutico interno se refiere a las actitudes del terapeuta necesarias para
una relación que favorezca el proceso de cambio. Los diversos modelos teóricos
(psicoanalítico, conductual, cognitivo, experiencial y sistémico) presentan algunas
diferencias en cuanto a qué actitudes del terapeuta son adecuadas según las diferentes
concepciones de la relación terapéutica.

Hacer un buen encuadre es fundamental para el desarrollo de la terapia, ya que se


están poniendo las bases al comienzo de un trabajo analítico, ya sea un psicoanálisis al
uso como una psicoterapia psicoanalítica. El paciente necesita saberse contenido
dentro de la terapia, necesita saber cómo es el funcionamiento y cuáles son las “reglas
básicas” a las que adaptarse.

El análisis de la demanda.

El análisis de demanda en psicoterapia se le realiza aquellas necesidades que nos


manifiesta un paciente cuando acude por primera vez a nuestra consulta.

La demanda es considerada como una forma ordinaria que toma la expresión de una
aspiración, en el caso en que se trata de obtener algo de alguien, de la cual el deseo se
distingue de la necesidad.

La definición de la relación.

La relación establecida entre el terapeuta y el cliente resulta un elemento esencial en


psicoterapia. Incluso, algunos autores llegan a afirmar que “es la relación lo que cura”.

Hay que entender que terapeuta y cliente trabajan conjuntamente en el marco de una
relación terapéutica bien entendida para conseguir una mejora y / o cambio en el
paciente. No es lo mismo la relación terapéutica que la amistad o cualquier otro tipo de
relación interpersonal que pueda tener el cliente.

Una relación terapéutica adecuada tiene unas características que la hacen única y la
distinguen y que vamos a describir a continuación.

El contrato terapéutico

El contrato terapéutico o alianza terapéutica es el acuerdo entre cliente y terapeuta


donde se fijan el marco y los criterios de la relación profesional a la que ambos se
comprometen.

Un contrato de prestación de servicios profesionales, pero que va enfocado a servicios


profesionales en tratamiento psicológico.

Este contrato puede o suele tener una serie de exclusiones que eximen al terapeuta o
a la institución de algún tipo de complicaciones que se puedan presentar así como la
conformidad de los familiares o del paciente para ser atendidos.

Generalmente es utilizado en instituciones de recuperación por adicciones o


instituciones mentales.

La relación terapéutica

La relación terapéutica juega un papel fundamental en el éxito de la terapia. La


psicoterapia no se puede desvincular del tipo de relación interpersonal que se
establece entre terapeuta y paciente. En función del tipo de relación terapéutica que se
establezca entre ambos, la terapia tendrá más o menos éxito. Por eso, es tan
importante que los pacientes/clientes se sientan cómodos con el psicoterapeuta con el
que estén realizando la terapia.

Uno de los factores de la relación terapéutica que más se ha estudiado, es el de la


alianza terapéutica. Esta dimensión aborda diferentes aspectos a tener en cuenta tales
como: El vínculo emocional profundo que se establece entre ambos, el acuerdo
respecto a los objetivos de la terapia y el acuerdo sobre cómo y con qué tipo de tareas
se llevaran a cabo estos objetivos. Esto incluye, estar de acuerdo en el funcionamiento
de las sesiones y con la realización de tareas entre sesiones. En función de si estos
aspectos son respetados o no, el tratamiento saldrá adelante o se perderá por el
camino. No son los únicos aspectos que influyen pero sí son muy importantes.

La evaluación y diagnóstico familiar:

Etimológicamente, el término diagnóstico significa "conocer" "distinguir". La medicina


entiende por diagnóstico "el acto de reconocer una enfermedad mediante el análisis de
sus signos y síntomas; en este sentido, el diagnóstico es necesario ya que de él
dependerá el tratamiento a seguir.

Este modelo clásico de diagnóstico no es el empleado, exactamente, en terapia


familiar, ya que:

El diagnóstico de la familia no se centra en un miembro de ella sino que pone el acento


en el sistema total, en la estructura de las relaciones de todos sus miembros.

Diagnóstico y terapia no se realizan en dos fases diferentes en el tiempo, sino que se


llevan a cabo de forma conjunta, se entrecruzan, van unidos.

No podemos hacer una diferenciación rígida entre "lo observado" (familia) y el


"observador" (terapeuta): ambos sistemas se influyen mutuamente y co-evolucionan.

Por tanto, es muy difícil separar la etapa de evaluación de la etapa terapéutica. Como
dice Minuchin, diagnóstico y tratamiento permanecen inseparables a lo largo de todo el
proceso terapéutico, de manera que el diagnóstico evoluciona al mismo tiempo que el
sistema familiar a o largo e a terapia.

Al hablar de diagnóstico familiar se trata más de "evaluación" que de análisis", ya que


la observación del terapeuta pone el acento en el funcionamiento global y sistémico de
la familia más que en el de cada individuo. El terapeuta debe tener en cuenta, no
obstante, las alteraciones orgánicas o ciertas alteraciones de la personalidad, pero
interesándose sobre todo por la manera en que estas alteraciones integran, agravan o
mantienen el sistema familiar, y cómo los miembros de la familia se organizan
alrededor de la persona sintomática.
En el diagnóstico familiar no se emplean medidas "cuantitativas". Tampoco se procede
por separación o escisiones sucesivas, sino por integración de datos de diferente
naturaleza para poder entender la globalidad del contexto en el que está inserto el
paciente identificado. Mediante el diagnóstico familiar no se pretende llegar a un
conocimiento preciso y sin fallo, sino a un "conocimiento aproximado" de la familia.

También hay que tener en cuenta la influencia de los sistemas extrafamiliares: el


contexto escolar, profesional, religioso, sociocultural, económico o médico. Los
diversos contextos en los cuales se mueve el sistema familiar pueden desempeñar un
papel altamente significativo en la problemática actual de la familia.

La estructura de un sistema.

“Cuando se transforma la estructura del grupo familiar, se modifican consecuentemente


las posiciones de los miembros en ese grupo. Como resultado de ello, se modifican las
experiencias de cada individuo”. Salvador Minuchin.

A mediados del siglo XX comienza a surgir una nueva forma de concebir los problemas
dentro del contexto terapéutico, desplazando el foco de los aspectos intrapsíquicos del
individuo a los aspectos interrelaciónales entre el individuo y el sistema al que
pertenece.

El funcionamiento y la evolución.

Estructura y funcionamiento están íntimamente ligados, puesto que determinada


estructura implica un cierto tipo de funcionamiento y viceversa.

Esta situación también ayuda a entender que cuando varía la una, afecta a la otra y no
se puede esperar que, por ejemplo, una familia nuclear funcione igual que una familia
re-estructurada. Dentro del funcionamiento familiar, existen muchos elementos a
considerarse. Sin embargo, se han tomado en cuenta aquellos que tienen mayor
relevancia, no sólo relacional, sino también psicológica. Entre los elementos escogidos
se analizará: el tabú de incesto, la comunicación y la afectividad, los valores, los mitos
y rituales, así como los procesos de individuación y las deudas, legados y méritos que
se adquieren a lo largo de las generaciones.
La evolución

Todo sistema se mueve naturalmente hacia otros niveles de madurez y de complejidad,


que a cada momento plantean el desafío de manejar nuevas situaciones tanto internas,
como la llegada de un nuevo miembro en la familia; o situaciones externas como puede
ser una catástrofe natural, como una inundación. Cualquiera de estas circunstancias
implica que el sistema desarrolle nuevas formas de enfrentarlas.

Modelos de Evaluación Familiar.

Existen muchos modelos de evaluación, se ha escogido tres de ellos debido a que


toman en cuenta parámetros interesantes para conocer a la familia y han sido los más
útiles en la tarea de hacer psicoterapia y son: el modelo Circunflejo, el modelo de
Funcionamiento Familiar de McMaster y el modelo Sistémico de Beavers.

El modelo circunflejo este modelo fue planteado por D. D. Olson (1979)90, integra en
un solo esquema las dimensiones de cohesión, adaptabilidad y apertura, a través de la
comunicación. Para realizar la evaluación sobre las variables planteadas emplea auto
informes, en donde, cada una de las variables consideradas es evaluada gracias a
varios ítems, como se menciona a continuación:

Cohesión: se refiere al apego o desapego existente en los miembros de la familia.


Entre las variables que se toman en cuenta para realizar la evaluación están: los lazos
emocionales/independencia, los límites/coaliciones, el tiempo/espacio, los amigos/toma
de decisiones, los intereses/recreación.

Adaptabilidad: se refiere al grado de flexibilidad y capacidad de cambio del sistema


familiar. Entre las variables a estudiar están: la estructura del poder, los estilos de
negociación, las relaciones de los roles y reglas y la retroalimentación.

Comunicación: considerada como una dimensión facilitadora al relacionarse con las


anteriores.

El Modelo de Funcionamiento Familiar de McMaster


Fue ideado por Nathan Epstein y sus colaboradores en 1981. Se trata de un enfoque
multidimensional, que está definido en términos de eficacia. Las áreas consideradas
para dicha evaluación son las siguientes, siguiendo a J. Navarro, (1992: 293):

Solución de problemas: se evalúan dos tipos de problemas, los instrumentales y los


afectivos. La solución de los problemas se verifica cuando las personas logran pasar
por las siete etapas identificadas de resolución: identificación del problema,
comunicación del mismo a la persona adecuada, desarrollo de acciones alternativas,
decisión de una alternativa, ejecución de la misma, vigilancia y observación de la
alternativa, evaluación del éxito. Se postula que hay mayor eficacia cuando la familia
pasa por las siete etapas para resolver los problemas.

La comunicación: también se evalúa en dos áreas: instrumental y afectiva, con cuatro


dimensiones: clara / enmascarada, directa / indirecta. Postulan que hay mayor eficacia
cuando se trata de una comunicación directa y clara, mientras que en el polo opuesto
está la comunicación indirecta y enmascarada.

Los roles: se dan dos tipos de asignación de funciones: las necesarias y las adicionales
y se analizan dos áreas del funcionamiento familiar: la adjudicación de funciones y los
métodos de control. Se postula que existe mayor eficacia cuando las funciones
necesarias de la familia se adjudican a las personas adecuadas y se definen métodos
claros de control de las responsabilidades.

Respuesta afectiva: se plantean dos grupos: emociones de bienestar y de emergencia.


Se postula mayor eficacia cuando las respuestas son apropiadas tanto en cantidad y
cualidad a los estímulos.

Vinculación afectiva: los autores han identificado seis estilos diferentes de vinculación
afectiva. Postulan que hay mayor eficacia en la implicación empática que en la
implicación simbiótica o cuando no hay implicación.

Control de conducta: los autores la aplican a tres áreas: situaciones peligrosas,


expresión de necesidades psicobiológicas y en conductas interpersonales. Postulan
mayor eficacia con una conducta de control flexible que con un estilo caótico.
El modelo sistémico de Beavers

A continuación, se incluye un breve resumen de este modelo de evaluación, del cual, el


mismo R. Beavers (1995: 33) afirma que:

Incorpora observaciones clínicas de familias sanas/competentes frente a familias


disfuncionales, realizadas en contextos de tratamiento e investigación a lo largo de un
período de 25 años con interpretaciones clínicamente relevantes de teorías sobre
sistemas. Se han elaborado tres instrumentos de evaluación familiar, dos son
instrumentos de valoración por observación y el tercero es una escala de autoinforme
de miembros de la familia.

Este modelo proporciona una evaluación sobre la competencia de familias en la


ejecución de un ejercicio y sobre los estilos de funcionamiento. Los datos obtenidos se
basan en la observación directa, ya que los investigadores piden a la familia que hablen
sobre lo que les gustaría cambiar y luego los dejan solos. Las interacciones son
grabadas en video para ser analizadas posteriormente.

Competencia familiar: para dar una idea del nivel de competencia familiar se analizan
los siguientes temas, cada uno de ellos incluye otros subtemas:

Estructura de la familia: dentro de lo cual se evalúa el poder manifiesto y las coaliciones


paternas.

Mitología.

Negociación dirigida al objetivo.

Autonomía: en la cual se evalúan la claridad de expresión, la responsabilidad, y la


permeabilidad.

Afecto familiar: dentro de lo cual, también se toman en cuenta: la gama de


sentimientos, el humor y tono, el conflicto, la empatía.

Escala global, que pretende ser un resumen de lo anteriormente evaluado y que va de


óptima/adaptativa (1) a gravemente disfuncional (10).
La formulación de hipótesis.

Se entiende por hipótesis: “Ideas tentativas sobre lo que ocurre en el sistema


terapéutico y que ponen en relación a dos o más personas”91. Las hipótesis son una
construcción que aparece en la intersección entre lo que la familia lleva a la consulta y,
la síntesis que el terapeuta hace de su formación teórica, su experiencia profesional y
su historia. Las hipótesis en el trabajo sistémico tienen varias características como:

Son relacionales, esto quiere decir, que las ideas tentativas que se elaboran, en base a
la teoría sistémica, incluyen al menos dos y de preferencia tres personas. En todo caso,
se aceptan hipótesis intrapsíquicas, como por ejemplo, pensar que una persona tiene
un conflicto interno entre el deber y el poder. Sin embargo, la gran mayoría de las
hipótesis se realizan en base a las relaciones. Por ejemplo: hipotetizar que existe una
coalición entre una madre y su hijo en contra del padre.

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