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Universidad Nacional del Litoral Práctica de la Comunicación Oral y Escrita

Facultad de Humanidades y Ciencias Prof. titular Adriana Falchini


J.T. P. Prof. Paula Navarro - Prof. Yanina Lamboglia

CULTURA
06 de enero de 2017

Piglia, el último lector


Por Jorge Halperin

Imagen: Pablo Piovano


 
Mi hermana acaba de darme la noticia de la muerte de Piglia, y lo primero que me viene a
la mente, más allá de los encuentros periodísticos que mantuvimos al cabo de años, son
los pasajes de su libro “El último lector”, un magnífico ensayo, en particular los dedicados
al Che Guevara lector. Piglia ausculta con su penetrante agudeza al personaje cuyo
compromiso con la revolución lo ubicó en la movilidad perpetua -nada menos apropiado
para un lector-, y que, sin embargo, hasta en su trágico final en Bolivia, ya sin fuerzas, lleva
libros encima. Cuando es detenido en Ñancahuanzu lo único que conserva (porque ha
perdido todo, no tiene ni zapatos) es un portafolio de cuero, que tiene atado al cinturón, en
un costado derecho, donde guardaba su diario de campaña y sus libros.
Piglia admira a ese lector contra toda adversidad y lo compara con otro revolucionario, y
lector extraordinario, sometido, en cambio, a la inmovilidad: Antonio Gramsci.
Dice que Gramsci es el ejemplo opuesto y simétrico al del Che. Fue el político separado de
la vida social por la cárcel, que se convierte en el mayor lector de su época. En prisión
Gramsci lee todo el tiempo, lee lo que puede, todo lo que logra filtrarse en las cárceles de
Mussolini. El mismo decía que leía por lo menos un libro por día. Está siempre pidiendo
libros y, dice Piglia, de esa lectura continua, de ese hombre sólo, inmóvil, aislado, en la
celda, nos quedan los Cuadernos de la cárcel, que son comentarios extraordinarios de
esas lecturas.
Siempre me imaginé que Ricardo Piglia se sentía en parte en la piel de Gramsci (hasta le
encuentro un parecido físico), en su caso moviéndose poco para “teletransportarse” por los
libros. Y fue, más allá del gran narrador, nuestro gran lector, el hombre que nos legó
nuevas formas de descifrar nuestra cultura. Un faro que sigue iluminando.

Paula Navarro !1
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Ayuda teórico-metodológica1
Mecanismos de textualización: análisis de un caso

“Descubrir es ver de otro modo lo que nadie ha percibido. Ése es el asunto”.


Ricardo Piglia, Blanco nocturno

Distintos autores incluyen la referencia como una de las formas en que se organiza la
cohesión textual (De Gregorio y Rébola, 1992; Calsamiglia y Tusón, 1999; Aurora y
Twentyman, 2001). La referencia alude a la relación entre un elemento lingüístico y otro
elemento que son co-referenciales, es decir, en un texto detentan el mismo referente.
Dicha referencia se construye con procedimientos léxicos y gramaticales2 (referencia léxica
y gramatical o cohesión nominal y pronominal, según los autores) por medio de los cuales
se recupera y mantiene un referente o unidad de significación (a la cual se denomina
‘unidad de origen’ y que constituye un elemento con significado léxico). La recuperación de
un referente o unidad referencial (regla de repetición de Charolles) conforma una cadena
nominal o serie isotópica que asegura la unidad del discurso, es decir, la coherencia
semántica. Los textos suelen combinar diversas cadenas isotópicas. En estas notas
analizaremos únicamente la serie principal3 del obituario de Halperin.
La unidad de significación o referente ‘Piglia’ (en cursiva y subrayado en el título) se
recupera en distintos momentos de la nota intitulada “Piglia, el último lector”. Los
procedimientos que recuperan dicho referente se destacan en negrita si son léxicos y se
subrayan si son gramaticales.
De acuerdo con la clasificación propuesta por Calsamiglia y Tusón (1999), podemos
decir que en este escrito la referencia se construye a través de procedimientos léxicos (9
procedimientos), específicamente la repetición de la unidad de origen ‘Piglia’ (en 5
ocasiones, 4 de forma total y 1 parcial) y la sustitución por calificaciones valorativas en 3

1 Material de cátedra elaborado por la profesora Paula Navarro para la Unidad Nº 2 del programa (2016).

2 Algunos autores conciben la referencia como un procedimiento gramatical en el cual un elemento que no
puede ser interpretado por sí mismo remite a otro elemento del cotexto (referencia endofórica o textual) o
contexto (referencia exofórica o contextual). Otros lo mencionan como formas referidas (a diferencia de las
iterativas). En este documento haremos alusión al concepto de referencia de Calsamiglia y Tusón (1999)
como extensible a procedimientos gramaticales, además de léxicos.

3 Otras unidades significativas o referentes de la nota que conforman cadenas nominativas o isotópicas
secundarias son ‘El Che Guevara’ y ‘Gramsci’.

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ocasiones (el gran narrador, nuestro gran lector, el hombre que nos legó formas de
descifrar nuestra cultura) y 1 metáfora (un faro que sigue iluminando). No clasificamos
estos últimos como procedimientos léxicos de sustitución por cuasi-sinonimia o sinonimia
cotextual porque aunque ‘el gran narrador’ y ‘Piglia’ presenten la misma identidad
referencial; la sinonimia que funciona en el texto (o cuasi-sinonimia) se basa en el
conocimiento compartido con el hablante, por medio del cual además se subsume
información, pero sin la valoración acerca de la unidad de origen que se recupera: por
ejemplo, la unidad de origen Piglia se podría recuperar por el cuasi-sinónimo “el autor del
ensayo ‘El último lector’” debido a que dicha información aparece en la nota; por lo tanto,
operaría como sinónimo en dicho cotexto (o contexto del texto). Sin embargo, los
sintagmas nominales que propone Halperin como sustitución de ‘Piglia’ presentan su punto
de vista acerca del escritor argentino, por eso, no los clasificamos como cuasi-sinónimos.
En relación con la distribución de los procedimientos léxicos, nos interesa destacar
que el mecanismo ‘repetición’ que recupera la unidad de origen ‘Piglia’ atraviesa todo el
texto desde el título hasta el párrafo final. En efecto, se registran dos repeticiones totales
en el primer párrafo, dos en el segundo y la sustitución por repetición parcial del último
párrafo en la cual no solo se recupera el apellido sino también el nombre de Piglia ¿como
despedida formal del autor de “Respiración artificial”? En cambio, la sustitución por
calificaciones valorativas y metáforas se concentra en el último párrafo del obituario quizá
como despedida de ese narrador lector que nos “legó nuevas formas de descifrar nuestra
cultura”.
Calsamiglia y Tusón (1999) apuntan que los procedimientos léxicos de sustitución
permiten incorporar subjetividad y modalización porque aportan el punto de vista de quien
escribe. Estos procedimientos -señalan dichas autoras- dan cuenta de la amplia posibilidad
de reformulación para mantener y matizar los referentes discursivos -Piglia en este caso-
como para darle una orientación argumentativa a los enunciados, según cuál sea la
selección léxica propuesta. Es decir, los mecanismos de cohesión no solo mantienen el
referente sino que también subsumen información que hace progresar el desarrollo del
contenido temático y plantean valoraciones respecto de la unidad de origen que se
recupera. Así, la metáfora que cierra el obituario es la mejor despedida para un autor que
nos deja su obra y, por lo tanto, trasciende su propia muerte.
Entendemos que los parámetros socio-discursivos (o contextuales) del escrito objeto
de análisis son los que posibilitan la combinación de procedimientos léxicos de repetición
(Piglia) que no conllevan una valoración subjetiva, con aquellos procedimientos que sí lo

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hacen, como el sintagma nominal “Un faro que sigue iluminando”. Dicho de otro modo, los
géneros de textos son los que habilitan la ocurrencia de ciertos mecanismos de cohesión y
no de otros. Resultaría paradójico que un obituario, una semblanza de una persona que
acaba de morir, no presente calificaciones valorativas.
Otro de los mecanismos de cohesión léxica que orienta la interpretación de la nota de
Página/12 es la cadena semántica (‘colocación’ para otros autores como De Gregorio y
Rébola, 1992) conformada por términos que pertenecen a un mismo campo semántico. El
análisis de este procedimiento de cohesión léxica precisa el tópico del texto debido a que
pese a que la nota de Halperin se inscribe en el género obituario dado que se publica el
mismo día de la muerte de Piglia en un medio masivo gráfico de tirada nacional como
Página/12; no resulta tan sencillo sostener que su tópico es la muerte de Piglia. En todo
caso, podremos decir que su muerte pone en valor su legado como lector.
En ese sentido, es posible establecer una relación entre los términos ‘muerte’ y
‘legado’ (que aparecen mencionados una sola vez en distintos momentos del texto) a partir
de aquellos lexemas que conforman un campo semántico porque comparten un rasgo
semántico común (lector, libro, leer, lecturas). Este campo semántico se ampliaría con el
conocimiento del mundo compartido por los interlocutores al campo semántico principal del
escrito: muerte, lector, libros, leer, lecturas, legado. Así, la macroestructura o el contenido
global del obituario de Halperin podría formularse del siguiente modo: Murió Ricardo Piglia,
nuestro último gran lector, pero nos queda su legado o Halperin despide a Ricardo Piglia,
nuestro último gran lector, y rescata su legado.
En relación con los procedimientos gramaticales, de igual recurrencia que los léxicos
(9 procedimientos), se identifican 4 casos de elipsis nominal/de sujeto (característica de la
lengua española) y 5 anáforas (3 adjetivos posesivos su, un pronombre clítico dativo le, y
un pronombre reflexivo se), todos elementos endofóricos. Estos procedimientos
gramaticales que recuperan, sin repetir, el referente Piglia, se despliegan en los cuatro
párrafos que conforman la nota de Halperin.
Ahora bien, hasta aquí hemos dado cuenta de los procedimientos de cohesión que
Bronckart (2004) integra, conjuntamente con los de conexión, en la categoría más amplia
de mecanismos de textualización que son los que aseguran la unidad y la coherencia
global de un texto. Para Calsamiglia y Tusón (1999), los marcadores y conectores son
piezas lingüísticas que relacionan segmentos textuales de diversa índole. En la nota de
Halperin identificamos los conectores contra-argumentativos sin embargo en el primer
párrafo y en cambio en el segundo, aunque se destaca la recurrencia de la conjunción

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copulativa ‘y’ que oficia como conector aditivo, agregando datos a lo ya dicho en distintos
momentos del texto.
Como vimos (cfr. supra), algunos mecanismos de cohesión léxica clarifican las
evaluaciones del autor respecto de las unidades de origen que se recuperan en el texto.
Asimismo, los marcadores del discurso guían la interpretación de los destinatarios. Desde
este enfoque, se comprende que la coherencia se conciba como semántico-pragmática o
que se afirme que la coherencia semántica presenta una naturaleza pragmática que
vincula el texto con los parámetros del contexto (específicamente el destinatario). En este
punto, nos interesa destacar que los procedimientos que establecen las conexiones en el
escrito no aseguran por sí mismos la condición de ser texto (De Gregorio y Rébola, 1992:
38), sino que los textos deben adaptarse a la situación de comunicación.
Por ello, un texto es coherente y relaciona de forma lineal una sucesión de unidades
lingüísticas si tiene un plan global previo, vinculado con la intencionalidad del autor. El
destinatario reconstruye desde esa linealidad el plan global del autor y le atribuye sentido
al texto (macroestructura semántica) en relación con el contexto sociodiscursivo en el cual
este se inscribe. Dicho de otro modo, el escrito de Halperin puede ser resumido en una
macroestructura semántica debido a que responde a un plan sociodiscursivo y textual.
Por último, para que un texto sea coherente su contenido temático debe renovarse
pero manteniendo ciertas recurrencias: para ello se debe lograr un equilibro entre lo
conocido o presupuesto por el destinatario (el tema, la menor información) y la nueva
información (el rema, la información más rica). Las unidades informativas se organizan en
distintas modalidades o esquemas de progresión temática (lineal, con un tema constante,
con temas derivados o con tema o rema ramificado) que pueden alternarse en un texto.
La progresión temática hace que la información avance (regla de progresión, según
Charolles) mediante diversos mecanismos de cohesión que articulan la información
conocida y nueva para el interlocutor. Según nuestro análisis, en el obituario de Halperin
predomina la progresión de tema o rema extendido o ramificado. Específicamente, de rema
ramificado debido a que el tema `la muerte de Piglia´ presenta como rema la relación que
Halperin establece entre Piglia y su libro “El último lector”´ y de dicho rema se extienden
otras ramificaciones: 1) la lectura aguda del Che lector que Piglia hace en dicho libro, 2) la
lectura que Piglia hace de Gramsci lector en el mismo libro, 3) la comparación entre
Gramsci y Piglia que propone Halperin, 4) el legado de Piglia como el último gran lector de
nuestra cultura. De esta manera, la sistematización de la progresión temática permite
comprender cómo se construye el sentido del obituario de Halperin.

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En esta ayuda teórico-metodológica observamos y analizamos los mecanismos de


textualización relevados en el obituario “Piglia, el último lector” de Jorge Halperin,
específicamente aquellos que organizan la serie isotópica principal del texto asegurando la
reactivación y la progresión de la unidad de significación o unidad de origen ‘Piglia’ y, como
consecuencia, su coherencia superficial o cohesión. Pretendimos, además, vincular dichos
mecanismos con el estatuto semántico-pragmático de la coherencia, en cuyo marco nos
referimos a otras categorías como el plan socio discursivo o contextual, la macroestructura
semántica y la progresión temática.

Bibliografía
Aurora, E. y Rueda de Twentyman, N. (2001). “La coherencia”. En Claves para el estudio
del texto. Córdoba: Comunicarte Editorial, pp. 52-85.
Calsamiglia, H. y Tusón, A. (1999). “La textura discursiva”. En Las cosas del decir.
Barcelona: Ariel, pp. 217-250.
Bronckart, J-P. Bronckart, J-P. (2004). “Los mecanismos de textualización: conexión y
cohesión nominal”. En Actividad verbal, textos y discursos. Madrid: Infancia y Aprendizaje,
pp. 161-168.
Charolles, M. (s/f). “La coherencia como principio en la regulación discursiva”. En Zamudio,
B. y Saifán, M. (1992). Lingüística del texto. Buenos Aires: Ediciones Cursos Universitarios,
pp. 85-91.
De Gregorio, M.I. y Rébola, C (1992). Coherencia y cohesión en el texto. Buenos Aires:
Plus Ultra.
Van Dijk, T. (1980). “Macroestructuras semánticas”. En Estructuras y funciones del
discurso. México: Siglo XXI, pp. 9-42 y 43-57.

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