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Otro Discurso - Debates Académicos

"Lógica y Poesía. Habla y escritura"


Dr. Jean-Michel Vappereau - Dr. Alfredo Eidelsztein

El debate versará sobre dos ejes:


1) La formalización y sus límites en la producción de sentido: lógica y poesía.
2) Relaciones del sujeto con el habla y la escritura.

Dr. Alfredo Eidelsztein: Agradezco a la gente de Otro Discurso que ha organizado esta
actividad. Por varios motivos me parece muy interesante. Primero por “Otro Discurso” eso
ya inaugura alguna chance… Segundo, por la consigna: Sapere aude, “atrévete a saber”, que
me parece que para una agrupación de graduados viene muy bien. La tercera es ‘debate
académico’. Yo estrictamente hablando no soy un académico, pero de igual forma “debate”
está totalmente conveniente.
El título de la actividad “Lógica y Poesía. Habla y escritura” yo no lo propuse, cuando me
invitaron a hablar ya había sido establecido. Por lo cual voy a presentar un texto sobre el
que voy a desprender algunas reflexiones.
Yo voy a trabajar exclusivamente Lógica y Poesía, la primera parte, y acotado a “en
psicoanálisis” o “para el psicoanálisis” porque el título no lo dice. Lógica y poesía en o para
el psicoanálisis.
El tema es de mi máximo interés y creo que es el tema de mi investigación en los últimos 10,
15 años. Desde hace 20 o 30 que investigo en torno a los matemas de Lacan, su formalización,
pero hace 10 o 15 que estoy trabajando sobre la cuestión de lógica y poesía. Y lo estudio así
-Lógica y poesía- porque justamente tuve un encuentro con Jean-Michel hace exactamente
15 años, lo invitamos en Apertura a presentar sus desarrollos y en aquel momento el título
y el tema fue “El psicoanálisis entre matema y poema”, y me parece que estamos muy cerca
porque “Matema y poema” podría ser articulado sin mucha fuerza a “Lógica y poesía”.

Al respecto entonces, quizá un poco de lo que estudié e investigué sobre esa pregunta.
Lo primero que quería plantear, dado que la oposición, la articulación “matema y poema”
fue presentada en la invitación, es que oposiciones tales como “matema y poema” y “lógica
y poesía” no son obvias, naturales ni evidentes: son el producto de una teoría, un modelo
teórico, de una etiología -si ustedes quieren- y no se trata entonces de una articulación, de
una separación u oposición que va de suyo, por lo cual quizá sea conveniente pensar en qué
condiciones se sugiere ese tema. No sé cómo surgió, pero en una convocatoria algún éxito
tiene esa conjunción de términos.
Por el problema que voy a terminar especificando que es mi problema en relación a “Lógica
y Poesía” o “Matema y Poema” quería advertirles cual es para mí el peligro que pueden ocultar
oposiciones escritas así si no se está advertido que no son previas, obvias, parangonándola
con otra: “Naturaleza y cultura” o “Ser o no ser”, oposición que es oportuno tomar en cuenta.

Respecto de la primera, “naturaleza y cultura”, para nosotros en general en Occidente, si uno


no ha estudiado o reflexionado el tema, va de suyo. Parece una oposición natural. Sin
embargo, se hizo natural por la fuerza de un discurso en Occidente, el Occidente originado
en lo que podría ser el núcleo Centro-Europeo. Por ejemplo, Philippe Descola, en “Más allá
de naturaleza y cultura” –un libro muy interesante del 2005– establece con argumentos muy
contundentes que es una oposición solo en Occidente, y que en muchas otras culturas no es
una oposición dual, o incluso no hay diferencia: es un continuo y participa uno de otro. No
está en el libro de Descola pero yo les propongo considerar: observen que se dice siempre
“Naturaleza y cultura”, y que es muy poco frecuente -casi se podría considerar un lapsus-
que se diga “Cultura y naturaleza”. Ahí ya hay un cifrado de la lógica que justifica la
oposición y cómo se le entiende.
Muchas personas suponen que la relación causal es una de antecedente y consecuente. En
esta idea es muy importante observar qué se pone primero, porque aquello es muy factible
a ser pensado antecedente. De hecho es uno de los errores más comunes que se cometen con
el par S1 - S2. Ese es el engaño del discurso Amo, mas no la estructura de la cadena
significante que propone Lacan.
En “lógica y poesía” ese problema no está. Si estuviese, me hubiesen invitado a hablar de
“poesía y lógica”.

En cuanto a la segunda oposición –“Ser o no ser”–, por ejemplo, el filósofo y antropólogo


argentino Rodolfo Kusch en su libro “América profunda” (1962) distingue la filosofía
occidental de la filosofía kechua. Propone que es en el Occidente eurocéntrico donde se
plantea “ser o no ser”. Si hiciésemos una tabla de doble entrada, debajo de Filosofía
Occidental encontraríamos “ser o no ser” y debajo de Filosofía Kechua ¿qué encontraríamos?
Él propone –y me parece que es muy interesante pensarlo– que el “ser o no ser” ha empujado
en Occidente a intentar ser, ser alguien, escapar del “don nadie”. En la filosofía kechua al
ser alguien se le pone el mero estar. No hace falta ningún tipo de transformación personal
para autovalidarse. El problema de este empuje -ser alguien- es que obliga a una acción
transformadora del medio, la naturaleza, que nosotros ya estamos bien advertidos que esta
transformación es completamente destructiva, está acabando con el planeta tal como lo
conocemos. Mientras que en el universo kechua, a partir de su filosofía, se establece una
identificación armónica con el mundo. Para esto, that’s the question, la cuestión no es ser o no
ser.

Si uno empieza a practicar con estas ideas, uno cae en cuenta que muchas lenguas (idiomas)
como el alemán, el inglés, el francés, no cuentan con la oposición ser-estar. Al no contar con
ella, quedan anclados, por ejemplo: el Dasein heideggeriano inexorablemente se entienda
por “Ser-ahí”, mientras que perfectamente podría ser considerado como “Estar-ahí”.
Y en la clave que les propongo no perder de vista, no se olviden que la cuestión es “Ser o no
ser” y que no se plantea nunca como “No ser o ser”.

Para que esto no parezca solamente algo filosófico, les advierto que la oposición “Ser o no
ser” como la cuestión fundamental que nos atañe ya ha sido superada por la ciencia. La
física de 1930, la física cuántica, ha establecido que la materia subatómica no se comporta
con el principio de oposición “ser o no ser”. El Gato de Schrödinger es un ejemplo para
pensar este tipo de oposiciones. Les advierto que está vivo y muerto a la vez, es y no-es a la
vez. Si este tema les interesa, les advierto que muy tempranamente Lacan propuso que la
estructura del sujeto dividido es justamente la de un electrón. Desde 1958, Heisenberg en
“Física y filosofía” establece que las oposiciones “naturaleza o teoría” y “ser o no-ser” ya no
son viables en la filosofía que se desprende de la física moderna.
Volviendo a Lógica y poesía en psicoanálisis preciso poner un asunto, mi tema, en torno a esa
oposición. Mi pregunta es -el título de mi tema es una pregunta-: ¿por qué los psicoanalistas
lacanianos rechazan sistemáticamente la lógica y el matema y se vuelcan con entusiasmo
hacia la poesía? Mi tema no es la oposición, sino por qué los psicoanalistas lacanianos se
vuelcan –a mi entender, cada vez con más entusiasmo– hacia la poesía.

Sólo preparé dos citas, una de Jacques-Alain Miller, quizá el seguidor de Lacan más famoso
y que cuenta con más seguidores, que ejemplifica esta posición del lacanismo. Del libro “Lo
Real y el Sentido”, presenta cursos de 93-94, 94-95 y 2000-2001. Voy a leerles el último párrafo,
del curso lectivo 2000-2001:

“Desde esta perspectiva la última enseñanza de Lacan relativiza el primado de la lógica en


psicoanálisis, el primado lógico en la práctica psicoanalítica, para resolver por el contrario en los
hechos las aporías lógicas del psicoanálisis a partir de una práctica de la poesía que es también un
límite de la enseñanza.” (p. 106)

Este último compendio de cursos es titulado “La última enseñanza de Lacan”. Miller
inventó un concepto en psicoanálisis que es “La última enseñanza de Lacan”, es un concepto
orientativo de la posición teórica de Miller.
Sigue la cita:

“No tengo tiempo para desarrollar lo que desde esta posición le lleva a decir que el despertar, que
Lacan se había propuesto como finalidad de la experiencia a partir de la lógica, no es más que un
sueño, el despertar definitivo al menos.”

Acá no sé si conocen el problema, si el psicoanálisis apunta al dormir y al soñar o al


despertar. Lacan dice que el psicoanálisis, tal como lo pensó Freud, tiende al dormir, ya que
el sueño es la vía regia del inconsciente. Lacan dice que sin embargo confía más en el
despertar. Esto lo pueden encontrar en el Seminario XI, y en un muy interesante diagnóstico
sobre Freud y Aristóteles: propone que el Complejo de Edipo es un sueño de Freud y que la
Metafísica, su perspectiva ontológica, es un sueño de Aristóteles. La conferencia recibe ese
nombre.

Entonces Miller da vuelta: dice que Lacan terminó apuntando al soñar.


Todo esto lo pueden pensar en torno al “Padre ¿No ves que ardo?”.

“Esto permite al despertar fugitivo soñar. Ese despertar fugitivo es quizás lo que yo trato de provocar
en mí mismo y en Ustedes los miércoles. Así el miércoles (mercredi) sería el dicho (dit) de los
descreídos (mécréants), si estoy a la altura de la tarea.
Este año, frotando unas piedras contra otras, he conseguido, al menos para mí, producir un pequeño
resplandor, lo que puede permitirme esperar proseguir el año próximo habitando el psicoanálisis como
poeta.”

Sin embargo, a pesar de esta propuesta, mi lectura es que la propuesta de Lacan va en


sentido contrario. Lacan introduce y articula de la forma más intensa y estructurada a la
lógica y el matema como no había sido hasta él.
Les presento la otra cita que traje, que me parecía oportuna. Es el comienzo de la clase del
20 de diciembre de 1977, del Seminario XXV, “Momento de Concluir”:
“Yo trabajo en lo imposible de decir. Decir es otra cosa que hablar. El analizante habla, hace poesía.
Hace poesía cuando llega —es poco frecuente, pero hace arte. Corto porque no quiero decir "es tarde".
El analista, él, corta (tranche). Lo que dice [el psicoanalista] es corte, es decir participa de la
escritura, en esto precisamente: que hace equívoco sobre la ortografía.”

Toda la clase Lacan aclara que ese corte se hace en función de la lógica del nudo borromeo.
No es tampoco que el analista corta o articula distinto la ortografía en atención flotante que
podría parecer un estado proclive a que el analista también haga poesía.

“Escribe diferidamente de modo que por gracia de la ortografía, por un modo diferente de escribir,
sueña otra cosa que lo que es dicho, que lo que es dicho con intención de decir, es decir
conscientemente, aun cuando la consciencia vaya bien lejos.”

Para mi pregunta inicial llego a esta respuesta hipotética: los psicoanalistas rechazan el matema
y se orientan masivamente por el poema debido a la función de lo que considero la verdadera oposición
en psicoanálisis: entre matema y phátēma. Matema para Lacan es la formalización
matemática, que funciona como el ideal de la elaboración de su material, con el límite de
que no es metalenguaje. Phátēma es un término de Aristóteles: la afección o sensación -lo
pueden encontrar en “Acerca del alma”; Lacan toma muchísimo de Aristóteles en este tema:
el joussiance lo convierte en sustancia gozante por la Ousia en Las Categorías del Órganon y
las cuatro causas aristotélicas son las cuatro causas del significante a través del gozo-, y su
experiencia dice mucho primero; y el Ser, en consecuencia, es lo actual y lo presencial.
Primero es mi sensación (el golpe con la cosa) y a partir de ello se puede hacer la reflexión
teórica. Ello ya da cuenta de la oposición “Naturaleza y cultura”: primero está la cosa natural
y a partir de ello se empieza a pensar. Propongo que, en el campo del psicoanálisis, esto
opera como prejuicio y, por tratarse de un dispositivo artificial sobre una teoría del lenguaje,
es falso: primero es la pregunta y luego aparecen los golpes con la piedra.

Para Lacan lo real es lo imposible lógico-matemático que se establece a partir de una


escritura posibilitada por el matema. Pero en el sentido común hegemónico -no sólo en el
psicoanálisis lacaniano-, lo real es lo sentido y experimentado en la vivencia del cuerpo
biológico. Por eso el poema: sería la expresión de aquello único y exclusivo que el cuerpo
biológico registra en el encuentro con lo real. Se entiende la oposición.
Si lo real es lo lógico matemático, se puede cortar leyendo y escribiendo de otra manera.
Si lo real es el phátēma, si es un epifenómeno de la sustancia biológico-corporal, sólo puede
descargarse parcialmente hablando.

Bueno, gracias. Hasta aquí.

Dr. Jean-Michel Vappereau: Voy a hablar en francés. Paula hará el favor de traducir en
castellano.
Fue cuestión de Derrida y de Lacan. Es una cuestión que interesa a algunos, es una buena
cuestión, que se plantea a propósito de la escritura. Entonces, no es una disputa. Derrida ha
escrito dos textos importantes. El primero, en La escritura y la diferencia. El escribió el texto
que se llama “Freud y la escena de la escritura”. Respectivamente, él nos explica que Freud nos
hace una escena, como se hace una escena doméstica, matrimonial, con la escritura. Pero él
hace una buena lectura en alemán del Proyecto de Freud.
El otro texto importante de Derrida es la Gramatología (1967) en la cual él puntúa algo
interesante que tiene que ver con algo que haya sido dicho y que es el logocentrismo
occidental. Es un logocentrismo ligado a la escritura, que culmina en la escritura alfabética.
Es decir, que hay una ideología dogmática que se impone a todo el mundo y considera que
la escritura debe ser un duplicado de la palabra y que la escritura alfabética es la más precisa.
Producto de ella va a producirse, a partir del sistema de numeración-proposición, […] es el
único sistema de números que sea completo y sin contradicción. Todos los otros sistemas de
numeración se refieren al cuerpo. Los hay en centenares en la historia de la etnología.

Entonces, la escritura alfabética es un reduccionismo que pretende ser algo como una
graduación de la palabra, una graduación exacta que reproduce la palabra en el campo en
el campo […]. Eso parte de un logocentrismo, un dogmatismo catastrófico. Yo sostengo que
Freud, con el psicoanálisis, reintroduce la cuestión de la palabra en la cultura occidental.
Que efectivamente está representado por el espacio nor-atlántico entre Europa y América
del Norte, actualmente. Yo les propongo considerar más precisamente como un tríptico
entre la naturaleza, lo simbólico (el lenguaje) existe ya que hay lenguas que son habladas y
hay sistemas de escritura que escriben en lenguas que también son estructuras sin palabras
y son para leer. Eso define lo simbólico. Y la escritura en lo simbólico va a producir un efecto
que se llama la tecnología. La tecnología comienza con la escritura. No es exactamente lo
que se ha hecho en el neolítico con los niños, y las técnicas de la civilización que han
sobrevivido hasta la Revolución Industrial, que destruye todo eso para remplazarlo con
nuevas técnicas. No soy ecologista, pero reconozco que eso influye también en la naturaleza.
Y eso que puede destruirnos incluso a nosotros, lo hemos producido.

Pero es un hecho que hay una diferencia mayos en lo simbólico entre la palabra hablada y
la escrita. La palabra hablada es la verdad, es el imperativo del decir, hablar es dar órdenes.
Hay que ser completamente subdesarrollado como los occidentales del Atlántico norte, con
su represión tecnológica, para creer que los poetas son gente que bebe tizana o agua tibia.
Mientras que los poetas son Amos, miren a Homero, lean a Homero: La Ilíada y la Odisea. La
palabra es imperativa, es decir, es lo que pasa desde el trauma para el niño. Lacan ha
esperado la última lección en su seminario en París para precisar eso. Evidentemente, los
herederos que publican el seminario de Lacan han decidido no publicar los últimos años.
Pero Lacan ha decidido esperar a la última lección para decir que es la entrada en el lenguaje
y en lo simbólico. Porque eso responde una pregunta de Freud a propósito de la mujer, y
particularmente al final, en las Conferencias de introducción al Psicoanálisis de 1916, tras el
fracaso de la metapsicología, pero está también en Inhibición, síntoma y angustia, donde Freud
reconoce en los últimos capítulos que la proposición de Rank es aceptable: el traumatismo
de nacimiento. La elegancia de Lacan es la de proponer que todos estamos traumatizados
por el malentendido de los padres. Ellos no se oyen gritar. Es muy elegante porque ello
aborda tanto la escena primordial que todos buscan en el Hombre de los lobos: este niño
asiste a la escena primitiva de sexualidad genital, corporal, hacia el descubrimiento de la
palabra. La función imaginaria del falo animal que está en la naturaleza, los animales emiten
gritos, decisiones, el padre delimita el territorio, torturas; luego lo que define ese territorio,
la extensión es la libido. Bien, es la función imaginaria del falo.
Hay consecuencias en la tesis del habla. No tienen más que mirar las paradas militares, la
puesta en escena psicoterapéutica de los tribunales para que los culpables por una acción
acepten su crimen y lo reconozcan. Es un teatro. Esta función imaginaria del falo deviene
simbólica con el trauma. Los padres no se oyen/entienden gritar. Ellos se interesan en lo
que dicen, no toman en cuenta en el hecho del habla, el decir. Hay una diferencia entre decir
y hablar. Eso pretenden, pero Lacan nos dice que los animales hablan. Hay la palabra, hay
el habla en la naturaleza. Todo el mimetismo animal es habla. Pero, los animales y los dioses
de la naturaleza no leen y no escriben. Lacan hace a menudo esa broma y dice “No crean
ustedes que Dios está abonado en las revistas científicas”. A él no le interesa en absoluto
saber si Cantor inventó la teoría de conjuntos. Ellos no saben ni leer ni escribir.

Entonces, nuestros hijos, en el momento de trauma, descubren esa función imaginaria del
falo que es la palabra que deviene simbólica puesto que está el hecho de decir o el hecho de
callarse, y es traumático el ver que de eso los padres no se dan cuenta. Es muy común entre
los subdesarrollados occidentados, por ejemplo, para hacer que los chicos no entiendan
cuando ellos hablan de política o de dinero o la familia, los padres que son un poco cultos
hablen en una lengua extranjera. Pero a los chicos les importa un bledo, lo que les interesa
es quién habla, quién manda, quién dirige; quién tiene la autoridad, es eso la palabra. La ley
de la palabra es que un público se debe de sentar delante, se debe respetar esa ley pero es
respetada en privado: en privado se pueden decir cosas falsas. Lo privado llega hasta el
lecho de los padres donde se pueden decir tonterías cuando se hace el amor (Las palabras
de pájaros). Entonces a la ley de la palabra, Derrida la va a llamar la diferencia, y lo escribe
con una “a”. Es “diferir” es decir “retener” la ley de la palabra de las cosas privadas. Es una
razón por la cual esta cuestión de la palabra es lo que hace que entre los occidentados el
psicoanálisis sea un horror, porque todo el mundo cree que el psicoanálisis se interesa en
los secretos de familia, pero el psicoanálisis reconoce la ley de la palabra como aquella que
dice la verdad conociendo el decir la verdad, lo cual se llama la función fálica, el poder de
la verdad, la potencia de la palabra. Eso no tiene nada de orgánico, nada de natural, es la
función imaginaria del falo simbólico. Los niños autistas son aquellos que están tan
decepcionados por el malentendido de los padres, que no quieren entrar en ese juego
político, porque es el principio de la política y la función de la palabra en la ciudad con sus
consecuencias. Actualmente hay una degradación completa de la política, el interés está
puesto en la comunicación, es completamente traumático.

Entonces después del trauma Lacan va a identificar con su segundo componente antes de
entrar en el Edipo, por el narcisismo, es la información. En tres seminarios el habla de esta
incorporación que se conoce desde Melanie Klein, que se llama la incorporación oral-fálica.
Él dice “pero entonces ¿qué comemos?”. El primer seminario es el de Las relaciones de objeto.
En la Ética dice “¿qué comemos? Comemos el libro”. Vuelve sobre ello en el seminario
Problemas cruciales para el psicoanálisis, del ’65, para decir “comemos el libro, comemos el
significante”. Él va a dar la versión escrita de esto en un escrito que se llama Radiofonía,
pregunta 2, que trata sobre la incomprensión. El momento en que el cuerpo simbólico, el
cuerpo de lalengua entra en el cuerpo ingenuo, el propio, por las orejas. Y así la importancia
del significante hablado, pues Lacan indica que el cuerpo imaginario y del lenguaje se ciñe
al cuerpo propio gracias a los incorporales que sólo los estoicos han nombrado. Ustedes
saben que los incorporales de los estoicos son el vacío, el tiempo, el lugar y lo expresable
(), y en Radiofonía Lacan precisa muchas cosas a propósito del . Él dice que el
 es lo que vuelve, legible al significado. Vean, hay la teoría del significado en Lacan.
Él le da mucha importancia al significante, estamos de acuerdo. Pero hay una teoría del
significado.
El  es un incorporal. ¿Qué son los incorporales para los estoicos? Es lo que el
extranjero no puede comprender. Los estoicos tienen una teoría: están el significado, el
significante, el significante primero y luego el significado, y los incorporales. De eso
Saussure se olvida. Pero es interesante porque justamente lo que el extranjero no puede
comprender, es también lo que me interesa cuando vengo a Buenos Aires, lo que me interesa
es lo que no comprendo. Cómo se utiliza la lengua, cómo se habla la lengua. El prototipo
del incorporal es lo que va a producir la transmisión en el chiste. El interés del chiste es que
no tiene ese lado misterioso adivinatorio del sueño o la lectura de manos o la lectura del
café. No, el chiste es profano. Hay más chistes en una noche de mercado que metáforas en
una semana en la academia. No estoy haciendo populismo, no soy en absoluto populista,
pero estoy opuesto a una lectura constante religiosa que se prolonga hasta en el
psicoanálisis, hasta en la familia de Lacan, como Alfredo lo señala.
¿Cómo leer e introducir la noción de la lectura? Es el término que va a caracterizar a lo
simbólico, tanto del lado de la palabra como del lado del escrito. Leer es seguro que no es
comprender, no es descifrar ni comprender la desgravación. La palabra tiene cualidades
específicas del lado de la verdad y la mentira es el mejor indicador de lo que caracteriza la
palabra: es la enunciación. No se reprocha al mentiroso el que diga algo falso, se le reprocha
el decirlo sin prevenir. Si yo les dijera “ahora les voy a decir algo falso” ahora en Buenos
Aires se diría “miren, es de día”. Ustedes pueden decir que soy un imbécil pero no podrán
decir que estoy mintiendo porque los había prevenido. Yo les había dicho que diría algo
falso, y así que de ese modo he atenuado la fuerza del registro la enunciación. Entonces, no
es una mentira. La mentira es decir algo. Qué falso. Es un aspecto de la función de la potencia
de la palabra.

Entonces vean que el trauma, la potencia de la palabra descubierta por el niño en una
decepción, que hace que el autista no quiera entrar en ese juego. Habrá que esperar una
holofrase para que él entre tal vez un día en ese juego de la palabra y de la política. Es
continente, no se puede prever de antemano cuando eso va a producirse. Pero es un error
adiestrarlo como a un animal, porque es un sujeto que no quiere hablar. No se da cuenta
que no está escandalizado por la inadvertencia de los adultos, que son muy malos políticos.
Es un escándalo el no comprometerse en su palabra. La potencia de la palabra más la
potencia que los incorporales conceden al cuerpo, esto se compone para formar el
narcisismo. El narcisismo es cómo llegar a controlar su cuerpo gracias a esa potencia de la
palabra que deviene genital en la imagen del cuerpo como en los tiempos de los animales,
con la intumescencia y la detumescencia de lo fálico, y eso va a vincular todas las teorías
sexuales hasta el descubrimiento de la castración de la madre: el hecho de que haya otro
sexo. Los niños no son idiotas, están confrontados a una función imaginaria del falo
simbólico donde la madre y el padre hablan y no hay diferencia de sexo. Todo el mundo
tiene esa potencia, es la potencia de la verdad que eso re-deviene genital. Vean entonces la
diferencia entre sexo y sexualidad. La sexualidad es etnológica, histórica, como lo dice muy
bien Michel Foucault. Pero él no leyó a Freud hasta el final, ni a Lacan.
Entonces les dejo en este pasaje sobre el narcisismo, que es algo muy bueno, que no es un
vil defecto. No hay que confundir el narcisismo con el egocentrismo ni el autoerotismo, ni
con la autosatisfacción. El narcisismo es una escuela política, violenta, neurótica, y donde el
paranoico fracasa. Pero Freud la llamó a la neurosis de Schreber neurosis narcisa.
Actualmente hay grandes psiquiatras o psicoanalistas que han inventado la perversión
narcisista. Era necesario, si Freud hablaba de neurosis narcisista, hablemos de perversión
narcisista. Hay artículos sobre eso, incluso una película en Francia donde hay una pareja
perversa narcisista.
Vivimos en una comedia cruel. Entonces me detengo.

Dr. Alfredo Eidelsztein: Notas agregadas. La primera es que un personaje muy conocido
de Argentina que es Adrián Paenza, por motivo de haber ganado el premio Leelavati -el
premio por la difusión de la matemática- hace un diagnostico muy interesante de nuestra
actualidad, y dice “hay quienes que da lustre no saber matemáticas”. Se ve ya que en la
polarización matema – poema hay algo que trasciende muchos considerandos, y es que ya
incluso que ya da orgullo rechazar la matemática. Me parece un buen diagnóstico: hay
mucha gente que se enorgullece en no tener la menor habilidad o conocimiento matemático.
La otra nota que quisiera articular es que no hay reflexión matemática en Freud. Después
de mucho buscar, en el escrito de 1907 sobre la Gradiva de Jensen -un texto muy interesante
de Freud sobre los sueños no soñados, los que el poeta le hace soñar al personaje-. Les leo
un párrafo magnifico:

“Para distraer de lo sexual, son las matemáticas las que gozan de mayor fama; ya Jean-Jacques
Rousseau tuvo que oír el consejo, de una dama insatisfecha con él: «Lascia le donne e studia la
matemática!».” (p. 30)

Por lo cual me da la impresión que en psicoanálisis somos muy herederos de una dificultad
con la matemática -y por ello tanta dificultad con la matemática de Lacan- y es que para
Freud la matemática era la máxima distracción del centro de la escena: la sexualidad.
Y para abundar en el debate, no solamente hay que ver cómo están armadas las frases.
También hay otra economía, y es por qué algunas frases se hacen absolutamente populares
y otras con el mismo valor o la misma frecuencia de aparición o la misma potencia
enunciativa no las repite nadie. Por ejemplo, que levante la mano quien no sepa que Lacan
dijo “yo soy freudiano”. Es notable, todo el mundo la sabe. Hay otras dos frases, son las
siguientes: “En otros términos, Platón era, para todo decir, lacaniano” (Sem. XIX, 1972) -uno
puede decir “¡bueno! vamos a acomodar a todos los filósofos para ver quiénes eran
lacanianos…”. Igual es rarísimo, ¿no? Que Platón, 2300 años antes de Lacan, sea lacaniano.
Esta frase hay que leerla con la siguiente: “En resumen Freud, contrariamente a un prodigioso
número de personas, desde Platón hasta Tolstoi, ¡Freud no era lacaniano!” (Sem. XXII, 1975).
Entonces tenemos que Lacan era freudiano, pero hay una frase -para ser freudianos hay que
decir “reprimida”- que dice que Freud no era lacaniano.

Respecto de los sueños y el despertar, en “El sueño de Aristóteles” (1978) que es una
conferencia que al parecer Lacan dio en la UNESCO, pero en sus registros no está. Ahí Lacan
dice: “La prueba está en el sueño. No hay nada más espantoso que soñarse condenado a vivir
repetidamente. De ahí la idea de la pulsión de muerte. Los freudoaristotélicos poniendo al frente la
pulsión de muerte suponen a Aristóteles articulando lo universal y lo particular, es decir, lo
transforman en algo así como un psicoanalista.”.

Con lo cual, no sé si alcanzan a ver cómo se arma una oposición -obviamente sesgada,
parcial- entre Platón-Lacan y Aristóteles-Freud. ¿Cuál será la lógica que la organiza? Mi
impresión es que tiene que ver con matema y phátēma. Mi impresión es que los
freudoaristotelicos son aquellos que conciben que el asunto, la materia al menos en
psicoanálisis, es este encuentro que haría cada uno con una dimensión, tomándolo en
términos de Jean-Michel, traumática; mientras que la versión platónica donde siempre es
primero el eidos -estrictamente hablando no es la idea-, lo que habría ahí -y en esto me parece
que abro el debate- es que no hay nada que sea traumático universal, ya que depende de
qué sistema de pensamiento sea traumático en una época para una determinada cultura
epifenómeno que para otra cultura será otra fenómeno. De hecho la idea de “fenómeno”
también depende de un sistema de pensamiento ya que “he ahí a fenómeno”. No sé si a
Jean-Michel que si “ahora sea de día” sea un fenómeno.

Hay que ver cómo se plantea la cuestión de trauma. Por lo menos el lenguaje traumático per-
se, que es una idea, si hay trauma per-se, o si el lenguaje traumático per-se es ahora, en la
modernidad, entre nosotros…
Por ejemplo, en el hebreo hay dos sistemas numéricos. Uno tradicional -el nombre de los
números- y otro, más moderno, donde el 1 es la letra Alef, el 2 es la letra Bet, etc.
A partir de esa numerología se puede empezar a leer los textos a partir de su transcripción.
Convertir las letras en números obviando el significado intrínseco en la palabra en el uso
coloquial de la lengua y se puede empezar a hacer articulaciones entre palabras por la
numerología. Con lo cual, tampoco el número es estrictamente sobre la letra… Es un
comentario para cerrar.
La letra, ¿es lo mismo en Japón o en China que en Occidente? Lacan dice, por ejemplo, -lo
que es desesperante para los psicoanalistas japoneses- que en Japón no hay inconsciente, al
menos como instancia de la letra, ya que el ideograma estrictamente hablando no se
compone con letras. ¿Cómo hacen Signorelli - Botticcelli? Con lo cual observen que hay
letras, pero no son siempre las mismas, hay números pero no son siempre los mismos, hay
trauma pero ¿es universal? Yo tiendo a trabajar siempre con sistemas que tienden a ser
platónicos y no aristotélicos, en lo cual siempre parto de lo siguiente: lo que sea traumático
ya depende del sistema en que esa “x” se inscriba.

Dr. Jean-Michel Vappereau: Yo hablé sobre todo de la palabra hablada, del habla. Entonces,
está la escritura. El seminario en el cual Lacan se pregunta por qué Platón es lacaniano es en
la última lección del Seminario de la Identificación. Él dice que Aristóteles, que eso también
continúa hasta Kant, quien dice que la lógica salió toda hecha de la cabeza de los dioses.
Lacan agrega que es también el caso de Goethe, quien cuenta que recogió una calavera en el
río de Venecia, que la vio y en su novela “Wilhem Meister” salió toda hecha de esa cabeza.
Lacan agrega que es también el caso de Jung, que justamente gracias al caso Jung nos curó
de ese asunto. Aristoteles, Kant, Goethe y Jung creen que Dios y la naturaleza sabe leer y
escribir. Lacan dice “ese es el opuesto a Platón”, quien, como Levi-Strauss, emplea el método
de la dicotomía.

Entonces, es necesario hablar de la escritura. La escritura es entonces una consecuencia de


lo simbólico. Está la palabra en la lengua, que determina lo simbólico, y la escritura es una
consecuencia que va a aparecer tarde. Pero yo no practico la formalización con esa escritura
que se llama matemática, yo practico las matemáticas. La palabra formalización tiene un
defecto: viene de la palabra forma. Es una traducción impropia de la palabra eidos, Lacan
hace esa observación. Bárbara Cassin lo retoma, es una filóloga. Entonces, se habla en
algebra de formas algebraicas y luego tienen ustedes en filosofía el caso celebre de Cassirer,
quien habló de formas simbólicas. Cassirer representa al […], él aconsejó a Panofsky el
abandonar la noción de iconología. Panofsky partió a los E.U. durante la guerra y fundó una
sociología del arte que fue una catástrofe. Luego tienen a Aby Warburg, conocen la
biblioteca de Warburg que ahora está en Londres a causa de los nazis. Y cuando Cassirer
visitó en abril la biblioteca de Warburg dijo: “Vivo libre de lugar como en el antro del diablo”.
Pero el problema es cómo no caer en la estupidez jungiana.

Yo me opongo a la formalización de las matemáticas. Hay buenas matemática y malas


matemáticas. ¿Cuál es la apuesta de las matemáticas? La efectividad, el encadenamiento de
los elementos que no tienen ningún sentido. Entonces, no se puede decir que la
formalización tenga limites por no producir sentido fácilmente. Eso es un libro y un artículo
que data de los años ‘50, que se llama De los límites simultáneos del formalismo, escrito por un
filósofo belga, que incluso es criticado por Badiou en el número 10 de los programas para el
análisis. Pero Badiou es un farsante: él da la apariencia de hacer matemáticas. Entonces no
se trata de formalizar, se trata de escribir de una manera especial. Por supuesto, del lado de
la escritura se articula siempre el saber. Cuando se habla del saber, no es el conocimiento.
El saber no es conocer. Saber tampoco es el saber-hacer del artesano. El saber está siempre
ligado a la escritura: saber leer, saber contar, saber escribir. Ustedes tienen a la verdad del
lado de la palabra y al saber del lado de la escritura. Lacan nos dice: “la estructura del
lenguaje es el principio de inercia”. Es una postura galileana. Galileo, su gran objeto es el
principio de inercia. No tiene más que leer a Koyré sobre eso. Los estudios galileanos están
consagrados al principio de inercia.

¿Qué es esta definición de la estructura del lenguaje que sería el principio de inercia? Lacan
dice esto en el Seminario Aún, que en su edición en francés está en la página 100, está
después de la intervención de Milner. Él dice “los otros, estructuralistas, que digan lo que
quieran sobre el lenguaje, pero yo digo que la estructura del lenguaje es el principio de
inercia, y si ustedes quieren saber que es la inercia hagan un pequeño ejercicio de
matemáticas. Una vez por año, una vez cada diez años, traten de demostrar el carácter
irracional de la diagonal del cuadrado. Es algo que los griegos han hecho, muy antiguo.
Ustedes verán que la diferencia entre la inercia de la palabra y la inercia de la escritura es
que en la palabra la equivocamos siempre. Las palabras son siempre los embrollos de lo
verdadero: hacemos lapsus, nos equivocamos. Y yo sostengo que no hay en absoluto que
emplazar a la palabra, hay que dejar que se hable. Pero en psicoanálisis no hay libertad de
la palabra. ¿Por qué se le pide al analizante, en el consultorio, que diga lo que se le ocurra,
que diga no importa qué, sin ninguna otra reglamentación? Razón por la cual, el
psicoanálisis no autorizaría […]. El consultorio no es siquiera dependiente de las escuelas
profesionales de analistas. El consultorio es una institución hecha por el analizante que va a
instituir al analista y que no depende de nada más. Hay otro lazo para la institución
profesional que Lacan ha propuesto, que es el pase.
¿Por qué no debió haber reglamentación? A causa de la palabra: acá usted puede decir todo
lo que usted quiera. Pero sepa que no es una libertad porque eso es imposible, y eso se llama
la transferencia. La transferencia no es la regresión, no es el viraje hacia el pasado. El
psicoanálisis es hacer la experiencia de transferencia. Yo estoy en un lugar protegido, es el
papel del analista velar por eso. Si alguien quiere saber qué es lo que yo hago en el
consultorio, no tiene más que leer lo que publico. Porque es un deber para mi publicar ya
que no es un secreto. Pero nadie tiene que venir lo que pasa en un consultorio para que
analizante pueda hablar. Si él tiene confianza en el analista, pero no es necesario que la
tenga. Quien pueda hacer la experiencia en esas condiciones, aun así, hay cosas que no dirá
jamás. Es decir, en presencia del analista: ni en effige ni en ausencia. Es el único carácter
etiológico del asunto, pero no es más psicológico porque estamos (…). La presencia del otro
enfrente, Freud se dio cuenta de eso: la sugestión puede caminar o no, pero la transferencia
camina siempre. ¿Qué son todos esos curas que vienen a decir que el análisis se dedica a
liberarse por medio de la palabra, confesarse? Los analizantes comenten ese error ya que
todo el mundo dice eso, tanto los analistas como en la prensa. No se trata de eso. Se trata en
el análisis de hacer la experiencia de pensar algo, pero no decírselo nunca al analista.
¿Entonces qué pasa? Entonces, uno no puede analizar a alguien, sino que es él quien debe
plantearse la pregunta “¿pero por qué no pude decir eso?”. En esas condiciones inventadas por
Freud que son justamente las mejores para hablar en función de la ley de la palabra. Es la
función fálica. Pero no diré todo. Entonces, no hay sino el analizante que sabe lo que no dijo.

Hacer la experiencia de que hay cosas que no diré y es el extremo del pudor. He aquí lo que
propone el análisis, así que paremos de hacer de curas, jueces, policías -es Foucault quien
dice eso: torturar al paciente para que confiese-. He aquí lo que Lacan dice sobre la escritura
en una página que escribió para la Universidad de Vincennes. Nosotros somos sujetos de la
palabra, de lo simbólico. Por ese hecho nosotros leemos y escribimos. Yo no escribo para
hacer teorías, eso forma parte de lo que me constituye como sujeto de lo simbólico, es una
consecuencia de lo simbólico, del lenguaje y de lo inconsciente.

¿Qué es lo que nos dice Lacan en esta página que no está en los otros escritos? Se deslizó
bajo la mesa. Se han publicado todos los escritos de Lacan, la primera carta de Vincennes
que se llama “Tal vez en Vincennes” (1971), y esto es en el 78. Si ustedes vieran que esa carta
se llama “Lacan para Vincennes”. Fue cuando la Universidad de Vincennes estaba
amenazada a desaparecer. Lacan escribe la cosa siguiente: hace una pequeña reflexión sobre
la enseñanza, dice que es imposible -lo cual no es una razón para no enseñar- y él agrega:

“Pero queda demostrarlo: por eso no importa que objeto es bueno, se presenta siempre mal. Es decir
que hay que corregirlo. Las matemáticas sirven para eso: corregir al objeto. Es un hecho que las
matemáticas corrigen y que lo que corrigen es el objeto mismo. De donde [surge] mi reducción del
psicoanálisis a la teoría de los conjuntos.”

Un conjunto es una letra, no es un paquete de objetos.

[CONTINUAR]

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