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«Las cosas que tienen un sentido para nosotros, no pueden abandonarse, como si

flotasen en la mera trascendencia, y por eso describímos, analizamos, comparamos,


juzgamos y clasificamos; por eso construimos teorías acerca de la creatividad, la forma, la
percepción, la fusión social; también por eso consideramos que el arte es un lenguaje,
una estructura, un sistema, un acto, un símbolo, un modelo de sensaciones […]. Parece
que la aparente inutilidad de toda reflexión sobre el arte rivaliza con la profunda
necesidad que sentimos de hablar interminablemente de él» (Geertz, 1983 [1976]:118).

Acercarse al arte, para conocerlo y reflexionar sobre él, es un proceso de constante lucha
de validación. Validar una investigación científica sobre el arte es complicado: primero,
uno tiene que justificar las razones por las cuales hacerlo tiene algún tipo de valor
científico; segundo, uno debe asegurarse de que las razones expuestas sean tanto igual
de sólidas para los artistas con los que uno pretende trabajar; y finalmente, uno debe dar
respuesta a las interrogantes que se plantea, aportando tanto a la ciencia que lo apadrina
como a la forma de arte que uno pretende estudiar.

«Hasta cierto punto, el arte se describe en todas partes por medio de lo que podrían
llamarse términos profesionales […]. Esto resulta particularmente cierto en Occidente,
donde temas como la armonía o la composición pictórica se han desarrollado hasta
alcanzar el estatuto de ciencias menores […]. Ahora bien, lo más interesante, y creo
también lo más importante, es que sólo en la era moderna y en Occidente ciertas
personas (todavía una minoría, destinada, a mi entender, a permanecer como tal) se las
han arreglado para convencerse a sí mismas de que el debate técnico sobre el arte, sea
cual fuere su desarrollo, es suficiente para una comprensión completa de éste; que el
secreto del poder estético está localizado en las relaciones formales entre los sonidos,
imágenes, volúmenes, temas o gestos» (Geertz, 1983 [1976]:118).

Investigar sobre el arte, por tanto tiene ese doble riesgo: por un lado, uno corre el riesgo
de no ser tomado en serio por la ciencia que lo apadrina, en tanto consideramos que la
reflexión sobre el arte es aparentemente inútil, como dice Geertz (1983 [1976]); por otro,
uno corre el riesgo de ser lo suficientemente lego en la técnica como para no ser tomado
en cuenta como parte interesada.

Esta forma de entender las investigaciones que versan sobre el arte, son producto de una
simple confusión: por un lado está el considerar “inutil” la reflexión sobre el arte (tal y
como nos plantea Geertz), y por otro el considerar que la compresión del arte se reduce a
sus técnicas formales. El arte, como también lo son la religión, la política o la ciencia; es
una forma de manifestación cultural con las cual se da sentido a las cosas.

En palabras de Geertz (1983 [1976]:121): «los medios de expresión de un arte y la


concepción de la vida que lo anima son inseparables, y no podemos comprender los
objetos estéticos como concatencaciones de pura forma, del mismo modos que no
podemos comprender el habla como un desfile de variaciones sintáticas, o el mito como
una serie de trasformaciones estrucutrales».

Entender al arte de esta forma, nos permite comprender que hablar o reflexionar sobre el
arte, es también hablar y reflexionar sobre la sociedad que lo acoge.

«Esta afirmación ─que estudiar una forma de arte significa explorar una sensibilidad, que
una sensibilidad semejante es esencialmente una formación colectiva, y que los
fundamentos de esta formación son tan amplios y profundos como la existencia social─
no sólo nos aleja de la idea de que el poder estético sea una enfatización de los placeres
de la técnica artística. Asimismo nos aleja de una idea que suele considerarse
funcionalista, y que además se ha opuesto a menudo a la anterior: esto es, que las obras
de arte son mecanismos complejos para definir las relaciones, sostener las normas y
fortalecer los valores sociales» (Geertz, 1983 [1976]:122).

Esta investigación busca acercarse al arte desde esta particular forma. Interesa
comprender y explorar una sensibilidad particular ─particular y colectiva de una
sociedad─ para acercarse a dinámicas discursivas concretas que construyen y hacen
sentido en los sujetos. Para hacerlo se eligió un lenguaje artístico particular: el de la
performance. Como el arte no significa lo mismo en todos los lugares y en todos los
tiempos, el arte está intrínsecamente conectado con la sociedad que le da acogida, pero
la conexión no es en términos instrumentales (no es la forma ni el color per se lo que está
conectado) sino que la conexión es en un plano semiótico.

«Los signos o los elementos sígnicos […] que componen ese sistema semiótico que
pretendemos, con propósitos teóricos, denominar estético, se hallan conectados
ideacionalmente ─y no mecánicamente─ con la sociedad en la que se encuentran».
(Geertz, 1983 [1976]:123).

Con todo esto podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que reflexionar sobre el arte (y
particularmente sobre la performance) es también reflexionar sobre las conexiones
ideacionales que mantiene con la sociedad que le da acogida, y por tanto, es también
reflexionar sobre esta sociedad. Sin el arte «la sociedad no se desmonaría; simplemente
algunas de las cosas que experminetaron no podrían expresarse ─y tal vez, después de
algún tiempo, tampoco podrían expermientarse─, y la vida sería por ello más gris»
(Geertz, 1983 [1976]:123).

La performance escogida para esta investigación fue Díez de cada Díez. Mediante esta
particular “obra”, se pretende acercarse y comprender las conexiones ideacionales
existentes y manifiestas que tiene con la sociedad uruguaya. A través del análisis
semiótico de su composición, la voz (sentires, reflexiones, experiencias) de las artístas
que la llevan adelante, y las dinámicas que se establecen en su exposición, propongo
reflexionar sobre la sociedad uruguaya: sus formas de entender el arte, las relaciones de
género, la violencia y la política.w3qq

El performance como lenguaje artístico es relativamente nuevo en Uruguay. Valeria


comenta esto al respecto:

NOTA DE ENTREVISTA CON VALERIA.

El arte no significa lo mismo en todos lados ni en todos los tiempos, «no significa la misma
cosa en la China clásica que en el Islam clásico, entre los indios pueblo del suroeste de
Estados Unidos que en las tierras altas de Nueva Guinea» (Geertz, 1983 [1976]:120). En
el Uruguay del siglo XXI, el arte signfica algo particular.

La cita de Geertz (1983 [1976]) trabaja un poco esta idea: si bien, y pese a que todo
pareciera indicar lo contrario, trabajar sobre el arte tiene sentido para la ciencia.
Mi propio ejercicio de aproximación se realizó entre los meses de julio y octubre de 2019.
La forma de arte elegida fue la de la performance.

Este trabajo intenta aproximarse desde la antropología al arte. Hacerlo fue un proceso

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