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Medidas

cautelares

Derecho
Procesal II
(Procesal Civil)
Medidas cautelares (pp. 319 a 412)
Concepto. Naturaleza

Objeto. Requisitos de fundabilidad

En el ámbito civil, las medidas cautelares se han definido como aquellas que tienden a impedir que
el derecho, cuya actuación se pretende, pierda virtualidad o eficacia durante el tiempo que
transcurre entre demanda y sentencia.

Con mayor amplitud de concepto se ha señalado que son resoluciones jurisdiccionales


provisionales, que se dictan in audita parte (sin previo oír al afectado) o con trámite sumario o de
conocimiento limitado, con el fin de evitar el menoscabo inminente de derechos personales o
patrimoniales.

Expresa Palacio (2005) que el proceso cautelar es aquel que tiende a impedir que el derecho,
cuyo reconocimiento o actuación se pretende obtener a través de otro proceso, pierde su
virtualidad o eficacia durante el tiempo transcurrido entre la iniciación de dicho proceso y el
pronunciamiento de la sentencia definitiva.

Naturaleza

Fassi y Yañez (1989) expresan que todas las medidas cautelares son de naturaleza preventiva.
Constituyen un anticipo de la garantía jurisdiccional y son un accesorio o instrumento del proceso.
Además, se hallan supeditadas y encuentran su justificación en la necesidad de mantener la igualdad
de las partes en el juicio y evitar que se convierta en ilusoria la sentencia que ponga fin al mismo.
Finalmente, n o constituyen un fin en sí mismas, sino que se hallan ineludiblemente preordenadas a la
emisión de una ulterior resolución definitiva.

Procedencia. Objeto

El objeto de las medidas cautelares consiste en asegurar el cumplimiento del pronunciamiento que
eventualmente ha de dictarse en un juicio. Su carácter es eminentemente preventivo y más que a
hacer justicia, está destinada a asegurar que la justicia alcance el cumplimiento eficaz de su
cometido.

Nuestro artículo 456 del C.P.C.C. Córdoba, sostiene que salvo el embargo preventivo y los
supuestos contemplados en las leyes de fondo, las medidas cautelares pueden ser solicitadas
conjuntamente con la demanda o después. El escrito debe expresar el derecho que se pretende
asegurar, la medida que se pide, la disposición legal en que se funda, y el cumplimiento de los
requisitos que correspondan, en particular, a la medida requerida.

Presupuestos de procedencia

La doctrina y la legislación reconocen tres supuestos o requisitos fundamentales para la


procedencia de estas medidas:

1. La verosimilitud del derecho invocado: no es preciso la demostración fehaciente y contundente


de la existencia real del derecho invocado, basta la posibilidad de que este exista, dado que
recién tras la sustanciación del proceso se lo podrá establecer como una incontestable
2
realidad. En consecuencia, no se requiere una prueba terminante y plena de aquél, por lo que
el procedimiento probatorio impuesto es meramente informativo y sin intervención de la persona
contra la cual se pide la medida.

Señala Ferreira de la Rúa (2009) que en algunas oportunidades alcanza la enunciación clara,
lógica y coherente de la pretensión; en otras, es necesario además que se aporten ciertos
elementos probatorios indispensables para la admisión de la cautelar por el tribunal.

El carácter de información que se requiere se pone de manifiesto en el art. 457 del C. P. C. C.


Córdoba, el cual expresa que “cuando fueren necesarias las declaraciones de testigos para
obtener medidas cautelares, aquéllos podrán firmar el escrito en que se solicitan, debiendo
ratificarse por ante el tribunal, salvo que exista certificación judicial o notarial de sus firmas” 1.

2. Temor fundado y peligro en la demora: la existencia de peligro fundamenta el temor. Este


peligro implica la posibilidad de que, en caso de no adoptarse la medida, sobrevenga un
perjuicio o daño irreparable pues se transformará en tardío e ilusorio el eventual reconocimiento
del derecho invocado. Destaca Palacio (2009) que el riesgo reside en el interés procesal que
respalda a toda pretensión cautelar y existen circunstancias que permiten presumir su
existencia, sin necesidad de que la parte invoque.

La doctrina considera que existe una necesaria vinculación entre el peligro en la demora, como
fundamento de las medidas precautorias y la solvencia de la parte contra quien se dirigen, de
manera que, mientras menos sea esta, mayor será el peligro.

3. Contracautela: salvo en el caso de que se otorgue el beneficio de litigar sin gastos, la


contracautela constituye un presupuesto para la procedencia de la medida cautelar, con el fin de
asegurar o garantizar a la otra parte el resarcimiento de los daños que aquélla puede
ocasionarle en la hipótesis de haber sido pedida indebidamente. Advierte Palacio (2005) que en
cierto modo se concreta la igualdad de partes en el proceso, pues viene a contrarrestar la falta
de contradicción inicial que la caracteriza.

Expresa Martínez Crespo (1996) que los jueces deben buscar un verdadero equilibrio entre dos
derechos legítimos: el del demandante, que se le asegure el resultado de la acción que ha
interpuesto, y el no menos legítimo derecho de defensa del demandado.

Cabe señalar, que quedan exentos de este requisito, conforme al art. 460 C. P. C. C. Córdoba:
la nación, la provincia, las municipalidades, los entes oficiales autárquicos y a quien litigue
asistido por asesor legrado o con beneficio de litigar sin gastos.

Efectos

Medidas para asegurar bienes:

a- Tienden a asegurar la ejecución forzada: embargo preventivo, intervención sustitutiva del


embargo, secuestro e inhibición general.
b- Tienden a mantener un statu quo: prohibición de innovar y de contratar, anotación de litis e
intervención de mera vigilancia.

Medidas para asegurar personas:

a- Para la guarda provisional de ellas.


b- Para la satisfacción de sus necesidades urgentes.

1
Art 457 – Ley N° 8465 (1995) Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba. El Senado y la Cámara
de Diputados de la provincia de Córdoba.
3
Las medidas cautelares tienen los efectos de la demanda, pero se operará la caducidad si
transcurren diez días sin tramitarse el procedimiento, o si no se entabla aquélla en el mismo plazo
luego de culminado. (art. 465 C. P. C. C. Córdoba).

Embargo

Es la afectación o individualización de un bien del deudor al pago del c rédito cuestionado.

La medida de embargo impone obligaciones, pero no impide el uso racional del bien cuando fue el
propio deudor quien resultó designado depositario.

También debe advertirse que la afectación que implica el embargo no impide que el objeto pueda
ser enajenado con autorización judicial, a condición de que se comunique fehacientemente al
adquirente su nueva situación jurídica y este asuma el compromiso que genera la situación.

Es de especial importancia, respecto al uso del bien, el hecho de quién fue designado depositario:
si lo fue el deudor, puede usarlo racionalmente, salvo expresa disposición del juez en sentido
contrario. Si, por el contrario, el depositario es un tercero, le está vedado su uso y además deberá
conservar al bien en condiciones hasta el momento de la subasta.

Palacio (2005) define al embargo preventivo como la medida cautelar en cuya virtud se reafectan
e inmovilizan uno o varios bienes de quien ha de ser demandado en un proceso de conocimiento o
en un proceso de ejecución, a fin de asegurar la eficacia práctica de las sentencias que en tales
procesos se dicten.

Existen tres clases de embargo

Preventivo: el que se traba antes de la iniciación del juicio o durante el trámite del juicio ordinario o
abreviado. Se halla autorizado para asegurar el cumplimiento tanto de obligaciones de dar cantidades
de cosas o cosas ciertas y determinadas, así como también de hacer o de no hacer. Para su
despacho, en nuestro sistema legal, se requiere solamente el otorgamiento de contracautela.

Cuando es trabado antes de la demanda rige un plazo de caducidad y pesa sobre el embargante
la carga de entablar demanda en el término de 10 días; si así no lo hace, deberá responder por las
costas, daños y perjuicios que hubiere ocasionado.

En cuanto a los presupuestos de admisibilidad, no es necesario acreditar, prima facie, el derecho


para trabar embargo preventivo, porque como dice la norma del art. 466 C. P. C. C. Córdoba, solo
basta que el interesado otorgue contracautela o caución adecuada. Si bien la norma no exige
acreditar verosimilitud del derecho, es indispensable indicar al tribunal que es lo que debe el
demandado en virtud de lo cual se entabló o se entablará la correspondiente demanda.

Ejecutivo: el que se ordena juntamente con la demanda ejecutiva y que, como se funda en un título
que goza de presunción de autenticidad, no requiere demostración de la verosimilitud del derecho y
tampoco deberá prestarse fianza. Art. 526 del C. P. C. C. Córdoba.

Ejecutorio: el que se traba después de la sentencia con miras a su ejecución.

Es minuciosa la regulación que contiene el Código Procesal Civil y Comercial de la provincia de


Córdoba respecto a los dos primeros, estableciendo modalidades del trámite y formas especiales de
efectivización.

Si el objeto de la medida son bienes muebles, se oficiará al oficial de justicia para que lleven
adelante la medida, quien podrá usar la fuerza pública o allanar el domicilio a los fines del
cumplimiento de su cometido. Art. 534 C. P. C. C. Córdoba.

4
Por lo general se designa como depositario judicial al mismo demandado, quien adquiere desde ese
momento la condición de un simple guardador y conservador de la cosa con diferentes facultades y
obligaciones según sea o no propietario del bien embargado. En esta última hipótesis, su obligación
es mantener la cosa en condiciones de seguridad adecuadas a los fines de que no se deteriore,
disminuyendo de esta manera la garantía para el acreedor.

Instrumentación del embargo

Es necesario a los fines de la traba del embargo:

Individualizar el bien que se pretende embargar. Art. 532 y 536 C. P. C. C. Córdoba. Se debe
mencionar expresamente quién es el sujeto autorizado a intervenir en el diligenciamiento de la
medida, además de especificar la designación del depositario.
Debe llevarse la orden de allanamiento y auxilio de la fuerza pública, según dictaminan los arts. 534,
537 y 539 del C. P. C. C. Córdoba.

De recaer la medida sobre bienes inmuebles o muebles registrables, el oficio deberá dirigirse a las
reparticiones públicas respectivas y se efectivizará previo informe sobre dominio y gravámenes. En
caso de solicitarse sobre créditos bastará una notificación al tenedor con orden de depósito del
monto en una entidad bancaria a la orden del tribunal.

Decimos que es una medida mutable porque puede sustituirse el depositario, como así también
ampliarse (por ejemplo, cuando los bienes sean insuficientes o de dudosa realización) o reducirse.

Bienes inembargables

El principio según el cual los bienes del deudor constituyen la garantía de los acreedores no es
absoluto, en razón de la nómina de bienes que, tanto las sustanciales como procesales, han
establecido que son inembargables. Así en el ámbito del proceso civil cordobés se ha regulado en
el art. 542 tal previsión.

Conforme otras leyes podemos mencionar como ejemplo: la inembargabilidad de la vivienda única
(art. 58, Constitución de Cba. y Ley Provincial N° 8067), inembargabilidad de los haberes jubilatorios
(art. 14, inc. C, Ley Nacional N° 24.241), etc.

En forma simultánea el código regula el secuestro, que es la medida cautelar en virtud de la cual
se desapodera al demandado de un objeto de su propiedad, o que se encuentra bajo su guarda, y la
consecuente aprehensión judicial y depósito, con el fin de evitar que este se pierda o pueda ser
destruido o deteriorado. El fin es asegurar la eficacia del embargo y el eventual resultado de juicio.

En cuanto a la medida en sí, es más rigurosa que el embargo ya que solo recae sobre bienes
muebles o semovientes, que son los únicos factibles de aprehensión. Esta medida procede cuando
el embargo por sí solo no garantiza la medida preventiva, ello puede darse por la indebida
utilización del bien embargado por parte del demandado, si se lo ha constituido como depositario,
por el intento de ocultamiento o venta de la cosa, o en el caso del art. 570, inc. 3, del C. P. C. C.
Córdoba.

Debemos decir que por las afirmaciones vertidas el secuestro es una medida complementaria.

Seguidamente los invitamos a compartir el artículo “Levantamiento del embargo” que puede resultar de
interés:

5
Levantamiento de embargo

Sonia Cabral 2
Sumario: 1. Palabras previas. 2. Situaciones que autorizan el levantamiento de un
embargo trabado: 2.1. Por cesación de las circunstancias que determinaron la traba
de la medida. 2.2. Por caducidad. 2.3 Por inembargabilidad. 2.4. Por abuso o exceso
del embargante. 2.5. Levantamiento de embargo sin tercería. 2.6. Por tercería de
dominio. 3. Palabras finales. 4. Bibliografía consultada.

1. Palabras previas.

Sabido es que las medidas cautelares procuran por un lado que se mantenga
protegido el crédito por ellas garantizados y, desde otro costado, que su traba no
ocasione perjuicios al deudor.

Por ello la casi totalidad de los Códigos procesales autorizan a solicitar


modificaciones a la medida cautelar dispuesta: el acreedor cuando “esta no cumple
adecuadamente la función de garantía a que está destinada”; el deudor “por otra
que le resulte menos perjudicial” 3.

En esta sencilla exposición nos proponemos particularizar las distintas situaciones que
autorizan el levantamiento de un embargo trabado.

2. Situaciones que autorizan el levantamiento de un embargo trabado.

2.1 Por cesación de las circunstancias que determinaron la traba de la medida:


Es lo que regula el art. 462 del C.P.C.C cuando dice que se podrá pedir el
levantamiento de las medidas cautelares en cualquier momento luego de la cesación
de las circunstancias que las determinaron. Con el mismo temperamento lo hace el
art. 202 del C.P.C.N. Lo normado en los referidos artículos no es más que la
aplicación del carácter provisional de las medidas cautelares. La provisoriedad de
las medidas cautelares obedece a que no tienen un fin en sí mismas, sino que
sirven a un proceso principal y dependen de las contingencias de éste, por lo cual
pueden modificarse siempre que se tributen nuevos datos, así podrán ser
modificadas o suprimidas según recomienden posteriores circunstancias.

La provisionalidad deviene de la regla sustancial “rebuc sic stantibus” y significa que el


mantenimiento de las medidas cautelares está condicionada a la vigencia del trámite
principal y si desaparecen las circunstancias fácticas y jurídicas que le dieron origen,
deben cesar las medidas precautorias, conforme lo establecido por el art. 462 del
C.P.C.C. (concuerda con el art. 200 C.P.C.C.).

Pero esta provisionalidad debe entenderse, en rigor, como la limitación de la duración


de los efectos (declarativos, y a veces también, ejecutivos) de tales medidas. Se ha
dicho que el concepto de provisionalidad coincide con el de interinidad4, afirmándose
que es distinto y más restringido que el de temporalidad5. Temporal es simplemente
lo que no dura siempre, tiene por sí mismo duración limitada, o es fugaz;
provisional es, en cambio, lo que está destinado a durar hasta tanto sobrevenga un
acontecimiento sucesivo, en vista y espera del cual el estado de provisionalidad

2
Docente de Teoría General del Proceso, Cátedra C, Universidad Nacional de Córdoba. Docente de Derecho Procesal
I (Teoría General del Proceso). Universidad Empresarial Siglo 21.
3
Art. 203 Código Procesal Civil y Comercial de la Nación y art. 463 Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia
de Córdoba.
4
Podetti, Ramiro, “Tratado de las Medidas Cautelares”, Ediar Buenos Aires, 1969, p. 87 [utiliza la expresión
“interinidad”].
5
Perrachione, Mario C., Medidas Cautelares, Ed. Mediterránea, Córdoba, 2006, p. 41.
6
subsiste durante tiempo intermedio 6.

Ahora bien, la pregunta que se impone es ¿quién puede solicitar el levantamiento


del embargo? La ley nada dice, pero se ha sostenido que puede ser
indistintamente tanto por el embargante-actor o por el embargado afectado, quien en
definitiva es el más perjudicado.

En ambos casos quien solicite el levantamiento deberá acreditar el cese de las


circunstancias que hicieron procedente la traba de la medida7.

Ahora bien, atendiendo al carácter esencialmente provisional que ya hemos


caracterizado, la medida cautelar podrá ser revisada:

1. Por el embargado para:


a. Levantarlas, conforme lo prevé el artículo 462 del Código Procesal Civil y
Comercial de Córdoba “Se podrá pedir el levantamiento de las medidas cautelares en
cualquier momento luego de la cesación de las circunstancias que las determinaron”.
Así también el art. 202 del Código Procesal Civil de la Nación.
b. Reducirlas: El afectado por la medida podrá requerir la sustitución “por otra que
resulte menos perjudicial, siempre que ésta garantice suficientemente el derecho del
acreedor” y “podrá, asimismo, pedir la sustitución por otros bienes del mismo valor o la
reducción del monto por el cual la medida precautoria ha sido trabada, si
correspondiere”. (artículo 463 C.P.C.C).
c. Sustituirla por otra que le resulte menos perjudicial, o la sustitución por otros bienes
del mismo valor (art. 463, 2da parte, y en el mismo sentido, art. 203 C.P.C.N.). Y
conforme el art.473, 1era parte “siempre que el embargo no recaiga sobre bienes
objeto del juicio o en los que las leyes acuerden privilegios, podrá ser sustituida a
solicitud del deudor, con fianza equivalente”.

2. Por el embargante: El actor “podrá pedir la ampliación, mejora o sustitución de la


medida cautelar solicitada, justificando que ésta no cumple adecuadamente la función
de garantía a que está destinada” (art. 463 C.P.C.C. 1er párrafo, art. 203 C.P.C.N,
1er párrafo). Por ello al embargante le basta ofrecer fianza u otra caución
equivalente, salvo los casos, en que incluso, está exento de ella. (Arts. 469 y 470).
Consideramos que el embargado podrá pedir el levantamiento de la cautela si
demuestra que no se dan los otros extremos que la medida exige. Porque se ha
afirmado que no es que el C.P.C.C. los haya prescindido, sino que simplemente los
ha presumido8.

Si el embargado demuestra que no hay fumus, porque la demanda es un


despropósito o si ha obtenido sentencia a su favor, cabe en este supuesto, a
contrario sensu de lo que prescribe el art. 469, inc. 1º, levantar el embargo.

Si demuestra que no hay periculum porque su patrimonio es lo suficientemente


solvente como para responder a la demanda.

Por último, podrá solicitar “la mejora de la contracautela, probando sumariamente que
es insuficiente” (art.461. C.P.C.C.).

2.2. Por caducidad : Esta manera de hacer procedente el levantamiento de una medida
cautelar se halla prevista en el art. 207 del C.P.C.N y el art. 465 del C. P.C. C,
aunque, como veremos, con diferencias en cuanto a los efectos que el plazo
produce.

6
Ibidem.
7
Wetzler Malbran, Alfredo R., Provisionalidad de las medidas cautelares y cosa juzgada formal, en E.D. 136-255.
8
Olcese, Juan María: “El embargo preventivo en el C.P.C. de Córdoba”, Semanario Jurídico, Tomo 81 -1999-B.
7
La caducidad se produce cuando no se promueve la acción pertinente “dentro de
los diez días posteriores a aquel en que la medida se trabó o desde que la
obligación fuere exigible. El fundamento de esta caducidad es evitar que se ejerza
presión sobre el embargado utilizando el poder jurisdiccional en violación del principio
de igualdad consagrado en el artículo 16 de nuestra Carta Magna. Ello es así porque
al decretarse y cumplirse las cautelares sin audiencia de la parte afectada por
ellas, ésta puede quedar indefinidamente trabada por la medida aun ignorando que
exista”9.

El plazo se cuenta por días hábiles, según lo normado por los artículos 42 y 43 del
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia y 152 del Código Procesal Civil
de la Nación.

Hasta allí todo lo precedentemente dicho es igual tanto para la Nación y para la
Provincia de Córdoba. La diferencia entre lo normado por ambos cuerpos legales
estriba en el tratamiento que ambas leyes procesales prevén si el embargante no
entabla la demanda pasados los diez días.

Conforme el Código Procesal Civil de la Nación, el vencimiento del plazo determina


automáticamente la caducidad del embargo por lo que no se requiere petición
alguna de parte interesada y puede ser decretada de oficio10.

En tanto que conforme lo normado por el art. 465, pesa sobre el embargante la
carga procesal de entablar la demanda dentro del plazo de diez días; si así no lo
hiciere deberá responder por las costas y por los daños y perjuicios ocasionados. Vale
decir, entonces, que se requiere actividad del embargado solicitando la caducidad de
la medida. Esa solicitud se le dará vista al embargante, y si éste no acredita haber
promovido la demanda antes del pedido de caducidad, el tribunal ordenará la
cancelación de la medida.

Por último, agregamos que respecto al embargo anotado cinco años atrás, se
extingue una vez cumplidos esos cinco años contados desde el día siguiente a su
inscripción en el registro que corresponda. Este plazo es continuo y completo
debiendo terminar en la medianoche del último día y comprende los días feriados, a
tenor de lo preceptuado en los arts. 27 y 28 del Código Civil Argentino.

2.3 Por inembargabilidad: Si bien no existe una regla expresa, nuestro derecho común
implícitamente reconoce que el patrimonio del deudor es la prenda común de los
acreedores, por ello todos los bienes del deudor –apreciables en dinero- son
susceptibles de embargo.

Por lo expuesto, la inembargabilidad, se deduce, es de carácter excepcional por lo que


en caso de duda respecto a su determinación se debe tener un criterio restrictivo.

En mérito de lo expresado, en el orden local el art. 542 del C.P.C C ha sido


tildado de orden público porque tiende a proteger la dignidad de la persona.

Lo cierto es que –aparte de la inembargabilidad decretada por la ley- la doctrina y la


jurisprudencia han ido conformando otra lista de bienes inembargables en mérito a la
interpretación a que dan lugar las frases muebles de su indispensable uso e
instrumentos necesarios para la profesión arte, u oficio que ejerza el deudor.

9
Novellino, Norberto José, Desembargo, en Revista de Derecho Procesal 1 Medidas Cautelares, Pág. 90,
Rubinzal Culzoni, 1998.
10
Conf. Palacio, Lino Enrique y Alvarado Velloso, Adolfo, “Código Procesal Civil y Comercial de la Nación
explicado, Rubinzal Culzoni, Santa Fé 1992, t. 4º, p.344, punto 164.1.1.1.2; CSJN, 17/6/82, Rep. E.D. 16 -713.
8
Dicha lista ha variado mucho, atento los distintos parámetros que se han tomado en
cuenta para dimensionar el alcance de tales frases, aunque en la mayoría de los
casos, se ha optado por hacerlo contemplando el nivel medio de vida logrado por la
población, sin perjuicio de considerar también las características propias de cada
situación concreta11.

Cabe destacar que no solamente el deudor titular de los bienes embargados puede
solicitar el levantamiento de la medida indebidamente trabada. También se encuentran
habilitados para hacerlo su conyugue e hijos a tenor de lo preceptuado por el art.
219 del C.P.C.C.N.12

Se ha dicho con razón en consideraciones aplicables -mutatis mutandis- a nuestro


ordenamiento que “…reza el art. 377 del C.P.C.C.N que cada una de las partes
deberá probar el presupuesto de hecho de la norma o normas que involucre como
fundamento de su pretensión. De allí deriva la necesidad de (que) quien postula la
inembargabilidad corra con la carga de demostrar que se reúnen los extremos que el
art. 219 establece. Como lo señala Devis Echandia, la regla general que disciplina
el onus probandi no solamente opera a los fines sustanciales sino también para
incidencias procesales. Siempre que se trate de aplicar una norma jurídica procesal
que suponga presupuesto de hecho, debe recurrirse a ella para imponer la
consecuencia desfavorable de la falta de prueba a la parte que resulte beneficiada
con los efectos jurídicos que en tal norma se consagran. Y como ejemplo, señala
entre otros, la oposición de un secuestro o embargo, que requiere la
demostración de los aspectos fácticos tenidos en mira por el texto legal que
autoriza el levantamiento13. Aunque en la provincia de Córdoba no exista una norma
idéntica a la citada, lo cierto es que constituye una regla indiscutida que quien alga un
hecho que favorece su posición procesal corra con la carga de acreditarlo cuando
el mismo se torna controvertido por la otra parte14.

El art. 220 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación regula el


levantamiento de embargo en todo tiempo disponiendo que “el embargo
indebidamente trabado sobre alguno de los bienes enumerados en el art. anterior
podrá ser levantado, de oficio o a pedido del deudor o de su cónyuge o hijos, aunque
la resolución que lo decretó se hallare consentida”.

Vale señalar que, siendo de orden público las normas sobre inembargabilidad de
bienes, el levantamiento del embargo de dichos bienes afectados puede hacerse de
oficio 15, aun cuando la resolución que lo decretó se halle consentida por los
afectados, y a petición del deudor o de su familia (cónyuge o hijos) en cualquier
momento, no rigiendo plazo alguno. En la antedicha afirmación la jurisprudencia es
coincidente. Sin embargo, cuando no existe criterio uniforme sobre la

11
Novellino, Norberto José, ob. citada, p. 94.
12
De Lazzari concluye que el uso del término conyugue indica la imposibilidad de que la concubina ponga en marcha
esta pretensión, a pesar de que juegue en su favor el beneficio de la inembargabilidad. En contra se pronuncia
Novellino, ob. citada p. 95, a tenor de la aparente contradicción existente en los Arts. 219 y 220 del C.P.C.C.N. Así el
art. 219 habla del deudor y “de su mujer e hijos”, en cambio el art. 220 dice “El embargo indebidamente trabado
sobre algunos de los bienes enumerados en el artículo anterior podrá ser levantado, de oficio o a pedido del deudor
o de su cónyuge o hijos”. El autor deduce que ante la amplitud del término mujer del art. 219 autoriza a comprender
que alcanza a la concubina. También, Novellino, José Norberto, Embargo y Desembargo y demás medidas
cautelares, 4ª Edición, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1994, p. 195 y ss., punto I.
13
De Lázzari, Eduardo Néstor, Medidas Cautelares, Ed. Platense, La Plata, 1995, T.1, Pág. 403 y ss. con cita de Devis
Echandía, Teoría General de la Prueba Judicial, V.I. p.509/510.
14
C4a C.C Cba. “Preper SRL c/ González Francisco José y Otro”-P.V.E.- Otros títulos- Recurso de Apelación. Semanario
Jurídico, tº 94 2006-B p. 456 y 457.
15
Con respecto a este aspecto, algunos precedentes destacan que el juez no tiene la obligación de disponer en
levantamiento, sino tan solo la potestad de hacerlo. Esta es la opinión de Novellino. En contra De Lázzari, entiende
que se trata de una cuestión de orden público que los jueces han de cumplimentar como expreso deber.
9
inembargabilidad del bien, el juez no debe tomar la iniciativa de desembargar de
oficio.

Corolario de lo dicho es que quien solicita el desembargo tiene la carga de probar


que la medida cautelar se ha trabado sobre uno de los bienes previstos en el art. 219
del CPCN o 542 del C.P.C.C. En cuanto a la oportunidad para solicitar el
levantamiento del embargo, se entiende que no hay plazo para deducir la petición,
aunque lógicamente en algún momento ha de extinguirse la posibilidad de
concretarla. En general, se sostiene que se autoriza formular tal petición hasta el
momento en que se realiza la subasta y aun cuando los bienes estén en poder
del martillero y se halle fijado fecha para el remate16.

Por su parte, De Lázzari, estima que no necesariamente el acto de remate determina


el agotamiento de la facultad para pedir el levantamiento de la cautela, porque los
derechos del comprador no adquieren firmeza por la sola adjudicación y pago de la
seña, sino que están sometidas a la eventualidad del sobreseimiento. De ahí que la
solicitud de levantamiento pueda tener lugar en todo tiempo, salvo que se afecten
derechos adquiridos y firmes de un tercero (adquirente en subasta) cuyas
prerrogativas hayan quedado consolidadas en forma definitiva17.

El incidente de levantamiento de embargo que pudiere plantear el deudor, fundado en la


inembargabilidad, no tiene plazo para ser deducido, desde que puede promoverse en
cualquier estado del proceso, no obstante, el silencio del deudor al momento de
trabarse aquél, o aun cuando se hallase consentida la resolución que lo decretó.

En cambio se ha resuelto que cuando es el mismo deudor quien ofrece un bien a


embargo, en seguridad del pago de la deuda, no puede invocar luego la garantía de la
inembargabilidad, porque en última instancia el sistema de la ley responde a un
interés individual en la medida en que nada impide que el propio obligado se
desprenda espontáneamente de ellos para satisfacer sus obligaciones, menos
entonces para darlos u ofrecerlos en garantía del eventual cumplimiento de la
sentencia ejecutiva dictada en su contra18.

Mencionamos los casos en que no procede el levantamiento del embargo, así la


jurisprudencia ha resuelto que los perjuicios que el embargo pudiera ocasionar no
son fundamento suficiente para disponer el levantamiento de la medida cautelar si
los bienes no se encuentran incluidos entre los inembargables, pues, en todo caso,
autorizarían a solicitar la sustitución de conformidad a lo dispuesto por el art. 203 del
CPCN, más sino ofrece bien alguno a embargo, el planteo debe ser desestimado.

2.4. Por abuso o exceso del embargante. Esta situación está prevista en el art. 208 del
C.P.C.C.N. Se configura cuando quien solicitó la medida precautoria ha actuado con
dolo o con culpa al pedirla, o no puso en la solicitud la debida diligencia, sin
perjuicio de que debe existir un principio atenuante al juzgar esta conducta, dado
que debemos suponer que el juez que decretó a la traba del embargo preventivo ha
realizado, previamente, una valoración acerca de su procedencia o no19.

Es decir, procede el levantamiento de la medida cautelar cuando aparezca acreditado


el ejercicio abusivo del derecho a peticionarlo y a ese efecto habrá que tener en
cuenta si el daño ocasionado que da o no protegido con la contracautela.

16
Arazi, Roland, Medidas Cautelares. p. 118, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1999.; Novellino, Embargo y Desembargo,
p.117.
17
De Lázzari, Medidas Cautelares, t.I, p. 464 y 465.
18
Arazi Roland, Medidas Cautelares. p. 119, Ed. Astrea, Buenos Aires,1999. Jurisprudencia y doctrina que allí se
cita.
19
Novellino, Norberto José, Desembargo, Revista de Derecho Procesal Nº 1, Medidas Cautelares, Rubinza
Culzoni, 1998, Santa Fe, p. 97.
10
Sabido es que las medidas cautelares son susceptibles de ocasionar perjuicios y para
asegurar el eventual resarcimiento de esos perjuicios las leyes procesales exigen al
peticionario la prestación de la contracautela.

Como requisitos de procedencia de responsabilidad se mencionan: 1. La existencia de


un a medida cautelar. 2 Iegalidad. En este punto hay dos posiciones: una objetiva,
según la cual basta la “sentencia definitiva” que rechaza la pretensión principal
para que la medida cautelar - por ser accesoria sea considerada contraria a
derecho. La segunda posición está constituida por la tesis subjetiva, que requiere en
el peticionario de la medida el dolo, la culpa o la negligencia.

Para la doctrina objetiva, la responsabilidad tiene su origen en la simple


circunstancia de que la medida resulte en definitiva haber sido trabada en forma
indebida, sea en razón de rechazarse la pretensión principal o bien por motivos
atinentes a la improcedencia de la cautelar (por ejemplo, desistimiento o caducidad
de la medida).

El art. 459 primer párrafo Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba
adhiere a esta doctrina, estableciendo un factor de atribución de responsabilidad
objetiva, pues dispone: “El solicitante deberá prestar fianza, u otra caución, según el
caso, por las costas y daños y perjuicios si resultare que el derecho que se pretende
asegurar no existe”.

En cambio la tesis subjetiva, requiere que el peticionario de la medida cautelar


hubiere desplegado una actividad dolosa o culposa (Arts. 1067, 1109 C.C. y artículo
208 C.P.C.C.N. Se ha sostenido-en criterio que se comparte- que todo lo referente
a la responsabilidad derivada de medidas cautelares ha de ser motivo exclusivo del
derecho sustancial conforme la prelación normativa prevista en el artículo 31 de la
Constitución Nacional y no de los Códigos procesales. Dicho de otro modo, lo
atinente al derecho resarcitorio corresponde al estudio del derecho obligacional20.

2.5. Levantamiento de embargo sin tercería: La normativa procesal posibilita a un


tercero afectado por la traba de un embargo, que solicite su levantamiento,
evitando de esta forma la promoción del incidente de tercería, cuando su carácter de
titular del bien sobre el cual ha recaído la medida aparece en forma clara,
inequívoca y fehacientemente comprobada.

Se trata de una simple petición y no de una pretensión en sentido técnico, que


provoca la apertura de una muy breve incidencia, la que se deduce, sustancia y
resuelve dentro de la causa principal21. La jurisprudencia ha hablado lisa y llanamente
de “mero trámite”, caracterizando de esta forma la economía y sencillez, de modo que
debería resolverse la petición articulada con la sola sustanciación que debe
efectuarse con el embargante.

Respecto a los requisitos de la petición debemos decir que la admisibilidad del pedido
de levantamiento de embargo sin tercería se encuentra sujeta al aporte de
elementos que señala el art. 441, es decir acreditando in continenti22 su posesión

20
Spota, Alberto G., “Responsabilidad en materia de medidas cautelares”, L.L, 1989 -E-p. 486. Fernández, Raúl E.,
“Informe sobre medidas autosatisfactivas, anticipación de tutela jurisdiccional y tutela preventiva en el derecho de
daños”, Zeus Córdoba, Nº 195,2/5/06, Nº 1, p. 339,340.
21
Arazi Roland, ob. cit. p. 136.
22
Según el Diccionario Jurídico de Gonzalo Fernández De León (Ed. ABECÉ S.R.L., 2ª ed., t. III, p. 162), la alocución " in
continenti" empleada en el art. 441 del C. de P.C., significa al instante prontamente, sin dilación. Interpretando dicha
expresión, y las demás exigencias contenidas en la norma aludida, la jurisprudencia ha entendido que para la
procedencia de la solicitud de levantamiento de embargo que autoriza, la acreditación del dominio de los bienes en
cabeza del peticionante debe ser tan categórica que haga innecesaria la deducción de la tercería respectiva; quien
11
actual, en conformidad con el título de propiedad que exhibiera, según la naturaleza
de los bienes.

Entonces, el tercero perjudicado por el embargo debe acreditar efectivamente la


propiedad o la posesión de manera concluyente e inequívoca con los elementos
probatorios acompañados con la petición, de no ser así, correspondería su rechazo in
limine. Todas las cuestiones referidas al trámite de la tercería imponen cierta carga
de responsabilidad sobre los hombros del tercero en orden a evita cualquier
posibilidad de una coalición o mancomunidad entre éste y el embargado pueda
poner estorbos al trámite del proceso principal y con ello los derechos del
acreedor embargante.

Se ha dicho que el tercero debe traer la más concluyente de las pruebas de dominio o
posesión de la cosa embargada, debiéndose interpretar los medios probatorios de
manera estricta tal que no exista lugar a dudas acerca del derecho pretendido.
Vale recordar que de la lectura de la norma se desprende que la petición será
resuelta sin apertura a prueba.

La incidencia tiene un trámite simple y consiste en un traslado al embargante, quien


estimamos podrá impugnar la documentación traída por el tercero en cuyo caso,
deberá admitirse prueba a este fin. Creemos que debe ser así, puesto que la
resolución que se dicte hará cosa juzgada para el embargante y éste no cuenta
con otra vía para revertir lo resuelto. En cambio, al tercero se le otorga la
posibilidad de deducir la correspondiente tercería23 como veremos en líneas
siguientes.

En los supuestos de bienes registrables bastará acompañar el título de dominio y un


certificado expedido por el registro correspondiente. Ahora bien, si el tercero
acompaña una escritura pública de la cual resulta que es propietario del bien
embargado, corresponde levantar el embargo, aunque el embargante acuse la
simulación o el fraude en la compraventa, porque tal solicitación debe ser tratada
en un proceso de conocimiento y no dentro del breve trámite que prevé la norma
bajo examen.

Quien tiene boleto de compraventa, entrega de posesión y pago de precio de fecha


anterior al embargo, tiene título suficiente para admitir el levantamiento de embargo
sin tercería, aunque en el caso, se ha sostenido que correspondería la vía de la
tercería.

En el supuesto que recaiga sobre un automotor resulta procedente si se adjunta el


título de propiedad y certificado de dominio expedido por el Registro de la
Propiedad Automotor donde conste inscripto a nombre del tercero, a tenor del
carácter constitutivo que posee la anotación (art. 1, Decreto Ley 6582/58).

Si el caso es de bienes muebles, el tercero debe demostrar la posesión de dichos


bienes y que se encuentra en condiciones de disponer de las esas cosas 24.

invoque su amparo -se ha precisado- debe acreditar el dominio exhibiendo el título que corresponda a la naturaleza
del bien involucrado, y lo debe hacer en el acto de su presentación pues no hay posibilidad de completarlo con
posterioridad; por todo ello -se ha puntualizado también- la admisibilidad de la petición debe juzgarse con criterio
restrictivo (confr. M. Martínez Crespo, “Cód. Proc. C. y C. de la Pcia. de Cba. - Ley 8465”, Advocatus Cba. 1996, ps.
118/119.
23
Ferreyra de De la Rúa, Angelina, González de la Vega de Opl, Cristina, “Código Procesal Civil y Comercial de la
Provincia de Córdoba, Ley 8465, Comentado y Concordado con los Códigos de la Nación y Provinciales, Tomo II,
Segunda Edición. Actualizada, Editorial La Ley, p.822 y 823.
24
Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial, del Trabajo y de Familia de Villa Dolores
(CCivComTrabyFamiliaVillaDolores), 04/03/2003, Autos: Garay, Javier M. c. Martínez, José S.: LLC 2003, 1304 - DJ
2004-1, 1314 La solicitud de levantamiento de embargo peticionada por un tercero que alega ser el titular de los
12
Cabe mencionar conforme se ha decidido, que si para acreditar la propiedad del
tercero sobre los muebles embargados se acompaña documentación cuya autenticidad
es necesario comprobar, excediendo el simple trámite impuesto por la ley ritual no
corresponde el levantamiento del embargo, máxime si los bienes se encontraban en
el momento de la traba del embargo en el domicilio del demandado.

Por último, cabe destacar que no es requisito previo para iniciar la tercería el
haber intentado el levantamiento del embargo por la vía del art. 441 del C.P.C.C. toda
vez que como anticipado es sólo una posibilidad que la ley procesal le concede al
tercero de manera rápida y económica.

2.6. Por tercería de dominio: Este supuesto está legislado en el en el Título V del
Libro I del Código Procesal Civil de la Provincia de Córdoba, es decir, antes del
Título VI del mismo Libro donde se tratan las medidas cautelares. Señala Novellino
que este desembargo está previsto anticipadamente y fuera de contexto25.

La tercería de dominio es el instrumento adjetivo por el cual un sujeto extraño a la


litis ingresa al proceso esgrimiendo un interés directo sobre un bien.

De lo dicho se desprende que el tercerista tiene un interés meramente económico e


invoca un derecho real, argumentando que es propietario de la cosa que ha sido
objeto de embargo.

La tercería de dominio encuentra como antecedente necesario la circunstancia de


un embargo previo que grave el bien sobre el cual se ejerce este derecho26.

Cabe señalar que la tercería únicamente puede promoverse para desafectar un


embargo a un bien efectivamente trabado y no para dejar sin efecto cualquiera de las
otras medidas cautelares.

Pesa sobre el tercerista la carga de la prueba acerca del dominio invocado.

Tratándose de inmuebles, el dominio se acreditará con la escritura pública exigida por


el artículo 1184, inciso 1º, del Código Civil, debidamente inscripta en el Registro de
la Propiedad, conforme lo prevé el artículo 2505 del precitado texto legal.

Algunos sostienen, además, que se demuestre que se ha operado la tradición27. En


contra se pronuncia Novellino, para quien basta la escritura traslativa de dominio
que siendo instrumento público hace plena fe hasta que no sea argüida de falsa28.

Tratándose de bienes muebles la exigencia de la tradición viene impuesta por


aquello que la posesión de buena fe vale por título, conforme el artículo 2412 del
Código Civil.

Respecto a la tramitación del instituto bajo examen de acuerdo al art. 439 del
C.P.C.C. se sustancian por el trámite declarativo, para ello se tienen en cuenta los
parámetros fijados por la ley procesal para descifrar el procedimiento a seguir. Así

bienes muebles sobre los que se trabó la medida y que los mismos son utilizados para su actividad habitual de
comerciante, debe ser rechazada si la prueba documental que ofrece no es idónea para acreditar en forma
categórica la titularidad de propietario que invoca, siendo este un requisito legalmente exigido.
25
Novellino, Norberto José, Desembargo, Revista de Derecho Procesal Nº 1, Medidas Cautelares, Rubinzal
Culzoni,1998, Santa Fe, Pág. 98.
26
Ferreyra De la Rúa, Angelina, González de la Vega de Opl, Cristina, Ob. cit. p.808.
27
Conforme lo normado por los artículos 2378 y 2379 del Código Civil. En este sentido se pronuncian Palacio, Lino
Enrique y Alvarado Velloso, Adolfo, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación explicado, Rubinzal Culzoni, Santa
Fé, 1992, t. 3º p. 347 in fine.
28
Novellino, Norberto José, ob. cit. p. 99.
13
dicho parámetro está dado por la importancia económica de la cuestión, verbigracia,
por el monto del embargo.

La deducción de la tercería genera un litisconsorcio necesario entre ejecutante y


ejecutado, pero con particularidades especiales que proyectan distintas situaciones
que mencionamos a continuación; si el ejecutante se allana a la pretensión del
tercerista y el demandado no se constituyó en parte incidental, este acto tiene total
eficacia, determinando una resolución estimatoria. Si es el demandado quien se
allana, este reconocimiento carece de los efectos propios del allanamiento y no
puede perjudicarle al embargante (art. 439, última parte.) Si el demandado se opone
a la pretensión del tercerista y el ejecutante se allana, continuará sustanciándose la
tercería hasta llegar a la sentencia.

3. Palabras finales.

Sin ánimo de agotar el tema, hemos expuesto en forma sucinta las distintas
modalidades que se presentan dando lugar al levantamiento de un embargo trabado.

Sabemos que la exposición realizada, lejos de agotar el tema, implica sólo un esbozo
que permite a quienes posean más conocimiento y agudeza intelectual profundizar y
enriquecer.

4. Bibliografía consultada:

Arazi, Roland, (director) “Medidas Cautelares”, Astrea, Buenos Aires, 1999. De


Lázzari, Nestor Eduardo, “Medidas Cautelares”, Artes Gráficas Candil, Buenos
Aires,1986.
Fernández, Raúl E., “Informe sobre medidas autosatisfactivas, anticipación de tutela
jurisdiccional y tutela preventiva en el derecho de daños”, Zeus Córdoba, Nº
195,2/5/06, Nº 1.
Ferreyra de De la Rúa, Angelina, González de la Vega de Opl, Cristina, “Código
Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba, Ley 8465, Comentado y
Concordado con los Códigos de la Nación y Provinciales, Segunda Edición.
Actualizada, Editorial La Ley, 2002.
Martínez Crespo, Mario "Código. Procesal Civil. y Comercial de la Provincia de
Córdoba. – Ley 8465", Advocatus Cba. 1996.
Novellino, José Norberto, “Embargo y Desembargo y demás medidas cautelares”,
4ª Edición, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1994.
Novellino, Norberto José, “Desembargo”, Medidas Cautelares en Revista de Derecho
Procesal Nº 1, Rubinzal Culzoni,1998, Santa Fe.
Palacio, Lino Enrique y Alvarado Velloso, Adolfo, “Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación explicado”, Rubinzal Culzoni, Santa Fé, 1992.
Olcese, Juan María: “El embargo preventivo en el C.P.C. de Córdoba”, Semanario
Jurídico, Tomo 81-1999-B.
Perrachione, Mario C. “Medidas Cautelares”, Ed. Mediterránea, Córdoba, 2006.
Podetti, Ramiro, “Tratado de las Medidas Cautelares”, Ediar Buenos Aires, 1969.
Spota, Alberto G., “Responsabilidad en materia de medidas cautelares”, L.L, 1989.
Wetzler Malbran, Alfredo R., “Provisionalidad de las medidas cautelares y cosa
juzgada formal”, en E.D. 136-255.
(Cabral en Ferreyra de De la Rúa, 2008, pp. 493- 508).

14
Intervención y administración judicial

Es aquella medida cautelar en virtud de la cual una persona designada por el juez, en calidad de
asesor externo de este, interfiere en la actividad económica de una persona física o jurídica.
Dicha intervención se realiza ya sea para asegurar la ejecución forzada o para impedir que se
produzcan alteraciones en el estado de los bienes (Palacio, 2005).

Son dos las situaciones que se presentan:

- Aseguramiento de la ejecución forzada: la intervención se caracteriza por la circunstancia de que


se decreta con el objeto de que el interventor proceda a recaudar renta o frutos ya embargados.
Es el interventor recaudador

- Regularización o mantenimiento de una situación determinada: se pueden distinguir dos tipos de


intervención, según el alcance de las funciones a cumplir:

a. Interventor informante o veedor: cuando se limita a fiscalizar o controlar la


administración de una sociedad, asociación o patrimonio, de oficio o a petición de
parte, se designa para que dé noticia acerca del estado de los bienes objeto del juicio
o de las operaciones o actividades (art. 477 C. P. C. C. Córdoba).
b. Interventor administrador: cuando su función consiste en reemplazar provisoriamente a
la administración de la entidad o bienes.

Inhibición general de bienes

Es la medida cautelar que impide genéricamente gravar o enajenar bienes registrables. Su


anotación en los asientos dominiales, tiene como objeto evitar actor de disposición o la
constitución de derechos reales. Funciona como subsidiario del embargo y procede en los casos
en que, habiéndose solicitado, la medida no pudo hacerse efectiva por no conocerse bienes del
deudor o porque los que existen son insuficientes. Anotada, quedará sin efecto si el deudor
presentase bienes o diere caución suficiente.

Anotación de litis

Tiene por objeto asegurar la publicidad de los procesos relativos a bienes inmuebles o muebles
registrables, con el fin de que la sentencia que sobre ellos recaigan puedan de ser opuestos a
terceros adquirentes del bien litigioso o a cuyo favor se constituyó el derecho real sobre este. No
impide su enajenación ni produce los efectos del embargo o de la inhibición ni restringe las
facultades del propietario. Busca hacer conocer la existencia de un juicio que afecta al bien.

La anotación de la litis es propia de los procesos que tienen por objeto la modificación de una
situación registral, como el caso de la usucapión o la reivindicación.

Prohibición de innovar

Tiende a impedir que se modifique una situación de hecho o de derecho existente en un momento
determinado, a los fines de mantener la igualdad de pares con intereses contrapuestos.

Como contracara de ella, se admite también la medida innovativa que implica una orden tendiente
a reponer las cosas a un momento anterior a la iniciación del proceso.

A continuación, se presentan distintos modelos de oficios de embargo.

15
Figura 1: Modelo de embargo de bienes muebles:

Córdoba, 14 de octubre de 2007.

Sr. Oficial de justicia


s……………………D

En los autos caratulados: “DIAZ MARIA VERONICA C/ GARCIA ESTEBAN-


ORDINARIO- DAÑOS Y PERJUICIOS - Exp. N° 21397/36, secretaria a cargo de la
autorizante, se ha resuelto librar a Uds. el presente a fin de que luego de recibido y
con las formalidades de ley, se constituya en el domicilio sito en A. Juan Loza 123 B°
Providencia de ciudad y PROCEDA A TRABAR EMBARGO sobre bienes de propiedad
del demandado: Sr. Esteban García, D.N.I. 6.500987, hasta cubrir la suma de Pesos
cinco mil, ($5000.-), debiendo nombrar depositario conforme a derecho, Art. 534, del
C.P.C.C).

Queda facultado para allanar domicilio y hacer uso de la fuerza pública si fuera
necesario (art. 533 del C.P.C.C).
Se encuentra autorizado para intervenir en el diligenciamiento del presente el Dr.
Roberto Causana, MP 123791.

Diligenciado que sea el presente se servirá devolverlo al Tribunal por la misma vía de
recepción. A tales efectos deberá labrar acta circunstanciada, cumplimentando el A.R
N 5, Serie B, año 1986, del TSJ.

DIOS GUARDE A UD.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 2: Embargo de haberes

Córdoba, 3 de julio de 2007.

Sr. GERENTE
DE ARCOR S.A.
s………………..D

Se hace saber a UD. que en los autos caratulados: RAMOS MARIA DOMINGA
C/ ZEQUIEL BARROS-EJECUTIVO POR COBRO DE CHEQUES, LETRAS O
PAGARES, EXP. N° 123654/36, en trámite por ante el tribunal de 1° instancia y 18
nominación civil y comercial, secretaria a cargo de la autorizante, se ha dispuesto
remitirle el presente oficio a fin de que tan luego de recibido procedan a trabar
embargo sobre los haberes que perciba en esa Empresa el Sr Ezequiel Barros, D.N.I
30.996.019, en la proporción de ley, hasta cubrir la suma de Pesos Cinco mil ($ 5000.-)-

Los importes que sean retenidos deberán ser depositados a la orden de este Juzgado
y para estos autos en el Banco Córdoba, Sucursal Tribunales en el plazo de 2 días de
liquidados los haberes, bajo apercibimiento del art. 239 del Código Penal.
Se deja constancia que el Dr. Mauricio Berrotaran, MP. 1-29458, se encuentra facultado
para diligenciar el presente.

Sírvase devolverlo directamente al tribunal con todo lo actuado.

DIOS GUARDE A UDS.

Fuente: Elaboración propia.


16
Medidas cautelares genéricas o innominadas

Es la que puede dictar el juez, según las particularidades del caso, cuando no existe una la ley una
previsión específica que satisfaga la necesidad de aseguramiento. Constituye una regla importante
ya que la realidad cotidiana presenta permanentemente nuevas situaciones y cuestiones a
solucionar que no se ajustan específicamente a los institutos legales previstos en la ley.
Su otorgamiento está condicionado a que no pueda utilizarse otra medida cautelar; que exista temor
fundado de perjuicio y que se trate de medidas de seguridad que resulten más aptas al objeto
del juicio.

El código procesal de la provincia de Córdoba ha introducido una norma que permite el


otorgamiento de otras medidas precautorias, de seguridad o de urgencia, no tipificadas
específicamente, siempre que según las circunstancias fueran las más aptas para asegurar
provisionalmente el cumplimiento de la sentencia.

Aunque no estén tipificadas para la procedencia se requerirá el cumplimiento de los presupuestos de


verosimilitud del derecho invocado, peligro en la demora y contracautela.

A continuación, les presentamos el célebre fallo “ Camacho Acosta” de la Corte Suprema de


Justicia de la Nación, que nos ilustra acerca de la medida cautelar innovativa:

Considerando 1: Que el actor en un proceso de indemnización de daños y perjuicios


reclamo que se dictara una medida cautelar innovativa que impusiera a los
demandados el pago de una prótesis en reemplazo de su antebrazo izquierdo que
había sido amputado por una máquina de propiedad de aquéllos.
2. Que el juez de grado desestimó la medida en una resolución que fue
confirmada por la sala H de la Cámara Nacional de apelaciones en lo Civil que
entendió que el recurrente no había dado cumplimiento a l recaudo de la verosimilitud
del derecho, ya que de adentrarse el tribunal en el examen de la cuestión debatida
implicaría sin lugar a dudas, emitir opinión sobre el “thema desidendum”.
3- Que el actor dedujo recurso extraordinario contra dicho pronunciamiento porque,
según sostuvo, la resolución apelada no había respondido los argumentos
planteados en defensa de su posición y había desechado, sin justificación valida, las
pruebas agregadas por su parte que demostraban la verosimilitud del derecho
invocado y el peligro en la demora por la falta de colocación de la mencionada
prótesis.
4 Que si bien es cierto que las resoluciones adoptadas en materia de medidas
cautelares no son susceptibles de revisión por la vía del recurso extraordinario, tal
principio cede cuando la decisión produce un agravio de insuficiente, tardía o
dificultosa reparación ulterior o bien cuando la alteración de la situación de hecho o de
derecho pudiera influir en la sentencia o convertiría su ejecución en ineficaz o
imposible. (Conf. causa W3 XXXII2 Waroquiers, Juan P. otros c, Quintanilla de
Madanes, Dolores y otros, del 10 de octubre de 1996).
5- Que en tal sentido, el recurrente ha puesto de manifiesto que la tardanza en la
colocación de la prótesis hasta el momento de la sentencia definitiva le provocará
un perjuicio irreversible en la posibilidad de recuperación física y psíquica de su
parte, como también que la permanencia en su situación actual – hasta el momento
en que concluya el proceso - le causa un menoscabo evidente que le impide
desarrollar cualquier relación laboral, todo lo cual reclama una decisión jurisdiccional
eficaz para modificar el estado de hecho en que se encuentra (ver peritaje psicológico
y fs. 41 vta. de la queja).
6- Que esta Corte ha considerado a la medida cautelar innovativa como una
decisión excepcional porque altera el estado de hecho o de derecho existente al
tiempo de su dictado, y por configurar un anticipo de jurisdicción favorable respecto
del fallo final de la causa, resulta justificada una mayor prudencia en la apreciación
de los recaudos que hacen a su admisión (Conf. fallos 316: 1833 y causa P489 XXV

17
“Perez Cuesta SACI C. Estado Nacional s/ acción declarativa de inconstitucionalidad
[prohibición de innovar]” del 25 de junio de 1996. La Ley, 1996. D- 689).
7Que el juez de grado tuvo por acreditada prima facie la verosimilitud del derecho
invocado por el actor cuando dispuso la traba de embargo sobre bienes muebles e
inmuebles del patrimonio de los demandados a fin de resguardar el eventual
pronunciamiento a dictarse sobre el planteo indemnizatorio del apelante;
verosimilitud que se vincula con los presupuestos de la relación jurídica y
circunstancias fácticas determinantes del reclamo.
8- Que para probar el recaudo del peligro en la demora – necesario en toda medida
cautelar - el recurrente llevó a cabo diligencias a fin de evidenciar la existencia de los
intentos realizados por los demandados para disminuir su patrimonio lo que se veía
agravado por la falta de seguro de accidentes de trabajo respecto del personal que
desarrollaba sus tareas en la empresa GRAFI GRAF SRL.
9- Que ante tales afirmaciones la alzada no podía desentenderse del tratamiento
concreto de las alegaciones formuladas so color de incurrir en prejuzgamiento, pues
en ciertas ocasiones – como ocurre en medida de no innovar y en la medida cautelar
innovativa – existen fundamentos de hecho y de derecho que imponen al tribunal
expedirse provisionalmente sobre la índole de la petición formulada estudio que era
particularmente necesario en el sub lite en razón de que el recurrente pretendía
reparar - mediante esa vía – un agravio causado a la integridad física y psíquica
tutelada por el art. 5 Inc. 1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
10- Que ello resulta así pues es de la esencia de esos institutos procesales de
orden excepcional enfocar sus proyecciones – en tanto dure el litigio- sobre el fondo
mismo de la controversia, ya sea para impedir un acto o para llevarlo a cabo,
porque dichas medidas precautorias se encuentran enderezadas a evitar la
producción de perjuicios que se podrían producir en caso de inactividad del
magistrado y podrían tornarse de muy dificultosa o imposible reparación en la
oportunidad del dictado de la sentencia definitiva.
11- Que de considerarse admisible el único sustento dado por el a quo, la medida
cautelar innovativa se convertiría en una mera apariencia jurídica sin sustento
alguno real en las concretas circunstancias de la causa, habida cuenta de que toda
presentación en tal carácter se enfrentaría con el valladar del eventual
prejuzgamiento del tribunal como impedimento para la hipotética resolución favorable
al peticionario.
12- Que el mencionado anticipo de jurisdicción que incumbe a los tribunales en el
examen de ese tipo de medidas cautelares, no importa una decisión definitiva sobre la
pretensión concreta del demandante y lleva incita una evaluación del peligro de
permanencia en la situación actual a fin de habilitar una resolución que concilie –
según el grado de verosimilitud. Los probados intereses de aquel y el derecho
constitucional de defensa del demandado.
13- Que en tales condiciones, y sin perjuicio de señalar que lo expresado no implica
decidir concretamente sobre la procedencia del reclamo formulado por el actor,
corresponde declarar procedente el recurso extraordinario pues media relación
directa e inmediata entre lo resuelto y las garantías constitucionales que se dicen
vulneradas (art. 15, Ley 48).
Por ello se declara admisible el recurso extraordinario y se deja sin efecto la sentencia
apelada. Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que, por medio de quien
corresponda, proceda a dictar nuevo fallo con arreglo a lo expresado. Agréguese la
queja al principal. Eduardo Moliné Oconnor - Carlos Fayt- Guillermo López - Antonio
Boggiano- Enrique Petrachi- Gustavo Bossert- Adolfo Vázquez, en disidencia.
Disidencia del Dr. Vázquez.
Considerando: Que el recurso extraordinario, cuya denegación origina la presente
queja no se dirige contra una sentencia definitiva o equiparable a tal (art. 14, Ley 48)
Por ello se desestima la queja - Adolfo Vázquez. (CSNJ, Camacho Acosta Maximino c.
Grafi Graf SRL y otros. Buenos Aires, agosto 7 de 1997).

18
Los procesos urgentes (pp. 398 a 412, T. II)

Actualmente se admite y se da estructura conceptual a los denominados procesos urgentes que


comprenden diferentes trámites judiciales. Se propone la admisión de estos tipos de procesos
cuando concurran determinadas situaciones que exigen una particular y rápida respuesta
jurisdiccional.

En este sentido, se incluyen dentro de ellos al amparo y al habeas data. La tutela de urgencia o
procesos urgentes reconoce en la actualidad tres tipos principales de mecanismos diferenciados
entre sí: las medidas cautelares propiamente dichas, de la que ya hemos hecho referencia, las
medidas autosatisfactivas y la tutela anticipada, debe mencionarse además el proceso monitor.

La tutela de urgencia cautelar anticipatoria es aquella que trata de obtener, durante la


sustanciación del proceso, una anticipación de la probable resolución a dictarse dentro de este. Con
ellas se procura evitar el perjuicio, que podría significar para el peticionante de la medida, la
demora en la satisfacción de la pretensión hasta el momento en que se dicte la resolución
definitiva. Esta tutela se caracteriza por ser revocable o confirmable por la sentencia de mérito. Por
su parte, la tutela satisfactiva autónoma, se trata de un requerimiento de carácter urgente, formulado
al juez por un sujeto con carácter de parte que se agota, de allí satisfactiva, con su despacho
favorable, no siendo entonces necesaria la iniciación de una posterior acción principal para evitar su
decaimiento.

Por último, debemos mencionar el proceso monitorio. Esta categoría constituye un proceso en el
que la estructura contradictoria normal se invierte.

En efecto, en el proceso monitorio el juez, luego de escuchar al actor, dicta la sentencia


acogiendo su demanda y solo después oye al demandado, abriéndose así el contradictorio.

19
Referencias

Corte Suprema de Justicia, Camacho Acosta Maximino c/ Grafi Graf SRL y otros. Buenos Aires, 7
agosto de 1997.

Fassi, S. y Yáñez, C. (1989). Código Procesal Civil y Comercial. Buenos Aires: Edit. Astrea.

Ferreyra de De la Rúa, A. (2008) Medidas cautelares. Doctrina y jurisprudencia. Colección de


Derecho procesal. N° 3. Córdoba: Advocatus - Siglo 21.

Ley Nacional N° 24.241 (1993). Sistema integrado de jubilaciones y pensiones. Senado y Cámara de
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