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1. Analice las oraciones destacadas. Reconozca los sujetos explícitos y estudie sus estructuras.
Fundamente teóricamente.
2. Identifique tres oraciones impersonales de distinto tipo. Fundamente.
La estructura señalada entre < > está transpuesta y cumple una función dentro de la oración en la
que se encuentra. No debe estudiar su estructura interna.
Mis padres me sacaban a veces a pasear. Todos los fines de semana íbamos al "Loew's Capítol" de la calle
F, donde siempre exhibían películas recién estrenadas. Después venía un "floor show" en vivo. Mientras las
coristas levantaban sus largas piernas al unísono veíamos la orquesta de Glenn Miller o de Tommy Dorsey,
o Jimmy Dorsey, o tal vez Artie Shaw. El programa, que alternaba cine y teatro, se repetía dos o tres
veces por día. Entre una parte y otra, como recreo, aparecía un organista que ejecutaba canciones
religiosas, patrióticas y populares, las que eran coreadas por el público siguiendo la letra que se proyectaba
en la pantalla. A nosotros nos parecía pintoresco estar sentados en la oscuridad esperando la película
[…].
A menudo pensaba en Montevideo. Me imaginaba en el interior del apartamento de mi abuela,
bastante pequeño, donde quedaron viviendo cinco personas y un perro. La Pama no era dueña de la
cocina. Le mandaban hacer mandados que no estaba acostumbrada a cumplir como, por ejemplo, ir a la
farmacia. También debía pasear al perro sola. Mi abuela se enojaba porque el Pin Pon hacía caca en el
centro del living. Entonces rezongaba a la Pama. La Pama dormía en un cuarto chico. Debía extrañarme
mucho, como yo a ella. Querría tenerla aquí conmigo. . Hélène vuelve a ir a la escuela, sólo que ahora a
cuarto año. La Señorita es Chela, una un poco gordita, de tacos altos y poderosa voz, cariñosa. ¿Dónde
estará realmente ahora la niña de los rulitos encantadores, la que sabía sonreír tiernamente? Se asombraría
de verme, porque me parece que estoy cambiado. Aquí a los nueve o diez años los niños ya usan pantalones
largos. Parezco disfrazado. Ayer me tomé un tranvía, que era celeste y blanco, y muy rápido. Viajé
solo y me fui a un estadio cerrado en que había un rodeo. Es parecido a la doma de la Semana de
Turismo en el Prado. Aquí también hacen pruebas con el lazo, pero están vestidos de cowboys.
También hacen una especie de doma de novillos, bastante bruta. Muy interesante. Me mezclo en la
calle con la gente y nadie me pregunta nada, nadie me da bola. Cuando tengo que hablar trato de ser
sintético. Me imagino a Tarzán preguntándole a Jane por dónde pasa el tranvía, y ahí me veo yo. Pero
de a poco la voy llevando. Cuando terminaron las vacaciones de verano se reabrieron las escuelas A
mí me mandaron a una Escuela Elemental del Estado, cercana al hotel y exclusiva para blancos.
<Cuando fui a la escuela y me pasaron al patio> me desubicaba la ausencia de guardapolvos y
de moños. Hasta las maestras estaban vestidas como si estuvieran en su casa. A pesar de que los
salones eran chicos tenían espacio para acomodarse aquí, y había pocos alumnos por clase. Pero los
ambientes internos se veían poco soleados y eran relativamente chicos, no como en mi escuela, que
era un edificio antiguo y tenía salones grandes y atiborrados, de techos altos. Los chiquilines me
recibieron con hostilidad y desde el primer recreo me agredieron. Poco a poco se fue formando un
círculo en mi entorno, sin que las maestras atinaran a hacer nada. Comenzaron entonces las burlas.
Uno de ellos me empujó por encima de otro, que se encontraba en cuatro patas detrás de mí. Yo di una
vuelta hacia atrás y caí sobre el cemento del patio. Me dolió la cabeza. Y protesté. Mi reacción no
fue tanto una respuesta agresiva sino un quejido. Una maestra se acercó y me entró de nuevo al salón
de clase, donde no había nadie, hasta que terminó el recreo. Cuando finalizó el horario escolar volví
lentamente al hotel, añorando a mis viejos compañeros del Cordón. Sentía nostalgia y extrañaba sus
moñas azules anchas y elegantes.
Gualberto Trelles Merino: Una historia montevideana
Ed. de la Banda Oriental. Montevideo, 2010
1) El programa, que alternaba cine y teatro, se repetía dos o tres veces por día.
El ejercicio pide el reconocimiento del sujeto explícito. Por lo tanto exige el marco teórico
de Alarcos en su Gramática de la Lengua Española (Espasa, Madrid, 1994).
“320. Se ha visto (§ 313.1º) que cuando el sujeto gramatical expresado por el morfema
personal incluido en la terminación del verbo no hace una referencia inequívoca en la
situación de habla, se agrega un adyacente que especifica la designación de esa persona y
que denominamos sujeto explícito o léxico. Su presencia es, pues, optativa, ya que para que
haya oración basta la existencia del sujeto gramatical. Así, al decir Escribió, proferimos
una oración, pues en esa forma verbal hay un sujeto gramatical (tercera persona del
singular) del cual se predica la noción «escribir» significada por el signo léxico. Cuando
interesa precisar la alusión real de esa tercera persona, se añade un sustantivo (o unidad
equivalente) que funciona como sujeto explícito, diciendo El niño escribió, La secretaria
”.La relación de dependencia entre el segmento que funciona como sujeto explicito y la
terminación de persona (o sujeto gramatical) del verbo se hace patente mediante la
concordancia, que consiste en igualar los morfemas de persona y número entre ambos
sujetos:
3ª. pers. el niño escribió 3ª. pers Los niños escribieron
2ª. pers. sing. tú escribiste 2ª. pers. plural Vosotros escribisteis
1ª. pers. Yo escribí 1ª. pers. Nosotros escribimos”
“El verbo declara siempre, con las formas especiales de su terminación, a cuál de las tres clases de sujeto,
o personas gramaticales, se refiere el predicado, y qué número tiene esa persona, si plural o singular. A esta
regla, de que el verbo ajuste las formas de su desinencia a la clase de sujeto que tenga, se llama
concordancia
Pero hasta aquí solo probamos su valor sustantivo, no hemos probado que funcione como
sujeto. Y siguiendo el razonamiento que propone el ejemplo de la guía podemos probar la
sustitución paradigmática:
Con esta sustitución, la concordancia se hace patente: A nosotros nos parecían pintorescos
esos hechos
La estructura que puede ser considerada sujeto es hasta las maestras. En efecto, el
sustantivo maestras concuerda con el verbo estaban (la maestra estaba vestida).
El problema lo plantea la preposición que introduce al sustantivo. En la guía se plantean
dos posiciones. Para algunos autores (por ejemplo, Alcina y Blecua) se trata de un sujeto
encabezado por una preposición.
Pero para otros autores, entre los que se encuentra Alarcos, esta estructura hasta las
maestras no es el sujeto de la oración.
Dice Alarcos:
“Con la preposición hasta se encuentran segmentos que en apariencia funcionan
como sujetos explícitos:
Hasta los gatos quieren zapatos.
Hasta el imaginar acabada por ser una fatiga (1.404)
Hasta Petra pidió una tarde permiso a la señora (1.439)
El hecho de que en lugar de hasta pudiese aparecer una unidad de oficio adverbial
(por ejemplo, Incluso los gatos...¸Aun el imaginar...) sin que variara el sentido, no
debe inducir a considerar hasta en tales casos como un adverbio, puesto que, al
contrario que estos, no goza de autonomía ni funciona aisladamente como
enunciado. Es preferible interpretar los segmentos con hasta como adyacentes
que denotarían el límite final de la serie de elementos constitutivos del sujeto
explícito. Por ejemplo, en El Cura, Fermín, y hasta los guardias [...] la habían
aconsejado [...] que dejase aquel tráfico (1.312), el sujeto explícito del núcleo
habían aconsejado es la serie El Cura, Fermín, y hasta los guardias, cuyo último
elemento con hasta indica el fin de la enumeración. Cuando este segmento
aparece aislado como en los ejemplos de arriba, se sobreentiende un término
previo totalizador: Todos, hasta los gatos, quieren zapatos; Todo, hasta el
imaginar, acababa por ser una fatiga; Todo el mundo, hasta Petra, pidió una tarde
de permiso a la señora”. EMILIO ALARCOS LLORACH GRAMÁTICA DE LA LENGUA
ESPAÑOLA Ed., Espasa Calpe, Madrid, 1994 (§ 326,p. 273)
De modo que el segmento hasta las maestras es, para Alarcos, un adyacente que
denota el límite final de una serie de elementos constitutivos del sujeto explícito
(por ejemplo, las directoras, las alumnas, las funcionarias, hasta las maestras). La
preposición indica el final de la enumeración. Hay que sobreentender un término
previo totalizador que sería el verdadero sujeto:
5) Me dolió la cabeza
El sujeto es la cabeza.
La concordancia puede probarse como hecho gramatical aunque resulte extraño desde el
punto de vista referencial el poner el sustantivo cabeza en plural.
Me duelen las cabezas
Si se tratara de algún sustantivo cuyo plural, por razones referenciales, no
resultara extraño (por ejemplo, rodillas) el razonamiento de la concordancia
resultaría más natural:
Me duele la rodilla
Me duelen las rodillas.
Pero la concordancia es un fenómeno gramatical y no debe confundirse con la
relación que una unidad tenga con su referente extralingüístico, como lo explica
José A. Martínez en la lectura 5.
“79. Entendemos por artículo el que suele llamarse definido o determinado, cuyos
significantes son el, la, los, las, lo. Según se estudiará (§ 167) , la unidad conocida
como «artículo indefinido o indeterminado» (un, una, unos, unas) es magnitud
completamente distinta por las funciones que desempeña. Dos rasgos esenciales los
separan: el «indefinido» es palabra tónica, y en consecuencia puede cumplir un papel
en el enunciado sin el concurso de otros elementos; en cambio, el artículo propiamente
dicho (el, la, etc.) es unidad átona y dependiente, pues presupone la presencia de otras
unidades en las que se apoya fónicamente y de las que no es separable por constituir
con ellas un grupo fónico.
Es cierto que el artículo (como otras unidades estudiadas más adelante, caps. IX,
XI, el «indefinido», los «demostrativos», etc.) es un elemento determinante del
sustantivo, pero lo es de otro modo funcional que los que desempeñan los
morfemas ñde número. Así como singular o plural determinan el alcance de la
referencia que hace el sustantivo en que están incluidos, también el artículo
delimita la denotación efectuada por el sustantivo. Por ello, aunque el artículo
precede en la secuencia al sustantivo y en la escritura se mantiene separado por
un blanco, al revés de los signos que manifiestan el género y el número, que se
posponen y se juntan, es también como estos un accidente del sustantivo. Por
tanto, el sustantivo puede estar o no determinado por el artículo y presentar las
correspondientes diferencias de significación: Sopla el viento frente a Sopla
viento, Vino en el coche frente a Vino en coche, Gritaban los niños frente a
Gritaban niños, Compraron las rosas frente a Compraron rosas, etc.” EMILIO
ALARCOS LLORACH GRAMÁTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA Ed., Espasa Calpe,
Madrid, 1994 (§ 79 p. 66)
El adjetivo y el artículo son, pues, los adjuntos naturales del nombre, las palabras cuya
misión propia es la de acompañar a un nombre actualizando, apuntalando y precisando
su significación. Esta misión no es exclusiva de los adjuntos, como vamos a ver en
seguida. Todas las palabras o grupos de palabras que, como los adjuntos, desempeñan
ese papel, se llaman complementos.” MANUEL SECO Gramática esencial del español,
(1972) Espasa, Madrid, 2005, ps. 137-138
Segunda parte. Identifique tres oraciones impersonales de distinto tipo.
Fundamente.
En Montevideo por esta época todavía hace frío, sopla el viento, hay finas lloviznas que terminan por
empapar la ropa
De este enunciado que, según la propuesta teórica de Alarcos, conforma un grupo oracional
yuxtapuesto, seleccionamos la primera oración:
Todos los fines de semana íbamos al "Loew's Capítol" de la calle F, donde siempre exhibían películas
recién estrenadas.
De este enunciado, que para Alarcos conforma una oración compleja, elegimos la oración degradada
De este enunciado, que para Alarcos constituye una oración compleja, seleccionamos la segunda
oración degrada, (que funciona como adjetivo del sustantivo canciones) dentro de la cual hay otra
oración transpuesta que funciona como adjetivo del sustantivo letra.