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INTRODUCCIÓN

El tema de la responsabilidad social cobra cada vez más relevancia en un mundo


globalizado, donde todas las acciones emprendidas por el individuo, las empresas, las
instituciones o cualquier tipo de organización, sean nacionales o internacionales, tienen
un impacto profundo en la sociedad. El punto es que ya sea en menor o mayor medida, los
diferentes actores sociales tienen universidad cuota positiva o negativa en el rumbo que
tome el medio en el que se desenvuelven. Sin duda alguna, en la universidad, la suma de
todo lo que se haga o se deje de lado repercutirá en el ámbito individual, social y global.

Según el autor Francois Vallaeys, tradicionalmente la universidad tiene tres funciones


sustantivas que son la docencia, la investigación y la extensión, siendo esta última a la que
se le ha encargado ser el área académica que lleve la batuta de la función y compromiso
social, y proyección social universitaria. Sin embargo, desde el enfoque de procesos, hoy
en día se reconoce relevancia de la gestión universitaria como parte integral de la función
académica de la universidad dado que tiene impactos sociales directos e indirectos cuando
se toman decisiones en cuanto a las estructuras, procedimientos políticos y solución de
conflictos para la convivencia entre las personas.

La responsabilidad social universitaria es “universidad política de mejora continua de la


universidad hacia el cumplimiento efectivo de su misión social mediante la gestión ética
y ambiental de la institución, la formación de ciudadanos conscientes y solidarios, la
producción y difusión de conocimientos socialmente pertinentes y la participación social
en la promoción de un desarrollo más equitativo y sostenible”, (Vallaeys, 2009).
ORIGEN DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL UNIVERSITARIA

Se considera que la responsabilidad social es un área aún en construcción, pero que


goza de un protagonismo valioso entre organizaciones y empresas (Vallaeys et al 2009;
1). Citan los autores Richard Farmer y Dickerson Hogue (en Ogliastri et al 2007; 15) que
desde sus inicios el tema de la RS ha sido enfocado tomando como base la experiencia
empresarial y en ese sentido se considera como sus antecedentes históricos los debates
generados durante y después de la segunda revolución industrial (1871-1914), cuando las
acciones de las compañías empezaron a tener un impacto considerable sobre la comunidad
local en la cual proveían de empleo, bienes y servicios. Específicamente, sostienen que en el
caso de Estados Unidos de América, esta discusión empezó a finales del siglo XIX cuando el
gobierno comenzó a regular las acciones de los negocios, formulando leyes dirigidas a
influenciar la conducta de las empresas.

Se aduce que con la industrialización, los impactos de los negocios en la sociedad y el


medio ambiente asumieron universidad nueva dimensión, trayendo consigo una extensión
de las responsabilidades de las empresas. Por esta razón, se estima que algunas
corporaciones de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX utilizaron algo de su
riqueza para apoyar actividades filantrópicas; sin embargo fueron muy pocas las que
tomaron conciencia del nuevo alcance de su responsabilidad (Ogliastri et al 2007; 15).

Otros autores consideran que la responsabilidad social empresarial (RSE), nació en los años
veinte del siglo XX, tomando fuerza en los años cincuentas y sesentas, sustentada en la idea
que si las empresas usan recursos que posee una sociedad, al hacer uso de estos se crea un
deber ético de devolverle de alguna manera beneficios; es decir, que las compañías además
de la generación de trabajo o de riqueza para los dueños del capital financiero, deben velar por
el bienestar de la comunidad donde se encuentran ubicadas (Rojas & Olaya SF; 2).

En lo que se refiere a América Latina, se estima que el vínculo entre el empresariado y la


sociedad con un enfoque filantrópico está presente desde hace varios siglos, como
resultado de las figuras de beneficencia del siglo XVI al XIX cuando tomaron fuerza las
obras de caridad fomentadas por las instituciones religiosas (Fundación AVINA 2011;
19).Sostiene la Fundación AVINA (2011; 19), que en la primera mitad del siglo XX la
relación de la empresa con la comunidad se caracterizó por las donaciones que hacían
los propios dueños con sus recursos a instituciones de beneficencia, hospitales
públicos, asociaciones deportivas o que promovían el arte, y en la segunda parte, se
desencadenó la expansión de los conceptos de sostenibilidad y responsabilidad social
producto de los consensos internacionales (la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, la Declaración de la Organización Internacional del Trabajo relativa a los
Principios Fundamentales y Derechos Fundamentales en el Trabajo y las Directrices de las
Naciones Unidas para la protección de consumidor), la globalización de la economía y
el avance de las tecnologías de la información y la comunicación.

Sin duda alguna, históricamente la responsabilidad social se ha desarrollado mucho más


en el ámbito empresarial, pero es un movimiento que por su definición no tiene por qué
limitarse a este, de hecho la preocupación por el desarrollo sostenible hace que este
concepto también sea aplicable a los sectores público, asociativo y educativo (Vallaeys et
al 2009; 16).

1. Definición de responsabilidad social

Sobre el tema de responsabilidad social existen diversas definiciones así por ejemplo, el
Instituto ETHOS de Brasil, comprende la responsabilidad social como el compromiso de
las empresas de contribuir al desarrollo económico sostenible, trabajando con los
empleados, sus familias, la comunidad local y la sociedad en general para mejorar su
calidad de vida. Por lo tanto, la responsabilidad social debe estar integrada a la estrategia
del negocio y en este sentido tener en cuenta los impactos en la esfera económica, social y
ambiental.

La responsabilidad social es un esfuerzo y un compromiso de las empresas que genera


impactos positivos en el desarrollo económico, la competitividad, la ética y garantiza el
bienestar social.

La Unión Europea ha sido fundamental para incorporar la responsabilidad social como


parte vital de la planeación estratégica de las empresas, a través de El libro verde titulado
“Fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas” presentado
por la Comisión Europea en Bruselas en el 2001, en el cual se define la responsabilidad
social empresarial como la “Integración voluntaria por parte de las empresas de las
preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y en sus
relaciones con sus interlocutores”(Bruselas. 2001: 366).

Este nuevo enfoque de gestión empresarial busca que las organizaciones orienten el valor
agregado de sus actividades y definan estrategias de innovación que incorporen
consideraciones ambientales y sociales, manteniendo un adecuado balance con criterios
económicos, satisfaciendo las necesidades y requerimientos de sus partes interesadas
(stakeholders). Con esto se pretende lograr un equilibrio entre las dimensiones social,
económica y ambiental, para asegurar la continuidad de la empresa en el lar- go plazo y
procurar así su propia sostenibilidad y el desarrollo sostenible de la región donde operan.
(Vargas, 2013)

Por su parte la ISO 26000, (2007) la responsabilidad social se define como “la
responsabilidad de una organización respecto de los impactos de sus decisiones y
actividades en la sociedad y el ambiente, por medio de un comportamiento transparente
y ético que sea:

a. consistente con el desarrollo sostenible y el bienestar general de la sociedad; considere


las
b. expectativas de sus partes interesadas (stakeholders); esté en cumplimiento con la
legislación
c. aplicable y sea consistente con normas internacionales de comportamiento; y esté
integrada en
d. toda la organización y practicada en sus relaciones.”.

Asumir la responsabilidad social implica adoptar hábitos, estrategias y procesos que


conduzcan a minimizar los impactos negativos que se generan al ambiente y a la sociedad
en general. De acuerdo con Desarrollo con Causa, A.C (2012) ser responsable es saber
que cada individuo forma parte de una sociedad, en la que tiene compromisos y
obligaciones que debe cumplir tanto individualmente (responsabilidad social individual)
como en conjunto (responsabilidad social empresarial, gubernamental, institucional,
organizacional).

Para Vallaeys, de la Cruz y Sasia (2009; 6), la responsabilidad social no es una acción
social filantrópica al margen de la actividad principal de la organización, sino un nuevo
sistema de gestión de la organización, ni universidad moda pasajera, sino universidad
obligación universal para asegurar la sostenibilidad social y ambiental de nuestro modo
de producción y consumo en un planeta frágil en el cual todos tenemos iguales derechos
a universidad vida digna. Aducen ambos autores que la responsabilidad social no es
universidad función más de la organización, sino un modo permanente de operar todas sus
funciones basado en el diagnóstico y la buena gestión de sus impactos directos e
indirectos y no es sólo (sic) para las empresas, sino que concierne a todas las
organizaciones, públicas y privadas, con o sin fines de lucro, nacionales e internacionales
(Vallaeys té al 2009; 6).

Agregan Vallaeys, de la Cruz y Sasia (2009; 6-7) que los atributos que definen la
responsabilidad social son: la buena gobernabilidad, la gestión de los impactos
medioambientales y sociales, la rendición de cuentas y el diálogo con las partes
interesadas y las alianzas para participar en el desarrollo sostenible.

2. Origen de la responsabilidad social universitaria

La responsabilidad social universitaria no es un fenómeno nuevo, sino un proceso que


se viene gestando desde el siglo XX, pasando por diversos momentos de auge y de
consolidación; en ese sentido, se señalan como los momentos más importantes de lo que
se ha llamado la reforma universitaria en América Latina, los siguientes:

a. La Reforma de Córdoba de 1918, cuyo eje giró en torno a la autonomía


universitaria y la ampliación del alcance de la educación superior hacia los sectores
medios de la sociedad, lo que implicó la superación de la educación de élites y la
expansión de un modelo de educación gratuita y pública, monopólico y cogestionado.

b. La crisis de la educación de los años 1970 a 1990 asociada a problemas de


corte político, financiero e institucional, y que sentó las bases del nacimiento y expansión
de la educación privada, donde, al tiempo que se expandió la matrícula, disminuyeron los
niveles de calidad en un contexto de contracción del papel del Estado como ente
regulador.

c. El nuevo contexto de la globalización y las nuevas tecnologías a partir de


1990, lo que ha provocado profundos cambios sociales, políticos, culturales y
económicos, teniendo como consecuencia la globalización, la mundialización y la
internacionalización de la educación superior (Valverde et al, 2011; 14).

A raíz de estas reformas se han creado normas para regir la investigación, la extensión y la
docencia; la autonomía universitaria, los procesos de evaluación y acreditación; el
régimen de títulos; el espa- cio e incentivo para los docentes, la internacionalización de
la educación y la conformación para el espacio de las redes globales; la inclusión; los
sistemas de información y las tecnologías, nuevas formas de concebir el conocimiento
propias de los nuevos tiempos; la ruptura de la lógica discipli- naria tradicional que
permita la generación del espacio trans disciplinario y surgimiento de nuevas disciplinas
(Valverde et al 2011; 15)

De acuerdo con Valverde (2011) las profundas y constantes transformaciones en el


mundo desde finales del siglo XIX y los primeros años del XX, han llevado a la necesidad
de asumir un compromiso individual y colectivo con el planeta, siendo la tendencia la
adquisición de responsabilidades por parte de las compañías y las organizaciones,
incluyendo las universidades, tanto hacia el interior de las mismas como con su entorno
para lograr un desarrollo humano sostenible.

Esta transformación del entorno nacional e internacional condujo a que en el año 1998
la UNESCO mediante la Declaración Mundial sobre la educación superior en el siglo
XXI, reconociera que la educación superior tiene universidad importancia fundamental
para el desarrollo sociocultural, económico y la construcción del futuro (Valverde et al
2011; 13).

En el actual contexto las universidades no pueden quedarse alejadas de la reflexión


sobre responsabilidad social, porque al ser generadoras de conocimiento y ciencia,
formadoras de profesionales y como ámbito idóneo para el abordaje de temas de la
realidad y del propio conocimiento, tienen mayor compromiso con la sociedad
(Valverde et al 2011; 13).

No cabe duda que las universidades tienen universidad cuota transcendental en la RS, de ahí
que sea necesario que se entienda qué se debe hacer, cómo y para qué, se redefina su
papel, su quehacer se adecúe a una realidad cambiante, se evalúe su labor y sus efectos a
nivel interno y con la sociedad, en aras de contribuir a un desarrollo humano sostenible.

En la siguiente figura se muestran los actores de la responsabilidad social universitaria


en la que destacan estudiantes, docentes e investigadores, autoridades y personal no
docente.

3. Definición de la responsabilidad social universitaria

Si se considera que los dos propósitos académicos fundamentales de la universidad son la


formación humana y profesional y la construcción de nuevos conocimientos, es ahí donde
las universidades deben asumir la RSU como un compromiso de gestión y difusión del
conocimiento e iniciar un proceso de cambio y transformación organizacional inclusiva,
innovadora y creativa (Valverde et al 2011; 17).

Según la Organización de Estados Americanos y el Banco Interamericano de


Desarrollo, la RSU se puede definir como “universidad política de calidad ética del
desempeño de la comunidad universitaria (estudiantes, docentes y personal
administrativo) a través de la gestión responsable de los impactos educativos, cognitivos,
laborales y ambientales que la universidad genera, en un diálogo participativo con la
sociedad para promover un desarrollo sostenible” (en Valverde et al 2011; 17).

Esta definición tiene aspectos muy valiosos que vale la pena destacar, habla de ética, que
quiere decir que hay que proceder bien, pensar, actuar, ejecutar, es decir, es
responsabilidad de cada universidad de las personas u organizaciones proceder conforme
con lo que les fue encomendado de la mejor manera. Es claro también que es vital
administrar y medir los impactos, porque de qué sirve hacer por hacer si no se alcanzan
los resultados que se necesitan, sería como predicar en el desierto. Al ser la universidad
pública, con mucha más razón, al financiarse con recursos públicos, debe tener un norte
que responda a las necesidades reales de la sociedad y un mayor compromiso con el
desarrollo humano sostenible.
Según la red AUSJAL (Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús
en América Latina),la habilidad y efectividad de la universidad para responder a las
necesidades de transformación de la sociedad donde está inmersa, mediante el ejercicio de
sus funciones sustantivas: docencia, investigación, extensión y gestión interna” RSU es la “.
Esta definición, es necesario alinearla a los recursos, misión y visión de cada universidad. Por
otro lado, la nueva ley universitaria Ley 32220 establece que “la responsabilidad social
universitaria es la gestión ética y eficaz del impacto generado por la universidad en la sociedad
debido al ejercicio de sus funciones: académica, de investigación y de servicios de extensión y
participación en el desarrollo nacional en sus diferentes niveles y dimensiones; incluye la
gestión del impacto producido por las relaciones entre los miembros de la comunidad
universitaria, sobre el ambiente, y sobre otras organizaciones públicas y privadas que se
constituyen en partes interesadas”
Desde otro enfoque, se puede proponer que RSU es un conjunto de decisiones que toma la
alta dirección de una universidad buscando promover el bien común en la sociedad mediante el
aporte de profesores, estudiantes, personal administrativo y socios clave para generar un
impacto positivo de orden académico, social y ambiental. En este contexto, los protagonistas
ejecutores de la responsabilidad social universitaria son los profesores y estudiantes mientras
que las autoridades se encargan de diseñar los objetivos de RSU, la estrategia general y las
políticas necesarias para implementar las estrategias que conduzcan al logro de los objetivos
de RSU.

4. Impactos y ejes de gestión de la responsabilidad social universitaria

5.1 Los impactos:

Se estima indispensable que los tomadores de decisiones estén claros que ser
socialmente responsables es una decisión estratégica que tiene impactos en la sociedad, es
decir, sobre todas las partes interesadas y afectadas.

Asimismo, para entender el concepto de RSU en una forma más práctica hay que
considerar los impactos que la institución genera en su entorno.
Estos pueden ser agrupados, como puede verse a continuación, en cuatro categorías,
organizacional, educativa, cognitiva y social:

a. Impactos ORGANIZACIONALES
Como cualquier organización laboral, la universidad impacta en la vida de su personal
(administrativo, docente y estudiantil), así como la forma en que organiza su quehacer
cotidiano tiene impactos ambientales (desechos, deforestación, transporte, etc.). La
universidad responsable se pregunta por su huella social y ambiental.

b. Impactos educativos
La universidad influye en la formación de los jóvenes y profesionales, su escala de valores,
su manera de interpretar el mundo y de comportarse en él. Incide asimismo en la
deontología profesional y orienta –de modo consciente o no- la definición de la ética
profesional de cada disciplina y su rol social. La universidad responsable se pregunta por
el tipo de profesionales, ciudadanos y personas que forma, y sobre la adecuada
organización de la enseñanza para garantizar universidad formación socialmente responsa-
ble de sus estudiantes.

c. Impactos COGNITIVOS
La universidad orienta la producción del conocimiento, influye en la definición de lo
que se llama socialmente verdad, ciencia, racionalidad, legitimidad, utilidad, enseñanza,
etc. Incentiva (o no) la fragmentación y separación de los saberes al delimitar los ámbitos
de cada especialidad o carrera. Articula la relación entre tecno ciencia y sociedad,
posibilitando (o no) el control y la apropiación social del conocimiento. Influye sobre la
definición y selección de los problemas de la agenda científica. La universidad
responsable se pregunta por el tipo de conocimientos que produce, por su pertinente social y
por sus destinatarios.

d. Impactos sociales
La universidad tiene un peso social en tanto referente y actor que puede (o no) promover
el progreso, crear capital social, vincular a los estudiantes con la realidad exterior, hacer
accesible el conocimiento a todos, etc. La universidad responsable se pregunta cómo puede
acompañar el desarrollo de la socie- dad y ayudar a resolver sus problemas fundamentales
(Vallaeys et al 2009; 9).

En la cita anterior se indica de universidad forma sencilla, cómo se puede abordar la


temática de cada uno de los impactos que genera la universidad, no se trata de emplear
universidad retórica confusa o difícil, es partir de premisas claras para obtener resultados
exitosos. Además, si bien es cierto, el propósito de esta inves- tigación no fue medir los
impactos de las actividades de la UNIVERSIDAD, se considera que podría ser
universidad línea de indagación futura para algún o alguniversidad investigadora que
quisiera ahondar en este punto específico.

• Campus responsable: se refiere a la gestión socialmente responsable de


la organización, incluye clima laboral, recursos humanos, procesos democráticos internos y el
cuidado del medio ambiente.

• Formación profesional y ciudadana: se orienta a la gestión socialmente


responsable de la forma- ción académica y la pedagogía (temáticas, organización curricular,
metodologías didácticas).

• Gestión social del conocimiento: este eje aborda la gestión


socialmente responsable de la producción y difusión del saber, la investigación y los
modelos epistemológicos promovidos desde el aula.

• Participación social: contempla la gestión socialmente responsable de


la participación social en el desarrollo humano sostenible de la comunidad (Valverde et
al 2011; 22).

Señalan Vallaeys, de la Cruz y Sasia (2009; 15) que estos cuatro ejes “se retroalimentan
permanen- temente para la creación de universidad dinámica de mejora continua de la
responsabilidad, conjugan- do universidad mayor permeabilidad de la institución con
universidad mayor pertinencia social de sus procesos organizacionales y académicos”.

Tanto la definición de los impactos como los ejes de gestión de la responsabilidad social
univer- sitaria, son universidad excelente guía que no se puede dejar de lado para echar
a andar este tema en la UNIVERSIDAD, deben aprovecharse las herramientas que están
disponibles, pese a ser universidad materia de tan reciente data. Si universidad
universidad hace caso omiso a esta tendencia de ser responsable socialmente, estará
faltando a su deber de ser un catalizador hacia universidad sociedad que requiere
urgentemente de cambios.

A partir de lo antes mencionado el enfoque de responsabilidad social universitaria invita


a efectuar lo siguiente: facilitar y estimular el trabajo colaborativo en redes; estimular el
compromiso cívico y fomentar las relaciones solidarias en y por la comunidad; fomentar
la cultura de la transparencia y la rendición de cuentas; promover el intercambio de
buenas prácticas sociales y ambientales; formar estudiantes agentes de desarrollo
humano sostenible de su país; gestionar adecuadamente los impactos de la universidad en
el ámbito laboral, ambiental, educativo, cognitivo y social; producir conocimientos
socialmente útiles; abrir la universidad hacia la sociedad y viceversa; promover ini-
ciativas y proyectos de desarrollo sostenibles dentro y fuera de la universidad, es decir
integrados al funcionamiento normal de la institución, por lo que deben contribuir en
universidad mejor formación y producción cognitiva; proveer alianzas estratégicas
intersectoriales para la promoción del desarrollo sostenible y superar un enfoque
meramente asistencial de ayuda a beneficiarios necesitados y empezar a hacer desarrollo
de capacidades de verdad, creando relaciones horizontales entre socios (Valverde et al,
2011; 22).

5.2 Ejes de la responsabilidad social universitaria

De acuerdo con Vallaeys (2009), la responsabilidad social universitaria gira alrededor


de los siguientes ejes:

a. Campus RESPONSABLE: Se refiere a la gestión socialmente


responsable de la organización y sus procedimientos institucionales (clima laboral, manejo
de los recursos humanos, procesos democráticos internos y el cuidado del medio
ambiente).

El objetivo de este eje consiste en promover un comportamiento organizacional


responsable por parte de todos los integrantes de la comunidad universitaria: personal
docente, personal no docente, estudiantes. Al reafirmar a diario valores de buen trato
interpersonal, democracia, transparencia, buen gobierno, respeto de los derechos laborales,
prácticas ambientales sostenibles, etc., los miembros de la comunidad universitaria
aprenden, interiorizan y comparten normas de convivencia éticas.
b. FORMACIÓN PROFESIONAL y CIUDADANA: Se refiere a la gestión
socialmente responsable de la formación académica (en su temática, organización
curricular, metodología y propuesta didáctica). La formación profesional y humanística
debe fomentar competencias de respon- sabilidad en sus egresados. Esto implica que la
orientación curricular tenga universidad relación estrecha con los problemas reales
(económicos, sociales, ecológicos) de la sociedad y esté en contacto con actores externos
involucrados con dichos problemas. El aprendizaje solidario basado en proyectos
sociales (como por ejemplo la cada vez más difundida metodología del aprendizaje-
servicio) así como la negociación de las mallas curriculares de las diversas carre- ras
universitarias con actores externos potencialmente.

c. GESTIÓN SOCIAL del CONOCIMIENTO: Es la gestión socialmente


responsable de la producción y difusión del saber, la investigación y los modelos
epistemológicos promovidos desde el aula. El objetivo consiste en orientar la actividad
científica a través de universidad concertación de las líneas de investigación universitaria
con interlocutores externos, a fin de articular la pro- ducción de conocimiento con la
agenda de desarrollo local y nacional y con los programas sociales del sector público.
También, supone que los procesos de construcción de los cono- cimientos incluyan la
participación de otros actores sociales y la transdisciplinariedad.

PARTICIPACIÓN SOCIAL: Va dirigida a la participación de la universidad en la


comunidad. El objetivo apunta a la realización de proyectos con otros actores, de tal modo
que se constitu- yan vínculos (capital social) para el aprendizaje mutuo y el desarrollo
social. La participación de la universidad en su entorno no se limita a la capacitación de
públicos desfavorecidos, sino que promueve la constitución de comunidades de
aprendizaje mutuo para el desarrollo. Se trata de la reunión de diversos actores
universitarios y no-universitarios para trabajar en equipo alrededor de un proyecto social
consensuado, de tal modo que la acción colectiva asegure un aprendizaje permanente
entre todos (estudiantes, docentes y comunidad) y al mismo tiempo contribuya a la
solución de problemas sociales concretos.

Estos cuatro ejes de RSU se retroalimentan de forma mutua para la creación de universidad
dinámica de mejora continua de la responsabilidad.

La RSU en Perú

Fundamentada en los debates de la Conferencia Mundial de Educación Superior


organizada por la UNESCO (2009), la RSU se convierte en una variable importante para
medir calidad y otorgar prestigio en la mayoría de IES en Perú, realizando diferentes
procesos para adoptarla como discurso y en la práctica. Desde este marco surge la Ley
Universitaria 30 220 (Perú, 2014) que tiene por objeto normativizar el sistema de IES de
Perú y promover la calidad educativa de las instituciones universitarias como entidades
clave en el desarrollo nacional, en la investigación y en la cultura. En el capítulo XIII
introduce la RSU por medio de los artículos 124 y 125. En el Artículo 124 se aporta una
definición del concepto:

La responsabilidad social universitaria es la gestión ética y eficaz del impacto generado


por la universidad en la sociedad debido al ejercicio de sus funciones: académica, de
investigación y de servicios de extensión y participación en el desarrollo nacional en sus
diferentes niveles y dimensiones; incluye la gestión del impacto producido por las
relaciones entre los miembros de la comunidad universitaria, sobre el ambiente, y sobre
otras organizaciones públicas y privadas que se constituyen en partes interesadas. La
responsabilidad social universitaria es fundamento de la vida universitaria, contribuye al
desarrollo sostenible y al bienestar de la sociedad. Compromete a toda la comunidad
universitaria. (Perú, 2014: 527 229).

Dentro de los debates teóricos previos a la aprobación de la Ley Universitaria, se


destaca que la RSU tiene como objetivo la promoción de una relación de mutuo
beneficio entre la universidad y la sociedad, a través de actividades de formación,
investigación, extensión y organización que contribuyan al desarrollo humano
sostenible (DARS, 2009). Se considera la RSU como política institucional orientada a
desarrollar vínculos entre la universidad y su entorno, en una relación de doble vía. De
un lado, la universidad debe responder a las demandas y oportunidades de la sociedad a
través de la formación de profesionales competentes, la producción de conocimientos
pertinentes y la ejecución de proyectos orientados a propiciar el bien común; de otro
lado, debe incorporar los aprendizajes que la colaboración con la sociedad genere
renovando su propuesta educativa, abriendo nuevos temas de investigación, generando
metodologías de enseñanza-aprendizaje y recuperando las competencias que en su
colaboración con la población van adquiriendo los miembros de la comunidad
universitaria (DARS, 2013).

Estas nociones previas enfatizan una relación horizontal y de mutuo beneficio entre la
universidad y la sociedad que difiere de la noción de proyección social que se manejaba
dentro de algunas universidades, la cual proponía una relación vertical donde la
universidad resuelve los problemas de la sociedad, sin nutrirse del contacto con ésta. Tal
visión iluminista de la universidad se ve discutida con el concepto de la RSU y trae
cambios positivos en el vínculo que las universidades empiezan a sostener con la
sociedad y sus entornos inmediatos. Además, ayuda a repensar la calidad de la
educación superior, relevando la importancia de la producción de conocimiento con
pertinencia social (Fernández, 2015).

Retomando la Ley Universitaria, el artículo 125 “Medios de promoción de la RSU”


indica que las universidades implementarán la RSU, con reconocimiento de las
instancias y miembros de la comunidad que lleven a cabo el proceso; y en una cuestión
significativa para dicha política, obliga a un mínimo de inversión del presupuesto anual
en esta materia para lo cual se establecerán mecanismos que incentiven su desarrollo
por medio de proyectos de responsabilidad social, así como la creación de fondos
concursables para estos efectos. El artículo refiere que el proceso de acreditación
universitaria hace suyo el enfoque de RSU y lo incorpora transversalmente en los
estándares de acreditación de las dimensiones académicas, de investigación, de
participación el desarrollo social y servicios de extensión, ambiental e institucional.

Además, si el capítulo anterior identifica la RSU con un modelo de gestión, en el


artículo 130 se dispone la obligatoriedad de realizar actividades de RSU en todas las
carreras del pregrado, especificando que estas deben tender “a la aplicación de los
conocimientos que hayan obtenido y que impliquen una contribución en la ejecución de
las políticas públicas de interés social y fomenten un comportamiento altruista y
solidario que aporte en la mejora de la calidad de vida de los grupos vulnerables en
nuestra sociedad” (Perú, 2014: 527 229).

Otros ámbitos de la Ley 30 220 que refieren a la RSU son el artículo 4 referente a la
generación de redes interregionales, para fortalecer la calidad, pertinencia y
responsabilidad social en la formación e investigación. En ese sentido la ley le da una
mayor importancia a redes como la Red Peruana de Universidades (RPU), 3 a través de
las cuales se está comenzando a socializar el enfoque de RSU con el fin de llegar a
consensos y acuerdos de carácter nacional, tanto en su concepción, como en su
implementación. Es importante mencionar que bajo esta línea, en 2015 se organizó
el Primer Encuentro Nacional: Universidad Peruana y Responsabilidad Social en el
cual se iniciaron reflexiones entre autoridades y docentes de universidades públicas y
privadas sobre la incorporación del enfoque de la RSU en la gestión universitaria.

Relativo a la formación, resulta relevante el artículo 6, el cual siguiendo los parámetros


de la UNESCO (1998) clama por la formación de profesionales de alta calidad de manera
integral y con sentido de responsabilidad social de acuerdo con las necesidades del país.
Alineado con las relaciones con el entorno, y vinculado a los argumentos de la RSU, el
artículo 11 “Transparencia de las universidades” señala la obligación de hacer pública
en los portales electrónicos información permanente y actualizada correspondiente a
procedimientos, estados financieros, becas, proyectos de investigación, pagos exigidos a
los alumnos, ratios de alumnos, conformación del cuerpo docente, matriculados y
egresados por año y carrera; así como las remuneraciones, bonificaciones y demás
estímulos que se pagan a autoridades y docentes en cada categoría, por todo concepto.

La Ley Universitaria contempla una comprensión de la RSU en dos sentidos,


planteando por una parte un reto en la gestión de recursos e impactos de forma
responsable y transparente entendiendo a las IES como organizaciones, al igual que las
empresas u organismos públicos; y por otra parte, plantea el reto de la generación de
una formación superior con pertinencia social que forme integral y equitativamente
profesionales y ciudadanos competentes comprometidos con atender los problemas del
país, así como incentivar una investigación que genere conocimientos que contribuyan
al mismo fin, resultando éste el sello distintivo de la RSU, a diferencia de la
responsabilidad social nacida en el ámbito empresarial o que puede practicar cualquier
otra organización.

Consecuencia de la promulgación de la Ley 30 220 (Perú, 2014) se deriva la Ley de


Creación del Consejo Peruano de Acreditación de la Educación Superior (COPAES)
(Perú, 2015b) con la finalidad de brindar acreditaciones a los centros de estudios que
implementen procesos de mejora continua de la calidad de sus servicios y carreras para
promover la mejora de la calidad del servicio que ofrecen las universidades, institutos y
escuelas de educación superior, complementario a la Superintendencia Nacional de
Educación Superior Universitaria (SUNEDU), la cual otorga licencias de
funcionamiento a los centros de estudios que cumplen estándares básicos de calidad.

En el mismo marco legal, se aprueba la Política de Aseguramiento de la Calidad de la


Educación Superior Universitaria, con el objetivo de “garantizar un servicio educativo
de calidad, que ofrezca una formación integral y perfeccionamiento continuo, centrado
en el logro de un desempeño profesional competente y en la incorporación de valores
ciudadanos que permitan una reflexión académica del país, a través de la
investigación” (Perú, 2015: 562 356). El objetivo de esta política, además de velar por que las
IES impartan un servicio educativo que permita la inserción socio-laboral de los
egresados para que sean actores de una sociedad movilizada por los principios de
justicia, solidaridad, ética y respeto de la diferencia, vincula a su vez la calidad con la
mejora de las capacidades de auto-regulación de las IES y el sostenimiento de una
cultura institucional de calidad.

De la política de aseguramiento de la calidad se derivan los requisitos para el


licenciamiento de IES, dentro de los cuales el presentar un modelo de RSU no es una
exigencia ni para la creación de universidades, ni para el Modelo de Acreditación para
Programas de Estudios de Educación Superior Universitaria (Perú, 2016). En este caso, la
acreditación de programas de estudios se condiciona a la incorporación, en cada
propuesta, de las relaciones que se puedan establecer con el entorno, del perfil del
egresado acorde con las particularidades que declaren en su misión y visión y de los
resultados, con consistencia interna y externa, que el egresado logrará durante la
formación integral.

Señala el documento que el modelo de acreditación obedece, entre otros, a que en Perú
existen 142 universidades, públicas y privadas, con especial expansión de estas últimas
en los últimos años, lo cual implica la implementación de nuevos modelos de gestión
que atiendan a la eficiencia de los procesos y la optimización de los recursos. Ante
dicha diversificación en los modelos de educación superior, se consideró necesaria la
legislación de un modelo de acreditación con el que todas las instituciones,
independientemente de sus características internas, puedan evaluarse.

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