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Otros autores consideran que la responsabilidad social empresarial (RSE), nació en los años
veinte del siglo XX, tomando fuerza en los años cincuentas y sesentas, sustentada en la idea
que si las empresas usan recursos que posee una sociedad, al hacer uso de estos se crea un
deber ético de devolverle de alguna manera beneficios; es decir, que las compañías además
de la generación de trabajo o de riqueza para los dueños del capital financiero, deben velar por
el bienestar de la comunidad donde se encuentran ubicadas (Rojas & Olaya SF; 2).
Sobre el tema de responsabilidad social existen diversas definiciones así por ejemplo, el
Instituto ETHOS de Brasil, comprende la responsabilidad social como el compromiso de
las empresas de contribuir al desarrollo económico sostenible, trabajando con los
empleados, sus familias, la comunidad local y la sociedad en general para mejorar su
calidad de vida. Por lo tanto, la responsabilidad social debe estar integrada a la estrategia
del negocio y en este sentido tener en cuenta los impactos en la esfera económica, social y
ambiental.
Este nuevo enfoque de gestión empresarial busca que las organizaciones orienten el valor
agregado de sus actividades y definan estrategias de innovación que incorporen
consideraciones ambientales y sociales, manteniendo un adecuado balance con criterios
económicos, satisfaciendo las necesidades y requerimientos de sus partes interesadas
(stakeholders). Con esto se pretende lograr un equilibrio entre las dimensiones social,
económica y ambiental, para asegurar la continuidad de la empresa en el lar- go plazo y
procurar así su propia sostenibilidad y el desarrollo sostenible de la región donde operan.
(Vargas, 2013)
Por su parte la ISO 26000, (2007) la responsabilidad social se define como “la
responsabilidad de una organización respecto de los impactos de sus decisiones y
actividades en la sociedad y el ambiente, por medio de un comportamiento transparente
y ético que sea:
Para Vallaeys, de la Cruz y Sasia (2009; 6), la responsabilidad social no es una acción
social filantrópica al margen de la actividad principal de la organización, sino un nuevo
sistema de gestión de la organización, ni universidad moda pasajera, sino universidad
obligación universal para asegurar la sostenibilidad social y ambiental de nuestro modo
de producción y consumo en un planeta frágil en el cual todos tenemos iguales derechos
a universidad vida digna. Aducen ambos autores que la responsabilidad social no es
universidad función más de la organización, sino un modo permanente de operar todas sus
funciones basado en el diagnóstico y la buena gestión de sus impactos directos e
indirectos y no es sólo (sic) para las empresas, sino que concierne a todas las
organizaciones, públicas y privadas, con o sin fines de lucro, nacionales e internacionales
(Vallaeys té al 2009; 6).
Agregan Vallaeys, de la Cruz y Sasia (2009; 6-7) que los atributos que definen la
responsabilidad social son: la buena gobernabilidad, la gestión de los impactos
medioambientales y sociales, la rendición de cuentas y el diálogo con las partes
interesadas y las alianzas para participar en el desarrollo sostenible.
A raíz de estas reformas se han creado normas para regir la investigación, la extensión y la
docencia; la autonomía universitaria, los procesos de evaluación y acreditación; el
régimen de títulos; el espa- cio e incentivo para los docentes, la internacionalización de
la educación y la conformación para el espacio de las redes globales; la inclusión; los
sistemas de información y las tecnologías, nuevas formas de concebir el conocimiento
propias de los nuevos tiempos; la ruptura de la lógica discipli- naria tradicional que
permita la generación del espacio trans disciplinario y surgimiento de nuevas disciplinas
(Valverde et al 2011; 15)
Esta transformación del entorno nacional e internacional condujo a que en el año 1998
la UNESCO mediante la Declaración Mundial sobre la educación superior en el siglo
XXI, reconociera que la educación superior tiene universidad importancia fundamental
para el desarrollo sociocultural, económico y la construcción del futuro (Valverde et al
2011; 13).
No cabe duda que las universidades tienen universidad cuota transcendental en la RS, de ahí
que sea necesario que se entienda qué se debe hacer, cómo y para qué, se redefina su
papel, su quehacer se adecúe a una realidad cambiante, se evalúe su labor y sus efectos a
nivel interno y con la sociedad, en aras de contribuir a un desarrollo humano sostenible.
Esta definición tiene aspectos muy valiosos que vale la pena destacar, habla de ética, que
quiere decir que hay que proceder bien, pensar, actuar, ejecutar, es decir, es
responsabilidad de cada universidad de las personas u organizaciones proceder conforme
con lo que les fue encomendado de la mejor manera. Es claro también que es vital
administrar y medir los impactos, porque de qué sirve hacer por hacer si no se alcanzan
los resultados que se necesitan, sería como predicar en el desierto. Al ser la universidad
pública, con mucha más razón, al financiarse con recursos públicos, debe tener un norte
que responda a las necesidades reales de la sociedad y un mayor compromiso con el
desarrollo humano sostenible.
Según la red AUSJAL (Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús
en América Latina),la habilidad y efectividad de la universidad para responder a las
necesidades de transformación de la sociedad donde está inmersa, mediante el ejercicio de
sus funciones sustantivas: docencia, investigación, extensión y gestión interna” RSU es la “.
Esta definición, es necesario alinearla a los recursos, misión y visión de cada universidad. Por
otro lado, la nueva ley universitaria Ley 32220 establece que “la responsabilidad social
universitaria es la gestión ética y eficaz del impacto generado por la universidad en la sociedad
debido al ejercicio de sus funciones: académica, de investigación y de servicios de extensión y
participación en el desarrollo nacional en sus diferentes niveles y dimensiones; incluye la
gestión del impacto producido por las relaciones entre los miembros de la comunidad
universitaria, sobre el ambiente, y sobre otras organizaciones públicas y privadas que se
constituyen en partes interesadas”
Desde otro enfoque, se puede proponer que RSU es un conjunto de decisiones que toma la
alta dirección de una universidad buscando promover el bien común en la sociedad mediante el
aporte de profesores, estudiantes, personal administrativo y socios clave para generar un
impacto positivo de orden académico, social y ambiental. En este contexto, los protagonistas
ejecutores de la responsabilidad social universitaria son los profesores y estudiantes mientras
que las autoridades se encargan de diseñar los objetivos de RSU, la estrategia general y las
políticas necesarias para implementar las estrategias que conduzcan al logro de los objetivos
de RSU.
Se estima indispensable que los tomadores de decisiones estén claros que ser
socialmente responsables es una decisión estratégica que tiene impactos en la sociedad, es
decir, sobre todas las partes interesadas y afectadas.
Asimismo, para entender el concepto de RSU en una forma más práctica hay que
considerar los impactos que la institución genera en su entorno.
Estos pueden ser agrupados, como puede verse a continuación, en cuatro categorías,
organizacional, educativa, cognitiva y social:
a. Impactos ORGANIZACIONALES
Como cualquier organización laboral, la universidad impacta en la vida de su personal
(administrativo, docente y estudiantil), así como la forma en que organiza su quehacer
cotidiano tiene impactos ambientales (desechos, deforestación, transporte, etc.). La
universidad responsable se pregunta por su huella social y ambiental.
b. Impactos educativos
La universidad influye en la formación de los jóvenes y profesionales, su escala de valores,
su manera de interpretar el mundo y de comportarse en él. Incide asimismo en la
deontología profesional y orienta –de modo consciente o no- la definición de la ética
profesional de cada disciplina y su rol social. La universidad responsable se pregunta por
el tipo de profesionales, ciudadanos y personas que forma, y sobre la adecuada
organización de la enseñanza para garantizar universidad formación socialmente responsa-
ble de sus estudiantes.
c. Impactos COGNITIVOS
La universidad orienta la producción del conocimiento, influye en la definición de lo
que se llama socialmente verdad, ciencia, racionalidad, legitimidad, utilidad, enseñanza,
etc. Incentiva (o no) la fragmentación y separación de los saberes al delimitar los ámbitos
de cada especialidad o carrera. Articula la relación entre tecno ciencia y sociedad,
posibilitando (o no) el control y la apropiación social del conocimiento. Influye sobre la
definición y selección de los problemas de la agenda científica. La universidad
responsable se pregunta por el tipo de conocimientos que produce, por su pertinente social y
por sus destinatarios.
d. Impactos sociales
La universidad tiene un peso social en tanto referente y actor que puede (o no) promover
el progreso, crear capital social, vincular a los estudiantes con la realidad exterior, hacer
accesible el conocimiento a todos, etc. La universidad responsable se pregunta cómo puede
acompañar el desarrollo de la socie- dad y ayudar a resolver sus problemas fundamentales
(Vallaeys et al 2009; 9).
Señalan Vallaeys, de la Cruz y Sasia (2009; 15) que estos cuatro ejes “se retroalimentan
permanen- temente para la creación de universidad dinámica de mejora continua de la
responsabilidad, conjugan- do universidad mayor permeabilidad de la institución con
universidad mayor pertinencia social de sus procesos organizacionales y académicos”.
Tanto la definición de los impactos como los ejes de gestión de la responsabilidad social
univer- sitaria, son universidad excelente guía que no se puede dejar de lado para echar
a andar este tema en la UNIVERSIDAD, deben aprovecharse las herramientas que están
disponibles, pese a ser universidad materia de tan reciente data. Si universidad
universidad hace caso omiso a esta tendencia de ser responsable socialmente, estará
faltando a su deber de ser un catalizador hacia universidad sociedad que requiere
urgentemente de cambios.
Estos cuatro ejes de RSU se retroalimentan de forma mutua para la creación de universidad
dinámica de mejora continua de la responsabilidad.
La RSU en Perú
Estas nociones previas enfatizan una relación horizontal y de mutuo beneficio entre la
universidad y la sociedad que difiere de la noción de proyección social que se manejaba
dentro de algunas universidades, la cual proponía una relación vertical donde la
universidad resuelve los problemas de la sociedad, sin nutrirse del contacto con ésta. Tal
visión iluminista de la universidad se ve discutida con el concepto de la RSU y trae
cambios positivos en el vínculo que las universidades empiezan a sostener con la
sociedad y sus entornos inmediatos. Además, ayuda a repensar la calidad de la
educación superior, relevando la importancia de la producción de conocimiento con
pertinencia social (Fernández, 2015).
Otros ámbitos de la Ley 30 220 que refieren a la RSU son el artículo 4 referente a la
generación de redes interregionales, para fortalecer la calidad, pertinencia y
responsabilidad social en la formación e investigación. En ese sentido la ley le da una
mayor importancia a redes como la Red Peruana de Universidades (RPU), 3 a través de
las cuales se está comenzando a socializar el enfoque de RSU con el fin de llegar a
consensos y acuerdos de carácter nacional, tanto en su concepción, como en su
implementación. Es importante mencionar que bajo esta línea, en 2015 se organizó
el Primer Encuentro Nacional: Universidad Peruana y Responsabilidad Social en el
cual se iniciaron reflexiones entre autoridades y docentes de universidades públicas y
privadas sobre la incorporación del enfoque de la RSU en la gestión universitaria.
Señala el documento que el modelo de acreditación obedece, entre otros, a que en Perú
existen 142 universidades, públicas y privadas, con especial expansión de estas últimas
en los últimos años, lo cual implica la implementación de nuevos modelos de gestión
que atiendan a la eficiencia de los procesos y la optimización de los recursos. Ante
dicha diversificación en los modelos de educación superior, se consideró necesaria la
legislación de un modelo de acreditación con el que todas las instituciones,
independientemente de sus características internas, puedan evaluarse.