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Portada de la revista Chile Pentecostal del 22 de julio de 1911.

Fuente: revista Chile Pentecostal.


Memoria de un olvido. La exclusión de mujeres de la memoria fundacional del
pentecostalismo chileno (1909-1915)
Memory of an omission. The exclusion of women from the founding memory of Chilean Pentecostalism (1909-1915)
Memória de um esquecimento. A exclusão de mulheres da memória fundacional do pentecostalismo chileno (1909-1915)

Miguel Ángel Mansilla Carlos Daniel Piñones Rivera


Instituto de Estudios Internacionales (INTE), Instituto de Estudios Internacionales (INTE),
Universidad Arturo Prat (Iquique, Chile) Universidad Arturo Prat (Iquique, Chile)
mansilla.miguel@gmail.com carpinon@unap.cl

Wilson Enrique Muñoz Henríquez Artículo de investigación. Los autores agra-


Universidad de Tarapacá (Arica, Chile); Grup decen el apoyo de la Vicerrectoría de Inves-
d’Investigacions en Sociología de la Religió de tigaciones, Innovación y Postgrado (VRIIP)
la Universidad Autónoma de Barcelona (Bar- de la Universidad Arturo Prat por su perma-
celona, España); Laboratoire d’Anthropologie nente apoyo en la ejecución de este artículo. El
Sociale del Collège de France/CNRS/EHESS segundo autor agradece también al programa
(París, Francia) Becas Chile – doctorado de CONICYT.
wilsonocio@gmail.com

doi:10.11144/Javeriana.mys22-44.moem

Resumen Abstract Resumo


Las reconstrucciones que la historia apologé- The reconstructions on the origins of Chil- As reconstruções que a história apologéti-
tica pentecostal, la teología y las ciencias so- ean Pentecostalism delivered by the Pentecos- ca pentecostal, a teologia e as ciências sociais
ciales han realizado sobre los orígenes del tal apologetics, theology and social sciences are realizaram sobre os origens do pentecostalis-
pentecostalismo chileno, se caracterizan por characterized by a significant limitation: the mo chileno, caracterizam-se por una limitação
una limitación significativa: la elaboración de construction of a negative image or the exclu- significativa: a elaboração de uma imagem ne-
una imagen negativa o el olvido de las mujeres sion of women in the movement´s foundation- gativa ou o esquecimento das mulheres de sua
de su memoria fundacional. El objetivo de este al memory. This article aims to describe and memória fundacional. O objetivo deste artigo
artículo es describir y analizar este fenómeno. analyze this phenomenon. Based on the analy- é descrever e analisar tal fenómeno. A partir da
A partir del análisis de fuentes primarias y se- sis of primary and secondary sources, it will be análise de fontes primárias e secundarias, mos-
cundarias, mostraremos que este olvido y difa- shown that the exclusion and the defamation trar-se-á que o esquecimento e difamação da
mación de la imagen femenina no se debe solo of the female image is not only due to a meth- imagem feminina não se deve apenas a uma
a una limitación metodológico-epistemológi- odological and epistemological limitation, but limitação metodológica-epistemológica, senão
ca, sino que obedece a una estrategia de poder also to a power strategy lead by pastors posi- que obedece a uma estratégia de poder lidera-
liderada por pastores posicionados en los cen- tioned in the hegemonic centers of Chilean da por pastores posicionados nos centros hege-
tros hegemónicos del pentecostalismo chileno. Pentecostalism. mónicos do pentecostalismo chileno.

Palabras clave Keywords Palavras-chave


memoria; exclusión; poder; mujeres; pentecos- memory; exclusion; power; women; Pentecos- memória; exclusão; poder; mulheres; pente-
talismo; Chile talism; Chile costalismo; Chile

/ Mem.soc / Bogotá (Colombia) / ISSN 0122-5197 (impreso) - ISSN 2248-6992 (en línea) / 22 (44): 102-117 / enero-junio de 2018 103
Introducción mujeres del liderazgo institucional, desvane-
ciendo así sus identidades y papel dentro de
En los inicios del pentecostalismo chileno (1909) la historia.
encontramos a dos personajes claves: Wi- Por su parte, los investigadores que han escri-
llis Hoover y Nellie Laidlaw (más conocida to sobre la historia del pentecostalismo chile-
como Elena). Mientras que en torno a Hoo- no en general afirman y reafirman que Hoover
ver se erigió una leyenda dorada que nada lo- fue el único líder fundacional, olvidando a
gra opacar, pese a los relatos que ensombrecen Elena y a las otras mujeres como cofundado-
su aura;1 sobre Elena se esculpió una leyenda ras y líderes del movimiento. Ni siquiera las
negra que la transformó en una auténtica anti- investigaciones históricas especializadas en los
heroína, que luego fue arrojada al olvido, tanto movimientos carismáticos y pentecostales las
de las memorias institucionales del pentecos- mencionan.5 En el ámbito de la teología exis-
talismo como de las investigaciones realizadas ten algunas referencias que intentan redimirla
al respecto. del olvido, como es el caso de Elizabeth Sala-
En la bibliografía apologética de las denomina- zar, la única investigadora que destaca a Elena
ciones pentecostales, las figuras de Elena y como la principal líder del movimiento pen-
de otras mujeres están normalmente ausentes tecostal que se estaba gestando y la presencia
o son difamadas, en tanto que a Hoover se le de otras mujeres cofundadoras.6 Sin embar-
asigna todo el liderazgo y fundación del mo- go, pese a su aguda visión, la teóloga no lo-
vimiento.2 Por un lado, los pocos escritos que gra desarrollar ni argumentar las razones de la
aluden a Elena3 solo la mencionan brevemen- exclusión de estas mujeres del mito fundacio-
te y omiten a las otras mujeres que jugaron un nal y de las memorias escritas. En el ámbito
importante rol en los orígenes del movimiento. de las ciencias sociales, los trabajos de Man-
Por otro lado, aquellos que le han brindado un silla y Orellana7 destacan que si bien las mu-
espacio mayor a esta líder femenina, la presen- jeres son recordadas desde la ambigüedad y
tan como una mujer infame, vinculada al con- reciben metafóricamente el mismo estatus que
sumo de alcohol, la morfina y la prostitución, los hombres, en realidad su liderazgo es nega-
tachándola incluso de esquizofrénica y enga- do como tal; además, señalan que este proce-
ñadora.4 Así, se ha construido una batería de so de memoria/olvido del liderazgo femenino
estigmas como estrategia para no reconocerla no es algo exclusivo del pentecostalismo y que
y borrar su nombre de la memoria institucio- está presente en diversos movimientos revi-
nal y de los mitos fundacionales del pentecos- valistas. Pese a sus aportes al respecto, solo
talismo. Esta estrategia no resulta menor, pues analizan el rol de las esposas de los pastores,
olvidando a Elena y negando su rol como lí- excluyendo la figura de Elena y de otras muje-
der fundacional, se excluye también a las otras res que participaron en la fundación del pente-
costalismo. ¿Por qué tanto las investigaciones
como las denominaciones pentecostales han
1 Una presumible inclinación homosexual de la cual lo acusaron
fue utilizada para sacarlo de su posición de superintendente de excluido, difamado, negado o ignorado el rol
la Iglesia Metodista Pentecostal. Véanse Alice Rasmussen Schick
y Dean Helland Talbert, La Iglesia Metodista Pentecostal, ayer
y hoy, tomo II (Santiago: Plan Mundial de Asistencia Misionera
en Chile, 1987) y Juan Kessler, A study of the older Protestant 5 Stanley Burgess y Eduard Van der Mass, Intenational Dictionary of
missions and churches in Perú and Chile. With special reference Pentecostal Charismatic Movements (Michigan: Zondervan, 2003).
to the problems of division, nationalism and native ministry (Goes: 6 Elizabeth Salazar, «Todas seríamos rainhas. Historia do pente-
Oosterbaan & le Cointre N.V., 1967), 303-307. costalismo chileno na perspectiva da mulher 1909-1935» (Disser-
2 Mario Hoover, El movimiento Pentecostal en Chile del siglo XX tação de Maestrado em Ciencias da Religiao, UMESP, 1995).
(Santiago: Eben Ezer, 2002); Rasmussen y Helland, La Iglesia Me- 7 Miguel Ángel Mansilla y Luis Orellana Urtubia, «Haciendo memo-
todista, 41, 47-49. ria de líderes religiosas olvidadas: el reconocimiento póstumo del
3 Dorothy Bullon, Hacia una teología de Avivamiento (Barcelona: trabajo de las pastoras en el pentecostalismo chileno», Sociedad
CLIE, 1998); Juan Sepúlveda, De peregrinos a ciudadanos. Breve y religión 23, n.° 40 (2013): 77-130; Miguel Ángel Mansilla y Luis
historia del cristianismo evangélico en Chile (Santiago: Fundación Orellana, «Las pastoras pentecostales: metáforas sobre el lideraz-
Konrad Adenauer, 1999); Hoover, El movimiento Pentecostal. go femenino en la Iglesia Evangélica Pentecostal (1972-2001)»,
4 Kessler, A study; Bullon, Hacia una teología. Memoria y Sociedad, n.° 36 (2014): 83-98.

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de las mujeres dentro de la memoria funda- sólo una conquista, sino también, un instru-
cional del movimiento? Con el fin de respon- mento y una mirada de poder».9
der esta pregunta y de superar las limitaciones En esta línea hemos identificado tres tipos de
antes planteadas, nos proponemos como obje- memorias presentes en el pentecostalismo:
tivo describir y analizar los factores que influ- una memoria negra referida a las fundado-
yeron en la exclusión y olvido de las mujeres ras (especialmente a Elena), una memoria gris
de la memoria fundacional del pentecosta- que alude a las mujeres líderes y otras mujeres
lismo. Nuestra hipótesis de trabajo es doble. que participaron en el movimiento, pero nun-
En primer lugar, sostenemos que parte de esta ca muy resaltadas, y una memoria áurea alusiva
problemática se debe a la existencia de un pre- a los hombres fundadores que suele engran-
juicio metodológico que ha desembocado en decerlos. En el primer caso se trata de crear y
un reduccionismo epistémico-teórico. En ge- recrear una historia negra en torno a sus funda-
neral, las investigaciones realizadas sobre esta doras para sacarlas del juego del poder.10 Estas
temática se han construido a partir de las mujeres se constituyen en personajes infames
fuentes oficiales de las denominaciones, dejan- y oscuros que, al confrontar el poder, pasan
do de lado fuentes previas a la institucionaliza- a formar parte de una historia desgraciada.11
ción del pentecostalismo, como la revista Chile Así, ennegrecer la memoria de una fundado-
Evangélico, publicación independiente vincu- ra es una construcción legítima para excluirla
lada al líder presbiterano Tulio Morán, quien del mito fundacional, por lo tanto, ya no se ve
fue un claro defensor del naciente movimiento como un problema institucional o individual:
pentecostal y, sobre todo, de Elena. En esta re- el problema es la mujer. En el segundo caso,
vista encontramos tanto referencias apologéti- construir una memoria gris de las mujeres lí-
cas a Elena, como también testimonios sobre deres alude al acto de exponerlas limitada-
el desprestigio y deslegitimación de su lideraz- mente, vigilándolas y silenciándolas de manera
go religioso. Si bien es importante reconocer constante, con el fin de generar una especie de
que una vez que el movimiento pentecostal lo- olvido o silencio en torno a sus imágenes y ro-
gró transformarse en iglesia (1910), la revista les. Estas estrategias presentes en la historia
cambió de nombre a Chile Pentecostal y elimi- denominacional pentecostal revelarían aquello
nó toda referencia a Elena; también lo es se- que Le Goff llamó «los mecanismos de mani-
ñalar que dio amplia cobertura a otras mujeres pulación de la memoria colectiva».12 En ter-
que fueron líderes y difusoras del movimien- cer lugar, encontramos la memoria áurea, una
to pentecostal. memoria prosopopeya, según la expresión de
En segundo lugar, consideramos que la exclusión Candau,13 referida a esa especie de dioses, de
y difamación de las mujeres dentro de la me- buenos muertos, creadores ex nihilo del pente-
moria fundacional del movimiento es una es- costalismo, sin cuya presencia no habría existi-
trategia de poder asociada al uso patriarcal de do el movimiento: los líderes hombres.
la memoria pentecostal. No se trata solo de un Para alcanzar nuestro objetivo y corroborar
olvido, como han sostenido otros autores al re- nuestra hipótesis, metodológicamente rea-
ferirse a la exclusión de la mujer de los mitos lizamos un análisis de fuentes documenta-
fundacionales de los movimientos pentecosta- les. Estas fuentes casi no han sido utilizadas
les y carismáticos de América Latina.8 Se tra-
ta más bien de la elaboración de una memoria
colectiva, entendiendo que esta última «no es 9 Jacques Le Goff, Enciclopédia Einaudi. Vol. I, Memória e História
(Madrid: Imprenta Nacional - Casa da Moneda, 1991), 28.
10 Gedeón Freire, Matriz Pentecostal Brasileira. Asambleias de Deus.
1911-2011 (Río de Janeiro: Diálogos, 2013).
11 Michel Foucault, La vida de los hombres infames (La Plata: Altami-
ra, 1996).
8 Mónica Tarducci, «Estudios feministas de religión: una mirada muy
12 Le Goff, Enciclopédia Einaudi, 135.
parcial», Cuadernos Pagu Universidad de Campinas, n.° 16 (2005):
13 Joel Candau, Memoria e identidad (Buenos Aires: Ediciones del
97-114; Mansilla y Orellana, «Las pastoras pentecostales…».
Sol, 2001), 140.

Memoria de un olvido / Miguel Ángel Mansilla, Wilson Enrique Muñoz Henríquez, Carlos Daniel Piñones Rivera / 105
para abordar el problema enunciado, lo cual presente».16 En este juego de reordenamien-
nos permitirá sortear el prejuicio metodológi- to del pasado, el pentecostalismo desterró a las
co planteado en nuestra primera hipótesis. En mujeres de su mito fundacional, mutilando así
concreto, revisamos las revistas Chile Evangéli- la posibilidad de repensarse como un movi-
co, Chile Pentecostal y Fuego de Pentecostés, utili- miento creado por féminas.
zando la técnica de análisis de discurso. De igual forma, muchos investigadores y espe-
El artículo está estructurado de la siguiente ma- cialistas del pentecostalismo han reproducido
nera: (i) primero mostramos la exclusión, ol- esta actitud institucional sobre los orígenes del
vido y estigmatización que sufrió Elena movimiento, de modo que escasean las indaga-
Laidlaw, la líder más significativa del nacien- ciones sobre lo no dicho y lo no escrito. Consi-
te movimiento pentecostal (memoria negra); deramos que retomar esta dimensión de lo no
(ii) posteriormente abordamos las actividades dicho y lo no escrito, permite plantear una pre-
y el olvido que sufrieron otras líderes y mu- gunta básica bajo una nueva luz: ¿Por qué una
jeres que también estuvieron involucradas en vez que se auto-organiza el movimiento pen-
la fundación del movimiento (memoria gris); tecostal, Elena dejó de existir como una líder,
(iii) luego describimos cómo se construyó el tornándose invisible e innombrable?
rol subalterno de la mujer y algunas de las es- Inicialmente se podría decir que fue Hoover quien
trategias de vigilancia masculina; (iv) después excluyó a Elena como líder y luego como feli-
destacamos algunos casos puntuales que apo- gresa, pues «a final de ese año (1909) Hoover fi-
yaron el liderazgo incipiente de estas mujeres. nalmente repudió a Nellie»,17 con lo cual pasó,
Por último, esbozamos algunas consideracio- posteriormente, al olvido, al tiempo que fue bo-
nes finales sobre nuestro caso de estudio. rrada del mito fundacional pentecostal. De igual
forma, Bristol, el obispo metodista episcopal,
Una memoria negra. Elena Laidlaw y la destaca que «Elena fue repudiada por Hoover
exclusión del liderazgo femenino y por los otros que la consideraban profetiza».18
Sabemos que una vez que el movimiento pente-
La memoria de Elena14 quedó marcada por el ol- costal se difundió y alcanzó autonomía, Hoover
vido de Hoover y otros líderes del pentecos- le quitó su respaldo a Elena. Finalmente, «des-
talismo chileno, quienes no se interesaron en pués de los acontecimientos de 1909 y su gira
registrar y conservar sus aportes a la fundación por el sur de Chile en 1909–1910, [Elena] fue
del movimiento. Así lo ejemplifica una decla- discontinuada como miembro en plena comu-
ración fundacionalista del movimiento realiza- nión de la Iglesia Metodista Episcopal, el 30 de
da en 1928 por nueve pastores, entre los que se abril de 1910».19 Una vez que Hoover tomó el li-
reconoce a Willis Hoover y Víctor Pavez como derazgo y la dirección del movimiento pentecos-
los únicos fundadores del pentecostalismo, y se tal, no solo excluyó a Elena del mismo, sino que
borra de un plumazo a Elena, así como tam- también fue reduciendo el rol de la mujer hasta
bién a otros y otras líderes del movimiento.15 su más mínima expresión, para evitar que emer-
Según Lavabre, los ejercicios de selectividad gieran otras líderes que socavaran la autoridad
de la memoria colectiva se caracterizan por masculina. Así, sobre cualquier mujer que quisie-
la capacidad que poseen de «ordenar el senti- ra seguir la senda revolucionaria e influyente ilu-
do del pasado en función de las representacio- minada por Elena, caerían las imprecaciones que
nes, visiones del mundo, símbolos o “nociones” la aplacaron a ella, así como un castigo ejemplar.
que permiten a los grupos sociales pensar el

16 Marie Claire Lavabre, «Sociología de la memoria y acontecimien-


tos traumáticos», en Guerra civil. Mito y memoria, ed. Julio Arós-
tegui y François Godicheau (Madrid: Marcial Pons, 2006).
14 No podemos extendernos aquí en la biografía de Elena. Para 17 Kessler, A study, 121.
ello recomendamos ver Mansilla y Orellana, «Las pastoras pen- 18 Hoover, El movimiento Pentecostal, 163.
tecostales…». 19 Florrie Snow, conversación personal, Santiago de Chile, 23 de
15 Fuego de Pentecostés [Santiago], n.° 54, mayo de 1933, 1. marzo de 2014

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De esta manera se estableció un claro «patrón de reconstruyó una imagen infame suya con la fina-
liderazgo: los hermanos tenían que obedecer a lidad de excluir el liderazgo femenino del mito
los pastores».20 Este fuerte y autoritario liderazgo fundacional pentecostal. Los pentecostales uti-
masculino implantado por Hoover «creó la ten- lizaron a Elena para promover el pentecostalis-
dencia de un culto a la personalidad pastoral»,21 mo entre las iglesias protestantes, pero una vez
que eliminó, incluso, la posibilidad de que la es- que lo lograron, su figura no fue útil y se gene-
posa del pastor fuera llamada pastora, como se ró una memoria negra en torno a ella. Como han
acostumbraba dentro del protestantismo.22 señalado algunos autores, al observar fenómenos
Pero esta exclusión no puede ser leída como un como estos vemos que no se trata solo de sim-
simple ataque personal encabezado por Hoo- ples huellas que el pasado ha dejado en el pre-
ver, pues se trató de un acto realizado en sente, pues normalmente se han producido para
consonancia con el parecer de otros líderes ser transmitidas a generaciones sucesivas.25 Pero
pentecostales: los mismos que antes la consi- gracias a este mismo registro de olvido y difa-
deraban como un instrumento privilegiado del mación, «podemos regocijarnos como si se tra-
Espíritu Santo, ahora la veían como una mu- tara de una venganza por la suerte que permite
jer extremadamente peligrosa. Incluso Víc- que estas gentes absolutamente sin gloria surjan
tor Paves, «quien fue despedido de su posición en medio de tantos muertos, gesticulen aún, ma-
como ayudante de pastor de la Iglesia Meto- nifiesten permanentemente su rabia, su aflicción
dista Episcopal y también de la casa pastoral o su invencible empecinamiento en vagar sin
que ocupaba, porque había apoyado a la her- cesar».26 Finalmente, fue el mismo juego del po-
mana Elena»,23 le dio la espalda. Muchos de der el que la sacó del anonimato.
sus seguidores, disidentes del movimiento me- Los líderes pentecostales terminaron negando a
todista, también la atacaron, pese a que algu- esta líder y cofundadora, argumentando una su-
nos habían estado dispuestos a ir a la cárcel puesta vergüenza por su condición de mujer y/o
con ella cuando la policía la detuvo debido a un supuesto pasado marcado por el alcoholis-
los supuestos altercados que generó en la igle- mo, la prostitución y la miseria. De esta mane-
sia metodista.24 De hecho, algunas mujeres ra, se construyó una imagen abyecta que resumía
(profetisas) que pertenecían al naciente mo- un ejercicio prohibido para las mujeres y que la
vimiento, muchas de ellas esposas de pasto- hacía merecedora del castigo ejemplar que re-
res, hicieron eco, igualmente, de este rechazo cibió: ser expulsada (del metodismo), exclui-
y omisión. En síntesis, Elena entró en conflic- da (del movimiento pentecostal), olvidada (del
to con el proceso de institucionalización del mito fundacional) y recordada como mujer infa-
pentecostalismo, pues encarnaba la desestabi- me (memoria negra). Dentro de una vida marca-
lización (crisis) y era la cara visible del temor a da por el dolor, la tragedia y el olvido, la familia
perder el control del carisma que legitimaba a de Elena fue su único refugio hasta el fin de sus
los nuevos líderes. días: «durante el resto de su vida mantuvo con-
Pero Elena no fue arrojada totalmente al olvi- tacto estrecho con su hermana y sobrino en San-
do, pues en la memoria pentecostal se retuvo y tiago. Se casó, pero no tuvo hijos. Falleció el 10
de diciembre de 1952 en el Hospital Salvador,
debido a un absceso pulmonar y un absceso del
20 Bullon, Hacia una teología, 66. cerebro. Su sepulcro está en el Cementerio Ge-
21 Bullon, Hacia una teología, 68. neral de Santiago».27
22 Ignacio Vergara, El Protestantismo en Chile (Santiago: Ed. del Pa-
cífico, 1962); Rasmussen y Helland, La Iglesia Metodista.
23 Hoover, El movimiento Pentecostal, 167.
24 «Tras ella iban todos sus partidarios dispuestos a quedarse dete- 25 Alberto Rosa, Guglielmo Bellelli y David Bakhurst, ed., «Introduc-
nidos en la policía; lo que el Prefecto no permitió, pero insistieron ción», en Memoria colectiva e identidad nacional, 19-40 (Madrid:
y al fin se les permitió que queden algunas mujeres para acom- Editorial Biblioteca Nueva, 2000).
pañarla, la noche la pasaron orando y cantando gozosas de que 26 Foucault, La vida, 82.
fueran presas por la causa del Señor». Arturo Oyarzún, Reminis- 27 Inscripción de Defunción del 11 de diciembre de 1952, Registro Civil
cencia histórica de la Obra Evangélica en Chile (Valdivia: Imprenta de Providencia, Inscripción 646-E, Calle Miguel Claro. Florrie Snow,
Alianza, 1921), 51. conversación personal, Santiago de Chile, 23 de marzo de 2014.

Memoria de un olvido / Miguel Ángel Mansilla, Wilson Enrique Muñoz Henríquez, Carlos Daniel Piñones Rivera / 107
Una memoria gris. Las otras mujeres del a los pentecostales «a mayores experiencias del
pentecostalismo Espíritu santo».30 En un tercer artículo, titula-
do «La anchura del amor del Padre», subraya
Cuando volvemos la mirada hacia las fuentes ori- nuevamente que las personas no deben preo-
ginales que relatan los inicios del pentecosta- cuparse por ser expulsadas de la Iglesia Meto-
lismo, la memoria se ilumina con interesantes dista, más bien deben sentirse contentas de ser
testimonios de mujeres que lucharon codo a perseguidas, como predijera Jesús. Al respec-
codo con los hombres por la institucionaliza- to, se pregunta: «¿cuál es la Iglesia militante
ción del movimiento. Mostraremos algunos ca- de Cristo? ¿Dónde están sus límites?... don-
sos concretos y su importancia en los inicios del de quiera que dos o tres se congregaren en el
pentecostalismo, para contribuir así a levantar nombre del Hijo de Dios, allí estará Él en me-
parcialmente el gris velo que se tejió sobre ellas. dio de ellos».31 Por último, en el artículo de-
Una de las mujeres más brillantes de esta época nominado «¿Por qué buscáis entre los muertos
fue Laura Ester Contreras, quien escribió sen- al que vive?», se dirige fundamentalmente a
das cartas (muchas de ellas verdaderas arengas) las mujeres, para recordarles cómo se habrían
dirigidas al reciente grupo de pentecostales. sentido aquellas que siguieron a Jesús cuando
Laura formaba parte de la Primera Iglesia de este fue crucificado, y cómo cambió esa situa-
Santiago y fue parte de la Junta de Oficiales, ción cuando se enteraron de que había resuci-
Ecónomos y de la Comisión trimestral que tado.32 A través de estos recursos discursivos,
dirigía la iglesia, como secretaria. Según Sa- Laura Ester establece un paralelo entre el mito
lazar, «ella fue una intelectual y una teóloga fundacional del cristianismo y el rito del exi-
pentecostal».28 Es posible que esta etiqueta- lio religioso del naciente pentecostalismo. En
ción sea optimista, no obstante, la claridad de concreto, el pentecostalismo se constituía en
sus ideas brindó al naciente movimiento una una comunidad de consuelo para los expulsa-
serie de recursos teológicos para enfrentar el dos, perseguidos y discriminados socialmente.
estado intersticial en el cual se encontraba en Como los pentecostales habían vivido en carne
aquel entonces. En concreto, se conocen ocho propia estas penurias, supuestamente podían
escritos apologéticos suyos, que escribió diri- comprender de mejor forma a los excluidos so-
gidos al reciente grupo de pentecostales expul- ciales. Y por lo mismo, no debían esperar a que
sados. En términos generales, en los escritos se los marginados llegaran a tocar las puertas del
aprecian tres principios comunitarios que con- nuevo templo, sino que tenían que ir a buscar-
tribuirán a la reconstrucción de la identidad los en las calles y plazas.
religiosa pentecostal chilena, los cuales sinteti- (b) Una comunidad carismática. En sus escri-
zamos a continuación: tos, Laura dio cuenta de un recurrente con-
a) Una comunidad de consuelo. En su artículo flicto entre la tradición representada por la
«Alpha y Omega», Laura Ester destaca que institución eclesial y la innovación represen-
Dios llama a los suyos a no tener miedo y les tada por el carisma del naciente pentecostalis-
infunde valor para permanecer firmes ante la mo. Estos parangones abundan en sus escritos.
adversidad. Luego, alza una oración de con- En el artículo titulado «Ecos de la Conferen-
suelo: «Oh, mi señor… te ruego que levantes cia Metodista», se detiene en la importancia de
mi pueblo para que pueda oír tu voz».29 De la prédica misionera (una práctica tradicional
igual forma, en el artículo «No temáis» des- institucionalizada por el protestantismo), su-
taca el valor de Jesús como un ser que otorga brayando especialmente que el don de sanidad
consuelo en la soledad y el abandono, ponien- tendría que ser uno de los recursos más impor-
do el acento en que Dios finalmente conducirá tantes que deberían ser utilizados en este tipo

30 Chile Evangélico [Concepción], 8 de septiembre de 1910, 19.


28 Salazar, «Todas seríamos...», 77. 31 Chile Evangélico [Concepción], 28 de diciembre de 1909, 1.
29 Chile Evangélico [Concepción], 13 de abril de 1910, 2. 32 Chile Evangélico [Concepción], 17 de febrero de 1910, 1-2.

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de prédica. Al respecto, lanza retóricamen- nuestras dolencias?».36 En otra carta dirigida
te el siguiente cuestionamiento: «juzgad voso- «A los jóvenes evangélicos», considerados por
tros ¿será bien de nosotros que, por obedecer a ella como «las primicias de esta tierra», «va-
nuestros pastores, desechemos el don de Dios? sos elegidos por el Altísimo», «antorchas de la
¡Nunca!».33 En otro artículo similar, titulado verdad», «fundidos con el Espíritu»,37 los in-
«La pesca peligrosa», destaca la diferencia que centiva a liderar el proceso de institucionali-
existiría entre el protestantismo y el pentecos- zación del pentecostalismo y a constituir un
talismo en relación a la revelación: «la verdad nacionalismo religioso, pues la salud espiri-
es necesario vivirla y sentirla para ser com- tual de Chile dependería de ellos: «Vosotros
prendida... sólo entonces alguien sabrá dónde sois responsables de la vida espiritual de esta
tirar su red en el mundo».34 En paralelo, Laura nación».38 De esta forma, y a través de diferen-
Ester comenzó un encendido rechazo a la aca- tes vías, esta pensadora contribuyó a esculpir
demia y la intelectualidad, algo que tanto ha uno de los pilares más distintivos de la cultu-
pesado al pentecostalismo chileno hasta hoy. ra pentecostal: la oferta de sanidad, en tiempos
Sostenía que «el 99% de los ministros gradua- en los que los pobres y excluidos no tenían ac-
dos en las grandes universidades salen a con- ceso al sistema formal de salud.
quistar el mundo para Cristo con sus mentes Pero la memoria no solo está construida por
repletas de conocimientos humanos... pero sin mujeres especialmente significativas y que
el bautismo de fuego y del Espíritu».35 A través brillan intelectualmente. También hay una
de proposiciones e imágenes como estas, Laura pléyade de mujeres que colaboraron en la
Ester formó parte de un proceso de construc- construcción de múltiples dimensiones de
ción de la cultura religiosa del pentecostalis- este naciente pentecostalismo, como veremos
mo chileno. Esto le permitió al movimiento a continuación.
diferenciarse no tanto del protestantismo en Una vez establecidas las primeras congregaciones
general, sino más bien de la tradicional prédi- pentecostales, el rol de las mujeres como pro-
ca misionera que lo caracterizaba, considera- fetizas y predicadoras fue muy importante. In-
da normalmente por el pentecostalismo como cluso en Valparaíso y Santiago, donde fueron
intelectualista, fría y descontextualizada. Así, mayormente silenciadas por la administración
el pentecostalismo apoyó una cultura religiosa de Hoover, su rol de predicadoras de la calle
cultivada de espaldas a la academia y la inte- siguió activo. Su papel fue especialmente rele-
lectualidad, no solo porque dejaba de lado la fe vante en el centro y sur del país, concretamen-
en la razón incentivada por el metodismo, sino te en Concepción y Temuco: «las hermanas se
también porque llevaba a la religión a la expe- trasladaron en el tren a Chiguayante (Concep-
riencia emocional y testimonial, aunque final- ción) para la obra del Señor, las cuatro herma-
mente cayera de igual forma en la rutinización nas siguientes, además de la esposa del pastor:
del carisma. Isabel Fernández de Núñez; Juana viuda de
(c) Una comunidad terapéutica. En «Hojas de González; Rosa Fontena de Sepúlveda; Noemí
sanidad para las naciones», Laura Ester insis- de Kopmann».39 También se describen algunas
te en el valor de la sanidad como recurso cla- de las actividades concretas que realizaban: «el
ve para llegar al pueblo chileno, afirmando lunes tuvimos el gozo de ver dirigir la reunión
que «Jesús vino a dar libertad a los cautivos a la hermana Auristela Oliviera, a quien oí-
y sanidad a su pueblo”, para luego preguntar- mos con agrado y edificación, porque lo que
se: “¿Acaso nosotros no tenemos quién cure necesitamos ahora son testimonios sinceros y
nuestras llagas y quién tenga compasión de de tal naturaleza que nos constriñan a una vida

36 Chile Evangélico [Concepción], 19 de mayo de 1910, 2.


33 Chile Evangélico [Concepción], 3 de marzo de 1910, 1-2. 37 Chile Evangélico [Concepción], 26 de diciembre de 1910, 3.
34 Chile Evangélico [Concepción], 5 de mayo de 1910, 1-2. 38 Chile Evangélico [Concepción], 26 de noviembre de 1909, 3.
35 Chile Evangélico [Concepción], 3 de marzo de 1910, 1-2. 39 Chile Evangélico [Concepción], 13 de noviembre de 1909, 3.

Memoria de un olvido / Miguel Ángel Mansilla, Wilson Enrique Muñoz Henríquez, Carlos Daniel Piñones Rivera / 109
mejor».40 De alguna u otra manera, las mu- terapéutica por excelencia, como promulgaba
jeres instan a otras mujeres a predicar, como Laura Ester.
se aprecia en una carta enviada por Noemí de En una carta sobre el viaje misionero realiza-
Kopmann a la revista Chile Evangélico: do por Natalia M. de Arancibia y Rosa E. de
Pino, se relata lo siguiente:
Carta a las hermanas de Chiguayante. Estamos oran-
do por ustedes, pidiendo que unidas se levanten, que [L]a invitación vino de la Iglesia de Río Bueno, sa-
prediquen con sus vidas y con sus obras, que mues- limos el día 27 de diciembre, alcanzando hasta Pi-
tren al mundo que las rodea, que son hijas de Dios… trufquén, donde asistimos a una reunión dirigida por
levantémonos unidas para alistarnos en las filas de el pastor de esa Iglesia. Al otro día llegamos a Río
los valientes, de los esforzados, y alcanzaremos la Bueno acompañadas del Pastor Campos y nos espe-
victoria mediante la ayuda del poder de lo alto. El raban en Gorbea. El 4 de enero nos dirigimos a Río
nombre de nuestro Dios será glorificado, y muchas Bueno. Esa noche nos despedimos para ir a la Unión.
almas salvadas de la muerte eterna.41 En esa noche tuvimos una buena asistencia y pudi-
mos exclamar: «Señor, la mies es mucha, son pocos los
En estas actividades es interesante apreciar la obreros, levanta misioneros en esta tu nación». El día
6 salimos para Gorbea, La Faja y Pitrufquén, en cuyas
participación de mujeres jóvenes: iglesias dimos nuestros testimonios con la experiencia
del bautismo del Espíritu Santo… el jueves 11 nos
[P]or algunos días hemos tenido entre nosotros a la dirigimos a Temuco para visitar la nueva obra que se
joven hermana Julia Hernández de la Iglesia Pente- ha abierto en ese pueblo a cargo de nuestro hermano
costal de Gorbea (Araucanía) que ha venido a nuestra José Flores... el día 15 seguimos a Mulchén donde al-
iglesia con un mensaje de Dios que nos fue dado en canzamos a celebrar algunas reuniones donde están
la reunión del lunes 1 de mayo y tenemos que glori- los hermanos García y su esposa. El día 17 salimos en
ficar el nombre de nuestro bendito Padre porque no dirección a nuestras casas.44
necesita la confección de largos sermones para sus
mensajes.42
Aquí se muestra la disposición que tenían los
pastores de Concepción y Temuco, quienes
Diferenciándose del protestantismo misione-
dieron amplia libertad a las mujeres para pre-
ro, el naciente pentecostalismo resaltó la en-
dicar, ser misioneras y profetizar; ello permitió
trega de un mensaje espontáneo y emocional.
trasmitir una memoria alternativa a la oficial.
En este escenario, una de las jóvenes más par-
En contrapartida, los pastores del centro del
ticulares fue Remigia Arancibia, hija de pas-
país (Santiago y Valparaíso) se preocupaban
tores de Concepción y Chiguayante (Ceferino
por elaborar una memoria dorada sobre los
Arancibia y Natalia M. de Arancibia). En una
hombres y nubosa sobre las mujeres.
carta enviada a sus padres el 9 de diciembre de
Natalia de Arancibia (esposa de Ceferino Aran-
1910, escribió:
cibia) también dio sus testimonios a través de
[E]l jueves pasado el Señor me mandó donde el her- la revista Chile Pentecostal. Entre los diversos
mano F… yo tenía mensaje del Señor… una hermana aspectos planteados, describe al pentecostalis-
vio en visión que los enfermos, cojos en sillas, ciegos, mo como una religión de los pobres: «Dios está
tuertos, etc. eran sanados en nombre de Jesús de Na-
zareno y se levantaban glorificando a Dios… reciban obrando… en los viles y miserables, en aquellos
todo el cariño de su hija que los ama.43 de los cuales hablaba Pablo, ser como basura,
ser la hez del mundo, pero imitadores de Dios
Así, las mujeres profetizan, ven visiones e im- como hijos amados».45 El espíritu pentecostal
ponen manos, y dan forma al tema principal parecía llamado a representar al espíritu de sus
del discurso pentecostal: la sanidad, constitu- líderes mujeres, personas no reconocidas y olvi-
yendo al pentecostalismo en una comunidad dadas. Así, los inmigrantes pobres, huérfanos,
alcohólicos, mujeres, viudas, prostitutas, etc.
son llamados a formar parte de las comunida-
des pentecostales. Estas mujeres iban a buscar
40 Chile Evangélico [Concepción], 31 de diciembre de 1909, 3.
41 Chile Evangélico [Concepción], 29 de octubre de 1909, 1-2.
42 Chile Pentecostal [Concepción], 15 de mayo de 1911, 7. 44 Chile Pentecostal [Concepción], 15 de marzo de 1912, 3-5.
43 Chile Pentecostal [Concepción], 18 de diciembre de 1910, 5. 45 Chile Pentecostal [Concepción], 18 de diciembre de 1910, 2-3.

110 / Vol. 22 / ISSN 0122-5197 (impreso) - ISSN 2248-6992 (en línea) / N.° 44 / enero-junio de 2018
a los desheredados a las calles. Muchos de ellos Esto se aprecia en otro testimonio que procede
vivían en la casa pastoral, atendidos por la espo- del denominado Norte Chico de Chile, con-
sa del pastor o la pastora. Sin embargo, el rol fe- cretamente de Fragüita (Región de Atacama).
menino fue constituyéndose poco a poco en un El 14 de abril de 1910, Mercedes Campusano
rol tradicional materno, ajeno al papel intelec- de Guardia escribió lo siguiente:
tual masculino. Esto se aprecia en un documen-
to publicado titulado «Carta abierta»: [C]on mucho gusto haré propaganda de Chile Pen-
tecostal en el nombre de mi Padre. Soy una débil
mujer, pero sé que para Dios no hay diferencia. Es-
[M]i amada hermana… Las cosas que son del cielo tamos orando para que venga un pastor. Aquí hay
son el amor y la caridad que permanecen para siem- mucha semilla sembrada, próxima a brotar, falta
pre. ¡Llénanos Señor estas cosas porque ellas produ- solamente un pastor.49
cen la bondad! La piedad nos enseña a ser amparo del
caminante, guarda de la viuda, vestir el huérfano, dar
pan al hambriento y, armado de estas cosas… tendrás Podemos apreciar cómo mientras las mujeres
un cuerpo y un vestido muy precioso y serás codiciada predicaban y servían de misioneras en las pe-
de naciones, porque te has vestido con los vestidos del
cielo, de reliquias eternas… como la madre que repar- queñas iglesias, simultáneamente se institucio-
te pan a sus hijos y que da el alimento de sus entrañas nalizaba la necesidad de un pastor hombre que
para alimentar y no lo de otro, sino lo propio.46 dirigiera la iglesia. Esto se aprecia en otros tes-
timonios de Clara Luz de B. de López, de Pe-
En uno de los informes enviados a la revista Chi- torca (Valparaíso). Esta mujer predicaba, pero
le Pentecostal, se destaca que: consideraba su rol como pasajero y supletorio,
a la espera de que un hombre lo desarrollase.
[E]ste crecimiento es debido particularmente a la
predicación que se principió hacer en los conventi-
Hermanos antes había un hermano a cargo de la obra
llos por varias hermanas que se prestaron volunta-
del Señor, que estaba atendiendo a las predicaciones
riamente para salir después de la Escuela Domini-
por más de un año pero ya no sigue más y por esto
cal a dar sus testimonios en público. El primer día
estamos sin predicador local… pero a pesar el Señor
que salieron estas «palomas mensajeras» se convir-
ha obrado maravillas en estos últimos días, muy espe-
tieron cuatro personas.47
cialmente en la sanidad.50

La aparición de la imagen del columbograma evi- Así, en general, la memoria del liderazgo pente-
dencia una dimensión significativa de la mujer costal se iba constituyendo en una conmemora-
pentecostal: se trata de una mensajera, aque- ción del sufrimiento que apelaba a lo sensible.
lla que realiza el trabajo de traer las almas a las Pero, según Candau, «la defensa de la identi-
iglesias para que el pastor (hombre) las gobier- dad y el sentimiento de pertenencia exigen ese
ne. Así, algo que parece una suerte de elogio peso de lo trágico sentido y transmitido».51
que engrandece al trabajo de la mujer, eviden-
cia una historia de empequeñecimiento e invi- El rol de la mujer o la cordura como control
sibilización del trabajo femenino.
Las mujeres también recorrían las iglesias reco- Como señalábamos anteriormente, a medida que
lectando dinero para mantener el funciona- el naciente pentecostalismo se fue institucio-
miento de la revista Chile Pentecostal: nalizando, el rol de las mujeres dentro del mo-
vimiento se tornó problemático y se fueron
Tenemos de regreso a nuestra hermana Rosa E de
Pino, después de una gira de 18 días por la Fron- desarrollando estrategias para controlarlas y
tera… para adquirir una imprenta propia para la evitar la reaparición de liderazgos revolucio-
publicación regular de la Revista… mientras que naros (como el de Elena). En este contexto,
nuestra hermana Remigia Arancibia viaja con la
misma finalidad…48 se impulsó la sumisión del accionar femenino
bajo la figura del pastorado masculino. ¿Cuál

46 Chile Pentecostal [Concepción], 15 de julio de 1912, 3-4. 49 Chile Pentecostal [Concepción], 15 de mayo de 1911, 5.
47 Chile Pentecostal [Concepción], 15 de noviembre de 1914, 6. 50 Chile Pentecostal [Concepción], 15 de noviembre de 1914, 8.
48 Chile Pentecostal [Concepción], 1 de abril de 1913, 2. 51 Candau, Memoria e identidad, 148.

Memoria de un olvido / Miguel Ángel Mansilla, Wilson Enrique Muñoz Henríquez, Carlos Daniel Piñones Rivera / 111
fue la táctica esgrimida?: no dejar que los cul- mujeres». En él, la pregunta era respondida de
tos estimulasen los vigores del espíritu huma- la siguiente manera:
no y concluyeran en desorden. Esto permitiría
finalmente volver a la cordura. En otras pala- ¿Son llamadas las mujeres a predicar el evangelio? En
Cristo Jesús no hay macho ni hembra, porque todos
bras, volver a la cordura era el disfraz que se vosotros son uno en Cristo. El Espíritu Santo profe-
levantaba para que las mujeres retornaran a su tiza y predica por una y otra persona… pero la Biblia
rol tradicional de sumisión. no impide a la mujer dar testimonio ni profetizar en
la iglesia.54
El pentecostalismo se preguntó concretamente
en uno de sus escritos: «¿Cuál es el ministe-
rio de la Mujer?» La pregunta fue respondida Sin embargo, una vez más las mujeres no pueden
al tenor de un artículo publicado en una revista predicar desde el púlpito, ni tampoco ser líde-
pentecostal norteamericana, titulado suspicaz- res pastorales. Solo se les permitió predicar en
mente «The Trust». En el artículo se defiende las calles, en los hogares y posteriormente en
el rol de la mujer como profetiza, predicadora hospitales y cárceles, pero no en las iglesias.
y maestra, sin importar su estatus (soltera, ca- Así, se excluyó a las mujeres de los dos roles
sada, joven, adulta, etc.). Para defender el lide- más importantes dentro del pentecostalismo.
razgo administrativo-pastoral de la mujer, se En el artículo titulado «La mujer cristiana» ya se
recurrió a la memoria bíblica: «aún en el Anti- manifiesta de manera muy clara el control y
guo Testamento unas mujeres tituladas profe- la vigilancia que se ejercía sobre los cuerpos
tisas y solamente por nombres comprendemos femeninos:
que tomaban parte públicamente de la obra del
[C]uando miro a la mujer cristiana llevando colgado
Señor. Unas guiaban, otras enseñaban y otras de sus orejas unas joyas de distintos nombres. Hacien-
juzgaban el pueblo».52 do una incisión en la oreja, que Dios no hizo, me da
Estas actividades podrían realizarlas al igual y a pena, profunda pena este hecho criminoso de romper
la carne a una pobre guagüita para colgarle algo de lo
la par que los hombres: cual no puede agradarse el Señor.55

[V]emos que una mujer es puesta al mismo lado con


el hombre a anunciar el mensaje de Dios. Si una mu- La cultura pentecostal también influyó en las
jer lo podía hacer antes, creemos que lo puede hacer mujeres del protestantismo histórico. Espe-
hoy día también […] nos parece que las mujeres de cialmente en la Iglesia Alianza Cristiana y
hoy día a quienes Dios ha llamado tienen el mismo
derecho de instruir y enseñar La Biblia.53
Misionera, que en ese entonces estaba bajo la
dirección del pastor Weiss: «la hermana María
No obstante, estos mensajes acaban sembran- Preisler, de la iglesia de Valdivia… ha logrado
do ambigüedad y no pasan de ser buenas in- interesar mucho a algunas jovencitas alemanas
tenciones, pues jamás se habla concretamente y asiste con frecuencia a nuestros cultos».56 De
de la posibilidad de predicar desde el púlpi- hecho, en el caso del protestantismo misione-
to de la iglesia, ni tampoco de la posibilidad ro, se tendía a considerar que el bautismo del
de convertirse en pastoras como sus compañe- Espíritu Santo era una experiencia de muje-
ros varones. res. En una carta escrita por el misionero no-
Siguiendo la senda del cuestionamiento, el pen- ruego Maggie Gilchrist desde Huillinco (Isla
tecostalismo se preguntó específicamente por de Chiloé), indicó que recibió el bautismo del
el rol que le cabía a la mujer dentro del trabajo Espíritu Santo de la mano de dos hermanas
misionero. Esta vez se utilizó como referencia venidas de Valparaíso (Elena Laidlaw y Na-
al The Apostolic Faith para construir la respues- talia de Arancibia), testimoniando lo siguien-
ta, concretamente un artículo intitulado «Las te: «cuando estoy bajo este poder maravilloso,
todo mi cuerpo tiembla y muchas veces pierdo

54 Chile Pentecostal [Concepción], 15 de junio de 1912, 2-3.


52 Chile Pentecostal [Concepción], 6 de abril de 1911, 5-6. 55 Chile Pentecostal [Concepción], 24 de noviembre de 1910, 5.
53 Chile Pentecostal [Concepción], 6 de abril de 1911, 5-6. 56 Chile Evangélico [Concepción], 12 de noviembre de 1909, 3.

112 / Vol. 22 / ISSN 0122-5197 (impreso) - ISSN 2248-6992 (en línea) / N.° 44 / enero-junio de 2018
las facultades para hablar, solamente puedo conflictos en Chiloé, Río Bueno y Valdivia,
hacer unos sonidos peculiares».57 la Alianza Cristiana siguió manteniendo re-
De igual forma, su hermano Neil Gilchrist envió laciones fraternales con los pastores. Esto se
otra carta relatando que: observa en una carta que envió María B. de
Rudolph, afirmando que:
[H]ay cuatro hermanas que han recibido el bautismo
del Espíritu y hablan y cantan en lenguas extrañas, [F]ue una bendición tan grande que se levantaban las
como el Espíritu les da que hablen y cuando están en almas alabando al Señor en lenguas extrañas como el
oración tiemblan y son sacudidas de una manera tan Espíritu les daba que hablasen fue una maravilla tan
fuerte que tiembla toda la capilla, como si fuera un grande como nunca había visto… grande es el gozo
terremoto, y estas manifestaciones no suceden de vez que siente nuestra alma, cuando el Señor nos visita
en cuando, sino diariamente.58 con su Santo Espíritu.63

El mismo encargado de la obra, N.O. Gunstad, Retazos de memoria: la lucha contra


agregó lo siguiente: la amnesia

[L]a visita de las hermanas de Valparaíso a la Isla de


Chiloé, no fue en vano… en el culto de la noche mi Pese a la negativa comandada por líderes mas-
esposa habló en lenguas desconocidas tres veces; y culinos que buscaba desvalorizar, ocultar o
dos más de las hermanas cayeron bajo el poder del simplemente difamar el papel que jugaron las
Espíritu los chilenos que no tenían interés en nues-
mujeres en la fundación del movimiento pen-
tra obra ahora vienen a nuestras reuniones y parecen
hambrientos de la verdad.59 tecostal chileno, también debemos destacar
la existencia de algunos líderes que intenta-
Pese al avivamiento y la conversión de nuevas al- ron reconocer el estatus igualitario del traba-
mas, los problemas que el bautismo del Es- jo religioso de la mujer e incorporarlas en el
píritu Santo generó al interior de la Alianza mito fundacional institucional del movimien-
Misionera manifestaban nuevamente el di- to. Si bien estas estrategias terminaron sien-
lema entre tradición y carisma. Al respecto, do simples bocanadas de memoria que «solo
Oyarzún destaca que: «durante el pastorado pueden expandirse en el tejido de las imáge-
de Gunstad la Iglesia de Huillinco se separó nes y del lenguaje»,64 es importante señalarlas
de la Misión por causa de doctrinas antagóni- y destacarlas, pues no solo nos permiten ob-
cas a la común fe de la Misión, quedando in- tener una idea más acabada del rol de las mu-
dependiente con este pastor, quien introdujo jeres en este movimiento, sino que también
esas doctrinas».60 nos muestran otras apreciaciones existentes
A pesar de esos conflictos, los misioneros no- sobre su rol, existentes dentro de la misma
ruegos estrecharán sus relaciones con los pen- organización, lo que finalmente contribuye a
tecostales y seguirán enviando escritos a la reconstruir esta memoria oculta del pentecos-
revista. Marie Gunstad y Kirsti Melbostad, talismo chileno.
por ejemplo, escribieron desde Huillinco - En primer lugar, debemos destacar que los lí-
Ancud (Chiloé).61 Además de confraterni- deres pentecostales que apoyaron la partici-
zar, los misioneros noruegos Neil Gunstad y pación de las mujeres en el movimiento (sea
María Gunstad visitaban y predicaban para el porque sus esposas eran líderes o simplemente
naciente movimiento pentecostal en Concep- porque entendían el liderazgo como una ha-
ción, Lautaro y Mulchén.62 Si bien surgieron bilidad provista por el Espíritu Santo sin im-
portar el género), estaban alejados del centro
geográfico que dirigía el movimiento (San-
57 Chile Evangélico [Concepción], 11 de septiembre de 1910, 15. tiago y Valparaíso), lo que limitaba cualquier
58 Chile Evangélico [Concepción], 11 de septiembre de 1910, 6.
59 Chile Evangélico [Concepción], 11 de septiembre de 1910, 15.
60 Arturo Oyarzún, Reminiscencia histórica de la Obra Evangélica en
Chile (Valdivia: Imprenta Alianza, 1921), 68. 63 Chile Pentecostal [Concepción], 15 de noviembre de 1914, 7.
61 Chile Pentecostal [Concepción], 15 de mayo de 1914, 7-8. 64 Joel Candau, Antropología de la Antropología (Buenos Aires: Edi-
62 Chile Pentecostal [Concepción], 15 de febrero de 1915, 6. ciones Nueva Visión, 2002), 66.

Memoria de un olvido / Miguel Ángel Mansilla, Wilson Enrique Muñoz Henríquez, Carlos Daniel Piñones Rivera / 113
influencia o impacto de sus medidas. Ade- periódicos de la época, como El Heraldo Evan-
más, varios de ellos fallecieron tempranamen- gélico (de la Iglesia Presbiteriana), el Cristiano
te, lo que limitó la promulgación de sus ideas (Iglesia Metodista) o El Mercurio (diario se-
dentro de su entorno. Tal fue el caso del pas- cular). Tulio Morán fue incluso abogado de la
tor Ceferino Arancibia, su esposa Mercedes hermana Elena, difundió su trabajo y solici-
e hija Remigia, todos connotados líderes del tó la apertura de las otras iglesias al trabajo
movimiento. En diciembre de 1910, el pas- de Elena. De hecho, Chile Evangélico le dedi-
tor Ceferino fue enviado por Hoover desde có su portada en el n.° 45: «Reverendo Tulio
Valparaíso a la iglesia de Concepción. El gru- Rojas, Fundador de Chile Evangélico el 11 de
po de Concepción era liderado por Tulio Mo- septiembre de 1909»; justo un día antes de la
rán y estaba conformado por personas que se expulsión, separación y nacimiento del movi-
habían escindido de la Iglesia Presbiteriana. miento pentecostal. Al respecto se dice de Tu-
Arancibia organizó oficialmente esta nue- lio Rojas «comenzó el Chile Evangélico bajo la
va iglesia pentecostal en junio de 1911, pero premisa de Juan Wesley: “emprended grandes
debió retornar junto a su esposa a Valparaíso obras por el Señor, esperad grandes cosas del
por su enfermedad, falleciendo el 27 de ene- Señor”».66 Chile Evangélico se publicará solo
ro de 1914.65 Sin embargo, su hija Remigia durante 14 meses. Sin embargo, una vez que
continuó como misionera nacional del movi- el movimiento pentecostal logró transformarse
miento, pese a que este rol ya estaba subyuga- en iglesia (1910), la revista cambió de nombre
do al papel del pastor. Por su parte, el pastor a Chile Pentecostal y automáticamente eliminó
José Flores, también procedente de la iglesia toda referencia a la hermana Elena, descono-
de Valparaíso, fue enviado a Temuco para dar ciéndose hasta hoy las razones de este hecho.
comienzo a la obra en 1912, pero murió en Así, y de manera paradójica, pareciera que Ele-
1913 por su enfermedad. na y otras mujeres se hicieron de un nombre
Ambas iglesias fueron muy activas y permitieron que les ha permitido abrirse en la posteridad y
a las mujeres ejercer su liderazgo, abriendo los no desaparecer en el olvido.
púlpitos para que predicaran, profetizaran o Por otro lado, tenemos la publicación de Chi-
entregaran sus testimonios, además de permi- le Pentecostal, la cual comenzó el 24 de no-
tir que predicaran y tuvieran rol de misioneras viembre de 1910, bajo la dirección de Enrique
en las calles de la ciudad. Así, varias muje- Koppman. Si bien el periódico no hacía refe-
res situadas en los márgenes geográficos y so- rencia a la hermana Elena, Koppman se des-
ciales del pentecostalismo se hicieron de un tacó por abrir las puertas a todas las mujeres,
nombre y se abrieron un espacio en la poste- no solo las pentecostales, sino también a todas
ridad, con la esperanza de no desaparecer en aquellas, tanto de Chile como del extranjero,
el olvido, no por ellas mismas, sino por el rol que quisieran publicar en el periódico. En esta
que debían asumir como mujeres en el movi- línea, publicaron distintas cartas y artículos
miento pentecostal. provenientes de Ecuador, Argentina y Brasil.
También debemos destacar la importancia que Lamentablemente, por problemas económicos
tuvieron los líderes y editores de las revistas se dejó de publicar en el año 1915.
Chile Evangélico y Chile Pentecostal. Por un Finalmente, dentro del protestantismo misio-
lado, Tulio Morán, director de Chile Evan- nero, uno de los personajes más abiertos al
gélico, no solo abrió las puertas al movimien- movimiento pentecostal fue el pastor H.L.
to pentecostal y le dio espacio en la revista, Weiss. Él había llegado a Valdivia en el año
sino que también defendió a la hermana Ele- 1899, pero murió relativamente joven, a los 48
na. Morán se dedicó a publicar y rebatir todas años de edad (probablemente por el duro cli-
las difamaciones de Elena que hacían los otros ma del sur de Chile). El pastor Weiss escribió

65 Rasmussen y Helland, La Iglesia Metodista, 24. 66 Chile Evangélico [Concepción], septiembre de 1910, 6.

114 / Vol. 22 / ISSN 0122-5197 (impreso) - ISSN 2248-6992 (en línea) / N.° 44 / enero-junio de 2018
algunas cartas en Chile Evangélico. En una de parecer, por respeto y consideración a la Igle-
ellas relató que recibió en su iglesia la visita sia Metodista Episcopal, Weiss no aceptó. Sin
de Elena y Mercedes: «Dios mandó a dos hu- embargo, siguió estableciendo comunicación
mildes hermanas (Natalia y Elena) desde Val- con los pentecostales, al tiempo que evitó que
paraíso para que nos comunicasen y fuésemos sus iglesias se separaran y se unieran indefi-
también recipientes de las grandes bendicio- nidamente al movimiento pentecostal, como
nes que los hermanos de Valparaíso y Santia- hasta entonces estaba sucediendo con la Igle-
go estaban gozando».67 sia Metodista.71
A continuación, resaltó un aspecto especialmen-
te significativo: «Hasta los pastores se humi- Consideraciones finales
llaron hasta el polvo de la tierra. Los pastores
son los primeros que resisten al Espíritu Santo Hemos mostrado que la memoria colectiva so-
y los últimos que se humillan en el polvo de la bre los orígenes del pentecostalismo chile-
tierra»,68 enfatizando que son ellos los que re- no se organiza en torno a la construcción de
sisten el liderazgo femenino y el impulso ca- una imagen infame de Elena (memoria negra),
rismático. El pastor Weiss autorizó también a así como de las otras mujeres que participa-
otras mujeres pentecostales para que visitasen ron en el proceso (memoria gris). Una vez sig-
sus iglesias, para que dieran sus testimonios, nificado su liderazgo como hereje solo por su
profetizaran e impusieran sus manos en aras condición de mujer, se fueron desarrollando y
de recibir el bautismo del Espíritu Santo. consolidando estrategias para controlar la fe-
Pese a los riesgos de que se produjera un cisma minidad y evitar la reaparición de liderazgos
o separación ante la presencia de las mujeres revolucionarios.
pentecostales en el seno de estas iglesias, estos El control de los cuerpos procuró contener los
hechos no fueron de mucho impacto.69 Solo se vigores del espíritu humano que amenazaban
conocieron dos casos. En Valdivia, «un grupo con desbordarse en la experiencia bautismal.
de veinte personas abandonan la Iglesia Alian- Las mujeres fueron prescritas a predicar en el
za Cristiana y Misionera, para unirse el pas- espacio abierto de las calles, en la intimidad de
tor Carlos del Campo»,70 pero no se unieron los hogares, en los hospitales y cárceles, a la vez
a Hoover, sino que formaron un grupo inde- que se les prohibía hacerlo en las iglesias, mar-
pendiente conocido como Iglesia del Señor, ginándolas de los púlpitos. Progresivamente se
en diciembre de 1911. En Huillinco (Chiloé) fue estableciendo la sumisión del accionar fe-
también se escindió un segundo grupo, pero menino bajo la figura del pastorado masculino.
muy pequeño. Pese a ello, el pastor Weiss fue Por supuesto, esto no fue un proceso mono-
respetuoso y tolerante con el movimiento pen- lítico y homogéneo, pero el poder sí se cuidó
tecostal, especialmente con las mujeres que li- de mantener las fuentes de su cuestionamiento
deraban el movimiento. Tanto era el aprecio y lejos de los centros geográficos del poder.
admiración que los pentecostales sentían por Lo que es claro luego de nuestro recorrido es el
él, que las iglesias de Santiago llamaron al Pas- rol que la producción de la memoria negra y
tor Weiss, antes que a Hoover, para que se hi- la memoria gris ha tenido en la construcción
ciera cargo del movimiento pentecostal. Al del mito fundacional del pentecostalismo chi-
leno, el cual funciona como fundamento de la
reproducción de las prácticas sociales de mar-
67 Chile Evangélico [Concepción], 10 de diciembre de 1909, 2. ginación y del control de la femineidad en
68 Chile Evangélico [Concepción], 10 de diciembre de 1909, 2.
69 El cisma mayor se produjo años antes (1908), cuando el misionero
Mac Donald se separó de la Alianza para unirse a la Misión Bautis-
ta, que hasta entonces no tenía iglesias en Chile. Esto sucedió en 71 La Iglesia Metodista se debilitó mucho con el naciente movimien-
Temuco y el mencionado misionero se llevó 300 miembros y dos to Pentecostal. En el año 1911, otros cinco pastores y sus congre-
pastores chilenos. Oyarzún, Reminiscencia histórica, 71. gaciones abandonaron la Iglesia Metodista, y en el año 1913 una
70 Luis Orellana, El Fuego y la Nieve. Historia del Movimiento Pente- sexta iglesia metodista de Santiago se pasó a los pentecostales.
costal en Chile 1909-1932 (Concepción: CEEP, 2006), 38. Rasmussen y Helland, La Iglesia Metodista, 19.

Memoria de un olvido / Miguel Ángel Mansilla, Wilson Enrique Muñoz Henríquez, Carlos Daniel Piñones Rivera / 115
sus intentos por acceder al espacio prohibi- Hoover, Mario. 2002. El movimiento Pentecostal
do del liderazgo pentecostal. Así, el ejercicio en Chile del siglo XX. Santiago: Eben Ezer.
de analizar la producción histórica del olvido
de Elena y otras mujeres claves en la historia Kessler, Juan. A study of the older Protestant mis-
fundacional del pentecostalismo chileno, nos sions and churches in Perú and Chile. With special
ha llevado a apreciar el carácter instrumen- reference to the problems of division, nationalism
tal de la memoria colectiva esculpida por el and native ministry. Goes: Oosterbaan & le
pentecostalismo. Cointre N.V., 1967.

Bibliografía Lavabre, Marie Claire. «Sociología de la memo-


ria y acontecimientos traumáticos». En Guerra
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Cómo citar este artículo
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Memoria de un olvido / Miguel Ángel Mansilla, Wilson Enrique Muñoz Henríquez, Carlos Daniel Piñones Rivera / 117

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