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ESTADO DE CAMPECHE
INGENIERÍA BIOQUÍMICA
ACTIVIDAD. – ENSAYO 1
ALUMNOS: MATRICULA:
DIEGO GUADALUPE AC AC 5632
LUIS ALEJANDRO COLLI KU 5648
KEVIN ANDRES ESTRELLA CANCHE 5637
2019-2020N
03/10/2019
1.1. Definición y estructura de las enzimas.
Las enzimas son polímeros biológicos que catalizan las reacciones químicas que
hacen posible la vida tal como la conocemos.
Enzimas simples. Son aquellas que para ejercer su acción sólo necesitan de la parte
proteica. Esta puede estar constituida por una o varias cadenas, pero no necesita
ningún factor adicional para llevar a cabo su acción sobre la molécula que va a
transformar, la cual se denomina sustrato. Un ejemplo de enzima simple es la
ureasa, encargada de catalizar la transformación de la urea en CO2 y NH3. Para
que la enzima actúe, sólo es necesario que esté presente el sustrato, en este caso
específico es la urea, y la reacción que tiene lugar es la siguiente:
• Apoenzima
• Coenzima
• Sustrato
• Grupo prostético
• Cosustrato
• Activadores
Los nombres de uso frecuente para casi todas las enzimas describen el tipo de
reacción catalizada, seguido por el sufijo -asa. Así, por ejemplo, las
deshidrogenasas eliminan átomos de hidrógeno, las proteasas hidrolizan proteínas
y las isomerasas catalizan reordenamientos de la configuración. Los modificadores
pueden preceder o seguir al nombre para indicar el sustrato (xantina oxidasa), la
fuente de la enzima (ribonucleasa pancreática), su regulación (lipasa sensible a
hormona) o una característica de su mecanismo de acción (cisteína proteasa).
Cuando es necesario, se añaden designaciones alfanuméricas para identificar
múltiples formas de una enzima (p. ej., RNA polimerasa III; proteína cinasa Cβ). A
fin de resolver estas dificultades, la International Union of Biochemists (IUB) creó un
sistema de nomenclatura de enzimas sin ambigüedad en el cual cada enzima tiene
un nombre y número de código singular que identifican el tipo de reacción catalizada
y los sustratos comprendidos; así, las enzimas se agrupan en seis clases:
Las enzimas son altamente específicas, es decir, no reaccionan con cualquier cosa
ni intervienen en cualquier reacción. Tienen un cometido bioquímico muy puntual y
preciso, que llevan a cabo con un porcentaje bajísimo de errores.
Las enzimas son grandes proteínas que aceleran las reacciones químicas. En su
estructura globular, se entrelazan y se pliegan una o más cadenas polipeptídicas,
que aportan un pequeño grupo de aminoácidos para formar el sitio activo, o lugar
donde se adhiere el sustrato, y donde se realiza la reacción. Una enzima y un
sustrato no llegan a adherirse si sus formas no encajan con exactitud. Este hecho
asegura que la enzima no participa en reacciones equivocadas. La enzima misma
no se ve afectada por la reacción. Cuando los productos se liberan, la enzima vuelve
a unirse con un nuevo sustrato.
1.2.1. Estructura primaria, secundaria, terciaria y cuaternaria
Las enzimas como proteínas que son, cuentan con una estructura primaria,
secundaria, terciaria e incluso si están formadas por varias subunidades,
cuaternaria. Esta estructura resulta importante para su actividad por lo que cambios
en la misma pueden llevar a alteraciones en su actividad catalítica. La composición
y forma de una enzima viene definida por las cuatro estructuras, ya mencionadas,
éstas tienen un carácter jerarquizado, es decir, implican unos niveles o grados de
complejidad creciente que dan lugar a los cuatro tipos de organizaciones.
- Hélice a.
- Lámina b.
La estructura terciara de una enzima informa de la disposición de la estructura
secundaria en el espacio y, por tanto, del tipo de conformación tridimensional que
posee. Las conformaciones más frecuentes que adoptan las proteínas son la
globular y la filamentosa. Las funciones biológicas que realizan las proteínas
dependen de la estructura terciaria que éstas poseen.
La estructura cuaternaria de una enzima informa que ésta está compuesta de más
de una cadena polipeptídica, y hace referencia al modo en que se asocian las
cadenas o subunidades para constituir la proteína activa.
1.4 Sitio Activo
1.4.1.- Sitio Activo
A diferencia de los catalizadores inorgánicos, cada clase de molécula enzimática
contiene una superficie de unión de forma enrevesada y única denominada lugar
activo. Los sustratos se unen al lugar activo de las enzimas, que habitualmente es
una pequeña hendidura o grieta en una molécula proteica grande. Sin embrago el
lugar activo no es sólo el lugar de unión. Varias de las cadenas laterales de los
aminoácidos que se encuentran en el lugar activo participan activamente en el
proceso catalítico. La información dentro del lugar activo de una enzima (su forma y
distribución de carga) restringe los movimientos y las conformaciones permitidas del
sustrato, haciendo que éste se asemeje más al estado de transición. En otras
palabras, la información sobre la estructura de la enzima se utiliza para orientar de
forma óptima al sustrato. Como resultado de esta transferencia de información, la
energía del complejo enzima-sustrato se hace más cercana a la de ΔG, lo cual
significa que se reduce la energía necesaria para que se produzca la reacción hasta
el producto.
Figuran. - Dos modelos de la interacción enzima-sustrato. (a) Modelo de cerradura-llave. En este primer modelo, el lugar
activo de la enzima ajusta el sustrato de la misma manera que una cerradura a una llave. (b) Modelo del ajuste inducido. En
este perfeccionamiento del modelo de cerradura-llave, tanto enzima como el sustrato sufren una disolución al unirse. Su
fuerza al sustrato a adoptar una conformación que se aproxima al estado de transición; las enzimas mantienen el sustrato en
tensión.
1.5.- Especificidad
1.51.- Especificidad
1.6.- Cofactores
1.6.1.- Cofactores
1.8. Desnaturalización
1.8.1. Desnaturalización
TEMPERATURA
Cada enzima tiene una temperatura óptima de actuación. Por debajo y por encima
de esta temperatura, la enzima ralentiza la velocidad de la reacción enzimática. Se
observa que muchas de las enzimas, duplican la velocidad de una reacción
enzimática cuando se aumenta la temperatura de unos 10° C aproximadamente y
luego cae muy rápidamente por encima de los 40° C. El aumento en la velocidad de
reacción se produce porque con temperaturas más altas, existen más moléculas de
sustrato con suficiente energía para reaccionar; la disminución de la velocidad de la
reacción es debida a la desnaturalización de la enzima (la mayoría de las proteínas
globulares se desnaturalizan por encima de 60 - 70°C).
PH
La actividad enzimática también viene regulada por el pH de la solución enzimática.
El pH óptimo o intervalo de pH de cada enzima es diferente y cuando varía, la
conformación de la enzima se altera, produciéndose un cambio en el estado de
ionización de grupos del sitio activo y llegando a no ser funcional. Esto es debido a
que la conformación de una proteína depende también, de las atracciones y
repulsiones entre los aminoácidos cargados negativamente y los cargados
positivamente. Además, algunas cadenas laterales de aminoácidos pueden actuar
como ácidos o bases débiles que desarrollan funciones críticas en el sitio activo del
enzima.
Muy poco tiempo después de que se conocieron las enzimas, muchos químicos
comenzaron a preguntarse cómo sería su interacción con los reactivos. En una serie
de estudios de la reacción de hidrólisis de la sacarosa para dar glucosa y fructosa,
catalizada por una enzima a la que en esa época llamaron invertasa (hoy también
conocida como - fructofuranosidasa), ciertos autores encontraron que la velocidad
de reacción, además de depender linealmente de la concentración de invertasa,
también dependía de la concentración de sacarosa. En cambio, otros autores
sostenían que la velocidad de reacción era independiente de la concentración de
sacarosa. Además, se había observado que la estabilidad térmica de la invertasa
cambiaba en presencia de sacarosa, lo cual llevó a sospechar que había una
asociación física entre la invertasa y la sacarosa. Estas observaciones condujeron
a A.J. Brown a plantear en 1902 la idea de que se formaría un complejo entre la
invertasa y la sacarosa, de tal manera que a bajas concentraciones de sacarosa el
complejo se formaría rápidamente, rompiéndose luego para dar lugar a la aparición
de los productos glucosa y fructosa, pero que a altas concentraciones de sacarosa
la existencia del complejo pondría un límite a la velocidad de reacción alcanzable
con el aumento la concentración de sacarosa. Extendiendo la idea a cualquier
enzima (E) y sustrato (S) que se transforma en producto (P), la formación y
descomposición del complejo enzima-sustrato puede esquematizarse como sigue:
donde las ki representan las constantes cinéticas de velocidad para las reacciones
1 y 2, con signo positivo en dirección a la formación de producto y con signo negativo
en dirección a la formación de sustrato. Como puede verse, si la concentración de
E es constante, el aumento en la concentración de S puede hacer aumentar la
velocidad de formación de P siempre que dicha concentración de S no sea tan alta
como para que toda la E se encuentre formando el complejo ES. Llegado ese punto,
ulteriores aumentos de la concentración de S no podrán provocar aumentos en la
velocidad de formación de P ya que no habrá más E libre para formar más complejo
ES. Estas ideas fueron recogidas por L. Michaelis y M. Menten, quienes en 1913
llevaron a cabo una serie de experimentos que les permitió desarrollar la primera
expresión matemática de la velocidad de reacciones catalizadas por enzimas.
Bibliografía
Robert K. Murray, D. A. (2010). HARPER Bioquímica ilustrada. México: McGRAW HILL
INTERAMERICANA EDITORES.