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II. Fundamentos.
Las medidas de aseguramiento y en especial la detención preventiva, deben ser asumidas por los
funcionarios judiciales como figuras que proceden en circunstancias particulares y extraordinarias. Es
decir, en nuestro ordenamiento jurídico la regla general debe ser mantener en total libertad a los
procesados por la comisión de una conducta punible, mientras esperan el desarrollo y los resultados de
un juicio.
Por lo anterior, desde el Estado se han hecho importantes esfuerzos por racionalizar la imposición de
Un ejemplo de
las medidas de aseguramiento, especialmente de aquellas privativas de la libertad.
ello son las leyes 1760 de 2015 y 1786 de 2016, en las que se dispone que
las medidas de aseguramiento privativas de la libertad solo podrán tener
vigencia durante un año, el cual podrá ser prorrogado por otro más para un
grupo específico de delitos7.
De igual manera, para asegurar el carácter necesario de la detención preventiva y de
otras medidas privativas de la libertad, la Ley 1760 de 2015, modificada por la Ley 1786
de 2016, establece que solo podrán imponerse cuando quien las solicite demuestre que
las no privativas de la libertad son “insuficientes para garantizar el cumplimiento de los
fines de la medida de aseguramiento”8.
En ese contexto, esta Directiva pretende ser una herramienta para la racionalización de la imposición o
solicitud de las medidas de aseguramiento por parte de los fiscales. Para ello, parte de la base de que
el examen de procedencia de las medidas de aseguramiento está compuesto por dos procesos
principales. El primero, consiste en verificar los requisitos de índole objetiva, probatoria y
material previstos por la ley. A estos requisitos legales no se hará referencia en esta directiva, pues
son de amplio conocimiento de los fiscales y demás funcionarios judiciales.
El segundo proceso requerido para establecer la procedencia de las medidas de aseguramiento y en el
cual se concentra esta Directiva, se refiere a la aplicación de un test de proporcionalidad
que deben realizar los fiscales, bien sea para solicitar la medida de aseguramiento (L.
906/2004) o para ordenarla (L. 600/2000). El análisis que se hace en esta Directiva en relación con el
test de proporcionalidad, tiene énfasis en la medida de aseguramiento de detención preventiva.
Conforme a lo anterior, esta directiva se divide en cuatro secciones. Primero, (A) hace una breve
reseña de las características de las medidas de aseguramiento en el sistema penal colombiano. En
segundo lugar, (B) explica los pasos que integran el test de proporcionalidad que se debe seguir para
determinar si una medida de aseguramiento es procedente. Posteriormente, (C) señala que una
interpretación sistemática de la ley procesal penal, basada en el principio pro homine et libertatis,
implica que —bajo ninguna circunstancia— la detención preventiva es automática o es la única medida
a imponer en ciertos casos o para determinados delitos. Finalmente, (D) plantea que las medidas de
aseguramiento no privativas de la libertad prevista en la Ley 906 de 2004, pueden ser aplicadas en
procesos que se tramiten bajo la Ley 600 de 2000.
A. Características de las medidas de aseguramiento en Colombia.
La Corte Constitucional a lo largo de su jurisprudencia se ha ocupado de reseñar algunos de los rasgos
característicos de las medidas de aseguramiento. En ese sentido, de acuerdo con el Alto Tribunal, este
tipo de medidas son (1) cautelares, (2) preventivas y (3) temporales. Además, (4) su aplicación debe
estar orientada por los principios pro homine et libertatis.
Estas características deberán ser observadas por los fiscales al momento de determinar si una medida
de aseguramiento es procedente, de forma tal que deben ser consideradas al hacer el análisis sobre el
cumplimiento de la finalidad constitucional de la medida.
1. Las medidas de aseguramiento son cautelares.
La Corte Constitucional ha establecido que las medidas de aseguramiento son medidas cautelares. Así
lo ha señalado al referirse a su regulación en la Ley 600 de 2000 y en la Ley 906 de 2004. En ese
sentido, en las sentencias C-425 de 1997 9 y C-634 de 200010, dispuso:
“Su naturaleza cautelar, se endereza a asegurar a las personas acusadas de un delito para evitar su
fuga y garantizar así los fines de la instrucción y el cumplimiento de la pena que, mediante sentencia,
llegare a imponerse, una vez desvirtuada la presunción de inocencia y establecida la responsabilidad
penal del sindicado”.
Posteriormente, en las sentencias C-774 de 2001 11 y C-1154 de 2005 12, la Corte reiteró el carácter
cautelar de la detención preventiva. Al respecto señaló:
“Las medidas de aseguramiento hacen parte de las denominadas medidas cautelares, es decir, de
aquellas disposiciones que por petición de parte o de oficio, dispone la autoridad judicial sobre bienes o
personas, cuyo objeto consiste en asegurar el cumplimiento cabal de las decisiones adoptadas en el
proceso, garantizar la presencia de los sujetos procesales y afianzar la tranquilidad jurídica y social en
la comunidad, bajo la premisa por virtud de la cual, de no proceder a su realización, su propósito puede
resultar afectado por la demora en la decisión judicial”.
Conforme a lo anterior, del mismo modo que en los procesos civiles se solicitan medidas cautelares
como el embargo y el secuestro de bienes para asegurar la efectividad de una sentencia —por ejemplo,
para asegurar una masa de bienes que se pueda ejecutar en caso de que se adeude una obligación
crediticia—, las medidas de aseguramiento —propias del campo penal—, buscan garantizar el
cumplimiento de la sentencia. Así, las medidas de aseguramiento evitan, por ejemplo, el deterioro de
las pruebas o un nuevo perjuicio a la comunidad y las víctimas.
2. Las medidas de aseguramiento son preventivas.
La Corte Constitucional ha explicado que las medidas de aseguramiento “tiene[n] carácter preventivo, y
no siempre comporta[n] la privación efectiva de la libertad (art. 307 CPP). Su propósito es garantizar el
cumplimiento de los fines de la investigación” 13.
El carácter preventivo y no sancionatorio implica que por la imposición de una medida de
aseguramiento, no se deben generar consecuencias jurídicas negativas para el imputado. Es decir, el
hecho de que se encuentre vigente una medida de aseguramiento contra un imputado, no puede ser
una circunstancia relevante para decidir si se le impone una medida de aseguramiento en otro proceso.
Así lo estableció la Corte Constitucional en la sentencia C-121 de 2012 14, en la que declaró inexequible
una disposición de la Ley 906 de 2004 (art. 310 num. 3) en la cual se fijaba esa regla. Al respecto
señaló:
“[H]acer producir efectos negativos a una medida de aseguramiento en otro proceso penal, diferente a
aquel en el que fue proferida, desvirtúa su naturaleza preventiva y su propósito de salvaguardar los
fines del proceso que le dio origen, adquiriendo connotaciones de sanción” 15 (subrayas fuera del texto).
3. Las medidas de aseguramiento son temporales.
Por su carácter cautelar y por limitar el derecho fundamental a la libertad, las medidas de
aseguramiento son de carácter temporal. Por esa razón se encuentra previsto en la Ley 906 de 2004
(art. 318) que las partes podrán pedir la revocatoria de la medida o su sustitución por otra menos
restrictiva de la libertad, cuando desaparezcan los motivos que dieron lugar a su imposición 16.
En este punto es importante destacar que la redacción original del artículo 318 de la Ley 906 de 2004
disponía:
“ART. 318.—Solicitud de revocatoria. Cualquiera de las partes podrá solicitar la revocatoria o la
sustitución de la medida de aseguramiento, por una sola vez y ante el juez de control de garantías que
corresponda, presentando los elementos materiales probatorios o la información legalmente obtenidos
que permitan inferir razonablemente que han desaparecido los requisitos del artículo·308. Contra esta
decisión no procede recurso alguno” (subrayas fuera del texto).
Sin embargo, los apartados subrayados fueron declarados inexequibles mediante la sentencia C-456
de 2006. En esa decisión, la Corte Constitucional reafirmó el carácter temporal de las medidas de
aseguramiento y señaló, respecto de la posibilidad de solicitar la revocatoria o sustitución de la medida
por una sola vez, lo siguiente:
“No resulta constitucionalmente admisible mantener vigente una medida restrictiva de la libertad, a
pesar de que de la valoración de las circunstancias objetivas que se presenten de manera
sobreviniente, se imponga el cese de la efectiva privación de la libertad del sindicado o la sustitución de
la medida por haber desaparecido los fundamentos que dieron origen a su imposición” 17.
Ahora bien, en virtud de la Ley 1760 de 2015 modificada por la Ley 1786 de 2016, el carácter temporal
de las medidas de aseguramiento es más estricto cuando se trata de medidas privativas de la libertad.
En ese sentido, Ley 1786 adicionó dos parágrafos al artículo 317 de la Ley 906. El primero de ellos
dispone:
“PAR. 1º—Salvo lo previsto en los parágrafos 2º y 3º del artículo 317 del Código de Procedimiento
Penal (L. 906/2004), el término de las medidas de aseguramiento privativas de la libertad no podrá
exceder de un (1) año. Cuando el proceso se surta ante la justicia penal especializada, o sean tres (3) o
más los acusados contra quienes estuviere vigente la detención preventiva, o se trate de investigación
o juicio de actos de corrupción de los que trata la Ley 1474 de 2011 o de cualquiera de las conductas
previstas en el Título IV del Libro Segundo de la Ley 599 de 2000 (Código Penal), dicho término podrá
prorrogarse, a solicitud del fiscal o del apoderado de la víctima, hasta por el mismo término inicial.
Vencido el término, el Juez de Control de Garantías, a petición de la Fiscalía, de la defensa o del
apoderado de la víctima podrá sustituir la medida de aseguramiento privativa de la libertad de que se
trate, por otra u otras medidas de aseguramiento no privativas de la libertad de que trata el presente
artículo.
En los casos susceptibles de prórroga, los jueces de control de garantías, para resolver sobre la
solicitud de levantamiento o prórroga de las medidas de aseguramiento privativas de la libertad,
deberán considerar, además de los requisitos contemplados en el artículo 308 del Código de
Procedimiento Penal, el tiempo que haya transcurrido por causa de maniobras dilatorias atribuibles a la
actividad procesal del interesado o su defensor, caso en el cual dicho tiempo no se contabilizará dentro
del término máximo de la medida de aseguramiento privativa de la libertad contemplado en este
artículo” (subrayas fuera del texto).
deberá
meras conjeturas o suposiciones de cuál será la conducta que despliegue el imputado,
Por esta
Es difícil lograr una equivalencia perfecta entre los bienes constitucionales ponderados.
razón, los fiscales deben estar atentos a responder de manera
correcta las siguientes cuestiones, como ayuda para establecer la
proporcionalidad en sentido estricto: ¿Al detener al imputado estoy
afectando de manera muy gravosa sus derechos fundamentales, sin
que el resultado obtenido satisfaga en un nivel alto la protección de
fines constitucionales que se persiguen con la medida? ¿Existen
medios alternativos menos gravosos para los derechos
fundamentales del imputado que me permitan satisfacer en un nivel
apropiado la protección que estoy buscando?
Sobre este asunto, la Corte Constitucional ha fijado tres etapas de la proporcionalidad en sentido
estricto, que permiten adelantar el examen y avanzar en las respuestas a las preguntas formuladas.
Dicho análisis, previsto para las disposiciones legislativas, resulta aplicable a estos casos. Así, la
estructura argumentativa de esta etapa del juicio se compone de tres momentos:
"(i) determinar las magnitudes que deben ser ponderadas, quiere ello decir, establecer la importancia
de la medida de intervención legislativa en el derecho fundamental afectado, e indicar la importancia de
la realización del fin perseguido por la intervención legislativa; (ii) comparar dichas magnitudes, con el
propósito de determinar si la importancia de la realización del fin perseguido por la restricción legislativa
es mayor que la importancia de la intervención en el derecho fundamental; y, (iii) elaborar una relación
de precedencia condicionada entre el derecho fundamental y el fin legislativo, tomando como cimiente
el resultado de la comparación antedicha con el fin de asignar prioridad a alguno de los extremos en el
caso concreto”60.
En la primera etapa, se debe identificar la importancia de los bienes en conflicto. Esto es, señalar el
grado de importancia del fin constitucional perseguido y la necesidad de garantizar su consecución, a
través de la detención preventiva. En el segundo momento, se debe comparar el grado de satisfacción
del fin legítimo, la importancia del derecho a la libertad del procesado y los demás derechos implicados.
Esto significa que el fiscal debe señalar de forma expresa cuál es el bien constitucional más importante
y por qué su importancia justifica la restricción del derecho opuesto.
Una vez hecha esta comparación, el fiscal debe formular una regla en la que se identifique la
circunstancia, el aspecto o la cualidad del caso que permite darle prioridad a un derecho, principio o fin
frente al otro. Esta regla debe reflejar el mandato de la ley de ponderación, según la cual “cuanto mayor
es el grado de la no satisfacción o de afectación de un principio, tanto mayor tiene que ser la
importancia de la satisfacción del otro”61. El nivel de satisfacción de un principio debe justificar el grado
de afectación del otro derecho en juego. De eso se trata la proporcionalidad en sentido estricto.
Si partimos de alguno de los ejemplos propuestos en precedencia, la regla argumentativa que debe
construir el fiscal podría plantearse en los siguientes términos. En el primer caso, debe prevalecer la
protección de la comunidad y la efectividad del proceso, debido a que el imputado cuenta con los
medios y recursos suficientes para interferir con el curso de la investigación y continuar con su actividad
delincuencial. Por consiguiente, debe decretarse la medida de aseguramiento de detención preventiva
intramural y restringirse la libertad del procesado.
En el segundo ejemplo, la regla de prevalencia podría darle prioridad a los derechos de los niños a
cargo del imputado, frente al fin constitucional perseguido, debido a que se trata de niños pequeños
que requieren el cuidado de la persona cabeza de familia y se considera levísimo o remoto el peligro de
los familiares de la víctima y la integridad de las pruebas y el proceso. En consecuencia, puede
solicitarse o imponerse la detención preventiva en el lugar de residencia o una medida no privativa de
libertad, en función de las circunstancias particulares del caso.
En resumen, en el marco de la imposición o solicitud de una medida de aseguramiento, el fiscal debe
establecer, con fundamento en los elementos de convencimiento que haya recopilado durante su
investigación, la necesidad de restringir la libertad del procesado mediante la detención preventiva
intramural. Para
ello debe destacar la importancia que tiene la medida
para la actividad probatoria del Estado, la integridad del proceso
penal, la efectividad de la sanción penal y la protección de la
comunidad en general y de la víctima en particular.
Además, se debe considerar que, de acuerdo con la Corte Constitucional, el derecho a la libertad como
el derecho a la vida, tiene un lugar privilegiado en la arquitectura constitucional, pero no por ello es
absoluto e ilimitado62. En este orden de ideas, dependerá de la adecuada sustentación probatoria que
la libertad pueda ser subordinada a los intereses constitucionales y legales que justifican la detención
preventiva en cada caso.
Por ello, el fiscal deberá demostrar que realizó un ejercicio de ponderación de los fines
constitucionalmente perseguidos con la medida, frente al derecho fundamental a la libertad personal
que se pretende afectar, al cabo del cual se determinó que para el caso concreto debe asignársele un
puesto prioritario a los fines deseados y restringir la libertad del imputado. En últimas, lo que debe
hacer el fiscal es sustentar por qué en un caso particular no es desproporcionado limitar la libertad de
un individuo o por qué es proporcionada la medida de detención preventiva para la protección del fin
legítimo deseado.
D. Aplicación de las medidas de aseguramiento previstas en la Ley 906 de 2004 a los procesos
penales que se rigen por la Ley 600 de 2000.
Finalmente, es necesario desatacar que bajo la Ley 600 de 2000 solo se consagró la detención
preventiva como medida de aseguramiento64. Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia ha
establecido, con fundamento en el principio de favorabilidad, que en los procesos regulados por esta
normatividad se podrán aplicar las medidas de aseguramiento diferentes a la prisión preventiva,
previstas en la Ley 906 de 200465. En ese sentido, de acuerdo con el alto Tribunal:
“El instituto de las medidas de aseguramiento previsto en la Ley 906 de 2004 al resultar más benigno a
los intereses del procesado, debe ser aplicado en su integridad, esto es, si no es procedente la
detención preventiva a la luz de tal normatividad, sí podrían serlo algunas de las no restrictivas de este
derecho, que trae en su artículo 307 literal B, sin que se vulnere con ello el principio de favorabilidad,
como lo tiene dicho esta corporación en diferentes pronunciamientos” 66.
En efecto, la única alternativa que tiene la Fiscalía en el proceso penal previsto por la Ley 600 si decide
adoptar una medida de aseguramiento, es privar de la libertad al procesado a través de la detención
preventiva. En contraste, bajo la Ley 906 (art. 307B) existen nueve medidas de aseguramiento no
privativas de la libertad.
Por ello, debido a que —como lo ha señalado la jurisprudencia de la Sala Penal de la Corte Suprema
de Justicia—, las medidas de aseguramiento no son instituciones propias del modelo procesal
planteado en la Ley 906 de 2004, sino que también se encuentran previstas en la Ley 600 de 2000, no
hay ningún problema en aplicar las previstas en la nueva legislación a los procesos adelantados bajo el
régimen procesal penal anterior.
En ese sentido, en un auto del cuatro de mayo de 2005, la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia
decidió aplicar la Ley 906 de 2004 a un proceso que se regulaba por la Ley 600 de 2000. El caso se
refería a un proceso penal por prevaricato por acción regulado por la Ley 600, el cual establecía que
ese delito podía dar lugar a detención preventiva. Sin embargo, la Sala Penal aplicó la Ley 906 de 2004
por ser más favorable al imputado67 y revocó la detención. Al respecto señaló:
“En conclusión: las normas que se dictaron para la dinámica del sistema acusatorio colombiano, son
susceptibles de aplicarse por favorabilidad a casos que se encuentren gobernados por el Código de
Procedimiento Penal de 2000, a condición de que no se refieran a instituciones propias del nuevo
modelo procesal y de que los referentes de hecho en los dos procedimientos sean idénticos68.
No se puede eludir la aplicación del principio, por ejemplo, a situaciones en las cuales la Ley 906 de
2004 no contempla privación de la libertad en cierto caso mientras que la Ley 600 sí, o en
eventualidades en las que la primera consagra bajo determinadas condiciones la libertad provisional y
en presencia de las mismas la segunda la niega” (subrayas y negrillas del original) 69.
Además, las medidas de aseguramiento propias de la Ley 906 son aplicables a casos regidos por el
estatuto anterior, porque ese tipo de disposiciones regulan supuestos de hechos idénticos. En la Ley
906 y en la Ley 600 se imponen para asegurar las finalidades del proceso, siempre que existan motivos
fundados para creer que una persona es responsable de la conducta punible. Por tanto, no existe
ninguna razón que impida la aplicación de las medidas de aseguramiento no privativas de la libertad,
contempladas en el régimen penal acusatorio, dentro de los procesos que se tramiten bajo la Ley 600
de 2000.
En suma, la aplicación de las medidas de aseguramiento previstas en la Ley 906 de 2004 (art. 307) a
los procesos penales regulados por la Ley 600 de 2000, se fundamenta en el principio de favorabilidad.
Es posible llegar a esta conclusión por tres razones. Primero, porque las normas relativas a las
medidas de aseguramiento de la Ley 906 de 2004 regulan de manera más favorable la libertad si se
comparan con las normas equivalentes de la Ley 600 de 2000 (arts. 355 y ss.). Segundo, porque las
medidas de aseguramiento no son instituciones extrañas al régimen procesal previsto en la Ley 600 de
2000. Y tercero, porque las medidas de aseguramiento en los dos sistemas regulan hechos idénticos.
III. Conclusiones
1. La aplicación de las medidas de aseguramiento y en especial de la detención preventiva, no puede
ser automática. Siempre se deben cumplir los requisitos constitucionales y legales y se debe realizar un
test de proporcional(sic).
2. La imposición de una medida de aseguramiento o su solicitud es proporcional cuando la importancia
de la protección de los fines constitucionales perseguidos, es superior frente al ejercicio del derecho a
la libertad del procesado, y por ello se justifica su restricción. Para determinar la proporcionalidad de la
medida se debe realizar un test con los siguientes elementos: la medida (i) se debe orientar a cumplir
uno de los fines constitucionales previstos en el numeral 1 del artículo 250 de la Constitución, (ii) debe
ser idónea para cumplir esa finalidad constitucional, (iii) debe ser necesaria y (iv) proporcional en
sentido estricto.
3. Una vez identificado el fin constitucional legítimo, se debe sustentar la idoneidad de la medida de
aseguramiento. Esto implica establecer si la medida contribuye y en qué grado lo hace, a alcanzar
algunos de los fines constitucionales legítimos previstos en la Constitución y las leyes. Dicho de otro
modo, se trata de establecer si la medida es útil.
4. Verificada la idoneidad de la medida, el fiscal debe avanzar en el estudio de su necesidad. Es decir,
debe determinar si para el caso concreto existen o no medidas de aseguramiento alternativas que
permitan alcanzar el fin constitucional propuesto, sin que se reporte una afectación o lesión de otros
derechos. En este punto el fiscal debe demostrar que no existe otro medio alternativo menos lesivo
para los derechos del procesado, que garantice el mismo fin constitucional, antes de imponer o solicitar
la medida de aseguramiento.
5. En caso de que una medida de aseguramiento se repute como la medida idónea y necesaria para
asegurar alguno de los fines consagrados en la Constitución, el fiscal debe demostrar que la medida,
además, es proporcional en sentido estricto. Para ello, debe identificar la importancia de los bienes o
derechos constitucionales en conflicto para realizar una comparación entre ellos, que permita precisar
cuál es el bien más importante, que amerita prioridad y garantía constitucional.
Luego, debe establecer una regla de prioridad con base en las circunstancias particulares del caso
concreto, que evidencie por qué un derecho tiene prevalencia sobre el otro. Esta regla debe reflejar la
ley de la ponderación que indica que la satisfacción de un derecho debe justificar la restricción o
afectación del otro derecho en pugna.
6. La interpretación del artículo 315 de la Ley 906 de 2004 debe ser sistemática. En ese sentido, debe
considerar las demás disposiciones de la Ley 906, especialmente el artículo 295 y el contenido de las
leyes 1760 de 2015 y 1786 de 2016. Conforme a lo anterior, las medidas de aseguramiento no
privativas de la libertad proceden en todos los casos, incluso cuando se trate de delitos cuya pena
principal sea privativa de la libertad, no sean querellables o cuando el mínimo de la pena señalada en la
ley sea igual o superior a cuatro años.
7. En aplicación del principio de favorabilidad, las medidas de aseguramiento previstas en el literal b)
del artículo 307 de la Ley 906 de 2004, son aplicables en los procesos regulados por la Ley 600 de
2000, en los casos en los que de acuerdo con dicha legislación, proceda la detención preventiva.
Comuníquese y cúmplase.
Dada en Bogotá, a 28 de julio de 2016.
(1) Con base en los lineamientos del Fiscal General de la Nación (E), la Dirección Nacional de
Estrategia en Asuntos Constitucionales, DNEAC, en conjunto con asesores del Despacho del Fiscal
General, proyectaron esta Directiva. Además, tuvo como insumos para su elaboración, documentos
presentados por contratistas externos de la DNEAC. La posición de la Fiscalía en esta Directiva, no
necesariamente compromete la opinión de los contratistas.
(2) El criterio objetivo se refiere a las causales que dan lugar a la medida de aseguramiento. En la Ley
600 de 2000 estas se encuentran previstas en el artículo 357. En el sistema penal con tendencia
acusatoria de la Ley 906 de 2004, se encuentran en el artículo 313.
(3) Al respecto, el artículo 356 de la Ley 600 de 2000 establece que la medida de aseguramiento “se
impondrá cuando aparezcan por lo menos dos indicios graves de responsabilidad con base en las
pruebas legalmente producidas dentro del proceso”. También señala: “No procederá la medida de
aseguramiento cuando la prueba sea indicativa de que el imputado pudo haber actuado en cualquiera
de las causales de ausencia de responsabilidad”.
En el sistema de tendencia acusatoria este requisito se encuentra regulado en la Ley 906 de 2004 que
establece que se puede imponer una medida de aseguramiento: “Cuando de los elementos materiales
probatorios y evidencia física recogidos y asegurados o de la información obtenidos legalmente [sic], se
pueda inferir razonablemente que el imputado puede ser autor o partícipe de la conducta delictiva que
se investiga”.
(4) Los requisitos materiales se refieren a las finalidades de las medidas de aseguramiento, las cuales
se encuentran previstas en el numeral primero del artículo 250 de la Constitución. En el sistema
previsto en la Ley 600 se encuentran enunciadas en el artículo 355 de la citada ley.
En el sistema de tendencia acusatoria las finalidades se encuentran reguladas en los artículos 308 al
312 de la Ley 906 de 2004.
(5) El artículo 2º de la Ley 1760 de 2015 señala de forma expresa que: “La calificación jurídica
provisional contra el procesado no será, en sí misma, determinante para inferir el riesgo de obstrucción
de la justicia, el peligro para la seguridad de la sociedad o de la víctima y la probabilidad de que el
imputado no comparezca al proceso o de que no cumplirá la sentencia (...)”. Este artículo adicionó un
parágrafo en el artículo 308 de la Ley 906 de 2004.
(6) Organización de las Naciones Unidas, Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, 1966,
numeral 3, artículo 9º “La prisión preventiva de las personas que hayan de ser juzgadas no debe ser la
regla general”.
(7) El parágrafo 1 del primer artículo de la Ley 1786 de 2016 “por medio de la cual se modifican algunas
disposiciones de la Ley 1760 de 2015”, señala que solo se podrá prorrogar la detención preventiva por
un año más “(i) cuando se trate de delitos de competencia de la justicia penal especializada; (ii) en los
procesos en los que existan tres o más acusados; (iii) en los casos en los que se investiguen o juzguen
actos de corrupción de los que trata la Ley 1474 de 2011; (iv) en cualquiera de las conductas previstas
en el Título IV del Libro Segundo del Código Penal”, que se refiere a los delitos contra la libertad,
integridad y formación sexuales.
(8) Parágrafo 2 del artículo 1º de la Ley 1760 de 2015 “por medio de la cual se modifican algunas
disposiciones de la Ley 1760 de 2015”.
(9) M.P. Fabio Morón Díaz.
(10) M.P. Vladimiro Naranjo Mesa.
(11) M.P. Rodrigo Escobar Gil.
(12) M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.
(13) Corte Constitucional, Sentencia C-121 de 2012. M.P. Luis Ernesto Vargas.
(14) M.P. Luis Ernesto Vargas.
(15) “De manera similar, la Corte estableció en la sentencia C-289 de 2012, M.P. Humberto Antonio
Sierra que resulta contrario al carácter preventivo de la medida de aseguramiento, que se desvincule a
un soldado profesional del servicio por estar detenido de manera preventiva más de 60 días.
(16) Ver: Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Sala de Decisión de Tutelas Nº 1, M.P.
Luis Guillermo Salazar Otero. Radicación 77598, Acta 46, Bogotá, D.C., 12 de febrero de 2015.
(17) Corte Constitucional, Sentencia C-456 de 2006, M.P. Alfredo Beltrán Sierra. En esa misma
sentencia, sobre la expresión “contra esta decisión no procede recurso alguno”, la Corte Constitucional
señaló: “Observa la Corte que el inciso final de la norma acusada preceptúa que no procede recurso
alguno contra la decisión del juez de garantías que resuelve la solicitud de la revocatoria o la sustitución
de la medida de aseguramiento. A este respecto ha de señalarse que conforme a lo dispuesto por el
artículo 317 del mismo Código de Procedimiento Penal las decisiones sobre la libertad del imputado o
acusado son de inmediato cumplimiento, lo que no significa que no puedan ser objeto de impugnación
esas decisiones mediante la interposición de los recursos correspondientes. Así ocurre, en efecto, y por
ello el artículo 177 del mismo Código de Procedimiento Penal establece la apelación, en el efecto
devolutivo, del auto que resuelve sobre la imposición de una medida de aseguramiento. Siendo ello así,
carecería de sentido que exista ese recurso cuando se impone la medida de aseguramiento y que
subsistiera la prohibición de interponerlo contra la decisión que resuelve una solicitud de revocatoria de
la misma o en relación con la sustitución de esa medida por otra. En tal virtud, habrá de declararse
entonces, y en armonía con lo resuelto en esta sentencia que es inexequible la expresión “contra esta
decisión no procede recurso alguno” que fue objeto de la acusación de inconstitucionalidad”.
(18) De acuerdo con la Corte Constitucional, “la autonomía que la Carta “reconoce a la interpretación
legal o judicial tiene como límite la arbitrariedad y la irrazonabilidad de sus respectivos resultados”
(sentencia C-301/93); esto es, los frutos del ejercicio hermenéutico deben ser razonables (...). El
intérprete tiene entonces que buscar el sentido razonable de la disposición dentro del contexto global
del ordenamiento jurídico-constitucional conforme a una interpretación sistemática-finalista” (sentencia
C-01 1/94). El contenido mismo del concepto de “razonabilidad” ha sido explorado por la Corte, que en
sentencia C-530/93, dijo que este “hace relación a que un juicio, raciocinio o idea esté conforme con la
prudencia, la justicia o la equidad que rigen para el caso concreto. Es decir, cuando se justifica una
acción o expresión de una idea, juicio o raciocinio por su conveniencia o necesidad”. En otras palabras,
se trata de garantizar que, en cada caso, la interpretación de las disposiciones jurídicas se lleve a cabo
acudiendo a un criterio finalista, que tome en cuenta las metas y objetivos establecidos en la Carta, de
acuerdo con los criterios “pro libertatis” y “pro homine”, derivados de la filosofía humanista que inspira el
constitucionalismo colombiano. Corte Constitucional, Sentencia C-226 de 2001, M.P. Eduardo
Montealegre Lynett.
(19) Corte Constitucional, Sentencia C-438 de 2013, M.P. Alberto Rojas Ríos.
(20) Ver: Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, radicación 31167, Sentencia 4 de febrero
de 2009, M.P. Sigifredo Espinosa Pérez y Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Sala de
decisión de tutelas 1, radicación 83287, M.P. Gustavo Enrique Malo Fernández, 16 de diciembre de
2015.
(21) Corte Constitucional, Sentencia C-695 de 2013, M.P. Nilson Pinilla Pinilla.
(22) El artículo 7.3 de este Tratado establece: Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento
arbitrarios.
(23) De conformidad con el artículo 9.1 de este tratado: “Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la
seguridad personales. Nadie podrá ser sometido a detención o prisión arbitrarias. Nadie podrá ser
privado de su libertad, salvo por las causas fijadas por ley y con arreglo al procedimiento establecido en
ésta" (subrayas fuera del texto).
(24) Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Sala de Decisión de Tutelas l, radicación
83287, Sentencia 16 de diciembre de 2015, M.P. Gustavo Enrique Malo Fernández.
(25) Corte Constitucional, sentencias C-327 de 1997, M.P. Fabio Morón Díaz y C-634 de 2000, M.P.
Vladimiro Naranjo Mesa.
(26) Ley 906 de 2004, “por la cual se expide el Código de Procedimiento Penal”, artículo 308.
(27) Corte Constitucional, Sentencia C-395 de 1994, M.P. Carlos Gaviria Díaz. Este criterio fue reiterado
en las Sentencias C-549 de 1997, M.P. Carlos Gaviria Díaz, C-774 de 2001, M.P. Rodrigo Escobar Gil,
C-1154 de 2005, M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.
(28) Corte Constitucional, Sentencia C-774 de 2001, M.P. Rodrigo Escobar Gil.
(29) Corte Constitucional, Sentencia C-774 de 2001, M.P. Rodrigo Escobar Gil.
(30) Corte Constitucional, Sentencia C-456 de 2006, M.P. Alfredo Beltrán Sierra.
(31) El parágrafo del artículo 308 de la Ley 906 de 2004, adicionado por el artículo 2º de la Ley 1760 de
2015, es del siguiente tenor literal: “La calificación jurídica provisional contra el procesado no será, en sí
misma, determinante para inferir el riesgo de obstrucción de la justicia, el peligro para la seguridad de la
sociedad o de la víctima y la probabilidad de que el imputado no comparezca al proceso o de que no
cumplirá la sentencia”
(32) Corte Constitucional, Sentencia C-774 de 2001, M.P. Rodrigo Escobar Gil.
(33) Corte Constitucional, Sentencia C-456 de 2006, M.P. Alfredo Beltrán Sierra.
(34) Corte Constitucional, Sentencia C-695 de 2013, M.P. Nilson Pinilla Pinilla.
(35) Martin Borowski, La Estructura de los Derechos Fundamentales. Bogotá, Universidad Externado de
Colombia, 2003, p. 130.
(36) Corte Constitucional, Sentencia C-575 de 2009, M.P. Humberto Sierra Porto.
(37) Corte Constitucional, Sentencia C-822 de 2005, M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.
(38) Gloria Lopera Mesa, Principio de proporcionalidad y ley penal. Madrid, Centro de Estudios Políticos
y Constitucionales, 2006.
(39) La versión estricta de acuerdo con algunos autores comprende los siguientes aspectos: a)
cuantitativo: debe ser el medio que más fomente el fin perseguido; b) cualitativo: el medio tiene que ser
el que mejor promueva el bien jurídico protegido; c) probabilístico: el medio debe fomentar el fin con un
alto grado de seguridad. Ibíd.
(40) Ibíd.
(41) Ibíd.
(42) Ibíd.
(43) M.P. Juan Carlos Pérez Henao.
(44) Corte Constitucional, Sentencia T-1023 de 2010, M.P. Juan Carlos Henao Pérez.
(45) “El Tribunal Constitucional ha establecido que “[e]l artículo 250 numeral 1º de la Constitución
destaca el criterio de necesidad como guía que debe orientar la imposición de una medida de
aseguramiento, parámetro que se encuentra a su vez vinculado a las tres finalidades allí establecidas:
(i) asegurar la comparecencia de los imputados al proceso penal; (ii) la conservación de la prueba; y (iii)
la protección de la comunidad, en especial de las víctimas”. Corte Constitucional, Sentencia C-318 de
2008, M.P. Jaime Córdoba Triviño.
(46) Articulo 250, Constitución Política de 1991.
(47) Corte Constitucional, Sentencia C-318 de 2008, M.P. Jaime Córdoba Triviño.
(48) El artículo 307 de la Ley 906 de 2004 establece cuáles son las medidas de aseguramiento
privativas y no privativas de la libertad.
(49) La Corte Constitucional se ha referido a la amplia gama de opciones de medidas de aseguramiento
previstas en el Código de Procedimiento Penal, en los siguientes términos: “[El Código de
Procedimiento Penal prevé] un plexo de posibilidades para el aseguramiento de los fines del proceso,
que va desde la privación de la libertad en establecimiento carcelario, o en la residencia del imputado,
pasando por otra serie de medidas no privativas de la libertad que pueden resultar más idóneas y
menos gravosas, para los fines cautelares de aseguramiento de la comparecencia del imputado, de la
prueba, o de la protección de la comunidad y de la víctima” Corte Constitucional, Sentencia C-318 de
2008, M.P. Jaime Córdoba Triviño.
(50) Artículo 295, Ley 906 de 2004. “Las disposiciones de este código que autorizan preventivamente la
privación o restricción de la libertad del imputado tienen carácter excepcional; solo podrán ser
interpretadas restrictivamente y su aplicación debe ser necesaria, adecuada, proporcional y razonable
frente a los contenidos constitucionales” (negrilla fuera del texto).
(51) “Artículo 313, Ley 906 de 2004. “Satisfechos los requisitos señalados en el artículo 308, procederá
la detención preventiva en establecimiento carcelario, en los siguientes casos: //1. En los delitos de
competencia de los jueces penales de circuito especializados. //2. En los delitos investigables de oficio,
cuando el mínimo de la pena prevista por la ley sea o exceda de cuatro (4) años. //3. En los delitos a
que se refiere el Título VIII del Libro II del Código Penal, cuando la defraudación sobrepase la cuantía
de ciento cincuenta (150) salarios mínimos legales mensuales vigentes. //4. Cuando la persona haya
sido capturada por conducta constitutiva de delito o contravención, dentro del lapso de los tres años
anteriores, contados a partir de la nueva captura o imputación, siempre que no se haya producido la
preclusión o absolución en el caso precedente”.
(52) Artículo 315, Ley 906 de 2004. Modificado por el artículo 28 de la Ley 1142 de 2007. “Cuando se
proceda por delitos cuya pena principal no sea privativa de la libertad, o por delitos querellables, o
cuando el mínimo de la pena señalada en la ley sea inferior a cuatro (4) años, satisfechos los requisitos
del artículo 308, se podrá imponer una o varias de las medidas señaladas en el artículo 307 literal b),
siempre que sean razonables y proporcionadas para el cumplimiento de las finalidades previstas”.
(53) Human Rights Committee, General Cornrnent Nº 35 Article 9: Liberf)' and security of person
(CCPR/C/GC/35, 2014) pár. 38. Traducción libre.
(54) Corte IDH. Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador. Fondo. Sentencia de 12 de noviembre de 1997.
Serie C Nº 35, párr. 77. También ver: Corte IDH. Caso Bayarri-Vs. Argentina. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de octubre de 2008. Serie C No. 187; Corte IDH. Caso
Palamara lribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2005.
Serie C Nº 135; Corte IDH. Caso Acosta Calderón Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 24 de junio de 2005. Serie C Nº 129, entre otras.
(55) CIDH, Informe sobre el uso de la prisión preventiva en las Américas, OEA/Ser.L/V/11, 30 diciembre
2013.
(56) Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Auto del 9 de febrero de 2009, Radicado
30942, M.P. María del Rosario González de Lemos. Esto fue reiterado en: Corte Suprema de Justicia,
Sala de Casación Penal, Sentencia del 19 de junio de 2012, M.P. José Leonidas Bustos Martínez.
(57) Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Auto del 9 de febrero de 2009, Radicado
30942, M.P, María del Rosario González de Lemos.
(58) Corte Constitucional, Sentencia T-1023 de 2010, M.P. Juan Carlos Henao Pérez.
(59) Corte IDH. Caso Usón Ramírez Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2009. Serie C 207.
(60) Corte Constitucional, Sentencia C-838 de 2013, M.P. Luis Ernesto Vargas.
(61) Alexy, Robert. Teoría de los derechos fundamentales. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales,
1993, p.161.
(62) Corte Constitucional, Sentencia C-634 de 2000, M.P. Vladimiro Naranjo Mesa.
(63) M.P. Martha Victoria Sáchica Méndez.
(64) Al respecto el inciso primero del artículo 356 de la Ley 600 de 2000 establece: “Solamente se
tendrá corno medida de aseguramiento para los imputables la detención preventiva”.
(65) Ver: Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia de segunda instancia en el
proceso Nº 38187, M.P. Julio Enrique Socha Salamanca. Acta 271,24 de julio de 2012.
(66) Citado en: Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Proceso 36387, M.P. Fernando
Alberto Castro Caballero, Aprobado en Acta 209, 22 de junio de 2011. Ver también: Autos del 4 de
marzo de 2009, radicación 27539; 22 de abril de 2009, radicación 26078; y·13 de mayo de 2009,
radicación 22014, entre otros.
(67) Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, auto del cuatro (4) de mayo de 2005, radicado 19.094, M.P.
Yesid Ramírez Bastidas.
(68) Ibíd.
(69) Ibíd.