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Selva Saavedra

J. J. Irarrazabal
Elicura Chihuailaf
Fco. Javier Irazoki
Dafne Meezs
Cristian Cayupan
Juan Huenuan
Javier Arnaiz
Yeries Mussiet
Jaime Medina
Antonia Toscano
Katari Naira
Luis D. Gutiérrez
Bárbara Mora
Camila Leficura
Claret Cea
Rocío Ríos
Karen Quiñehual
Elisa Berna
Gerardo Araneda
Karina Campos
Nicol Calfunao
Selva Saavedra: Pimpinela Galán
Claudia Bahamonde
Camila Pooley

20 años después Consuelo Martínez


Carolina Manríquez
Denise Fuentes

Su voz aún vive. Mailén Sepúlveda


Eugenio Millapi
Aarón Zalacaín
Canuto Anónimo
Javier Aguirre
Selva Saavedra…………………………………………………. 5
J. J. Irarrazabal………………………………………………….. 13
Elicura Chihuailaf……………………………………………… 15
Fco. Javier Irazoki……………………………………………… 17
Dafne Meezs…………………………………………………….. 19
Cristian Cayupan………………………………………………. 23
Juan Huenuan………………………………………………….. 25
Javier Arnaiz…………………………………………………… 27
Yeries Mussiet………………………………………………….. 29
Jaime Medina…………………………………………………… 31
Antonia Toscano……………………………………………….. 33
Katari Naira……………………………………………………… 35
Luis D. Gutiérrez…………………………………………………..37
Bárbara Mora……………………………………………………. 39
Camila Leficura…………………………………………………. 41
Claret Cea…………………….………………………………….. 43
Rocío Ríos………………………………………………………… 45
Karen Quiñehual………………………………………………… 45
Elisa Berna…………………………………………………………47
Gerardo Araneda………………………………………………… 48
Karina Campos…………………………………………………….51
Camila Pooley……………………………………………………. 53
Consuelo Martínez……………………………………………… 55
Carolina Manríquez…………………………………………….. 57
Pimpinela Galán…………………………………………………. 59
Claudia Bahamonde……………………………………………. 63
Mailén Sepúlveda……………………………………………….. 63
Eugenio Millapi………………………………………………….. 65
Denise Fuentes…………………………………………………. 67
Mailén Sepúlveda……………………………………………….. 67
Aarón Zalacaín…………………………………………………… 72
Nicol Calfunao…………………………………………………… 74
Canuto Anónimo…………………………………………………..76
Javier Aguirre……………………………………………………. 78

Ilustración de la portada: Jaime Elgueta, Marilam.

2
El día 22 de noviembre de 2010 se cumplen 20 años del
fallecimiento de una de las poetas más destacables de la Araucanía
(el día 11 de noviembre se cumplirán 108 de su natalicio). La
prolongada trayectoria de Selva Saavedra (1902-1990) nos da la
oportunidad de encontrar en ella una variedad métrica, de estilo, y
aún de visión del mundo que no han sido aún escuchadas con la
atención que merecen (y cuya presencia en internet queremos
contribuir a amplificar). Estamos convencidos de que su poesía –y
aún más, lo que de ella queda por descubrir- nos guarda aún
sorpresas y revelaciones. La voz de esta mujer hermana de la
naturaleza, atenta siempre ante el débil y el desheredado, sigue
vigente, joven. Porque la edad madura supuso para su escritura una
segunda juventud, y aún nos atreveríamos a insinuar que su poesía
última tiene un aliento renovado y juvenil por lo intenso y lo íntegro y
lo osado. Es hora de celebrar, de leer y cantar a esta poeta, de ir a
pescar en el río de sus yos sucesivos la palabra perdida, la palabra
necesaria, y devolverla al ahora, y reconocerla en su siempre.

Acompaña a Selva Saavedra, en este número, un grupo de poetas


de valía, algunos ya reconocidos y otros que esperamos lleguen a
serlo, tal y como las voladoras plumas de nuestras poetas, que
siguen aspirando a lo más alto, que a veces reside en lo más
humilde. De entre ellos destaca J.J. Irarrázabal, poetamigo de
Sayenco, rapsoda de honda voz que nos dejó repentinamente el 10
de noviembre. Partió un poeta, nunca más se irá.

A ambos estuvo dedicada la tertulia que tuvo lugar el 11 de


noviembre en el Liceo Gabriela Mistral, que contó con numerosos
asistentes, entre ellos Elicura Chihuailaf, familiares y amigos de
Selva Saavedra, y escritores de los colectivos Sienvolando, Poleo
Ediciones, Taller Pewan del Liceo Pablo Neruda, la Mesa de
escritores Juan Pablo Ampuero, profesores, y la también destacada
representación del Taller Literario Sayenco y otras estudiantes que
leyeron poemas en Mapudungun. Próximamente se recogerán las
participaciones en una publicación virtual.

Las ilustraciones se las debemos a Jaime Elgueta, artista plástico


temuquense, así como a los pintores mapuche Arturo Huichalaf y
Eduardo Rapiman y a varias estudiantes del Liceo Gabriela Mistral.

3
Jaime Elgueta, Lúminesk.

4
TESTAMENTO

Cuando yo muera
No me cierren los ojos.
Quiero, desde sus musgos,
Seguir mirando la vida,
Asomarme a cada madrugada
A los balcones del sol;
Ser parte de la lluvia,
Pues seguiré soñando
Cada noche callada
En un país de savias, hojas y raíces
Rumoroso como la vida.
Compartiré con todos,
Sin que me vean…

MI LÍNEA CREADORA

¿Cuál ha sido?
¿La que marca el dolor en tantas almas?
¿La que el amor dibuja? ¿Voz perdida
o hallada en horas de tormenta y calma?

Siempre un dardo sutil que hirió imprevisto


el corazón, fue el que rompió la fuente,
y en ella asisto
con espinas y nardos en la frente
al claro oficio eterno de la vida
y al negro oficio eterno de la muerte.

Pero algo nace de mi abierta herida


y nada excusa la marcada suerte.

Pues debemos vivir para quedarnos


eternamente en lo que ya perdimos
y debemos amar, porque al amarnos,
amarrados al mundo, algo seremos.

Selva Saavedra, El claro oficio eterno de la vida.

5
TOMA MI CORAZON

Toma mi corazón entre tus manos


Y aviéntalo a lo incierto del destino
Que nada importa mi mortal desgano
Si son iguales todos los caminos.

Todo es inútil ya, ceja en tu empeño


Y envuélveme en la gracia de tu olvido,
No hagas objeto de tu inútil sueño
A algo que, sin hallar, ya está perdido.

Selva Saavedra, El claro oficio eterno de la vida.

6
Valentina Reyes, Toma mi corazón

7
ÁRBOL

Árbol, amigo mío.


Has sido tú en mi vida
más que un humano corazón.

Jamás pediste nada


Y todo me lo has dado,
Paz y frescura
para mi sien ardiente,
sabrosos frutos
para mis labios llenos de ansiedad.

Sobre tus brazos vigorosos


Me alzaste muchas veces hacia el cielo,
Y bajo ellos trenzados amorosos
En el doliente signo de una cruz,
Se dormirá mi corazón un día…
Árbol, amigo mío.
Has sido tú en mi vida
más que un humano corazón. CHI RENKE

Selva Saavedra Tañi küme wenhüy Renke


Tañi mogen mew eymi
Zoyel fimi, ta che ñi piuke.

Chem norume guillatulaymi nogenchi


kom eulen
kümefelen ka füzkü
tañi füzküam ñi arre ülla-ülla üllumgechi
kümeke fünke
tañi nügaytu amkum küle chi wünh

Tami newen lipag mew


Wenuntutuen wenumapu tuntenchi nagültuen
Kizu new umatuway ñi piuke ta antü

Renke, küme wenhüy,


Tañi mogen mew eymi
Zoyeli, ta che ñi piuke.

Traducción: Juan Ñanculef

8
Yisenia Carrillo, Rosa de otoño

9
Rosa de otoño

Palidez de aroma y se deshojan


en esta hora de ausencias y del olvido.
Mujeres de amor o muere de fragancia,
Rosa gentil? En tu agonía escancia
Mi alma, el recuerdo de un amor perdido
En esta hora de ausencias y de olvido.
Mientras cae la tarde,
Entre tus sombras,
Voces de seda en mi jardín te nombran.

Víctor Jara

Sé que te acribillaron a balazos


pero están tus canciones libertarias
celestes alboradas sin ocasos;
amapolas de fuego, pasionarias
que abren acusadoras sus corolas
para que el Universo lea en ellas
una lección de fe. No estás a solas
engastado tu ritmo en las estrellas,
pulsas una guitarra de infinitos
que corea la voz de tus hermanos;
tierno clamor hoy transformado en grito
de protesta viril. No han sido vanos
los altos ideales que sembraste
en nuestra Patria. Y fue tu sangre ardiente
el postrer holocausto que entregaste
mientras lo eterno te ciñó la frente.

Selva Saavedra

10
Claret Cea, Víctor Jara

11
Jaime Elgueta, Corrosterio.

12
ECLIPSE
Cuando intento
versificar tu nombre
mi corazón sale
y te escribo mis poemas
y te voy pidiendo aquellos días
donde sólo estaba un rayo de sol
entre nosotros

Estoy solo
en los eclipses
sin ti no existe nada

Una sensación se gira


como un soplo de viento
tu imagen fresca y suave
se esconde en los caminos
desde donde
me quedo solo y frágil

y te busco en las pequeñas huellas


de las palabras.

LA SOMBRA EN LA PALMERA

Como rauda silenciosa


agonía en tus labios
mi palabra se adormece
en un sueño de días contigo
la noche acompaña
tus manos sobre mi rostro
deslizándose hacia
un mundo
sin olvido
donde tus ojos me miran
con una plenitud de astros girando.

Juan José Irarrázabal

13
Arturo Huichalaf, Pienso

14
CHAWAY
(Katanpilun*)

Wiño witraw chi Kuyen zvzvmvkey, pigey


alkvtuwe Ñuke Mapu mew
Wvf mollfvñ ta gvtramkeygvn
ka ti kimfalnochi tvg lafken
Wipvllkvley, Puel Mapu pvle
ti vllcha zomo ñi pu reyñma
Mañvmkey chi lakutun mew
ta ñi chuchu ñi vy
zwamtugetukey Pewma mew
ka ñi ñimñim rvpv
Fachantv, ti chaway keltantukvley
ayog reke
kiñe lvykv liwen reke
Wule kiñe chvni geafuy
kiñe vñum
kam ñi kallfv metawe ti Zugu.

*katanpilun: celebración de la colocación de los aros en las


niñas y traspaso del nombre de su abuela materna.

ARO
Elikura Chihuailaf,
Sueños de Luna Azul. La Luna en menguante
susurra, dicen
en las orejas de la Madre Tierra
Hablan de vertientes de sangre
Y de encantos de secreto mar
En semicírculo, hacia el Oriente
La familia de la muchacha
Agradece la festividad sagrada
Pues el nombre de la abuela
Ha renovado también su Sueño
Su sendero
Hoy el aro cuelga leve
Transparente casi
Como una gota de ilusión
Y mañana puede ser una cesta
Un ave
O el cántaro Azul de su Palabra.

15
Jaime Elgueta, Eliaior.

16
LECCIÓN DE PÁJAROS

Nevaba cinco o seis veces al año. Pero era de verdad, y los


prados, las casas y los árboles amanecían cubiertos del color
blanco que cegaba a los caballos. Éstos rompían con sus cascos la
nieve, en busca de un poco de hierba sepultada, o golpeaban con
el hocico las ramas, y morían después de comer las hojas de los
tejos. Los pájaros, hambrientos, les despedían con un réquiem muy
delgado.
Veíamos el vuelo desorientado de los petirrojos y tordos, hasta
que descubrían la abertura de la vivienda. Entraban en aquel túnel
y caían a un desierto de oro: el suelo del desván cubierto de
mazorcas de maíz.
Algunas aves llegaban sin energía para comer los granos
sobre los que enseguida se desplomaban. Yo, niño pequeño,
apretaba con fuerza sus bultos para fundir los hielos de la muerte, y
descendía rápidamente a la habitación donde una cocina de leña
caldeaba los cuerpos de mi familia. Colocaba los pájaros cerca del
horno. Ardían unos troncos de manzanos y cerezos sobre los que
esos pájaros cantaron el verano anterior. Los árboles cortados por
el hacha de mi padre agradecían con el calor los cantos que
aliviaron su vejez.
Esta fue la primera enseñanza. Vi pronto la sombra, aunque
blanca, y el vuelo frágil que quería esquivarla.

FRANCISCO JAVIER IRAZOKI

17
Jaime Elgueta, Azarcher

18
PUPA

haciendo una crisálida de origami, una niña


mira
a una niña sentada en el suelo, hacer
una pupa de papiroflexia.

Imagina que su papel se desdobla


y vuela hacia los diminutos miosotis amarillo y celeste, olvidados en
la falda de la niña
en cuyos dedos la metamorfosis de la pupa se despliega
animada por la memoria de los colores
celeste y amarillo
de los nomeolvides que una niña, sentada frente a ella, colectara en
el vestido.

Dafne Lisselote Meezs Flores

19
Jaime Elgueta, Domkol

20
Llegué tarde

Llegué tarde a casa


Anduve buscando poesía,
Gasté mi dinero
Gasté mis zapatos
Mis rodillas.
Encontré sólo nombres diferentes para las cosas de siempre
Y el ritmo inconstante
De algunas canciones remozadas.
¿Dónde está mi cabeza?
Recuerdas cuando la tomaste y dijiste –tengo un corazón-
Y agarraste tu corazón y lo empezaste a golpear contra ella
preguntando ¿dónde está tu corazón, su temperatura, su zona de
calor oscuro, su frío de miedo?
Restregaste tu pequeñito corazón por toda mi calavera hasta
hacerla incandescente, tu voraz, tu feroz corazón abrazó mi cabeza,
la abrió por arriba.
La luz, el aire frío, el olor de tu corazón se metieron como una horda
de bárbaros mostrando su hambruna, despertaron las lombrices
ciegas, sus cuerpos celestes y rosados, que dormían en mis
circunvoluciones. Pusimos mi corazón, no una réplica de mi corazón
sobre la mesa, supo del aliento acercándose.
Pero mi corazón quiso tener hambre y devoró el tuyo desde dentro
y salió a buscar… tú sabes…
Golpeó, restregó, entró exhibiendo su apetito.
Caminó hasta la madrugada entre los cráneos que rodaban,
subió a gatas la escalera oscura.
Sabes tú donde está hoy mi cabeza?
- se fue por el desagüe, junto con la sangre y las aguas servidas,
debe estar mar adentro-
En invierno, ve a pasear por la costa, cuéntale cómo se ve el resto
de las mañanas en las ventanas de tu pieza,
Intenta describirle el olor de tu cuello, para que no sienta frío.
Y este cuerpo dóblalo junto con la sábanas, para que no tropieces,
Ponlo en el cajón de más abajo.

Dafne Lisselote Meezs Flores

21
Jaime Elgueta, Yitaisek

22
PERCIBIR

Percibo la vida en cada momento que no estoy


sumergido en tinieblas mis tardes se estrechan
las huellas del viento se aprietan en mis oídos
mientras escruto raudo mis ojos en el horizonte
un susurro encoge sutilmente mis dos hombros.
Percibo la vida como quien deja caer su sombra a la arena.

ME CONVIVE EL SILENCIO

Alojado en la piedra
me convive el silencio
como una terca letra
habitando en la celda de un crucigrama,
como un tallo incrustado en su flor
me palpita el mutismo
cuya roca me pervive el recuerdo.
Viene el fuego a su hoguera
como los atuendos a su cuerpo,
regresa la palabra a su boca
manoseada como un lápiz cualquiera.
Te vivo en la locura, te compadezco
mas el silencio me convive el fulano que soy.

Cristian Cayupan

23
Arturo Huichalaf, Weichafe

24
LA SUCESIÓN DEL HAMBRE

El hambre de los hijos es un pez oscuro, devorando.


Ella quiebra los ángulos de la comarca.
El hambre de los hijos es de piedra con ojos.
Con ojos indagando en los huesos del mundo.
El hambre de los hijos es un canto que apaga luciérnagas.
Un pez oscuro es el hambre de los hijos.
No se asusta en las llamas del croar de la noche.
No sabe de espíritus o demonios convocados.
Su ignorancia es de un metal sin época.
Cofre embarrado que arrastra la edad de los padres.
Fauces estiradas al cuero antiguo de corceles
como barrigas que reclaman uno a uno sus bocados
o jinete montando la sombra de un dios hambriento.
El hambre de los hijos es un pez oscuro,
devorando la sombra de los dioses.

Apunte III

Solo ojos abiertos quedaron en mi espalda,


arena de la lucha donde otros trazaron su oficio,
ese dolor amordazado de niebla que no leyó la plegaria de mi
estaca
y no supo de la soledad que salía a mi encuentro,
cuando entré viril en la respiración del mundo
y quemé los cerros bajo los huesos,
ya nunca más agua acorralada,
ni comer las espinas de sus motivos.

Juan Huenuan
(del libro Romería).

25
Jaime Elgueta, Dranzaer

26
SE CERRARON TUS OJOS

Poema para Sergio

Mientras surcó el agua


los cauces hechos por las lluvias mansas
y la vida derramó sus zarpazos,
los infieles venenos
de la turba vital
se hicieron contra ti
como hilos de tu vida malograda.
Otra vez esta muerte,
con sus sandalias tristes,
peregrinó contigo
en las volutas de humo de tu plata,
sabor de almendras verdes,
pócima que se vierte
por encima de todos tus sentidos,
frontera necesaria
de tu mundo onírico
con tus oníricos amores rotos
acrisolados dentro en tu poesía.

Y te marchaste solo,
como vuelan los poetas,
dejando abandonadas a tus letras.
Tu abecedario triste
se arrinconó sereno
en un lugar ignoto
con tus llorosas aes
rompiendo en tus orillas arrasadas.

Javier Arnaiz

27
Jaime Elgueta, Levitación de Volkú 2

28
VI

ayer te puse en lienzo, doncella


agonizo, lo sabes

pero no
no llores
no escurras la tinta que deshaga tu silueta

tú vivirás por mí
en mi nombre

serás joven
eterna
ante tus ojos desfilarán mil humanidades

y aún guardarás mis colores


que ahora son tuyos
es mi regalo doncella
no quiero condenarte a vivir en mi imaginación
que se duerme

no debes viajar conmigo ahora


ni llorar
sé altiva
cuéntale a todos que existí
y que fui feliz amándote
en todos los lugares en que pude soñar
diles que te pinté con mi propia sangre
y que ese marco fue la ventana de mi mundo
de mi verdadera
existencia

Yeries Mussiet, El cantar de las angustias.

29
Jaime Elgueta, Trewompaizur

30
Remembranzas

Las trancas
han caído tras el temporal.
Es posible vislumbrar
una puerta entre abierta.
En la casona
rememoran el último atardecer
ese cuando nos reuníamos
junto al salón
Los adultos comentaban cosas
de grandes en lenguajes que no
Lográbamos descifrar.

Mientras mirábamos por la rendija


como se nos escapaba la primavera
entre el florecer de los cerezos
y tardes que nos aquietaban.

Luego venia el susurro dulce de la molienda


cuando reunidos en la cocina se tostaba
el trigo que luego se transformaba
en café de grano ó harina tostada.
Ya no será necesario volver a pelear
por los huevos del gallinero.
(Hoy se pelea por puestos que nunca
han sido de nadie)
En la calle sigue pasando el algodonero
ahora deteriorado y con su carro más roído.
Nos gustaba robarnos el algodón del otro
Y sentir que ese inmenso pedazo en la lengua
Se desintegra como tantos sueños.

Ya no están los establos que cobijaron


Los caballos de nuestros juegos,
Tampoco los trenes que anunciaban
La venida de familiares lejanos,
Los vapores no han zarpado
Lo único que ha llegado es el casino…
Mientras el río sigue llevando
Comentarios a las comarcas olvidadas.

Jaime Medina C.

31
Jaime Elgueta, Mozadán

32
Muros de cal y de anilinas

Vapores químicos
tejen el aire de suspiros
y los espejos
devuelven la imagen
del campo de batalla,
cadáveres de la lucha
contra el tiempo,
años esparcidos
en campos de violetas
arraigadas a la tierra.

Tengo los ojos


pequeños hacia fuera
y enormes hacia dentro,
vuelco la mirada
sobre esferas infinitas
deteniendo la pupila
en detalles que no importan:

la brizna de hierba
seca oculta entre el cabello;
el pliegue del párpado
estremecido de sueño;
las uñas mordidas
más allá del borde de los dedos,
la gota de luz
rota en un charco
en el hueco de la acera.

Antonia Toscano.

33
Jaime Elgueta, Vichor

34
REPONERSE

Escuchamos tantas voces


y vemos tantas caras con ojos cerrados
y estamos buscando lo ideal del sentimiento apocalíptico
y de un color inexorablemente percudido
de sombras ajenas

no queremos escuchar el grito de nuestra Ñuke Mapu


y la ignoramos como quien ignora un pedazo de pan
en la panera del olvido vacío y sin recuerdos...

no queremos respirar el aire del centinela


que busca el horizonte del pez inerte sin calor

El árbol antiguo nos mira desde la esquina


de la ola del oloroso verde cálido
y con sus manos silenciosas
toca las curvas de los ríos llorones de palidez

creemos que los pájaros son de nosotros


y olvidamos que son de nuestras hermanas nubes
de nuestra hermosa abuela luna

y los peregrinos me siguen con sus falsas cruces


y yo simple como siempre los ignoro en mis parpadeos...
Me pongo melancólica y dejo pasar
las rocas del abismo
con un toque de lujuria inesperada dentro de mi cuerpo
y es mi piuke en el que se encarna
en la ala de un gorrión triste y sigiloso
al que lo han llamado para que guíe el vuelo
del cuerpo fascinante del dolor fácil...

Ahora me pregunto dónde quedó lo que


entregue en bandejas de greda
con flores olorosas de candidez inmediata
y bien lo dice mi abuela debajo de su sauce
"las manos ya no son manos
y espera que vuelvan a darte el calor fresco del ko mañoso...

Katari Naira Ayulem

35
Jaime Elgueta, La Danza otoñal… movimiento 3

36
El Hacedor de Sueños

El Hombre se adentró en el desierto.

Cuarenta días y cuarenta noches sereno y firme ahí se mantuvo. Sin pan
ni agua ni abrigo, firme y sereno se mantuvo.

El Adverso, esencia de todo mal, se atrevió a tentarlo.

Tres veces lo tentó,


tres veces lo aduló,
tres veces lo desafió.

El Hombre, esencia de todo bien, se afirmó al rechazarlo.

Tres veces lo rechazó,


tres veces lo despreció,
tres veces lo venció.

Así el bien triunfó sobre el mal, por los siglos de los siglos.

A la mañana del día cuarenta y uno, el Hombre abandonó el desierto.


Ansiosos sus discípulos lo esperaban. Transfigurado, les dijo: ¡Animo!
No temáis seguirme, no temáis caer, no temáis levantaros, solo temed
negarme y derrotaros a vosotros mismos, solo temed miraros vuestro
ombligo y endiosaros o bifurcaros, solo temed ilustraros y falsearme… id
entonces y esparcid la buena nueva.

Así pues, todas las gentes orando, creyendo, orando, aprendieron a


soñar con el paraíso… aquí en la tierra.

Luis Daniel Gutiérrez Espinoza


luchogutierreze@yahoo.com
Arequipa – Perú

37
Jaime Elgueta, Muchaycuycachak

38
Quieren que aprenda de mis errores
Pero cómo si no dejan
Cometer ningún error
Para poder crecer y no ser mas esa niña.

Ellos con golpes te enseñan


Pero no les agrada que otros
Te enseñen cometiendo errores
Típicos de la vida.

Se les hace más fácil enseñarte


Que ellos son mejores y no cometen errores
Que explicarte
Porque no debes fumar ,drogarte o emborracharte

Ellos hacen de todo


Fuman toman se embarazan
Pero a ti te ven con
Un cigarrillo en la boca y no cuentas dos veces esta historia.

Ellos quieren elegir a tus amigos


Pero tú no puedes elegir a los suyos
Ellos deben aprobar a tus novios
Deben saber donde andas, les tienes que decir todo pero como
si no hay confianza.

Si les cuentas que tu novio es metalero


Te prohíben salir
Te acortan los horarios y te controlan con los llamados
Aunque tu les digas que él no hace nada malo a tu lado.

Ellos no te creen pero tú les tienes


Que creer a ellos,
Ellos te controlan pero podre de ti si los controlas a ellos
Ellos te critican, te castigan pero uno no puede hacer nada
contra eso.

Bárbara Mora

39
Jaime Elgueta, Oralioj

40
Solitaria

Ella está sola, sentada frente al mar. Una tenue brisa


soplaba su cabello, una lágrima humedecía su rostro.
Fue difícil saber que aquel hombre, su padre se ha
marchado de su lado. ¿A dónde se fue?, ¿con quién
estará?, son preguntas difíciles de responder para ella.
Sentada al lado de un niño se pone a llorar, pobre de
aquella mujer que ha entregado todo su cariño a los
demás, ofrece su amor, su bondad a toda la gente pero
no le saben agradecer.
Llora desconsoladamente sabiendo que aquel hombre
que tanto ama ya no está en este mundo, Perdida se
siente al imaginar que las manos de él están acariciando
otro rostro.
Solitaria… le dicen, pues sola está, en este infeliz mundo
que sólo desgracias le ofrece.
Se siente mal. La gente de la ciudad sólo la critica, fuera
de su país la aprecian más, los niños sufre por su
ausencia pues aquella mujer que ofrecía el amor que
nadie le dio, se ha marchado para siempre, lejas de la
tierra que la vio nacer.
Ahora está en el regazo de Dios, feliz, por que ya nadie le
dará más sufrimientos.

Camila Leficura, 1er premio Gabriela Mistral 2010.

41
Jaime Elgueta, Gerofam

42
LA DESPEDIDA

Me voy, vuelvo,
Pañuelos blancos me despiden,
El sol ilumina el puerto
Que se sonríe tratando de llorar.

Quiero volver
Pero esta vida viene por mí
Oh, la despedida
La noche oscurece mi camino
Cuando despierto duermo
Cuándo será que vuelva
O cuando será que me voy.

Claret Cea

43
Jaime Elgueta, Vélchaster

44
La poetisa chilena

Lucila la poetisa
Detrás de una hermosa mujer
De cortos y lacios cabellos que al mirarlos
Parecen bañados en oro.

De nombre fugitivo y mirada tierna,


Llena de hermosos versos
Que llegan a la mente y al corazón
Mediante un largo y precioso viaje
De ternura para descubrirlos.

Mujer llena de virtudes…


Como una golondrina que se hunde volando
En el inmenso cielo…

Claret Cea, 2º premio Gabriela Mistral 2010.

Ojalá

Ojalá hubieras renacido


Para volver a ver tus ojos de lucero
Ojalá hubieras renacido
Para volver a recordar viejos tiempos
En los que me querías.

Ojalá hubieras renacido


Para volver a tocar tus manos
Sedosas y con su cálido calor.

Ojalá hubieras renacido


Para sentirte y saber que
Siempre has estado conmigo.

Ojala hubieras renacido


Para poder estar conmigo.

Rocío Ríos.

45
Jaime Elgueta, Yoeltem

46
ESTAMOS ESPERANDO

Llega el día de la luz.


Habrás saltado
sobre todos los cadáveres
y trepado tu duda
a lo alto de cada rama.
Prepara tu sonrisa porque
llega el día.
Y la sombra se estremece en su rincón
-acorralada-
sabiendo reducido su cubil.

NO OLVIDES

Te recuerdo la última primavera,


cuando temblaron tiernos los tallos
y en tus pupilas hicieron nido
las primeras golondrinas.

Te vestías las noches de esperanza


anudando cabos a tu historia,
y faltaba tiempo en los relojes
para amarrarse a todos los sueños
que guiñaban un ojo por la calle.

Trenzada esta primavera


al ébano caliente de los barandales,
sólo queda unir las claves y aprender
a hilvanar cuentos en toallas
y tapizar con mensajes las paredes.

Elisa Berna Martínez

47
AQUELLOS POEMAS

Esta luz ya no se apaga.


Tal vez, un día, no se vea más,
pero seguirá alumbrando.

¿Cantará por soledad


el badajo de la campana?

¿Por qué si todos los caminos llegan a Roma


sólo un camino llega a ti?

48
Gerardo Araneda

Ese hombre tiene los ojos rojos de ser domingo frente al mar
y contra toda la sal que hay en sus manos
le están creciendo cardenales
y el se ríe
y se ríen con el todas las mareas que grabaron su rostro.

Me sigue
enamorando
todo,
como una gota
que al tiempo
no
cae.

Gerardo Araneda

49
Jaime Elgueta, Kamashem

50
Sólo por error.

El sol
está amaneciendo,
y junto con él se esconde
una gran verdad,
verdad impactante y fatal.

Dejándose llevar
por los impulsos
acude al lugar que la vio crecer,
encontrándose allí
con sus hijos jugando.

Flores,
árboles
y palomas,
con todo iba a arrasar.

De un momento a otro
sus perros no cesaban de ladrar,
las montañas decaían,
la cabaña ardía en llamas,
sus manos temblaban,
y un humo negro tapaba la salida.

“¡Oh, Dios! ¿Por qué?


¿Por qué este castigo?”,
exclamó desconsoladamente.
Lleno de odio, rencor y dudas,
negó a Dios.

Derramando lágrimas
se durmió,
por cometer el pecado más grande,
negar al Creador.

Dios divino y salvador.

Karina Campos

51
Jaime Elgueta, Columir

52
Cuando el fin llegue

Los mares se levantarán cubiertos de sangre,


Las montañas se harán escuchar,
Los buitres te sacarán los ojos en el camino,
Los árboles encenderán el fuego en sus ramas
Y empezarán a caminar,
Quemando todo sin echar marcha atrás.

La tierra será un verdadero infierno,


Todos se preguntarán,
¿dónde está el hermano
Fiel a Dios?

Pero nunca lo encontrarán,


Y no hallarán a quién culpar.

Las pestes llegarán,


El hambre cubrirá la tierra,
El jinete montado en su caballo
cortará las cabezas.

El que es cristiano
y de sus pecados arrepentido está
no negará a Dios,
y sus dedos de ambas manos cortarán,
sus piernas y sus brazos arrancarán,
hasta llegar a su cabeza
y dar punto final.

Y Dios lo perdonará.

Las seis tazas ya se han derramado,


Pero falta la última, la más dolorosa,
Los demonios invadirán la tierra de humo negro,
Y los hombres querrán subir a las montañas
Y la debilidad se lo impedirá.

Y aún así, seguirán culpando a Dios,


Y su alma se refundirá en las brasas del infierno,
Y todo lo malo acabado, Dios a la tierra llegará
derramando con sus manos la séptima taza,
y comienzo a un nuevo mundo dará.

Nicol Calfunao

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Jaime Elgueta, Kopatral

54
Temuco llora

Temuco llora
En sus pies las lágrimas de cemento
En su corazón
Edificios corroídos
Sin alma
Temuco grita en silencio
A las orillas del Cautín
Permanece uno que otro
Que llora también
Penas de tiempos mejores.

Abro mi voz

Abro mi voz
Como calla un cigarro muerto en el cenicero
Abro mi voz
Como calla el silencio entre los árboles
Abro mi voz
Y siento
Y vivo…

Camila Pooley

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Jaime Elgueta, Zemthai

56
EL POETA PRONUNCIA UN VERSO

El poeta pronuncia un verso de labios callados,


trazando la palabra que cayó en el misterio,
interminable deletreo
escribe
escribe
como en secreto
como la mirada.
Quemando el poema la voz
alienándose
escribe
escribe
enajenado por "una llave"
escribe
escribe
caligrafiando el sigilo de un alma
el poeta pronuncia un verso.

Consuelo Martínez Astorga

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Jaime Elgueta, La Danza… movimiento 4

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Caminando una señora de traje muy elegante y a su lado un joven de quince años
vestido de un polar azul y pantalones de colegio, muy obeso, lleva en un carro dos
cajas de supermercado. La mujer es esbelta y tendrá unos cuarenta años. Se oye el
bullicio de la ciudad, autos van y vienen, en medio, un carrito de supermercado.
Ambos van avanzando por las calles. Una claridad ilumina a ambos.

Señora: ¡Oye chiquillo, Así que después del liceo trabajas en el supermercado! ¿oye y
trabajas mucho?
Joven: Sí, señora, sobre todo a fin de mes que es cuando la gente se paga, pero a
este supermercado no viene tanta gente como en el Muñoz, ahí sí que me tocaba
harta pega.
Señora: Ah! ¿entonces desde cuándo trabajas?
Joven: de los trece años empecé.
Señora: ¿y por qué?
Joven: no, es que… las cosas no andaban bien en mi casa, mi papá quedó cesante y
yo tengo tres hermanos chicos.
Señora: yo también comencé a trabajar a tu edad (emocionada) mi papá me consiguió
que fuera junior de su oficina él es abogado y yo andaba para todos lados con
papeles.
Joven: Ah! Mire qué buena.
Señora: sí es que los jóvenes de antes no son como los de ahora, antes los padres te
enseñaban valores desde chica, el esfuerzo, el trabajo… ¿y tú vives con tus padres y
hermanos?
Joven: no (incómodo) es que mis papás tienen ene rollos y yo prefiero alejarme de
ellos, vivo en una pieza que arriendo donde un amigo y de repente igual los voy a ver

Recuerda la siguiente escena se oscurece todo y se ilumina el siguiente cuadro de


manera tenue:

Padre: ¡ güeona, maraca ¿dónde te metiste? Toa’ la tarde culiá, qué no tenís
casa?!(enfurecido)
Madre: (atemorizada) estaba donde la vecina Chela ayudándole a vender, puh pa’
tener plata pa’ la leche de los cabros.
Padre: (la toma del pecho y se acerca efusivamente)¡sí… claro te voy a creer! Si los
cabros están igual de hambrientos que en la mañana! ¿ y a este guatón que tenís de
hijo también le andabai’ buscando leche?(burlonamente mira al joven que está parado
en una esquina de la habitación, el cual, baja los ojos)
Madre: (con voz lánguida) sí puh! Si es mi hijo y tiene que comer como los otros.
Padre: (lanzando un golpe en la mejilla de la mujer) ¡ sí maraca! ¡ te voy a creer,
estabai’ donde el viejo que le hacis’ el favor pa’ alimentar a esa ballena que tenís de
hijo!
Madre: (enfurecida y llorando grita) sí, mi hijo ¿y qué?
Padre: (pateándola en el suelo) ¡ ah y ma’ encima chirita me salí’ confesando que me
cagai’ con el viejo, güeona de mierda! (se marcha de la vivienda dando un feroz
portazo). Y allí se diluyen los pensamientos del joven interrumpidos por la voz ágil de
la señora quien va a su lado.
Señora: (vuelve la luz) ¡mira! Tú eres empeñoso igual que yo, resulta que trabajando
con mi papá conocí a mucha gente y luego que salí del liceo altiro encontré trabajo
como secretaria.

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Jaime Elgueta, Lezondi.

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Joven: ¿y todavía trabaja ahí?
Señora: ¡claro! Tengo una vida muy rápida eso sí, ahora mismo que legue a la casa
tengo que viajar a Santiago, así que apúrate un poquito
Joven: yo estoy toda la tarde en el supermercado (meditabundo) ya, señora allá a la
izquierda es ¿verdad?
Señora: sí nos faltan tres cuadras… ¿oye y tú te diviertes, haces algún deporte?
Joven: en el liceo no más tengo educación física y con mi amigo el que le arriendo,
tiene Internet y ahí jugamos a caleta de cuestiones.
Señora: mira, yo, me levanto a las cinco treinta de la mañana y salgo a trotar todos los
días, después me voy a la oficina y además compro todo Diet, porque es más sano,
voy tres veces al gimnasio a hacer yoga.
Joven: a mi me gusta comer, se que ahora estoy muy gordo, pero es… no se ¡ si a
veces me como solo un paquete de papas fritas no más!
Señora: ¡ es que no tienes que comer tanta chatarra! Dime hijo y te pagan bien ¿qué
comparas para comer?
Joven: no tengo sueldo fijo, por ser menor de edad, no nos hacen contrato, me hago
mi sueldo de las propinas.
Señora: ¡ah claro! Qué sinvergüenzas son deberían tener un sueldo fijo, bueno pero
entonces ¿qué haces tu platita?
Joven: pago el arriendo que igual es barato y lo otro en cosas pa’ comer, pero no
como nada Diet como dice Ud… emh y el mes pasado me compré un mp4.
Señora: tienes que ser más inteligente con lo que gastas.
Joven: Sí señora, lo que pasa es que igual a uno le gusta tener cosas.
Señora: oye ¿ y cómo te va con las propinas?
Joven: sabe señora que sin mentirle el otro día vine a dejar a una señora y me dio
cuarenta pesos.
Señora: ¡qué apretada!
Joven: igual hay gente que me ha dado hasta mil pesos en una sola vuelta (cruzan
una Avenida, el joven se adelanta un poco al ver que van acercándose a su destino,
suda mucho).
Señora: ¡ay! Ya llegamos, déjame las cosas ahí no más ¿tienes que volver altiro?
Joven: Sí señora
Señora: ¡cuándo venga la próxima vez ojala te encuentre!
Joven: ¡claro! Señora si yo… no creo que me echen
Señora: toma (le dice poniéndole en la mano cinco mil pesos)
Joven: ¡gracias señora que Dios se lo pague, no era pa’ tanto! (secándose con una
manga el sudor)
Señora: no mijito si te cansaste mucho y las cajas estaban pesadas.
(el joven da la media vuelta, sale hacia la calle, minutos después se escucha un gran
ruido, un auto frenó estrepitosamente, es treinta y uno de octubre y el conductor venía
con unos traguitos, el peatón cruzó a mitad de calle, según el informe, era un sujeto
vestido de azul, el auto le reventó el estómago, era muy obeso, dice una voz, la señora
queda con la vista fija y levanta la mano derecha como llamando, paulatinamente se
oscurece)

Carolina Manríquez

61
Jaime Elgueta, Héuwandos.

62
Aire del Sur

luz del sol amarillo


aire del sur
calor del centro
siento frío
pero calor tengo
estoy confundida
me siento sola
quiero escapar
y arrancar de este mundo cruel
correr seria poco
para escapar de esta hagonia
y salir de este mundo
que te mata poco a poco
quiero gritar
y perderme en esos bosques hermosos
en la lejanía de un bosque algo se ve
no se que es pero viste de negro
siento que alguien me toma la mano
y me dice al oído
corre...corre
pero mis pies no se mueven
derrepente siento que me levantan del suelo
pero no se quien es
ayuda le digo
ayuda que no me quieren dar

Pimpinela Galán

63
Jaime Elgueta, Voralk

64
FRÍO

Es el anochecer y el atardecer
Y puedo ver que el cielo está estrellado.

Puedo ver que la luna ilumina mi casa


con su luz tan fuerte y natural.

Puedo sentir un aire tan pesado


Dentro de mí
Que hasta yo no sé cómo puede salir.

Siento que hoy no quiero hacer nada,


Sólo quiero observar la luz del cielo
Y sentir el aire puro
Que sale de la oscuridad.

Sólo quiero ir al cielo


Para volar
Y encontrar libertad.

Claudia Bahamonde.

65
Yoselyn Abello, Toma mi corazón

66
Corazón de hielo

Porque siempre he pensado y


Creído que las personas
Tienen un corazón frío como
Un témpano de hielo
Al cual nadie puede llegar
O sentir sus latidos
En forma de minutero.
Eso siempre me lleva
A hacer muchas preguntas
¿Si todas las personas
Tienen el corazón frío?
¿O el mío es el que ya
No quiere sentir?
Esto siempre me tiene tan asustada…
Que las personas con las que yo
Convivo están muertas
En sus propios sentimientos,
O yo soy la muerta en vida
Que ya no quiere razonar.

Denise Fuentes

Cuando

Cuando te vi, tuve miedo de conocerte,


Cuando te conocí, tuve miedo de hablarte,
Cuando te hablé, tuve miedo de abrazarte,
Cuando te abracé, tuve miedo de quererte,
Cuando te quise, tuve miedo de amarte, y
Ahora que te amo tengo miedo de perderte.

Mailén Sepúlveda

67
Jaime Elgueta, Heuwán Kreeh

68
FIN

El fin del mundo es un buen comienzo,


cuando la película dice “The End” empieza la vida.

Aunque sigo sin entender


dónde queda el final de una pelota.
El mundo rueda, no tiene vértices.
A no ser que se refieran a las nieves cordilleranas.

Yo prefiero pensar que Chile está en el centro del mundo.


¿Quién dibuja los mapas?

Tengo una pelota que es como el mundo,


la miro y la giro a mi antojo,
y me quedo mirando un buen rato a Chile,
y está justo donde yo quiero.
El poeta es un pequeño dios, dijo mi profesora.
Yo le entiendo.

¿Arriba y abajo
qué significan en el universo?
Y ahora pongo a Chile arriba,
y el estrecho de Magallanes es la cabeza del mundo.
Arriba es abajo,
abajo es arriba.
Y la Antártida es el sombrero de Chile, y el sombrero del mundo.

Los Mapuche eran muy orgullosos


porque vivían en el centro del mundo.
También los Incas.
Pero luego nos contaron que éramos el fin del mundo,
y nos lo creímos.
La navidad es en verano, y la decoramos con nieve mentirosa.
Estamos fuera de lugar.

Pero yo vuelvo a coger la pelota, la miro


Y entonces sé que el centro del mundo está aquí,
y me gusta más el año nuevo cuando lo dice el sol del Wetripantu.

Eugenio Millapi

69
Jaime Elgueta, Shambrok

70
Verdes montañas hieren mi memoria,
regazo en que mi vida se quedó,
qué infortunio me trajo a este otro yo,
que rueda con el agua transitoria

de este río infeliz; mueve la noria


pero hueco el molino como un no,
como el hueco de sombra de la o,
parada en la rivera ya la historia.

De este río del tiempo caudaloso,


de esta sombra que con el sol se acerca,
de este precipitado rumoroso,

tal vez la voz derribará mi cerca,


tal vez comience el mundo a ser hermoso,
tal vez cambie mi muerte mi sed terca.

El sol asoma y tu mirada dice


Lamas del vendaval, fuego amorado,
Y en su prisión la margarita muere,
La dulce línea de tus labios dice
Línea del mar, palabra pronunciada,
Y el susurro del viento mira y mueve
Las hojas ante mí, los ojos viven,
Y tu ronco perfil quema mi pecho,
Dulce mirar de dulce compañera,
Como las olas las palabras dicen,
Como si fuera el mar quien te mirara.

Aarón Zalacaín

71
Eduardo Rapiman, Dos mujeres

72
Marrichiwew

Gran tierra de dioses,


donde el indígena,
cuchillo en mano,
refugió en el alma
toda aquella sangre derramada.

En aquel momento
amigos, toki,
era el agua, los árboles,
y el sentir
cómo el aire le susurraba en el oído.

Pero de un momento a otro


el aire no susurró más,
al parecer su voz se quedó atónita
y el agua clamaba en silencio profundo,
y los árboles no daban palabra alguna.

Sólo estaba el hombre


con su cuchillo en mano
defendiendo su territorio
su cultura
su enlace con la natura que lo rodeaba.

Nicol Calfunao.

73
Jaime Elgueta, Digoki

74
Mi Secreto

Con un secreto vespertino


me levanto para ser feliz.
Un sonido completamente agónico,
desempeñado a crecer en mi silencio.

Cada vez, pienso lo contrario a lo que


tú sientes.
No se si sea así , la verdad .
Yo creo que cada uno tiene su manera
de sentir las cosas.

Mi secreto no representa algo que tú no sepas,


solamente es la pura y santa verdad.

Mi secreto es entre tú y yo , de nadie más


Mi secreto es el mismo tuyo.
No tiene límites ni tiempo.

Mi secreto se ha limitado a decir


lo tan hermosa que eres.
No tiene barreras ni fronteras.
Mi secreto ha llegado hacia el fin,
por eso que ya nadie cree lo
fantástico que es.

Canuto Anónimo

75
76
Abrígate

Abrígate o la brisa será frío.


Abrígate o las nubes serán piedra.
Abrígate o tendrás, con las primeras lluvias,
El corazón con venenosas setas.

Si vuelves a salir, abrígate,


Abrígate las venas descubiertas.

Urgencias

Nunca había quemado tanto el mar


Sólo con acercar el pie me escaldo
Con pensar en el mar me pongo en llamas
He de apagarlo sea como sea
Olvidar que las olas no se apagan
He de amatar la vida que me mata
He de ignorar la muerte que me aviva
Mi fuego helado en todos los sentidos
El dulce tiburón que me desgarra
La sombra que dibuja cada ola
Mi cadáver flotando desgajado

Javier Aguirre Orti

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Taller literario Sayenco,
fuegos de palabras que se propagan.

Joan Miró dijo en su día que el arte está en decadencia desde la cueva de Altamira, es
decir, desde los murales de las cavernas. Su pintura trataba de recuperar la creatividad
de la infancia de la humanidad, el espíritu sin límites del niño. La escuela –recordemos
el dibujo que abre El principito de Antoine de Saint-Exupery- pareciera en ocasiones
tener como misión poner puertas al campo, y hacer de los niños pequeños adultos
razonables y, por tanto, sensatos, formales y prácticos.

Pero no nos engañemos. Jugar y soñar pueden ser más útiles de lo que a simple vista
pudiera parecer. Los cachorros de león se preparan en sus juegos para la caza mayor.
Los sueños no sólo sueños son. Y el manejo del lenguaje, que es el manejo del
pensamiento, no hay mejor manera de descubrirlo que jugando. ¿Se atreverá alguien a
decir que pensar no sirve para nada?

Por eso, con Víctor Moreno, pensamos que la escuela (el liceo) debe alentar y no apagar
la imaginación, y que la literatura no debe ser en ningún caso –según la expresión
acuñada por Jean Paul Sartre- un paseo por el cementerio. Por eso un taller literario
debe hacer honor a su nombre y debe producir. Y para promover la escritura debe ser
entretenido, atractivo. Y a fe que la escritura puede serlo, no sólo como actividad
solitaria, sino ante todo como recreo colectivo. Desde obras clásicas como la Gramática
de la fantasía de Giovanni Papini, hasta sitios de Internet como
www.DificildeJuglar.com nos aportan ideas y fórmulas para hacer de la escritura una
actividad lúdica.

Desde siempre, una manera de alentar a los escritores principiantes es dar a conocer sus
escritos, y si es posible, hacerlos compartir espacios con autores consagrados. Mediante
la revista virtual Sayenco, heredera de la que fundara allá por 1994 la recordada
profesora María Eugenia Caamaño Lillo, escritores de distintos países han cohabitado
con las verdes letras de las jóvenes estudiantes del Taller, y sus lecturas se cuentan por
millares en cada nuevo número. El reconocimiento de los concursos locales también ha
resultado un buen acicate. Y para los más reacios, la música suele abrir puertas (gracias
a los cantautores) que pueden guiar la curiosidad del oyente a descubrir a los poetas.

Sin pretender establecer conclusiones definitivas de una actividad en progreso, el taller


Sayenco es una propuesta concreta para estimular la expresión y comprensión literaria
desde un enfoque lúdico, aunque no por eso menos serio.

Javier Aguirre
(Síntesis de la ponencia sobre el Taller Sayenco presentada en el III Congreso
Latinoamericano de Estudiantes de Pedagogía, desarrollado en la Universidad Católica
de Temuco).

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79
A J.J. en el final del tiempo
Por qué tus letras ahora son más claras.
Por qué queremos verte y escucharte
en el tiempo perdido.
Por qué tu voz resuena en el silencio.

Ya nunca volverá.

Por qué, poeta de las soledades,


nos has dejado huérfanos de sueños.

Hoy ya nunca te irás.

80

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