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Capítulo 3:

Actitud religiosa y práctica

2. La actitud religiosa

A través de la actitud religiosa el creyente fundamenta su existencia en el mundo y también, por


lo menos en muchas de las religiones, vive en función de una existencia futura, más allá de la
muerte.

Su vivir presente o mundano, es generalmente preparación para el vivir futuro, en donde


obtendrá premio o castigo según sea el caso.

La religión es religación, lazo de unión entre el hombre y su Dios. Esta religación puede
enmarcarse dentro del mito, puede ir más allá del mito por medio de la búsqueda racional de la
coherencia del dogma, tal y como lo hace la teología; o por medios del concepto
antideterminista del libre albedrio; o incluso por la toma de conciencia del campo de vigencia
de la religión, comprendiendo que hay otros campos de acción y de reflexión en que no le
corresponde a ella determinar, sino a otras disciplinas como lo relativo a los astros, los números,
las tormentas, etc.

3. La actitud práctica

Es el conjunto no sistemático de "verdades" o conocimiento nacidos de la propia experiencia y


de la ajena que han sido transferidos de generación en generación. Estos conocimientos nos
sirven para subsistir y nos resuelven los problemas más elementales que van desde la forma de
bajar una fruta por medio de una pedrada lanzada por una honda, hasta la elaboración de
utensilios de barro.

A esta actitud la llamamos "práctica" porque no pretende dar respuesta a grandes problemas
inmanentes o trascendentes, sino, más bien, solucionar los problemas que se van presentando
y que requieren soluciones inmediatas.

Entra en juego en ella el llamado "sentido común", esa facultad de resolver razonablemente las
cosas y que todos poseemos.

La actitud práctica puede estar, sin embargo, enriquecida por una actitud mítica, semi-mítica o
por la ciencia.

Así, pues, la realidad no se presenta originalmente al hombre en forma de objeto de intuición,


de análisis y comprensión teórica; se presenta como un campo en que se ejerce su actitud
práctico sensible y sobre cuya base surge la intuición práctica inmediata de la realidad.

La práctica utilitaria inmediata y el sentido común correspondiente ponen al hombre en


condiciones de orientarse en el mundo, de familiarizarse con las cosas y manejarlas, pero no les
proporciona una comprensión de las cosas y de la realidad.

El conjunto de fenómenos que llenan el ámbito cotidiano y la atmósfera común de la vida


humana, que con su regularidad, inmediatez y evidencia penetra en la conciencia de los
individuos agentes asumiendo un aspecto independiente y natural, forma el mundo de la
pseudoconcreción.

En el mundo de la pseudoconcreción el lado fenoménico de la cosa, es considerado como la


esencia misma, y la diferencia entre esencia y fenómenos desparece.

El fenómeno es, por tanto, algo que, a diferencia de la esencia oculta, se manifiesta
inmediatamente, primero y con más frecuencia.

Si el hombre busca descubrir la esencia oculta o la estructura de la realidad, debe ya poseer,


antes de iniciar cualquier indagación, cierta conciencia de que existe

una verdad oculta de la cosa. El hombre da un rodeo y se esfuerza en la búsqueda de la verdad


sólo porque presupone de alguna manera su existencia, y en virtud de que la esencia -- a
diferencia de los fenómenos- no se manifiesta directamente, y por cuanto el fundamento oculto
de las cosas debe ser descubierto mediante una actividad especial, existe la ciencia y la filosofía.

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