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Obras Completas II
Bajo estos supuestos, el Estado social ha sido designado por los alemanes como el Estado
que se responsabiliza por la «procura existencial» (Daseinvortorge), concepto formulado
originariamente por Forsthoff' y que puede resumirse del siguiente modo. El hombre desarrolla su
existencia dentro de un ámbito constituido por un repertorio de situaciones y de bienes y servicios
materiales a inmateriales, en una palabra, por unas posibilidades de existencia a las que Forsthoff
designa como espacio vital. Dentro de este espacio, es decir, de este ambito o condición de
existencia, hay que distinguir, de un lado, el espacio vital dominado, o sea, aquel que el individuo
puede controlar y estructurar intensivamente por sí mismo o, to que es igual, el espacio sobre el que
ejerce señorío (que no tiene que coincidir necesariamente con la propiedad) y, de otro lado, el
espacio vital efectivo constituido por aquel imbito en el que el individuo realiza fácticamente su
existencia y constituido por el conjunto de cosas y posibilidades de las que se sirve, peso sobre las
que no tiene control o señorío. Asi, por ejemplo, el pozo de la casa o de la aldea, la bestia de carga,
el cultivo de su parcela por el campesino o la distribución de los muebles en la propia vivienda,
pertenecen al espacio vital dominado; el servicio público de aguas, los sistemas de tráfico o de
telecomunicación, la ordenación urbanística, etc., pertenecen al espacio vital efectivo. La civilización
tecnológica ha acrecido constantemente el espacio vital efectivo, al tiempo que ha disminuido no
menos constantemente el espacio vital dominado o, dicho de otro modo, el individuo ha perdido
crecientemente el control sobre la estructura y medios de su propia existencia. Esta necesidad de
utilizar bienes y servicios sobre los que se carece de poder de ordenación y disposición directa
produce la «menesterosidad social», es decir, la inestabilidad de la existencia. Ante ello, le
corresponde al Estado como una de sus principales misiones la responsabilidad de la procura
existencial de sus ciudadanos, es decir, llevar a cabo las medidas que aseguren al hombre las
posibilidades de existencia que no puede asegurarse por si mismo, tarea que, segun Forsthoff,
rebasa tanto las nociones clasicas de servicio público como de la politica social sensu stricto. Para
Manuel García-Pelayo
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terminar con este tema, es interesante mencionar la tesis de Huber según la cual la política estatal
para la existencia (Vorsorge fur Dasein) debe consistir en garantizar las condiciones de libertad del
individuo en la sociedad de nuestro tiempo y no en anularla mediante un sistema perfecto de
protección estatal. La procura para la existencia rectamente entendida significa crear las condiciones
para el adecuado despliegue de las potencialidades de la personalidad a traves de la iniciativa y de la
capacidad creadora y competitiva en las que se patentiza la autodeterminación del hombre: una mesa
actividad de ayuda económica que tuviera como resultado el enervamiento o la obstaculización del
despliegue de la personalidad, que la alienara a una procura extrana, que hiciera depender la
seguridad de una voluntad ajena, sería una degeneración de la procura existencial.
Como antes se ha dicho, la procura existencial no se agota en las medidas a favor de las
clases económicamente débiles, sino que se extiende a la generalidad de los ciudadanos, ya que a
todos alcanza la incapacidad Para dominar por sí mismos sus condiciones de existencia, es decir, la
menesterosidad social en el sentido amplio del concepto. Naturalmente, esto no quiere decir que la
menesterosidad sea igualmente acuciante Para todos los grupos y estratos de la sociedad y, por
consiguiente, es claro que unas colectividades deben ser objeto de mayor atención que otras. Pero
aún en este caso, los efectos de esta procura existencial especificada, de la política social en el
sentido restringido de la expresión, no se extienden solamente a sus beneficiarios inmediatos, es
decir, a los estratos inferiores de la sociedad, sino que se extienden directa o indirectamente a todas
las capas de la sociedad y, en ultima instancia, a la estabilidad del sistema neocapitalista o, al menos,
a la garantía de que su transformación hacia formas socialistas tendría lugar por un proceso
agregativo y, por tanto, sin bruscas transformaciones.
En efecto, una mínima satisfacción de las condiciones de existencia para los estratos
inferiores y una esperanza en que tales condiciones mejorarían constantemente de acuerdo al
crecimiento del producto nacional son condición para acrecer la legitimidad, es decir, el consenso en
el sistema cuyos beneficiarios principales son sin duda los estratos superiores. En conexión con ello,
las condiciones socioeconómicas ambientales creadas por la política del Estado social han tenido
como consecuencia la disminución de la intensidad de la lucha de clases y de la energía
revolucionaria de los partidos obreros y, consecuentemente, la conversión de tal lucha de una
oposición generalizada y politizada de ámbito nacional en una oposición limitada al ámbito de las
empresas o sectores industriales, sin que ponga en riesgo la globalidad del sistema. Por otra parse -y
de acuerdo con el esquema keynesiano-, el pleno empleo y la expansión de las prestaciones sociales
y de los servicios públicos son condición para el desarrollo económico general y para la reproducción
del sistema económico en su configuración actual.
Lo que constituyan las medidas concretas de la procura existencial en su sentido lato es,
naturalmente, algo variable dependiente de las distintas circunstancias, situaciones y coyunturas, es,
como dice Forsthoff, «toda actuación de la Administración para proporcionar a la generalidad o,
Manuel García-Pelayo
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según criterios objetivos, a determinados círculos de personas, el goce de prestaciones útiles». Pero,
con todo, podemos considerar que incluye:
C) La realización de una serie de prestaciones sociales que preferiblemente deben estar no sólo
proclamadas, sino también garantizadas por los textos constitucionales, Pero sin que tal
condición sea absolutamente necesaria para la existencia real del Estado social, del mismo modo
que la Francia de la III República era considerada como un Estado liberal, aunque su Constitución
careciera de una declaración de derechos, a incluso en nuestro tiempo la misma República
Federal de Alemania que, como sabemos, se define como Estado social, carece de una forma-
lización constitucional de derechos económicos y sociales. Entre tales prestaciones cabe contar:
c) La atención de los que estén incapacitados para el trabajo temporal o permanence: obreros
de industrias decaídas, paro coyuntural, ancianos, niños, deficientes mentales, etc., función
tanto mas importance en estos tiempos de crisis de las estructuras tradicionales de la familia
y de las formas comunitarias que antes cuidaban de las gentes desvalidas.