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CÓDIGO:
DISCURSO NARRATIVO
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Tutor
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Grupo:
INTRODUCCION:
“Al ver que unos cuantos gritos de amenaza no producían efecto, me sacaste de la cama, me
llevaste a la terraza y allí me dejaste (…), en camisón, ante la puerta cerrada. No voy a
decir que estuviese mal hecho; es posible que no hubiese realmente otra manera (…); pero
lo que pretendo, al mencionar este hecho, es caracterizar tu sistema educativo y su efecto
sobre mí. Sin duda después me mostré ya obediente, pero quedé interiormente dañado”.
Con estas palabras, Franz Kafka en su célebre Carta al Padre, describe uno de los efectos
más lesivos y prolongados del maltrato infantil. Los niños maltratados son muy fácilmente
reconocidos por los profesores: son huraños, miedosos y, especialmente tristes. Saben que
los rechazan en su propia casa y eso produce profundo dolor ¡se les ve en su mirada!
DESARROLLO:
Inicio esta columna con la cita de Kafka, ya que, la Carta al Padre, es una de las joyas
universales de la literatura. Todos los padres y madres deberíamos leerla en algún
momento de la vida y debería ser lectura obligada en caso que se sospeche autoritarismo o
maltrato del padre o la madre hacia su hijo o hija.
De tiempo atrás, los educadores sabemos que el autoconcepto es uno de los factores más
asociados al éxito en la vida. Es relativamente común que lleguen más lejos, los niños que
sienten más apoyo, seguridad y confianza de sus padres y profesores. Esto ha sido
ampliamente estudiado en la psicopedagogía y se le ha denominado con el bello nombre de
Efecto Pigmalión. La teoría concluye que, los niños no responden a sus capacidades, sino a
las expectativas que de ellos tienen sus padres y maestros. Si el niño siente que sus padres y
maestros tienen expectativas altas y realistas, llegará lejos, porque así se genera la
seguridad necesaria para avanzar en la vida. Pero si el niño siente que sus padres y
profesores creen que no podrá llegar lejos, entonces, perderá la confianza y la seguridad,
dos de los motores esenciales de la vida, que serán decisivos para vencer obstáculos y para
convertir cada dificultad en una nueva oportunidad en la vida, en lo que se ha dado en
llamar la resiliencia. Por el contrario, los niños maltratados tienen el autoconcepto por el
suelo. Se sienten rechazados y, por eso, su confianza y seguridad son ínfimas. Son niños
que viven con miedo, porque temen que, en cualquier momento, los van a golpear, sin saber
cuándo, dónde, ni por qué. La arbitrariedad la han aprehendido conviviendo con sus padres:
¡Paradójicamente son maltratados por quien afirma quererlos!
Otro efecto del maltrato infantil, lo expresa Kafka de manera clara: Me volví obediente –
dice-, pero –y esto es lo más importante- “quedé interiormente dañado”. El niño maltratado,
debilita su personalidad. Son niños amargados, con enorme debilidad en sus interacciones
sociales
En los hogares muy autoritarios se disminuye la comunicación, porque la única voz que se
escucha es la del padre o la madre. Se vive un eterno monólogo. Padre o madre hablan, y el
niño se somete. En cualquier caso, no se sabe lo que quiere el menor, lo que piensa o lo que
quisiera decir. No se le consulta para nada. Él no participa en las decisiones, ya que se
supone que debe obedecer para poder ser formado. Aunque resulte increíble, el maltratador
cree que a golpes se “formará” el carácter del niño o niña. Supuestamente, así se volverá un
adulto más fuerte. Si él hablara y escuchara a sus hijos, sabría que eso no es cierto, que le
mienten sus creencias.
Los niños maltratados tienen gran dificultad para expresar sus sentimientos. Es como si
tuvieran un gran peso encima, porque sus vidas han sido invadidas. A eso se refiere Kafka
cuando dice que quedó “interiormente dañado”: disminuido, arrugado emocionalmente,
incapaz de decir lo que siente. Estos niños vivirán como jóvenes y adultos, con mayor
tristeza, depresión y soledad. Sin ninguna duda, son niños más propensos al suicidio,
porque carecen de identidad, seguridad, proyectos y esperanza.
Los estudios psicológicos de seguimiento han permitido encontrar dos tipos de padres
maltratadores: los de personalidad muy fuerte, que avasallan al menor o, al contrario: un
padre que busca en su hijo la reafirmación del yo. Pese a lo paradójico que resulte, un tipo
de autoritarismo es el ejercido por quien presenta tan poco reconocimiento social, que
busca en el autoritarismo un mecanismo compensatorio de autoafirmación.
En el hogar tiene que haber límites y es indiscutible que también están equivocados los
padres que no los establecen y que dejan a sus hijos hacer lo que quieran. Dicen ser amigos
de ellos sin darse cuenta que tenemos infinidad de amigos, pero un solo padre y madre en la
vida. Por eso la pérdida de autoridad en los hogares, es un nuevo y creciente problema en
las sociedades modernas, al que tendremos que referirnos en una próxima columna.
Paradójicamente, la familia permisiva también expresa autoritarismo, en este caso el
maltratante es el hijo y los maltratados son los propios padres.
CONCLUCION:
En las familias ocurre algo similar a lo que sucede en las naciones: las democráticas son las
que forman hijos más felices y sanos emocionalmente. Del mismo modo, sólo las naciones
democráticas garantizan el desarrollo humano. Si queremos construir familias más
democráticas, debemos elevar la calidad de la comunicación en el hogar, crear condiciones
para ampliar la participación de todos los miembros; aceptar y respetar los derechos y las
diferencias, y mantener las decisiones en cabeza de los padres. La autoridad no se cede,
pero la participación y el diálogo, tienen que elevarse.
Están equivocados quienes creen que se necesita golpear a los niños para que aprendan. No
aprendemos así los adultos, ¿por qué van a aprender de esa manera los menores? Están
equivocados quienes siguen creyendo en pleno siglo XXI, que “la letra con sangre entra”.
No se educa con rejo, ni con palos. Sin duda, hay que educar a los padres para que
aprendan a poner los límites, y para que lo hagan escuchando y respetando la identidad y
los derechos de cada hijo. En palabras más cotidianas, necesitamos una Pedagogía
Dialogante y no una humillante. A eso se refería Kafka, cuando caracterizaba el “sistema
educativo” de su padre: es un sistema para formar niños obedientes, pero dañados
interiormente. ¿Eso es lo que queremos para nuestros hijos y para la sociedad?
HURAÑOS: Que rehúye el trato de otras personas y rechaza las atenciones y muestras
de cariño.
REJO: Soga delgada o pedazo de cuero sin curtir que sirve para atar animales.
MONOLOGO: Discurso que mantiene una persona consigo misma, como si pensase en
voz alta.
PRESUPONEN: Suponer una cosa sin existir indicios o señales que puedan justificarla,
para desarrollar un argumento o actuar de cierto modo.
CONCLUCION
BIBLIOGRAFIA
(https://www.google.com/search?q=texto+impl%C3%ADcito+y+expl%
C3%ADcito&oqCASERES RAMIREZ, 2018)