Você está na página 1de 5

Miguel Grau

(Miguel María Grau Seminario; Paita, 1834 - Punta Angamos, 1879)


Marino y militar peruano. Apasionado del mar desde la infancia,
desarrolló una brillante carrera militar en la marina y llegó a ser
diputado. Sus aptitudes como estratega, así como su lealtad y su
heroísmo, brillaron particularmente en la Guerra del Pacífico (1879-
1883), que enfrentó a Perú y Bolivia contra Chile.

Miguel Grau

El océano fue al principio el más destacado escenario de aquella guerra,


en la que era patente la supremacía de la armada chilena, dotada de
embarcaciones modernas y bien equipadas. La marina peruana apenas
contaba con dos navíos blindados con muchos años de antigüedad, que
presentaban problemas técnicos y de mantenimiento, al igual que sus
viejas corbetas y cañoneras.

Pese a ello, uno de los navíos peruanos, el Huáscar, protagonizó uno de


los episodios más heroicos de la contienda. Comandado por el almirante
Miguel Grau, el Huáscar llevó a cabo una auténtica guerra de guerrillas
marítima contra las naves chilenas en 1879. Mediante temerarias
acciones sorpresa en las que hundió diversas embarcaciones enemigas y
bombardeó puertos en poder de Chile, el almirante Grau mantuvo a raya
durante meses a los navíos enemigos, impidiendo con ello el
desembarco de las tropas chilenas en territorio peruano.
Al interferir el transporte de tropas y provisiones que se dirigían hacia el
norte, el Huáscarse convirtió en la pesadilla de los chilenos. Imposibilitado
de continuar la campaña de forma regular, el mando chileno dio la orden
de destruir o capturar el buque. Dos blindados y tres corbetas de la
armada chilena lo esperaron en la mañana del 8 de octubre de 1879 en
Punta Angamos, cerca de la localidad de Mejillones. En los primeros
intercambios de artillería el Huáscar quedó inmovilizado y Miguel Grau
perdió la vida. El resto de la tripulación fue capturada y la embarcación
arrastrada hasta el puerto de Valparaíso. El impacto psicológico de esta
derrota fue muy negativo para la moral de las tropas aliadas peruano-
bolivianas.
Biografía

Hijo del teniente coronel Juan Manuel Grau Berrío, de ascendencia


catalana, y de Luisa Seminario del Castillo, descendiente de antiguas
familias de la región, la infancia de Miguel Grau transcurrió en Piura y
más tarde en el puerto de Paita, cuando su progenitor fue nombrado
vista de aduana.

En 1843, siendo todavía un niño, el pequeño Miguel se embarcó en una


goleta comandada por Ramón Herrera, gran amigo de su padre, que
hacía un viaje de Paita a Panamá. Lamentablemente la goleta naufragó
y, a su regreso al hogar, su madre no estaba dispuesta a consentir ya
nuevos embarques. Ingresó en el colegio de Nieto, en el cual, según uno
de sus biógrafos, Fernando Romero Pintado, "Miguel se torna taciturno.
En el colegio está siempre distraído, callado, casi hosco. Merodea por la
playa apenas terminan las clases y en los días de vacaciones".

Contaba once años cuando doña Luisa, su madre, aceptó que volviera a
cruzar los océanos. Recorrió entonces todos los mares y durante nueve
años (según el historiador Alberto Tauro del Pino) el joven Grau "surca
mares de Asia, Europa y América en diversos transportes y aun en
buques balleneros". Al regresar al Perú (1853) se radicó en Lima, donde
fue alumno del poeta español Velarde y estudió para ingresar en la
Marina.

El 14 de marzo de 1854, con diecinueve años, se convirtió en


guardiamarina y vistió por primera vez el uniforme que cubriría de
gloria. Navegó en los vapores Rímac, Vigilante yUcayali antes de ser
trasladado a la fragata Apurímac, donde sirvió con Lizardo Montero, otro
ilustre marino piurano. Cuando prestaba servicio en la Apurímac, el
comandante de esta nave apoyó la revolución del general Manuel Ignacio de
Vivanco. Tras el fracaso del movimiento, y junto con otros jóvenes
oficiales que formaban parte de la tripulación, Miguel Grau fue separado
del servicio (1858) y volvió a la marina mercante.
De guardiamarina a diputado
Llamado nuevamente, regresó a la Marina el 11 de septiembre de 1863,
casado ya con Dolores Cavero, quien le dio nueve hijos. Ascendió a
teniente segundo y el 4 de diciembre del mismo año a teniente primero,
para pasar pocos meses después a capitán de corbeta. Enviado a Europa
para traer la corbeta Unión, llegó a Valparaíso en 1865, año en que fue
ascendido a capitán de fragata, y desde el puerto chileno apoyó la
revolución del coronelMariano Ignacio Prado.

Miguel Grau en una imagen tomada en 1874

Siempre al mando de la corbeta Unión, participó en el combate naval de


Abtao (7 de febrero de 1866), y siguió hacia el sur hasta los canales de
Chile, para esperar las nuevas naves adquiridas en Inglaterra. Cuando
Prado, posponiendo a brillantes marinos peruanos, contrató al
contralmirante norteamericano John Tucker para comandar la Armada,
Grau protestó y presentó su renuncia, actitud que fue considerada como
rebeldía. Fue preso en la isla de San Lorenzo y permaneció allí hasta
que, después de un largo juicio, salió absuelto.
Pasó nuevamente a ejercer su profesión de marino en la actividad
privada y tuvo el mando del vapor mercante Puno, propiedad de la
Compañía Inglesa. A finales de 1867 regresó a la Marina en calidad de
comandante del monitor Huáscar. El 25 de julio del año siguiente fue
ascendido a capitán de navío y el 19 de abril de 1873 a capitán de navío
efectivo, siendo después, durante siete meses, comandante general de
la escuadra de evoluciones. Pasó luego a ocupar el alto cargo de
comandante general de la Marina.

En 1872, al iniciarse la revolución de los hermanos Gutiérrez, Grau


encabezó el pronunciamiento de la Marina en contra de la dictadura. Al
no ser escuchado para reorganizar y modernizar la Armada, ingresó en
la política y fue elegido diputado por Paita en el período comprendido
entre 1876 y 1878.

La Guerra del Pacífico

En 1879 estalló la Guerra del Pacífico, también llamada Guerra del


Salitre. En aquella contienda Perú y Bolivia se enfrentaron contra Chile
por el control de la región situada al norte del desierto de Atacama, muy
rica en salitre. El primer gran escenario del conflicto fue el mar, el único
medio a través del cual podían desplazarse los ejércitos. Chile contaba
con una escuadra superior a la del Perú, y la flota de Bolivia era
inexistente. Cuando Chile declaró la guerra al Perú, Grau aceptó dirigir la
primera división naval aun a sabiendas de la superioridad que tenía la
escuadra chilena en tonelaje, número de barcos, cañones y espesor de
blindaje, frente a la debilidad y mal estado de las unidades peruanas.

El combate de Iquique (óleo de Thomas Somerscales)

Durante seis meses Miguel Grau, al mando del monitor Huáscar, lograría
impedir el desembarco de las tropas chilenas en el territorio peruano.
Inició su campaña en mayo del mismo año y en su primera acción, el
combate naval de Iquique, hundió la corbeta chilenaEsmeralda,
capitaneada por Arturo Prat, que resistió heroicamente. Miguel Grau salvó
a los náufragos, lo que hizo que uno de ellos, al llegar a la cubierta
del Huáscar, gritara agradecido: "Viva el Perú generoso".
El Huáscar realizó en los meses siguientes una serie de acciones
sorprendentes frente a una escuadra tan poderosa como la chilena.
Apresó transportes enemigos, requisó carbón de puertos chilenos y
despistó constantemente a los buques enemigos que recorrían la costa
en su busca. El congreso ascendió a Grau al grado de contralmirante el
26 de agosto de 1879.
La batalla de Angamos
El primero de octubre de 1879, en la que iba a ser su última partida,
el Huáscar zarpó del puerto de Iquique, donde el transporte Rímac había
desembarcado tropas bajo su protección. Apresó una goleta al sur de
Huasco y el día 5 se hallaba ya en la costa de Coquimbo, territorio
chileno. La marina chilena había renovado los mandos y ordenado su
flota en dos divisiones para cazar al ya célebre navío. Su plan tuvo éxito
el 8 de octubre de 1879, cuando descubrieron al Huáscar en alta mar,
frente a Punta Angamos, acompañado de la Unión, en viaje hacia el
norte.

El Huáscar, comandado por Miguel Grau

La flota chilena, compuesta por seis barcos todos ellos superiores


al Huáscar en blindaje y potencia de fuego, formaron un círculo para
batirse con el buque insignia de la marina peruana. Grau ordenó a
la Unión retirarse para distraer la flota enemiga, lo que se logró en parte
porque dos corbetas chilenas salieron en su persecución. La Unión fue
más rápida y consiguió escapar; el Huáscar, en cambio, fue encarado por
el Cochrane, que con sus poderosos cañones logró perforar el blindaje del
casco y la torre de mando.
El comandante Grau murió despedazado. El mando pasó a Elías Aguirre,
que también murió. Correspondió el turno al teniente primero Melitón
Rodríguez. Caído también él, tocó el mando al teniente Pedro Garezón,
quien conversó brevemente con tres oficiales que quedaban vivos y
ordenó hundir la nave porque ya se encontraba inmovilizada. Los
maquinistas abrieron las válvulas, pero los desperfectos de la
maquinaria paralizaron la inmersión, dando tiempo a que llegaran los
buques enemigos, abordaran el monitor y detuvieran su hundimiento.
Miguel Grau pasó a la inmortalidad como un marino estratega y valiente
pero generoso, que cumplió con sus proféticas palabras: "si el Huáscar no
regresa triunfante al Callao, tampoco yo regresaré".

Você também pode gostar