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B- La mujer de Tecoa expuso una petición ante el trono del rey (V 12).
- Nosotros podemos acercarnos confiadamente al trono de la gracia (He 4.16).
El trono de la gracia es un trono de dadivas (1 Re 3.5; Jn 14.13).
En el trono de la gracia hallamos el socorro para los dias difíciles que vendrán (Ap
3.10).
- A veces somos como el hermano mayor: No disfrutamos de las bendiciones porque no
confiamos plenamente en nuestro Padre y no pedimos lo que es nuestro (Lc 15.25-31)
(el becerro gordo es símbolo de abundancia y gozo, Lc 15.23). Los filipenses no
entendían que vivir en Cristo es vivir gozosos y Pablo les mando dos veces : regocijaos,
regocijaos (Fip 4.4).
- La mujer de Tecoa entro sola y temblorosa ante el rey, pues nos sabia que repuesta
podía tener, pero nosotros tenemos al Espíritu Santo que intercede por nosotros con
agonía (Ro 8.26).
Pablo intercedía ante por los gálatas con dolores de parto (Ga 4.19). Las madres saben
lo que es sufrir dolores de parto…, y cuantas ahora están intercediendo por sus hijos
pródigos…, por sus necesidades materiales…, por situaciones difíciles en el hogar… el
Espiritu esta hoy para ayudarlas (Ro 8.27) ¡El sabe conmover el corazón de Dios¡ No
se preocupe si no sabe como orar el tema, el hará que su pedido sea comprensible.
C) Jesús eligió a una mujer para dar una lección de oración (Lc 18.1-5).
- Debemos ser constantes en la oración hasta que la respuesta se transforme en alabanza.
Ella fue constante (V 4-5). Cuando tenemos algún objetivo claro debemos clamar día y
noche e importunar a Dios (Is 62.6-7).
- Si esta viuda consiguió lo que pidió, cuanto más nosotros:
Ella no tenía ningún abogado que intercediera por ella, nosotros tenemos a Cristo (1 Jn
2.1).
- Ella no tenía ninguna promesa de ser escuchada, nosotros tenemos la promesa que
todo se nos dará (Mt 7.7,8). (Promesa significa: confesión o declaración de algo. Es
decir que las promesas en la Biblia ya están declaradas para que usted la reciba).
- Ella molestaba al juez, pero nuestras oraciones agradan a Dios y sube como un
perfume (Ap 5.8).
CONCLUSIÓN
La petición de la mujer de Tecoa fue: “Te ruego que permitas que tu sierva hable una
palabra al rey”. Y la respuesta del rey fue: “HABLE”.
Nuestro Rey también nos dice “HABLEN”, “PIDAN” (Jn 16.23-24). Aprovechemos
que la puerta del Trono de Dios está abierta, entremos, pues, humildemente en oración y
descubramos los secretos que Dios tiene para los que le aman (Jr 33.3).