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Inteligencia Emocional

Alarcón Valeria – Anillo Mauro - Pertuz Julieth – Vivarez Kevin


Profesor: Ing. Edgar Lora – Seminario Profesional III - Grupo 1
Facultad de Ingeniería. Programa de Ingeniería Química. Universidad del Atlántico.
Barranquilla, Colombia. 2019

Actualmente en el mundo de los negocios como en el de la vida se ha demostrado que sin el


estudio de la inteligencia emocional no podemos progresar en la vida, se ha vuelto algo
imprescindible, ahí afuera en el mundo corporativo los directivos antes contrataban alguien
por su coeficiente intelectual y su experiencia laboral. sin embargo, se han dado cuenta que
sin la inteligencia emocional necesaria no cumplirá con los verdaderos requisitos para ser el
mejor desempeñando su papel; No sólo en el trabajo sino en el hogar, las diferentes
habilidades emocionales que se adquieren a lo largo de los años pueden destacar en nosotros
ya sea por nuestro material genético o por un buen desarrollo emocional a lo largo de los
primeros años de vida. sin embargo, Daniel Goleman nos dice que estas habilidades se pueden
adquirir mediante El dominio propio y un constante entrenamiento, El siglo 20 se fusionó con
el cociente intelectual porque la industria era mecánica y rígida, en el siglo21 lo más importante
es tener habilidades sociales crear relaciones e innovar para el futuro, y todo aquel que quiera
ser exitoso tendría que desarrollar su inteligencia emocional, nuestro cerebro es
extremadamente flexible, podemos mejorar la relación que tenemos con nuestra mente
emocional y usarla a nuestro favor, no estamos condenados a una vía sumisa, a nuestras
emociones podemos cambiar si lo deseamos.

Un individuo experimenta emociones variadas. Emociones de todo tipo, en el que unas pueden
ser positivas y otras negativas. La felicidad, el miedo, la ira, la vergüenza, el disgusto, la sorpresa,
la tristeza, la euforia, el amor, la frustración, la ansiedad, el fracaso, los logros, etc. Son solo
algunas de las emociones que repercuten directamente en la vida cotidiana.

El cerebro humano está programado para responder a las emociones, esto es explicado por
Daniel Goleman, a través de las funciones de las partes del cerebro y su cambio a través del
tiempo. El autor en su libro Inteligencia emocional, que el tallo encefálico rige las funciones
vitales inconscientes para la supervivencia como la respiración o el metabolismo, pero también
rige los impulsos, los instintos y los reflejos, obteniendo una respuesta emocional muy veloz.
A partir del tallo encefálico se formaron con el transcurso millones de años el cerebro
emocional y el cerebro pensante o racional.

El hipocampo por su parte, junto con otras partes del cerebro, se encarga de registrar los
hechos y los almacena, teniendo una parte fundamental en los procesos de memoria. Por su
parte la amígdala se encarga de registrar las emociones asociadas a esos hechos, con lo que
también interviene en la memoria. Esto significa que ambas estructuras son fundamentales
para el desarrollo de relaciones sociales, en el que se reconozca lo que nos gusta o no, lo que
significan las expresiones faciales, el sentimiento hacia una persona, etc.

El tercer sistema cerebral que se desarrolló en la evolución es el cocórtex o cerebro racional,


este es el asiento del pensamiento y de los centros que integran y procesan los datos
registrados por los sentidos. Y también agregó al sentimiento nuestra reflexión sobre él y nos
permitió tener sentimientos sobre las ideas, el arte, los símbolos y las imágenes, siendo
fundamental para la supervivencia, la creación de estrategias y la planificación a largo plazo.

Este autor también indica que el neocórtex y sus conexiones con el sistema límbico permitió el
establecimiento del vínculo ente la madre y el hijo, con lo que el ser humano aprendió sobre
la vida emocional complejizando, añadiendo emociones primitivas y adaptándolas para la
supervivencia mediante el procesamiento intelectual de las mismas, en definitiva, razón a la
emoción.

La frase "inteligencia emocional" fue inicialmente expresada por el psicólogo de Yale Peter
Salovey y John Mayer de la Universidad de New Hampshire en 1990 para describir como los
seres humanos comprenden los propios sentimientos, empatía por los sentimientos de los
demás y dirigir las emociones para mejorar la vida (Gibbs, 1995). El concepto de inteligencia
emocional ganó popularidad a través de los libros de Daniel Goleman sobre el tema, en el que
se centró en una serie de habilidades no cognitivas de las personas que ayudan a adaptarse a
los diversos aspectos de la vida. Goleman afirmó que las competencias humanas
desempeñaban un papel más importante en la determinación del éxito en la vida y el lugar de
trabajo en lugar de la inteligencia cognitiva, sin embargo, de acuerdo a la historia, Mayer,
Salovey y Goleman no fueron los primeros en reconocer el significado de la inteligencia
emocional, ya que, años antes de los gerentes, educadores y otros profesionales, estos
atributos eran más generales y se denominaban coloquialmente como habilidades de personas
(Ruderman et al, 2001).

La inteligencia emocional difiere de las concepciones tradicionales de la inteligencia en cuanto


a que la inteligencia emocional nos permite razonar con las emociones y mejorar nuestro
pensamiento y resolución de problemas. Mientras que la inteligencia es la capacidad intelectual
y la capacidad para procesar y clasificar información diferente, además de la resolución de
problemas más técnicos y analíticos y el razonamiento en lugar de las emociones.
En general, las habilidades en esta área de inteligencia emocional ayudan en el proceso de leer
a otros, a comprender cómo se sienten e identificar sus propias emociones de manera efectiva.
Estas habilidades forman la base de la capacidad para crear relaciones con las demás personas,
así como la capacidad de entendimiento así mismo.

En nuestra opinión, la inteligencia emocional se puede aprender, siempre que un individuo sea
capaz de reconocer lo que necesita hacer para mejorar su inteligencia emocional. Aprender
nuevas formas de manejar las emociones conducirá a mejores mecanismos de afrontamiento
en situaciones de alto estrés y emociones y, por lo tanto, puede aumentar su inteligencia
emocional. Por ejemplo, si alguien es una persona demasiado emocional y reconoce su alto
estado emocional, con buena voluntad, en este punto la inteligencia emocional de un individuo
entra en juego, lo que le ayuda a reconocer su instinto emocional y los guía a actuar de manera
racional.

Bibliografía

 Goleman, D. Inteligencia emocional Editorial Kairos 2002


 Goleman, D. La práctica de la inteligencia emocional, editorial Kairos 1999

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