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LA ÉTICA COMO PRÁCTICA PEDAGÓGICA EN LA UNIVERSIDAD: UN

DESAFIO DE HUMANIDAD

Construir relaciones sociales humanas, convivir en justicia y solidaridad son


desafíos que los maestros deben afrontar en contextos universitarios los cuales
están inmersos en un mundo que ha perdido el sentido de la humanidad.

Una de las razones que genera la deshumanización es la indiferencia; ante ello el


docente es el elemento decisivo en el aula de clase su relación personal con los
estudiantes es la que crea ambientes humanizantes, como profesor posee el
poder para hacer la vida de un niño miserable, ser la herramienta de tortura o el
instrumento de inspiración; de herir o curar; en todas las situaciones las
respuestas que se den pueden determinar si una crisis puede ser vencida o
vencedora, o si un niño puede ser humanizado o deshumanizado.

Ante ello el que decide si es buen docente o no, no es el currículo son los
estudiantes con los que interactúa y son éstos los que dicen si se han creado
relaciones humanas o no.

Estamos en una sociedad que tiene un horizonte a donde dirigirse, donde las
victimas de esa pérdida de sentido son los estudiantes donde las escuelas o los
colegios no han alcanzado a responder a las necesidades educativas que ellos
necesitan. Por lo cual las dificultades académicas no son solo epistemológicas o
sistemáticas sino, la pérdida de amor. Es importante destacar que la gente no
aprender porque tenga alguna limitación; sino porque muchas veces las carencias
afectivas afectan a su aprendizaje. Cuando se encuentra el gusto por lo que se
hace y se le imprime amor el aprendizaje llega solo. Por eso el docente debe
cautivar y enamorar con lo que hace para generar aprendizaje.

Cuando se impone un conocimiento o un saber, envés de acercar divide, separa,


distancia y se cree que a los estudiantes están aprendiendo pero en verdad se
están instruyendo como lo decía Paulo Freire “La educación bancaria: llenarlos
de datos para después dejarlos en un examen, sin tener en cuenta sus
realidades”.

Para esto se partirá de tres ideas:

1. La ética como formación de la vida.


2. La educación estética
3. La educación pedagógica como símbolo de humanidad.
Cuando se habla de ética, se habla de la vida de cada uno en el “aquí y el ahora”,
como también de la felicidad; y es aquí donde se debe estar bien estructurado
para afrontar los cambios que se presenten en la vida. Hablar de ética es hablar
de la estructura de un carácter, de la firmeza; es aprender a tomar decisiones
buenas y correctas, sabias y prudentes. La prudencia es la forma de tomar
decisiones, es la que le da una configuración a la vida; lo que hace diferente a
unas personas de otras. Por tanto; “prudencia hace verdaderos sabios”

La ética es particular, es la huella digital del pensamiento, del actuar y del SER, es
la forma cómo se ve el mundo y a partir de una visión que se tenga de un mundo
el hombre actúa; si considera al resto de seres humanos como seres inferiores la
relación con los demás va a ser de agresión frente; pero si se ve como un ser que
siente, sufre y que ama, es allí donde se crea verdaderas relaciones que son
profundamente humanas.

Muchas personas tienen hojas intachables aprendieron a ser competentes pero se


olvidaron de ser SERES HUMANOS en el sentido de relación, de entrega y asumir
esa disposición de amar. Por tanto no solo basta llenar de tareas a los estudiantes
dado que no genera transformación y ni aprendizajes, solo se llena de datos la
cabeza de los estudiantes dejando corazones vacíos. Por ello; la práctica
pedagógica es la acción que genera aprendizaje, es una nueva forma de ver el
mundo, puesto que los mejores aprendizajes se dan en las relaciones casuales.

Hablar de educación, es hablar de procesos democráticos de encuentros


participativos donde los seres humanos se encuentran en el diálogo, la
sensibilidad y el respeto. El centro del proceso educativo no solo es el saber, es la
vida misma, si le da importancia a la vida el conocimiento se construye e influye el
amor, el encuentro y el diálogo.

Por tanto, hablar de ética es necesario imprimir transformaciones, porque no hay


educación sin ética, porque la educación debe transformar a la gente y en especial
en los maestros y generar relaciones fundadas en la sensibilidad, el cuidado y la
compasión; y todo esto se llama amor.

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