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Seminario Internacional Teológico Bautista

Instituto Privado Incorporado a la enseñanza oficial (A-1324)

Reflexión y análisis sobre la


obra: "La fe", de Charles Col-
son y Harold Fickett

Carrera: TST

Materia: Espiritualidad en la posmodernidad

Profesor: Tomás Mackey

Año: 2019

Alumno: Rojas, Hernán


Introducción

I.- Primera parte: Desarrollo y análisis

Qué valor tiene esta obra


La obra es un resúmen de las verdades básicas del cristianismo. En un tono apologético y dirigido tanto a cristianos co-
mo a no creyentes, el autor desarrolla las doctrinas fundamentales del cristianismo.

También es necesario resaltar que el contexto en el que se desarrolla la obra, es en la sociedad norteamericana de
principios del siglo XXI; lo que permite esclarecer algunos énfasis teológicos e historias narrados por el autor.

La obra es recomendada por una cantidad de autores importantes; entre ellos: Rick Warren, Bill Hybels, John Maxwell,
Gloria Gaither, Max Lucado, James Dobson. Se destaca el comentario de Rick Warren:

«Es cierto, el cristianismo bíblico es a menudo mal caracterizado por los medios de comunicación, mal utiliza-
do por los políticos, y confundido por los académicos, lo que hace que sea malinterpretado por la mayoría de
los Americanos. Es por eso que todo el mundo se beneficiará de la lectura de este libro - ya sea que usted es
un escéptico, un buscador, un nuevo creyente, o un seguidor de Cristo por mucho tiempo. El combinación de la
brillantez de Chuck Colson y el atractivo de Harold Fickett La prosa nos da un resumen claro, conciso y convin-
cente de lo que los seguidores de Jesús realmente creen.»1

Quién es el autor y que línea representa


El autor, Charles Colson, fue un escritor, abogado, político y consejero del presidente de los Estados Unidos Richad Ni-
xon. Tras confesar su participación obstruyendo a la justicia en el escándalo de Watergate, fue condenado a tres años
de prisión. Después de siete meses en prisión, tiempo durante el cual se convirtió al cristianismo, salió en libertad con-
dicional y fundó la organización Prison Fellowship Internacional, dedicada a la asistencia social y espiritual a presos. El
autor perteneció a la Convención Bautista del Sur de los Estados Unidos y representa esta línea de pensamiento, abier-
to al diálogo con otras denominaciones y expresiones cristianas de fe.

Harold Fickett (coautor) es escritor de tiempo completo y autor junto con Colson, de otras obras a parte de la presen-
te. En tre ellas: Loving God y How Now Shall We Live?. Escribe columnas sobre cristianismo y espiritualidad en
www.godspy.com

Qué temática principal desarrolla y de que forma


La obra se desarrolla en dos secciones principales. La primera es denominada «Dios y la Fe», y una segunda parte «La
fe y la vida». Los autores desarrollan las doctrinas fundamentales del cristianismo en un tono más comprensible para
aquel que se acerca por primera vez a conocer las verdades del cristianismo. Utilizando varias historias y ejemplos, va
contando de que manera se ve la vida práctica del cristiano (ortodpraxis) a partir de sus creencias fundamentales (or-
todoxia). Resaltan los ejemplos que tienen que ver con el ministerio principal de Charles Colson entregando ayuda y
apoyo espiritual en las cárceles.

Breve análisis de la obra


Los autores desarrollan bastante bien los fundamentos principales del cristianismo. Cabe destacar algunos puntos fuer-
tes en la defensa de la fe hacia lo que está siendo de moda en algunos sectores de la sociedad, el llamado «nuevo
ateísmo». Aún así quedan deseos de seguir profundizando en los temas abordados, como el sufrimiento y los desas-
tres. Por otro lado, se vislumbra un desbalance en la defensa de la dignidad de la vida, pero el apoyo de la pena de
muerte. Este podría ser un tema tratado más a profundidad. Las experiencias que el autor comenta son maravillosas
ilustraciones que captan al lector y lo llevan a comprender mejor lo que significa vivir la fe. El testimonio de Charles
Colson da a la obra un buen marco para comprender lo que significa seguir a Jesús.

1
Todas las traducciones han sido realizadas con el traductor www.DeepL.com/Translator , y adaptadas por el autor del
presente trabajo.
II.- Segunda parte: resúmen de la obra

PARTE I
Dios y la fe
1. En todas partes, siempre, por todos
Los autores narran la importancia de la ortodoxia, y asumen que no siempre los cristianos han vivido lo que practican;
sin embargo eso no debe desapegar al creyente de las verdades eternas. Se introduce en la obra el ataque que el gru-
po de «nuevo ateístmo» realiza en contra del cristianismo y de la religión en general. Se destaca a autores que tienen
esta línea de pensamiento: Richard Dawkins, un biólogo evolucionista de Oxford, quien publicó «El espejismo de Dios»,
que estuvo en la lista de best seller del New York Times. Otros autores mencionados son Daniel Dennet junto con
Christopher Hitchens. Ellos tienen en común el ataque explícito contra todo lo relacionado con la fe y la religión, llegán-
do incluso a ser agresivos y menospreciadores contra aquellos que practican diversas formas de espiritualidad.

Nuestra era posmoderna rechaza la idea de la verdad en sí misma, lo que impacto sobre el cristianismo, que ve a Jesu-
cristo como la verdad. Pero esta amenaza incluso ha afectado a la mismísima iglesia, tenemos el ejemplo de España,
uno de las países más católicos de Europa, que en el período de una generación se transformó en uno de los más secu-
larizados. Tenemos por otro lado el desafío del islamismo radical que amenaza con lo contrario: el fundamentalismo.

«Incluso los evangélicos, conocidos por su fidelidad a las Escrituras, no han estado excentos de la influencia
postmodernista. Tanto George Gallup como George Barna, eminentes encuestadores y observadores cercanos
de la Iglesia, en los últimos años denunciaron la disminución de la alfabetización bíblica en la Iglesia. La mayo-
ría de los evangélicos - a quienes Barna llama "cristianos nacidos de nuevo" - no creen en la verdad absoluta.
Sesenta por ciento de los estadounidenses no puede nombrar cinco de los Diez Mandamientos; el 50 por cien-
to de los altos los alumnos de último curso creen que Sodoma y Gomorra estaban casados.»

La obra destaca en este capítulo la importancia de volver a un cristianismo radical, equiparándolo con el término «or-
todoxia».

2. Dios es
En este capítulo se comienza citando al crítico ateo Sam Harris, quien escribió lo siguiente:

«Pero, ¿qué estaba haciendo Dios mientras Katrina destruía su ciudad? Seguramente escuchó las oraciones de
aquellos ancianos y ancianas que huyeron de las aguas crecientes por la seguridad de sus áticos, sólo para
ahogarse lentamente allí. Eran personas de fe. Estos fueron hombres y mujeres buenos que habían orado a lo
largo de sus vidas. ¿Tienes el valor de admitir lo obvio? Esta pobre gente murió hablando con un amigo imagi-
nario».

Colson responde a esta crítica contando una experiencia personal de largo sufrimiento. Su hijo Wendell, fue diagnosti-
cado con Cáncer de espina y su hija Emily con melanoma. Además de eso, una cirugía mayor de su esposa y numerosas
dificultades en su ministerio, le llevaron a plantearse ¿Por qué le estaría pasando todo esto? ¿No había servido fiel-
mente a Dios? La respuesta para él vino en un retiro espiritual, en el cual se dio cuenta de la majestuosidad de Dios re-
velada en su creación. Se dio cuenta que Dios Es. No importa lo que pase, Dios es y siempre será el mismo.

Posteriormente se plantean tres ideas sobre el orígen de la vida. La primera es sobre un universo material sin Dios. La
segunda es sobre Dios como una presencia inteligente en todas las cosas, como una mente universal. La tercera teoría
es sobre un Dios personal. El libro plantea la importancia de ver la evidencia que apunta hacia un Dios inteligente y
creador de todas las cosas. La complejidad del ADN, la evidencia cosmológica a favor de un planeta hospitalario para la
vida humana, tal como la distancia con el sol, la órbita única de la tierra, dan al ser humano bastantes razones para pa-
sar sin mucho esfuerzo de la razón a la fe.

3. Él ha hablado
La obra nos presenta la importancia de la Biblia. A lo largo de la historia se han enfrentado diversas oposiciones contra
cristianos por poseer la Biblia. Pero ella es única. Ningún otro libro ha mostrado tanta controversia, o resistencia, o ha
inspirado a sus seguidores a extraordinarias acciones como lo ha hecho la Biblia.

Los autores continúan hablando sobre la inspiración de la Biblia bajo la guía del Espíritu Santo, quien asimismo ilumina
el entendimiento para ver aquellas verdades espirituales. El canon de las Escrituras también es un tema abordado, y se
señala que para finales del segundo siglo, cerca del noventa por ciento de lo que hoy conocemos como el Nuevo Testa-
mento ha era aceptado como divinamente inspirado y autoritativo. Las discusiones sobre los otros libros continuaron
en el tercer y cuarto siglo, y llegaron a conformar algunos imporantes credos. Se afirma con énfasis que todos los ver-
daderos cristianos afirman que Dios ha hablado. La Biblia es la palabra de Dios.

Algunas pruebas importantes de que la Biblia es la Palabra de Dios son los hallazgos arqueológicos. Al respecto el libro
señala:
«Antes de finales de la década de 1950, no menos de 25.000 sitios bíblicos habían sido corroborados por des-
cubrimientos arqueológicos;17 no ha habido ningún descubrimiento que pruebe que la Biblia sea falsa. Nin-
gún otro documento religioso, ni en la actualidad ni en la historia, se ha encontrado tan exacto. El Libro de
Mormón, por ejemplo, habla de una civilización en Norteamérica en los años 400 - 600 AC. Ni un solo artefac-
to de esa civilización ha sido descubierto.»

Otra prueba es la integridad textual que se encuentra en la cantidad de manuscritos encontrados por un lado, y por
otro, en el alto grado de coincidencia entre ellos.

«¿Por qué las copias manuscritas de las Escrituras son tan exactas? La tradición judía ofrece una respuesta.
Según la práctica hebrea, sólo se aceptaba el testimonio de testigos oculares; y cuando se copiaban documen-
tos, los judíos no soltaban una letra de una palabra o todo el documento era desechado. Incluso el espacio en-
tre cada letra tenía que ser exacto.»

Una tercera prueba citada, es el poder transformador de su mensaje. Numerosos personajes connotados como San
Agustín, Antonio de Egipto, Martín Lutero, tuvieron experiencias de conversión a partir de textos bíblicos. La Biblia es
ciertamente la roca en la cual el cristianismo se asienta; es la autoridad última para todos los cristianos. Lo que ha sido
escrito en ella bajo la inspiración del Espíritu Santo es revelado a nosotros.

4. Verdad
Los autores continúan los argumentos expuestos en capítulos anteriores, con un pequeño cierre lógico que dice: sa-
biendo que Dios Es, y que Él ha hablado, permite a los cristianos afirmar que la verdad última existe. Por un lado en-
contramos evidencias de esta verdad en la naturaleza y su esplendor; en la razón, que nos permite concluir la veraci-
dad del cristianismo; y a través de la conciencia, es decir, la moral escrita en nuestros corazones.

Pilato preguntó a Jesús: «¿Qué es la verdad?» (Jn 18:38); y esta pregunta aún resuena hoy en nuestra sociedad. El ateo
Richard Dawkins plantea la inexistencia de una ley moral; mientra que el ex-ateo C.S. Lewis se convirtió al cristianismo
por encontrar esa misma ley. Pero el relativismo ha entrado también adentro de las iglesias., en las cuales se oye a ve-
ces: «queremos hechos, no credos».

La verdad importa porque el corazón de lo que los cristiamos creen está en juego. La teología liberal ha subjetivizado la
verdad a una experiencia. Por otro lado, sin verdad el evangelio es pervertido. Rechazar la verdad resulta en analfabe-
tismo bíblico y a confusión ética. El rechazo de la verdad debilita el desarrollo cultural y dirige hacia falsos dioses.

Los autores finalizan el capítulo señalando:

«La tarea de esta generación - como será en cada generación - es entender el cristianismo como una visión
completa del mundo y del lugar que ocupa la humanidad en él, es decir, como la verdad. Si el cristianismo no
es la verdad, no es nada, y nuestra fe es un mero sentimentalismo.»

5. Lo que salió bien, lo que salió mal


El capítulo comienza narrando la historia de la caída del hombre y la mujer en el jardín del Eden como el orígen del
mal. Pero la pregunta acerca de la existencia del mal, y de por qué Dios no lo detiene, se levanta. En el texto se respon-
de que nuestras acciones libres nos responsabilizan de las consecuencias de las mismas.

Se plantea en el capítulo la manera en cómo algunas teorías dan explicación a la responsabilidad humana buscando al-
gunos escapes al libre albedrío. Al respecto se concluye:

«Estas diversas teorías del comportamiento se contradicen entre sí, excepto en una cosa: todas tratan la res-
ponsabilidad humana como una ilusión. La razón subyacente de esto es su olvido de Dios. Debido a que ellos
se equivocan con Dios, también malinterpretan la naturaleza humana»

Los autores en este capítulo desean enfatizar que nosotros realmente somos responsables de nuestras acciones. En el
Edén, la serpiente preguntaba: «¿Realmente Dios dijo...?». y Adán luego culpabilizaba a la mujer: «La mujer que me
diste...». Pareciera ser que el problema central es no querer asumir la responsabilidad por nuestro pecado.

6. La invasión
El mensaje del evangelio tiene que ver con un tipo de invasión. Pero no una con complicaciones logísticas, sino una in-
vasión del cielo a la tierra en la persona de Jesús naciendo humildemente en el seno de una mujer viergen llamada
María. Jesús vino para liberar, para cumplir con su misión mesiánica. El autor, Charles Colson cuenta que cuado visita
algunas prisiones, para conectarse con los presos, lee Lucas 4:18: «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me
ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a
los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor». Cada vez que lee este pasaje ex-
perimenta instantánea conexión con los internos. Esto es porque el mensaje de Jesús significa libertad.

La invasión de Dios a nuestro mundo en la persona de Jesús es mucho más significativa que todas las otras invasiones
hechas en la historia juntas, porque la primera estableció la posibilidad del reinado de Dios en todo corazón humano y
reclama al mundo como posesión de Dios.

Los autores en esta sección cuentan la importancia del sacrificio de Jesús por nuestros pecados, y la manera en qué
Dios nos amó al dar a su único hijo. Colson cuenta que ha visto los más difíciles presos llorando sensiblemente por la
verdad del evangelio, movidos a arrepentimiento. Luego se cuenta sobre la resurrección de Cristo y la esperanza de la
vida eterna.

7. Dios arriba, Dios al lado, Dios adentro


En este capítulo se desarrolla la importancia de la doctrina de la Trinidad, que desde tiempos remotos ha sido objeto
de críticas y posiciones heréticas. Los sabelianos, por ejemplo, veían a Dios manifestados como el Padre, luego como el
Hijo, y finalmente como el Espíritu Santo. Los arrianos creían que Jesús no era Dios. El Credo Niceno es el primero en
confesar la divinidad de Jesús y salvaguarda a la iglesia de muchas doctrinas heréticas crecientes en ese tiempo. La fe
en la Trinidad es parte constitutiva de la fe cristiana y nos ayuda a comprender el caracter de Dios.

Dios es soberano sobre todo. Como dice el gran teólogo Abraham Kyper: «no existe una sola partícula en todo el do-
minio de la existencia humana sobre la cual Cristo, quien es soberano sobre todo, no proclame: ¡Mío!». Esta doctrina
significa para los cristianos, que no necesitan vivir oprimidos por el tiempo, o la tiranía de lo urgente. Vemos la vida y
el tiempo como un regalo de parte de Dios, porque él gobierna sobre todo.

«¿Cómo esta doctrina, unica en la cosmovisión cristiana, nos afecta? ¿Por qué es importante? Una vez que tu
has visto al trino Dios como habitando a parte del tiempo y del espacio, en lo que podemos imagina es en un
eterno presente, en la liberación de Dios de toda circunstancia, incluso los tiempos perdidos adquieren un nue-
vo significado. Nosotros vivimos en una manera completamente distinta. Por buenas razones las Escrituras ce-
lebran la «gloriosa libertad de los hijos de Dios (Rom 8:21)»

PARTE II
LA FE Y LA VIDA
8. Intercambio de identidades
Jesús murió en nuestro lugar, hubo un intercambio de identidades. En tiempos de la reforma se explicó que la salva-
ción que viene de Dios es sola fide, solamente por fe. La fe que salva es una que descansa solamente en los méritos de
Jesucristo. Somos llamados a ser como Jesús y poner nuestras vidas también por los demás. Colson cuenta que antes
de su conversión, no pensaba en las personas que se encuentran en la cárcel, pero luego de su conversión comenzó a
ver a los hombres alrededor de él no como asaltandes o traficantes, sino como hermanos que necesitan ayuda.

La salvación para nosotros un don gratuito, pero a Dios le costó todo. Somos llamados a seguir a Jesús en medio de las
dificultades, como Bonhoeffer, quien salió de la comodidad que tenía en Estados Unidos para volver a la Alemania Nazi
y vivir en ese medio de persecución, bajo el cual finalmente murió ahorcado tan solo tres semanas antes de la libera-
ción de Berlín. El sufrimiento es parte del llamado del cristiano. Luego de que los apóstoles fueran arrestados, y dejan-
do el Sanedrin, ellos se alegraron porque habían sido dignos de sufrir por causa del nombre (Hch 5:41). Los autores fi-
nalizan este capítulo con una interesante ilustración:

«A menudo se dice que el sufrimiento es la marca distintiva del verdadero cristiano. Hay una historia popular
de la edad media acerca de Martin de Tours, el santo por el cual Martin Lutero fue nombrado. La historia
cuenta que una vez Satanás apareció a Martín bajo la apariencia del Salvador mismo. Martín estuvo listo para
caer a sus pies y adorarle, cuando de repente miró las manos y exclamó: «¿Donde están las marcas de los cla-
vos?» En ese momento, la aparición desapareció. ¿Donde están las marcas de los clavos? Estas son las marcas
de la verdadera fe. Las personas deben encontrar las marcas de los clavos en las vidas de los verdaderos cris-
tianos.»

9. Reconciliación
El cristianismo llama a las personas a reconciliarse entre ellos. La falta de perdón de una maldición que conduce a la
violencia, pero es necesario romper el círculo de violencia. Tanto el Antiguo Testamento como el Corán enseñan sobre
el perdón. Pero el judaísmo y el Islam son religiones de obres, por lo tante uno debe ganarse el perdón de Dios. Sola-
mente en el cristianismo Dios se ha sacrificado él mismo para pagar las deudas de la humanidad.

Los cristianos a los largo de la historia han pecado contra la sociedad, pero eso no justifica la falta de perdón, pues en
las Escrituras se nos enseña que para poder participar de la mesa del Señor deben estar en paz con nuestro prójimo.
Los esfuerzos por la unidad cristiana deben ser considerados. Se cira en la obra el ejemplo de Dwight Moody, un gran
evangelista, quien para la consternación de sus seguidores, ayudó a construir una iglesia Católica en su ciudad natal. Él
dijo luego que «si hay católicos romanos, es mejor que sean buenos católicos que malos. Es mejor tener una iglesia ca-
tólica que no tener ninguna.».

10. La Iglesia
Las marcas distintivas de la iglesia son: La palabra de Dios (sola Escritura), las ordenanzas (la cena del Señor y el bautis-
mo), la disciplina (rendir cuentas y recibir disciplina necesaria por parte de la comunidad), la comunidad. La misión de
la iglesia debe estar enfocada en el evangelismo, la proclamación del evangelio hacia aquellos que no conocen a Dios.

Las marcas distintivas de la iglesia también son que es una, santa, católica y apostólica. Que es una significa que a pe-
sar de qie los cristianos pertenecemos a distintas tradiciones, todos somos parte del mismo cuerpo de Cristo. Es santa
porque está fundada en Cristo. Es católica porque es universal, y es aposólica porque está fundada en la enseñanza de
los apóstoles.

«Entre el anuncio del Reino y el cumplimiento del Reino procede la testificación acerca del Reino. Esto es cuan-
do la gente de Dios se reúne para practicar lo que el Reino promete incluso en medio de un mundo caído. Es la
era de la iglesia en la que vivimos. La iglesia hace visible el Reino invisible.»

11. Sé Santo - Transforma el Mundo


Se nos llama como creyentes a ser santos porque Dios es santo. Esto implica un llamado al arrepentimiento continuo.
Se nos insta en las Escrituras a pedir perdón a Dios, pero también podemos contar con alguna persona de confianza pa-
ra rendir cuentas de nuestras acciones, como nos enseña el libro de Santiago: «confiésense sus pecados unos a otros y
oren unos por otros» (5:16). Otra práctica efectiva son los tiempos intensos de búsqueda de Dios, en los cuales ejerci-
tamos la piedad, tales como el ayuno y la oración. El libro sigue narrando algunas otras formas de ayuda en la búsque-
da de la santidad. Una de ellas es la renovación de la mente. Cuando pensamos más en Dios y en otros que en noso-
tros mismos, esto nos guía a la humildad, que es un signo de santidad. Los actos de caridad también son una manifes-
tación de santidad.

La búsqueda de la justicia social es una manifestación de la santidad. Los autores los resumen de la siguiente manera:

«Cuando tu miras en la historia sobre estos avivamientos cristianos y movimientos, encontrarás un denomina-
dor común a través de ellos. Ellos hicieron lo que hicieron, no porque era una causa noble para la sociedad o
porque ellos creían en un evangelio social o porque ellos querían influencia política. Ellos actuaron porque
ellos creían, como pueblo de Dios, que estaban llamados a eliminar el sisterma malvado y a reformar las acti-
tudes culturales.»

12. La Santidad de la vida


Los cristianos desde tiempos antiguos han defendido la vida. Un documento probablemente escrito en el siglo prime-
ro, la Didajé, nos cuenta: «Hay dos caminos: un camino de vida y un camino de muerte. Hay una gran diferencia entre
ellos... De acuerdo con el precepto de enseñanza, «no matarás», ustedes no deben matar niños por aborto o matarlo
una vez que ha nacido.».

La perspectiva cristiana ve que tanto hombres como mujeres fuimos creados intencionalmente y con un propósito a la
imagen de Dios. La visión secular no se asienta sobre algunos valores morales que el cristianismo posee, por tanto lleva
a algunas visiones que han llevado al ser humano a la miseria. Tenemos el ejemplo de Sartre, quien señala que no hay
bases objetivas para determinan la naturaleza humana.
Debido a la cosmovisión cristiana, creyentes a los largo de los siglos han defendido la abolición de la esclavitud. ense-
ñanzas en contra del aborto y el infanticidio, los derechos y el estatus de la mujer en la sociedad, la adopción, el cuida-
do de personas con SIDA, entre otras cosas.

Hoy nos encontramos enfrentando tiempos difíciles en los cuales se plantean algunos dilemas relacionados con la
creación de la vida de forma artificial, la clonación y la degradación de la vida, haciendose el hombre así mismo Dios.
Pero los autores proponen: Los cristianos proponen a la sociedad un humanismo cristiano «profúndamente arraigado
en la dignidad de la persona humana en todas sus etapas de desarrollo».

13. Últimas Cosas


Los autores proponen que una doctrina importante del cristianismo es la creencia de que Jesús volverá, pero esta vez
en gloria y poder para juzgar a los vivos y al los muertos y para hacer todas las cosas nuevas. Un primer signo de esta
era que está por venir es la justicia.

Se plantea un caso difícil. Gacy es un criminal acusado de abusar y luego matar treinta y tres hombres jóvenes, ente-
rrándolos alrededor de su casa. Cuando Colson fue a visitar la cárcel en la cual él se encontraba, Gacy quiso hablar con
él. El autor señala que no vio ningún signo de remordimiento ni arrepentimiento en Gacy. Este evento llevó a Colson a
reflexionar sobre la pena de muerte, y en su libro plantea que en ciertos casos en los cuales es claro que el criminal co-
metió los delitos, y en casos extremos, la pena de muerte es necesaria.

La justicia distributiva, que encontramos en la Biblia, tiene que ver con que las necesidades de las personas reciban un
trato igual. La educación universal y el cuidado de los más vulnerados. Tenemos también el Shalom de Dios, que tiene
que ver con el bienestar restaurado del Edén, es decir, una sociedad en la cual las personas pueden practicar el bien y
vivir en paz.

Además de la justicia, otra señal de nuestro destino eterno es el amor. El amor que va más allá de la muerte es uno
que cree que la muerte ha sido vencida. Y por otro lado, las Escrituras nos presentan la realidad del infierno como un
lugar al cual van aquellos que han rechazado a Dios. Los autores plantean el tema de qué sucederá con aquellos que
nunca escucharon el evangelio. La respuesta es desarrollada a partir de los que dice la Biblia al respecto. Nadie es inex-
cusable ante Dios, pues él desde el principio ha dejado señales de su divinidad en las cosas creadas, y además, por ser
justo, juzgará a cada uno de acuerdo al entendimiento adquirido en su vida.

Para los autores es importante mencionar la importancia que tiene Israel dentro del plan de Dios. Al respecto:

«Nadie sabe la hora o la estación en la que Cristo volvertá, pero hay señales de su dirección providencial en la
historia. Muchos académicos están de acuerdo en que el retorno de los judíos a su tierra natal es una señal
crucial del cumplimiento de la promesa escatológica; e incluso más particular señal será que reconozcan a Je-
sús como el mesías en medio de muchos de ellos. Así que dependiendo de una perspectiva, el lugar de Israel y
nuestro apoyo, se torna crítico».

14. La alegría de la ortodoxia


Los autores plantean la manera en cómo se celebra la liturgia en algunos países y situaciones en donde se viven tiem-
pos difíciles. Así con todo los cristianos celebran con gran alegría la fe en el salvador. La ortodoxia cristiana también se
puede denominar cristianismo radical, que está dispuesta a entregar la vida, al igual que los apóstoles. Encontramos
esa alegría en la confianza de que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. La duda, los tiempos difíciles son
parte de la vida cristiana, pero los creyentes que permanecen firmes descansan y vuelven a la verdad fundamental de
que Dios es.

Lo que hoy vemos a nivel mundial, es que el cristianismo que está siendo de mayor influencia es aquel en el cual se
ven vidas transformadas: los que antes eran adictos dejan sus vicios, los que antes eran agresivos, se vuelven pacíficos.
ese cristianismo de testimonio tiene mucho mayor influencia que el de las corrientes liberales.

15. La Gran Propuesta


La democracia tiene sus raíces en el cristianismo. La forma en la que los monjes elegían a sus abad ya presentaba for-
mas de democracia en la cual hoy muchas sociedades están construídas. También las ideas básicas del capitalismo se
comenzaron a practicar porque la iglesia reconoció que la sociedad civil debe disfrutar una correcta independencia de
otras formas de control. La ciencia debe también mucho al cristianismo. Nombres como Mendel, Copérnico, Kepler,
Galileo, Newton, y Boyle, fueron todos profundos cristianos. El cristianismo también influyó en las primeras universida-
des y en la educación pública, abrazando valores como la igualdad y que todos hemos sido creados a la imagen de
Dios.

La ortodoxia cristiana nos libra de los extremos del islamismo fundamentalista, el secularismo y del nuevo ateismo. La
fe cristiana puede renovar a la cultura porque descansa en una sabiduría que va más allá del ser humano. El cristianis-
mo no busca imponer sino proponer. El evangelio es una gran propuesta de venir a la mesa de banquete y disfrutar sin
distinción de raza ni color.

«A través de su hijo, Jesucristo, el Padre nos trae a su Reino. Esta es la promesa, él sostiene a individuos y na-
ciones, a un Reino que no consiste en comida ni bebida (...) sino un Reino de justicia, paz, y alegría eterna en el
Espíritu Santo».

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