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MOTIVACIÓN:

Estar juntos alrededor de Jesús Sacramentado es hacer eco a los


anhelos del pueblo de Israel que con el arca de la alianza buscaban
esperanzados la tierra prometida; es valorar la unidad de todos los
creyentes en la Iglesia que se convierte en un signo visible de la
providencia de Dios en todos nuestros proyectos.
Ante la presencia real de Jesús en la Eucaristía entendemos el fin de
este mes extraordinario de la Iglesia, comprendemos mejor nuestros
compromisos como bautizados y nos impulsamos confiadamente al
desafío de ir a todos nuestros hermanos a anunciarles y contagiarlos
del amor de Dios.

CANTO: ALABADO SEA EL SANTISIMO

MOMENTO DE SILENCIO.
Salmo 103

Evangelio: San Juan 15, 1-16


«Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Toda rama que no
da fruto en mí, la corta. Y toda rama que da fruto, la limpia para que
dé más fruto. Ustedes ya están
limpios gracias a la palabra que les he anunciado, pero permanezcan
en mí como yo en ustedes. Una rama no puede producir fruto por sí
misma si no permanece unida a la vid; tampoco ustedes pueden
producir fruto si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes las
ramas. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero
sin mí, no pueden hacer nada. El que no permanece en mí lo tiran y se
seca; como a las ramas, que las amontonan, se echan al fuego y se
queman. Mientras ustedes permanezcan en mí y mis palabras
permanezcan en ustedes, pidan lo que quieran y lo conseguirán. Mi
Padre es glorificado cuando ustedes producen abundantes frutos:
entonces pasan a ser discípulos míos. Como el Padre me amó, así
también los he amado yo: permanezcan en mi amor. Si cumplen mis
mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he cumplido los
mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho
todas estas cosas para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea
completa. Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como
yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por sus
amigos, y son ustedes mis amigos, si cumplen lo que les mando. Ya no
les llamo servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su
patrón. Los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que
aprendí de mi Padre. Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien
los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese
fruto permanezca. Así es como el Padre les concederá todo lo que le
pidan en mi Nombre”. Palabra del Señor

Reflexión:
Este tiempo privilegiado de la Misión es una buena herramienta que
nos ofrece la Iglesia Arquidiocesana para que descubramos las
posibilidades que tenemos para renovar nuestras Parroquias y para
impulsarnos a la consolidación de pequeñas comunidades de vida y
de fe que sean expresión de nuestra madurez cristiana.

• Hoy frente a Jesús vivo en la Eucaristía comprometámonos a:

• Vivir
en actitud de reconciliación con Dios, con nuestros hermanos y
con nosotros mismos.

•A Acoger la Palabra de Dios con alegría para que produzca en


nosotros frutos abundantes.

• A Permanecer, ser fieles a nuestro Señor que nos ha prometido su


presencia en todas nuestras tareas.

•A Tener confianza en las promesas del Señor que sabe de nuestros


esfuerzos y recompensa nuestros desgastes.
•A Darnos con generosidad a los hermanos para que descubran con
nuestro testimonio la llamada que Dios les hace a la salvación.

• A Ira los lugares donde no solemos ir: los enfermos, los más pobres,
los encarcelados, los ancianos, los desempleados, los habitantes de
calle y los desplazados entre otros. Padrenuestro.

CANTO. ID AMIGOS
MONICIÓN
Señor Jesús, Dios de la vida, en esta noche en que tú nos convocas,
estamos aquí como Iglesia de América, como Iglesia misionera,
queremos adorarte, queremos permanecer en tu presencia
queremos escucharte.
DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 28, 18-20
Jesús se acercó a ellos y les habló así: “Me ha sido dado todo poder
en el cielo y en la tierra: vayan, pues, y hagan discípulos a todas las
gentes bautizándolas en el nombre del Padre, de Hijo y del Espíritu
Santo y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado. Y he
aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”
MOMENTOS DE SILENCIO.
1. Jesús Eucaristía, pan partido para dar vida al mundo, gracias
porque nos has llamado a seguirte, porque nos invitas
constantemente a escucharte, a permanecer a tu lado, a compartir la
vida contigo.
2. Jesús Eucaristía, pan partido para dar vida al mundo, gracias
porque nos llamas a la conversión, vigorizándonos para dejarlo todo
e ir tras de Ti, cambiando nuestra forma de pensar y de vivir,
aceptando la cruz de cada día, que es tu misma cruz; en la conciencia
de que morir es alcanzar la vida.
3. Jesús Eucaristía, pan partido para dar vida al mundo, gracias
porque nos llamas a conocerte, amarte y servirte, porque nos
acompañas a través de la vida sacramental fortaleciendo nuestra
conversión inicial.
4. Jesús Eucaristía, pan partido para dar vida al mundo, gracias
porque nos llamas a vivir en comunidad, participando de la vida de la
iglesia, en el encuentro con los hermanos, en una vida fraterna y
solidaria. Padrenuestro.
CANTO: YA NO ERES PAN Y VINO
Jesús les dijo otra vez: “La paz con ustedes, como el Padre me envió;
también yo les envío, dicho esto soplo sobre ellos y les dijo reciban el
Espíritu Santo” (Jn 20, 21-22).
Como comunidad llevada por el Espíritu te presentamos Jesús Pan de
vida, nuestras necesidades y te suplicamos diciendo:
R/ ESCUCHA A TU IGLESIA MISIONERA SEÑOR.
• Señor Jesús, renueva a la Iglesia en el mundo para que ella con el
fuego de tu Espíritu continúe como luz de las gentes y esperanza de
las naciones. Qué el Papa Francisco, nuestro Obispo Ricardo y todos
los que trabajan por tu Reino tengan salud y esperanza en el
desarrollo de sus responsabilidades.
• Amigo bueno Jesús, ayuda a nuestra patria Colombiana para que
este mes extraordinario le sirva de ayuda en la búsqueda de la
reconciliación y la justicia social. Que los que gobiernan este mundo
lo hagan por los caminos de la verdad y del servicio.
• Jesús Maestro, danos la sabiduría suficiente para poder anunciar a
todos el misterio de tu pasión, muerte y resurrección; que sepamos
contagiar la alegría del evangelio. Abre los corazones de los alejados
e indiferentes para que recuperen el fervor y sentido de pertenencia
a tu Iglesia.
• Hermano de todos, asístenos con la intercesión de la Santísima
Virgen María. Que ella como estrella de la evangelización de nuestros
pueblos, nos regale la prontitud y alegría que la impulsaron en la
primera misión de la Iglesia.
• Pan de la vida, Jesús, fortalece con los sacramentos a tantos
enfermos y necesitados del mundo, que ofrecen en la humildad de
sus vidas, tantos sacrificios para la extensión de tu Reino. Que los
pequeños del mundo sean inspiración para que realicemos bien
nuestro compromiso misionero.
ORACIÓN: “Señor que nos haces participar del milagro de la
eucaristía: te pedimos que no te escondas, que esté siempre claro tu
rostro a nuestro ojos; que vivas con nosotros, porque sin ti nuestra
vida no tiene sentido; que te veamos con los ojos purificados en el
sacramento de la penitencia; que te toquemos, como aquella mujer
que se atrevió a tocar la orla de tu vestido y quedo curada; que te
sintamos, sin querer acostumbrarnos nunca al milagro, que
queramos estar siempre junto a ti, que es el único lugar en el que
hemos sido felices plenamente; que seas el Rey de nuestras vidas y
de nuestros trabajos, porque te lo hemos dado todo”. Padrenuestro.
CANTO: MILAGRO DE AMOR TAN INFINITO
BENDICIÓN
(De rodillas). El sacerdote da la bendición al pueblo con el Santísimo
Sacramento.
Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su sacratísimo corazón.
Bendito sea Jesús en el santísimo sacramento del altar.
Bendito sea el Espíritu Santo consolador.
Bendita sea la gran madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su santa e inmaculada concepción.
Bendita sea su gloriosa asunción.
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.
ORACIÓN: ¡Oh! Dios, que nos dejaste la memoria de tu Pasión en
este Admirable Sacramento! Concédenos que de tal suerte
veneremos los Sagrados misterios de tu Cuerpo y Sangre, que
experimentemos continuamente en nosotros el fruto de nuestra
redención. Tú que vives y reinas con Dios Padre, en unidad del
Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

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