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http://www.chartreux.org/es/
Quien quiera que seas, a quien los azares han conducido hasta aquí, sé
bienvenido. Aquí no encontrarás nada o poco de lo que el mundo actual
aprecia. Tampoco la preocupación de ser diferente.
1
Monjes contemplativos. Hijos e hijas de San Bruno. Como él, solitarios.
Desde hace 9 siglos, fieles a la llamada que hemos recibido de Dios.
Nuestra vida es una vida separada del mundo.
https://www.youtube.com/watch?v=sJGbtqUGVnY
El enigma de La Cartuja
El nuestro es un monasterio que no se visita
Vendemos un licor famoso, el Chartreuse, licor francés de alta
graduación, elaborado a partir de hierbas maceradas
Es maravilloso todo lo que implica una vida poco conocida
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El marco de vida de los Cartujos
El género de vida de los Cartujos, es decir una vida solitaria
combinada con una parte de vida común, se refleja en lo que
exteriormente se puede ver: los edificios. En todo monasterio de La
Cartuja se encuentran tres partes principales:
1. El Claustro Grande
Reagrupa todas las celdas donde los Padres o las monjas
de coro llevan su vida solitaria. A veces se encuentra un
segundo claustro para los hermanos/hermanas
conversos/conversas [San José para los monjes, Trinitá
para las monjas].
2. Lugares comunitarios
Los más importantes son la iglesia, el capítulo y el
refectorio.
En esta parte del Monasterio, se encuentran también
ciertos lugares de trabajo: huerta, bodega de licor,
panadería, lavadero, cocina, jardín, etc.
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https://www.youtube.com/watch?v=OFlHl-vIYrc
3. Talleres
Carpintería, forja, granja: se encuentran más alejados del
resto del Monasterio, para no turbar el silencio con el
ruido de producción.
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Existen casas grandes, como la Grande Chartreuse, con más de 30
celdas, cuya construcción data del siglo XVII; y casas pequeñas, como
La Cartuja de Portes, en el departamento de l´Ain, que ha conservado
el aspecto de una Cartuja antigua, con sus 12 celdas agrupadas
alrededor del cementerio.
El camino cartujano
El fin: la contemplación
«…descubrir la inmensidad del amor»
Estatutos 35,1
El fin principal del camino es LA CONTEMPLACIÓN. Vivir tan
continuamente como sea posible a la luz del amor de Dios hacia
nosotros, manifestado en Cristo, por el Espíritu Santo. Esto supone
de nuestra parte la pureza de corazón o la caridad: «Dichosos los
limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» [Mt 5,8]. La
tradición monástica llama a este fin la oración pura y continua.
Los frutos de la contemplación son:
La libertad
La paz
La alegría
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«Quien persevera firme en la celda y por ella es
formado, tiende a que todo el conjunto de su vida se
unifique y convierta en una constante oración.
Pero no podrá entrar en este reposo sin haberse
ejercitado en el esfuerzo de un duro combate, ya por
las austeridades en las que se mantiene por
familiaridad con la Cruz, ya por las visitas del Señor
mediante las cuales lo prueba como oro en el crisol.
Así, purificado por la paciencia, consolado y
robustecido por la asidua meditación de las
Escrituras, e introducido en lo profundo de su
corazón por la gracia del Espíritu, podrá ya no sólo
servir a Dios, sino también unirse a Él»
Estatutos 3,2
Toda la vida monástica consiste en esta marcha hacia el fondo del
corazón y todos los valores de nuestra vida están orientados hacia ese
fin. Valores que ayudan para que el monje/la monja unifique su vida
en la caridad, introduciéndole en lo profundo de su corazón.
La soledad
Compartimos algunos valores monásticos con otros monjes
contemplativos:
La ascesis [vigilias y ayunos]
El silencio
El trabajo
La pobreza
La castidad
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La obediencia
La escucha de La Palabra
La oración constante
La humildad
La primera característica esencial de nuestra vida es la vocación a la
soledad, a la cual somos especialmente llamados. El monje Cartujo
busca a Dios en la soledad.
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La separación del mundo
Se lleva a cabo por la clausura. No salimos del Monasterio
sino más que para un paseo semanal [espaciamiento]. No
recibimos visitas ni ejercemos apostolado exterior
alguno. En el Monasterio no tenemos radio ni televisión.
El Prior o la Abadesa reciben las noticias y transmiten a
los monjes y a las monjas lo que no deben ignorar. Así, se
encuentran reunidas las condiciones necesarias para que
se desarrolle el silencio interior, que permite al alma
permanecer atenta a la presencia de Dios.
La celda
Es una vivienda acondicionada para proporcionar al
Cartujo la soledad tan completa como sea posible,
asegurándole lo necesario para la vida. Cada celda
consiste en una habitación con planta alta, rodeada de un
pequeño jardín, donde el monje permanece en soledad la
mayor parte del día durante toda su vida. Debido a esta
soledad y a la arquitectura que la propicia, cada una de
nuestras casas se llama desierto [yermo].
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Sin embargo, la clausura y la guarda de la celda no
aseguran más que una soledad exterior: es el primer paso
que favorece la soledad interior o pureza del corazón.
Mantener el corazón alejado de cuanto no es Dios o de
todo lo que no conduce a Dios.
A este nivel, es donde el Cartujo se enfrenta con las
veleidades de su imaginación, su mente y las
fluctuaciones de su sensibilidad. Mientras el monje
dispute con su “yo”, sus sensibilidades, sus
pensamientos inútiles, sus deseos irreales, aún no
está centrado en Dios. Aquí es donde experimenta su
fragilidad y el poder del Espíritu Santo, donde aprende
poco a poco «la costumbre de la tranquila escucha del
corazón, que deja entrar a Dios por todas sus
puertas, ventanas y sendas» [Estatutos 4,2].
Acogida
En la Cartuja, las celebraciones litúrgicas no incluyen un fin pastoral.
Así se explica por qué no se admiten a participar en la Santa Misa o
en los oficios celebrados en la Iglesia de nuestros monasterios a las
personas que no pertenecen a la Orden. Por vocación a la soledad, la
acogida se limita a la familia del monje sólo dos días al año, Navidad
y Año Nuevo, y a los aspirantes a nuestro género de vida
[ejercitantes].
Estatutos 21,1
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Lo característico de la Cartuja se debe, en segundo lugar, a la parte de
vida común que está indisolublemente ligada al aspecto solitario. Este
fue el rasgo genial de San Bruno, inspirado por el Espíritu Santo:
haber sabido combinar desde el principio una proporción equilibrada
de vida solitaria y de vida común, de forma que la Cartuja llegara a
ser una comunión de solitarios para Dios. Soledad y vida fraterna se
equilibran mutuamente.
La vida comunitaria tiene cada día su manifestación concreta en la
liturgia cantada en la Iglesia. Y todas las semanas, por reuniones de la
comunidad: el domingo, en el momento de la comida del mediodía
tomada en silencio en el refectorio; y después de la comida, durante
la recreación semanal.
Además, el primer día de la semana, un paseo largo de alrededor de
4 horas [el espaciamiento] durante el cual hablamos nos permite
conocernos mejor. Estas recreaciones y paseos tienen como fin
cultivar el mutuo afecto y favorecer la unión de los corazones, al
mismo tiempo que aseguran el equilibrio físico.
Padres y Hermanos
Una comunidad Cartujana está formada por monjes del claustro,
sacerdotes o destinados a serlo [Padres] y por monjes conversos o
donados [Hermanos].
Los monjes del claustro viven una soledad más estricta. No salen de
su celda fuera de las ocasiones previstas por la Regla: ordinariamente,
3 veces al día para la liturgia; algo más frecuentemente, el domingo.
Allí se ocupan en la oración, la lectura y el trabajo: serrar madera para
calentarse en invierno, cultivar el jardín y la huerta, fabricar
artesanías y productos en carpintería, preparar el licor, mecanografía,
restauración de libros antiguos, etc.
Los Hermanos aseguran su trabajo fuera de la celda con los diferentes
servicios de la comunidad: cocina, panadería y repostería, licor,
carpintería, lavado de ropa, explotación del bosque, etc. Se trata de
un mismo ideal, vivido de dos maneras diferentes. Los Hermanos, en
cuanto es posible, también trabajan en silencio y soledad; tienen su
parte de vida en la celda, pero no tanto como los Padres. Las dos
fórmulas se completan para formar la única Cartuja y corresponden
a aptitudes diferentes de quienes desean entrar en la vida Cartujana.
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En la forma de vida de Los Hermanos, todavía existen dos opciones
posibles:
La de los religiosos llamados Conversos, monjes que
emiten exactamente los mismos votos que los Padres
y la de los Donados.
Los Donados son monjes que no pronuncian votos,
pero por amor a Cristo se entregan a la Orden por un
compromiso [contrato recíproco]. Tienen costumbres
propias que difieren de la de los Conversos, como su
asistencia a los Oficios, sobre todo al Oficio de la
noche. Es menos estricta y están menos obligados a
oraciones vocales. Viven sin tener nada propio.
Conservan, sin embargo, la propiedad y disposición de
sus bienes. Al cabo de 7 años pueden comprometerse
definitivamente o entrar en un régimen de renovación
trienal de su donación.
Las monjas admiten los mismos tipos de vocación, con los nombres
de monjas de coro, monjas conversas y monjas donadas.
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La liturgia Cartujana
Características
Desde su llegada a la Cartuja, San Bruno y sus compañeros formaron
una liturgia particular, adaptada a su vocación eremítica y a la
dimensión reducida de su comunidad.
A lo largo de los siglos, nuestros Padres trataron de conservar esta
liturgia acomodada a nuestra vida solitaria y contemplativa. En
comparación con la liturgia romana, el rito cartujano se caracteriza
por una gran simplicidad y sobriedad a nivel de formas exteriores, que
por encima de las expresiones visibles y sensibles, favorecen la unión
del alma con Dios.
Algunos elementos de nuestra liturgia:
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Este largo oficio es particularmente apreciado por todos los Cartujos.
En él, cada uno, unido a sus hermanos -aunque de manera personal-
puede vivir una intensa y profunda comunión con Dios.
El canto con notas [antífonas, responsorios, himnos, propio de la
Santa Misa, Kyrial] se canta siempre en latín según las antiguas y
hermosas melodías gregorianas propias de los Cartujos. La salmodia
se puede cantar en la lengua propia del país: español o castellano,
italiano, francés, inglés. Las lecturas se dicen en lengua propia. En la
celda, se puede decir el oficio en latín o en lengua vernácula [lengua
materna del orante].
Hacia el fin de la jornada, los monjes se encuentran nuevamente en
la Iglesia para celebrar el oficio de Vísperas. Las demás partes se
celebran por cada monje en su celda, excepto los domingos y ciertos
días de fiesta en los que se cantan en la Iglesia.
Los Cartujos, además del Oficio Divino, recitan diariamente en su
celda el Oficio de la Santísima Virgen María y sus Letanías. Y una vez
por semana, un Oficio especial a intención de los difuntos: es el
momento en que interceden ante Dios para que acoja en Su Reino
Eterno a todos los que han dejado este mundo.
Gracias a la liturgia, la Cartuja no es un grupo de solitarios aislados
entre sí, sino que forman una verdadera Comunidad Monástica; de
esta forma, manifiestan el Misterio de la Iglesia y dan lugar al culto
público que con su oración tributa a Dios.
https://www.youtube.com/watch?v=eC6OKIYXBxQ&t=2353s
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En el corazón de la Iglesia y del mundo
«Separados de todos, nos unimos a todos para, en
nombre de todos, permanecer en La Presencia del
Dios Vivo»
Estatutos 34,2
La alabanza
El Cartujo no ha escogido la soledad por sí misma, sino porque ve en
ella un excelente medio para él y para vivir “su historia de amor con
Cristo”, para llegar a una más íntima unión con Dios Padre, Dios Hijo
y Dios Espíritu Santo, y con todos los hombres.
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La intercesión
Desde siempre, la Iglesia reconoce que las monjas y los monjes
entregados únicamente a la oración contemplativa, desempeñan el
Oficio de Intercesores. Como representantes de toda la creación, cada
día, en todos los oficios litúrgicos y en el momento de la Sagrada
Eucaristía, rezan por vivos y difuntos.
Testimonio
«Tendiendo por nuestra Profesión únicamente a
Aquel que Es, damos testimonio ante un mundo
demasiado implicado en las cosas terrenas, de que
fuera de Él no hay Dios. Nuestra vida manifiesta que
los bienes celestiales están presentes ya en este
mundo, preanuncia la resurrección y anticipa de
algún modo la renovación del mundo»
Estatutos 34,3
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La penitencia
El camino ascético asocia el Cartujo a la obra de Cristo, para la
salvación del mundo:
«Por la penitencia participamos en la obra de
salvación de Cristo, el cual redimió al mundo esclavo
del pecado, especialmente con Su oración al Padre y
sacrificándose a Sí mismo. Por esto, los que
pretendemos vivir este aspecto cristiano de la misión
de Jesucristo, aunque no nos dediquemos a ninguna
acción externa, ejercitamos el apostolado de una
manera preeminente»
Estatutos 34,4
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Jesús invita a algunos hombres y algunas mujeres para
que, por amor, le sigan en la soledad de la montaña, para
permanecer con Él, en Él, y contemplar el esplendor de
Su Rostro.
https://www.youtube.com/watch?v=p_shhU_H5Z0
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La respuesta humana
Esta llamada de Dios se dirige a un ser humano libre. Dios propone,
no se impone. Hoy en día, se añade la dificultad que puede provenir
de entender la llamada.
La vida contemplativa es poco conocida, con frecuencia poco
apreciada e incluso criticada, está tan alejada a veces, y es tan
contraria a las costumbres del mundo moderno, que pocas/pocos se
encuentran preparados para experimentar su atractivo.
Sin embargo, hoy como ayer hay candidatos y candidatas que
continúan llamando a nuestras puertas. ¿Qué esperamos de ellos?
Un profundo deseo de consagrar su vida a la oración
y a la búsqueda de Dios en el amor. «Tengo sed del
Dios fuerte y vivo, ¿cuándo iré a ver el rostro de
Dios?» [Salmo 42,2].
El atractivo de la soledad acompaña el profundo
deseo, ya que es el marco en el que se desarrolla la
mayor parte de la vida del monje.
No obstante, como los Cartujos no son ermitaños en
sentido propio, no se debe infravalorar la parte de vida
común.
Entre otras cualidades indispensables, el equilibrio y el recto juicio
ocupan el primer puesto. Todavía se pueden agregar la madurez
afectiva, capaz de preparar a un compromiso de por vida; el espíritu
de fe y la apertura: que esté dispuesto a dejarse guiar por la
obediencia; y un estado de salud suficiente.
La llamada a la vida cartujana se manifestará con frecuencia por un
deseo que puede aparecer de repente, a continuación de una
experiencia espiritual importante; o por el contrario, madurar poco a
poco a lo largo de los años. Cada caso es diferente. En la práctica, no
es fácil juzgar a distancia con exactitud sus propios atractivos y
aptitudes.
Debido a esto, será necesario que el aspirante a monje
realice uno o dos retiros, más o menos prolongados, en
La Cartuja: para discernir la llamada de Dios.
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Las etapas de la formación
Antes de entrar en el Monasterio
Si alguno/a pretende incorporarse a un Monasterio, ante todo debe
madurar seriamente su deseo en la oración. Tal decisión no debe
tomarse sin antes reflexionar.
Después, debe ponerse en contacto con un Monasterio, exponiendo
lo mejor posible lo que le atrae hacia la vida cartujana.
Como contestación, seguramente se le pedirán algunos informes
necesarios acerca de sus estudios, familia, etc.
Si parece oportuno, se le propondrá hacer un retiro en el Monasterio
con el fin de que pueda hacer una experiencia de este género de vida.
Fuera de casos como éste, los Cartujos no aceptan personas que
desean hacer un retiro, dado que su objetivo es otro. Si la experiencia
resulta positiva, puede suceder que aún se le pida demorar cierto
tiempo el ingreso, para probar [tiempo de pre-postulantado]. O, al
contrario, que se le permita ingresar cuando le parezca.
Postulantado y noviciado
Al ingresar al Monasterio, el candidato comienza el periodo de
postulantado, que dura de 3 meses a un año.
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Finalizado este periodo y confirmada su vocación, el aspirante tomará
el hábito cartujano y comenzará el noviciado, que dura 2 años.
A continuación, vienen los votos temporales por 3 años, que después
se renuevan por otros 2 años más.
Al final tiene lugar la profesión solemne, por la cual el monje se
compromete definitivamente ante Dios y ante la Iglesia.
Las personas de menos de 45 años son las adecuadas para
emprender este género de vida cartujano
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…los solitarios Cartujos viven todavía en el mismo
desierto donde continúan su vida de oración y de trabajo.
Pequeño grupo, en cuyo interior c/u vive la mayor parte
en solitario. Estos monjes y monjas están unidos bajo un
Prior o Abadesa, según el caso, y se reúnen 3 veces al día
para la Eucaristía y el canto de la Liturgia de las Horas.
Continúan incansablemente, ya sea en los talleres de
trabajo o en los campos, su búsqueda de Dios, que les ha
conducido y reunido en este lugar.
Buscando un libre espacio interior, han escogido esta
soledad. En ella se imponen voluntariamente privaciones
importantes, con el único fin de mantenerse más abiertos
a lo Absoluto de Dios y a la caridad de Cristo.
Así, estabilizados en este desierto, con radical separación
del mundo, bajo gran dependencia de Dios llevan una
vida pobre y sencilla, desapegada del mundo y de sus
cosas, en el celibato, como Cristo [su Maestro] a fin de
permanecer más disponibles a los dones de la Salvación y
de la comunión fraterna.
En la oración y la meditación, escuchan constantemente
la llamada a ser más, a obrar mejor. La Palabra de Dios
llena su silencio. Por el desprendimiento y el trabajo,
son solidarios de todos aquellos que sufren, dondequiera
que se encuentren.
Con un profundo sentimiento en el corazón de atracción
hacia horizontes más profundos, en los que sólo se
percibe la imagen de Dios en Cristo, crucificado pero
vivo, esperanza de su gloria. De esta forma, ocultos al
mundo, en el corazón de la humanidad, son la
memoria indeleble de su origen divino, el continuo
recuerdo de su destino espiritual para todos los
hombres, la salvaguarda de una libertad personal cada
vez más amenazada y asfixiada, el deseo ardiente de lo
Eterno, la garantía de un progreso interior ilimitado.
Sujetos a la soledad del eremitorio y de la celda, para
dilatarse mejor en el corazón de Dios.
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Cuadro 2º: El combate de Jacob
“Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los
humildes” [1 Pedro 5,5].
El desierto es un fuego purificador. Todas las
mezquindades que hemos dejado introducirse, aparecen
con claridad. Todo el mal que hay en nosotros, queda
patente. Descubrimos nuestra propia miseria, nuestra
profunda debilidad, nuestra absoluta impotencia.
Aquí, no es posible disimular los artificios que
empleamos para ocultar estos aspectos que nos
desagradan y que están en nosotros, tan alejados del
deseo de Aquel que lo ve todo y lo penetra todo. Resulta
evidente que nos justificamos con demasiada facilidad,
considerando nuestros defectos como “rasgos de
carácter”.
Aquí nos volvemos vulnerables. No hay escapatoria. No
hay distracción que amortigüe, ni excusa que dispense.
Es imposible evitar el cara a cara con la realidad que
somos nosotros, retirar los ojos de esta miseria sin
remedio que nos deja totalmente desnudos.
Aquí se cuartean las falsas construcciones, todos esos
muros que hemos levantado para protegernos porque
¡quién podrá decir con cuánta frecuencia buscamos
engañarnos, tanto o más que a los demás! Pero la
pretensión de conocer las realidades divinas desaparece
ante Aquél que permanece totalmente Otro.
Es un camino abrupto, en la oscuridad, a tientas,
guiado únicamente por la fe. Pero es un camino de
verdad. Todas nuestras seguridades personales
quedarán enganchadas en las zarzas del sendero y
nos dejarán con esta única certeza: POR NOSOTROS
MISMOS, NADA PODEMOS.
Es ahí donde Dios nos espera, porque no se puede llenar
más que un recipiente vacío; y si Él nos quiere llenar de
Sí mismo, primero debe despojarnos de todo lo que
nos estorba.
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Para realizar un trabajo infinitamente delicado, el Artista
Divino tiene necesidad de un material sin resistencia.
Entonces su mano sabrá suscitar de nuestra miseria
verdaderas maravillas que permanecerán ocultas a
nuestros ojos. Toda nuestra alegría consistirá en
dejarnos transformar por Aquél que lleva por
nombre: Amor.
Cuadro 3º: La obra de la gracia
Canciones entre el alma y el Esposo
Esposo
Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma
al aire de tu vuelo, y fresco toma.
Esposa
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y corran sus olores,
y pacerá el Amado entre las flores.
18. ¡Oh ninfas de Judea!
En tanto que en las flores y rosales
el ámbar perfumea,
morá en los arrabales,
y no queráis tocar nuestros umbrales.
19. Escóndete, Carillo,
y mira con tu haz a las montañas,
y no quieras decillo:
mas mira las compañas
de la que va por ínsulas extrañas.
Esposo
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Esposa
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Horario de un día durante la semana
Para un monje/una monja del claustro
Se trata de un horario-tipo, que en realidad varía según las casas, y en
una misma casa según cada uno. Color gris: los oficios en la Iglesia.
Maitines, Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas,
son los nombres de los oficios que dan ritmo fundamental a la
jornada. Cada hora del oficio del día es precedida o seguida del oficio
de la Santísima Virgen.
Laudes de la Santísima
En la celda. A continuación, acostarse sin tardanza.
Virgen
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Horario Objeto Precisiones
Angelus
12h00
Sexta
14h00 Nona
Vísperas de la Santísima
16h00
Virgen
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Horario Objeto Precisiones
https://www.youtube.com/watch?v=NC_TaSCuef8&t=346s
¿Qué motivos no son válidos para ser Cartujo?
Los desengaños de la vida. El deseo de una existencia tranquila, sin problemas.
Cualquier móvil egoísta. El único motivo válido es la búsqueda de valores
perennes, la búsqueda de Dios más o menos clara o al menos presentida.
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La Santidad como camino
«Deja el amor del mundo y sus dulcedumbres, como
sueños de los que uno despierta. Arroja tus cuidados.
Abandona todo pensamiento vano. Renuncia a tu cuerpo
sin dejar de habitarlo.
Porque vivir de la oración no significa sino enajenarse del
mundo visible e invisible. Nada. A no ser el unirme a Ti en
la oración de recogimiento. Unos desean la gloria, otros
las riquezas, yo anhelo sólo a Dios y pongo en Ti, mi Señor,
solamente la esperanza de mi alma devastada por la
pasión de amarte con locura cada día»
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«Tu elevación queda en el
secreto de Dios, sin duda. Él
no te dirá nada. Haz lo que
esté en tu mano. Ama.
Ofrece a menudo a Dios la
santidad inigualable de Jesús, de la Santísima Virgen
María y de los santos vivos y difuntos. Todo eso te
pertenece a ti, beneficiario de la Comunión de todos los
Santos. Ofrécele la santidad global del Cuerpo Místico de
Cristo. Esto es lo que glorifica a Dios. Tú eres miembro de
Ese Cuerpo, el menos notable quizás, pero no sin utilidad.
Di con convicción y serenidad: Santa María, Madre de Dios,
ruega por mí, pobre pecador/a. Y vive en paz bajo las alas
protectoras del Dios que te ama»
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El puro amor de Dios es un filtro Divino. Expulsará de tu
alma no sólo todo lo que le es contrario, lo que no la
alimenta. Se opondrá totalmente a todo ruido capaz de
sofocar o alterar Su Voz.
Un silencio lo envolvía todo, y al mediar la noche su carrera, Tu
Palabra Todopoderosa, Señor, vino desde el trono real de los
cielos» [Sabiduría 18,14-15].
Dios viene cuando todo duerme sobre la Tierra, todo lo que
es de la Tierra»
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¡Es tan tranquilizante pensar que el Padre tiene en Sus Manos el
mundo y el corazón de todos los hombres!
Todo ocurre porque Él quiere y lo permite.
Nada se hace que Él no permita.
¿Por qué angustiarse por vanas preocupaciones?»
«No recuerdes.
No reavives ningún mal recuerdo. El mal arrepentido está
perdonado. La generosidad del amor presente repara el
pasado. Olvida las acciones concretas.
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Basta mantenerte delante de Dios Padre, como pecador
beneficiario de Su Infinita Misericordia. El mal es nada
frente a Su Amor. ¿Para qué recordarlo? Piensa solamente
en la Gracia de Jesucristo, que te ha salvado, en el olvido
eterno de tus faltas que Dios ha destruido.
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https://www.youtube.com/watch?v=i-x3g0OIaJ0
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De ti, como de Moisés, dirá:
“Él vive permanente en mi casa. Cara a cara
hablo con él, y a las claras, no por figuras; y él
contempla el semblante de Yahvé” [Núm. 12,7-8]
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Acepta ser derribado al primer golpe y ruega dulcemente
a Dios que haga triunfar Su verdad en ti mismo y en los
demás. Y… a otra cosa.
Tu alma no es un fórum, sino un santuario.
Se trata, para ti, no de tener razón, sino de embalsamar a
tu alrededor con el perfume de tu amor.
https://www.youtube.com/watch?v=fCz_kNFludA&list=R
DQMqJqrqKnEUGw&index=8
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Cuando piensas en ti, tu imagen tan grosera sustituye a
la purísima belleza de Dios en el espejo de tu alma.
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Contempla Su Bello Rostro de la Santa Faz, lacerado
y doloroso, vuelto hacia ti.
Ofrécele, unida y en calma, el espejo virgen de tu
alma: en la Tierra, esa es para ti la imagen que
agrada a Dios.
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Haz todo lo que esté en tus manos.
Ama. Ofrece a menudo a Dios la santidad inigualable de Jesús, de la
Santísima Virgen María y de los santos vivos y difuntos. Todo eso te
pertenece a ti, beneficiaria de la Comunión de los Santos.
Ofrécele a Dios la santidad global del Cuerpo Místico de Cristo.
Eso es lo que glorifica a Dios.
Tú eres miembro de ese Cuerpo, el menos noble quizás, pero no por
ello sin utilidad.
Di con convicción y serenidad: “Santa María, Madre de Dios, ruega
por mí, pobre pecadora”. Y vive en paz bajo las alas protectoras del
Dios que te ama.
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“El corazón, cuando se endurece, no es libre; y si no es libre, es porque no ama: así
terminaba el Apóstol Juan en la primera Lectura. El amor perfecto disipa el temor: en
el amor no hay temor, porque el temor supone un castigo y quien teme no es
perfecto en el amor. No es libre. Siempre tiene temor de que suceda algo
doloroso, triste. Que me vaya mal en la vida o que ponga en peligro mi salvación
eterna… Tantas imaginaciones porque no ama. Quien no ama no es libre”
[Papa Francisco]
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La maravillosa y misteriosa vida solitaria
Las monjas y los monjes Cartujos llevan una vida solitaria consagrada
a la oración contemplativa. ¿En qué consiste este tipo de oración y
de estilo de vida?
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enseña a ver todo a la luz de Su Verdad y de Su Compasión y Amor
por toda la humanidad.
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La oración contemplativa es la expresión sencilla del misterio de
la oración. Es una mirada de fe, fijada en Jesús, una escucha de
la Palabra de Dios, un silencioso amor. Realiza la unión con la
oración de Cristo en la medida que me hace participar de Su
Misterio.
https://www.youtube.com/watch?v=CBwh1OXw6uI&list=RD
QMqJqrqKnEUGw
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Lo que se hace no es recordar un hecho histórico de forma
artificial, sino actualizar la historia de la Salvación compuesta
de eventos situados en la historia, pero con alcance universal.
Cuando muere, Cristo muere por los pecados de todos los seres
humanos de todos los tiempos, los redime. Cuando nace, nace
para todos los hombres de todas las edades de la historia. Sus
enseñanzas son también para siempre y para todos.
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Hasta llegar a los efectos y las mociones de la voluntad que
engendran la decisión de la entrega, el seguimiento y la
imitación.
Al final, se recogen los frutos de la contemplación, ¡que son
muchos! Y lo más importante: me hace partícipe del misterio de
Cristo Salvador y Redentor.
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“La oración es un don de la gracia y una respuesta decidida por nuestra parte. Supone
siempre un esfuerzo. Los grandes orantes, la Madre de Dios y los santos con Él,
enseñan que la oración es un combate. ¿Contra quién? Contra uno mismo y contra las
astucias del Tentador que hace todo lo posible por separarme de la oración, de la unión
con mi Dios. Se ora como se vive, porque se vive como se ora. El que no quiere
actuar habitualmente según el Espíritu de Cristo, tampoco podrá orar habitualmente
en Su Nombre. El combate espiritual de la vida nueva del cristiano es inseparable del
combate de la oración” [Catecismo de la Iglesia Católica 2725].
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De todas formas, hay que pedir a Dios la gracia de elegirlo
siempre a Él y únicamente a Él, no a la distracción.
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Vale todo abandonar momentáneamente muchas cosas, para
meterse a fondo en la oración de contemplación; y después,
salir de ello enriquecido.
La oración contemplativa
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El sustento de los monjes en la Orden Cartuja está en buena parte
asegurado por la comercialización del licor a base de hierbas
maceradas, los productos de artesanía provenientes del taller, la talla
de esculturas y la pintura de íconos religiosos, el cultivo de la huerta
de hortalizas y legumbres orgánicas, y la avicultura con huevos de
granja.
El monje/la monja Cartuja pasa la mayor parte del día en su
ermita, donde ora, estudia, trabaja, come y duerme.
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Junto al zaguán hay un taller donde el monje puede trabajar. Un
pequeño jardín donde el monje cultiva sus flores, hortalizas y que le
sirve de asueto, completa la planta baja de la ermita.
En la planta superior se encuentra el oratorio, una pequeña
habitación que sirve de estudio. Luego el dormitorio y el
servicio.
La vida del Cartujo tiene que conjugar aspectos tan opuestos como la
vida eremítica y la vida comunitaria, la soledad y la vida fraterna, el
silencio y la cordialidad.
En la síntesis está el equilibrio.
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Los Cartujos defienden con firmeza su silencio y retiro del mundo para poder
vivir su carisma propio y específico, huyen de la publicidad y raramente
conceden entrevistas a los medios de comunicación. No es de extrañar que por
ello sean poco conocidos. Sin embargo, la vida solitaria y en paz de los Cartujos
ha atraído siempre a hombres y mujeres hambrientos de infinito.
__________________________________________________________
“Encantado de ser Cartujo”:
http://www.vocatiochartreux.org/ENCANTADO%20DE%20SER%20CARTUJO.html
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Tres etapas en la vida contemplativa
Primera etapa
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La oración del principiante es vocal, pudiendo ser de
oraciones ya hechas u oraciones espontáneas, como
una conversación con Dios. Poco a poco, la oración se
va simplificando cada vez más hasta intentar la
oración de recogimiento.
Si el alma va respondiendo generosamente a la gracia,
el Señor suele enviar gozos sensibles en la oración o en
la lectura de la Palabra.
-En esta etapa existe el peligro de habituarse y
complacerse demasiado en la gratificación que
puede venir con la oración de recogimiento,
como si lo sensible fuera un fin y no un medio.
-Se corre el riesgo de caer en lo que San Juan de
la Cruz denomina “gula espiritual” y también es
un inconsciente orgullo sobre las cosas
espirituales, al considerar inferiores a los
demás.
-Sin embargo, en esta etapa comienzan a brotar
los primeros grados de humildad, que hacen que
desconfiemos de nuestras fuerzas y que
confiemos en Dios.
Segunda etapa
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arrepentimiento “lloró amargamente” [Mt. 26,75]. Y no sólo recuperó
la gracia perdida, sino que fue ascendido a un grado superior. El Señor
lo curó de su presunción [cfr. Jn. 13, 6-38] para que fuera más humilde,
poniendo su confianza en Dios y no en sí mismo.
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y Ascensión, culminando con Pentecostés. Estos
misterios se me ofrecen en toda su riqueza a través del
Santo Rosario y del Viacrucis.
-En esta etapa, el Santo Rosario YA NO ES
UNA REPETICIÓN MECÁNICA de
Avemarías, sino LA OPORTUNIDAD PARA
PENETRAR EN LOS MISTERIOS DE LA
INFANCIA, LA PASIÓN Y LA GLORIA DE
CRISTO.
-Estas devociones se convierten, así, en
VERDADERAS PRÁCTICAS DE
CONTEMPLACIÓN Y DE INFLUJO DEL
ESPÍRITU SANTO.
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LOS MISTERIOS GLORIOSOS me muestran el camino
que me lleva a la perfecta felicidad eterna, frente a la
fragilidad e insuficiencia de las cosas terrenas, todas
temporales.
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Llamados por los místicos GRACIAS EXTRAORDINARIAS: son
dados para utilidad de la comunidad.
Segunda etapa
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Tal como aconteció a los Apóstoles el día de la
Ascensión del Señor.
Hasta ese momento, su intimidad con Él iba
siempre en aumento; pero ese día, Jesús subió a los
Cielos, de modo que ya no le verían más en la
Tierra: les dejó privados de Su Presencia y de Sus
Palabras que les daban vida.
Los Apóstoles debieron sentirse muy solos,
aislados y abandonados, penando en las
dificultades de la misión que les había
encomendado: la conversión de un mundo impío,
sumergido en los errores del paganismo, y en las
persecuciones y los sufrimientos que les
esperaban. Debieron recordar las palabras de
Jesús: “Conviene que yo me vaya, porque si no me
voy, el Divino Consolador no vendrá a vosotros;
mas, si yo me voy, os lo enviaré” [Juan 16,7] = es
decir, convenía que les privara de Su Presencia
Sensible, pues estaban aficionados a la
humanidad de Cristo y no podían elevarse al amor
espiritual de Su Divinidad: no estaban preparados
aún para recibir al Espíritu Santo.
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En esta prueba, como en otras, debemos creer muy firmemente en lo
que el Señor nos ha dicho acerca de la eficacia purificadora del
sufrimiento y de la cruz, y esperar contra todas las apariencias,
orando continuamente.
Así describe Santa Teresa de Jesús esta noche oscura del alma:
“¡Oh, válgame Dios! Y qué son los trabajos interiores
y exteriores que padece un alma hasta que entre en
la séptima morada… Ningún consuelo se admite en
esta tempestad… En fin, que ningún remedio hay en
esta tempestad, sino aguardar la misericordia de
Dios, que a deshora, con una palabra suya o una
ocasión, le quita todo tan de presto, que parece no
hubo nublado en aquella alma, según queda llena de
sol y de mucho más consuelo”.
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Esta tercera fase lleva a la unión total del alma con Dios, el más
alto grado de unión con Dios posible en la Tierra. Santa Teresa de
Jesús la define como “EL MATRIMONIO ESPIRITUAL”. Y San Juan
de la Cruz, “LA TRANSFORMACIÓN TOTAL EN EL AMADO, EN
QUE SE ENTREGAN AMBAS PARTES POR TOTAL POSESIÓN DE
LA UNA A LA OTRA”.
Depende de una perfecta donación del alma a Dios
y de Dios al alma.
El alma humana NO es parte ni pasa a formar
parte de la Divinidad [como proponen el monismo y
el panteísmo].
La transformación total en Dios [de la que habla
San Juan de la Cruz] no se da por “fusión” con la
Divinidad, sino por “posesión” = el alma se entrega
totalmente a Dios, que la posee tomando la
dirección de toda su vida e inspirándola en cada
uno de sus actos = y la creatura posee a su Dios, no
sólo como a quien mora en ella sino como a quien
la vivifica, la mueve y la gobierna.
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_________________________
“Encantado/a de ser Cartujo/a”:
http://www.vocatiochartreux.org/ENCANTADO%20DE%20SER%20CARTUJO.html
http://www.cartujadeportacoeli.org/
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A diario, son muchos los curiosos que quieren adentrarse en ella. Pero
sólo cruzan la primera puerta y contemplan los campos que trabajan
los hermanos legos, una panorámica sorprendente.
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Los monjes no salen de sus celdas
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Luego rezan Completas.
Y vuelta a empezar.
Los días festivos y domingos comen en el Refectorio, todos juntos.
Como todos juntos van de paseo por 4 horas el domingo en la tarde:
hermanos y padres salen a pasear por la montaña, por separado,
donde sí pueden hablar entre sí.
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Los monjes de este Monasterio sólo pueden recibir 2 visitas al año
de familiares y amigos. A la calle salen sólo por una operación
quirúrgica, consulta médica especialista o pruebas de laboratorio.
Van rapados al cero. Sus hábitos son telas de lino, muy bien
conservadas pero viejas. Nunca comen carne, sólo verduras, granos,
cereales, frutas, vegetales y hortalizas que ellos mismos cultivan.
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“Permanece asiduamente en tu santuario interior…
No te des a nada con exceso; conténtate con el uso sencillo de las cosas
presentes de las que hay que ocuparse cuando es preciso, sin que tu
corazón se pegue a ellas.
Remite a Dios enseguida todo acontecimiento triste o alegre.
Vive sin multiplicidad, a fin de que Dios permanezca presente en ti.
_________________________
La soledad es la atmósfera predominante de la vida cartujana.
Lo que era la soledad del desierto para los antiguos monjes del
oriente cristiano, es para el cartujo la soledad de su Monasterio y de
su ermita dentro de él.
“Hemos sido llamados especialmente a la vida solitaria”, declaran
desde sus Estatutos Cartujanos.
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Si el Cartujo busca y emplea la soledad, no es precisamente para
llevar una existencia sin preocupaciones, sino para imitar a los
antiguos atletas del desierto en los duros combates del espíritu, a fin
de liberarse totalmente de todo lo terreno y de sí mismo, para
abrirse a la influencia del Espíritu de Dios que desea transformar
nuestro corazón en luz.
“La alabanza más elevada y auténtica es este silencio. Silencio que ahora el Espíritu hace
que resuene con la Palabra Eterna. Un silencio lleno de esperanza. Simple mirada
dirigida a Aquél que está ahí”.
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Para ellos, es un elemento crucial en el camino hacia Dios.
Se podrían multiplicar las citas, pero Dionisio -insigne místico
Cartujano- lo explica a la perfección:
“¡Oh, alma mía! Sufres mucho porque piensas en demasiadas cosas. Deja
todo eso y no pienses más que en lo único necesario. Así, tu trabajo será
menos duro. Pero si quieres y puedes, no pienses en las cosas creadas y no
sufrirás más, tendrás paz en el silencio interior, en el reposo con Dios que
place al Señor más que todo trabajo y que cualquier otro ejercicio”.
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San Juan Clímaco -sabio monje del siglo VI- resume así los
beneficios del silencio:
“El silencio es madre de la oración, reparo de la distracción, examen de
los pensamientos, atalaya de enemigos, incentivo de la devoción,
compañero perpetuo del llanto, amigo de las lágrimas, recordatorio de la
muerte, pintor de tormentos, inquisidor del juicio divino, sostén de la
santa tristeza, enemigo de la presunción, esposo de la quietud, adversario
de la ambición, auxiliar de la sabiduría, obrero de la meditación, progreso
secreto para un secreto acercamiento a Dios”.
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¿Cómo logran, en pleno trabajo, conservar el espíritu de oración y
soledad?
Los Estatutos de la Orden aconsejan usar frecuentemente
jaculatorias. Incluso, interrumpir el trabajo con breves
momentos de oración.
¿Qué hacen y dónde están los Hermanos entre la Santa Misa y la hora
del trabajo?
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En sus celdas, dedicados a la oración contemplativa, a la
adoración y a la lectura espiritual. Acabado el trabajo, al
mediodía, antes de la comida, hacen una visita al
Santísimo Sacramento del Altar durante 15 minutos. Por
la tarde, frecuentemente interrumpen el trabajo para
dirigirse a la Iglesia y cantar las Vísperas con los Padres,
aunque no están obligados a ello. Su jornada de trabajo
finaliza hacia las 6:30 pm. Antes de cenar, algunos
aprovechan para hacer otra visita de 15 minutos al
Santísimo Sacramento del Altar. Habiendo cenado,
terminan los rezos que ponen fin a la jornada Cartujana
y se van a dormir hacia las 8 de la noche. A medianoche
se levantan para asistir a los Maitines con los Padres y
vuelven a dormir hacia las 2 de la madrugada, antes que
los Padres, pues no están obligados a asistir a los Laudes
-salvo en días festivos. Al llegar a sus celdas, antes de
dormir, los Hermanos dedican un cuarto de hora a la
llamada “oración materna”, que hace tomar conciencia
al Hermano Cartujo de su papel de intercesor: postrado
en tierra, va exponiendo al Señor, lentamente, las
necesidades de la Iglesia, del mundo y de sus
Hermanos. Nadie escapa a las intenciones de esta
oración: desde el Papa, hasta el último pecador de la
noche en que descansan sus hermanos, los hombres.
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Espiritualidad de La Cartuja
Aspectos característicos
A DIOS SÓLO
Pero este bello ideal exige un clima adecuado para desarrollarse. Este
clima lo forman los usos u observancias Cartujanas, que encuentran
así su verdadero sentido.
Consideradas aisladamente, sin relación con su fin, serían
incomprensibles y no pasarían de ser una colección de prácticas
curiosas desde el ascetismo.
LA SOLEDAD Y EL SILENCIO
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Estatutos de La Cartuja: “Los Fundadores de nuestra Orden
seguían la luz de Oriente, la de aquellos antiguos monjes que,
con el recuerdo de la sangre derramada por Nuestro Señor
Jesucristo aún fresco en sus corazones, llenaron los desiertos
para gozar de las ventajas de la soledad y de la pobreza de
espíritu”.
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Es un presagio transitorio de dicha eterna, que está destinado a
estimular e inspirar al destinatario en su viaje espiritual. De este
modo, Dios quiere que perseveremos cuando Él nos concede este
hermoso regalo.
Como todos los dones de este tipo [“carismáticos”] está dado libremente
por el Espíritu Santo de acuerdo con la sabiduría de Dios.
Puede suceder una o varias veces, incluso puede repetirse durante
toda la vida, aunque ciertamente no tiene por qué.
En sí mismo, el don de lágrimas no es un indicativo de que alguien ha
alcanzado un alto nivel de santidad, ni crea directamente un mayor
grado de unión con Dios. Más bien: tiene la intención de animar a la
persona que lo recibe y a los que lo presencian.
En este sentido, es un poderoso estimulante para una mayor fidelidad a la
voluntad de Dios en la propia vida. Confirma las buenas decisiones ya
tomadas. Y es un escudo contra las tentaciones futuras.
Si alguien recibe este regalo, debe aceptarlo con GRATITUD Y
HUMILDAD, pero no construir su vida alrededor de él.
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No podemos estar absolutamente seguros de que un don espiritual como
el don de lágrimas, la contemplación u otro más se derive de Dios. El
Tentador sabe cómo atraernos con sigilo, incluso a través de tales
experiencias aparentemente benévolas y santas.
Como todas las maravillas inexplicables y sobrenaturales, hay que
exhibir una santa indiferencia hacia delicias espirituales
sensoriales. Cuando todo lo demás se desvanece y nos quedamos sólo
con el desierto en el corazón, sabemos que nuestra fidelidad -a pesar de la
ausencia de las maravillas sobrenaturales- es agradable a Dios y le
muestra cuánto Lo amamos a Él, no por causa de lo que Él nos da.
PÁGINA 71
Pero el monje Cartujo sabe muy bien que eso no es todo, ni siquiera
lo principal.
EL SOSIEGO ESPIRITUAL
Este sentir que ya sólo le llena Dios, produce tal sensación de libertad
interior y de gozo, que es difícil -si no, imposible- expresar con las
palabras. Esta experiencia contemplativa se trata de un proceso
espiritual que encontramos descrito ya en la espiritualidad de los
monjes del Desierto, como Evagrio, y en general en los místicos
cristianos de todos los tiempos.
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El ambiente de soledad, el silencio de todo ruido perturbador de los
deseos y las imágenes terrenas, la atención tranquila y sosegada de la
mente en Dios, favorecida por la oración y la lectura pausada,
desembocan en esa «quies» [reposo del alma en Dios]. Reposo
simple, endiosado y gozoso, que hace sentir al monje -de alguna
manera- la belleza de la vida eterna.
FIDELIDAD A LA CRUZ
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Son penitencias y sacrificios que cualquiera puede hacer en su casa o
en su lugar de trabajo, sea donde sea que viva: el horario de oración;
la vida en silencio, aunque están rodeados de los demás Hermanos;
un día de ayuno a la semana [viernes] donde sólo comen pan, agua y
fruta; no comen carne porque respetan a todos los seres vivos y
comen pocas raciones de comida; alejados de los medios de
comunicación y de la tecnología, etc. En todo caso, son penitencias
que respetan la dignidad humana y no la llevan a extremos.
Posiblemente estas son las negaciones más costosas y las que más
afectan al novicio. Sin embargo, aquellas personas que han vivido
introspectivamente su vida, se adaptarán fácilmente a la vida Cartuja.
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AYUNO Y COMIDA
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Estos son los aspectos más destacados de la ascesis cartujana. La
Orden los juzga suficientes y con un gran sentido de prudencia,
ordena formalmente que “nadie se entregue a ejercicios de
penitencia fuera de los indicados en los Estatutos, a no ser con el
conocimiento y aprobación de su Prior”.
La soledad
El silencio
La «quies» cartujana [sosiego, reposo espiritual]
La simplicidad de costumbres
La vida austera
Estos son los rasgos más destacados del espíritu Cartujano, que
coincide con las líneas maestras de la espiritualidad del Desierto.
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Peculiaridades de La Cartuja
EL CARTUJO:
UN ERMITAÑO INTEGRADO EN UNA FAMILIA
MONÁSTICA
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Su carisma específico NO ES cuidar enfermos, ni predicar, ni educar
a la juventud, ni trabajar por una comunidad en conflicto. La
Cartuja no es una institución puramente eremítica:
La vida solitaria está equilibrada con una parte
importante de vida comunitaria, parte esencial del
carisma cartujano.
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LAS CELDAS:
SANTUARIOS
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El Cartujo pasa la mayor parte de su vida en la celda.
Estatutos: “la celda es para el Cartujo lo que el agua
para el pez y el aprisco para las ovejas”.
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El mobiliario de esta habitación está formado por una
mesa y una silla de madera, una pequeña estantería para
los libros y al fondo de la habitación, presidiéndolo todo,
un pequeño altar y un reclinatorio para hacer la oración.
A un lado, una sencilla cama. Junto a la puerta de
entrada, otra que da acceso al cuarto de baño.
Esta es la celda del Cartujo, en ella pasa sus días y
sus años en silencio, a solas con el Señor.
Estatutos de La Cartuja:
Se unen a esta larga tradición monástica que considera la
celda «casi como la antesala del cielo. Ésta es, pues,
la tierra santa y el lugar donde el Señor y su siervo
conversan a menudo como entre amigos.
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«Donde el alma fiel se une frecuentemente a la
Palabra de Dios y la esposa vive en compañía del
Esposo. Donde se unen lo terreno y lo celestial, lo
humano y lo divino».
https://www.youtube.com/watch?v=21Rdd4R2vqU
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El Padre le enseñará también a luchar contra las
tentaciones de desaliento, a acostumbrarse poco a
poco a la tranquila escucha del corazón y a dejar
entrar a Dios Nuestro Señor en su interior.
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PÁGINA 83
«En la soledad, quien descuida abrir su corazón a un guía experto, se
expone a avanzar menos de lo debido o a cansarse por demasiado
correr»
Estatutos 28,2
“Aceptar al Espíritu,
a uno mismo y al semejante”
San Bruno
https://www.youtube.com/watch?v=Ei88J4lERbk&index=2&list=PLvWAm6_xFjZlg7x7j_ml09f4
6xHEjel4g
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Incluso con aquel al que espontáneamente amo mucho, yo debo ser
acogedor, no ser posesivo ni devorarlo; al contrario, acogerlo tal
como es, dejarlo ser, de manera que después de haber sido acogido
por mí, él sea aún más él mismo: que yo le haya ayudado a recibirte
a Ti, Señor Jesús.
Si quiero realmente ser acogedor de todo lo que viene del Padre,
tengo que acoger a todos los hombres que Él me envía; además,
acoger todo lo que me da en la realidad que me rodea: lo bonito y lo
menos bonito, lo que afecta mis sentidos… Porque es Él, mi Dios, el
principio de todo y la raíz de todos estos seres. Tengo que ser con
ellos infinitamente acogedor, sin juzgarlos.
Finalmente, es necesario que yo me acoja a mí mismo, sin
condenarme ni alabarme. Este ser, este cuerpo y este espíritu que
soy yo, no me pertenecen; mejor dicho, si me pertenecen, es porque
el Padre me los ha dado y debo cuidarlos mientras sean prestados.
PÁGINA 85
Y si su amor a lo eterno es tal cual debe ser, entonces es invencible y
eterno.
Si alguien te arrancase los cabellos, no te haría daño ninguno si no
estuviesen adheridos al cráneo.
Así también, nadie te herirá lo más mínimo sino cuando toque lo
que ha echado raíces en ti por un desordenado afecto.
Y cuantas más sean estas cosas, y más hondas sus raíces, mayores
también y más profundos serán los dolores que causarán.
O arrancas de raíz tu desordenado afecto a los bienes sensibles, o
disponte a turbarte, temer y angustiarte, cuando no hay de qué.
El alma humana es atormentada, y con razón, siempre que ella se
meta entre espinas: es decir, siempre que ame algo fuera del Señor.
Poseer a Dios es posesión segura.
No se le puede perder mientras no se aparte de Él nuestra voluntad.
Nada, por tanto, nos daña más que nuestras afecciones
desordenadas.
De cuántas aficiones, causa quizá de tu perdición, te libró la verdad:
el Señor.
De cuántas tristezas, temores y aflicciones.
Lo mismo de los odios.
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Reflexiones de La Cartuja
PÁGINA 86
Cómo combatir las obsesiones interiores
PÁGINA 87
“El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a
sí mismo, que tome su cruz y me siga” [Mateo
16,24].
Paciencia.
Es duro, pero compensa.
Cuando las tribulaciones aparecen, lo primero es
identificarlas, acotarlas [cercarlas, delimitarlas] y
esperar.
No actúes sin pensar ni te dejes llevar por ellas.
Todas son temporales y ninguna es terrible en
realidad, porque si Dios las permite tienen su
beneficio.
PÁGINA 88
Evitar las discusiones interiores
Dice el texto:
«Observa, un solo día, el curso de tus
pensamientos. Su frecuencia y la viveza de
tus discusiones interiores con interlocutores
imaginarios, te sorprenderán».
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Démonos un respiro.
Hagamos como dicen los Cartujos: tomemos
conciencia de nosotros mismos, observándonos.
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Utilizando frases del texto, todas con gran sentido:
+La muerte+
PÁGINA 91
no penséis en vivir más.
La muerte vence a cualquiera.
+El Cartujo+
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La muerte y el morir
Madre Angélica
Mientras más soy como el Señor, mientras más lo imito en mi vida, más
clara es mi vida
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Cuando recibo la Sagrada Eucaristía con respeto, mi alma comienza a
rebosarse y entonces mi prójimo puede tomar todo lo que quiera: todo
el amor, la comprensión y la caridad de Dios
Una de las cosas grandes que nos separan de Dios es la muerte. ¡Es tan
definitiva! No importa quién seas, lo inteligente que seas o lo que
tengas en esta vida: tu fosa será la misma de todo el mundo. Y es tan
aterrador, porque está por encima de todo: tus planes, todo lo que
quieres hacer. Especialmente la muerte repentina, es la más difícil de
aceptar
PÁGINA 93
Cuando no aceptamos lo que somos y la realidad presente, empezamos
a romper nuestra maravillosa unidad con Dios
Escritos Cartujanos
PÁGINA 94
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«Cuando una persona está más cerca de Jesús que del
mundo, se torna más mansa, más cariñosa, más papá»
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retiró a un sitio mucho más alejado. Iba a hacer una nueva
fundación de monjes que vivieran en silencio y soledad,
dedicados por entero a la oración contemplativa, a adorar y
a alabar a Dios, y a hacer penitencia por la salvación de la
humanidad. Cuando joven, había definido su vocación a
partir de enterarse de lo que un hombre dijo al morir,
volviendo de la muerte, en su féretro: este hombre, que
tenía fama de ser una buena persona pero que en su vida
privada no lo era, se levantó tres veces en el ataúd durante
su funeral y dijo en voz alta; la primera vez dijo: HE SIDO
JUZGADO; la segunda vez: HE SIDO HALLADO CULPABLE; y la
tercera vez: HE SIDO CONDENADO. Ello llevó a Bruno a
alejarse de la vida mundana, hacerse monje y dedicarse
totalmente a la vida de oración y penitencia en un sitio bien
alejado de todos y de todo»
PÁGINA 96
«En cuanto te sea posible, con exacta obediencia y perfecta
caridad, evitarás estas cuatro cosas, los mayores obstáculos
al SILENCIO INTERIOR, y que vuelven imposible LA
CONTEMPLACIÓN HABITUAL: el ruido interior, las
discusiones interiores, las obsesiones y las preocupaciones
de ti mismo. ¡Hecho esto, habrás franqueado las puertas del
silencio!»
PÁGINA 97
«Confía a Dios todo lo que tienes de más querido,
parientes o amigos. ¿No son también hijos e hijas queridos
de Dios? ¿Los olvidará él cuando tú, por Su Amor, te has
exiliado de los brazos de ellos?»
PÁGINA 98
«Sepulta tu ternura para con los tuyos en el corazón de Dios.
Ámalos en Él, es infinitamente más profundo y más eficaz»
«REPRIME LA CURIOSIDAD,
no te informes de nada por la simple satisfacción
de saber. Destierra toda búsqueda de ciencia que no tenga a
Dios por fin. Nada más opuesto a la virginidad del alma que
la curiosidad. El objeto de nuestra vida contemplativa y las
necesidades de nuestra vida terrena determinan aquello de
lo que tenemos que informarnos. Deja el resto a los
profanos. Conocer, adorar, alabar a Dios: para nosotros,
solitarios y silenciosos, ése es el todo de la vida, lo único
necesario. Arroja por la borda lo accesorio. Eres ángel del
Apocalipsis, cuya única función es cantar, postrándose ante
el trono de Dios. ´La alabanza, la gloria, la sabiduría, la
acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza son de
Nuestro Dios por los siglos de los siglos´ [Ap. 7,12]»
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El amor de Dios, que comprende el del prójimo,
es más poderoso que todo
para arrastrar en la estela de Jesús a ti
y al mundo entero contigo. El pensamiento que tuvieras de
él no añadirá nada a esta acción eficaz»
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«No te ocupes de nada ni de nadie que no esté a tu cargo.
Sé feliz al ignorar lo que pasa en los trabajos, cómo se
administran, cuáles son las relaciones de cada uno. Ama a
todos tus hermanos con un amor igual, desprendido y
verdadero. Ten horror en mezclarte con asuntos que no te
competen. Reza por los que tienen el cargo. Para ti, ni
reflexiones, ni hables, ni busques saber por qué esto o
aquello. No prestes interés alguno a lo que oigas. Otros han
recibido el encargo de ello, para permitirte vacar
únicamente a Dios, en la libertad y el silencio del espíritu»
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PÁGINA 101
Escritos Cartujanos
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¿Quieres guardar limpio el espejo de tu alma?
No permitas que el pensamiento del que está cerca venga
a empañarlo. Si no estás encargado de los otros, no te
informes de su comportamiento. No hagas reflexiones
interiores al respecto, sobre todo a lo concerniente con
faltas o defectos. Ora solamente para que Dios sea amado,
alabado, adorado y glorificado y servido por todos.
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Si no buscas en ninguna cosa tu propia gloria, vivirás en una paz
inalterable, aunque tengas mucho que hacer aún. Una sola cosa
hay que temer: EL PECADO. Los caminos de Dios no son los
nuestros. Jesús triunfa por el fracaso. Nada ha cambiado desde
hace 20 siglos. Sé diligente, y pon los medios: es la Voluntad de
Dios. Pero quédate persuadido de que nada tendrá éxito más que
por Él. Si Él no lo quiere, acepta el fracaso, así como todas sus
consecuencias humillantes y desagradables. Entonces, serás
libre. Hacer lo que Dios quiere, eso es lo único que
importa, no el tener éxito. ¡Es tan tranquilizante pensar que el
Padre tiene en sus manos el mundo y el corazón de todos los
hombres! Todo ocurre porque Él quiere y porque Él lo permite.
Nada se hace que Él no lo permita. ¿Por qué angustiarse,
entonces, con vanas preocupaciones?
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“Un silencio lo envolvía todo y, al mediar la noche su
carrera, Tu Palabra es poderosa, Señor, vino desde el trono
real de los cielos” [Sabiduría 18, 14-15]. Dios viene cuando
todo duerme sobre la Tierra, todo lo que es de la Tierra.
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Acepta tranquilamente, con un alma dulce y silenciosa, todo mal
tratamiento que recibas. El hombre no es más que un
instrumento, es la mano amante y fuerte de Dios la que lo
guía, por ella busca quebrar tu soberbia y doblar tu
espinazo. Abstente de dialogar en tu interior, ni siquiera un
segundo, con propósito deliberado, sobre los que te hacen algún
mal. Nada útil sale de ese pretorio [palacio de Herodes]
clandestino: en el de Jerusalén, Jesús callaba.
Cuando se levante la tempestad de tu indignación, repite con
apacible dulzura: “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo”. Abísmate en el amor, la gloria, el gozo de las divinas
Personas [Dios Trino y Uno]. Niégate toda mirada sobre ti
mismo. Nada turba la radiante e impasible felicidad y gloria de la
Santísima Trinidad en ti. Mantenla presente.
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¿Los miembros no son el honor de la cabeza?
No apartes los ojos del Divino Rostro del Cuerpo Místico.
Es tu papel contemplativo.
Nuestras discusiones interiores no son, frecuentemente, más que
la consecuencia de los altercados del día: todos ellos forman
parte de la cotidianidad y de vivir en el mundo, nada más.
PÁGINA 106