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Fecha de Resolución: 7 de Marzo de 2018

Emisor: Sala de Casación Laboral


Número de Proceso: 44876
Número de Providencia: SL725-2018
Sentido del Fallo: NO CASA
Historial del Caso: Resuelve recurso contra sentencia de Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Medellín, Sala de Descongestión Laboral
Procedencia: Tribunal Superior Sala de Descongestión Laboral de Medellín
Fuente formal: Código Sustantivo del Trabajo art. 23 y 24 / Código de
Procedimiento Civil art. 195
Asunto: PROBLEMA JURÍDICO: El cargo tercero persigue que se determine que el
Tribunal se equivocó al concluir que no existió contrato de trabajo entre los
demandantes y las demandadas, en especial Cristalería Peldar SA, para lo cual le
enrostró tres yerros fácticos y denunció las piezas procesales de las contestaciones
de la demanda inaugural.

E.F.V.

Magistrado ponente

SL725-2018

Radicación n.° 44876

Acta 05

Bogotá, D.C., siete (7) de marzo de dos mil dieciocho (2018).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por la parte demandante, contra la


sentencia proferida por la Sala Laboral de Descongestión del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Medellín, el 31 de agosto de 2009, en el proceso ordinario laboral
que instauraron R.O.G., F.V.R. y ANTONIO QUIMBAY ARÉVALO contra
CRISTALERÍA PELDAR S. A., COOPETRAN LTDA., COOPECOL LTDA.,
COLTANQUES LTDA., T.C.S.A., y TRANSPORTES 3T LTDA.

ANTECEDENTES
R.O.G., F.V.R. y A.Q.A. llamaron a juicio a C.P.S.A., C.S.A., transportes 3T Ltda.,
Coopetran Ltda., Cooperativa de Transportadores de Zipaquirá, Transportes
Chiquinquira S. A., y Coltanques Ltda., con el fin de que, mediante sentencia judicial
se declarara que, «en su calidad de empleadores, y en subsidio como intermediarios
que no anunciaron su calidad y no manifestaron el nombre del empleador, y en
subsidio como beneficiarios», adeudaban y debían pagar a los demandantes, en
forma individual, conjunta o solidaria:
Auxilio de cesantías y los intereses correspondientes doblados. Los intereses sobre
el auxilio de cesantías causados a diciembre 31 de cada anualidad, desde que se
causaron, doblados, la remuneración o compensación de vacaciones en dinero, y las
primas de servicios semestrales debidas. El descanso dominical. La indemnización
por mora por falta de depósito del auxilio de cesantías en uno de los fondos
autorizados por la ley, desde que se hizo exigible la obligación y por cada uno de los
años en que se haya incurrido en tal omisión. La pensión de vejez por falta de
afiliación al régimen de seguridad social y en subsidio el pago de los aportes para
obtener derecho a la pensión, debidamente indexadas. Los gastos de salud,
hospitalarios, quirúrgicos, drogas, para los demandantes y la prole, que se causen y
se sigan causando por la falta de afiliación a una E.P.S. y todos los demás derechos
que el señor juez deba reconocerme en forma extra o ultra petita.

Fundamentaron sus peticiones, básicamente, en que P.S.A. es una sociedad dedicada


a la fabricación y comercialización de productos de vidrio, como son: envases, vidrio
plano y cristalería; que dentro de la fuerza de trabajo necesaria para la ejecución del
referido objeto social, la aludida accionada necesitaba de un grupo de trabajadores
denominados coteros, dentro de los cuales afirmaron se encontraban los
demandantes, quienes se encargaron del ingreso, depósito y distribución de la
materia prima y del arreglo de estibas, el traslado de arrumes y la remisión de
cristalería a los puntos de venta; que dichos procesos los llevaron a cabo en las
instalaciones de la demandada, ubicadas en el municipio de Cogua (Cundinamarca),
usando elementos que ésta les suministró y el uniforme designado por la misma, con
sus respectivos distintivos, en turnos de entre 10 y 18 horas, con una hora para el
almuerzo, en jornada de 6:30 a.m. a 9:00 p,m., en los cuales, el lugar y oficio a
desarrollar les era indicado por los supervisores de la accionada apuntada, a quienes
aseguraron haber estado subordinados; que incluso, Cristalería Peldar S. A.
construyó en las instalaciones de su planta baños especialmente para los coteros,
en donde, antes de ingresar, se ponían el uniforme de trabajo.

Que, para laborar en dicha compañía como cotero, «se debe hablar con el señor F.M.
(Jefe de Bodega de la empresa) o con los supervisores del área correspondiente» y
«cuando ingresaron, P. no les anunció quien sería su empleador, sino que de hecho
los agrupó, seleccionó, inclusive toma la decisión hasta cuando trabajan, sin dejar
huella documental»; que la accionada en comento tenía en su convención colectiva
un oficio llamado varios, que establecía un salario fijo y otro salario mínimo
convencional, los cuales podían servir de base para la liquidación de sus derechos.

En ocasiones, la cuadrilla de coteros de cargue de productos terminados era


llamada por los despachadores de P.S.A., para que, bajo sus órdenes, previó el arribo
de los camiones a cargar, limpiaran los patios de cargue (labor que aseveraron, antes
les «era pagada a los coteros por la empresa, ahora es una función inherente al
cargo»); que, una vez el vehículo era llamado a cargar, los coteros recibían del
conductor las ordenes de cargue remitidas por las empresas transportadoras y daban
al conductor un formato para que llenara el control de cargue y descargue, ambos
documentos los llevaban a la oficina de despachos de la accionada donde le
agregaban a alguno de ellos las referencias y cantidades de los productos a
transportar, luego debían obtener la aceptación de la carga por parte del conductor,
llevar la orden al operador de monta carga para que pusiera la mercancía cerca del
vehículo y, posteriormente, procedían a cargar en camión con producto terminado.

Que:

Las labores de arrumada de producción, desestibada de productos en la bodega para


el abastecimiento de estibas a las maquinas, empacada de productos en diferentes
empaques cuando los empacadores de la empresa se encontraban acosados, la
auditoría o inventarios físicos de los vehículos, y algunos cargues y descargues, eran
cancelados por P. directamente a los coteros ocasionalmente.

El producto terminado que Cristalería Peldar guardaba en almacenes generales de


depósito, Almaviva, Almagran y A., entre otros, fue cargado y descargado por
los coteros, quienes se transportaron a dichos lugares por su cuenta, y en las
ocasiones que el camión no llegaba, perdieron el día y el costo de transporte al
almacén, pues la empresa solo pagaba el transporte de sus despachadores.

No obstante, el despachador no haber supervisado la labor de los coteros, cuando


se presentaban errores en el cargue de la mercancía, por faltantes o sobrantes de la
misma, les llamaban la atención verbalmente y les manifestaban que si volvía a
ocurrir serian suspendidos de sus puestos de trabajo y, además, debían desestibar
nuevamente la producción, separar la correcta y proceder a cargarla nuevamente en
el vehículo, sin que les pagaran dicha labor.

Adicionalmente, también realizaron las labores de recibir y descargar en estibas los


productos que llegaban en vehículos de diferentes ciudades del país; que
descargaron: «cemento, madera para fabricar las estibas y huacales, empaques de
fique, canastas de madera para el envase de gaseosas, piedra caliza que llega en
vagones, entre otros».

Que:

El valor de tonelada cargada es fijado por CRISTALERIA PELDAR S. A. y éste debe


ser cancelado por el conductor directamente a los coteros, con este precio se
remunera todas las actividades inherentes al cargue y, como(sic) la pesada, la
corrección del cargue, la barrida. P. paga los fletes de cargue y le entrega la plata a
una Empresa de transporte, para que esta le pague al cotero. O lo hace mediante el
sistema de rembolsa(sic) a los conductores el valor que éstos cancelaron a
los coteros por concepto de cargue de materia prima, y finalmente la empresa
transportadora, cobra a CRISTALERIA PELDAR S.A., quien es propietaria de la
planta de Envigado y Cogua.

A los actores no se le ha reconocido el valor correspondiente al auxilio de cesantías,


ni se le ha depositado el auxilio de cesantía en uno de los Fondos autorizados por la
Ley para ello, ni los intereses sobre el auxilio de cesantías, causados a 31 de diciembre
de cada anualidad, desde que se causaron, no se les ha reconocido la remuneración
o compensación de vacaciones en dinero ni las primas semestrales causadas, no se
les ha remunerado el descanso dominical. Los actores tampoco han sido afiliados
al régimen de la seguridad social, ni para salud ni para pensiones. En consecuencia
de lo anterior, a favor de los trabajadores se han causado la indemnización por mora
por falta de depósito del auxilio de cesantías, y la demandada debe asumir la pensión
de vejez, como pensión sanción por falta de afiliación, amén de que debe asumir
directamente las prestaciones correspondientes al régimen de salud para él y su
prole, por falta de afiliación al régimen.

Al dar respuesta a la demanda, todas las accionadas se opusieron a las pretensiones,


y en cuanto a los hechos, P.S.A. manifestó que no era cierto que las labores de cargue
y descargue de producto terminado y de materias primas fueran conexas, necesarias
e inherentes al giro ordinario de sus negocios, pues, según dicha accionada, así
requiriera de personas jurídicas o naturales para hacer llegar sus productos a sus
clientes y acarrear la materia prima, dichas actividades las podía llevar a cabo con
terceros independientes dedicados exclusivamente a dicha actividad, sin que se
generara con ellos un contrato de trabajo o solidaridad laboral, pues:

La actividad de transportar no es su objeto social, como no lo es tampoco el cargue y


descargue del producto terminado y materias primas, ni el aseo y mantenimiento de
las instalaciones donde tiene sus fábricas, ni el suministro de transporte y
alimentación a los trabajadores, ni otras series de labores y actividades que no le
producen valor agregado a su negocio, cual es repito la fabricación y venta de los
productos de vidrio.

Que, quienes contrataron los servicios de los coteros para el cargue y descargue de
productos a los transportes, fueron las empresas trasportadoras.

Negó que hubiera sostenido relaciones laborales con los actores, que aquellos
tuvieran horario o jornada laboral, cumplido ordenes, o haber estado sometidos al
reglamento interno de trabajo y que recibieran salario; al respecto aclaró que lo único
que hacían los coteros era el cargue y descargue de productos terminados y de
materia prima y que «mal podía hablarse del no pago de prestaciones sociales y
demás derechos laborales de quien o quienes nunca han sido sus trabajadores».

Respecto del horario que aseveraron cumplir los demandantes, mencionó que si bien
el horario de cargue y descargue de producción comenzaba a las 6:00 horas y se
extendía hasta las 22:00, dependiendo de la producción que existiera, ignoraba si las
cuadrillas de coteros tenían establecido un horario de trabajo entre ellos.

Que, en el sub lite, a los accionantes les faltó acreditar uno de los elementos
necesarios para la configuración del contrato realidad, la subordinación laboral,
respecto de la cual afirmó que, la carga de su prueba recaía única y exclusivamente
sobre los demandantes; que eran los conductores de las empresas transportadoras
quienes directamente daban órdenes a los coteros; y que no existió ninguna
exclusividad de los actores para con la accionada, pues los coteros también
prestaron sus servicios a sociedades como Leona y Bavaria.
Frente al proceso de cargue y descargue que describieron los demandantes, P.S.A.
aceptó que eran los coteros quienes hacían el cargue y descargue de los camiones
de las empresas transportadoras que acarreaban sus productos terminados y la
materia prima, pero que eran los conductores de las empresas trasportadoras
quienes acordaban con los coteros el precio de sus servicios y se los cancelaban,
pues, según la accionada en comento, el cargue y descargue de productos y materia
prima era obligación de las empresas transportadoras; que incluso, hubo casos en
los que a los coteros les tocó ir hasta las oficinas de las compañías de envío para que
allí se los pagaran; que hubo pocas veces «en que C. o la Cooperativa de
Transportadores, envían a PELDAR, una factura en la cual cobran un mayor valor,
por efecto del cargue de la producción».

Finalmente agregó que para P.S.A. era irrelevante qué coteros o cuadrilla de estos
le prestara sus servicios, que lo único que importaba era que hubiera quien
descargara y cargara cuando llegaran los camiones.

En su defensa propuso como excepciones de fondo, la inexistencia de la relación


laborar a favor de la empresa demandada; inexistencia del contrato de trabajo;
inexistencia de la subordinación o dependencia; inexistencia de la remuneración;
inexistencia de horario de trabajo o jornada laboral; contratación de prestación de
servicios a través de contratos comerciales con los transportadores, personas
jurídicas con o sin ánimo de lucro; inexistencia de la solidaridad con los contratistas
independientes en el pago de eventuales obligaciones laborales; prescripción de los
derechos laborales incoados; compensación con los honorarios cancelados; buena fe
de la empresa demandada y mala fe de los demandantes, y cosa juzgada.

C.L.. y C.L., frente a los hechos del libelo inicial manifestaron que era cierto que
cuando recibían una orden de servicio de parte de Cristalería Peldar S. A. emitían
una otra de cargue con destino a dicha sociedad y tal documento, que autorizaba al
conductor a transportar la carga, era entregado por éste a los coteros, quienes con
el mismo procesaban el despacho y realizaban el cargue. Pero, a diferencia de la
pasiva, sostuvieron que la actividad de cargue y descargue de mercancías la
desarrollaron los coteros bajo «mandato u orden exclusiva de PELDAR, con
uniforme de PELDAR y en su exclusiva representación».

Negaron que los coteros hubiesen estado subordinados a los conductores de


Coopecol y C.L., pues si bien P.S.A.:

[…] en una evidente e infructuosa “maniobra “(sic) para desdibujar su relación única
y directa con los coteros, ( Así sea en forma de prestación de servicios en forma
independiente ) le exige a los conductores que cancelen el pago de los cargues a
los coteros que participaron del cargue, pero bajo las instrucciones de PELDAR
bajo sus condicionamientos, y a una tarifa fijada en forma exclusiva, unilateral por
PELDAR , que posteriormente reembolsa PELDAR al transportador, de tal manera
que a la final y desde un punto de vista real, factico y material , quien paga también
dicha labor de cargue y /o descargue a los coteros (Demandantes) es también
PELDAR.
Que C. y C.L.:

[…] como no es empleadora, ni tiene vínculos contractuales, ni relación directa con


los coteros, desconoce los horarios de los mismos, no sabe nada sobre sus jornadas
de trabajo y condiciones de alimentación. Mucho menos sabe sobre la convención
colectiva de PELDAR y sus lineamientos laborales, limitándose a prestar un servicio
público de carácter eminentemente mercantil, con conductores, sin coteros y
dentro de los parámetros del código de comercio en su libro cuatro, artículos 981 y
siguientes en armonía con el decreto 173 de 2001 y normas concordantes.

Finalmente añadieron que, «es absolutamente claro, que todo ese personal está
dispuesto, y controlado con exclusividad por PELDAR para realizar actividades
propias de un remitente o de un destinatario, que es (sic) quienes les corresponde el
cargue o descargue, de acuerdo a la ley».

En su defensa propusieron como excepciones, la falta de legitimación en la causa por


pasiva; ausencia de una relación de trabajo entre demandantes y Coopecol y C.L.; los
cargues y descargues por mandato legal corresponden a la empresa remitente y
destinataria; prescripción; inexistencia de solidaridad a cargo de Coopecol y C.L., en
relación con los derechos de los coteros, bien como contratistas independientes o
como trabajadores de PELDAR S. A.; compensación; buena fe de Coopecol y C.L.;
mala fe y temeridad de parte de los actores; cosa juzgada; y la genérica.

Por su parte, Transportes 3T Ltda., al dar respuesta a los hechos en los que los
actores fundamentaron sus peticiones, señaló que no era cierto que los conductores
de su empresa realizaran los trámites documentales de la mercancía a transportar
con los coteros, que lo cierto era que ellos se relacionaban directamente con los
despachadores de Cristalería Peldar S. A., quienes les indicaban su turno de ingreso,
los ubicaban y tramitaban la documentación, y que también era falaz que hubiera
«recibido dinero de parte de PELDAR para pagar coteros».

Respecto a todos los demás hechos manifestó que no le constaba ninguno y que se
atenía a lo que se probara en el proceso, pues no conocía a los accionantes, como
tampoco el objeto social de P.S.A., su domicilio de producción, sus procedimientos o
sus convenciones colectivas.

Añadió que la obligación de cargue y descargue de la mercancía era obligación del


remitente o destinatario de las mercancías y no de ella como transportadora, de
conformidad con la resolución n.° 870 del 20 de marzo de 1998, expedida por el
Ministerio de Transporte; que nunca se benefició de los demandantes y que no tuvo
relación laboral con ellos; que «TRANSPORTES 3T LTDA no ha contratado nunca
los a coteros o a los montacargas de que trata la presente demanda, en consecuencia
no tiene responsabilidad alguna de orden laboral».

En su defensa propuso como excepciones, que el cargue y el descargue de mercancías


no son de responsabilidad de la empresa transportadora de carga; falta de
estructuración de los elementos esenciales del contrato de trabajo (artículo 23 CST)
entre Transportadores T3 y los demandantes y prescripción.

C.L., respecto de los hechos en los que los actores apoyaron sus pretensiones, aseveró
que, ninguno de ellos le constaba, ya que nunca los demandantes laboraron para ella,
y acto seguido, en su defensa propuso como excepciones, la inexistencia de la
obligación; la prescripción y la innominada.

Por otra parte, la Cooperativa de Transportadores de Zipaquirá, respecto de los


hechos aludidos en el libelo inicial, contestó que no era cierto que los trámites
internos de P.S.A. relacionados con el documento de cargue que llevaba el conductor
para entrar a cargar los realizaran los coteros, pues «de conformidad con el numeral
1.3 del Manual para transportadores, suministrado por CRISTALERÍA PELDAR S.A.
a mi representada (anexo), éste trámite se hace ante el auxiliar de bodega»; que así
mismo era falso que se requiriera aceptación por parte del conductor del vehículo
respecto del producto a transportar, pues lo cierto fue que el conductor se limitaba a
llevar hasta el lugar de destino las mercancías suministradas por Peldar S. A.

Respecto de todos los demás hechos, también manifestó que eran falsos, por cuanto
no eran situaciones que hicieran referencia a la Cooperativa de Transportadores de
Zipaquirá y que nunca sostuvo relación alguna con los actores.

En su defensa propuso como excepciones previas, la ineptitud de la demanda; falta


de prueba de la existencia y representación legal de las personas jurídicas
demandadas; y prescripción.

Como excepciones de mérito, propuso la falta de objeto y causa para ejercer la parte
demandante la acción impetrada; inexistencia de la obligación; buena fe y
prescripción.

T.C.S.A., sobre los hechos de la demanda argumentó, que casi ninguno de ellos le
constaba, únicamente aceptó el que hizo referencia a que los coteros con el
documento denominado orden de carga procesaban el despacho y el cargue de las
mercancías a movilizar, pero aclaró, que lo hacían por mandato u orden exclusiva de
P.S.A., con uniforme de ésta y en su exclusiva representación.

En su defensa T.C.S.A. propuso como excepciones las de falta de legitimación en la


causa por pasiva, inexistencia de la relación laboral; obligación de la empresa
remitente y/o destinataria de asumir el cargue o descargue; prescripción;
inexistencia de obligaciones solidarias; compensación y la genérica.

I.SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Único Laboral del Circuito de Envigado, al que correspondió el trámite


de la primera instancia, aceptó el desistimiento de la demanda contra todas las
personas naturales que había demandado y algunas sociedades, manteniendo en
proceso como demandadas, además de Cristalería Peldar S. A. a Coopecol Ltda.,
Transportes 3T Ltda., Coopetran Ltda., Transportes Chiquinquirá S. A. y Coltanques
Ltda.

El 27 de julio de 2007 profirió el fallo (f.o 507 a 556), absolviendo a las compañías:
Coopecol Ltda., Transportes 3T Ltda., Coopetran Ltda., Cooperativa de transportes
Zipaquirá, Transportes Chiquinquirá S. A. y Coltanques Ltda., de todas las
pretensiones contenidas en el libelo inicial y declaró que se causaron costas a su favor
y en contra de los demandantes.

Declaró la existencia de contratos de trabajo entre los accionantes y la sociedad


Cristalería Peldar S. A., con el señor R.O.G. y el señor L.F.V.R., desde el 13 de enero
de 1987 y con el señor L.A.Q.A., desde el 23 de agosto de 1988; declaró probada
parcialmente la excepción de prescripción en lo que tenía que ver con acreencias
laborales generadas con antelación al 17 de mayo de 1998; condenó a Cristalería
Peldar S. A. a reconocer a los señores demandantes, por los siguientes conceptos y
sumas:

Intereses a las Cesantías y su sanción por no pago:

Para el señor R.O.G.:

$10´291.412,02

Para el señor L.F.V.R.:

$10´291.412,02

Para el señor L.A.Q.(sic) AREVALO:

$9´064.96613,80

Prima de Servicios

Para el señor R.O.G.:

$2´986.074,00

Para el señor L.F.V.R.:

$2´986.074,00

Para el señor L.A.Q.(sic) AREVALO:

$2´986.074,00

Adicionalmente, declaró la obligación de Cristalería Peldar S. A. de reconocer y pagar


a los actores, «el valor que le corresponden a los conceptos de CESANTÍAS y
VACACIONES, acatando para ello, el parámetro prescriptivo mencionado y teniendo
en cuenta, que el contrato de trabajo está vigente»; la condenó a pagar las costas que
se causaron en la primera instancia en un 80% a favor de la parte demandante; la
absolvió de las demás pretensiones de los accionantes y finalmente, declaró que no
procedía la tacha de los testimonios.

II.SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Laboral de Descongestión del Tribunal Superior del Distrito Judicial de


Medellín, mediante fallo del 31 de agosto de 2009 (f.o 808 a 856), resolvió los
recursos de apelación incoados por la sociedad Cristalería Peldar S. A. y por la parte
demandante; revocando parcialmente la sentencia de primera instancia, y en su
lugar, absolvió a la sociedad vencida de todas y cada una de las pretensiones
deprecadas por los actores; confirmó la sentencia del a quo en sus demás partes;
declaró que no se causaron costas por la alzada; revocó las causadas en primera
instancia y las impuso a cargo de la parte actora y a favor de Cristalería Peldar S. A.

En lo que interesa al recurso extraordinario, el Tribunal consideró como fundamento


de su decisión, que en este caso, como los demandantes adujeron estar vinculados a
C.P.S.A. por medio de un contrato de trabajo, era a ellos a quienes correspondía
demostrar la existencia del aludido contrato, pero que, sin embargo, no encontró en
el plenario ninguna prueba de la que se pudiera desprender la existencia de la
relación laboral entre las partes, por lo que discurrió que no era posible acceder a
nada de lo solicitado y revocó la sentencia de primera instancia.

En el recorrido para llegar a dicha conclusión, el Tribunal trajo a colación que según
el artículo 23 del CST, para que existiese una relación laboral debían concurrir sus
tres elementos esenciales, señalados en el artículo 22 ibídem, que eran: la actividad
personal del trabajador, la continuada subordinación del mismo y un salario como
retribución del servicio.

Acto seguido, el ad quem se adentró en el estudio del expediente y en él encontró


que, P.S.A. negó la existencia de cualquier clase de vínculo jurídico con los actores y
que no obraban contratos escritos entre las partes. Razón por la cual, se remitió a la
revisión de las declaraciones testimoniales que sirvieron de base al Juez a quo para
declarar la existencia de la relación laboral y de ellas destacó que:

El señor L.E.R.G., testigo de la parte demandante, aduce que no sabe como(sic)


trabajaban los demandantes en Peldar, pero sabe que se desempeñaban como
coteros, no sabe cuanto(sic) recibían de remuneración y no precisa nada de lo
relacionado con los extremos de la relación respecto de cada uno de los
demandantes, el supervisor de la bodega era quien daba las órdenes a los coteros.

El señor A.G.R., testigo de la parte demandante indica que también trabajó como
cotero en la demandada, precisa datos exactos acerca de las fechas de ingreso de los
demandantes a P. y que éstos fueron contratados por P., el horario lo fija el jefe de
bodega, les paga P. por medio de los transportadores, la empresa no ha celebrado
contratos de subcontratación para cargue y descargue de materias primas de
producto terminado con los coteros, en la demandada no existe ninguna otra persona
jurídica que realice las labores de cargue y descargue de materias primas y de
productos terminados, esa labor siempre ha correspondido a los coteros. Indica que
R. y L.F. entraron a trabajar el 13 de enero de 1987 y L.A. el 13 de agosto de 1988.

F.E.C.H., testigo de la parte demandante, también fue cotero de la demandada,


indica que F. y R. entraron en 1987, más o menos en enero y febrero, el señor Q.
entró en 1988, enero, fueron contratados por el supervisor o despachador de la
accionada, los supervisores les daban órdenes y les imponían un horario.

Y H.S., testigo de la parte demandante, también fue cotero de la demandada, indica


que R. y L.F. entraron el 13 de enero de 1987 y L.A. el 23 de agosto de 1988, las
órdenes no las recibían de los conductores.

El señor F.A.A.U., testigo de la parte demandada, encargado del área de despachos


en Cristalería Peldar S.A en la planta de Zipaquirá y era quien negociaba con los
transportadores, los vehículos se cargaban o descargaban por una cuadrilla de
coteros que se mantenían en las afueras de la planta y que los transportadores al
llegar a la portería los contrataban, entraban, hacían su trabajo y salían cuando el
camión se iba, no le consta como les pagaban, entiende que los coteros tenían un
coordinador de la cuadrilla que era el encargado de negociar con los transportadores,
tanto el supervisor como los auxiliares de despacho de P. les indicaban la mercancía
que debían cargar, en el área de despachos de envases hay un baño que podía ser
utilizado por los conductores y por los coteros, pero era por normas de higiene.

El señor C.J.G.R., testigo de la parte demandada, se desempeña como


Superintendente de materias primas en Cristalería Peldar S.A, aduce que desconoce
la forma o manera de contratación entre las compañías transportadoras y las
cuadrillas de coteros, no sabe de ninguna subordinación por parte de algún
funcionario de Peldar hacia los coteros, creyendo que éstos reciben órdenes del
transportador o compañía de transporte, los coteros no tienen horario, lo que pasa
es que tienen establecido con las empresas de transporte unos horarios y días de
recepción, el transportador paga al cotero pero no sabe cuánto le paga.

El señor J.U.Q., testigo de la parte demandada, trabaja en Peldar S.A, indica que el
conductor negocia con el cotero, en la planta se tiene destinado un baño para
conductores y personal que lo necesite, pero es el conductor quien le paga al cotero,
desconociendo la forma de negociación entre ellos.

Por su parte, en los interrogatorios de partes, los señores R.O.G., L.A.Q.A. y L.F.V.R.
coinciden en manifestar que las órdenes las recibían del despachador de la bodega
de Peldar y que los coteros permanecen dentro de las instalaciones de ésta, cuando
entra el vehículo, el despachador de Cristalería es el que da las órdenes de cargar el
carro, P. paga el cargue porque ésta reembolsa esos dineros a las empresas
transportadoras.
A continuación, el Tribunal aseveró que parte de la prueba testimonial recaudada
consistía en declaraciones de otros coteros compañeros de los accionantes, quienes
también instauraron demanda en contra de la accionada, y por ello, sostuvo que no
eran suficientes para declarar la existencia de las relaciones laborales reclamadas, ya
que:

[…] dichos testigos tienen intereses en las resultas del proceso, fuera de lo cual entre
los mismos no existe unanimidad en cuanto a los extremos de la relación laboral,
presentándose serias contradicciones entre ellos, aunado al hecho de que en la
declaración del señor L.E.R.G., el mismo es claro en que desconoce la mayoría de las
situaciones que rodearon la relación entre los demandantes y la accionada,
concretamente lo relacionado con el salario y los extremos de la misma.

También llama la atención el hecho de que los testigos, haciendo referencia a los
señores A.G.R. y H.S., sean tan precisos en cuanto a las fechas en las que los
demandantes ingresaron a laborar al servicio de la demandada, hechos éstos que no
deberían ser recordados con tanta precisión por parte de éstos, haciendo hincapié en
el hecho de que el señor A. no coincide en lo relacionado con la fecha de ingreso del
señor L.A..

Por las aludidas razones y porque encontró que los actores no aportaron ninguna
constancia de los salarios percibidos, de los días trabajados o de su jornada laboral,
concluyó que, con las pruebas que reposaban en el expediente, «concretamente con
las testimoniales de la parte demandante, sería muy aventurado proceder a proferir
una Sentencia condenatoria en vista de que existen vacíos en lo relacionado con la
forma en la que se desarrolló la relación laboral, principalmente en lo relacionado
con los extremos de la misma»; más aún, cuando según el Juez colegiado, los testigos
de la parte demandada fueron claros y unánimes al indicar que ninguna clase de
vinculo existió entre P. y los coteros, desconociendo aquellos, lo relacionado con el
salario, subordinación y horario de los accionantes.

Luego, el Tribunal fundamentó la revocatoria parcial de la sentencia recurrida, en


primer lugar, en que, la libre formación del convencimiento contenida en el artículo
61 del CPTSS, según sentencia proferida por esta Corporación el 27 de abril de 1977,
cuyo radicado no mencionó, no era una facultad absoluta del Juez, pues aquel no
podía dejar de lado los principios científicos relativos a la crítica de la prueba, las
circunstancias relevantes del litigio y el examen de la conducta de las partes durante
el desarrollo del proceso y por lo tanto, «cuando surja de evidencia incontrastable
que la verdad real del proceso es radicalmente distinta de la que creyó establecer
dicho sentenciador con extravío en su criterio acerca del verdadero e inequívoco
contenido de las pruebas que evaluó o dejó de analizar por defectuosa persuasión
que sea configurante de lo que la ley llama el error de hecho»

las sentencias debían de modificarse.

En segundo lugar, respecto a la necesidad de la prueba de los extremos de la relación


laboral y a quien correspondía la carga de la misma, trajo a colación, sin señalar
también su número de radicado, una sentencia, según él, proferida por esta Corte el
14 de junio de 1965, de la cual citó el siguiente aparte:

"La duración del contrato de trabajo es extremo de la acción, para efecto de los
derechos reclamados por el trabajador, y su prueba completa y evidente corre a cargo
del demandante, según los principios generales que informan el derecho probatorio.
La duración en la prestación de los servicios, es la base para el cálculo de las
prestaciones que puedan corresponder al trabajador, tanto durante el desarrollo de
la relación laboral como al término de la misma" (cit. en "Jurisprudencia Laboral,
1961/1965, J.G.M., U. Externado de Colombia, pág. 205).

Y finalmente, en tercer y último lugar, justificó su decisión en que la Sala Laboral de


Descongestión del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín ya había
conocido y fallado de igual manera un caso similar en sentencia del 30 de octubre de
2008, la cual citó extensamente, y que a groso modo presentó una argumentación
muy similar a la aludida.

III.RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por los demandantes, concedido por el Tribunal y admitido por la Corte,
se procede a resolver.

IV.ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende el recurrente que la Corte case totalmente la sentencia recurrida, para que,
en sede de instancia, confirme la sentencia condenatoria proferida por el Juez a quo.

Con tal propósito formuló tres cargos, por la causal primera de casación del trabajo,
los cuales no recibieron réplica de ninguno de los demandados y que se estudiará
inicialmente el cargo tercero y posteriormente se resolverán el primero y segundo,
por estar orientados por igual vía, denunciar similar elenco normativo y perseguir el
mismo fin.

V.CARGO TERCERO

El recurrente acuso al ad quem haber conculcado indirectamente y en el concepto de


aplicación indebida, los
artículos 10, 13, 14, 21, 22, 23, 24, 172, 189, 249 y 306 del CST; 60 y 61 del CPTSS y
176, 194, 195, 196, 197, 198 y 200 del CPC.

Afirmó que la anterior violación se produjo a consecuencia de los siguientes errores


manifiestos de hecho:

No dar por demostrado, estándolo, que existió contrato laboral entre R.O.G.,
L.F.V.R. y L.A.Q.A. y la empresa CRISTALERÍA PELDAR S.A.
No dar por demostrado, estándolo, que los actores, R.O.G., L.F.V.R. y L.A.Q.A.,
prestaron sus servicios personales, como cargadores o coteros de CRISTALERÍA
PELDAR S.A.

No dar por demostrado, estándolo, que en CRISTALERÍA PELDAR S.A(sic) existía


el cargo de cotero, remunerado por la empresa y que los actores, R.O.G., L.F.V.R. y
L.A.Q.A., desempeñaron ese cargo.

Señaló que esos yerros se dieron por la «falta de valoración o errónea apreciación»
de las siguientes pruebas:

Confesión de Cristalería Peldar S.A al responder las(sic) demanda, cuando admite


que los accionados sí se desempeñaban como coteros dentro de las instalaciones de
la empresa.

No haberse apreciado la confesión que obra en las respuestas a la demanda que


presentaron las empresas de transportes vinculadas al proceso (Cooperativa
Colombiana de Transportadores Ltda, COOPECOL; Transportes 3T Ltda;
Cooperativa Santandereana de Transportes Ltda, COOPETRAN; Cooperativa de
Transportes Zipaquirá, Transportes Chiquinquirá S.A y Coltanques Ltda,), en las que
señalaron de manera clara y al unísono que los coteros eran trabajadores de P., que
prestaban sus servicios de manera exclusiva a ésta y que eran remunerados bajo las
directrices señaladas por Peldar S.A, quedando claramente constituido el contrato
de trabajo del que habla el artículo 23 del CST.

Tal como aconteció con los dos cargos precedentes, en éste el recurrente argumentó
que:

[…]

El problema que debe resolver la Sala Laboral de la Corte, y que entro a demostrar,
es la existencia de un contrato realidad de trabajo, por la prestación de un servicio
personal, bajo total subordinación y consecuente pago de los salarios o la
remuneración por el trabajo realizado por los demandantes. El Art. 24 del Código
Sustantivo del trabajo establece una presunción legal que no fue tenida en cuenta
por el Juzgador de Instancia, al desconocer que R.O.G., L.F.V.R. y L.A.Q.A. prestaron
sus servicios personales como coteros a la empresa CRISTALERÍA PELDAR S.A por
lo cual ésta empresa tenía la obligación de reconocer y pagar los derechos sociales
que la ley consagra en favor de los trabajadores dependientes.

Y esa anunciada demostración, empezó por referir los testimonios de los señores
L.E.R.G., A.G.R., F.E.C.H. y H.S. y a la confesión contenida en la respuesta a la
demanda inicial por parte de la Cristalería Peldar SA, para derivar de esos medios de
convicción que no quedó desvirtuada la presunción legal con fundamento en
el artículo 24 del CST, así como con otras piezas procesales que también había
aludido para el primer cargo, en particular las contestaciones a la demanda inaugural
de las empresas de transporte convocadas al proceso.
CONSIDERACIONES
El cargo tercero persigue que se determine que el Tribunal se equivocó al concluir
que no existió contrato de trabajo entre los demandantes y las demandadas, en
especial Cristalería Peldar SA, para lo cual le enrostró tres yerros fácticos y denunció
las piezas procesales de las contestaciones de la demanda inaugural.

En el presente asunto la supuesta confesión que dice la censura se presentó por parte
de la accionada Cristalería Peldar SA, al contestar la demanda y admitir que los
demandantes sí se desempeñaban como coteros dentro de las instalaciones de la
mencionada empresa, no existió, por cuanto no reúne las exigencias contenidas en
el numeral 2 del artículo 195 del CPC, hoy 191 del CGP, por razón de que de las
manifestaciones allí contenidas no se pueden extraer hechos que generen
consecuencias jurídicas adversas a la demandada o que terminen favoreciendo a la
parte actora, ya que solamente dicha convocada al proceso aceptó que los actores
eran coteros, más no que se desempeñaran como sus trabajadores y menos en forma
dependiente o subordinada.

En consecuencia, esta circunstancia no puede conducir inexorablemente a que los


servicios que prestaban los demandantes, lo fueran de forma personal y
subordinada, como pretende hacerlo ver los recurrentes.

Respecto de las respuestas a la demanda inaugural, que dieron las codemandadas


Coopetran Ltda.; Coopecol Ltda., Coltanques Ltda., Transportes Chiquinquirá S. A.
y Transportes 3T Ltda., se observa que de manera uniforme negaron
categóricamente la existencia de algún vínculo y menos de carácter laboral con los
actores quienes fueron coteros, pero de la demandada Cristalería Peldar S. A.

La anterior conclusión, obra también respecto de la invocada supuesta confesión que


existió, según el censor, en las respuestas a las demanda inicial por parte de las otras
demandadas, empresas transportadoras, por el hecho de haber también aceptado
que los demandantes eran coteros trabajadores de la demandada Cristalería Peldar
S.A., quienes no pueden confesar hechos ajenos a estas, máxime si como se dejó
establecido, el demandante por memorial adiado 13 de junio de 2005, desistió de la
acción contra las demás demandadas distintas a Cristalería Peldar S. A.

En cuanto a los testimonios que la misma parte actora peticionó como prueba y de
las cuales se recepcionaron las declaraciones de A.G.R., F.E.C.H., H.S. y L.E.R.G., el
Tribunal les restó total credibilidad; y de otro lado las declaraciones de C.J.G.R.,
J.U.Q.U. y F.A.U., testigos de la pasiva, a los cuales el ad quem no sólo acogió, sino
que les dio mayor credibilidad, con fundamento en la preceptiva contenida en el
artículo 61 del CPTSS, ya que, en su decisión fueron contestes en desvirtuar la
existencia de un vínculo de carácter laboral con cada uno de los actores, no es dable
estudiarlos por no ser prueba calificada en casación del trabajo, de conformidad con
el artículo 7° de la Ley 16 de 1969, por lo que las inferencias o razonamientos que se
coligen de tal prueba quedan incólumes.
Adicionalmente debe señalarse que esta Corporación ya ha tenido oportunidad de
proferir varias sentencias por medio de las cuales se ha resuelto similares conflictos
jurídicos al que ahora concita la atención de la Sala; incluso al punto que
persiguieron la declaratoria de la existencia de un contrato de trabajo como coteros
para la demandada Cristalería Peldar S.A.; las sentencias de primera y segunda
instancia fueron proferidas por las mismas autoridades y el resultado en una y otra
fue idéntico; se formularon los mismos tres cargos y finalmente, se endilgaron
similares dislates, tanto jurídicos como fácticos.

Con el anterior panorama, se memora con amplitud lo que enseñó la Corte en la


sentencia CSJ SL, 5 oct. 2016, rad. 46480, en la que se dijo:

[…]

No empece, estima la Sala que debe rectificarse el dislate hermenéutico del juez
plural, en tanto consideró que a quien alega su condición de trabajador subordinado
le incumbe demostrar que el demandado fue su empleador, en contrario a lo que una
abundante jurisprudencia de esta Sala de la Corte tiene adoctrinado. Así por ejemplo,
en sentencia CSJ SL del 26 de jun. 2011, rad. 39377, para que no quede ninguna
duda, en forma explícita se discurrió así:

En efecto, como tantas veces lo ha asentado la jurisprudencia de esta Corporación,


para la configuración del contrato de trabajo se requiere que en la actuación procesal
esté demostrada la actividad personal del trabajador a favor de la demandada. Y en
lo que respecta a la continuada dependencia o subordinación jurídica, que es el
elemento característico y diferenciador de toda relación de carácter laboral, no es
menester su acreditación con la producción de la prueba apta, cuando se encuentra
evidenciada esa prestación personal del servicio, toda vez que en este evento lo
pertinente es hacer uso de la presunción legal, que para el caso es la prevista en el
artículo 24 del Código Sustantivo de Trabajo según el cual, “Se presume que toda
relación de trabajo personal está regida por un contrato de trabajo.”

Lo anterior significa, que a la parte actora le basta con probar la prestación o la


actividad personal, para que se presuma el contrato de trabajo, mientras que es a la
accionada a quien le corresponde desvirtuar dicha presunción con la que quedó
beneficiado el trabajador.

Aquí desde un comienzo, tal y como lo halló establecido el Tribunal, quedó


acreditada la prestación personal del servicio o la actividad desplegada por el
accionante, presumiéndose por tanto la subordinación laboral, que en el sub lite,
acorde a las reglas de la prueba, no fue desvirtuada por la sociedad demandada,
conforme se establecerá en sede de instancia.

Pero, tan protuberante equivocación no puede conducir al quiebre de la decisión


gravada, dado que el Tribunal sí encontró desvirtuada la presunción de
subordinación luego del análisis de la plataforma probatoria y, en estricto rigor, tras
el estudio de las declaraciones de los testigos. Aquí recuérdese que el Tribunal
sostuvo «en general las circunstancias bajo las cuales prestaron servicio [los
demandantes] desvirtúan la subordinación en que sustentaron su demanda».

Aún hay más. No existe plena certeza de las fechas de inicio y terminación de las
relaciones de trabajo entre CRISTALERÍA PELDAR S.A. y cada uno de los
accionantes.

Cabe destacar, en primer lugar, que en el escrito inaugural del proceso no se


precisaron los extremos temporales, sino que impropiamente sus promotores
pidieron la imposición de las condenas generadas en el contrato de trabajo; de otra
parte, sin señalar en particular elemento de juicio alguno, señaló como hito inicial el
15 de mayo de 1980 para RÍOS y GARZÓN y el 14 de agosto del mismo año para
DELGADO.

En punto a la fecha en que culminaron los contratos de trabajo, basado en la prueba


por testigos y lo depuesto por los propios accionantes, el a quo coligió que al
momento en que dictó la sentencia las vinculaciones se encontraban en plena
ejecución. Y precisamente, dicha incertidumbre devino útil al colegiado de segundo
grado para revocar el pronunciamiento que puso fin a la instancia inicial, además de
otros soportes tales como la falta de acreditación de la continuidad en la prestación
del servicio, dado que la labor se desarrolló a través de cuadrillas o equipos no
siempre conformada por los mismos integrantes, así como la indeterminación de la
remuneración, en tanto se pagaba un precio al grupo, los cuales, el recurrente no se
ocupa de cuestionar y que, por lo tanto, permanecen inalterables en apoyo de la
decisión.

Así las cosas, al dejar libre de ataque algunos pilares fundantes de la sentencia
gravada, el impugnante no se aproxima al objetivo que se propuso en la formulación
del alcance de la impugnación, en la medida en que las premisas inatacadas
permaneces enhiestas en apoyo de la decisión del ad quem, con lo cual desatiende la
carga de socavar los cimientos del fallo que viene precedido de la presunción de
legalidad y acierto, propia de los que dicta un funcionario judicial en ejercicio de la
potestad de juzgamiento que le confieren la Constitución Política y la Ley.

Conviene no olvidar que el recurso extraordinario de casación no es una tercera


instancia en la que la misión del juzgador consista en examinar de nuevo el
expediente en perspectiva de decidir cuál de las partes está asistida de razón, sino
que su concepción y naturaleza extraordinaria, imponen que la labor de la Corte se
limite a la confrontación de la sentencia del Tribunal con el ordenamiento jurídico,
siempre que el censor sepa encauzar su inconformidad, lo que no sucede en esta
ocasión, por lo que se dejó explicado.

En consecuencia, fracasan los cargos propuestos por los demandantes.

De manera más reciente, esta misma Sala adoctrinó:

[…]
Lo primero que debe decirse es que, tal y como fue advertido en la réplica, la
demanda de casación adolece de serios defectos de técnica, pues si bien los dos
primeros cargos fueron planteados por la vía directa y el tercero, por la indirecta, en
todos se evidencia una mezcla inadecuada de reproches fácticos y jurídicos, sin que,
en todo caso, se pueda colegir de ellos una argumentación sólida tendiente a derruir
los fundamentos esenciales de la sentencia, pues su planteamiento se asemeja más a
un alegato de instancia en el que se pretende demostrar los hechos fundamento de
la demanda y no, como se exige en este sede, atacar las conclusiones del fallo de
segundo grado.

Así, por ejemplo, en los dos primeros cargos, dirigidos por la senda del puro derecho,
el actor incurre en la imprecisión de involucrar cuestiones fácticas, en las que discute
el análisis probatorio realizado por el Tribunal, refiriendo algunas declaraciones
rendidas en el proceso que, a su juicio, fueron apreciadas de forma equivocada;
generando con ello una confusión entre las dos vías de violación de la norma
sustancial, lo cual no es admisible en sede de casación. Debe recordarse que si para
verificar la posible transgresión del Tribunal se hace mención a piezas del proceso,
la acusación debe ser enderezada por el sendero fáctico (CSJ SL5062 -2015).

El tercer cargo, por su parte, aunque persigue cuestionar el análisis probatorio


efectuado en la sentencia de segunda instancia, introduce reparos a la indebida
interpretación de las normas que regulan el contrato de trabajo, concretamente los
artículos 23 y 24 del Código Sustantivo del Trabajo, desatino que supone una
inadecuada combinación de conceptos que son excluyentes, lo que resulta contrario
a los presupuestos mínimos del recurso, en especial, aquel relativo al planteamiento
autónomo, claro, racional y lógico de los cargos (CSJ SL7580 -2016).
2. Ahora bien, en el tercer cargo los actores alegan que los supuestos errores de
hecho en los que incurrió el Tribunal tuvieron como origen la falta de
apreciación de dos pruebas calificadas: (i) la confesión de la accionada en la
contestación de la demanda cuando admitió que los demandantes se
desempeñaban como coteros dentro de las instalaciones de la empresa y (ii)
la confesión de las empresas vinculadas al proceso, en la que manifestaron
que aquellos eran trabajadores de Peldar S.A.

Sin embargo, debe decirse que, del hecho de que la demandada haya aceptado
que los accionantes se desempeñaban como coteros en las instalaciones de
P.S.A., no se deduce, necesariamente, que prestaban sus servicios de forma
personal y subordinada, como pretende hacerlo ver la censura. De hecho, sin
perjuicio de las actividades de cargue y descargue que estas personas
realizaban al interior de la empresa, lo cierto es que la forma en la que esa
labor se desarrollaba, la modalidad del vínculo que los unía y las particulares
condiciones en las que estaba sometida la prestación de ese servicio, son
aspectos determinantes para deducir la naturaleza de la relación, los cuales,
como se sabe, el Tribunal no encontró suficientemente probados, además de
considerar que habían sido desvirtuados.
De hecho, contrario a lo afirmado por los recurrentes, la estrategia defensiva
de la demandada se fundó en negar la existencia de una relación laboral con
los accionantes. Por ese motivo, en la contestación de la demanda resalta la
naturaleza independiente de la contratación; afirma que los coteros dependen
directamente de las empresas de transporte; descarta que estuvieran bajo su
subordinación o dependencia o sometidos a órdenes y horarios de trabajo y
que son los transportadores quienes se encargan de pagar ese servicio (f.º 16
a 19); afirmaciones de las que, como es evidente, no es posible derivar una
declaración de la que se infiera que se admiten los hechos soporte de la
demanda.

En consecuencia, tales declaraciones distan de revestir las características de


una confesión en los términos del numeral 2 del artículo 195 del CPC, hoy 191
del CGP, en tanto que de ellas no se extraen unos hechos que produzcan
consecuencias jurídicas adversas al confesante o que favorezcan a la parte
contraria, menos aún logran desvirtuar la conclusión a la que arribó el
Tribunal; por el contrario, tales medios de convicción reafirman las posturas
defensivas que adoptó la parte pasiva de esta contención.

Ahora, en cuanto a los escritos de contestación de la demanda presentados


por las empresas de transporte inicialmente vinculadas al proceso, debe
decirse que, aparte de que las mismas no pueden tenerse en cuenta pues, dado
el desistimiento que sobre el particular hizo el actor, no ostentan la condición
de sujetos procesales; de tenerse como adversos para P.S.A., provendrían, en
todo caso, de la declaración de un tercero que pretende excluir su
responsabilidad imputándosela a otro, conducta de la que no es posible inferir
una confesión.

La Sala recuerda que de conformidad con el artículo 195 del CPC vigente al
momento de la contestación de la demanda, la confesión requiere (CSJ

SL4679 -2017):

Que el confesante tenga capacidad para hacerla y poder dispositivo sobre el


derecho que resulte de lo confesado. 2.) Que verse sobre hechos que
produzcan consecuencias jurídicas adversas al confesante o que favorezcan a
la parte contraria. 3.) Que recaiga sobre hechos respecto de los cuales la ley
no exija otro medio de prueba. 4.) Que sea expresa, consciente y libre. 5.) Que
verse sobre hechos personales del confesante o de los que tenga o deba tener
conocimiento. 6.) Que se encuentre debidamente probada, si fuere
extrajudicial o judicial trasladada.

Así las cosas, las afirmaciones hechas por la sociedad Cristalería Peldar S.A.
en la contestación de la demanda, distan de ser una confesión susceptible de
producir efectos jurídicos desfavorables en su contra.
De otra parte, las manifestaciones hechas por las entidades llamadas
inicialmente como responsables solidarias, esto es, C.L. o C.S.A.,
«Transportes Gamboa e Hijos Ltda» y Transportes Rápido Nieto Ltda., son
en realidad manifestaciones de terceros en lo que tiene que ver con la
presunta responsabilidad que pretenden endilgarle a C.P.S.A., por lo que no
se configuran los presuntos errores de hecho derivados de su falta de
apreciación.
3. En el tercer cargo planteado por la vía fáctica, la demanda obvia denunciar
como mal valorados los testimonios sobre los cuales el Tribunal fundó
exclusivamente el fallo. Esta omisión tiene serias implicaciones en cuanto a la
prosperidad del recurso, pues sin perjuicio de los elementos que fueron
calificados de inapreciados, como no se ataca ninguna de las declaraciones
que sirvieron de apoyo a la argumentación del ad quem, la decisión conserva
la presunción de acierto y legalidad, lo que, en últimas, conlleva a la
improsperidad de las pretensiones incoadas.

Sobre el particular, la Corte ha dicho que cuando la sentencia materia del


recurso se apoya en un conjunto de medios de prueba que concurrieron a
formar la convicción del fallador, para infirmarla no basta con que se ataquen
algunos de tales medios si los que restan son suficientes para apoyar la
solución a la que llegó aquel, ni tampoco que se hayan dejado de estimar
algunas pruebas, si la sentencia se funda en otras que no han sido atacadas.

En ese entendido, la Sala observa que la censura se limita a referir las pruebas
que, en su decir, demuestran la existencia de un vínculo laboral, exponiendo
su opinión personal sobre la manera en la que debió decidir el ad quem. Nada
dice sobre los presuntos errores en los que habría incurrido el Tribunal al
otorgar mayor mérito a las declaraciones o testimonios que sirvieron de
respaldo al fallo de segundo grado, reproche que resulta indispensable si se
busca obtener su revocatoria, pues es precisamente sobre el supuesto de
acreditar un error notorio y transcendente en la sentencia, que se edifica la
eventual prosperidad del recurso.

Debe recordarse que cuando el ataque se endereza por la vía de los hechos, no
es cualquier desatino del juzgador el que da al traste con su proveído, sino
únicamente aquél que tenga la connotación de manifiesto, evidente u
ostensible. Ese carácter surge frente a transgresiones fácticas patentes,
provenientes de errores en el examen de los elementos de juicio que
conforman el haz probatorio, ya bien por haberlos apreciado
equivocadamente, ora por no haberlos estimado.

No basta, en consecuencia, que los recurrentes den explicaciones -así sean


razonables- sobre las eventuales conclusiones erróneas del fallador, o que se
limiten a enfrentar las suyas con las de aquel, sino que además de identificar
y demostrar el desacierto de hecho ostensible, debe acreditar, con base en el
contenido de las pruebas, qué es lo que ellas en verdad acreditan y su
incidencia en la equivocada resolución judicial (CSJ SL17468-2014). CSJ SL,
23 ag. 2017, rad. 49209.

Puestas así las cosas y con apoyo en las providencias transcritas y pertinentes
a este asunto, queda evidenciado que no se presentaron los dislates fácticos
que le achacó el censor al Tribunal.

En consecuencia, el cargo no prospera.

VII.CARGO PRIMERO

La censura afirmó que la sentencia impugnada, violó directamente, «por


infracción directa, por falta de aplicación», los artículos 29 y 53 de la CN; 10,
13, 14, 22, 23, 24, 38, 39, 55, 65, 172, 189, 249, 306 del CST; ley 52 de
1975, artículos 1° y siguientes; Ley 50 de 1990, artículos 25, 98 y 99; Decreto
2351 de 1965, artículos 7,
y 14, 174, 177, 183, 187, 194, 195, 197, 198, 200 del CPC, pues el Tribunal dejó
de aplicar los preceptos legales pertinentes.

Con miras a demostrar su acusación, señaló que en el proceso estaba


plenamente demostrado y no se discutía, que los accionantes laboraron para
la demandada P.S.A. y que la sentencia gravada omitió aplicar a lo dispuesto
en los artículos 53 de la CN; 23 y 24 del CST sobre la presunción de contrato
de trabajo, memorando en forma prolija sentencias de la Corte Suprema y
Constitucional sobre contrato realidad y la presunción aludida, para afirmar
que de conformidad con el artículo 24 del CST, que ésta podía ser
desvirtuada, es decir, «demostrar que el servicio que se prestó no era laboral
sino de otra naturaleza» y que mientras no se probara lo contario, se debía
presumir la existencia del contrato de trabajo.

Refirió que en la sentencia recurrida estaba claro que los accionantes


laboraron para la empresa demandada, Cristalería Peldar S.A, que lo hicieron
en forma personal, bajo la dependencia de la misma empresa que no permitía
el acceso a sus instalaciones de personas diferentes a los actores, quienes
debían someterse a las órdenes que les eran impartidas por los empleados de
Peldar, empresa que, además, era la que imponía el valor del cargue y
descargue de los vehículos que dejaban la materia prima o recogían los
productos elaborados. Era Peldar, a través de sus empleados, los que
señalaban donde se debía depositar la materia prima, cual vehículo se cargaba
o descargaba, con cual producto, etc, así día a día, y luego recibían de Peldar
una remuneración por el servicio, remuneración que era cuantificada por la
demandada.

Acudió a las declaraciones de L.E.R.G., A.G.R., F.E.C.H. y H.S., de quienes


dijo fueron constantes en afirmar los elementos configurativos del contrato
de trabajo que existió entre las partes, describiendo las funciones que
desempañaban los demandantes como coteros; también que quien los
contrataba era Cristalería Peldar a través de alguno de sus supervisores,
quien, además era el encargado de señalarles la jornada laboral que se debía
cumplir de acuerdo con la producción de la planta y la remuneración que
recibirían por su labor, y que al estar en las dependencia de la demandada
Peldar, debían utilizar los uniformes suministrados por aquella con el
logotipo de la empresa; que usaban los mismos vestieres y baños que los
empleados de planta de dicha empresa y comían en los mismos lugares,
detallaron el horario de trabajo y que las órdenes se las deban los
despachadores de Peldar y que los salarios se los pagaban la misma empresa,
y que incluso en caso que no concurrieran a laborar, se le debía avisar tal
circunstancia al supervisor de Cristalería Peldar.

Además, recordó lo que cada una de las empresas transportadoras citadas al


proceso como parte, habían expresado en sus contestaciones de demanda,
sobre que el despachador de Peldar era el que daba las instrucciones sobre
ubicación y entrega de la documentación; que no recibieron dinero de la
mencionada empresa para pagar los coteros; y que se elaboraba factura
cambiaria de transporte que era pagada con cheque con crédito a 30 días a
favor de Peldar; que los conductores no tenían ningún contacto con los
coteros, ni injerencia en lo relacionado con la aceptación o repudio a los
productos a cargar; que la accionada no ha sido consultada en la consecución
de coteros y jamás ha hecho la exigencia a P.S.A. de que contrate o vincule a
quienes fungen como demandantes.

Concluyó su discurso, afirmando que si la prueba era clara, en el sentido de


demostrar que los demandantes laboraron en forma personal para P.; que
estuvieron bajo su subordinación, y que además era P. la que les pagaba su
salario conforme a unas tablas que eran diseñadas por la propia empresa, era
obvio que su contrato debió calificarse como de trabajo, dando así aplicación
a lo normado por los artículos 22, 23 y 24 del CST, y consecuentemente a las
demás normas sustantivas que se refieren a las prestaciones sociales antes
anunciadas.

VIII.CARGO SEGUNDO

Le imputó a la sentencia impugnada, por la vía directa, la interpretación


errónea de los artículos 25 y 53 de la CN; 10, 13, 14, 22, 23, 24, 38, 39, 55, 64,
65, 172, 189, 249 y 306 del CST, 8 y 14 del Decreto 2351 de 1965; 60 y 61
CPTSS y 176, 194, 195, 197, 198 y 200 del CPC.

Con la finalidad de mostrar los dislates cometidos por la segunda instancia, la


censura en líneas similares esgrimió los mismos razonamientos que desplegó
para demostrar la primera acusación, en cuanto todos giran sobre el mismo
objetivo, esto es, demostrar la existencia de una contrato de trabajo de los
demandantes para con la demandada P.S.A., bien sobre la base de la misma
presunción ya referida en el cargo anterior, ora sobre la estructuración de los
elementos que le son esenciales y que están, según el recurrente, acreditados
en esta causa; motivo por el cual la Sala no hará mención adicional sobre esa
argumentación.

IX.CONSIDERACIONES En lo que tiene que ver con el primer y segundo


cargo, que como se vio se valen de similares argumentaciones y están
enderezados por la misma senda, debe la Corte advertir el Tribunal
desconoció el verdadero entendimiento que de antaño ha explicado en forma
pacífica esta Corte, sobre el verdadero alcance intelectivo del 24 del CST, al
concluir que:

Aclaradas las situaciones anteriores, en este caso tenemos como los


demandantes aducen que estuvieron vinculados a Cristalería Peldar S.A por
medio de un contrato de trabajo, por lo que, por carga de la prueba,
corresponde a los demandantes demostrar que el vínculo que los unió con la
demandada fue una relación laboral, carga que no lograron cumplir, por lo
que, no existiendo prueba en el plenario de la que se pueda desprender la
existencia de la relación laboral entre las partes, no es posible acceder a nada
de lo solicitado, […] (Subraya la Sala)

Ese anterior entendimiento hecho por el Tribunal, desconoce lo que sobre ese
particular se ha enseñado por esta Corporación judicial, en cuanto a que
demostrada la prestación personal del servicio, se presume la existencia del
contrato de trabajo y será la demandada a quien le corresponde desvirtuarles
así:

De conformidad con el artículo 24 del C.S.T debe presumirse que toda


relación de trabajo personal está regida por un contrato de trabajo.
Consiguientemente, si en un proceso se establece que se dio una prestación
personal de servicios remunerada y se desconoce si fue subordinada o no, o
subsiste duda a este propósito, deberá el respectivo juez concluir que la
relación estuvo regida por un contrato de trabajo con las consecuencias
jurídicas que ello pueda aparejar. Sin embargo, importa insistir que el referido
canon no pretendió abolir las relaciones laborales independientes, ni en modo
alguno las descartó, pues al contrario supone que el concepto de relación de
trabajo es un género que contiene especies diversas entre las cuales, fuera de
la modalidad subordinada descrita y definida en los dos artículos precedentes
del estatuto, se hallan las prestaciones de servicios que en modo
independiente y bajo diversas expresiones contractuales efectúan personas
naturales en beneficio de otras naturales o jurídicas con derecho a
remuneración. Solo que el artículo 24 en desarrollo del concepto de
protección al trabajador consagra la presunción que arriba quedó enunciada,
de forma que este se halla liberado de acreditar la subordinación como
elemento esencial que es del contrato de trabajo, cosa que no impide que
aparezca la prueba de que el vínculo en cuestión en realidad fue
independiente. (CSJ SL, 27 jun. 2000. rad. 14096).
De conformidad con lo anterior, es claro que el Tribunal cometió el yerro
jurídico endilgado, empero esa circunstancia no apareja la casación de la
sentencia, por cuanto como se dejó evidenciado al resolverse el tercer cargo,
en sede de instancia se encontraría que medios de persuasión ya analizados,
acreditarían que la presunción del contrato de trabajo a que se ha venido
haciendo referencia a lo largo de esta providencia, quedó desvirtuada por la
demandada Cristalería Peldar SA.

De ahí que estos dos cargos no pueden prosperar, pues aun cuando el ad quem
erró en el entendimiento del artículo 24 del CST, se desvirtuó la aludida
presunción.

Sin costas en el recurso extraordinario, dada la prosperidad del cargo.

DECISIÓN
En mérito de lo expuesto la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral,
administrando Justicia en nombre de la República de Colombia y por autoridad de
la Ley, NO CASA la sentencia proferida el 31 de agosto de 2009, por la Sala Laboral
de Descongestión del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, en el
proceso ordinario laboral adelantado por R.O.G., F.V.R. y ANTONIO QUIMBAY
ARÉVALO contra CRISTALERIA PELDAR S. A., COOPETRAN LTDA., COOPECOL
LTDA., COLTANQUES LTDA., T.C.S.A., y TRANSPORTES 3T LTDA.

Costas como se indicó en la parte motiva de la sentencia.

N., publíquese, cúmplase y devuélvase el expediente al tribunal de origen.

MARTÍN EMILIO BELTRÁN QUINTERO

DOLLY AMPARO CAGUASANGO VILLOTA

ERNESTO FORERO VARGAS

SCLAJPT-10 V.00

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