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E.F.V.
Magistrado ponente
SL725-2018
Acta 05
ANTECEDENTES
R.O.G., F.V.R. y A.Q.A. llamaron a juicio a C.P.S.A., C.S.A., transportes 3T Ltda.,
Coopetran Ltda., Cooperativa de Transportadores de Zipaquirá, Transportes
Chiquinquira S. A., y Coltanques Ltda., con el fin de que, mediante sentencia judicial
se declarara que, «en su calidad de empleadores, y en subsidio como intermediarios
que no anunciaron su calidad y no manifestaron el nombre del empleador, y en
subsidio como beneficiarios», adeudaban y debían pagar a los demandantes, en
forma individual, conjunta o solidaria:
Auxilio de cesantías y los intereses correspondientes doblados. Los intereses sobre
el auxilio de cesantías causados a diciembre 31 de cada anualidad, desde que se
causaron, doblados, la remuneración o compensación de vacaciones en dinero, y las
primas de servicios semestrales debidas. El descanso dominical. La indemnización
por mora por falta de depósito del auxilio de cesantías en uno de los fondos
autorizados por la ley, desde que se hizo exigible la obligación y por cada uno de los
años en que se haya incurrido en tal omisión. La pensión de vejez por falta de
afiliación al régimen de seguridad social y en subsidio el pago de los aportes para
obtener derecho a la pensión, debidamente indexadas. Los gastos de salud,
hospitalarios, quirúrgicos, drogas, para los demandantes y la prole, que se causen y
se sigan causando por la falta de afiliación a una E.P.S. y todos los demás derechos
que el señor juez deba reconocerme en forma extra o ultra petita.
Que, para laborar en dicha compañía como cotero, «se debe hablar con el señor F.M.
(Jefe de Bodega de la empresa) o con los supervisores del área correspondiente» y
«cuando ingresaron, P. no les anunció quien sería su empleador, sino que de hecho
los agrupó, seleccionó, inclusive toma la decisión hasta cuando trabajan, sin dejar
huella documental»; que la accionada en comento tenía en su convención colectiva
un oficio llamado varios, que establecía un salario fijo y otro salario mínimo
convencional, los cuales podían servir de base para la liquidación de sus derechos.
Que:
Que:
Que, quienes contrataron los servicios de los coteros para el cargue y descargue de
productos a los transportes, fueron las empresas trasportadoras.
Negó que hubiera sostenido relaciones laborales con los actores, que aquellos
tuvieran horario o jornada laboral, cumplido ordenes, o haber estado sometidos al
reglamento interno de trabajo y que recibieran salario; al respecto aclaró que lo único
que hacían los coteros era el cargue y descargue de productos terminados y de
materia prima y que «mal podía hablarse del no pago de prestaciones sociales y
demás derechos laborales de quien o quienes nunca han sido sus trabajadores».
Respecto del horario que aseveraron cumplir los demandantes, mencionó que si bien
el horario de cargue y descargue de producción comenzaba a las 6:00 horas y se
extendía hasta las 22:00, dependiendo de la producción que existiera, ignoraba si las
cuadrillas de coteros tenían establecido un horario de trabajo entre ellos.
Que, en el sub lite, a los accionantes les faltó acreditar uno de los elementos
necesarios para la configuración del contrato realidad, la subordinación laboral,
respecto de la cual afirmó que, la carga de su prueba recaía única y exclusivamente
sobre los demandantes; que eran los conductores de las empresas transportadoras
quienes directamente daban órdenes a los coteros; y que no existió ninguna
exclusividad de los actores para con la accionada, pues los coteros también
prestaron sus servicios a sociedades como Leona y Bavaria.
Frente al proceso de cargue y descargue que describieron los demandantes, P.S.A.
aceptó que eran los coteros quienes hacían el cargue y descargue de los camiones
de las empresas transportadoras que acarreaban sus productos terminados y la
materia prima, pero que eran los conductores de las empresas trasportadoras
quienes acordaban con los coteros el precio de sus servicios y se los cancelaban,
pues, según la accionada en comento, el cargue y descargue de productos y materia
prima era obligación de las empresas transportadoras; que incluso, hubo casos en
los que a los coteros les tocó ir hasta las oficinas de las compañías de envío para que
allí se los pagaran; que hubo pocas veces «en que C. o la Cooperativa de
Transportadores, envían a PELDAR, una factura en la cual cobran un mayor valor,
por efecto del cargue de la producción».
Finalmente agregó que para P.S.A. era irrelevante qué coteros o cuadrilla de estos
le prestara sus servicios, que lo único que importaba era que hubiera quien
descargara y cargara cuando llegaran los camiones.
C.L.. y C.L., frente a los hechos del libelo inicial manifestaron que era cierto que
cuando recibían una orden de servicio de parte de Cristalería Peldar S. A. emitían
una otra de cargue con destino a dicha sociedad y tal documento, que autorizaba al
conductor a transportar la carga, era entregado por éste a los coteros, quienes con
el mismo procesaban el despacho y realizaban el cargue. Pero, a diferencia de la
pasiva, sostuvieron que la actividad de cargue y descargue de mercancías la
desarrollaron los coteros bajo «mandato u orden exclusiva de PELDAR, con
uniforme de PELDAR y en su exclusiva representación».
[…] en una evidente e infructuosa “maniobra “(sic) para desdibujar su relación única
y directa con los coteros, ( Así sea en forma de prestación de servicios en forma
independiente ) le exige a los conductores que cancelen el pago de los cargues a
los coteros que participaron del cargue, pero bajo las instrucciones de PELDAR
bajo sus condicionamientos, y a una tarifa fijada en forma exclusiva, unilateral por
PELDAR , que posteriormente reembolsa PELDAR al transportador, de tal manera
que a la final y desde un punto de vista real, factico y material , quien paga también
dicha labor de cargue y /o descargue a los coteros (Demandantes) es también
PELDAR.
Que C. y C.L.:
Finalmente añadieron que, «es absolutamente claro, que todo ese personal está
dispuesto, y controlado con exclusividad por PELDAR para realizar actividades
propias de un remitente o de un destinatario, que es (sic) quienes les corresponde el
cargue o descargue, de acuerdo a la ley».
Por su parte, Transportes 3T Ltda., al dar respuesta a los hechos en los que los
actores fundamentaron sus peticiones, señaló que no era cierto que los conductores
de su empresa realizaran los trámites documentales de la mercancía a transportar
con los coteros, que lo cierto era que ellos se relacionaban directamente con los
despachadores de Cristalería Peldar S. A., quienes les indicaban su turno de ingreso,
los ubicaban y tramitaban la documentación, y que también era falaz que hubiera
«recibido dinero de parte de PELDAR para pagar coteros».
Respecto a todos los demás hechos manifestó que no le constaba ninguno y que se
atenía a lo que se probara en el proceso, pues no conocía a los accionantes, como
tampoco el objeto social de P.S.A., su domicilio de producción, sus procedimientos o
sus convenciones colectivas.
C.L., respecto de los hechos en los que los actores apoyaron sus pretensiones, aseveró
que, ninguno de ellos le constaba, ya que nunca los demandantes laboraron para ella,
y acto seguido, en su defensa propuso como excepciones, la inexistencia de la
obligación; la prescripción y la innominada.
Respecto de todos los demás hechos, también manifestó que eran falsos, por cuanto
no eran situaciones que hicieran referencia a la Cooperativa de Transportadores de
Zipaquirá y que nunca sostuvo relación alguna con los actores.
Como excepciones de mérito, propuso la falta de objeto y causa para ejercer la parte
demandante la acción impetrada; inexistencia de la obligación; buena fe y
prescripción.
T.C.S.A., sobre los hechos de la demanda argumentó, que casi ninguno de ellos le
constaba, únicamente aceptó el que hizo referencia a que los coteros con el
documento denominado orden de carga procesaban el despacho y el cargue de las
mercancías a movilizar, pero aclaró, que lo hacían por mandato u orden exclusiva de
P.S.A., con uniforme de ésta y en su exclusiva representación.
El 27 de julio de 2007 profirió el fallo (f.o 507 a 556), absolviendo a las compañías:
Coopecol Ltda., Transportes 3T Ltda., Coopetran Ltda., Cooperativa de transportes
Zipaquirá, Transportes Chiquinquirá S. A. y Coltanques Ltda., de todas las
pretensiones contenidas en el libelo inicial y declaró que se causaron costas a su favor
y en contra de los demandantes.
$10´291.412,02
$10´291.412,02
$9´064.96613,80
Prima de Servicios
$2´986.074,00
$2´986.074,00
$2´986.074,00
En el recorrido para llegar a dicha conclusión, el Tribunal trajo a colación que según
el artículo 23 del CST, para que existiese una relación laboral debían concurrir sus
tres elementos esenciales, señalados en el artículo 22 ibídem, que eran: la actividad
personal del trabajador, la continuada subordinación del mismo y un salario como
retribución del servicio.
El señor A.G.R., testigo de la parte demandante indica que también trabajó como
cotero en la demandada, precisa datos exactos acerca de las fechas de ingreso de los
demandantes a P. y que éstos fueron contratados por P., el horario lo fija el jefe de
bodega, les paga P. por medio de los transportadores, la empresa no ha celebrado
contratos de subcontratación para cargue y descargue de materias primas de
producto terminado con los coteros, en la demandada no existe ninguna otra persona
jurídica que realice las labores de cargue y descargue de materias primas y de
productos terminados, esa labor siempre ha correspondido a los coteros. Indica que
R. y L.F. entraron a trabajar el 13 de enero de 1987 y L.A. el 13 de agosto de 1988.
El señor J.U.Q., testigo de la parte demandada, trabaja en Peldar S.A, indica que el
conductor negocia con el cotero, en la planta se tiene destinado un baño para
conductores y personal que lo necesite, pero es el conductor quien le paga al cotero,
desconociendo la forma de negociación entre ellos.
Por su parte, en los interrogatorios de partes, los señores R.O.G., L.A.Q.A. y L.F.V.R.
coinciden en manifestar que las órdenes las recibían del despachador de la bodega
de Peldar y que los coteros permanecen dentro de las instalaciones de ésta, cuando
entra el vehículo, el despachador de Cristalería es el que da las órdenes de cargar el
carro, P. paga el cargue porque ésta reembolsa esos dineros a las empresas
transportadoras.
A continuación, el Tribunal aseveró que parte de la prueba testimonial recaudada
consistía en declaraciones de otros coteros compañeros de los accionantes, quienes
también instauraron demanda en contra de la accionada, y por ello, sostuvo que no
eran suficientes para declarar la existencia de las relaciones laborales reclamadas, ya
que:
[…] dichos testigos tienen intereses en las resultas del proceso, fuera de lo cual entre
los mismos no existe unanimidad en cuanto a los extremos de la relación laboral,
presentándose serias contradicciones entre ellos, aunado al hecho de que en la
declaración del señor L.E.R.G., el mismo es claro en que desconoce la mayoría de las
situaciones que rodearon la relación entre los demandantes y la accionada,
concretamente lo relacionado con el salario y los extremos de la misma.
También llama la atención el hecho de que los testigos, haciendo referencia a los
señores A.G.R. y H.S., sean tan precisos en cuanto a las fechas en las que los
demandantes ingresaron a laborar al servicio de la demandada, hechos éstos que no
deberían ser recordados con tanta precisión por parte de éstos, haciendo hincapié en
el hecho de que el señor A. no coincide en lo relacionado con la fecha de ingreso del
señor L.A..
Por las aludidas razones y porque encontró que los actores no aportaron ninguna
constancia de los salarios percibidos, de los días trabajados o de su jornada laboral,
concluyó que, con las pruebas que reposaban en el expediente, «concretamente con
las testimoniales de la parte demandante, sería muy aventurado proceder a proferir
una Sentencia condenatoria en vista de que existen vacíos en lo relacionado con la
forma en la que se desarrolló la relación laboral, principalmente en lo relacionado
con los extremos de la misma»; más aún, cuando según el Juez colegiado, los testigos
de la parte demandada fueron claros y unánimes al indicar que ninguna clase de
vinculo existió entre P. y los coteros, desconociendo aquellos, lo relacionado con el
salario, subordinación y horario de los accionantes.
"La duración del contrato de trabajo es extremo de la acción, para efecto de los
derechos reclamados por el trabajador, y su prueba completa y evidente corre a cargo
del demandante, según los principios generales que informan el derecho probatorio.
La duración en la prestación de los servicios, es la base para el cálculo de las
prestaciones que puedan corresponder al trabajador, tanto durante el desarrollo de
la relación laboral como al término de la misma" (cit. en "Jurisprudencia Laboral,
1961/1965, J.G.M., U. Externado de Colombia, pág. 205).
III.RECURSO DE CASACIÓN
Interpuesto por los demandantes, concedido por el Tribunal y admitido por la Corte,
se procede a resolver.
IV.ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN
Pretende el recurrente que la Corte case totalmente la sentencia recurrida, para que,
en sede de instancia, confirme la sentencia condenatoria proferida por el Juez a quo.
Con tal propósito formuló tres cargos, por la causal primera de casación del trabajo,
los cuales no recibieron réplica de ninguno de los demandados y que se estudiará
inicialmente el cargo tercero y posteriormente se resolverán el primero y segundo,
por estar orientados por igual vía, denunciar similar elenco normativo y perseguir el
mismo fin.
V.CARGO TERCERO
No dar por demostrado, estándolo, que existió contrato laboral entre R.O.G.,
L.F.V.R. y L.A.Q.A. y la empresa CRISTALERÍA PELDAR S.A.
No dar por demostrado, estándolo, que los actores, R.O.G., L.F.V.R. y L.A.Q.A.,
prestaron sus servicios personales, como cargadores o coteros de CRISTALERÍA
PELDAR S.A.
Señaló que esos yerros se dieron por la «falta de valoración o errónea apreciación»
de las siguientes pruebas:
Tal como aconteció con los dos cargos precedentes, en éste el recurrente argumentó
que:
[…]
El problema que debe resolver la Sala Laboral de la Corte, y que entro a demostrar,
es la existencia de un contrato realidad de trabajo, por la prestación de un servicio
personal, bajo total subordinación y consecuente pago de los salarios o la
remuneración por el trabajo realizado por los demandantes. El Art. 24 del Código
Sustantivo del trabajo establece una presunción legal que no fue tenida en cuenta
por el Juzgador de Instancia, al desconocer que R.O.G., L.F.V.R. y L.A.Q.A. prestaron
sus servicios personales como coteros a la empresa CRISTALERÍA PELDAR S.A por
lo cual ésta empresa tenía la obligación de reconocer y pagar los derechos sociales
que la ley consagra en favor de los trabajadores dependientes.
Y esa anunciada demostración, empezó por referir los testimonios de los señores
L.E.R.G., A.G.R., F.E.C.H. y H.S. y a la confesión contenida en la respuesta a la
demanda inicial por parte de la Cristalería Peldar SA, para derivar de esos medios de
convicción que no quedó desvirtuada la presunción legal con fundamento en
el artículo 24 del CST, así como con otras piezas procesales que también había
aludido para el primer cargo, en particular las contestaciones a la demanda inaugural
de las empresas de transporte convocadas al proceso.
CONSIDERACIONES
El cargo tercero persigue que se determine que el Tribunal se equivocó al concluir
que no existió contrato de trabajo entre los demandantes y las demandadas, en
especial Cristalería Peldar SA, para lo cual le enrostró tres yerros fácticos y denunció
las piezas procesales de las contestaciones de la demanda inaugural.
En el presente asunto la supuesta confesión que dice la censura se presentó por parte
de la accionada Cristalería Peldar SA, al contestar la demanda y admitir que los
demandantes sí se desempeñaban como coteros dentro de las instalaciones de la
mencionada empresa, no existió, por cuanto no reúne las exigencias contenidas en
el numeral 2 del artículo 195 del CPC, hoy 191 del CGP, por razón de que de las
manifestaciones allí contenidas no se pueden extraer hechos que generen
consecuencias jurídicas adversas a la demandada o que terminen favoreciendo a la
parte actora, ya que solamente dicha convocada al proceso aceptó que los actores
eran coteros, más no que se desempeñaran como sus trabajadores y menos en forma
dependiente o subordinada.
En cuanto a los testimonios que la misma parte actora peticionó como prueba y de
las cuales se recepcionaron las declaraciones de A.G.R., F.E.C.H., H.S. y L.E.R.G., el
Tribunal les restó total credibilidad; y de otro lado las declaraciones de C.J.G.R.,
J.U.Q.U. y F.A.U., testigos de la pasiva, a los cuales el ad quem no sólo acogió, sino
que les dio mayor credibilidad, con fundamento en la preceptiva contenida en el
artículo 61 del CPTSS, ya que, en su decisión fueron contestes en desvirtuar la
existencia de un vínculo de carácter laboral con cada uno de los actores, no es dable
estudiarlos por no ser prueba calificada en casación del trabajo, de conformidad con
el artículo 7° de la Ley 16 de 1969, por lo que las inferencias o razonamientos que se
coligen de tal prueba quedan incólumes.
Adicionalmente debe señalarse que esta Corporación ya ha tenido oportunidad de
proferir varias sentencias por medio de las cuales se ha resuelto similares conflictos
jurídicos al que ahora concita la atención de la Sala; incluso al punto que
persiguieron la declaratoria de la existencia de un contrato de trabajo como coteros
para la demandada Cristalería Peldar S.A.; las sentencias de primera y segunda
instancia fueron proferidas por las mismas autoridades y el resultado en una y otra
fue idéntico; se formularon los mismos tres cargos y finalmente, se endilgaron
similares dislates, tanto jurídicos como fácticos.
[…]
No empece, estima la Sala que debe rectificarse el dislate hermenéutico del juez
plural, en tanto consideró que a quien alega su condición de trabajador subordinado
le incumbe demostrar que el demandado fue su empleador, en contrario a lo que una
abundante jurisprudencia de esta Sala de la Corte tiene adoctrinado. Así por ejemplo,
en sentencia CSJ SL del 26 de jun. 2011, rad. 39377, para que no quede ninguna
duda, en forma explícita se discurrió así:
Aún hay más. No existe plena certeza de las fechas de inicio y terminación de las
relaciones de trabajo entre CRISTALERÍA PELDAR S.A. y cada uno de los
accionantes.
Así las cosas, al dejar libre de ataque algunos pilares fundantes de la sentencia
gravada, el impugnante no se aproxima al objetivo que se propuso en la formulación
del alcance de la impugnación, en la medida en que las premisas inatacadas
permaneces enhiestas en apoyo de la decisión del ad quem, con lo cual desatiende la
carga de socavar los cimientos del fallo que viene precedido de la presunción de
legalidad y acierto, propia de los que dicta un funcionario judicial en ejercicio de la
potestad de juzgamiento que le confieren la Constitución Política y la Ley.
[…]
Lo primero que debe decirse es que, tal y como fue advertido en la réplica, la
demanda de casación adolece de serios defectos de técnica, pues si bien los dos
primeros cargos fueron planteados por la vía directa y el tercero, por la indirecta, en
todos se evidencia una mezcla inadecuada de reproches fácticos y jurídicos, sin que,
en todo caso, se pueda colegir de ellos una argumentación sólida tendiente a derruir
los fundamentos esenciales de la sentencia, pues su planteamiento se asemeja más a
un alegato de instancia en el que se pretende demostrar los hechos fundamento de
la demanda y no, como se exige en este sede, atacar las conclusiones del fallo de
segundo grado.
Así, por ejemplo, en los dos primeros cargos, dirigidos por la senda del puro derecho,
el actor incurre en la imprecisión de involucrar cuestiones fácticas, en las que discute
el análisis probatorio realizado por el Tribunal, refiriendo algunas declaraciones
rendidas en el proceso que, a su juicio, fueron apreciadas de forma equivocada;
generando con ello una confusión entre las dos vías de violación de la norma
sustancial, lo cual no es admisible en sede de casación. Debe recordarse que si para
verificar la posible transgresión del Tribunal se hace mención a piezas del proceso,
la acusación debe ser enderezada por el sendero fáctico (CSJ SL5062 -2015).
Sin embargo, debe decirse que, del hecho de que la demandada haya aceptado
que los accionantes se desempeñaban como coteros en las instalaciones de
P.S.A., no se deduce, necesariamente, que prestaban sus servicios de forma
personal y subordinada, como pretende hacerlo ver la censura. De hecho, sin
perjuicio de las actividades de cargue y descargue que estas personas
realizaban al interior de la empresa, lo cierto es que la forma en la que esa
labor se desarrollaba, la modalidad del vínculo que los unía y las particulares
condiciones en las que estaba sometida la prestación de ese servicio, son
aspectos determinantes para deducir la naturaleza de la relación, los cuales,
como se sabe, el Tribunal no encontró suficientemente probados, además de
considerar que habían sido desvirtuados.
De hecho, contrario a lo afirmado por los recurrentes, la estrategia defensiva
de la demandada se fundó en negar la existencia de una relación laboral con
los accionantes. Por ese motivo, en la contestación de la demanda resalta la
naturaleza independiente de la contratación; afirma que los coteros dependen
directamente de las empresas de transporte; descarta que estuvieran bajo su
subordinación o dependencia o sometidos a órdenes y horarios de trabajo y
que son los transportadores quienes se encargan de pagar ese servicio (f.º 16
a 19); afirmaciones de las que, como es evidente, no es posible derivar una
declaración de la que se infiera que se admiten los hechos soporte de la
demanda.
La Sala recuerda que de conformidad con el artículo 195 del CPC vigente al
momento de la contestación de la demanda, la confesión requiere (CSJ
SL4679 -2017):
Así las cosas, las afirmaciones hechas por la sociedad Cristalería Peldar S.A.
en la contestación de la demanda, distan de ser una confesión susceptible de
producir efectos jurídicos desfavorables en su contra.
De otra parte, las manifestaciones hechas por las entidades llamadas
inicialmente como responsables solidarias, esto es, C.L. o C.S.A.,
«Transportes Gamboa e Hijos Ltda» y Transportes Rápido Nieto Ltda., son
en realidad manifestaciones de terceros en lo que tiene que ver con la
presunta responsabilidad que pretenden endilgarle a C.P.S.A., por lo que no
se configuran los presuntos errores de hecho derivados de su falta de
apreciación.
3. En el tercer cargo planteado por la vía fáctica, la demanda obvia denunciar
como mal valorados los testimonios sobre los cuales el Tribunal fundó
exclusivamente el fallo. Esta omisión tiene serias implicaciones en cuanto a la
prosperidad del recurso, pues sin perjuicio de los elementos que fueron
calificados de inapreciados, como no se ataca ninguna de las declaraciones
que sirvieron de apoyo a la argumentación del ad quem, la decisión conserva
la presunción de acierto y legalidad, lo que, en últimas, conlleva a la
improsperidad de las pretensiones incoadas.
En ese entendido, la Sala observa que la censura se limita a referir las pruebas
que, en su decir, demuestran la existencia de un vínculo laboral, exponiendo
su opinión personal sobre la manera en la que debió decidir el ad quem. Nada
dice sobre los presuntos errores en los que habría incurrido el Tribunal al
otorgar mayor mérito a las declaraciones o testimonios que sirvieron de
respaldo al fallo de segundo grado, reproche que resulta indispensable si se
busca obtener su revocatoria, pues es precisamente sobre el supuesto de
acreditar un error notorio y transcendente en la sentencia, que se edifica la
eventual prosperidad del recurso.
Debe recordarse que cuando el ataque se endereza por la vía de los hechos, no
es cualquier desatino del juzgador el que da al traste con su proveído, sino
únicamente aquél que tenga la connotación de manifiesto, evidente u
ostensible. Ese carácter surge frente a transgresiones fácticas patentes,
provenientes de errores en el examen de los elementos de juicio que
conforman el haz probatorio, ya bien por haberlos apreciado
equivocadamente, ora por no haberlos estimado.
Puestas así las cosas y con apoyo en las providencias transcritas y pertinentes
a este asunto, queda evidenciado que no se presentaron los dislates fácticos
que le achacó el censor al Tribunal.
VII.CARGO PRIMERO
VIII.CARGO SEGUNDO
Ese anterior entendimiento hecho por el Tribunal, desconoce lo que sobre ese
particular se ha enseñado por esta Corporación judicial, en cuanto a que
demostrada la prestación personal del servicio, se presume la existencia del
contrato de trabajo y será la demandada a quien le corresponde desvirtuarles
así:
De ahí que estos dos cargos no pueden prosperar, pues aun cuando el ad quem
erró en el entendimiento del artículo 24 del CST, se desvirtuó la aludida
presunción.
DECISIÓN
En mérito de lo expuesto la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral,
administrando Justicia en nombre de la República de Colombia y por autoridad de
la Ley, NO CASA la sentencia proferida el 31 de agosto de 2009, por la Sala Laboral
de Descongestión del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, en el
proceso ordinario laboral adelantado por R.O.G., F.V.R. y ANTONIO QUIMBAY
ARÉVALO contra CRISTALERIA PELDAR S. A., COOPETRAN LTDA., COOPECOL
LTDA., COLTANQUES LTDA., T.C.S.A., y TRANSPORTES 3T LTDA.
SCLAJPT-10 V.00