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1.- De pie, eleve los brazos hacia el cielo, sobre la cabeza, estirando totalmente el
cuerpo (como si fuera la letra I). INSPIRE profundamente inclinándose un poco
hacia atrás. Luego doble el cuerpo hacia adelante y abajo como para tocar con las
manos en el suelo, sin doblar las rodillas, mientras ESPIRA. Haga doce repeticiones.
2.- Con las manos elevadas por encima de la cabeza (como en el ejercicio anterior)
describa círculos con la cadera como si estuviera haciendo bailar un aro. Primero dé
las vueltas hacia un lado y luego, después de completar las repeticiones necesarias,
hacia el otro. Empiece con tres o cuatro vueltas a cada lado hasta llegar a veintiuna
progresivamente. Si padece dolor lumbar no haga mas que una o dos vueltas. En
caso de lumbalgia provocada por el movimiento no lo haga más hasta que
desaparezca el dolor. Consulte a su médico si tiene dudas.
3.- Agárrese los codos con las manos y levante así los brazos por encima de la
cabeza, tan arriba como sea posible. En esa posición mueva los codos hacia un lado
y a otro ocho veces. Es como si con una mano empujase el codo hacia un lado y
luego con la otra mano hacia el otro. Sólo debe mover los brazos, no el tronco.
INSPIRE al subir los brazos con las manos en los codos. RETENGA el aire al
moverlos. ESPIRE bajando los brazos. Basta con que lo repita tres veces.
4.- Imagínese que está escalando por una cuerda. Para ello sitúe sus brazos por
encima de la cabeza y trate de poner cada vez una mano más alta que la otra hasta
que note que su cuerpo se ha estirado.
5.- Mantenga su cuello en el mejor estado. Esto es muy importante para todas las
afecciones localizadas en la cabeza, desde las más triviales a las más serias. El
riego sanguíneo, drenaje e inervación de la cabeza depende de ese difícil pasillo del
cuello. Realice series de movimientos de cuello, siete repeticiones de cada
movimiento:
Si cree que puede marearse haga estos movimientos sentado, con la espalda bien
recta. Siempre se han de hacer despacio.
1.- De pie, con los brazos en cruz, dé vueltas en el mismo sentido de las agujas del
reloj, con los ojos abiertos. Mucho cuidado con golpearse o caerse. No es cuestión
de velocidad. Dé entre una y doce vueltas. Si siente una ligera sensación de vértigo
es el momento de parar. En todo caso no más de doce vueltas. Luego tiéndase
sobre una manta o alfombra encima del suelo respirando profunda y rítmicamente.
Este es un ejercicio muy antiguo destinado a elevar el nivel energético de todo el
organismo.
2.- Tumbado en el suelo, en decúbito dorsal (boca arriba), con los brazos a lo largo
del cuerpo, las piernas estiradas pero (MUY IMPORTANTE) con el arco de la
cintura lo más pegado al suelo que pueda. Despacio eleve las piernas hasta la
vertical formando un ángulo recto con el cuerpo. OJO: si padece dolor lumbar o
le cuesta subir las piernas doble las rodillas antes de subirlas y luego al
bajarlas. Es mejor hacerlo así si nota que se fuerza demasiado la zona lumbar.
Continúe llevándolas hacia atrás con la intención de que los pies lleguen a tocar el
suelo más allá de la cabeza. Luego regrese lentamente a la posición inicial. No se
trata de forzar nada ni de hacerlo deprisa. Empiece con dos o tres repeticiones para
ir aumentando progresivamente, semana tras semana, hasta alcanzar veintiuna
repeticiones.
3.- De rodillas en el suelo, con el cuerpo recto desde las rodillas al cuello, los
brazos a lo largo del cuerpo, la barbilla tocando el pecho. INSPIRANDO se lleva la
cabeza hacia atrás, arqueando el cuerpo lo que sea posible sin perder el equilibrio.
Es necesario una cierta tensión corporal. Se mantiene la posición forzada unos
segundos y se regresa a la inicial ESPIRANDO. Empiece con una o dos repeticiones
y vaya aumentando igual que en el ejercicio anterior.
4.- Sentado sobre la alfombra, con las piernas estiradas, las manos apoyadas en el
suelo a los lados de la cadera, ni más adelante ni más atrás. INSPIRANDO se
elevará el cuerpo para formar la figura de una mesa. Las patas de esa mesa serán
las piernas hasta las rodillas y los brazos. La tabla de la mesa es el cuerpo desde
las rodillas hasta la cabeza que se procurará esté todo formando una linea lo más
recta posible. Luego de unos segundos se vuelve a la posición inicial ESPIRANDO.
Aumente el número de repeticiones igual que en los dos ejercicios anteriores.
5.- Sosténgase sobre las dos manos separadas y la punta de los pies formando
como un plano inclinado (tal como si fuera a realizar flexiones de brazos en el
suelo). INSPIRANDO adopte la posición conocida en el yoga como la "cobra",
descendiendo la pelvis hacia el suelo, arqueando el tronco y echando la cabeza
hacia atrás. Luego ESPIRE llevando su cuerpo a la posición contraria, elevando la
pelvis lo más posible para formar un arco, con la cabeza metida hacia adentro, la
barbilla cerca del pecho. Es un ejercicio que requiere cierta fuerza física pero
aunque empiece haciéndolo una sóla vez verá que pronto podrá ir subiendo hasta
llegar a las veintiuna repeticiones.
6.- Termine esta serie de ejercicios estirándose como sigue: tumbado en el suelo,
boca arriba, ponga los brazos en cruz. estirados a cada lado del cuerpo. Levante la
rodilla izquierda hasta que forme un ángulo recto con el cuerpo. Procurando
mantener los dos hombros pegados al suelo gire la cintura y lleve la pierna,
sin estirarla, hacia el lado derecho del cuerpo como para tocar con la rodilla en el
suelo. Mantenga la posición tres segundos notando cómo se estiran muy bien
algunas zonas de su espalda. Vuelva a la inicial y repita el ejercicio con la otra
pierna. Trate de tocar en cada caso el suelo con la rodilla pero ¡sin despegar los
hombros del suelo! Basta con que repita estos movimientos un par de veces para
cada lado.