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El duelo es el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida (pérdida de un

empleo, pérdida de un ser querido, pérdida de una relación, etc.). Aunque convencionalmente
se ha enfocado la respuesta emocional de la pérdida, el duelo también tiene una dimensión
física, cognitiva, filosófica y de la conducta que es vital en el comportamiento humano y que ha
sido muy estudiado a lo largo de la historia. En la actualidad se encuentra en discusión el tema
de si otras especies también tienen sentimientos de duelo como los seres humanos, y en
algunas de ellas se han observado comportamientos peculiares ante la muerte de sus
congéneres.

El choque séptico es un estado anormal grave del organismo en el cual


existe hipotensión prolongada por cierto período, generalmente dos horas o más, causada por
una disminución de la perfusión tisular y el suministro de oxígeno como consecuencia de
una infección y la sepsis que de ella resulta, aunque el microorganismo causal esté localizado
por todo el cuerpo de manera sistémica o en un solo órgano, o sitio del cuerpo.1 Por lo
general, requiere el uso de medicamentos vasopresores para incrementar la presión arterial a
pesar de haberse realizado una restauración adecuada de volumen corporal de la víctima.2
Un choque séptico puede causar el síndrome de disfunción multiorgánica, conocido
anteriormente como fallo múltiorgánico, y la muerte. Sus víctimas más frecuentes son los
niños, las personas inmunodeprimidas y los ancianos, ya que su sistema inmunitario no puede
hacer frente a la infección de la forma más eficaz, como en los adultos sanos. La tasa de
mortalidad por shock séptico es aproximadamente entre un 25%-50%.1
Actualmente los nuevos conceptos (y nuevos enfoques) de sepsis y shock séptico, basados
en estudios de bases de datos y estudios prospectivos que demuestran su validez, fueron
publicados en el "The Third International Consensus Definitions for Sepsis and Septic Shock"
(Sepsis-3) en el 2016. Definen a Shock Séptico ahora como un “subconjunto de la sepsis”,
donde las anomalías circulatorias, celulares y metabólicos subyacentes son lo suficientemente
importantes para aumentar sustancialmente la mortalidad.3
Los criterios clínicos para identificar tales condiciones incluyen la necesidad de vasopresores
para obtener una presión arterial media (MAP) ≥ 65 mmHg y un aumento en la concentración
de lactato > 2 mmol / L, a pesar de la reanimación con fluidos adecuados. Esta nueva
definición se centra principalmente en la importancia de distinguir el shock séptico de otras
formas de shock circulatorio.

Los términos sepsis y shock séptico con frecuencia se usan sin una definición o distinción
clara. En 1992, una conferencia de consenso del Colegio Americano de Médicos de Tórax y la
Sociedad de Medicina de Cuidados Críticos publicaron las siguientes definiciones de
síndromes de sepsis para aclarar la terminología utilizada para describir el espectro etiológico
de la enfermedad consecuencia de graves infecciones.4
El fundamento de la sepsis es la presencia de infección y la posterior respuesta inflamatoria
sistémica a esa infección, que resulta en alteraciones fisiológicas que ocurren a nivel
del endotelio capilar.5 Este síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS) es una
expresión que se ha desarrollado en un intento de describir las manifestaciones clínicas que
se derivan de la cascada inflamatoria sistémica, o la respuesta sistémica a la infección.6 Se
considera que para existir un SIRS, se tenga al menos 2 de los 4 siguientes parámetros
clínicos anormales:

1. la temperatura corporal > 38 o < 36


2. la frecuencia cardíaca > 90
3. la frecuencia respiratoria, >20 respiraciones por minuto o una PCO2 <32 mmHg
4. el conteo de leucocitos en sangre venosa o arterial >12.000/cc o <4.000/cc de sangre
con un recuento de neutrófilos inmaduros >10%
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La sepsis es la presencia de SIRS en el contexto de una infección.2 La sepsis grave es la


infección con evidencia de disfunción orgánica al final, como resultado de hipoperfusión.2
El shock séptico es la sepsis grave con hipotensión persistente a pesar de la reanimación con
líquidos y la consiguiente hipoperfusión tisular.2
La bacteriemia se define como la presencia de bacterias viables en el componente líquido de
la sangre. La bacteriemia puede ser primaria (sin identificar un foco de infección) o, más
frecuentemente, secundaria (con un foco de infección intravascular o extravascular). Mientras
que la sepsis se asocia con infección bacteriana, la bacteriemia no es un ingrediente
necesario en la activación de la respuesta inflamatoria que se traduce en la sepsis grave. De
hecho, el choque séptico se asocia con hemocultivos positivos por bacteriemia en sólo 30-
50% de los casos.9
En general el choque séptico se caracteriza por ser un estado causado por una infección
«fuera de control». Las fuentes más frecuentes de infección son los pulmones (neumonía), y el
aparato urinario (infección urinaria). En otras ocasiones el origen puede ser una enfermedad
como una pancreatitis aguda (inflamación del páncreas) que desencadena el síndrome de
sepsis. Es un trastorno del cuerpo, generalmente ocasionado por una infección, que provoca
un mal funcionamiento de los órganos internos, llegando a acabar con la vida del afectado en
más del 50% de las veces. El choque séptico se ceba especialmente en niños y ancianos,
además de personas con inmunodepresión, debido a que sus sistemas inmunitarios son más
débiles que en los adultos sanos.

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