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Las actividades

Fuente: Virtual Educa.

Las actividades en la educación superior en la modalidad virtual.

Las actividades ocupan, o deberían ocupar, un


lugar central en la educación superior. Cuando se habla (o se
escribe) acerca de la educación centrada en el alumno, en el
que aprende, la correlación lógica es que ese alumno no se
limite a escuchar, leer, mirar. Y esto vale tanto para la
educación presencial como para la virtual.

Quienes gestionamos educación virtual en la educación superior sabemos que es mucho más fácil
afirmar esto, que llevarlo a la práctica. Esa es una de las razones por las cuales muchas
propuestas de educación virtual se limitan a proponer materiales para la lectura o para
mirar/escuchar, mientras que la única actividad para la que se convoca al alumno es para las
evaluaciones parciales y finales.

La Unidad 2 nos ofrece una mirada general e introductoria a este tema en el que se
manifiestan con mucha fuerza las concepciones didácticas de cada docente. En efecto. Al
proponer a los alumnos actividades el docente pone en juego sus concepciones acerca del
aprendizaje, acerca del cómo se aprende, no sólo en general, sino cómo cree que se puede
aprender un tema concreto en particular.

No podemos, en el marco del tiempo disponible, revisar a fondo y analizar cada uno de los
recursos de esta inacabable caja de herramientas que son las actividades de aprendizaje. Cada
uno de nosotros va adquiriendo en la práctica profesional experiencia acerca de cómo funcionan
unas u otras. Lo que les proponemos son, entonces, sólo algunos criterios generales que nos
serán útiles a la hora de proponer actividades para nuestros alumnos en los entornos virtuales.

Tener en cuenta los tiempos

Cuando se planifican actividades hay que tener en cuanta los tiempos acotados, la agenda. La
realización de una actividad presupone:

 un momento de planteo,
 un lapso durante el cual los estudiantes se ponen en contacto con el material y la
información necesaria, y realizan la actividad,
 la posibilidad de consultar con el docente ante dudas y dificultades
 el envío o remisión de la actividad
 la evaluación
 la relaboración, en el caso de estudiantes que no resuelven adecuadamente la actividad
propuesta.

El otro costado del tema es la disponibilidad real de tiempo de los participantes. No se trata, en
general, de jóvenes que se dedican full time al estudio. El alumno de educación virtual en el nivel
superior es, en general, un adulto que trabaja y tiene obligaciones familiares. La planificación de
actividades debe incorporar esta situación, si no se quiere correr el riesgo de sobrecargar a los
alumnos.
La menor unidad de tiempo en que se puede plantear este ciclo es, en nuestra experiencia, de dos
semanas. Los plazos semanales, habituales en la presencialidad no son suficientes para los
ambientes virtuales.

El nivel de dificultad

Cuando se planifica actividades es muy importante medir si las dificultades que plantea su
realización pueden ser superadas por los alumnos reales, con su nivel real de conocimientos, y
dominio de las técnicas y procedimientos necesarios.

Hay que tener en cuenta que una vez planteada la realización de una actividad, si la misma resulta
demasiado difícil, fuera del alcance de los estudiantes, resulta muy engorroso volver atrás y
plantear otra en su lugar. El tiempo consumido ya fue gastado y el almanaque no retrocede, como
bien sabemos todos.

El equilibrio requiere también que la actividad no sea demasiado fácil. En ese caso el efecto es que
la actividad no resultará motivadora, no planteará desafíos, no servirá para hacer pensar.

Insumos

Las actividades que se planteen a los estudiantes deben considerar si éstos tienen acceso a los
insumos necesarios para su realización. Los insumos a los que nos referimos pueden ser de
cualquier tipo: libros (los estudiantes virtuales, en general, no tienen acceso a las bibliotecas físicas
de las Universidades), información que se encuentra en lugares a los que pueden no tener acceso,
etc. Si disponen de softwares específicos para determinada tarea (y que los mismos sean
gratuitos)

Sin ritualidades

Las actividades deben planificarse teniendo en cuenta, centralmente, que sirvan para los objetivos
deseados. Por ejemplo, no es obligatorio hacer un foro, si el foro no es la mejor herramienta para
trabajar el tema. El foro es una excelente herramienta en muchas ocasiones. En otras, consume el
tiempo disponible y aporta poco.

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