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LEIDY JOHANA CORREA GÓMEZ

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PEDAGOGÍA DE DERECHOS HUMANOS
CUN

PEQUEÑAS VOCES

Se podría empezar hablando que en este mundo existen dos miradas en torno al tema de la guerra y del
conflicto armado, una de ellas es de las personas que la viven en carne propia y otra es de los
espectadores que la ven a través de una pantalla de televisión, la leen en un periódico o la escuchan a
través de la radio.

La película Pequeñas voces, es un documental animado que muestra de manera sencilla los efectos de la
guerra vivido por una población indefensa y vulnerable como son los niños, ya que son ellos quienes
cuentan sus experiencias y sus dramas vividos por sus familias al ser partícipes de una guerra absurda
que lleva muchos años en nuestros país.

Es importante conocer y ser sensibles ante el drama que viven miles de personas en condición de
desplazamiento forzado; de campesinos, comunidades afro e indígenas obligados a dejar sus tierras, sus
vidas, sus costumbres por amenazas de guerrilleros o paramilitares. En este punto es significativo
conocer el planteamiento que hace Andrés Suarez, miembro del grupo de investigadores del informe
¡Basta Ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad, del Centro Nacional de Memoria Histórica, que
habla de los cinco ejes fundamentales para entender el conflicto armado en nuestro país.

Este investigador indica que el primer eje es el problema agrario que se ha dado desde siempre en
nuestro país, ya que el conflicto por la tierra y por el derecho de propiedad a la misma, ha generado
violencia en la sociedad y en diversos grupos poblacionales; El segundo eje es el tema de participación
política que se disputan los actores del conflicto armado con el gobierno. El tercer eje trata del tema del
narcotráfico, y es aquí donde el investigador señala que la guerra solo es viable si se tiene dinero, y el
narcotráfico naturalmente proveyó los recursos económicos para que los grupos armados comenzaran a
desarrollar la guerra y adquirir poder con el paso del tiempo, de allí se dio la creación de grupos
autodefensas y con ello la expansión de los paramilitares. En general, el narcotráfico en Colombia
origino cambios de paradigmas de la cultura social y lo más importante fue que erosiono la moralidad de
la población, debido a que se comenzó a ver la violencia como el único medio para llegar al fin, y al
haber un deterioro moral, la violencia y la guerra se comenzaron a ver como parte de la cotidianidad, en
donde la población que no es realmente afectada no se preocupa por darle una salida a la guerra que se
vive en el país.

El cuarto eje es el internacional, allí se plantea que la guerra aunque se hace en Colombia, no se puede
entender sin visualizar el ámbito internacional, debido a que muchas ideologías de los grupos
revolucionarios viene de países Europeos y de allí se toman los modelos referentes de sociedad a la que
aspiran y de ahí comienzan las luchas armadas por los cambios. Y el quinto eje de que se habla y el más
importante según mi opinión personal, es que en Colombia hay más territorio que Estado, esto quiere
decir que hay muchos lugares de Colombia donde el Estado es fragmentado y no existe todavía una
homogeneidad territorial e institucional. Todo esto se hace visible con los problemas de integración que
sufre el país, ya que el Estado es visto de manera diferente en los Distritos Capitales o ciudades
principales que en veredas o periferias. Es por esto que las grandes ciudades viven indiferentes ante los
efectos del conflicto armado, porque las secuelas del horror de la guerra no los han afectado
directamente.

De este punto viene la reflexión, debido a que es difícil entender sin haber vivido la guerra, sin lograr
imaginar la dimensión del conflicto armado y las repercusiones emocionales y sociales que puede traer
para las personas que sin poder decidir tienen que vivirlo, vivir como los despojan de su día a día, de su
campo, de sus animales, de su tierra; vivir como enfrente de ellos matan a sus seres queridos, de cómo
están en la mitad de tiroteos, de bombas, de muertos. De cómo tienen que salir corriendo para proteger
sus vidas sin nada, sin nada más que un dolor profundo; de lo difícil que es llegar a un territorio y ser
hasta despreciados por otros seres humanos, por su condición de pobreza y de desplazamiento.
Habitando con el hambre y agobiados por la necesidad, viendo cada día como una nueva oportunidad
para resistir.

Por eso se debe hacer un llamado a crear conciencia y no indiferencia, a humanizar a las víctimas del
conflicto, se debe entender que la guerra nos puede alcanzar a todos en cualquier momento, y no solo a
la periferia o a las zonas rojas, es hora de que haya un compromiso por parte de todos los colombianos
para recordar y cambiar la realidad, para velar todos como país por los Derechos humanos, para respetar,
para pensar en el otro creando lazos de unidad, de solidaridad, de servicio. La paz se debe construir no
solo para acabar la Violencia, si no para mejorar cada ámbito desde nuestras vidas, desde esas pequeñas
acciones que emprendemos con el otro y para el otro.

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