Sociedad y cultura | Desarrollo y cooperación
Los derechos de las mujeres
en Marruecos: balance y perspectivas
Balance
Hayat Zirari
Profesora en Antropología
Universidad Hassan II, Mohammedia
Facultad de Letras y Ciencias Humanas Ben Msik,
Casablanca
Cátedra de Ciencias Sociales y Gobernanza, Fundación
Euroárabe, Universidad de Granada
Med.2010
En la historia de Marruecos, las primeras reivindica-
ciones de las mujeres en cuanto a sus derechos se
catalizaron en torno a la reforma del estatuto personal
y del derecho de la familia a partir de finales de los
años cuarenta. El debate alrededor del estatuto per-
sonal se impondría en la vida política marroquí a partir
282
de la independencia hasta finales del siglo pasado.
La evolución de la causa de las mujeres refleja tam-
bién la evolución sociodemográfica de Marruecos.
El Marruecos de hoy cuenta con más población ur-
bana que rural. El descenso de la tasa de fecundi-
dad, el retroceso de la edad media en lo referente a
contraer el primer matrimonio, y el acceso a la edu-
cación, a la formación y al trabajo remunerado ates-
tiguan las significativas transformaciones sociales y
culturales en la vida de las mujeres. El Marruecos de
hoy ha cambiado tanto su perfil económico y social
como su política1.
Estos cambios confirman la necesidad de asegurar
una misma posición tanto para los hombres como
para las mujeres en la esfera del desarrollo humano
y social del país.
La movilización de las ONG de las mujeres —desde
finales de los años ochenta— ha permitido iniciar im-
portantes obras de reforma de las leyes2.
1 Véase Hayat Zirari. «Trajectoire des droits des femmes au Maroc: Progrès et résistances», en Le Maroc d’aujourd’hui. Paola Gondolfi (dir.).
Bolonia: Il Ponte, p. 226-244, 2007.
2 La revisión de la Ley orgánica de la Cámara de Representantes y del Código electoral (2008), el Código de la nacionalidad (2007), el Código
de la familia (2004), el Código del trabajo (2004), los códigos penal y de procedimiento penal (2003 y 2002), el Libro de familia (2002), así como
el Código de comercio y de obligaciones y contratos (1995).
3 Sobre este tema véase «Rapport parallèle des ONG», Marruecos, 2004.
Estas reformas no habrían podido ver la luz sin la
amplia movilización llevada a cabo por las diversas
organizaciones, entre las que estarían las organiza-
ciones de mujeres, a partir de redes y de colectivos
que aglutinan a la sociedad civil. Por medio de pro-
posiciones, memorandos, informes paralelos, alega-
tos y grupos de presión, han conseguido que una
amplia franja de la clase política se sumara a sus
reivindicaciones3.
La reforma del Código de la familia, a pesar de las
coacciones y las dificultades que encuentra para su
puesta en práctica, ha sido el logro más importante
de esa movilización nacional conseguido hasta
nuestros días en torno a un proyecto de sociedad
basado en los valores de la democracia y de la igual-
dad de género. Este proyecto constituye hoy un reto
fundamental cuyo objetivo es la integración de los
principios de la igualdad de género en las políticas
públicas.
Los derechos de las mujeres constituyen una apues-
ta por la modernización y la democratización. Tal
como lo atestigua la rigidez de la oposición suscita-
da en respuesta a las reivindicaciones igualitarias,
tanto sociales y políticas como culturales, y en espe-
cial ante el código del estatuto personal.
Los derechos civiles y políticos de las
mujeres en Marruecos: la progresión
de una movilización para la igualdad
La reforma del Código de la familia implantada en
2004 es el resultado de una trayectoria, de una larga
lucha y de un incansable esfuerzo que se viene lle-
vando a cabo desde hace más de una cincuentena
de años por parte de todos los defensores de los
derechos humanos de las mujeres.
Crónica y puntos de referencia del avance hacia
la igualdad: la acción de las mujeres en la última
década
El proceso de movilización de las mujeres para la
conquista de sus derechos se remonta a los años
cincuenta del siglo pasado. El movimiento de las
Akhawat Safa constituyó el primer núcleo de mili­
tantes femeninas que se movilizaron en torno a rei-
vindicaciones básicas (aumento de la edad del ma-
trimonio, abolición de la poligamia, etc.). Aquellas
pioneras de la reivindicación de los derechos de las
mujeres pusieron en marcha un proceso que ha jalo-
nado las diferentes fases de la movilización para la
igualdad en el Marruecos de la independencia4.
El Código del estatuto personal vio la luz en 1958,
con una visión sobre la jerarquización de los papeles
que convertía a la mujer en un ser sometido a la au-
toridad del marido. Todas las diferentes tentativas
para reformar este Código (1961, 1968 y 1982) fra-
casarían y contribuirían a que el texto pasara a gozar
de un carácter cuasi sagrado, elevando la cuestión
de las mujeres y de la familia a la categoría de ámbi-
to reservado.
A partir de los años setenta, Marruecos conoció una
apertura que favorecería especialmente la reactiva-
ción de la actividad de los partidos políticos de la
oposición. En este clima de apertura, acentuado por
un contexto internacional favorable —el anuncio de
la Década de la Mujer decretada por Naciones Uni-
das (1976-1985) y la promulgación de la Conven-
ción sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer (CEDAW, 1979)—,
la movilización de las mujeres permitió a los militan-
tes de los partidos políticos de la oposición abrir el
debate sobre la cuestión de los derechos de las mu-
jeres y, especialmente, sobre la revisión del Código
de la familia (Mudawana). Durante los años ochenta
tuvo lugar la aparición de organizaciones femeninas
autónomas. El tema de la emancipación de las muje-
res, así como el de la emergencia de la reivindica-
4 Rabéa Naciri. Le mouvement des femmes, RDH50, 2004.
5 Creación de la primera asociación autónoma de mujeres, la Asociación Democrática de Mujeres Marroquíes (ADFM), y la Unión de la Acción
Femenina (UAF). A partir de la década de los noventa, la acción de las asociaciones de mujeres se reforzaría y diversificaría (amplia implantación
en diferentes ámbitos de intervención: político, desarrollo, lucha contra la violencia, etc.) en las diferentes regiones de Marruecos.
6 Las marchas de Rabat y Casablanca en marzo de 2000 constituyeron el punto culminante de esta movilización.
ción de la igualdad, en tanto exigencias de la demo-
cracia, se plantearían de manera independiente5.
El derecho del estatuto personal consagraba el mo-
delo patriarcal, en cuyo seno las mujeres estaban
limitadas a las meras funciones de reproducción.
Dicho estatuto se ha aplicado, a través de sus prin-
cipales instituciones (poligamia, repudio, tutela ma-
trimonial, desigualdad sucesoria, deberes de obe-
diencia, etc.), en unas sociedades que, a pesar de
estar en proceso de cambio, conferían a la cuestión
de las mujeres y de la familia la categoría de materia
reservada. La reforma emprendida en 1993 consi-
Balance
guió modificar ciertas disposiciones del Código,
pero sin alterar fundamentalmente su filosofía (como,
por ejemplo, el deber de obediencia y la supremacía
de la autoridad del marido). No obstante, esta revi-
sión ha sido esencial porque ha contribuido a la de­
sacralización del texto (Mudawana) y ha confirmado
la necesidad de proseguir con la movilización para
Med.2010
su reforma.
La controversia en torno al estatuto de las mujeres
en la familia ha permitido trasladar el tema de las mu­
jeres del espacio privado, en el que ha permanecido
relegado durante demasiado tiempo, al espacio pú-
blico, contribuyendo a convertirlo en una cuestión
pública y política. Manteniendo la presión a favor de
283
una movilización social jamás igualada6, el movi-
miento feminista —apoyado por la sociedad civil—
ha conseguido defender una visión y un proyecto de
sociedad. El agitado debate sobre la reforma del
Código del estatuto personal (Mudawana) consti­
tuyó la ocasión para plantear el problema del fun­
damento del texto, una oportunidad que las aso­
ciaciones feministas, que exigían una reforma global,
sabrían aprovechar.
La oposición islamista, que se expresó contra la re-
forma del estatuto personal, es, de hecho, la afirma-
ción pública de dos ideas acerca de la familia, por-
tadoras de dos proyectos de sociedad diferentes:
un primer proyecto moderno y progresista que de-
fiende el principio de la igualdad de derechos en el
seno de la familia, y un segundo, de visión conserva-
dora, basado en la sumisión de la mujer y en la jerar-
quización de los roles.
El nuevo código de la familia también preconiza el
paso de las relaciones conyugales del modelo de
 obediencia a un modelo de concertación, así como
la institución de la reciprocidad de los derechos y
los deberes entre los cónyuges, y favorece las for-
mas negociadas para la resolución de los conflictos
familiares (divorcio por mutuo acuerdo, mediación,
etc.). La relación conyugal debe estar basada en la
nueva libertad de una elección mutua entre iguales.
Las nuevas exigencias de esta fase consisten no
sólo en hacer efectivos los logros conseguidos a
través de esta reforma, sino también en abrir nuevas
perspectivas para afianzar la igualdad a fin de con-
vertirla en un campo prioritario para el desarrollo de-
Balance
responsabilidad y a la decisión son más favorables
para los hombres, y la participación de las mujeres
en la vida económica y política sigue siendo esca-
sa7. Varias razones pueden explicar este retraso, en-
tre las que cabe citar, particularmente, la persisten-
cia de estereotipos sexistas, las discriminaciones en
términos de acceso a los recursos, la debilidad de
las estructuras sociales que puedan paliar las difi-
cultades que encuentran las mujeres en vistas a lo-
grar una conciliación entre la vida pública y la vida
privada.
La representación de las mujeres en las instancias

mocrático del país. públicas de decisión a nivel nacional, local y regional

Bien se trate de la espinosa cuestión del aborto, de
la herencia, de la poligamia o de la violación conyu-
gal, estas problemáticas tienen que inscribirse en el
orden del día de las reformas jurídicas, instituciona-
les y políticas, que darían un contenido y un sentido
al principio de la igualdad y de la equidad de género,
Med.2010
es pobre8. Por otro lado, la feminización de la fun-
ción pública y el aumento del número de mujeres no
implican la existencia de equidad y de igualdad de
oportunidades en materia de acceso a las responsa-
bilidades y las funciones. Así, a pesar de las leyes,
en Marruecos todavía existen obstáculos que impi-

tanto en la esfera de la acción pública como en la de den a las mujeres llegar a las esferas de toma de
la vida familiar y privada. decisiones en igualdad con los hombres.
En especial, el ámbito político se ha mantenido ce-
rrado a las mujeres durante décadas. La presencia
La participación de las mujeres en la vida formal de las mujeres en las instituciones legislativas
pública, civil y política y ejecutivas ha experimentado una progresión lenta,
mientras que ellas han desempeñado un papel im-
284

Al trasladar a la escena pública el debate sobre el
estatuto de las mujeres, la igualdad de derechos y la
prioridad de la promoción de sus condiciones, las
asociaciones femeninas han centrado el debate so-
bre las cuestiones de la ciudadanía, la modernidad y
la democracia.
No obstante, las mujeres todavía están muy poco
representadas tanto en la vida política como en los
órganos públicos de decisión, entre otras cosas por
causa de la ausencia de institucionalización de me-
didas de discriminación positiva, como, por ejemplo,
las cuotas.
Aunque la Constitución consagre el principio de
igualdad y de este modo garantice el ejercicio de las
libertades públicas tanto para las mujeres como
para los hombres, los ámbitos correspondientes a la
portante en los diferentes niveles de la vida pública,
participando en ellos de manera activa. Desde el
principio, las organizaciones de mujeres han estado
presentes en los progresos en materia de su partici-
pación política y a favor de una mayor toma en con-
sideración de las mujeres en las políticas y los pro-
gramas públicos9.
La revisión en 2002 de la Ley orgánica de la Cámara
de diputados (Cámara Alta del Parlamento) introdu-
jo el escrutinio de listas regionales y de una lista na-
cional. En respuesta a las presiones y movilizaciones
del movimiento de las mujeres, los partidos políticos
decidieron reservar únicamente la lista nacional para
la candidatura femenina, permitiendo así el acceso
de 35 mujeres al Parlamento (30 elegidas sobre la
base de la lista nacional y cinco sobre la base de las

7 Marruecos ocupa el puesto 124, sobre un total de 134 países, en el informe The Global Gender Gap Report, World Economic Forum, p. 142,
2009.
8 H. Alami M’chichi. Genre et politique au Maroc; les enjeux de l’égalité hommes-femmes entre islamisme et modernisme. París: L’Harmattan,

p. 155, 2002 (www.cndp.fr/spinoo/cndp/frame.asp?Requete=Maroc).

9 El Mouvement pour le tiers des sièges élus aux femmes, vers la parité es una coalición de asociaciones feministas movilizada en vistas a con-

seguir el acceso de la mujeres a los puestos de decisión, así como para lograr la representatividad política femenina. Este movimiento ha abier-
to el debate sobre la cuota y la paridad, y reivindica la urgencia de medidas de discriminación positivas en favor de las mujeres desde la pers-
pectiva de una reducción de las desigualdades entre hombres y mujeres, en vistas a optimizar las condiciones para posibilitar una igualdad de
oportunidades.
 Segunda Conferencia Ministerial sobre el fortalecimiento del papel de las mujeres en la sociedad
Los días 11 y 12 de noviembre de 2009 se celebró en Marrakech la
Segunda Conferencia Ministerial Euromediterránea sobre el fortaleci-
miento del papel de las mujeres en la sociedad. Los ministros de los 43
países de la región euromediterránea debatieron sobre los progresos
efectuados en la lucha contra la discriminación de las mujeres, inclu-
yendo a las emigrantes, las refugiadas y aquellas mujeres que viven en
las zonas rurales y que precisan de una atención especial. La Conferen-
cia Ministerial de Estambul, celebrada en 2006, fue la que realmente
contribuiría a impulsar el proyecto de cooperación en el ámbito de los
derechos de la mujer, gracias a la implementación de una declaración
común, de un plan de acción y de un proceso de control, que hoy se
conoce como el «Proceso de Estambul».
Sin embargo, aunque los ministros hayan celebrado los progresos efec-
tuados, también han subrayado la magnitud de los esfuerzos que que-
dan por hacer y han denunciado la persistencia de las desigualdades.
Asimismo han reiterado los compromisos adquiridos por los socios me-
diterráneos en tres ámbitos clave: los derechos civiles y políticos, los
derechos económicos y los derechos culturales y sociales:
• En primer lugar han insistido en la necesidad de respetar los conve-
nios internacionales y en la de modificar las eventuales leyes discrimi-
natorias que aún están en vigor en ciertos países. Por otro lado tam-
bién se ha discutido el tema de la importancia del acceso de las
mujeres a los puestos de responsabilidad en la política y su inclusión
en las tomas de decisiones.
• En cuanto a los derechos económicos de las mujeres, se ha dedicado
una especial atención a la promoción de la igualdad en el trabajo, en
especial en lo referente a la cuestión del acceso a la propiedad de las
empresas, el cual podría facilitarse a través de los microcréditos. El
segundo punto importante en este ámbito sigue siendo el de la pues-
ta en práctica de políticas que permitan a las mujeres administrar por
sí mismas sus bienes y sus recursos.
• Por último, en cuanto a los derechos culturales y sociales, los minis-
tros han subrayado los progresos que no sólo se han ido realizando
en el ámbito de la educación y en el de la formación profesional, sino
también en el de la especificidad de las necesidades de las mujeres
en materia de salud.
listas regionales). De este modo, y a día de hoy, Ma-
rruecos se encuentra entre los países árabes cuya
representación de mujeres en el Parlamento es de
las más altas (10%).
Lo mismo que para los ayuntamientos, la represen-
tatividad de las mujeres en relación a las prefectu-
ras, provincias y regiones se mantuvo irrisoria duran-
te mucho tiempo. El acceso de las mujeres a los
puestos de decisión política y su participación en la
gestión de los asuntos públicos está en el centro de
un programa multisectorial. La votación local de
2009 ha permitido la elección de 3.408 mujeres
frente a las 127 que habían resultado elegidas en
los comicios locales anteriores (el 0,56% de los es-
caños locales en 2003 frente al 12% en 2009).
Para alcanzar estos objetivos, conviene destacar el papel de la socie-
dad civil, así como la importancia que reviste la cooperación entre los
43 países y con las organizaciones internacionales.
Así pues, los ministros han dirigido un llamamiento a los países miem-
bros de la UpM para que todas estas recomendaciones se traduzcan en
políticas y proyectos concretos, más visibles para los ciudadanos. Se
han propuesto seis nuevos proyectos de cara al futuro:
• Fundación de la Mujer para el Mediterráneo (Francia, Líbano, Jorda-
nia y Marruecos) será un centro de recursos y de formación sobre
la igualdad entre hombres y mujeres, y acogerá un observatorio so-
bre la violencia infligida a las mujeres en la región euromediterrá-
Balance
nea. Por otro lado, la fundación espera contribuir a la realización de
proyectos.
• Centro para la Emancipación Política de la Mujer (Egipto) prevé la
creación de un centro regional cuyas actividades tendrán como ob-
jetivo reforzar las cualidades y competencias de las futuras parla-
mentarias.
• Tecnologías de comunicación e información al servicio de la lucha
contra la pobreza (Egipto); el principal objetivo de este centro será
Med.2010
formar a mujeres empresarias, reforzando sus habilidades en dichas
tecnologías para que puedan administrar y comercializar sus pro-
ductos.
• Proyecto educativo y de formación para mujeres y jóvenes vulnera-
bles (Jordania).
• Proyecto sobre la seguridad de las mujeres y jóvenes vulnerables
(Jordania).
• Red de medios de comunicación para la emancipación y la protec-
285
ción de las mujeres (Jordania).
La próxima conferencia ministerial sobre el derecho de las mujeres se
celebrará en 2012.
Para más información:
http://ec.europa.eu/external_relations/euromed/women/docs/
2009_11_conference_fr.pdf
La violencia contra las mujeres
Durante mucho tiempo confinadas en el círculo fa-
miliar, el tema de las distintas clases de violencia
inflingidas a las mujeres ha hecho su aparición tanto
en la escena pública como en la política. Eso es lo
que ha sucedido, por ejemplo, con el espinoso tema
de las madres solteras, con el trabajo doméstico de
las niñas y con la violencia contra las mujeres (inclui-
da la violencia conyugal), así como con el acoso
sexual en los puestos de trabajo, que acaba de ser
penalizado por el Código de Trabajo con motivo de
la revisión parcial de que este último ha sido objeto.
A pesar de algunos avances (reforma parcial del
Código Penal, etc.), la medición de la magnitud de
 la violencia inflingida a las mujeres sigue siendo in-
suficiente. Excepto los datos recogidos entre diver-
sos centros de atención y entre las redes de las es-
tructuras de acogida para las mujeres víctimas de
violencia10, impulsadas por las asociaciones de mu-
jeres, el conocimiento del fenómeno, así como su
prevalencia y su magnitud, es insuficiente.
A pesar de que algunas iniciativas han permitido desve­
lar en parte este fenómeno, aún sigue faltando un mar­
co legal que penalice la violencia contra las mujeres.
En efecto, el debate en torno a la reforma del Códi-
go Penal y a la urgencia de una ley específica contra
Balance
decir el 62%. En este tema las mujeres constituyen
un objetivo prioritario. A pesar de la evolución posi-
tiva en materia de lucha contra el analfabetismo, el
número de analfabetos tiende más bien a aumentar
en relación al crecimiento demográfico y a la ausen-
cia de generalización de la escolarización rural. No
sólo existen desigualdades entre los sexos, sino
también desigualdades espaciales, ya que entre las
mujeres rurales hay más analfabetismo que entre las
de las ciudades.
El acceso a la educación y a la formación constituye
un vector que favorece la integración en el mercado

la violencia infligida a las mujeres moviliza el movi-
miento de las mujeres, y desde hace años forma par-
te de la agenda de sus iniciativas11.
Asimismo, se ha impulsado una nueva agenda para
la consolidación de la igualdad de género, especial-
mente a través de la creación de un nuevo frente
de movilización: «La primavera de la dignidad», una
Med.2010
del trabajo y en la sociedad. Condiciona las percep-
ciones que se tienen sobre el trabajo, la familia y la
ciudadanía. Factor de liberalización del espacio pú-
blico y de la promoción del carácter mixto, la inver-
sión en la formación personal permite reconsiderar
los papeles socialmente atribuidos y construir un fu-
turo basado en la igualdad. La escolarización de las

coalición para una legislación penal que proteja a las
mujeres de la discriminación y de la violencia12.
Recientemente se han emprendido diversas ac­
ciones y se han adoptado diferentes medidas para
mejorar la situación de la mujer, entre las que cabe
destacar como más importantes la adhesión de Ma-
rruecos a la Convención sobre la Eliminación de to-
286
niñas, iniciada a raíz de la independencia, permitiría
formar las primeras generaciones de jóvenes muje-
res, que, en una segunda época, estarían en condi-
ciones de acceder al trabajo remunerado, y a las
responsabilidades públicas y políticas; sin embargo,
han tenido que pasar varias décadas para que la es-
cuela haya dejado de ser un fenómeno esencialmen-

das las formas de Discriminación contra la Mujer te urbano.

(CEDAW) y el anuncio del levantamiento de las re-
servas emitidas en contra de la CEDAW, aunque
dicho levantamiento todavía no sea efectivo. Esto
sólo podrá hacerse si el Gobierno marroquí procede
a la presentación de los instrumentos de levanta-
miento y a la ratificación del protocolo facultativo
ante el secretario general de Naciones Unidas, per-
mitiendo así la garantía de la armonización de las
leyes internas con los convenios internacionales.
Desde la puesta en marcha de la Carta Nacional de
la Educación y de la Formación en 1996, las des-
igualdades entre ambos sexos han tendido a dismi-
nuir en los diferentes ciclos de la enseñanza, pero la
desviación entre las zonas urbanas y las rurales si-
gue estando presente, lo que denota la existencia de
una gran disparidad geográfica, social y de género.
El derecho a la actividad

La mejora del acceso de los hombres y las mujeres

Logros y coacciones de los derechos
económicos y sociales
Los derechos a la educación y a la formación
De los 10 millones de marroquíes que no saben leer
ni escribir, una mayoría (7 millones) son mujeres; es
a un puesto de trabajo en condiciones equitativas es
también otra problemática de las políticas públicas
en materia de promoción de empleo, cuya gestión
exige combatir las diferentes formas de segregación
del mercado laboral (discriminación salarial, activi-
dad femenina no remunerada, un paro más elevado
entre las mujeres que entre los hombres, etc.).

10 En especial la red nacional de centros de atención para las mujeres víctimas de violencia. Anaruz: www.anaruz.org.
11 Está en fase de estudio un proyecto de ley contra la violencia doméstica. El Ministerio de Desarrollo Social ha iniciado consultas con las dife-
rentes asociaciones y centros de atención, así como con diversos ministerios.
12 La coalición «La primavera de la dignidad», en referencia a «La primavera de la igualdad», ha presentado sus objetivos y las grandes líneas de

su estrategia durante una conferencia de prensa celebrada en Casablanca en marzo de 2010.

13 Reino de Marruecos. Objectifs du Millénaire pour le développement, Rapport national 2007, p. 31, septiembre de 2008.
A pesar del aumento del empleo femenino, la parti-
cipación de las mujeres marroquíes en el mercado
del trabajo sigue siendo una de las cinco más bajas
de los países de Oriente Medio y Norte de África
(MENA)13.
En Marruecos, las mujeres representan tan sólo el
25,5% de la población activa y la tasa de empleo
femenino sigue siendo inferior a la de los hombres.
Las mujeres activas están relativamente más ex-
puestas al paro, el cual afecta especialmente a las
mujeres jóvenes, entre 25 y 34 años. Este aumento
del paro femenino refleja la gran fragilidad de su in-
serción.
Por otro lado, la mayoría de las mujeres en activo
son analfabetas (el 58,9% de las mujeres y el 32,9%
de los hombres). Entre las mujeres rurales, el índice
de analfabetismo alcanza el 84% y la mayoría de las
mujeres en activo no reciben remuneración alguna
(ayuda doméstica y aprendices).
Para las mujeres el tema de la actividad no remune-
rada constituye un fenómeno de carácter general.
Las mujeres en activo sin remuneración representan
cerca del 31% del conjunto de la población femeni-
na ocupada (el 84% para las mujeres rurales). Esta
situación tiene unos efectos desfavorables respecto
al grado de autonomía de las mujeres, así como para
su capacidad de negociación en la familia. A pesar
de la ley que establece una igualdad estricta de los
salarios para un mismo trabajo, predomina la des-
igualdad salarial en relación al género. En la función
pública, las mujeres (que representan cerca de un
tercio del personal del Estado) sólo perciben el 29%
de la masa salarial anual bruta.
El derecho a la protección social
A pesar de que la reforma del Código de trabajo ha
permitido mejorar las condiciones legales de trabajo
de las asalariadas14, las reglas del derecho laboral
no siempre se respetan, especialmente en las pe-
queñas y medianas empresas.
Además, la tasa de sindicalización de las mujeres es
relativamente baja. El acoso sexual en el ámbito la-
boral sigue constituyendo una cuestión que se disi-
mula, raramente denunciada, por miedo a las repre-
salias y a las amenazas que pueden pesar sobre el
empleo.
14 Sin embargo, el nuevo Código excluye de su ámbito de aplicación a los empleados en el servicio doméstico y a los trabajadores del sector
artesanal tradicional.
15 Alto comisariado del Plan, actividad, empleo, paro: resultados detallados, 2008.
A pesar de la creación en 2006 del nuevo régimen
del Seguro Médico Obligatorio (AMO), hay amplias
categorías de mujeres trabajadoras que aún no se
hallan cubiertas por este régimen. En materia de ac-
ceso a la atención sanitaria, el índice de afiliación a
un sistema de cobertura médica es del 17,3% para
los hombres en activo, contra el 16,1% para las mu-
jeres15. Las mujeres que trabajan en el hogar, las
empleadas del servicio doméstico y las mujeres que
trabajan en el sector tradicional todavía no gozan de
ninguna protección social ni médica. (La población
de los beneficiarios del seguro de enfermedad obli-
Balance
gatorio está formada por un 30% de mujeres contra
un 70% de hombres.)
Entre los hombres y las mujeres siguen persistiendo
estas desigualdades, las cuales se hacen asimismo
patentes a nivel de la cobertura de la jubilación, que
sigue estando insuficientemente extendida entre las
mujeres. Como la mayoría de las mujeres ganan me-
Med.2010
nos que los hombres, y muchas mujeres trabajan a
tiempo parcial o desempeñan empleos precarios o
con contratos temporales, las cuotas y las presta-
ciones de jubilación son menos elevadas que las de
los hombres.
287
Las perspectivas de la integración de la
igualdad de género en las políticas públicas
Podemos considerar que en Marruecos se ha pro-
gresado bastante en materia de promoción de los
derechos de las mujeres, en especial a través del
voto del Código de la familia en 2004; sin embargo,
todavía es necesario progresar inmensamente en
vistas a alcanzar la igualdad.
Hoy está reconocido de manera general que la lucha
contra las desigualdades exige una revisión de los
procesos y de las instituciones sociales que crean
desigualdades entre los hombres y las mujeres, en
detrimento de estas últimas. De ahí la necesidad de
enfrentarse al proceso de producción de la des-
igualdad y la discriminación, haciendo hincapié en
las palancas de acceso a los recursos materiales y
simbólicos.
Marruecos está empeñado en iniciar esta nueva ge-
neración de reformas a través de la elaboración de
una «Estrategia nacional para la equidad y la igual-
 dad entre los sexos por medio de la integración del
tema del género en las políticas y programas de de-
sarrollo». Basada en una aproximación transversal
(gender mainstreaming)16, que toma en considera-
ción de modo sistemático las cuestiones de género
en todos los ámbitos de acción de las políticas pú-
blicas (legislativo, social, económico, político, cultu-
ral, etc.), en todas las etapas y niveles de dichas
políticas (concepción, puesta en marcha, segui-
miento y evaluación), la estrategia ofrece un nuevo
marco de referencia a las grandes líneas del Gobier-
no marroquí en materia de igualdad entre ambos
Balance
sexos y territorialidades, y un fortalecimiento de las
capacidades de la administración (especialmente
para la formación de los funcionarios). El enfoque in-
tegrado de la igualdad es esencial para la implanta-
ción de la democracia, así como para las institucio-
nes nacionales (Gobierno y Parlamento). La influencia
del marco internacional es determinante tanto para
definir las líneas estratégicas de la política de igual-
dad de sexos, como para legitimarla y justificarla.
Conclusión

sexos.
A raíz de una circular enviada en 2005 por el primer
ministro a los ministerios y a las instituciones públi-
cas, estos organismos adoptaron unas estrategias
integradas para apoyar los esfuerzos tendentes a
ase­gurar la igualdad entre hombres y mujeres, en
parte por causa de la insatisfacción provocada por
Med.2010
El análisis de la evolución de los derechos de las mu­
jeres en Marruecos muestra que sean cuales sean
los esfuerzos que se vienen realizando, las desigual-
dades y las discriminaciones todavía siguen siendo
reales para las mujeres, y ello a diferentes niveles:
analfabetismo, dificultades de acceso a la atención

las estrategias escogidas anteriormente, que princi-
palmente estaban orientadas en proyectos destina-
dos específicamente a las mujeres.
En especial, el Ministerio de Desarrollo Social parti-
cularmente ejerció un papel preponderante en esta
acción, elaborando la estrategia y tomando diferen-
tes iniciativas para su difusión. Varios departamen-
288
sanitaria y a los recursos (agua, educación, créditos,
etc.), y baja representación tanto política como pú-
blica. Esta situación genera una deficiente visibilidad
respecto a la contribución económica de las muje-
res, y una pobreza y una vulnerabilidad todavía más
pronunciadas (divorciadas, viudas, mujeres cabeza
de familia...), así como una exposición más fuerte a

tos ministeriales anunciaron su intención de incluir el la marginalidad y a la violencia, especialmente a la

enfoque integrado en el conjunto de sus constantes
esfuerzos para conseguir la igualdad de sexos17.
La puesta en marcha de la estrategia integrada de la
igualdad y de la equidad de género en las políticas
públicas todavía se halla en sus inicios; necesita una
voluntad política efectiva, herramientas e instrumen-
tos elaborados para llegar a la realización de sus ob-
jetivos, un mecanismo nacional de vigilancia y control
de la aplicación de la estrategia, más recursos y un
sistema de información de datos estadísticos sufi-
cientemente desagregados, diferenciados según los
violencia conyugal y doméstica.
El conjunto de estas deficiencias no podía tratarse
sin reformar de modo significativo las relaciones en-
tre hombres y mujeres, y sin que las políticas públi-
cas estén profundamente imbuidas de los principios
de igualdad y equidad de género. Como es lógico, la
lucha de las mujeres por la igualdad se inscribe en
este movimiento y ha sabido sacar provecho de este
contexto para afirmar la necesidad de situar la cues-
tión de la igualdad en el centro de la construcción
de la democracia y del Estado moderno.

16 El Gender Mainstreaming se inscribe en la continuidad de la noción de Equality Mainstreaming, que surgió junto con las políticas de igualdad
de oportunidades que apuntaban a actuar positivamente en favor de las minorías excluidas del sistema educativo y del mercado de trabajo en
Estados Unidos en la década de 1970. Constituye al mismo tiempo una noción científica, una norma de actuación pública y una ingeniería social.
Las traducciones de este término varían: «dinámica paritaria», «enfoque integrado de igualdad» o incluso «proceso transversal de igualdad». Con
el GM, el género ya no se ve como una cuestión aislada, sino como algo que concierne al conjunto de las políticas y los programas.
17 Ciertas organizaciones internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Asociación Cultural para el

Desarrollo Integral (ACDI) o la Agencia Técnica de Cooperación (GTZ) habrían ayudado o alentado a los ministerios a poner en marcha y a desa-
rrollar programas de enfoque integrado.