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Ilusión – desilusión
El niño no tiene posibilidad de pasar del principio del placer al de la realidad, si no existe
una madre lo bastante “buena”, siendo ella la que lleva acabo la adaptación activa a las
necesidades del niño y a su vez también las disminuye secuencialmente.
El niño tendrá una creciente capacidad para enfrentar al sentimiento de fracaso en materia
de adaptación para tolerar los resultados de la frustración.
A su vez él bebe cuenta con medios para enfrentar ese retiro materno como:
Su experiencia, una creciente percepción del proceso, comienza la actividad mental, usa las
satisfacciones auto eróticas; acude al recuerdo, fantasías, sueños; integración de pasado,
presente y futuro.
Si él bebe puede hacer el correcto uso de estos medios puede incluso llegar a sacar
provecho de la experiencia de su frustración, debido a que la adaptación incompleta a la
necesidad hace que los objetos sean reales ya sean estos tanto odiados como amados.
Como consecuencia él bebe puede resultar perturbado por una adaptación estrecha a la
necesidad, cuando esta adaptación continua por prolongado tiempo y no se permite su
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La ilusión y su valor
En un comienzo por una adaptación de casi 100%, la madre puede ofrecer al bebe la
oportunidad de crearse la ilusión de que su pecho es parte de él. Posteriormente la madre
deberá desilusionar al bebe de forma gradual, pero esto no se lograra si el principio no le
ofreció suficientes oportunidades de ilusión. (D.W.Winnicott, 1993)
Se desarrolla en él un fenómeno subjetivo que llamando pecho materno. En otros términos
él bebe se alimenta de un pecho que es parte de él y la madre da leche a un bebe que forma
parte de ella, así se crea una zona de ilusión (D.W.Winnicott, 1993)
La tarea principal de la madre, aparte de ofrecer la oportunidad para una ilusión, consiste en
desilusionarlo. Si las cosas salen bien en ese proceso de desilusión gradual, queda
preparado el escenario para las frustraciones que da el denominado destete. Si la ilusión y
desilusión toman un camino equivocado, él bebe no puede recibir algo tan normal como el
destete, ni dará una reacción a este.
La simple terminación de la alimentación a pecho no es un destete. En los fenómenos
transicionales inician las primeras etapas del uso de la ilusión, donde sin ellas no tiene
sentido para el ser humano la idea de una relación con un objeto que se percibe como
exterior. (D.W.Winnicott, 1993)
El Juego:
(D.W.Winnicott, 1993) dice que el juego es la primera instancia preocupante para el niño,
pero luego se transforma en una región difícil de abandonar.
Esta zona de juego no es una realidad psíquica interna sino que se encuentra fuera de él,
pero no es el mundo exterior. El niño reúne objetos o fenómenos de la realidad exterior,
cuando al jugar manipula fenómenos exteriores al servicio de los sueños.
Hay un desarrollo que va desde los fenómenos transicionales al juego compartido.
El niño comenzará a descubrir el mismo su propio juego y con los otros necesitando una
confianza para poder realizarlo comprometiendo así su propio cuerpo debido a la
manipulación de objetos. (D.W.Winnicott, 1993)
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El juego y la masturbación
El juego ha sido vinculado con la masturbación y con las distintas experiencias sensoriales.
Cuando presenciamos algún tipo de juego nos preguntamos cual es la excitación física
relacionado con el tipo de juego que estamos observando. Cuando el niño juega y no existe
el elemento masturbatorio o la excitación física el juego queda totalmente eliminado. Existe
una diferencia entre el sustantivo “juego” y el verbo “jugar”. (D.W.Winnicott, 1993)
Cuando un niño juega falta en esencia el elemento masturbatorio, es decir que cuando el
compromiso instintivo se hace evidente, el juego se detiene.
La psicoterapia y el juego:
Existe una relación entre paciente y psicoterapeuta donde se los ven como dos personas que
juegan juntas. Cuando el juego no es posible, la labor del terapeuta es llevar al paciente de
un estado en que no puede jugar a uno en que le es posible hacerlo.
(D.W.Winnicott, 1993) afirma que el juego debe ser estudiado como un tema por si mismo,
complementario del concepto del sublimación del instinto. El análisis infantil se centra en
el juego del niño, Melanie Klein cuando se ocupa del juego en sus escritos se refiere casi
siempre al uso de éste, el terapeuta busca la comunicación del niño y sabe que por lo
general no posee un dominio tal del lenguaje que le permita transmitir las sutilezas que
pueden hallar en el juego.
Según (D.W.Winnicott, 1993) todo lo que siga sobre el juego de los niños, rige también
para los adultos, se manifiesta por ejemplo en la elección de palabras, en las inflexiones de
la voz y en el sentido del humor.
El jugar tiene un lugar y un tiempo, no se encuentra adentro, pero tampoco afuera, es decir
no forma parte del mundo repudiado, el no-yo, lo que el individuo ha decidido reconocer
como verdaderamente exterior, fuera del alcance del dominio, para dominar lo que está
afuera es preciso hacer cosas, no solo pensar o desear, y hacer cosas lleva tiempo, por lo
tanto jugar es hacer. (D.W.Winnicott, 1993)
Lo universal es el juego y corresponde a la salud: facilita el crecimiento y por lo tanto esto
conduce a relaciones de grupo, puede ser una forma de comunicación en psicoterapia, lo
natural es el juego, y el fenómeno altamente refinado del siglo XX es el psicoanálisis.
• La próxima etapa consiste en permitir una superposición de dos zonas de juego y disfrutar
de ella, primero es la madre quien juega con el bebé, tarde o temprano introduce su propio
modo de jugar y descubre que los bebés varían según su capacidad para aceptar o rechazar
la introducción de ideas que les pertenecen, así queda allanado el camino para jugar juntos
en una relación.
El juego por sí mismo es una terapia, cuando se consigue que los niños jueguen en
psicoterapia hay que considerar a sus juegos como parte de un intento de evitar los aspectos
aterradores del jugar.
Cuando los niños juegan tiene que haber personas responsables cerca, pero ello no significa
que deban intervenir en el juego. El juego es una experiencia siempre creadora, y es una
experiencia en el continuo espacio – tiempo. (D.W.Winnicott, 1993)
El juego tiene que ser espontáneo, o de acatamiento o aquiescencia, si se desea avanzar en
la psicoterapia.
Al jugar manipula fenómenos exteriores al servicio de los sueños
Hay un desarrollo que va de los fenómenos transicionales al juego
El juego implica confianza y pertenece al espacio potencial entre el bebe y su mama
El juego compromete al cuerpo
La excitación corporal en las zonas erógenas amenaza a cada rato al juego
El juego es satisfactorio
El juego llega a su propio punto de saturación que corresponde a la capacidad para contener
experiencias
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Bibliografía
D.W.Winnicott. (1993). Realidad y Juego. Barcelona: Gedisa.