CAPÍTULO 2

LA GEOGRAFÍA PARA EL SIGLO XXI

por Jo~É ORTEGA VALCÁRCEL

Universidad de Valladolid

Introducción: el estado de la geografía

Los años finales del siglo XX han supuesto, para la Geografía, una paradójica
experiencia, Se ha proclamado el «final de la Geografía>>. La dificultad de construir
una propuesta de disciplina con objetivos de análisis aceptados y compartidos en la
comunidad geográfica, se hacía pa;~nte dasde medíados del decenio de 1980. Algu-
nos geógrafos apuntaban ya en esas fechas la <lesaparici6n de la Geografía al des-
tacar la ausencia de consenso sobre la entidad y objetivos de la misma. Hasta el pun-
to J.e ponerse en duda su futuro como disciplina académica en el medio y largo
plazo.
En sentido contrario, geógrafos reconocidos vienen resaltando la relevancia de
esta disciplina en el á:qLbito de la ciencias sociales, la oportunidad de la perspectiva
geográfica para la indagación de los problemas más acuciantes del nuevo milenio: «la
disciplina académica que conocemos como geografía humana tiene aón mucho que
ofrecer>~ (Massey, 1999).
La imagen del futuro de la disciplina ha conducido a un proceso generalizado
de repensar la Geografía. Se intenta formular los objetivos y la ubicación de la disci-
plina, en orden a abrirle nuevas perspectivas hacia el siglo XXI. Una nueva fundación
de la Geografía en el horizonte del nuevo milenio. Lo atractivo de la Geografía acnutl,
con sus incertidumbres y sombras, es precisamente este momento, hasta cierto punto
fundacionál, que tiene la situación presente.
Las dimensiones básicas del debate sobre el proceso de reconstrucción o cons-
trucción de una nueva Geografía se pueden resumir en las siguientes:

l. El fundamento social de esta nueva disciplina, lo que con toda probabilidad

representa el postulado más consensuado.
2. La búsqueda de un marco teórico y conceptual que haga posible la cons-
trucción de un conocimiento geográfico compartido en sus fundamentos, más allá de
la diferencia de enfoques e intereses de la investigación.
p--·-···--·~~-- ----..· - - - - - - - ... -------------------·----·--------- -----
28 GEOGRAFÍA HLNfANA
3. La necesidad de identificar los problemas en los que la Geografía puede
contribuir con una aportación relevante y distintiva en orden al estudio y solución de
los mismos,
Las dificultades del proyecto no deben ser ignoradas por quienes practican la
Geografía, tanto en ámbitos académicos como en el ejercicio profesional, dadas las
divergencias sustanciales que afectan a la comunidad geográfica en las tres cuestio-
nes. El tránsito hacia una geografía renovada con categoría de disciplina intelectuál
capaz de desempefiar un papel destacado en el análisis y en el modelado de la reali-
dad social, parece un objetivo claro en la actualidad: <<Cómo negociar este tránsito es
nuestro dilema de este tiempo>> (Harvey, 1984).
1. Por una geografía social y critica
La apertura de la Geografía hacia las disciplinas sociales y su progresiva identi-
ficación con el campo social, está marcando el entendimiento de la misma, cada vez
más incontestada como ciencia social, abandonando o su_perando la idea de una cien-
cia de carácter naturalista, o de una ciencia intermedia entre lo físico y lo soc.ial. La
Geografía es Geografía Humana, es decir, Geografía Social.
La propuesta de hacer de la Geografía una disciplina critica y con un compro-
miso claro con los problemas sociales, que constituye una de las aportaciones más re-
levantes del último cuarto del siglo xx, resulta menos consensuada, en la medida en
que conviven dos concepciones sociales fundamentales: 1a conservadora,. que justifica
el orden social existente y para 1a cual se trata de legitimar y justificar los principios
de organización social existentes; y la crítica , que- contempla la realidad social como
un objeto· a modificar y transformar. La tensión que define la Geografía moderna se
encuentra en esta doble determinación: una geografía de raigambre social y una geo-
grafía critica abierta a los problemas fundamentales de las sociedades modernas,
LA DTh'IENSIÓN SOCIAL
El último cuarto del siglo .xx ha visto la consolidación de la Geografía como una
disciplina social. Esta concepción representa, en la actualidad, la dominante en las co-
munidades geográficas más dinámicas y en los sectores más innovadores de las mismas.
En la historia de la geografía moderna supone un cambio copemicano. El trán-
sito de una concepción naturalista y física de la Geograffa a una concepción social re--
presenta una modificación sustancial que afecta a la naturaleza de la disClplina y que
condiciona las formas de pensar y de trabajo del geógrafo. Conlleva poner del revés
1as ideas, los hábitos y el lenguaje dominantes, heredados y practicados durante más
de un siglo.
La concepción imperante en la Geografía moderna, desde sus inicios, tal y
como lo resumía Vidal de la Blache en su conocida expresión, ha sido la de que esta
disciplina tiene que ver con los lugares y no con los hombres. Esta concepción ha
coodiciooado decisivamente su estatuto científico y cultnrnt. L,1 GcogrnJfa se ha desfl_
LA GEOGRAFÍA PARA EL SIGLO XXI 29
rrollado a partir de la preeminencia de lo físico, de tal forma que la Geografía Física
se ha considerado, durante mucho tiempo, como el soporte necesario de la Geografía,
dedicada al estudio de lal'.i relaciones entre el Hombre y el Medio.
La introducción de la sociedad supone sustituir el clásico binomio geográfico
de Hombre y Medio. La Geografía es Geografía Social, y los fenómenos y problemas
geográficos sólo pueden ser entendidos y explicados desde la sociedad, iricluso los de
carácter físico-natural. No hay dos geografías, una física y otra humana. Sólo hay una
geografía, social, interesada en los problemas sociales, incluidos los que afectan al
entorno ñsico.
La Geografía Humana o Social, tiene que ver con 1as relaciones existentes entre
· los fenómenos sociales y los del mundo material, que no son los de orden natural o
ambiental. Es una disciplina que aborda «cómo los procesos de socializac.ión en espa-
cios determinados generan grupos sociales, y cómo las gentes transfo1man los lugares
y se transforman a sí mismos, a travéS de estos procesos» '(Johnston, 1988).
La indagación geográfica se presenta,. por ello, de modo obligado, en tres esfe-
ras que operan como tres instancias separadas del espacio social: la esfera material, la
esfera social y la esfera individual. Explicar el espacio social supone entender las re-
laciones. que se establecen entre estas tres instancias, los modos en que los agentes in-
dividuales, actores directos de las experiencias espaciales, operan en el mundo mate-
rial, tangible, y la fom1a en que la instancia social interviene y actúa sobre los agentes
individuales y es afectada por ellos, así como el modo en que la propia instancia so-
cial regula el desarro11o de la esfera material.
El individuo tiene un espacio §_Ocial propio que responde, ante todo, a su condi-
ción de clase, la que definirá tanto el espacio laboral, como espacio de relación social
productiva,. como el espacio de reproducción social, el ptmto de encuentro social, 1as
relaciones de proximidad, el ámbito doméstico. B1 principal componente social que
define, en última instancia, la construcción de la propia sociedad, en todas sus dimen-
siones, incluida la espacial, en su esfera material, ha si9,o y es la estructura en clases y
las relaciones sociales que se establecen entre los individuos de acuerdo con su ubica-
ción en ellas.
Estas relaciones sociales se articulan sobre relaciones de producción y se sus-
tentan en el proceso de reproducción social. Procesos que son, en primer ténnino, de
reproducción material, asentados sobre el uso y explotación social de la Naturaleza,
que generan un espacio físico, productivo, con sus fábricas, talleres, comercios, in-
fraestmcnu:as, y un espacio para la reproducción socjaJ, configurado por la casa, la es-
cuela, el barrio, entre otros muchos. Conforman, unos y otros, el espacio material.
Es cierto que no son las únicas dimensiones de la realidad social. Existe la ne-
cesidad de Contar con el mundo del sujeto, con las acciones individuales, desde pers-
pectivas que exigen contemplar la autonomía de los agentes individuales y sociales en
los procesos de reproducción social. Nuevas propuestas sustentadas sobre la:; temías
de la acción y de la regula,;..,1ón social, buscan introducfr al sujeto individual en los me-
canismos sociales. Indagar estas dimensiones del espacio que reposan sobre el análi-
sis del sentimiento y la identidad personal y social ha pennitido ir identificando espa-
cios subjetivos con valor social. Un campo de especial significación en las geografías
feministas, que rararnente se planteaba en los análisis y representaciones académicas
previas.
 -------~ -------. -----~
30 GEOGRAFÍA HUMANA
Por otra parte, estas vías de raíz cultural y antropológica han permitido aflorar o
identificar otros espacios de orden social, ocultos, criptoespacios, como ocurre en los
trabajos dedicados a las minorías laborales con una fuerte defmición étnica y social,
caso de las trabajadoras domésticas en Jas sociedades :más urbanizadas.
LA DIMENSIÓN CRÍI1CA
Una Geografía Social alternativa se inscribe en la necesidad de construir un
saber crítico sobre la realidad social, a partir del específico campo geográfico. La
Geografía Social debe ser una disciplina crítica si pretende adquirír relevancia
social.
El carácter critico tiene dos dimern,'Íones: m1a es epistemológica y hace referencia
a la idelltidad o raíces del pensamiento geográfico como forma de conocimiento. La
otra es socio-política, en la medida en que supone entender y practicar la geografía
como un conocimiento orientado a la transformación social de la realidad existente.
En el primer aspecto, una Geografía crítica supone el necesario rescate de los
valores de la Modernidad -Razón, Ciencia, Teoría, Progreso, Desarrollo, Emancipa-
ción-, como soporte de la disciplina y como herramienta capaz de iluminar los pro-
cesos sociales que construyen la realidad espacial del mundo actual.
Reivindicar los valores de la Modernidad tiene especial significado en un mo-
mento en que la influencia de las formas de pensamiento cultural de distinto orden,
desde las postestructuralistas a las postcoloniales y feministas, han ejercido una labor
de sistemática crítica y derribo de los conceptos y planteamientos básicos del pensa-
miento ilustrado reducidos a la categoría de simples discursos, sin más valor que e-1 de
otros muchos alternativos o equiparables.
El énfasis en la relatividad del conocimiento científico, en la descalificación de
la Razón, en la defensa de la subjetividad, en la desvalorización de la Teoría, en el re-
clamo del irracionalismo, forma parte de estas críticas actuales a lo que se conoce
como Modernidad, que tienen su antecedente en lo que fue el e-lima intelectual en el
que se gesta y del que se alimenta el fascismo en sus distintas formas, en la Europa in-
dustrial del primer tercio dd siglo xX.
En la vía y propuesta de lo que Peet denomina modernismo critico, se trata de
reivindicar y mantener la necesidad y exigencia de una forma de conocimiento del
mundo basada en actitudes y prácticas rigurosas, contrastables, fundadas en algún
tipo de evidencia de fundamento racional. No es admisible la equiparación entre la vi-
sión religiosa y la visión racional.
Reivindicar la modernidad supone, al mismo tiempo, penetrar en la crítica so-
cial y epistemológica posmoderna, porque en ella han aflorado muchas de las insufi-
ciencias del pensamiento y de la práctica moderna. La apertura hacia aqnellas dimen-
siones ignoradas o subordinadas o deslegitimadas debe ser uno de los objetivos más
destacados de una geografía renovada y crítica. La autocótica racional de un peosa-
rrúento estrecho o condicionado por el contexto social, político, económico, en que se
produce en cada murnento histórico. La Razón debe ser una razón critica, una razón
autocrítica, que sirva para completar el proyecto de la Modernidad como 1m proyecto
necesaria en la sociedad actual.
~---
LA GEOGRAFÍA PAR.A. EL SIGLO X..Xl 31
Una Geograffa critica representa una disciplina sensible y abierta a las contra-
dicci~nes de un régimen social que se sostiene sobre la producción y reproducción de
la d~s1gualdad, sobre la ~re.ciente degradación y deterioro del entorno físico, naturnl y
social: sobre el man!'ennrnento de la discriminación laboral, de la segregación por
muy d1vers':s rJ.Zones, sobr~ la reproducción penmmente del desarrollo desigual, que
afecta a sociedades y espac10s a escalas muy variadas.
Desde perspectivas diversas se resalta también la vertiente o dimensión ética
que conlleva una Geografía crítica en la medida en que supone reivindicar valores
sustantivos, asocütdos a la Modernidad o inscritos en las tradiciones culturales de
?tras culturas y pueblos distintos de los occidentales, en relación con las personas, la
igualdad, la libertad individual y social, el derecho o los derechos básicos a condicio-
nes de Vida.y relaciones sociales no discriminadas ni lesivas, ni degradantes, ni noci-
vas, 1a fraternidad, la dignidad y la conciencia de compartir un entorno único como
simples usuarios del mismo, con la obligación de transmitirlo en similares condicio-
nes de habitabilidad, disfrute y calidad a sucesivas generaciones.
La Geografía debe estar en la aclaración pertinente,de cómo y por qué se pro-
ducen los fenómenos de desigualdad, de cómo se generan las formas de desarrollo de-
sigual, de los procesos a "través de 1os cuales las desigualdades sociales se consolidan
espacialmente, a escala local, a escala regional, a escala mundial, y cómo se insertan
estos procesos en la dinámica general de la reproducción capitalista.
Como herramienta crítica poniendo de IDHIIifiesto la inherente y radical contra-
dicción del desarrollo capitalista, como necesario destructor de la naturaleza y como
razón sustancial de la desigualdad social y espacial, que ponen de relieve, por una
parte, la pertinente y activa necesidaO del cambio histórico, para sobrepasar el sistema
capitalista, y por otra, del cambio espacial, para reducir y eliminar los factores de dis-
criminación espacial. La reivindicación de una disciplina comprometida en lo social y
en lo político e.<; un rasgo actual que se alimenta, tanto de la tradición marxist.a como
de la anarquista, en este caso con una espeóal carga de responsabilidad hacia la Natu-
raleza y con un marcado perfil ético.
Repensar el espaCio y sus conceptos básicos en la geografía supone re-cons-
truirlos desde una posición crítica, que es al mismo tiempo ética y teórica.
PoR UN FUNDAMENTO TEÓRICO
La Geografía moderna ha sido poco proclive a la reflexión teórica, como resal-
taba, ya a comienzos del siglo XX, el historiador Lucien Febvre, un excelente conoce-
dor de la nueva disciplina (Febvre, 1961). Como consecuencia se ha distinguido por
una práctica. marcada por un empirismo elemental y, en su caso, por unas confusas re-
ferencias, de origen kantiano, al carácter especial de la ciencia geográfica, como cien-
c!a o conocimiento del espacio, en el Sentido de una ciencia especial, distinta de la
e1e11cia sistemática. La búsqueda de un soporte teórico ha sido el raso-o característico
del último cuarto del siglo XX, aunqne existen antecedentes relevarH;s en la denomi-
nada Geografía Social alemana de los inicios de la segunda mitad de esta centuria.
Una teoría o un marco teórico básico se sustenta sobre la necesidad de elaborar
un conjunto limitado de herramientas conceptuales que permitan _abon~-3Ll!_~<! re~ª-ª~~
 32 GEOGRAFÍA HUMANA
compuesta por una infinidad de datos de observación. Esta malla articulada de con-
ceptos e ideas representa el bagaje teórico de la ciencia que, en el caso de cada disci-
plina, representa los instrumentos apropiados para indagar sobre un fragmento del
mundo exterior.
Es una tarea pendiente que incluye formalizar un lenguaje común y un esquema
o marco de referencia al que pudiera acogerse el geógrafo en todo momento, como un
instrumento de validación y de contraste de su trabajo.
En la Geografía Humana reciente el objetivo ha sido el de desarrollar un cuer-
po de conceptos para explicar el <<espacio» en el marco de la sociedad. En cierto
modo, se trata de elaborar una Teoría del Espacio Social, como punto de partida ne-
cesario para la constitución de una disciplina moderna, vinculada a otras disciplinas
como la Sociología, Economía, Antropología, en la medida en que las referencias es-
paciales se han convertido en uso habitual en las ciencias sociales.
Se plantea una cuestión compleja que es la de la relación entre las formas socia-
les, o formaciones sociales, es decir, la organización de la sociedad y ]os fenómenos
espaciales correspondientes. El espacio se ha convertido en el objeto reconocido de la
Geografía. Lo que, de tOillla harto paradójica, no exime sino que impone w1 ejercicio
de re-pensar esta noción y concepto. La elaboración de un marco teórico para la geo-
grafía no es una tarea acabada sino un proyecto que adolece de la diversidad de pro-
puestas y más aún de la diversidad de los fundamentos epistemológicos e ideológicos
que las soportan.
En el caso de la noción y concepto de espacio, como objeto de la Geografía,
esta tarea es doblemente necesaria y exigente porque constituye uno de los conceptos
más determinantes de nuestro utillaje intelectual, como el de tiempo. Precisamente
porque no es una noción exclusiva de la Geografía, sino que forma parte del acervo
cultural y científico. Constituye, en el caso de la cultura occidental, una categoría
conceptual de primer orden, al menos desde la formulación de Kant como un concep-
to a priori.
Pensar e1 espacio comü categoría intelectual, como concepto epistemológico,
como clave heuústica para el entendimiento de la realidad y para una adecuada deli-
mitación del campo de conocimiento que es la Geografía, resulta una exigencia de ri-
gor y una alternativa a una concepción meramente cultural.
2. Pensai· el espacio: la construcción de] objeto
Determinar el objeto de la disciplina es una exigencia primaria para su desarro-
llo riguroso, de tal forma que se pueda construir la malla de conceptos adecuada para
la comprensión de la realidad a partir de dicho concepto. Pensar el espacio exige una
doble estrategia: es.tablecer el uso de él y por tanto el campo o campos en que se de-
senvuelve y su modo de entendimiento; y delimitar su significado y valor dentro de la
Geografía.
Se trata, por consiguiente, de delimitarlo o construirlo para la Geografía, como
espacio geográfico, y de considerar como un objetivo básico para la fundación de una
geografía alternativa el establecer una <-<consistente definición de espacio» (\Veden,
1992).
LA GEOGRAFÍA PARA El, SIGLO XXI 33
EL ESPACIO COMO 0BJE1D EPISTEMOLÓGICO
Pensar el espacio, en la geograña de hoy, significa indagar y desmontar los ele-
mentos que han conformado el entendimiento del espacio geográfico en la cultura oc-
cidental y en la tradición académica. que componen, conjuntamente, la Tradición de
nuestra disciplina. El objetivo es construir un concepto nuevo, que siendo receptor
· de esa tradición y de sus elementos conceptuales, suponga un producto radicahnente
renovado, que sirva como la herramienta necesaria para abordar esta dimensión de las
relaciones sociales.
El objeto de la Geografía son los fenómenos o procesos sociales considerados
en su formulación en la esfera material, social y mental, como espacio. El espacio es
el instrumento intelectual que la Geograña elabora como concepto, como herramien-
ta formal, para explicar esos fenómenos o procesos sociales, para ordenar y entender
la masa de informaciones que la experiencia práctica nos ·proporciona en ese ámbito,
en el que- interviene la producción material, las relaciones sociales, el uso de la Natu-
raleza, la organízación de la sociedad, las mentalidades y ?Ctitudes individuales.
No existe el espacio en sí. Los objetos reales, objetos de la experiencia práctica,
no son e1 espacio, la ciudad, el suburbio, el lugar o el paisaje. El hábito intelectual
acostumbra a manejar estos témrinos como sinónimos de objetos, como si fueran una
entidad objetiva y material, como si constituyeran un hecho de observación. Los obje-
tos espaciales, que tienen dimensión espacial, ubicados, relacionados, no se confun-
den con el espacio. Los objetos no son el espacio aunque el espacio no existe fuera 'de
esos objetos.
Como tal concepto o berramiéilta el espacio no es tangible, si bien en e1 uso ha~
bitual del lenguaje se entiende como sinónimo de las cosas u objetos materiales a los
que se refiere. Es evidente, no obstante, que el espacio no es la casa o la calle, o el
campo, los árboles o la roca. El espacio los comprende conceptualmente pero no los
sustituye. Los convierte, eso sí, en objetos espaciales, porque forman parte de 1o que
se considera espacio.
El concepto de e·spacio no identifica a ninguna realidad empírica o empírica-
mente descriptiva. Sólo sirve como una ayuda para ordenar nuestras experiencias; no
es un objeto específico, es un concepto epistemológico. Sirve para localizar los obje-
tos con independencia de su naturaleza. De ahí e1 carácter no significativo de expre-
siones como problemas espaciales, porque no son tales, sino en realidad problemas de
acción social, problemas vinculados a 1a acción social.
Tales términos o nociones responden a una fonnalización epistemológica. Es-
tos conceptos son construcciones elaboradas en la Geografía, son las «palabras de la
Geografía>> (Brunet, Perras, Thery, 1998). Construir estos objetos epistemológicos
es una tarea de la Geografía como disciplina, porque éstos son los conceptos que
pueden permitir ordenar desde una perspectiva geográfica el cúmulo de observacio-
nes o datos que ofrece el mundo real. El conjunto de esos conceptos constituye el
campo de conocimiento que se conoce como Geografía, y representa las herramien-
tas que permiten proporcionar una imagen racional, ordenada, del mundo real como
espacio.
El espacio es un concepto que en las ciencias sociales y en particular en la geo-
grafía responde a la necesidad teórica de constru.J(.1}11~--h.xU<n:p.ient_a int~LGft!l_.fil. para
34 GEOGRAFL'\ HUMANA
identificar, analizar y explicar la configuración física que ofrece la sociedad y que en- ·
tendemos responde al propio desarrollo social como una dimensión de éste.
La elaboración conceptual y teórica permite incluso desligarla de los objetos y
convertirla en una entidad abstracta o geométrica. Se trata de una operación intelec-
tual, exclusivamente intelectual. A pesar de ello, sobre esta abstracción se ha cons-
truido una de las nociones o conceptos más fértiles del espacio, como ha sido el espa-
cio matemático o geométrico que subyace en la noción del espacio como contenedor
y de modo extensivo en las nociones del espacio como escenario, sustrato o soporte.
Esta elaboración teórica representa una de las grandes contribuciones del pensamien-
to clásico griego al desarrollo del conocimiento y de la ciencia moderna.
Puede incluso concebirse como una categoría del pensamiento o del conoci-
miento que, como el tiempo, puede entenderse que son previas a la experiencia huma-
na o mejor necesarias para ésta, al modo como lo considera Kant, como una categoría
a priori. Es decir, como una categoría necesaria en cualquier proceso de conocimien-
to. No hay experiencia al margen del espacio como no haya experiencia al margen del
tiempo. Es una dimensión del conocimiento humano.
Es el.aro que la experiencia humana, que es espacial, no puede prescindir de los
objetos en los que se manifiesta. De hecho, la noción de espacio en culturas no occi-
dentales, sin la influencia griega clásica, el espacio como experiencia es inseparable
de los objetos y éstos dan forma al espacio, lo definen, y eJ cambio de los objetos con-
lleva el cambio de la sensación de espacio.
Este tipo de espacio sensorial o existencial es el que reclaman o reivindican las
corrientes idealistas del pensamiento, corno una noción más «natural» que la geomé-
trica. No e~ así. La percepción del espacio asociado a los objetos no es sino una cons-
trucción del mismo tipo que la geométrica o matemática, El espacio que subyace no
es menos geométrico porque está adheiido a la distancia entre los objetos y por ello
tiene la misma dimensión geométrica que subyace en la concepción de Euclides.
En realidad una y otra construcción son parciales, porque el espacio como con-
cepto teórico o epistemológico comprende algo más que los objetos y sus distancias:
incluye una cierta estructura o formalización, que resulta. en unos casos de un pro-
yecto individual o colectivo, en otros de una acción no premeditada o, al menos, no
consciente en cuanto a su formalización.
De forma espontánea, la noción de espacio y el conjunto de referencias ·espaciales
han permitido la constirucjón de un saber social que de modo práctico y de modo teóri-
co o reflexivo, han facilitado el desarrollo social. Es lo que habitualmente se llama geo-
grafía, aunque no sobrepasa el carácter de saberes no rigurosos ni teoréticos, y de sabe-
res de la experiencia social. Son patrimonio de cualquier sociedad, sea cual sea su grado
de desarrollo, aunque presenten un grado diferente de elaboración y sofisticación.
Construir un marco teórico del Espacio, labor pendiente en las ciencias socia-
les, supone insertar el conjunto de nuestros conceptos en una trama totalizadora que
permita entender los procesos sociales y su relación con los procesos materiales, sus
relaciones e inten-elaciones. su dinámica y evolución. como elementos separados y en
su globalidad.
La elaboración radical de este marco teórico tiene dos soportes intelectuales
muy distintos pero que confluyen en la consolidación y admisión de la propuesta fun-
damental de la geografía humanªA~lj.J!,i.mp__s,!iart9 _Qe__sil¡_lD.; .
LA GEOGRAFi'\ PARA EL SIGLO XXI 35
El soporte de las corrientes subjetivistas que se presentan con una propuesta de
construcción intelectual del espacio a partir del sujeto y por necesidad vinculada a él,
haciendo del espacio una dimensión humana.
El soporte materialista que. surge de las propuestas del materialismo histórico por
un lado y de las conientes positivistas por otro. La propuesta marxista y neomarxista ha
adquirido una singular relevancia en la geografía del último cuarto del siglo x:x y repre-
senta uno de los núcleos más dinámicos del pensamiento teórico sobre el espacio. Las
propuestas positivistas mantienen enfoques renovados, sobre todo de orden sistémico.
El auge de la reflexión subjetivista en la segunda mitad del siglo XX~ de la mano
de los distintos movimientos que sustentan lo que va a ser el movimiento posmoder-
·no, a partir de la fenomenología y otras corrientes culturales, impulsó una aproxima-
ción teórica.más profunda a los perfiles sociales de lo espacial. Introducen, a favor de
las filosofías existenciales y personahstas, los nuevos perfiles de un espacio subjetivo
que se sustenta en la percepción y la conciencia, en la experiencia personal, .que tiene
un fundamento idealista profundo. La realidad material u objetiva queda supeditada,
en el mejor de los casos, a la realidad mental.
La reflexión materialista, de inspiración marxista o anarquista. adquiere desde
el decenio de 1960 y hasta el de 1980 un excepcional desarrollo, como parte de un
amplio illovimiento intelectual en el que quedan comprendidas desde las propuestas
estructuralistas hasta las de orientación social en el feminismo, incluyendo los plantea-
mientos basados en la teoría de la acción y de la regulación social.
Introducen en el campo de las ciencias sociales y en particular en el de la geo-
grafía una atención preferente a las estructuras económicas y sociales, a la configura-
ción en clases de la sociedad, a las Cuestiones del desarrollo desigual como compo-
nente propio del desarrollo capitalista, a la degradación del Medio Ambiente como
consecuencia inherente a esta misma circunstancia y al pape] detenninante del Poder
en la construcción de las relaciones sociales.
EL ESPACIO COMO PRODUCTO SOCL'\L
Con perspe.ctivas epistemológicas y con desarrollos contrapuestos, una y otra
corriente consideran que el espacio objeto actual de las ciencias sociales es, ante todo,
un producto. No es un objeto dado, preexistente a la acci-ón humana, sino un objeto
producido, socialmente producido, históricamente producido. A diversas escalas, des-
de el espacio doméstico al espacio mundial, estamos ante objetos sociales, surgidos de
fas propias relaciones soClales.
El cambio es copernicano porque supone invertir la fonnulación epistemológi-
ca dominante durante decenios. El espacio deja de ser la variable explicativa o inde-
pendiente con la que dar cuenta de la realidad social, como pretendieron los fundado-
res de la geografía moderna y como subyace en una difusa ideología culturalmente
muy extendida, cuya herramienta metodológica era, por necesidad, la de las ciencias
naturales. El espacio pasa a ser el objeto a indagar y explicar en un marco cuyos refe-
rentes metodológicos han de ser los de las ciencias Sociales,
El espacio como producto social es un objeto complejo y polifacético: es lo que
materialmente la sociedaj].CT.e3.JcEn_ea, coninae!ltidad_ñsica definida; es una repre-
36 GEOGRAFÍA Hl.ThtIANA
sentación social y es un proyecto, en el que operan individuos, grupos sociales, insh-·
tuciones, relaciones sociales, con sus propias representaciones y proyectos. El espa-
cio se nos ofrece, además, a través de un discurso socialmente construido, que media-
tiza al tiempo que vebicula nuestra representación y nuestras prácticas sociales. Es un
producto social porque sólo existe a través de la existencia y reproducción de la socie-
dad. Este espacio tiene una doble dimensión: es a la vez material y representación
mental, objeto físico y objeto mental. Es lo que se denomina espacio geográfico.
El espacio como objeto de la Geografía, el espacio geográfico, constituye un fe-
nómeno complejo en que se expresa la materialidad de las relaciones sociales en un
determinado momento histórico, en unas determinadas condiciones sociales y en una
ubicación geográfica. En las sociedades actuales son las relaciones sociales propias
del sistema capitalista que han venido a abarcar el mundo entero. En otras sociedades
históricas han sido las relaciones sociales existentes ~n ellas las que han determinado
el carácter del espacio social.
Cada sociedad, en cada momento histórico, de acuerdo con un desarrollo técni-
co determinado, con un grado de organi1.ación interna y con unas formas de relación
social específicas, se sostiene y, por consiguiente, se reproduce en un doble y dialécti-
co proceso de reproducción material y de reproducción social, que se fundamenta en
la transformación de la Naturaleza y e-n la propia transformación social, como dos ca-
ras de la misma moneda, es decir, como dos manifestaciones del mismo proceso.
La dimensión material de este espacio responde, por tanto, a una superposición
de herencias y aportaciones implicadas, de procedencia histórica muy diversa, sobre las
que se construye, destruye y reconstruye, de forma permanente, la sociedad capitalista
como una orgmüzación espacial. Espacios productivos diversos, desde los campos de
cultivo y los bosques a las fábricas, caminos, infraestructuras de distinto orden; espacios
de la reproducción, como viviendas, escuelas, hospitales, templos, lugares de ocio.
Es la dimensión física o material del espacio geográfico actual, modelado por
los procesos sociales sobre los que se sostiene y desarrolla el moderno capitalismo, a
escala planetaria, en nuestros días. Siempre sobre un espacio heredado, sobre un es-
pacio construido en otros tiempos, bajo otras relaciones sociales y bajo otras condi-
ciones técnico-científicas, bien de formas o etapas previas del capitalismo actual, bien
de otros sistemas económicos anteriores o preexistentes.
E1 desarrollo del sistema económico capitalista se sostiene desde sus orígenes
en un proceso social que conlleva la construcción de un orden espacial apropiado, es
decir, dirigido a facilitar su expansión a través de la acumulación de capital. Significa,
en primer término, eliminar aquellas barreras espaciales impuestas por la configura-
ción espacial heredada Oexistente de anteriores sistemas económicos, sobre las que
se levanta el edificio espacio-temporal capitalista. Sólo se destruye lo que se sustitu-
ye. El capitalismo elimina las barreras preexistentes, o las que su propio desarrollo
provoca, produciendo nuevo capital fijo, nuevas infraestructuras, espacios de rela-
ción, una organización territorial acorde con sus necesidades, e.u tiempo y lugar, una
distribución fonr.;l-0n11-!,.¿f'!é":",ptadi\ a l.H división.del trabajo, que sea más favorable al pro-
LA GEOGRAFÍA PARA EL SIGLO XXI 37
pio proceso de acumulación y al ciclo de realización del capitaL en cada período o
e.tapa de su desarrollo.
La evolución histórica del sistema económico, a ritmos cada vez más acelera-
dos, consecuencia del dinamismo de la innovación técnico-científica, induce a una
constante renovación del capital fijo, del espacio material y del espacio no tangible,
territorial, sobre el que se reproduce la sociedad capitalista. Como una moderna Pené-
, lope el capitalismo crea para destruir y volver a crear, como una exigencia inherente a
su propia naturaleza, configurando una estructura de recursos geográficamente orga-
nizados.
- obras, en la medida en que el espacio material se configura al mismo tiempo que un
espacio intangible, pero real, que podemos identificar en las organizaciones territoria-
les --desde los municipios y provincias, a las comunidades autónomas, landers, re-
giones administrativas, Estados-, que s~ constituyen alá par con el espacio material
Institucion~s locales; organismos territoriales de distinto orden, urbanos, regionales,
económicos, empresariales, se articulan como una formu específica del espacio so-
cial, ubicada geográficamente,
La propia sociedad local o regional, o estatal, se perfila a través de procesos de
identifitación territorial, de alianzas y de lealtades que operan a distintos niveles, y
que obran como factores de inercia que facilitan la preservación de las configuracio-
nes espaciales adquiridas, cuando éstas han logrado arraigar en relación con el éxito
relativo en el proceso de acumulación y en la distribución del producto social, que
opera como una füerza de inercia en relación con la afirmación de determinadas leal-
tades al territorio y a su conglomerádo social
Formas de pensar, hábitos sociales, identidades culturales, se confunden con el
propio espacio material, a través de redes de relaciones personales y de círculos de
ósmosis social, que proporcionan a estos espacios, en sus diversas escalas, un perfil
propio, casi una personalidad, si usamos la metáfora del regionali'>mo geográfico tra-
dicional. Estos espacio.s operan como el fundamento consistente, que a veces se ma-
nifiesta como si fuera inamovible y eterno, sustancial, de la existencia material coti-
diana de la sociedad.
El espacio es así, al mismo tiempo, la materialidad de la configuración física
construida en el proceso histórico concreto de acumulación capitalista con sus media-
ciones técnico-científicas; la realidad_ de la configuración territorial que opera como
la dimensión intangible del espacio; y ]as representaciones o imágenes individuales y
sociales que contribuyen a arraigar esas configuraciones geográficas.
Procesos como los de industrialización y urbanización han contribuido decisi-
vamente a modelar un espacio moderno, con sus perfiles locales, urbanos, regionales
y estatales, desde la perspectiva material, a través de la acumu1ación de capital fijo en
forma de infraestructuras de diverso orden, tanto productivas como relacionadas con
la reproducción social. Desde plantas industriales y vías de comunicación a vivien-
das, dotaciones sanitarias y educativas, universidades, centros de investigación, espa-
cios de ocio, entre otros muchos, distribuidos en localidades, en áreas regionales y en
marcos estatales.
Al mismo tiempo han contribuido a modelar un espacio social subjetivo. El espa-
cio relacionado C:Qn-la SuQjetividad presenta_una doble faceta: corresponde al espacio
 _______ , __ ,, __ ,_ __ - - - - - - -
38 GEOGRAFÍA HUMANA
del proyecto, es decü de lo imaginado para la acción, y al de la representación, como
imagen individual del espacio social, tanto material como mental. Y es un espacio del
discurso, porque sociahnente se expresa a través de una determinada forma, con térmi-
nos, metáforas, expresiones socialmente compartid.as, que se refieren al espacio social.
Supone la consideración de los discursos y de las prácticas de la representación
del espacio por parte de los individuos y de los grupos sociales, incluida la propia geo-
grafía como un discurso sobre el espacio, como una representación del espacio. Éste
no es neutro. Las geografías feministas, sobre todo, han mostrado hasta qué punto
transmite sfrnbolos, se presenta. como símbolo y ordena patrones simbólicos de indu-
dable incidencia social.
Pensar el espacio de la Geografía de forma renovada y crítica, significa hacerlo
preStando atención no tanto a las cosas, a lo que llamamos objetos, como a los proce-
sos. Reclam.:TI atención a los procesos es poner de manifiesto el valor del cambio, sig-
nifica considerar la rea1idad como un sistema de relaciones más que de cosas. El cam-
bio, las mutaciones, los procesos, pasan a constituirse en la primera instancia de una
geografía renovada. Se trata de pensar el espacio en términos de interrelaciones, e
imaginar lugares y regiones como puntos de encuentro de esas interrelaciones.
3. La geografía de los cambios: la geografía de las mutaciones
Davjd Harvey planteaba como fundamento para una Geografía, revitalizada y
más relevante, el reorientar la disciplina hacia los procesos, hacia el movimiento y el
cambio, como alternativa a una orientación secular preferente que ha hecho de lo geo-
gráfico el equivalente a lo constante, lo permanente e inmutable (Harvey, 1988).
DE LO JNMUTABLE A LO CAMBIANTE
Durante decenios, y aún queda la inercia de esa concepción, los geógrafos han
buscado resaltar o descubrir bajo la apariencia de la movilidad los elementos e:structu-
rales, y la idea de una geografía estructural sigue siendo una propuesta asentada en la
geografía, incluso como una alternativa elaborada. Se ha buscado de modo preferente
construir una imagen de este annazón trascendente al tiempo.
El arraigo intelectual de estos postulados que buscan la naturaleza profunda de
la realidad por encima de la apariencia cambiante es indudable. Ha primado en la
Geografía la consideración de las formas de organización, de las estructuras subya-
centes, de los patterns o modelos explícativos de la configuración espacial observa-
ble. La Geografía se ha visto atrapada en un cierto fetichismo de lo persistente, de lo
inmutable. Paradójicamente esto sucede tanto en la Geografía de ascendencia natura-
lista como en la de orientación económica, mmque el núcleo persistente sea muy dis-
tinto en uno y otro caso.
El tránsito desde estos enfoques formalistas a otros procesales que den priori-
dad a los cmnbios, al movimiento, a las transformaciones, aparece como una toma de
conciencia de que ..:da geografía no es ya la disciplina que presenta el marco -princi-
. palmente natnral- inmutable a fa. ~scala.histórica. en el. que. se desenvuelve 1a acción
U. GEOGRAFÍA PARA EL SIGLO XXI 39
humana>:- (K.nafou, 1997: 11). Deriva de la propia concepción histórica de la construc-
ción espacial.
El giro social de la Geografía conlleva un desplazamiento hacia los procesos
sociales en su dimensión espacial o material. Este giro no es sólo un cambio de pers-
pectiva, porque tiene consecuencias epistemológicas, porque afecta al moóo de reco-
nocer y conocer la realidad, y a las herramientas que debemos elaborar y manejar con
· tal objetivo. Se impone atender en mayor rriedida a la acción. Reclamar atención pre-
ferente hacia las acciones supone una forma de centrar el análisis geográfico en eI
campo de los nwvimientos sociales.
Se trata de desentrañar, bajo las apariencias de estabilidad y persistencia que
han caracterizado la perspectiva geográfica durante más de un siglo, el movimiento
que hace del espacio nna realidad social cambiante, en constante transformación,
y que hace de las mutaciones sociales el motor del espacio social.
EJ acento sobre la acción es un rasgo destacado dé los enfoques teóricos que
surgen de la crisis indusirial y de la crítica al estructuralismo marxista. La temia de la
regulación de Lipietz, de la estructuración de Giddens, o el énfasis sobre la acción de
Benno Werlen, representan otras tantas propuestas que coinciden en valorar el carác-
ter cambiante o dinámico de la realidad y el vincularlo con la autonomía de los agen-
tes sociales e individuos. Representa un giro hacia la dialéctica del cambio.
UN MUNDO EN MUTAC1ÓN
Destacar el papel de la accióri~ responde a la propia experiencia del mundo con-
temporáneo. El último cuarto del siglo xx constituye un período de singular acelera-
ción del ritmo histórico, en ámbitos tan distantes, aJ menos en nna primera aproxi-
mación, como el técnico y el cultural, entre otros, como el económico, el político, el
urbano, el social.
Estamos inmersqs en un tiemPo de canihios sociales Profundos que se mani-
fiestan a escala planetaria y a escala doméstica por igual. El desarrollo técnico ha he-
cho de la distancia y del tiempo dos categorías que no significan lo mismo que con
anterioridad. Los espacios se han estrechado. El tiempo se ha comprimido. La veloci-
dad de las transformaciones sociales convierte en evidencia lo que antes podía ser un
simple supuesto teórico.
Los procesos sociales se imponen en la observación y en la vivencia individual.
Desde los que tienen lugar en el ámbito de la población, en sus distintas manifestacio-
nes, como procesos. de movilidad a todas las escalas, como procesos de diferencia-
ción pero también de mestizaje, a los que aparecen en el marco de la urbanización, en
cierto modo el proceso dominante en la configuración del mundo actual, a lo largo del
siglo X.X y llamado a serlo asimismo en el siglo XXI.
Desde la perspectiva geográfica y por tanto social asistimos a procesos genera-
lizados de mestizaje, biolúgico y cultural. Las sociedades contemporáneas aparecen
cada vez más como sociedades plurales, no sólo en el orden cultural, como han pues-
to de manifiesto los enfoques posmodernos y poscoloniales, sino también en el de las
poblaciones y organización social y en su conformación espacial. Los procesos de
niestizaje y de movilidad espacial.. estrechamente implicados entre sí, constituyen un

40 GEOGRAFÍA IfüMANA
componente relevante del mundo contemporáneo, y tienen una dimensión geográfica
intrinseca.
La ciudad industrial y el centro urbano de servicios surgido en el mundo mo-
derno estalla y se derrama a escala regional, se reorganiza bajo nuevos presupuestos
jerárquicos, integrada en las nuevas estrategias de acumulación capitalista. El deno-
minado shopping transforma los espacios urbanos en EE.UU. y en menor medida en
Europa y otras áreas, alterando las relaciones heredadas de la ciudad preexistente.
Los espacios centrales se ven sumergidos por los procesos de re-apropiación
social que representa el retomo de los grupos sociales de la clase dominante, en el po-
der y la econornfa, al espacio central urbano, en el proceso que los anglosajones han
denominado gentrification y que en Europa se conoce como regeneración urbana. Un
fenómeno que ha sobrepasado el carácter puntual y c-ircunstancial de hace dos dece-
nios para devenir un claro objeto geográfico de implicaciones sociales y políticas,
Los procesos geopolíticos dominan el mundo actual con una intensidad cre-
ciente, como fundamento de un nuevo orden de Dominación y de dependencia, asf
como de las nuevas relaciones entre las áreas centrales y las periféricas, a escala pla-
netaria y local. Las mutaciones sociales y !as muta.L'lones en la esfera del Poder, en las
relaciones entre el Centro y la Periferia, en el ámbito de las relaciones de dominio y
dependencia, en la redistribución de los equilibrios sociales y culturales, forman parte
de la realidad actual.
Los procesos de explotación de 1a Naturaleza, en su afección por parte de las
sociedades modernas, así como los procesos de entendimiento de las relaciones entre
procesos sociales y procesos naturales, se han convertido en el último cuarto de siglo
en un elemento central del desarrollo social, que afecta tanto a la ética social respecto
de !a propias relaciones sociales y del uso de la Naturaleza, como a las relaciones en-
tre grupos sociales y áreas a escala local, regional, de Estado y planetaria. La Geogra-
fía de la acción es, sobre todo, una geografía inmediata a los problemas de la sociedad
contemporánea que adquieren un papel dete1minantc a todas las escalas.
La Geografía se ve obligada a compaginar la atención a lo local con la necesa-
ria indagación de los procesos que tienen lugar a escala planetaria. La Geografía tiene
que plantearse las relaciones entre los procesos que desbordan sobre el planeta en su
conjunto, y los que operan a las escalas que han sido el campo preferente de la Geo-
grafía durante decenios: lo local, lo regional y el territorio del Estado.
LAS ESCALAS DEL CMIBIO SOCIAL
El carácter determinante de la escala a la que se producen los procesos y en la
que se materializ~m las configuraciones espaciales del mundo actual constituye un es-
tímulo esencial en la renovación del utillaje geográfico y en el establecimiento de los
enfoques geográficos más adecuados para el entendimiento y explicación del mundo
actual.
Las cuatro escalas de los procesos sociales de producción del espacio no son in-
dependientes ni autónomas, ni proceden en igualdad, en dichos procesos sociales,
pero forman parte del mismo sistema, y sus relaciones están marcadas, en cierto
modo, por l~!.:ont:ra.9-t~if>l!.é:~1....9._IJ-l:L}Íg,Qfl.)i{;termin~Jes para el conjunto.
"··---·-.-.-------
LA GEOGRAFÍA PARA. EL SIGLO XXI 41
/.La escala local, que debemos identificar con el ámbito o marco del mercado de
'·o-:o cuenca de empleo, desborda el concepto habinrnl de localidad o lugar. Res-
~?ano
,·~ lo que es el espacio o metropolitano, vm:ulado esencialmente~ la or-
ión del trabajo, condic1onado, ante todo, por el tiempo de acceso al nnsmo y
fhii'secuencia, por lo que se puede considerar un área de proximidad. Es el e~pacio
iére'nte O propio de la reproducción de la fuerza de trabajo y, por ello, el espacm más
· ,- por la esfera doméstica y comunitaria.
Jn componente que determina una organización específica del espacio, de
0 con su relación con estas funciones básicas, con especial incidencia en la su-
bierta diferenciación sexual del espacio, de los grupos sociales, de las clases
és. de las minorías. En expresión de Giddens, están en relación con prácticas so-
. ·. -~tinarias, es decir, con el mundo cotidiano, con el día a día. Es el espacio de la
· cia, del trabajo, de la vida cotidiana, de las relaciones personales, de la socia-
básica.
a escala regional, o ámbito regional, está detenninada sobre todo por una cier-
·ca de concentración de capital fijo y de relaciones preferentes en la división
bajo, que suelen ir asociadas a un cierto grado de especialización productiva o
·:fi'ótmca, en que juega un papel destacado 1a acumulación de capital fijo a lo largo
'Irt_-é_Illpo, en forma de infraestructuras productivas de distinto orden, y la inercia
s'ecuente que resulta de la misma.
·,.,.,]~sel espacio de las relaciones productivas, de la integración productiva, de la
'i!::mentariedad empresarial, de las infraeslructuras sociales, como universidad,
ales, grandes instalaciones lúQ.icas y'Ue ocio, grandes equipamientos comercia-
éservicios, el comercio mayorista de suministro industrial, de las infraest:rnctu-
. Comunicación.
Tiende a mantener y acentuar el perlll socioeconómico, las alianzas de clase,
inpromisos, las formas de distribución del poder, los mecanismos de su ejerci-
:é:induso la producción de representaciones sociales aceptadas y compartidas que
ah a consolidar una imagen de identidad y con ello de solidaridad y comunidad,
-q'.:región con una imagen histórica más o menos arraigada.
·<·-Es la escala tanto de las viejas regiones industriales como de las denominadas,
{dudades globales, que desbordan la dimensión urbana, aunque la urbanización
trasgo destacado de las mismas, caso del sudeste inglés, asociado a Londres, o la
de París. A otra escala, son los ejemplos de Barcelona como ciudad global, so-
do desde finales del siglo xx, y de Madrid como región urbana consolidada a
de la Comunidad Autónoma, aunque desborde ampliamente los limites de ésta.
ta escala del Estado representa el marco territorial en el que determinadas
as de intereses y clases sociales, dentro de un contexto histórico específico, han
O: de asegurar un espacio protegido de acumulación capitalista, Condiciones téc-
:Y sociales y circunstancias históricas específicas, asociadas al ejercicio del po-
"blítico territorial y a ciertas reglas de convivencia y relación social, configuran
spaci.o geográfico característico. Están basados, en su origen, en alianzas sociales
_Culadas a la progresiva definición de los modernos mercados nacionales, excep-
tialmente ampliados respecto de los precapitalistas, más apropiados a las necesida-
desarrollo capitalista. Corresponde con una cierta etapa, la inicial, del capita-
inch~tr.iaJ ~------ ~ . - = ~ . : . .__ _
 GEOGRAFÍA HU[\,lANA
42
Representa, al mismo tiempo, el marco político y social de las contradicciones
de clase que han opuesto al capital y el trabajo, y por ello al marco jurídico-político
en el que se han negociado o pactado, en la lucha de clases, los regímenes de la repro-
ducción social, en especial, como más destacado, el que se ha venido a conocer como
fordista, asociado al denominado Estado <lel Bienestar. La escala estatal representa,
ante todo, la de la regulación social en el régimen capitalista.
La crisis de este papel del Estado como regulador de Jas relaciones sociales en-
tre capital y trabajo, en la nueva etapa del desarrollo capitalista, ha resquebrajado el
significado del Estado como escala geográfica, en favor de la planetaria.
La escala global surge en las nuevas condiciones de reproducción del capital
que rompe con el marco estatal en el momento en que los factores técnico-cientfficos
de la producción y de la distribución le permiten plantear y buscar la produc.ción de
plusvalías casi ilimitada.<; en un mercado de trabajo universal, sin regulación, abierto,
en el que es factible la movilidad extrema del capital, y en el que se acelera la circuJa-
ción del capital y de la fuerza de trabajo.
La deslocalización productiva ha facilitado estrategias empresariales de compe~
tencia a salvo del control regulador de los Estados, sobre todo en las áreas tradiciona-
les de crecimiento del capitalismo industrial, en Europa y América del Norte. Ha pro-
vocado la aparición de nuevas áreas de producción, que han incorporado a decenas de
millones de nuevo::, trabajadores industriales, hombres, mujeres y niños, en condicio-
nes excepcionalmente favorables para la obtención de plusvalías y, en consecuencia,
para la acumulación y circulación del capital.
Las relaciones económicas se han hecho universales tanto e.n el ámbito finan-
ciero como en el de la producción. Los medios de comunicación han consolidado la
posibilidad de la intercomunicación instantánea entre todos los lugares del planeta.
Las modernas infraestructuras de comunicación penrúten un flujo constante e inme-
diato de mercancías, de bienes, servicios y personas. Se ha hecho realidad un mundo
unitario: «un mundo», asociado a la expanSión del capitalismo, como formulaba
Marx en el siglo XIX y al que se refería Wcndell \.Vilk.ie en 1943, en una obra titulada
precisamente One World.
Las distintas escalas del espacio responden a la propia lógica de la reproduc-
ción social y se inscriben en los procesos de diferenciación social y espacial inheren-
tes a ella. Se entienden en el cambio social. Cambio y Desarrollo constituyen dos di-
mensiones o aspectos de la realidad social del mundo contemporáneo.
CAMBIO, PROGRESO Y DESARROLLO
La noción de cambio y transfomiación aparece como un fundamento de: la so-
ciedad europea tal y como ésta se define a partir de la Ilustración. La clave de la nue-
va sociedad tiene nombre, y es eI Progreso. Esto es, un desarrollo cbntinuado hacia el
futuro, garantizado por el uso de la ciencia para un mejor y más seguro aprovecha-
miento de las fuerzas naturales, para una mejor y más conveniente organización so-
cial, para un incremento asegurado del bienestar material, social, individual y moral
de los seres humanos. En definitiva, para una asegurada emancipación del individuo
y._Ge.1.-::i: s.0cid.J;td-=<'fo~a..signorancia. de fa opresión, de la miseria.
LA GEOGRA.fiA PARA EL SIGLO XXI 43
La diferencia fundamental entre la idea original de PrObTfeso, con su perfil ideoló-
gico y en muchos aspectos simple o simplista, que domina el pensamiento y la ideo-
logía burguesa del siglo XIX, y el concepto moderno de Desarrollo, radica en la di-
mensión crítica que este término y concepto presenta, y que podemos identificar en su
formulación más habitual como DesarroI1o Desigual.
El moderno concepto de Desarrollo surge de la evidencia social de la desigual-
dad que es la que plantea la necesidad de contemplar la cuestión del cambio, en pri-
mer término en lo económico, desde la necesaria consideración de las diferencias con
que se produce y de las desigualdades que genera y consolida, entre áreas geográficas
y entre grupos sociales, sean de- clase, de sexo, de raza o de cultura.
La dimensión crítica del Desarrollo cuestiona, como tal, la concepción simple
del Progreso burgués y ubica el análisis del cambio en un necesario frente dialéctico,
en cuanto los procesos de cambio, sea económico, social, cultural, generan contradic-
ciones evidentes en su desenvolvimiento y operan com.Ó factores de discriminación.
El cambio y el Desarrollo quedan sujetos al mundo de las relaciones sociales.
La dimensión espacial del Desarrollo es de inmediata evidencia. Las desigual-
dades en el desarrollo, sea éste considerado bajo cualquier perspectiva, se man:ifiest.'l
como una realidad observable y de una u otra manera, mensurable y comparable, Son
desigualdades sociales que encaman espacialmente, que distinguen sitios, lugares, re-
giones, países, y que confieren al mundo el rango de un mosaico de teselas contra-
puestas, por el acceso a la riqueza, por la disponibilidad de conocimiento, por el gra-
do de emancipación social e individual, por las fonnas e intensidad de opresión, entre
otros muchos aspectos.
El vínculo entre el desarrollo...de 1a acumulat:ión capitalista y los procesos de di-
ferenciación social que podemos identificar como desarrollo desigual ha venido a ser
un componente central de los análisis geográficos, en relación con los problemas que
sustentan las preocupaciones de las sociedades del siglo X)CI.
4. La geografía de los problemas sociales
En los últimos decenios se ha extendido entre los geógrafos la convicción de
que la geografía debe orientarse, en cuanto a sus objetivos de análisis o investigación,
hacia los grandes problemas sociales que caracterizan el mundo actual, que pueden
ser abordados desde un enfoque espacial.
La propuesta de usnr la Geografía para analizar problemas de carácter relevante
no es formalista. No significa un mero cambio de objeto o de temática en la investiga-
ción geográfica. Centrar problemas conlleva un cambio sustancial desde la perspecti-
va epistemológica, porque supone romper con esquemas de aproximación intelectual
a la realidad arraigados y sustentados en la parcelación del conocimiento, de raíz po-
sitiva, que se generaliza en la Geografía moderna sobre todo en la segunda mitad del
siglo X)C
Algunas de las más importantes y acuciantes cuestiones de nuemo tiempo son
geográficas. Tanto si se trata de la globalización, la rápida diferenciación entre socie-
dades y lugares, o las relaciones entre sociedad y naturaleza y cada una de ellas con la
A._;_ , ___ ,.__• __ J1eresid.ad..d~-ser replanteadas_ de forma imaginaúva.
 44 GEOGRAFÍA HUMANA
LAS ESCALAS GEOGRÁFICAS DE LOS PROCESOS SOCIALES
El término globalización se ha introducido en los últimos decenios del siglo xx
como un concepto de referencia que domina las imágenes de uso habitual entre los
geógrafos, y como un poderoso marco de los estudios sociales y culturales·. Con él se
alude a las nuevas condiciones de desarrollo del capitalismo, caracterizadas por la di-
mensión planetaria de las mismas.
Globalización y desarrollo capitalista
El Capitalismo constituye la fuerza esencial que modela el espacio mundial en
la actualidad. Son las relaciones sociales que se generan bajo el régimen de mercado
y del beneficio mercantil las que determinan los principales proce.sos de cambio y dis-
tribución de personas, bienes, riqueza, y las _que producen las imágenes e ideologías
que constituyen las representaciones sociales dominantes.
La escala global surge en las nuevas condiciones de reproducción del capital
que rompe con el marco estatal. Los factores técnico-científicos de la producción y de
la distribución permiten plantear y buscar la producción de plusvalías casi ilimitadas
en un mercado de trabajo universal, sin regulación, abierto, en el que es factible lamo-
vilidad extrema del capital, y en el que se acelera la circulación del capital y de la fuer-
za de trabajo.
En estos nuevos marcos espaciales, en muchos casos sin aparente referencia te~
rritorial definida, en los que se desenvuelven las relaciones sociales modernas, Ios obje-
tos de la investigación geográfica deben atender tanto a las nuevas formas o regímenes
de acceso al mercado que detennina las 1ineas de fuerza de los cambios espaciales a
escala mundial, y a las manifestaciones locales y regionales.
El sistema mundo no ha anulado ni hecho desaparecer el espacio local, el lugar;
pero es indudable. que lo ha transformado, en Ia medida en que ningún espacio local,
ninguna localidad, puede .aislarse del influjo de las relaciones sociales que se impo-
nen a escala planetaria. No existen lugares al margen del sistema mundo. Sólo cambia
el régimen de relaciones entre ellos.
Las mediaciones territoriales siguen siendo determinantes en la configuración
espacial del mundo contemporáneo y no sólo en el campo económico. Los procesos
globales no Se superponen sino que se confunden con los que tienen lugar a otras esca-
las. Localidades, ciudades, regiones, Estados, forman parte de esa malla geográfica. Lo
geográfico adquiere una presencia renovada. En esta red de relaciones la mediación e..<;-
pacial adquiere una imp.oJtancic!..SObresnliente, en la medida en que el espacio, local o
más amplio, facilita o proñii.Iévé la eficacia de los agentes sociales para la acción o mo-
vilización social. Agentes económicos, agentes políticos, empresariales, colectivos so-
ciales, .entre otros, que son los que construyen el espacio.
Los análisis cóticos del proceso de globalización vienen poniendo de manifies-
to que este proceso universal, la g1oba1Ización, se apoya en la existencia de otros pro-
cesos que tienen una dimensión local. Se identifican con áreas especialmente dinámi-
cas, corno ciudades o áreas urbanas, en unos casos, regiones, en otros, en las que se
sustentQll-.]os cambios y la dinámica de lo que se presenta como universal. Paradójfr.:a-
LA GEOGR...4.FÍA PARA EL SIGLO XXI 45
mente, se resalta la aparición de lo local como el contrapunto de los. procesos de glo-
balización.
Desde una perspectiva geográfica la global_ización aparece como un sistema de
organización del espacio a escala mundial, que afecta tanto al espacio productivo como
a los espacios de la reproducción social, que se ordena a partir de un conjunto de aglo-
meraciones locales, de distintas dimensiones, que podemos identificar como· regiones.
· Las áreas más dinámicas operan como nodos de desarrollo a escala regional pero con
influencia mundial. En ellas tienen lugar los procesos de consolidación, expansión,
sustitución más evidentes, en los que se realiza el proceso de acumulación de capital.
L:1.i'> <Ílea.::; 1ueuuS diuiliui1.,i:l..,), luduSu la1> LJUC: hilll V_l)~aadu i.;v1111J uudu.., de de..,a-
rrollo importantes eri el pasado, experimentan un proceso de decadencia, de retroce-
so, de desintegración incluso, consecuencia del envejecimiento y obsolescencia de
sus infraestructuras productivas y sociales y de su ineficiencia desde la pers.pectiva
de la acumulación capitalista. ·
Ambos procesos coexisten. La aparición de nuevos nodos de desarrollo o regio-
nes, la expansión o la decadencia de otras, en un sistema caracterizado por la frag-
mentación espacial. El sistema mundo de la globalización se construye sobre espacios
discontinuos.
La localidad representa el espacio de la proximidad. Induce la pertenencia es-
pacial y se manifiesta a través de círculos de relación o soClabilidad, esenciales en la
movilización de los individuos, en la participación social de éstos. El espacio local
proporciona a cada actor individual, a cada persona, el acceso a las representaciones
ideológicas dominantes, por las que _se integra en un mundo universal.
Estos círculos de relación, sieÍnpre de carácter social, ubicados localmente, ase-
guran de modo natural y de forma más o menos permanente o continuada. los proce-
sos de identificación social, de cohesión, al mismo tiempo que pwporcionan eficacia
a la acción del individuo y del grupo. Son estos procesos locales los que constituyen
Jo. esencial de la Uamada globalizaci6n.
Lugares y regiones
La globalización se sostiene sobre espacios locales y regionales. Las infraes-
tructuras de todo tipo adquieren un .papel relevante y el capital fijo acumulado en
ellas, como planteaba Harvey al respecto, adquiere una importancia decisiva en la di-
ferenciación regional. Interviene como un factor determinante en los beneficios eco-
nómicos de la globalización. Es lo que proporciona nuevos horizontes a la geografía,
como una perspectiva útil y necesaria en estas circunstancias: <<se ha insistido tanto
acerca de la neutralización de la geografía gracias a las nuevas tecnologías que por el
contrario es importante poner énfasis sobre el lugar, las ínfraestructuras y los empleos
no especializados» (Sassen, 2000).
Estos espacios locales dinámicos corresponden, en realidad, a áreas con un al-
to grado de urbanización, identificadas como ciudades globales, que por su escala, su
grado de organización y cohesión interna, sm, pautas de desarrollo, podemos identifi-
car con un ténnino geográfico de arraigo corno es el de región. Son espacios para los
que parece pertinente y operativo el conCep_to de región, porque identifican la de .re1
 46 GEOGRAFÍA HUMANA
localidades, infraestructuras, solidaridades económicas y sociales, sentimientos de
pertenencia, vínculos productivos, relaciones intelectuales, saber hacer técnico, que
ordena la sociedad moderna: ,,Esta malla nos re:O:U.te al antiguo concepto de región»
(Sassen, 2000: 110).
Todo parece indicar que la escala determinante para entender los procesos glo-
bales y locales es la regional. El enfoque regional y el concepto de región,_ como un
área de interrelaciones intensivas, de acumulación de capital, de concentración y re-
¡¡ novación de infraestructuras, de coordinación e integración empresarial, son claves en
;¡ el desarrollo global, porque- son los factores determinantes del éxito y expansión em-
il presarial y del éxito y ascenso individual, en el marco de relaciones económicas y so-
ciales caracterizadas por la dispersión geográfica. El espacio regional adquiere una
dimensión estratégica en la globa1ización.
Se trata de un espacio en el que es esencial el capital fijo, en el que las infraes-
tructuras de todo orden ejercen un papel sustancial en las estrategias económicas y
sociales, porque, ~<paradójicamente es esta infraestrnctu.ra 1a que puede incrementar
los.beneficios económicos derivados de la telemática». En estos espacios regionales
es determinante el capital social acumulado en forma de capacidad de innovación, de
recursos intelectuales, de acceso a los medios de comunicación, de masa crítica en la
investigación de punta, de capacidad u oporu.midad de relación. Bienes tangibles e in-
tangibles que reposan sobre la existencia de infraestructuras consistentes, técnicas,
científicas, sociales, que tienen un carácter de aglomerado espacial, por debajo del
Estado, por encima de lo local.
En el fondo subyace un proce.<;O de diferenciación creciente entre las áreas re-
gionales que han logrado insertarse en las mallas de comunicación e intercambio a es-
cala internaClonal y mundial, y las que carecen de esa inserción. Por una parte las re-
gion_es dinámicas y potencialmente competidores en este marco mundial, por otro los
espacios supervivientes, para los que el dominante discurso económico y político sos-
tiene el llamado <<desarrollo sostenible o endógeno,>, reservado para estos espacios
subsidiarios o dependientes, que, a distintas escalas, configuran el nuevo universo geo-
gráfico. La capacidad para el acceso al mercado transnacional delinca las nuevas di-
mensiones, las líneas profundas del Poder a escala mundial.
En este proceso de configuración de un nuevo espacio geográfico global ad-
q niere un creciente protagonismo el proceso de urbanización.
Los PROCESOS DE URBANIZACIÓN
Los procesos de urbanización del siglo XX1 se insertan en el marco de una reor-
ganización del papel de las áreas urbanas, a escala mundial y regional, en las estrate-
gias del neoliberalismo capitalista. Esta reorganización afecta a las áreas urbanas
como espacios de la reproducción social, en términos equiparables a los de] primer li-
beralismo del siglo XIX. Son las áreas privi1egiadas de los nuevos procesos de acumu-
lación capitalista, vinculados a Ja producción de espacio urbano, que aparece como
una producción esencial en este nuevo milenlo.
LA GEOGRAFÍA PARA EL SIGLO XXI 47
La universalidad de la urbanización
Las áreas urbanas, en particular los grandes conglomerados urbanos denomina-
dos ciudades globales, aparecen cada día con mayor fuerza y evidencia como elemen-
tos clave en la producción de plusvalía y con ello en la generación de beneficios. El
espacio urbano, o mejor el proceso de urbanjzación, se convierte en eje del desarrollo
y de la competencia a escala mundial, y se perfila como parte de una estrategia eco-
nómica y social en la reproducción del sistema capitalista, en la que el mercado inmo-
biliario adquiere un papel deterrninante de la inversión productiva. La movilización
del mercado inmobiliario urbano representa un componente esencial de la acumula-
ción capitalista en el marco neoliberal, a escala mundial, tanto en el Centro, países
capitalistas, más avanzados, como en la Periferia, en los países del antiguo Tercer
Mundo, acelerando las contradicciones entre producción y reproducción social, en re-
lación con eJ incremento drástico de ]os valores del suelo Yla vivienda.
Un formidable proceso de cambio caracteriza, en estos aflos y en el presente,
con indudable proyección hacia el futuro, las áreas urbanas tanto en las sociedades ya
urbanizadas como en las que están experimentando ahora el tránsito d6sde un espacio
ordenado ruralmente a otro urbano.
JJJs procesos de urbanización no son exclusivos de las sociedades de elevado
desarro11o material, si tenemos en cuenta que la tasa de urbanización más elevada en
estos inicios de1 siglo XXI se encuentra en el África al sur del Sáhara, con previsiones
que Consideran que en los próximos diez años el desplazamiento hacia las ciudades
del África occi<lenta1 afectará a 50 millones de personas.
Son las grandes áreas urbanaS o ciudades globales, los escenarios sociales de la
competencia internacional, que han suplantado a los Estados. Una competencia por el
mercado residendal. E1 urbanismo ha suplantado a la industria corno motor del desa-
rroI1o capitalista, como cimiento de su expansión. E1 proceso de urbanización es el
nuevo inductor de industrialización, invirtiendo la relación clásica que ha dominado
en los siglos :x::IX y XX. ,
Campo y ciudad: La reordenación social del espacio urbano
Tres componentes destacan en este proceso de urbanización: a) el de produc-
ción social de la nueva ciudad, del espacio urbano, caracterizado por la apropiación
de las áreas centrales, abandonadas en el pasado, a favor de la expansión peri.urbana;
b) el de la reproducción social, basado en el estricto control social, bajo la forma de la
intervención autoritaria, la represión y la imposición de nuevas formas de disciplina
social. Son dos cuestiones esenciales, geográficas, hac'ia las que se orienta el desaffo-
llo urbano y la propia geografía., y e) el de las nuevas relaciones ciudad-campo, en re-
lación con el nuevo papel de las áreas rurales en un espacio global y urbanizado.
En el primer aspecto, el elemento clave lo constituye la transformación de las
operaciones puntuales de renovación urbana en estrategias sistemáticas que incluyen
grandes proyectos de la denominada regeneración urbana que identifican el objetivo
central de las políticas urbanístícas actuales. El proceso es universal Y un componen-
te _de<)tacado del mismo es la dominante alianza entre planificación púbhca urbana,

48 GEOGRAFÍA HUrvIANA
intereses privados y capital público, que se convierten en un objetivo geográfico fun-
damental.
!
La participación activa del capital público en las operaciones de gent,-ijicación,
.1 aparece como un cambio significativo. La intervención del gran capital de carácter
!/ global t.ambién aparece como un rasgo nuevo en las grandes operaciones de renova-
;:¡
ción de los centros urbanos e incluso en áreas de menor significación urbana, en áreas
i'I urbanas o suburbanas.
¡
'I
1
EI proceso de regeneración urbana que surge en el entorno central se difunde
hacia el exterior y el resto del área urbana, de acuerdo con sus valores ambientales o
arq_uitectó-nicos, en relación con la valoración social de] _paisaje urbano. Aspectos
como los de carácter patrimonial histórico no son neutros. Se incorporan a la produc-
,:¡11
l'i ción urbana, a la valoración de carácter económico del espacio.
¡:¡ La onda regeneradora supone la construcción de un nuevo paisaje urbano, es
k:
fl
decir, una nueva materialidad física, que integra vivienda, áreas comerciales, espacios
i1 de restauración, equipamiento cultural, espacios verdes y espacios abiertos. Este pro-
ceso perfila una creciente estrategia de acumulación capitalista para competir en la
economía urbana, de tal modo que el proceso de gentrification se inserta en la compe-
tencia global entre los grandes centros urbanos, es decir, las ciudades globales, que se
presenta bajo la capa de ~<regeneración urbana>>, que caracteriza de forma especial las
políticas urbanística~ de las ciudades europeas en general, que en ciertos casos se pre-
senta como una política o estrategia urbanística para contener la expansión periurba-
na, lo que permite presentar el proceso como positivo desde la perspectiva ambiental.
Las nuevas estrategias económicas que dirigen la inserción de la ciudad como
espacio privilegiado de la competencia internacional, en la producción de espacio ur-
bano, conllevan consecuencias sociales directas e indirectas. Éstas por la vía del mer-
cado del suelo y de la vivienda, que expulsa a los grupos sociales y clases con menos
capacidad económica hacia espacios marginales. Las directas porque supone la movi-
lización de las poblaciones ocupantes de las áreas centrales, expulsadas o marginadas.
1 El proceso tiene un protagonismo social determinante, por cuanto aparece con
un perfil de clase muy definido, dado que las poblaciones o grupos que intervienen en
;,
este proceso de vuelta al centro urbano son de clase media y alta, quedando excluidos
tanto los grupos sociales de trabajadores u obreros, como los de origen inmigrante,
r sobre todo exterior, africanos, asiáticos, cuyo destino, por otra parte, suele ser la ex-
pulsión, precisamente, de las áreas centrales en que se ubican dentro de un marco de
1 estructura urbana moderna. Representa una rotunda victoria ideológica de las visjo-
nes neolíberales de la ciudad.
Las políticas de control social tienden a garantizar esta sustitución social, en
primer lugar frente a la resistencia activa, como pueden ser los movimientos de ocu-
pas, que se oponen al proceso de la denominada regeneración y frente a los grupos de
sin techo. Por otra parte, el control social se impone frente a sectores sociales cada
vez más numerosos, alimentados por las políticas de desregulación, que expulsa a una
población trahajadora creciente de los marcos de disciplina social del mercado labo-
ral propio de] régimen fo.rdista y frente a los nuevos segmentos de fu~rza de trabajo
marginal de distinto orige11, inmigrante sobre todo, escasamente integrada en pautas
de disciplina laboral, o que tienen y comparten modalidades de control independien-
te~ <;_on i::@~cidad de_resi~tencia, por razones culturales diversas. ~ - c . . . s , . _ , _____ _
--- -----·" ------
LA GEOGRAFÍA PARA EL SIGLO XXI 49
Surgen y se practican nuevas formas de disciplina y control social, que dirigen
las políticas urbanas y hacen hincapié en la seguridad, provocando intervenciones que
configuran un espacio urbano represivo, lo que en EE.UU. se conoce como {<ciudad
revanchista>>. EJ espacio urbano se fragmenta en células que se distinguen por su gra-
do de seguridad.
La ciudad global se moldea para facilitar el desarrollo de las nuevas estrategias
urbanas de producción de suelo y para asegurarla frente a los perdedores de este pro-
ceso social, mediante el dise.ño y la práctica de una política de control enérgico, auto-
ritario, de músculo, basada en la represión social, aunque se presente bajo la capa
aparente de seguridad ciudadana o de protección frente a lo que se perfila cowo plaga
· social. En general frente a los que son diferentes. Se construye la ciudad policial. La
ciudad segura para 1os nuevos ocupantes.
Se producen, al mismo tiempo, nuevos procesos de modelado de los espacios
de reproducción, qU:e afectan a los sectores de clase media, de acuerdo con diferen-
cias de sexo, estado, nivel cultural, responsabilidad profesional, que se insertan en el
proceso más general de regeneración urbana. Los procesos de renovación urbana se
mezclan con otros de segregación y diferenciación. Procesos internos asociados al de-
sarrollo urbano que se mezclan y, en parte, se confunden, con otros más generales,
que confluyen en un resultado semejante: los espacios de la diferencia..
Las áreas rurales adquieren una nueva dimensión. Se insertan en el espacio glo-
bal introducido en el mercado del suelo. Como un elemento del espacio urbanizado,
pero diferenciado del espacio urbano propiamente dicho por sus densidades menores,
Como un espacio valorado cuyos c~acteres físicos o sociales son absorbidos cultural-
mente, adquieren valor de cambio, se integran en el mercado del suelo de la sociedad
global. Como «espacios naturales>:,, es decir, espacios socialmente valorados por los
atributos físicos que la sociedad identifica y define, en relación con patrones específi-
cos, desde la bíodiversidad al paisaje; como «espacios culhlrales», porque se recono-
ce el perfil o configuración introducida por la presencia humana. En definitiva como
fragmentos de la superficie terrestre a los que se les otorga un valor de cambio que les
convierte en mercancía cultural y, por ello, se les incorpora al mercado del suelo.
La progresiva integración de las áreas rurales en el espacio urbanizado, la re-
construcción de estos espacios rurales en el marco de las nuevas regiones que se cons-
tituyen, Ias nuevas funciones, formas, sociedades que se configuran en las áreas rura-
les, las nuevas imágenes y representaciones sociales con que se contemplan y se
justifican sus transformaciones, constituyen o~jetos destacados de interés geográfico.
En relación con los cambios intensos que presentan en determinados ámbitos y con
los efectos que las transfommdones globales y regionales tienen sobre las viejas o
tradicionales, sometidas a·la tensión entre el abandono y la mercantilización.
Los ESPACIOS DE LA DIFERENC!A. LA SOCIEDAD PLURAL
Uno de los procesos más relevantes del mundo contemporáneo es el de la movi-
lidad y el mestizaje, en relación con el cual se asienta uno de los proyectos más ex-
pansivos de la geografía en los últimos años, por vías distintas, el de la diferencia.
Constituy~_un marco de referencia espacial, .surgido de la corrienre cultm;2-J,...1;p1?G@~-
 r
50 GEOGRAFÍA Hllli'IANA
templa también las cuestiones de la identidad, tanto de género como sexual, étnica o
de clase, entre otras.
Es él fruto del pensamiento posmoderno y pü'scolonial, tanto en lo que tienen
de crítica a la modernidad como en lo que representan de nuevas propuestas o enfo-
ques respecto de los fenómenos sociales, con la reivindicación de fonnas de pensar y
de objetos de conocimiento al margen del occidentalismo y del eurocentrismo.
Las migraciones a gran escala generadas en el marco colonial y poscolonial
¡i,1 han dado origen a sociedades mixtas, impensables hace apenas un cuarto de siglo,
salvo en las áreas colonizadas, en el Tercer Mundo, en el que se configuran, desde.
:1[! hace varios siglos, sociedades mestizas y plurales (Troll, 1964). El proceso no sólo no
i!· ha terminado sino que de hecho más bien puede decirse que apenas se ha iniciado.
' Constituye uno de los objetivos más relevantes del análisis geográfico.
[i Los procesos de movilidad configuran el nuevo espacio de las reservas de fuer-
za de trabajo a escala planetaria. Cada año, entre 2 y 3 millones de personas emigran
en el mundo. Más de la mitad se dirigen hacia Estados Unidos, Alemania, Canadá y
Australia. Al inicio del siglo XXI, 130 millones de personas viven fuera de su país de
[ nacimiento. Son el fundamento de una nueva sociedad mestiza o híbrida, cuyo perfil
aparece con claridad en los países más desarrollados, en el Centro capitalista, tanto en
1 social y Una manifestación cultural, que los abre a distintos campos de conocimiento.
f.i los Estados Unidos, un país forjado sobre la inmigración, como en Europa, en propor-
¡;¡
ciones crecientes.
i¡' La inserción de grupos sociales diferenciados desde la perspectiva étnica, ra-
!¡
cial, cultural, además de económica, de una población formada en su mayor parte por
trabajadores o personas en búsqueda de trabajo, ha generado uno de 1os procesos más
destacados del siglo XXI, el del mestizaje social y cultural, al tiempo que plantea el
problema central de la diferencia en las sociedades modernas. La diferencia como
una construcción social que se inserta en los procesos de- globalización y acumulación
capitalista y que tiene una dimensión geográfica esencial. Constituye un proceso geo-
gráfico a escala mundial e intercontinental y representa uno de los procesos clave en
la construcción de los espacios urbanos modernos y de las nuevas regiones.
La aproximación a estos problemas y procesos se ha producido, sobre todo,
desde enfoques culturales de distinto orden, con especial. relevancia de los denomina-
dos poscoloníales, La interrogación poscolonial plantea a la geografía la necesaria re-
visión de las condiciones históricas de su construcción como disciplina al mismo
tiempo que de atender a un campo en el que se mezcla discurso ---el colonial e -impe-
rialista- con sus componentes ideológicos y las pnícticas de explotación económica,
dominación política, violencia social y agresión sobre la Naturaleza. Perspectivas en
las que estos enfoques imponen la renovación de lo que han sido fommlaciones asen-
tadas durante decenios.
Se plantea y se impone-n nuevas formas de abordar la realidad de las sociedades
indígenas, de las colectividades que no pertenecen o no se han integrado en el marco
cultural y económico de Occidente, y de atender a sus especificas formas de pensar,
contemplar e intervenir en el mundo, incluida su percepción y conccpc-ión de la Natu-
raleza, y sus relaciones con el mundo físico.
Se trata de considerar cómo se constrnyen los nuevos espacios geográficos, en
el horizonte del siglo XXI, y de revisar, desde una perspectiva geográfica, cómo se han
construido los espacios existentes, desde enfoques menos emacéntrir::os_
.ic ..
LA GEOGRAFÍA PARA EL SIGLO XXI 51
5. Naturaleza, ética y sociedad: del medio ambiente al patrimonio
El último cuarto del siglo xx ha supuesto la consideración de la naturaleza y el
medio ambiente en la geografía desde supuestos conceptuales renovados, alejados de
las concepciones imperantes en la tradición geográfica. Ha significado la introduc-
ción de nuevas dimensiones para estos conceptos, en particular el de Medio Ambien-
te, que ha adquirido un perfil específico, que no procede de la Geografía sino de Jos
movimientos ecologistas.
La Naturaleza ha sido y es considerada en forma equivalente a Medio Ambien-
te, de.modo muy particular en la tradición geográfica, en la que el Medio o Enviran-
.ment, se ha identificado, con el medio físico. El pensamiento critico moderno ha con-
tribuido a replantear los conceptos de Naturaleza y Medio Ambiente. En la actualidad
es cada vez más evidente que Naturaleza y Medio Ambiente son representaciones so-
ciales. Son representaciones sociales insertas en los procesos de producción y repro-
ducción social.
El giro principal procede de que han puesto de manifiesto la existencia de
problemas sociales que tienen que ver con el uso y explotación de la naturaleza, proble-
mas denominados ambientales o medioambientales. Ta.les problemas tienen un carácter
Las contradicciones esenciales entre desarrollo capitalista y preservación de los
equilib1ios físicos sobre los que descansa la supervivencia humana forman parte de la
problemática de los tiempos presentes. Desde esta perspectiva son parte del horizonte
de la Geografía Humana, porque c-qp.stituyen fenómenos y procesos derivados de la
acción social, de las colectividades sociales, de los agentes sociales, que inciden so-
bre los procesos físico-naturales y alteran los equilibrios naturales preexistentes.
JV1EDIO A!IIIBIENIB Y PAISAJE
Rl medio ambiente como concepto moderno está vinculado a los efectos negati-
vos de la sociedad humana sobre el entorno, en particular en el contexto de lo que de
modo general se denomina contaminación y de forma más particularizada, degrada-
ción medioambiental. Se configura como un concepto e ideología en relación con el
carácter irreversible que adquiere, en muchos casos.
Se trata de la pérdida de biodiversidad como consewencia de la desaparición
de especies y hábitats, de la eliminación de poblaciones enteras, la degradación com-
pleta de los recursos, Ia deforestación sistemática de amplias áreas, o lo que se ba ve-
nido a denominar desertización, en relación con el deterioro o degradación de los sue-
los y el incremento de la erosión superficial.
El estudio de los fenómenos sociales que entrañan la modificación de los proce-
sos y elementos físico-naturales y de las consecuencias o resultado de dichas altera-
ciones, en la geosfera, constituye un campo fundamental de una geografía moderna.
Integrar las cuestiones de carácter medioambiental y físico-naturales en el campo de
los problemas sociales de relevancia geográfica es un objetivo geográfico. El esfuerzo
de unificar la dimensión físico-natural y la dimensión social, que constituye un rasgo
sobresaliente en la geografía del siglo XXI, es. esencial..

52 GEOGRAFÍA HUMANA
Lo fundamental en este esfuerzo es el dirigido hacia problemas sociales, con
enfoques sociales, desde interpretaciones sociales, aunque incorporando herramientas
conceptuales y técnicas experimentadas en el ámbito de- la geografía física. Y hacerlo
de forma crítica. La geografía debe orientarse hacia el entendimiento de estos proce-
sos que son c1ave en el mundo actual, con autoridad para discriminar lo que es ideolo-
gía de lo que es conocimiento riguroso.
La consideración critica de las ideologías asociadas a la Naluraleza, el Medio
Ambiente y el Paisaje constituye un objetivo añadido de una geografia actual riguro-
sa,. en relación con la influencia excepcional y la difusión que esas ideologías tíenen
en estos ca.w.pus.
Este sesgo ideológico supone la -dicotomía naturaleza y sociedad, en la que el
campo aparece como un escenario romántico identificado con lo natural y la ciudad
como el mundo de la técnica y la máquina, lo antinatural. Una deriva ideológica que
impregna los estudios y enfoques medioambientales, los del mundo rural y los del
paisaje.
El paisaje sustenta ideologías y acciones que suponen dominación y exclusión.
Distintas corrientes de pensamiento, tanto culturales como marxistas o materialistas,
han puesto de relieve la estrecha vinculación del paisaje como representación con las
específicas relaciones sociales, relaciones de clase y relaciones de dominio y depen-
dencia. La lectura de estas interpretaciones forma parte de la investigación geográfica
de igual modo que los procesos culturales y sociales asociados a 1a valoración y ex-
plotación del paisaje y de otros elementos del espacio geográfico. La construcción de
un concepto geográfico a partir de la noción cultural de paisaje constituye uno de los
rasgos más relevantes de la geografía moderna, desde los enfoques culturales predo-
minantes en la primera mitad del siglo XX.
En la segunda mitad del siglo XX se ha producido un excepcional desarrollo de
una cultura social invasora en el orden intelectual, que ha introducido la valoración
del paisaje, tanto en términos urbanos como rurales y físicos o naturales, como·un
objeto de consumo, o 1o que es lo mismo, com.o un bien de uso cultural. Tiene un ca-
rácter selectivo, en cuanto sólo determinadas fracciones del espacio terrestre son deli-
mitadas como paisajes con valor de uso cultural.
La demanda de este producto cultural y, como consecuencia la oferta, está aso-
ciada a la producción moderna de una de las más notables representaciones sociales
del siglo :x:x: la de Patrimonio (Ortega Valcárcel, 1998).
EL PATRIMONIO TERRITORIAL: CULTURA, ÉTICA Y MERCANCÍA
El Patrimonio constituye una representación que ha pemútido construir espa-
cios heredados, sean urbanos o rurales. Ha facilitado ·el reconocimiento selectivo de
aquellos que, por diversos motivos, son producidos corno ejemplos y símbolos de esta
herencia. Patrimonio Natural, Patrimonio Histórico, Patrimonio Territorial, son térmi-
nos y conceptos que constituyen manifestaciones o modalidades de un Patrimonio
Cultural. Este concepto se encuentra, en la actuabdad, introducido definitivamente
como una representación social dominante de la cultura contemporáuea. En su di-
mensión de Patrimonio Tenitorial que tie.n.~1-~ilme-11Sión geagófii::~J.erminIDJle y
-----···· ------
LA GEOGRAFÍA PARA EL SIGLO XXI 53
debe ser un objeto de atención preferente de una geografía moderna inserta en los
movimientos sociales contemporáneos.
La producción social de Patrimonio Territorial afecta a espaci9s u objetos so-
cialmente obsoletos, a los que otorga un valor de uso cultural, como objetos a conser-
var, los transmuta en mercancía, y se manifiesta como creador de un valor de cambio.
El mismo efecto tiene la valoración patrimonial de determinados elementos del entor-
. no físico-natural, cuya motivación conservadora y protectora estimula la explotación
mercantil de los mismos.
De forma equivalente a la demanda de Patrimonio se ha producido la demanda
de medio ambiente, la demanda ecológica. Un ambientalismo de ricos, que ha intro-
. <lucido, en su perfil de calidad de vida, condiciones medioambientales y de paisaje.,
exigentes, origen de una demanda mercantil consistente y solvente. Un medio am-
biente de ricos que tiene poco que ver con el medio ambiente de los pobres o de quie-
nes no se pueden págar ni entornos vitales de calidad ni el disfrute ocasional de los
mismos.
El conflicto habitual entre la definición patrimonial o conservadora., que le otor-
ga un valor de uso y le confiere un perfil conservador, y la generación inmediata de
accione_s individuales y sociales encaminadas a utilizar el valor de uso en provecho
propio, individual o colectivo, es bien conocido. La tensión entre uso mercantil y con-
servación sitúa uno de los campos relevantes del foco geográfico en el mundo actual,
como uno de los problemas socialmente relevantes de las sociedades contemporáneas
del siglo XXI, en que se ventilan las contradicciones entre ética y beneficio, entre con-
servación y uso. ,,.
La Geografía se sitúa en Ja charnela obligada de la explicación de estos proce-
sos sociales que afectan al espacio geográfico, en unos casos por su valor patrimonial,
en otros por su valor medioambiental. Por tradición estos problemas afectan a áreas o
elementos que han sido el objeto central de la investigación geográfica, física, rural,
urbana. Las nuevas dimensiones de estos componentes del espacio geográfico consti-
tuyen un objetivo principal de la geografía. La discipli;rra geográfica tiene mucho que
aportar a la acción social en la tarea de identificación y valoración patrimonial y me-
dioambiental, así como en su entendimiento riguroso.
Tiene una función primordial en la crítica de las ideologías y representaciones
sociales de estos fenómenos y procesos, a través del análisis de los procesos de valora-
ción mercantil de tales objetos culturales, identificando los agentes, las acciones, las
ideologías, las formas de apropiación que se producen sobre tales bienes. Lo que -inlro-
duce, al geógrafo, en la dinámica contradictoria del Patrimonio, es decir, de los proce-
sos de producción de una mercancía que es, al mismo tiempo, cultural y material.
CONCLUSIÓN
La práctica de la disciplina en la actualidad ofrece una notable variedad de pro-
puestas o productos que abarcan, aunque parezca imposible, desde geografías de las
que se ha dicho que responden a formulaciones del decenio de 1950 con presupuestos
de los años veinte, hasta las geografías imaginativas o geografías comprometidas con
la apertura de nueva."> formas de hacru:.geografia, como una cieru:fa social má,;ª
54 GEOGRAFÍA HUMA.i.'JA
El espacio geográfico es un espacio socia1 en permanente y acelerada transfor-
mación, dinámico, cambiante, en relación con el dinamismo y con los cambios socia-
les que tienen lugar en todas las escalas, y que constituyen el eje o centro de atención
y observación de las ciencias sociales.
La conciencia de que los centros de interés social se encuentran en mayor me-
dida en las áreas de confluencia con otras disciplinas y de que se pueden compartir
objeto y metodologías es patente en los debates.presente.s sobre el particular. Buscar
estas áreas de interés, estos espacios de confluencia. estos bordes, forma parte de las
proposiciones actuales sobre la Geografía Humana, en paralelo al intento de distintos
geógrafos por -introducir puntos fuertes de identidad, a modo de núcleos sobre los que
sustentar el sentido de la disciplina, La Geografía como disciplina se encuentra impli-
cada en el mundo social en relación con algunos de los problemas de mayor calado de
las sociedades actuales.
La paradoja de su escasa resonancia en la sociedad y los media, de su opacidad,
como ciencia o disciplina académica, tiene mucho que ver con la cacofonía que resul-
ta de- la multiplicidad de discursos que se presentan como geográficos, de la inexis-
tencia de un marco común reconocible socialmente, de 1a compartimentación excesi-
va en sub-disciplinas que carecen de un lenguaje intercambiable, de 1a división en
comunidades nacionales con escasa o nula comunicación.
Una Geografía Humana o Social para el siglo XXI conl1eva el superar o resol-
ver estos obstáculos. Se ofrece como una ocasión y un estímulo para una comu-
nidad geográfica numerosa obligada a reflexionar sobre su compromiso con 1a so-
ciedad y sobre aquello que, en la tradición geográfica, constituye un punto de
acuerdo. Lo que los geógrafos pueden compartir como tradición inlelectual. Con la
determinación y el objetivo de estar presentes en las grandes cuestiones de nuestro
tiempo.
Bibliografía
Agnew, J., D.N. Livingstoue y A, Rogers, Human Geography, An essential anthology, Blackwell,
Oxford, 1997, Xlt-696 pp.
BáiUy, A. y R. Scariati, Voyage en Géographie, Une géographie pour le monde, Une géographie
pour tout le monde, Anthropos, 1999, 104 pp.
Bamett, C., <-The cultural turn: Fashion or Progress in Hu.man Geography?»,Antipade, 1998, 30, 4,
pp. 379-394.
Barry, J,, Environment arid Social Theory, Routledge, Londres, 1999. 239 pp.
Brunet, R., R. Fcrrat y H. Théry, Les mots de la géographie. Dictionnaire critique, Reclus, La Do-
cumentation Franqaise, París, 1998, 3_ª ed., 518 pp.
Crang, M y N. Tiui.ft (ed.), Thinkirtg space, Routledge., Londres, 2000, x.iii+384 pp.
Eden, S., «Envirorunental issucs: nature versus the environment'h,, Progress in Human Geography,
2001, 25,l, pp. 79-85.
P'chvre, L., La Tierm y la Evolución Humana. Introducción geográfica a la Historia, Unión Tipo-
gráfica Hispano Americana, México, 2:" ed. 1961, XXIX+377 pp
Feminist geogn<phies. Etplurations in diversity and dijference, Women and Geography Study
Group, Longrnan, 1997, 2:20 pp.
García Femández, J., «La región y los cambios regionales en España>>, Investigaciones geográficas,
2000, 24,pp. f_~:...,....______ __·-----···
LA GEOGRAFÍA. PARA EL SIGLO XXI 55
Good, G. A .. (ed.), Sciences of the Earrh An Encyclopediü of Events, People, ancl Phenomena Gar-
land P., New York 1998, 2 v. xlv+901 pp. '
Gregory, D. Geographi.cal lmaginations, Blackwetl, Cambridge, 1994, xii+442 pp.
Harvey, D. «On the History and Present condition of Geography: An Historical Materialista Mani-
festo:>:>, Professional Geographer, 1984, 3, PP- 1-11.
Harvey, D., •IChanging the Geography of Geographical Change,>, Geography Review, 1988, 2,
pp. 2-4.
Harvey, D, lustice, Nature and the Geography of Difference, Blackweil, Oxford, 1996, 468 pp.
Herod, A, Labor Geographies. WOrkers and the Lanscapes of" Capitalisrn, Toe Guilford Press, Lon-
dres, 2001, 351.
Johnston, R. J.. Gregory, D_ M. Smith, Di.:cionario AkaL de Geografia Hurmma, Akal, Madrid,
2000, 592 pp.
Johnston, R. J., A QuestÍon of Place, Exploring the practice of human geography, Blackwell, Ox-
ford, 1991,x+280pp.
.Knafou, R. (dir.), L'Élat de la Géographie. Autoscopie d'u.ne science, Belin, París, 1997, 438 pp.
Marchand, P. «La géographie régionale a l'orée du m• millénairc>>, Annales de Géographie, 200J,
619,pp. 303-31L
1-fa..~sey, D., «Gcography on the Agenda>)-, Progress in Human Geography, 2001, 25, 1, pp. 5- 17.
Massey, D., J. Allen y P. Sarre, Human Geography Today, Polity Press, Cambridge, 1999, 340 pp.
Mcdowell, L., Gender, lden.ti.ty and Place, Um:lerstanding feminist geographies, Polity Press, Cam-
bridge, 1999, 284 pp.
Mitchell, D. <1The lure of the local: landscape studies at the end of a troubled century», Progress in
Human Geography, 2001, 25, 2, pp. 269-;281. -
Mutaciones, por R. Koolhaas, S. Boeri, N. Tazi y H. lilrich Obrist, Actar (2002), (s.p.).
Ortega Valcárcel, J., Lo.~ horizontes de la Geografia, Ariel, Barcelona, 20ÓO, 605 pp.
Ortega Valcárcel, J., «El Patrimonio Territirial como recurso e-eonórnico,,, Ciudades, 4, 1998.
Peet, R. Y E. Har~ck, Theoríes of Development, The Guilford Press, Nueva York, 1999, 234 pp.
Peet, R. Y N. ThnJt, New Models in geography. The political-economy perspective, Unwin Hyman,
Londres, 1989, Xl+390 pp.
Sassen, S., «La ciudad global: Una int.rorlucción al concepto y su historia>>, en Mutaciones pp. J04-
114. '
Smith, N., s<New Globalization, New Urbanism: Gentrification as Global Urban Strategy:,:,
0
fVitipo-
de, 2002, 34, 4, PP- 427..450. '
Thrift, N., Spatialforrnations, Sage Publications. Londres, 1996, xv+367 pp.
Troll, C., «Die Pluralistischen Gese\lschaften der Entwicklungsliinder», Erdkundliches Wissen,
13,1.964, pp. 6,1/128. .
Werlen, B, Society, Action and Space: an alternative human geography, Routkdge, Londres, 1993,
249 pp.