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La generación decapitada

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La generación decapitada fue el nombre que recibió un grupo de poetas considerados
los padres del movimiento modernista ecuatoriano. El porqué de ese nombre tan lúgubre
se debe a que todos estos escritores, a muy temprana edad, acabaron con sus vidas
suicidándose.
Lo que los unía eran las letras, la melancolía, una tristeza honda y unas ganas de irse
pronto, sin que nadie les llamara.
Los hombres que conformaron la generación decapitada fueron los guayaquileños
Ernesto Noboa y Caamaño y Medardo Ángel Silva; los quiteños Humberto Fierro y Arturo
Borja.

Después de sus muertes, el escritor Raúl Andrade asignó el nombre que marcó la pauta
y los inmortalizó más allá de sus letras. Andrade lo hizo por medio de un ensayo, al cual
llamó “Retablo de una generación decapitada”.

La fuente principal de influencia de estos hombres de letras fue el gran poeta Rubén
Darío. Además de la importante influencia hispanoamericana, la influencia europea no
quedó ausente, entre ellos los famosos “poetas malditos” Víctor Hugo, Arthur Rimbaud,
Charles Baudelaire y Paul Verlaine.

Dos detalles importantes que influyeron grandemente en la vida de estos hombres fueron
el desamor. Al leer sus obras, es posible sentir esa aura pesada de desgano y de tristeza
eterna.

Xavier Valarezo, 7mo grado.

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