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Las familias de clase media/alta invierten en seguridad para sus casas para mantenerse
a salvo en el interior de su hogar durante esas 12 horas. Con que más adinerada es la
familia, más protección son capaces de comprar.
Los delincuentes se preparan para el día de la purga. Desde la obtención de algún arma
o herramienta para robar, hasta la organización en clanes para conseguir todo tipo de
armamento para realizar auténticas masacres contra determinadas personas o grupos.
Los vagabundos, pobres, y desempleados, buscan esconderse en cualquier zona. Son la
víctima fácil para la purga. Teniendo en cuenta esto, se comprende el bajo nivel de
pobreza y desempleo… ¿verdad?
El protagonista de la película es un padre de familia dedicado a la venta de sistemas
de seguridad para el hogar, uno de los mejores del mercado, por lo que literalmente,
tanto él como su familia, viven gracias a la purga y al miedo que genera. Y aquí
encontramos esa primera teoría de “el miedo al crimen“, pues está claro que la
violencia (y por tanto, la seguridad) mueven dinero, y en esta película queda claro. El
miedo al crimen, desde un punto de vista criminológico, es esa percepción subjetiva
de inseguridad que tienen las personas en un determinado contexto o situación, o dicho
de otro modo, es sería la sensación que tienen las personas de la posibilidad de ser
víctimas de un delito. Esta sensación, al multiplicarse exponencialmente a l acercarse
el día de la purga, hace que la mayor parte de la sociedad gaste su dinero en los
mejores sistemas de seguridad.
Mención aparte cabe destacar que en los primeros 15 minutos de película el
protagonista reconoce que aunque su sistema de seguridad es de los mejores del
mercado, no es totalmente infalible. Y no lo es, no porque no haya encontrado el modo,
sino porque reconoce que, tras menos de 2 años, el sistema, de forma totalmente
intencionada, comienza a dar fallos, ya que si fuese totalmente infalible “no necesitaría
vender más y se arruinaría el negocio“…. ¡¡Hola, obsolescencia programada!!