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Escribió artículos sobre historia natural y botánica de la India para la Asiatic Society, de la
cual fue elegido miembro en 1805, aplicando así lo que había aprendido en años anteriores.
Pero todo esto fue una parte y de hecho la menos importante de su obra. Lo que le ha dado
fama imperecedera fue su traducción de la Biblia, completa o en parte, solo o con otros, a
veintiséis lenguas de la India. La imprenta de Serampur, bajo su dirección, hizo la Biblia
accesible a más de trescientos millones de seres humanos. Además, preparó gramáticas y
diccionarios de varias lenguas, como una gramática marathi (1805), una gramática en
sánscrito (1806), un diccionario marathi (1810), un diccionario bengalí (1818) y un
diccionario de todas las lenguas derivadas del sánscrito, que desgraciadamente fue
destruido por el fuego en 1812. Posteriormente se han descubierto errores y omisiones en
esas obras, pero aún así hay que honrar el trabajo de Carey al abrir camino a otros
misioneros. Se casó tres veces y tuvo tres hijos, uno de los cuales fue Felix Carey.
Llegó a Calcuta en abril de 1806. La impresión que recibió por su idolatría fue impactante. Al
ver a los nativos inclinarse ante una imagen odiosa escribió: 'Temblé como si estuviera en
las inmediaciones del infierno'. No fue a su puesto, Dinapur, hasta octubre, quedándose
mientras tanto en Calcuta. Su tolerante espíritu cristiano se mostró en la cordial amistad que
surgió con los misioneros de Serampore. En 1806 Carey escribió: 'Un joven clérigo, Mr.
Martyn, acaba de llegar, estando poseído de un verdadero espíritu misionero... Juntos
tomamos consejo y fuimos a la casa de Dios como amigos.' (Marshman, Life of Carey, i. p.
246). En abril de 1809 Martyn fue trasladado a Canwpur. Además de sus tareas entre los
soldados e ingleses residentes, predicó a los nativos, preparando traducciones en su lengua.
Dotado de incomparables talentos lingüísticos, rápidamente se hizo fluido en hindi, por lo
que su predicación resultó atractiva, de modo que hasta el momento de tener que dejar
Cawnpur por enfermedad, tenía audiencias de ochocientas personas.
'Septiembre 24.-La determinación que tenía yo al irme a acostar anoche, de dedicar este día
a la oración y al ayuno, pude por fortuna ponerla en práctica. En mi primera oración porque
se nos librara de pensamientos mundanales, contando con el poder y las promesas de Dios
para fijar mi alma mientras yo oraba, me vi auxiliado para abstenerme casi enteramente del
mundo, por cerca de una hora. En seguida leí la historia de Abraham para ver cuán
familiarmente se había revelado Dios a los mortales en la antigüedad. Después orando por
mi propia santificación, mi alma respiró libre y ardientemente en la atmósfera de la santidad
de Dios, y ésta fue para mí la mejor hora del día.'
De vuelta a Escocia en 1834 por mala salud, Duff hizo una gira por el país, incrementándose
el interés en su misión, aunque al principio halló apatía. Sus alocuciones en la Asamblea
General fueron verdaderamente elocuentes, siendo considerado igual al Dr. Chalmers. Se
intentó que se quedara en Escocia, pero él regresó a la India, prosiguiendo allí su obra. Ante
la desunión de la Iglesia escocesa en 1843, se unió, como otros misioneros, a la Iglesia libre.
Como la propiedad de la misión pertenecía legalmente a la primera Duff se vio despojado de
todo, pero sus amigos salieron en su apoyo, con el resultado de que se redobló la eficacia
de la obra. En la Asamblea General de la Iglesia de Escocia y de las Iglesias Unidas Libres
celebrada en 1907 se dieron pasos para la unidad de los dos colegios misioneros, fundados
en Calcuta por Duff. En 1850 regresó a Escocia otra vez, con la idea de renovar el interés de
la Iglesia Libre en la causa misionera. Fue propuesto en 1851 como presidente de la
Asamblea General. También visitó América en 1864, bajo los auspicios de George H. Stuart,
de Filadelfia, causando una profunda impresión en Canadá y Estados Unidos.
Volvió a la India y continuó sus labores durante algunos años, pero su salud se resquebrajó,
regresando permanentemente a Escocia en 1864. Designado moderador del comité de
misiones extranjeras, tuvo la tarea principal de dirigir la obra extranjera de la Iglesia Libre,
dejando su huella en muchos aspectos. Mostró su catolicidad por el interés en las misiones
sudafricanas y especialmente por la parte que tuvo en organizar la misión Livingstoniana en
el lago Nyassa. En 1867 fue designado primer profesor de teología evangelística en la
Iglesia Libre.
Tomó parte activa en muchos movimientos importantes en Escocia. Fue activo promotor de
la proyectada unión de la Iglesia libre, presbiteriana unida, reformada presbiteriana y
presbiteriana inglesa, que, sin embargo, fracasó. Fue moderador por segunda vez en 1873.
Al final, su consejo y moderación fueron buscados por los estadistas indios y por toda clase
de sociedades religiosas en Inglaterra y Escocia. Sus principales publicaciones están
relacionadas con la misión a la India.
Con la mirada puesta en prepararse para la obra de su vida, se empleó como ayudante de
un médico en Hull, estudiando posteriormente medicina en el London Hospital. El gran
interés despertado en China por la rebelión de Taipei, que fue entonces erróneamente
atribuido a un movimiento de masas hacia el cristianismo, junto con el encendido, pero
exagerado, informe hecho por Carl Friedrich August Guetzlaff sobre la accesibilidad de
China, supuso la creación de la China Evangelization Society, a cuyo servicio se ofreció
Hudson Taylor, zarpando para China el 19 de septiembre de 1853 antes de completar sus
estudios de medicina. Desde 1854 a 1860 estuvo en Shangai, Swatow y Nignpo, trabajando
a veces en compañía con misioneros veteranos de otras sociedades y especialmente
con William Chalmers Burns, de la English Presbyterian Mission. Durante este periodo se
retiró de la China Evangelization Society, que subsecuentemente cesó de existir,
continuando como misionero independiente y confiando en Dios para el sostenimiento de
sus necesidades. Sus experiencias de la fidelidad de Dios para suplir sus propias
necesidades y las del hospital en Ningpo, del que se había hecho cargo, tuvieron mucho que
ver con el siguiente paso de fundar la Misión al Interior de la China. En Ningpo se casó con
Maria Dyer, hija del pastor Samuel Dyer de la London Missionary Society. De los hijos
nacidos del matrimonio, tres sobrevivieron a su padre y dos fueron misioneros en China.
Pasó cinco años desde 1860 en Inglaterra y en compañía del reverendo Frederick Foster
Gough de la Church Missionary Society, terminando la revisión de una versión del Nuevo
Testamento en la lengua vernácula de Ningpo para la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera
y también acabó su carrera médica. Para estimular el interés en las misiones, publicó un
libro titulado China, its Spiritual Need and Claims (Londres, 1865) que ha sido de mucha
utilidad en el surgimiento de misioneros y voluntarios para China. En 1865, en Brighton,
Taylor se entregó definitivamente a la tarea de fundar una nueva sociedad para acometer la
evangelización del interior de la China. En mayo de 1866 él, con su esposa e hijos y una
compañía de dieciséis misioneros, zarpó para China. Para 1911 la organización contaba con
casi mil misioneros, apoyados por cientos de miles de donantes, sin necesidad de solicitar
fondos públicos. Desde la fundación de la misión en 1865, el tiempo de Taylor estuvo más y
más ocupado como director general de una obra creciente. Sus deberes necesitaron que
hiciera largos viajes por China y frecuentes visitas a Inglaterra. En 1888 comenzó un
ministerio más amplio con la inauguración de una sede central en Norteamérica. Dos años
más tarde se fundó otro centro en Australasia. Varias visitas al continente europeo tuvieron
como resultado el comienzo de misiones asociadas, que reconocieron a Taylor como su
director general en el campo.