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Educación y poder en el siglo XXI - Silvia Grinberg

La promesa moderna de la formación

El relato moderno se construye sobre la base de una promesa que asegura la búsqueda del
sentido a través de este la emancipación.
La educación es el arma para producir un sujeto de razón, que adquiere las herramientas
necesarias ya sea para incorporarse a la vida social como para transformarla. La educación
se vuelve así una práctica de acceso a la razón y una puerta de entrada al progreso.
La educación adquiere dos rasgos que no dejan de ser paradojales: por un lado, es aquel
lugar donde se preservan las almas de los infantes ( imagen de Rousseau) y por él otro, él
territorio de distribución del conocimiento útil, de acceso a la razón como camino para trabajar
y reformar la existencia.
Ese preservar al niño se encuentra vinculado con las técnicas y estrategias para producir ese
sujeto racional que al finalizar su viaje formativo se hace dueño de su propio destino, se hace
cargo de su propia historia.
La crisis de la educación, su reformulación sucede en virtud de un conjunto de valores que
en el presente aparecen en nuestro escenario como necesarios y válidos. Se genera una
nueva combinatoria, un nuevo dispositivo.

Gubernamentalidad y pedagogía: Él problema del saber

La formación en la modernidad: saber y liberación

La idea del saber cómo medio y fundamento para alcanzar un estadio mayor va a estar
presente con toda su fuerza en la idea de la pedagogía y de las prácticas escolares modernas.
Los sujetos deberían lograr cierto estado de emancipación. Un supuesto común dice que la
adquisición de determinados saberes vuelve a los sujetos capaces de generar cambios en él
mundo. Entre educación y sociedad se configura una relación positiva, a través de la primera
la segunda progresa, se transforma, etc.
La educación se vuelve depositaria de la fe en el progreso, la institución que tiene como
responsabilidad la formación de una “sociedad mejor”, con la creencia de que la educación
nos conduzca a un estadio superior depositando sus esperanzas en los procesos educativos.
La acción educativa no sólo consiste en distribuir saberes, sino en dotar a los individuos de
esos saberes, para producir cierto estado de conciencia, para producir una determinada
subjetividad.
Uno de los grandes ejes de la promesa moderna de la formación es volver ciudadanos a los
individuos.
En él campo de la educación se cuestiona cómo puede hacer la teoría para ofrecer modelos
de prácticas educativas para ser aplicadas eficazmente en las aulas. La principal
preocupación de los programas de formación docente y reclamo por los cursos de
capacitación. Se construye como central en la agenda él problema de la instrumentalidad del
saber. Noción de formación permanente cómo profesionalización de la docencia.

El centro de la reflexión que recorre el presente trabajo: los procesos a través de los cuales
concurren determinadas prácticas de producción de subjetividad, en tanto formas de lograr él
gobierno y la dirección de la conducta, están atravesadas y producidas por la voluntad y él
ejercicio de poder. Vinculado con los modos a través de los cuales estos relatos se inscriben
en los dispositivos institucionales, entendiendo que toda práctica educativa supone poner en
acto unos determinados modos de ejercicio del poder y, por lo tanto, se trata de analizar los
instrumentos y prácticas diversas a través de las cuales él poder, como voluntad y como
relación, produce sujetos.

La Pedagogía atravesada: gobierno, poder y libertad

Se ponen en relación dos conceptos claves, libertad y poder.


Él poder es la probabilidad de imponer la propia voluntad en una relación social que tienen
los sujetos; él acto de hacer que otros actúen según nuestro designio.
Cabe preguntarse: si se trata de imponer una voluntad a otro ¿sobre quien se impone? ¿
cómo se produce esa imposición?.
Lejos de negar la libertad, él poder es ejercido sobre sujetos libres y solamente en la medida
en que son libres. Sobre sujetos que tienen ante ellos un campo de posibilidades de acción
en él cuál diversos comportamientos pueden ser posibles.
En este mismo sentido, el gobierno de la conducta presupone la libertad del gobernado, en
tanto gobernar implica el reconocimiento de la capacidad de acción y de ajuste de la propia
acción.
Existen relaciones de poder allí donde hay sujetos libres y es entre esos sujetos libres que se
establecen relaciones de poner. Libertad y poder son un par constitutivo.
Asumir al par libertad y poder, como relación social que en cierta medida produce un juego
de significaciones mutuas y múltiples, nos permite pensar en ellas como prácticas políticas.
Reclamamos para la pedagogía ese lugar del debate por él sentido. Se trata de preguntarse
cuales son los principios y cuál es la racionalidad sobre los que esas prácticas pedagógicas
se fundan o procuran ser fundadas cómo operan las lógicas que direccionan las tecnologías
de producción de subjetividad en las actuales sociedades. Esto permite devolverle a la
educación su carácter político , como acción, como relación.
Las prácticas de gobierno refieren a los modos a través de los cuales se direcciona la
conducta. ¿qué conductas procuran direccionarse?
Cuando pensamos en él poder, pensamos los caminos a través de los cuales éste se ejerce
y puede definirse como la forma a través de la cual ciertas acciones se pueden estructurar y
estructuran él campo de acción posible de otras personas.
El ejercicio del poder, se vincula con los procesos de gobierno y direccionamiento de
conductas, como formación de conciencias.

Poder, libertad y dominio como eje de la gubernamentalidad


Se puede concebir al poder como un bien sobre el que puede disponerse, distribuirse de
ciertas maneras. Delegar, distribuir responsabilidades, acordar con los estudiantes, son
prácticas discursivas y no discursivas, en ellas se puede percibir una desaparición del poder
o del autoritarismo.
Quizás la cuestión radique no en cómo él poder desaparece, sino en cómo se está ejerciendo,
en las formas que asume la economía de la visibilidad del poder.
Hay un supuesto que atraviesa la educación, es la educación cómo la acción a través de la
cual se distribuye y se accede al saber útil, base para él trabajó sobre uno mismo por lo que
ese saber se constituye en la pieza clave para producir las prácticas de emancipación que en
el relato moderno alcanzarán su esplendor gracias a la razón.
Transformación y emancipación constituyen una forma particular de construir los relatos
pedagógicos y por tanto, de estructurar las prácticas.
Las prácticas pedagógicas como un artefacto, una construcción social, implican una definición
de lo posible de ser pensado, y por lo tanto referirse a la validez de unos saberes que
suponen, paralelamente, atención su validación y legitimación.
Nos encontramos frente a una mirada del poder, de las relaciones de poder, como algo que
produce, como una práctica que provoca que unos hechos ocurran. Está mirada, es scentral
para él estudio de nuestro presente. No se conciben las prácticas por lo que quitan o sacan
sino por su carácter productivo y creador. No pensar las relaciones de poder por lo que
reprimen sino por lo que permiten hacer.
Es sobre este carácter productivo del poder, como producción de producciones, sobre la
dirección de la conducta, como relación en cuyo juego se produce y construye la subjetividad,
que versa este trabajo.

Una etapa terapéutica del alma

La relación de uno con uno mismo: subjetividad y ética

El hombre qué se piensa a su mismo vuelve a su acto de pensar objeto de saber.


Él conocimiento se vuelve conocimiento útil ahí donde provoca efectos, produce reformas,
crea nuevos estados de conciencia. La vara de la utilidad se la dará la formación de
subjetividad. El saber se vuelve útil en tanto se vuelve capaz de producir sujetos.
Él trabajó de la pedagogía de las competencias se propone que los individuos realicen
sobre si, por los motivos más diversos, cuestionamientos sobre la unidad de lo que se
estaba realizando hasta él momento.
La educación es esa institución que abre al mundo, que produce el acceso a ese saber útil
construido junto con las nociones de verdad y virtud.
Abrir al mundo, sacar del hombre lo mejor de si, inducirlo a ciertos estados de conciencia,
son todas ideas que circulan en los relatos pedagógicos.
Gobernar es él proceso a través del cual se actúa sobre los otros. Se trata de la capacidad
de controlar la acción de forma tal de evitar que esta se salga del carril: dirigirla hacia un fin
predeterminado.
La función del saber de allí en más, entonces, va a estar vinculada con la salvación, con la
posibilidad de sacar al hombre de su estado de falta de dominio de su conducta. A través de
esta el hombre irá paulatinamente alcanzando aquellas facultades qué el permitiran
salvarse del mal, evitar que una sociedad se hunda, etc.

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