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La palabra “azúcar” nos hace pensar en los cristales blancos que endulzan nuestras vidas. Sin
embargo, los azúcares no solo se emplean para endulzar, sino que tienen funciones tecnológicas
en los alimentos, al aportarles textura, volumen y color, y actuar como agentes conservantes.
Los azúcares son un componente natural de la fruta y la verdura (sacarosa, glucosa y fructosa),
la miel (fructosa y glucosa), de la miel y los productos lácteos (lactosa y galactosa) y, en menor
medida, de los cereales (maltosa). El azúcar más empleado en nuestras cocinas es la sacarosa
(azúcar de mesa), que a su vez está compuesta de dos azúcares: glucosa y fructosa.
Los fabricantes de productos alimentarios y bebidas añaden muchos de estos azúcares a los
alimentos durante su procesado, ya que desempeñan funciones importantes. Los azúcares
aportan sabor dulce, textura, estructura y consistencia a los alimentos. La textura influye mucho
en la palatabilidad (sensación en la boca) y, por consiguiente, en la aceptación de los alimentos.
Otras funciones de los azúcares son la conservación de mermeladas y gelatinas, su contribución
a la fermentación de la levadura y su aporte al color tostado y el sabor de los productos
horneados.
La sacarosa (un disacárido compuesto por una unidad de glucosa y otra de fructosa) es un
carbohidrato de sabor dulce. Es producida por las plantas a partir de dióxido de carbono (CO2)
y agua, durante la fotosíntesis, con la ayuda de la energía de la luz
El jugo de azúcar se purifica, filtra y concentra para formar un jarabe, a partir del cual la sacarosa
se cristaliza, se seca y se enfría. El meloso material oscuro residual se denomina melaza. El
“azúcar blanco” aislado de esta manera no es alterado ni blanqueado químicamente. El azúcar
blanco está disponible con diferentes tipos de granulado. El azúcar moreno retiene parte de la
melaza, que lo dota de sabores y colores característicos.
APLICACIONES TECNOLÓGICAS
Endulzante
Los azúcares cristalinos blancos y morenos se emplean para aportar dulzura en la cocina
doméstica y en la industria alimentaria. Los azúcares glas o en polvo se emplean para el glaseado
en panadería y pastelería. Los jarabes de azúcar se emplean en bebidas o como base para salsas
de fruta, coberturas y jarabes de sabores. Los azúcares se utilizan también para contrarrestar
sabores ácidos y amargos, por ejemplo en salsas de tomate, mayonesas o jarabes medicinales.
Color
Los azúcares son responsables del desarrollo del color marrón de muchos alimentos cocinados,
mediante dos procesos: la reacción de Maillard y la caramelización. La corteza dorada-marrón
de los productos horneados, como las galletas y el pan tostado, se debe a la reacción de Maillard,
que tiene lugar en condiciones de calor entre azúcares (predominantemente la glucosa y la
fructosa) y aminoácidos (proteínas). En la caramelización, los azúcares (principalmente la
sacarosa, la glucosa y la fructosa) se descomponen bajo el calor y producen nuevas moléculas
que dan color y aroma; por ejemplo, en productos como la salsa de caramelo y los dulces y frutas
caramelizados.
Bebidas alcohólicas
Los azúcares tienen también un papel central en la fermentación alcohólica, es decir, la
conversión de azúcares en etanol (alcohol) mediante levaduras, que se utiliza para elaborar
bebidas alcohólicas. Los azúcares, presentes en las uvas, los cereales, la miel y la fruta, se
emplean en la producción de vino, cerveza, hidromiel y sidras, respectivamente.
Jarabe de maíz
Uno de los ingredientes con mayores usos para la industria de alimentos son los jarabes de maíz.
Se trata de mezclas de azúcares obtenidos por hidrólisis controlada, vía ácida o enzimática, del
almidón de maíz. Estos productos se encuentran en estado líquido o sólido y sus características
fisicoquímicas y funcionales se determinan por la concentración de sólidos, pH, viscosidad, y su
grado de hidrólisis.
El jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), que se usa comúnmente en la industria alimentaria,
se produce tratando el jarabe de maíz con enzimas que convierten una porción de la glucosa a
fructosa (glucosa isomerasa). El jarabe de maíz de alta fructosa contiene aproximadamente 55%
de fructosa y el resto consiste principalmente de glucosa. Es más dulce que la sacarosa en un
75% y es mucho más barato, razón por la cual la industria alimenticia, lo prefiere.
Es un producto transparente y líquido, que permite alcanzar notables propiedades de pureza.
Se encuentra presente en casi todos los alimentos y bebidas que tienen endulzantes calóricos
agregados. Gaseosas, jugos artificiales, jugos de frutas endulzados artificialmente, confituras,
postres, yogurts saborizados, y en la gran mayoría de productos horneados y panificados, como
así también en mermeladas y jaleas.
Encontramos JMAF en los 2/3 de las bebidas azucaradas y en la mayoría de los productos
industrializados y no siempre se puede ver su presencia en las etiquetas de referencia, ya que
muchas veces figura como carbohidratos autorizados.