Você está na página 1de 12

Versión generada por el usuario Universidad de Chile

© Copyright 2019, vLex. Todos los Derechos Reservados.


Copia exclusivamente para uso personal. Se prohibe su distribución o reproducción.

Ejecucion de las sentencias condenatorias y de las


medidas de seguridad

María Inés Horvitz L. - Profesora asistente de Derecho Penal , Universidad de Chile

Autor: María Inés Horvitz L.

Cargo del Autor: Profesora asistente de Derecho Penal , Universidad de Chile

Páginas: 585-600

Id. vLex: VLEX-57261884

Link: http://vlex.com/vid/ejecucion-sentencias-medidas-seguridad-57261884

Resumen

1. Introducción. 2. Reglas comunes a la ejecución de penas y medidas de seguridad. 3.


Ejecución de las sentencias condenatorias. 4. Ejecución de las medidas de seguridad. 4.1.
Lugar de ejecución de las medidas. 4.2. Formas, condiciones y duración de las medidas de
seguridad. 4.3. Control de la ejecución de las medidas de seguridad. 4.4. Condenado que cae
en enajenación mental.

Texto

Contenidos
1. Introducción.
2. Reglas comunes a la ejecución de penas y medidas de seguridad.
3. Ejecución de las sentencias condenatorias.
4. Ejecución de las medidas de seguridad.
4.1. Lugar de ejecución de las medidas.
4.2. Formas, condiciones y duración de las medidas de seguridad.
4.3. Control de la ejecución de las medidas de seguridad.
4.4. Condenado que cae en enajenación mental.

Page 585

1. Introducción
22 Feb 2019 23:58:07 1/12
Versión generada por el usuario Universidad de Chile

Conforme al artículo 467 del Código Procesal Penal, la ejecución de las sentencias penales
debe efectuarse de acuerdo con las normas del párrafo 2º del Título VIII del Libro IV del CPP y
con las establecidas en el Código Penal y demás leyes especiales. En general, estas normas
regulan aspectos generales sobre el cumplimiento de las penas o medidas de seguridad
impuestas en la sentencia, según la clase o naturaleza de las mismas. Especial importancia
tiene la ejecución de las penas privativas de libertad, pues se trata de la pena más grave y
frecuente que contempla el ordenamiento punitivo chileno. Por ello, nos parece oportuno y
relevante efectuar algunas reflexiones previas en torno a la regulación de esta materia.

La legislación penitenciaria somete a sus normas tanto a los detenidos, a las personas sujetas a
prisión preventiva, como a los sentenciados a penas privativas de libertad o sustitutivas de ellas.
1 Sin embargo, existe una importante diferencia entre los diferentes estatus jurídicos de cada

uno de ellos. Con relación a los detenidos y presos preventivos existe una regulación legal
bastante estricta en el Código Procesal Penal, el que contempla diversos medios para reclamar
la tutela jurisdiccional en caso de ilegalidad o abuso. 2 En cambio, respecto de las personas
con-Page 586denadas a penas privativas de libertad, la fuente de la regulación tiene rango
reglamentario, infringiéndose el principio de legalidad en la ejecución penal, 3 los mecanismos
jurisdiccionales y administrativos existentes son insuficientes para la adecuada protección
jurídica de los derechos que no han sido afectados por la pena o la medida de seguridad, como
examinaremos más adelante.

En efecto, esta materia ha estado siempre regulada, en lo esencial, por reglamentos, por
expresa disposición de la ley. 4 Y ello no obstante que el artículo 80 inciso 1º del Código Penal
expresa que "no puede ser ejecutada pena alguna en otra forma que la prescrita por la ley, ni
con otras circunstancias o accidentes que los expresados en su texto". En efecto, primero se
dictó un reglamento que rigió ininterrumpidamente entre 1928 y 1992; después otro que estuvo
vigente entre 1992 y 1998 5 y, finalmente, está el Decreto Nº 518, de 21 de agosto de 1998, que
se encuentra actualmente vigente. En efecto, la ley ha delegado a la potestad reglamentaria la
regulación del cumplimiento de las penas privativas de libertad, de los castigos disciplinarios, de
la naturaleza, tiempo y demás circunstancias de los trabajos, de las relaciones de los penados
con otras personas, de los socorros que pueden recibir y del régimen alimenticio
(art. 80 inciso 2º CP).

El Reglamento Penitenciario de 1998 ( RP ) constituye un importante esfuerzo por adaptar la


legislación interna a las obligaciones emanadas de los tratados internacionales de derechos
humanos ratificados y vigentes en Chile, lo que el propio reglamento señala en su artículo 4º.
Son de gran relevancia, en este sentido, normas como las del artículo 10.1 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y del artículo 5º de la Convención Americana de
Derechos Humanos, que establecen que Page 587 toda persona privada de libertad deberá ser
tratada humanamente y con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano. 6 Para el
Reglamento, la finalidad declarada del tratamiento penitenciario es la atención, custodia y
asistencia de detenidos, sujetos a prisión preventiva y de los condenados; así como la acción
educativa necesaria para la reinserción social de los sentenciados a penas privativas de libertad
o sustitutivas de ellas (arts. 1º y 24).

Por su parte, el artículo 2º RP señala expresamente que será principio rector de la actividad
penitenciaria "el antecedente que el interno se encuentra en una relación de derecho público
22 Feb 2019 23:58:07 2/12
Versión generada por el usuario Universidad de Chile

con el Estado, de manera que fuera de los derechos perdidos o limitados por su detención,
prisión preventiva o condena, su condición jurídica es idéntica a la de los ciudadanos libres", y
así plantea que "la Administración Penitenciaria procurará la realización efectiva de los
derechos humanos compatibles con la condición del interno" (art. 5º RP ). Y por otra parte,
prohíbe las torturas, tratos crueles, inhumanos y degradantes, de palabra o de obra, y establece
que los internos no serán objeto de rigores innecesarios (art. 6º RP y art. 15 de la Ley Orgánica
de Gendarmería de Chile).

Con relación al derecho básico de respetar la dignidad humana, las condiciones de vida en las
cárceles chilenas distan mucho de conferir un trato digno a los reclusos. La situación altamente
deficiente en este ámbito no sólo responde a la falta de consideración de este tema en la
agenda pública -con alguna excepción en el año 1991, a la que haremos alusión más adelante-
sino también a la fuerte presión punitiva que los problemas de inseguridad ciudadana producen
en el sistema de justicia criminal y, dentro de éste, en la institución penitenciaria.

Así, durante la última década del régimen militar se produjo un crecimiento explosivo de la
población privada de libertad, especialmente en el ámbito de las detenciones. El gobierno
democrático enfrentó este problema y durante una primera etapa se produjeron reducciones
significativas, probablemente atribuiblesPage 588 a la dictación de normas que mejoraron
algunas garantías procesales. Sin embargo, con posterioridad se retornó a un aumento, aunque
más moderado, de la población privada de libertad, constituyendo el encarcelamiento y el
permanente estado crítico del sistema penitenciario las formas habituales y prácticamente
únicas de afrontar la situación de alta inseguridad subjetiva que produce el problema de la
delincuencia y su manejo mediático. 7 Al hacinamiento carcelario, la falta de higiene, las
condiciones infrahumanas de vida, la ausencia de programas de reinserción social se ha
añadido la ausencia de instancias jurisdiccionales efectivas ante las cuales plantear sus
reclamaciones, incluso frente a las actuaciones de la administración penitenciaria.

Sólo recién en 1991, y con ocasión de un conjunto de hechos problemáticos ocurridos en los
recintos penales, la Cámara de Diputados creó una Comisión Especial para investigar y emitir
un informe acerca de la situación penitenciaria nacional y, además, para proponer políticas de
superación de los problemas críticos del mismo. El informe que emitió dicha Comisión, 8 y que
podríamos designar como el primer planteamiento de política penitenciaria basado en un
diagnóstico serio y global de la realidad de las cárceles chilenas, identificó las siguientes
grandes dificultades en esta área: altos índices de hacinamiento (más del doble de la capacidad
de todos los centros penitenciarios, y en algún caso más de 6 veces la capacidad del respectivo
centro carcelario), un importante déficit de personal penitenciario, y, especialmente, la
inexistencia de un cuerpo legal que regulase todo lo relacionado con la ejecución de las penas
y de los pro-Page 589cedimientos jurisdiccionales para tutelar el respeto de los derechos de los
penados y controlar la aplicación de las normas penitenciarias. Sin embargo, ningún esfuerzo
serio se hizo por implementar las propuestas sugeridas por la Comisión y la crisis penitenciaria
no ha hecho sino agudizarse año tras año.

Como hemos señalado repetidamente, no existe en Chile una ley que regule de modo orgánico
y unitario todas la materias relacionadas con la ejecución de penas y medidas de seguridad. Lo
que tenemos es una legislación fragmentaria, dispersa, no exenta de contradicciones, y en que
importantes materias, por su incidencia sobre los derechos y garantías del recluso (como el

22 Feb 2019 23:58:07 3/12


Versión generada por el usuario Universidad de Chile

régimen penitenciario), se encuentran contenidas en reglamentos, infringiéndose el principio de


legalidad en la ejecución de las penas y el principio republicano de separación de poderes. En
efecto, resulta altamente criticable que, siendo la propia autoridad administrativa la que dicta
dichos reglamentos, sea, al mismo tiempo, la que se encuentra encargada de aplicarlos y
cumplirlos, dejándose esta materia entregada al autocontrol y vulnerándose el principio
republicano de separación de los poderes. Por ello, resulta de gran relevancia la norma
contenida en el artículo 466 CPP , cuando establece que durante la ejecución de la pena o de la
medida de seguridad, podrán intervenir ante el competente juez de garantía el ministerio
público, el imputado y su defensor. Esta situación permitirá a las partes hacer valer los recursos
jurisdiccionales y administrativos que correspondan para resguardar los intereses que
representan, con independencia de la actuación de las autoridades penitenciarias. Esta
disposición ha determinado que tanto el ministerio público como la defensoría penal pública
hayan comenzado a adoptar decisiones orientadas a enfrentar sus deberes en este ámbito. 9

En este sentido no debe olvidarse el principio rector establecido en el artículo 2º RP , ratificado


en el artículo 6º RP de la siguiente forma: "fuera de los derechos perdidos o limitados por su
detención, prisión preventiva o condena, su condición jurí-Page 590dica (del privado de libertad)
es idéntica a la de los ciudadanos libres". Sin embargo, estimamos que la protección jurídica de
tales derechos, respecto del condenado a una pena privativa de libertad, no ha mejorado
sustancialmente. La situación jurídica de los reclusos anterior al reconocimiento de los tratados
e instrumentos internacionales de derechos humanos era de ausencia de derechos, no obstante
que los ordenamientos constitucionales vigentes en Chile jamás los han excluido del catálogo
de derechos y garantías que no son afectados por la pena. Para conocer su situación actual es
necesario tener en consideración la normativa que establece los medios o recursos de que
disponen los internos para hacer valer sus derechos e intereses, entre los cuales destaca el
derecho a efectuar peticiones. 10

En efecto, el artículo 9º RP establece que los internos podrán dirigirse a las autoridades
competentes y formular las reclamaciones y peticiones pertinentes, a través de los recursos
legales. También podrán presentar a las autoridades penitenciarias peticiones y quejas relativas
a su tratamiento o al régimen del establecimiento. Y ¿cuál es el procedimiento administrativo
establecido para ejercer este derecho? De acuerdo con lo señalado en el art. 58 RP , las
peticiones o reclamaciones deben realizarse en forma individual, verbalmente o por escrito,
debiendo ser necesariamente cursadas y contestadas por escrito o verbalmente por el alcaide
en las audiencias que conceda. Se establece que en ningún caso el encargado de su recepción
podrá negarse a recibirlas o a tramitar las peticiones. Y eso es todo. Cabe suponer que si la
reclamación es grave y afecta a personal de Gendarmería, se podrá disponer la instrucción de
un sumario o una investigación sumaria para la aplicación de las medidas disciplinarias que
correspondan. Es importante señalar que se considera falta leve el hecho de formular
reclamaciones relativas a la internación sin hacer uso de los medios reglamentarios o
establecidos en disposiciones internas del establecimiento (art. 80 letra h) RP ).

Page 591

Claramente este procedimiento administrativo es insuficiente y no asegura debidamente los


derechos del interno que no son afectados por la pena impuesta. Como señaláramos, no se
corresponde con el principio republicano de separación de los poderes que sea la propia

22 Feb 2019 23:58:07 4/12


Versión generada por el usuario Universidad de Chile

autoridad penitenciaria la que resuelva sobre reclamaciones dirigidas en contra de ella misma,
por la falta de cumplimiento de sus obligaciones o por abusos cometidos por su personal. Por lo
demás, los internos se enfrentan ante la propia autoridad que controla prácticamente todos los
aspectos de su vida, circunstancia que los puede inhibir de presentar sus quejas ante el temor a
represalias o abusos. En el ámbito jurisdiccional sólo existen las acciones constitucionales de
amparo y protección para reclamar la vulneración de los derechos que no han sido afectados
por la pena. Sin embargo, recientes investigaciones han mostrado el escaso impacto que ellas
han tenido en la protección jurídica de las personas que cumplen condenas en los centros
penitenciarios del país. 11 Por otro lado, y aunque el juez del crimen del antiguo sistema tenía
competencia para controlar la ejecución de las sentencias penales, tal función se limitaba a
despachar los oficios a las autoridades correspondientes para el cumplimiento total de las
mismas. 12 Dicha circunstancia hace temer que, por el exceso de atribuciones que le confiere la
ley, el juez de garantía se limite a cumplir con los deberes que le impone en los términos
señalados en el párrafo 2º del Título VIII, del Libro IV CPP. Las actuaciones que desarrollen el
ministerio público y los defensores en esta etapa constituyen la clave para comprobar un cambio
sustancial en esta materia.

La judicialización de la ejecución penal exige la existencia de un juez especializado con


atribuciones durante toda la fase de cumplimiento de penas y medidas de seguridad. En
consecuencia, la solución al problema es la creación de un juez de ejecución de penas, al estilo
del que existe en diversos paísesPage 592 europeos 13 y latinoamericanos, 14 con competencia
-entre otras atribuciones- para resolver sobre las quejas y reclamaciones que los internos
efectúen en contra de la administración penitenciaria. La instancia jurisdiccional especializada
aparece como ineludible en el sistema penitenciario de un Estado de Derecho. Asimismo, debe
existir un procedimiento jurisdiccional simple, que contemple audiencias orales, y en que
siempre sea posible la comparecencia personal del interno. 15 La competencia de este órgano
debe contemplar, entre otras atribuciones, la resolución de las reclamaciones que interpongan
las personas privadas de libertad cuando se vean afectadas en aquellos derechos que no se
encuentren comprometidos con la naturaleza de la pena impuesta. En consecuencia, deberá
abarcar la vulneración de derechos realizada por la administración penitenciaria o por terceros,
tanto en razón del trato y condiciones de vida en el recinto penitenciario como respecto de la
aplicación de medidas disciplinarias al recluso.

2. Reglas comunes a la ejecución de penas


y medidas de seguridad
Conforme al artículo 466 CPP , durante la ejecución de la pena o de la medida de seguridad,
sólo podrán intervenir ante el competente juez de garantía el ministerio público, el imputado y su
defensor. Se añade que el condenado o el curador en su caso, podrá ejercer durante la
ejecución de la pena o medida de seguridad todos los derechos y facultades que la normativa
penal y penitenciaria le otorga. Ya nos referimos, en el apartado anterior, los derechos y
facultades del penado en la legislación penal y penitenciaria. Dicha legislación no se refiere a la
situaciónPage 593 del afectado por una medida de seguridad. No existe, pues, una regulación
general y sistemática sobre las medidas de seguridad y su ejecución. El Código Procesal Penal,

22 Feb 2019 23:58:07 5/12


Versión generada por el usuario Universidad de Chile

como sabemos, contiene normas sobre el procedimiento y ejecución de las medidas de


seguridad posdelictuales, aunque también señala sus clases, en el artículo 457 inciso 1º CPP .

Frente a la ausencia de un tribunal con competencia exclusiva para conocer de los asuntos que
se promuevan con ocasión de la ejecución de penas y medidas de seguridad, el legislador
decidió atribuir competencia en este ámbito al juez de garantía. La amplia competencia de los
jueces de garantía en la actualidad impide valorar positivamente la decisión legislativa, por las
razones que hemos expresado precedentemente, aunque entendemos que ella ha sido
provisional, mientras no se creen tribunales especializados. 16

3. Ejecución de las sentencias


condenatorias
Las sentencias condenatorias penales sólo pueden ejecutarse cuando se encuentren
ejecutoriadas. Esta norma es plenamente coincidente con la establecida en el artículo 174 del
Código de Procedimiento Civil.

Hallándose firme, el tribunal deberá decretar una a una todas las diligencias y comunicaciones
que correspondan a los organismos públicos o autoridades que deban intervenir en el
cumplimiento total del fallo. El Código distingue, para estos efectos, según la naturaleza de las
penas impuestas en la sentencia.

Page 594

a. Tratándose de una pena privativa de libertad , el tribunal deberá remitir una copia de la
sentencia, con el atestado de hallarse firme, al establecimiento penitenciario
correspondiente, dando orden de ingreso. Si el condenado se encuentra en libertad,
deberá ordenar inmediatamente su aprehensión y, una vez efectuada, procederá conforme
a la regla anterior (art. 468 CPP ).

b. Si la sentencia ha concedido al condenado alguna de las medidas alternativas previstas


en la Ley Nº 18.216, remitirá copia de la misma a la institución encargada de su ejecución,
esto es, a la sección de Tratamiento en el Medio Libre de Gendarmería de Chile (art. 468
CPP ).

c. Deberá ordenar y controlar el efectivo cumplimiento de las multas , en conformidad con lo


dispuesto en el articulo 60 del Código Penal (art. 468 CPP ).

d. Deberá ejecutar las cauciones económicas cuando el condenado se sustraiga a la


ejecución de la pena. Si la caución hubiere sido constituida por un tercero, el tribunal
ordenará ponerla en su conocimiento, apercibiéndolo que si el condenado rebelde no
comparece dentro de cinco días, se procederá a hacer efectiva la caución. Si la caución
consiste en dinero o valores, se procederá a su ejecución conforme a las reglas generales
y su monto se destinará a la Corporación Administrativa del Poder Judicial. Si la caución
no consiste en dinero o valores, actuará como ejecutante el Consejo de Defensa del
Estado, para lo cual el tribunal pondrá los antecedentes en su conocimiento, oficiándole al
22 Feb 2019 23:58:07 6/12
Versión generada por el usuario Universidad de Chile

efecto (arts. 147, 468 CPP ).

e. Deberá ordenar los comisos impuestos en la sentencia, distinguiéndose según se trate de


dineros y otros valores, especies cuya destrucción resulte necesaria y otras especies. Los
dineros y otros valores decomisados se destinarán a la Corporación Administrativa del
Poder Judicial. Si el tribunal estima necesario ordenar la destrucción de las especies, lo
que de ordinario ocurrirá tratándose de bienes perecibles, ella se llevará a cabo bajo la
responsabilidad del administrador del tribunal, salvo que dicha tarea sea encomendada a
otro organismo público. Ello ocurrirá en el caso de la destrucción de la droga decomisada
por la comisión de alguno de los delitos contem-Page 595plados en la Ley Nº 19.366. 17
En todo caso, deberá registrarse la ejecución de la diligencia. Las demás especies
decomisadas serán puestas a disposición de la Dirección General del Crédito Prendario
para que se proceda a su enajenación en subasta pública o a su destrucción, si carecen
de valor. El producto de la enajenación será destinado a la Corporación Administrativa del
Poder Judicial. Cabe observar que existen reglas particulares sobre el destino de las
especies decomisadas en leyes especiales. 18

Las cosas corporales muebles incautadas o retenidas, pero no decomisadas y que no hubieren
sido reclamadas por su legítimo titular tras a lo menos seis meses desde la fecha en que la
sentencia se encuentre firme, serán vendidas en pública subasta por el administrador del
tribunal previo acuerdo del comité de jueces. Los remates podrán efectuarse dos veces al año.
El producto de los remates, así como los dineros y valores retenidos y no decomisados se
destinarán a la Corporación Administrativa del Poder Judicial. Si se hubiere decretado el
sobreseimiento temporal o la suspensión condicional del procedimiento, el plazo para la
subasta será de un año (art. 470 CPP ).

La ley establece, además, que en el mes de junio de cada año, los tribunales con competencia
en materia criminal presentarán a la respectiva Corte de Apelaciones un informe detallado sobre
el destino dado a las especies que hubieren sido puestas a disposición del tribunal (art. 472
CPP ).

4. Ejecución de las medidas de seguridad


Tratándose de una consecuencia jurídica distinta de la pena, cuyo fundamento es la
peligrosidad del sujeto exteriorizada en la comisión de un hecho típico y antijurídico, el
legislador ha regulado en forma expresa las condiciones y límites de la ejecución de esta
medida, siguiendo con ello las tendencias actuales de la legislación penal comparada. 19 Con
ello se somete el siste-Page 596ma de las medidas de seguridad a las garantías propias del
Derecho Penal de las penas, satisfaciéndose un importante reclamo de la doctrina en esta
materia.

4.1. Lugar de ejecución de las medidas


Ninguna de las medidas de seguridad que contempla el Código Procesal Penal podrá
ejecutarse en un recinto carcelario; y si la persona se encuentra recluida, deberá ser trasladada
22 Feb 2019 23:58:07 7/12
Versión generada por el usuario Universidad de Chile

a una institución especializada para realizar la custodia, tratamiento o internación. En caso de


que no exista en el lugar tal establecimiento, deberá habilitarse un recinto especial en el hospital
público más cercano (art. 457 inciso 2º CPP ). Esta norma obedece a la circunstancia que, en la
especie, se trata de personas inculpables y, por tanto, no cabe sujetarlos al mismo régimen de
las personas declaradas responsables penalmente y condenadas a una pena. En efecto, el
fundamento de las medidas de seguridad es de carácter preventivo-especial. Ellas se justifican
en cuanto tienden a un tratamiento orientado a evitar que el inimputable declarado peligroso
atente contra sí mismo o contra otras personas, objetivo que, evidentemente, no se alcanzará en
un establecimiento penitenciario.

4.2. Formas, condiciones y duración de las


medidas de seguridad
La medida de internación en un establecimiento psiquiátrico se efectuará en la forma y
condiciones que establezca la sentencia que impone la medida. Tratándose de la medida de
custodia y tratamiento, la ley señala que la sentencia deberá fijar sus condiciones y entregar al
enajenado mental a su familia, guardador o a alguna institución pública o particular de
beneficencia, socorro o caridad (art. 457 inciso 3º CPP ).

Page 597

Es evidente que como el fundamento de las medidas de seguridad no es la culpabilidad por el


hecho cometido, sino la peligrosidad del sujeto que se manifiesta en la realización de un delito y
en un juicio de pronóstico, no se requiere que la ley establezca previamente la forma y
condiciones de aquéllas, sino sólo su adecuación a los principios básicos de garantía que
inspiran la moderna doctrina sobre las medidas de seguridad, esto es, los principios de
necesidad y proporcionalidad. De allí que sea la sentencia la que deba determinar la forma y
condiciones de la medida conforme al tratamiento individualizado que corresponda al sujeto
según su enfermedad, peligrosidad, condiciones personales, etc.

Conforme al principio de necesidad, la medida de seguridad no puede exceder el tiempo


necesario para prevenir la peligrosidad del autor. 20 Por su lado, el principio de
proporcionalidad, en su vertiente de prohibición de exceso, se descompone en tres
subprincipios: idoneidad (adecuación de la medida a los fines que persigue), necesidad
(intervención mínima) y proporcionalidad en sentido estricto (ponderación de intereses y
"concretización"). 21 En el ámbito penal este último ha sido entendido como un juicio de
ponderación entre la carga coactiva de la pena (medida de seguridad) y el fin perseguido por
ella. 22 En general, se postula que debe profundizarse al máximo en la naturaleza y alcance del
juicio de peligrosidad, 23 partiendo de la presunción de no peligrosidad; 24 que la medida debe
ser adecuada a la peligrosidad detectada (idoneidad); y que se debe verificar que no existan
medidas alternativas y menos gravosas que la adoptada, en particular, alguna que permitiera
afrontar el problema con idénticas posibilidades de éxito (subsidiariedad).

Page 598

22 Feb 2019 23:58:07 8/12


Versión generada por el usuario Universidad de Chile

Los principios de necesidad y proporcionalidad son recogidos con ocasión de la duración de las
medidas de seguridad. El inciso 1º del artículo 481 CPP expresa que ellas sólo podrán durar
mientras subsistan las condiciones que las hayan hecho necesarias, y en ningún caso podrán
extenderse más allá de la sanción restrictiva o privativa de libertad que hubiere podido
imponérsele o del tiempo que corresponda a la pena mínima probable, la que será indicada por
el tribunal en su fallo. La ley señala que se entenderá por pena mínima probable, para estos
efectos, el tiempo mínimo de privación o restricción de libertad que ley prescriba para el delito o
delitos por los cuales se haya dirigido el procedimiento en contra del sujeto enajenado mental,
formalizando la investigación o acusado, según corresponda. Algunos autores, aunque críticos
de las medidas de seguridad indeterminadas, consideran que debe prevalecer una
proporcionalidad más flexible, cuyos referentes sean, además del hecho cometido, los hechos
que sea previsible que el sujeto pueda cometer, todo ello a través de una valoración global. 25
Esto determinaría que, en algunos casos justificados por razones preventivo-especiales, la
medida pudiera extenderse más allá del límite dado por la pena.

4.3. Control de la ejecución de las medidas


de seguridad
La ley plantea dos mecanismos para controlar el cumplimiento de las medidas de seguridad
conforme a las condiciones establecidas en la sentencia.

El primero consiste en imponer a la persona o institución que tenga a su cargo al enajenado


mental la obligación de informar semestralmente sobre la evolución de su condición al ministerio
público y a su curador o a sus familiares, en el orden de prelación que establece el artículo 108
CPP . En base a tal información, el ministerio público, el curador o familiar respectivo podrá
solicitar al juez de garantía la suspensión de la medida o la modificación de las condiciones de
la misma.

Page 599

Otro medio de control consiste en imponer al ministerio público la obligación de inspeccionar


cada seis meses los establecimientos psiquiátricos o instituciones donde se encuentren
internados o se hallen cumpliendo un tratamiento enajenados mentales. Realizada la
inspección, el ministerio público debe informar del resultado al juez de garantía y solicitarle la
adopción de las medidas que fueren necesarias para poner remedio a todo error, abuso o
deficiencia que observe en la ejecución de la medida. El juez de garantía deberá adoptar de
inmediato y en base a los antecedentes que se le proporcionen las providencias que sean
urgentes. Deberá, además, citar a una audiencia al ministerio público y al representante legal
del enajenado mental, sin perjuicio de recabar cualquier informe que estime necesario para
decidir la continuación o cesación de la medida, o la modificación de las condiciones de aquélla
o del establecimiento en el cual se lleve a efecto (art. 481, incisos 3º, 4º, 5º y 6º, CPP ).

No hay constancia en los antecedentes de la tramitación parlamentaria de por qué se decidió


que fuera el ministerio público quien debiera cumplir tan importante función en el control de la
ejecución de las medidas de seguridad, 26 tarea que, por su naturaleza, parecía más apropiado

22 Feb 2019 23:58:07 9/12


Versión generada por el usuario Universidad de Chile

conferir a la defensoría penal pública. 27 Sin embargo, y en virtud del artículo 466 CPP , nada
obsta a que sea el defensor quien efectúe las correspondientes solicitudes ante el juez de
garantía a favor de su representado.

4.4. Condenado que cae en enajenación


mental
El artículo 482 CPP se pone en la hipótesis que, después de dictada la sentencia, el condenado
caiga en enajenación mental. En tal caso, el tribunal, oyendo al fiscal y al defensor, dictará una
resolución fundada declarando que cesa el cumplimiento de la pena privativa o restrictiva de
libertad impuesta en la sentencia,Page 600 y dispondrá, según el caso, la aplicación de la
medida de seguridad que corresponda. Ello significa que deberá efectuarse previamente una
prognosis de peligrosidad, que sólo si es positiva, dará lugar a la imposición de una medida de
seguridad. De lo contrario, deberá ser dejado en libertad, cualquiera hubiese sido la pena que
estaba cumpliendo.

La ley se remite a las disposiciones del párrafo 4º del Título VIII del Libro IV CPP para la
ejecución de la medida de seguridad que se imponga en este caso.

-------------------------------

[1] Vid. Reglamento de Establecimientos Penitenciarios, Decreto Nº 518/98, de 21 de agosto de


1998, arts. 1, 2, 6 y 24.

[2] Vid. arts. 95 y 150 CPP, y especialmente, su inciso final; también t. I, cap. VI, A.3.6. y 4.8.

[3] Vid. MERA (J.), "Adecuación del derecho penal chileno al derecho internacional de los
derechos humanos", en Sistema Jurídico y Derechos Humanos , Cuadernos de Análisis
Jurídico, serie especial Nº 6, Santiago, 1996, pp. 390 y ss.

[4] Vid. arts. 80 inciso 2º y 86 Código Penal.

[5] Un examen de las ideas matrices y las críticas dirigidas a ambos Reglamentos, puede verse
en JIMENEZ (M.A.), "Consideraciones criminológicas en torno al nuevo Reglamento
Penitenciario", en Revista de Ciencias Penales, tomo XL Nº 1, 1990-1993, pp. 76 y ss.

[6] También están las "Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos", de 1955, o los
"Principios para la protección de todas las personas sometidas a cualquier forma de detención o
prisión", de 1988, aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

[7] Una interesante descripción de la situación al inicio de la transición democrática chilena se


halla en el texto de proposiciones de la Asociación de Política Criminal a la Comisión Especial
de la Cámara de Diputados que investigó los problemas carcelarios, en 1991. Una parte de
dicho texto se encuentra en MERA/ DUCE (comps.), Introducción al sistema penal , Textos de
docencia universitaria, UDP, 1996, pp. 361 y ss. Vid., para la situación en el derecho
comparado, CAFFERATA (J.I.), "Prevención y castigo del delito y seguridad ciudadana", del

22 Feb 2019 23:58:07 10/12


Versión generada por el usuario Universidad de Chile

mismo (comp.), Justicia penal y seguridad ciudadana (contactos y conflictos), Ed. Mediterránea,
Córdoba, 2000, pp. 19 y ss. Un análisis actual de la relación entre medios de comunicación,
sistema penal e inseguridad ciudadana fue realizado por el Centro de Estudios en Seguridad
Ciudadana (INAP, U. de Chile); cfr. DASTRES (C.), "Cómo muestran los medios el sistema
penitenciario?", en Boletín del Ministerio de Justicia Nos. 4-5, 2003, pp. 73 y ss.

[8] Vid. supra nota 7.

[9] Así quedó en evidencia en la discusión generada en el Seminario Internacional sobre "La
protección jurídica en el ámbito penitenciario", patrocinado por la GTZ, el Ministerio de Justicia y
la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, realizado los días 21 y 22 de agosto de
2003, en la ciudad de Santiago.

[10] Sobre el consolidado derecho de los reclusos a efectuar peticiones en el derecho


penitenciario alemán ( Beschwerderecht ), vid. FEEST (J.), "La protección jurídica en el ámbito
carcelario alemán", en Ejecución de penas y reinserción social , Boletín Jurídico del Ministerio
de Justicia Nos. 4-5, cit., pp. 105 y ss.

[11] El Ministerio de Justicia, la GTZ y el Centro de Estudios de la Justicia de la Facultad de


Derecho de la Universidad de Chile se encuentran realizando una investigación sobre la
protección jurídica de los penados en Chile, cuyos resultados serán publicados próximamente
en la Revista de Estudios de la Justicia (REJ) de la Facultad de Derecho de la U. de Chile.

[12] Vid. art. 509 bis y Títulos I, II y III del Libro IV del CdPP.

[13] Como Alemania, España e Italia. Cfr. FEEST, cit., p. 108; ALONSO DE ESCAMILLA (A.), El
Juez de Vigilancia Penitenciaria , Madrid, 1985.

[14] Por ejemplo, Brasil, que fue el primer país que reguló la intervención y funciones del juez de
ejecución de penas en su Ley Federal de 1922 y posteriormente en el Código de Procedimiento
Penal de 1922 (cfr. MANZANARES (J.L.), "El juez de vigilancia", en AA.VV. Lecciones de
derecho penitenciario , 2ª ed., Alcalá de Henares, 1989, p. 176).

[15] Así, FEEST, cit., p. 112.

[16] El Ejecutivo había propuesto entregar la supervisión de la medida a los tribunales que
hubieren dictado la condena respectiva, mientras no se establecieran tribunales especializados
(art. 11 inciso 2º Proyecto), norma que fue aprobada en similares términos por la Cámara de
Diputados. Finalmente, se acordó suprimirla para introducir la regla correspondiente en el COT.
Asimismo, se objetó conferir el control de la ejecución de las medidas de seguridad a los
tribunales, sugiriéndose su atribución al ministerio público o a otra entidad, como los fiscales
judiciales. Dicha propuesta, afortunadamente, se rechazó, porque se consideró -en forma
correcta- que dicho control debía ser necesariamente una función jurisdiccional, sin perjuicio de
lo cual se confirieron importantes atribuciones al ministerio público en esta materia (cfr.
PFEFFER, cit., pp. 434-435, 441-442 y 453-454).

[17] Cfr. art. 26 Ley Nº 19.366 (LTESP).

[18] Vid. art. 28 Ley Nº 19.366 (LTESP).


22 Feb 2019 23:58:07 11/12
Versión generada por el usuario Universidad de Chile

[19] Cfr. la nueva regulación en esta materia realizada por el Código Penal español de 1995.
También LOPEZ GARRIDO/GARCIA ARAN, El Código Penal de 1995 y la voluntad del
legislador (Comentario al texto y al debate parlamentario), Madrid, 1996, pp. 74 y ss.
Críticamente, SILVA SANCHEZ, "Consideraciones sobre las medidas de seguridad a propósito
de su regulación en el nuevo Código Penal español", del mismo, Perspectivas sobre la política
criminal moderna, Buenos Aires, 1998, pp. 59 y ss.

[20] Así, en España, este principio se recoge en el artículo 6 Nº 2 del CP de 1995.

[21] RESS (G.), "Der Grundsatz der Verhältnismässigkeit im deutschen Recht", del mismo, Der
Grundsatz der Verhältnismässigkeit in europäischen Rechtsordnungen , Heidelberg, 1985, pp.
11 y ss.

[22] Así, COBO/VIVES: Derecho penal, Parte general , Valencia, 1987, p. 63.

[23] Acerca de las dudas sobre la validez de los juicios de pronóstico (de peligrosidad o de no
peligrosidad) en la discusión actual de la doctrina, cfr. BÖLLINGER, en NEUMANN/JUNG
(eds.), Nomos Komentar zum Strafgesetzbuch , Baden Baden, 1995, parágrafo 61 Nos. marg. 39
y 40.

[24] Se considera especialmente inaceptable la presunción de peligrosidad a partir de la


constatación de la enfermedad y de la comisión del hecho antijurídico (cfr. SILVA SANCHEZ,
"Consideraciones...", cit., p. 96 y nota 93).

[25] Así, SILVA SANCHEZ, crítico de la regulación española, y citando a STREE


("Consideraciones...", cit., p. 98 y nota 99).

[26] Una posible explicación se encuentra supra, nota 16.

[27] En efecto, de conformidad con el artículo 466 CPP, el defensor puede intervenir durante la
ejecución de la medida de seguridad. Lo lógico hubiera sido que el defensor público, asistido
eventualmente por un defensor privado, hubiera estado a cargo de las inspecciones y
solicitudes a favor del condenado, interviniendo el ministerio público como contraparte, si fuere
necesario.

22 Feb 2019 23:58:07 12/12

Você também pode gostar