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ARTÍCULOS

Historia de la dirección
de orquesta
Resumen: Este artículo es un recorrido por la historia de la dirección de orquesta, desde
sus orígenes hasta la actualidad. Conocer los principales maestros de la historia,
desde Beethoven, Berlioz o Bülow es conocer el desarrollo de una profesión que
surgió cuando fue imprescindible que un líder asumiese la interpretación de una
obra sinfónica por un extenso grupo de músicos. Las formas musicales y la
plantilla orquestal ha evolucionado en el transcurrir de los siglos, y esa
evolución ha llevado de la mano la tarea de la dirección musical,
probablemente uno de los campos más desconocidos dentro de
los programas de estudios de universidades y conservatorios.
Palabras clave: Dirección de Orquesta. Musicología. Historia de la Música.

Historia de la dirección
de orquesta
Resumen: Este artículo es un recorrido por la historia de la Dirección de Orquesta, desde sus orígenes
hasta la actualidad. Conocer los principales maestros de la Historia, desde Beethoven, Berlioz o Bülow
es conocer el desarrollo de una profesión que surgió cuando fue imprescindible que un líder asumiese la
interpretación de una obra sinfónica por un extenso grupo de músicos. Las formas musicales y la plantilla
orquestal ha evolucionado en el transcurrir de los siglos, y esa evolución ha llevado de la mano la tarea
de la dirección musical, probablemente uno de los campos más desconocidos dentro de los programas de
estudios de universidades y conservatorios.
Palabras clave: Dirección de Orquesta. Musicología. Historia de la Música.

Ignacio García Vidal1 de butacas. Se hace el silencio. Todo está en


orden. La orquesta está preparada, el público
1. Introducción entiende ya que incluso la respiración moles-
ta a la concentración de los músicos, las par-
El concertino toma la nota de referencia del tituras están abiertas en cada uno de los atriles
oboe. Reafina una a una las cuatro cuerdas de por la primera página, y la tensión que prece-
su instrumento. Se dirige a los contrabajos, de al instante mágico del inicio de un concier-
violonchelos, violas, violines… Toda la or- to se palpa en el ambiente.
questa está afinada. El viento ajusta sus bo- Mientras, adentro, detrás del escenario, su-
quillas, el timbalero tensa los parches, el pú- mido en un profundo estado de concentración,
blico se termina de acomodar en sus asientos asiendo la batuta entre sus manos, el maestro
mientras la oscuridad total cae sobre el patio percibe que es el momento. El momento de

1 Ignacio García Vidal es director de orquesta y musicólogo. Actualmente es director artístico y titular de la Joven Orquesta Sinfónica
“Ciudad de Salamanca”.

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crear, de resucitar al compositor, de unificar 2. Antecedentes


las mentes y los sentimientos de todos los mú-
sicos en un espacio y en un tiempo irrepeti- Aunque es aventurado concretarlo, por falta
bles, en un concierto que pasará y nunca más obvia de documentación, parece seguro que el
será igual. Respira hondo. Se ajusta la pajari- nacimiento de la dirección musical debe ser
ta. La puerta se abre. Y suenan los aplausos. paralelo al nacimiento de la música. En el pri-
La peculiaridad de la labor del director de mer (y remoto) momento en el que dos seres
orquesta encierra una serie de condicionantes humanos se unieron para cantar juntos una in-
que la hacen ciertamente indescifrable para vocación a los dioses, un lamento fúnebre, o
quienes no la ejercen. Comprender a un direc- cualquier otro canto primitivo, uno de ellos de-
tor no es sencillo, porque su carrera, su prepa- bió tomar la iniciativa y marcar la entrada. En el
ración, el tipo de estudios –siempre muy in- momento en que dos o más personas se juntaron
dividualistas– que ha debido realizar y las para cantar o percutir instrumentos, ya existió
experiencias vitales que debe recorrer antes el germen de la dirección musical, pues alguno
de y durante cada concierto son ciertamente de ellos debió tomar el liderazgo que permitie-
muy subjetivas. El durísimo proceso de selec- se empezar, terminar, cortar en un determinado
ción natural que hace que sólo unos pocos momento, tocar más fuerte, más débil, o aco-
lleguen a los podios de las más prestigiosas gerse a un ritmo determinado u otro.
orquestas transcurre por vericuetos descono- Algunas pinturas rupestres, como las del
cidos que se reparten al cincuenta por ciento Abrigo del Voro, en Quesa (Castellón), que
entre una exigente preparación musical, hu- datan del Neolítico Antiguo y suponen uno de
mana y psicológica; y una ardua labor de mar- los principales ejemplos del Arte Macroesque-
keting, reuniones, viajes y prensa. mático, muestran lo que parece ser un grupo
El mundo interior de ese personaje que, so- de personas en una especie de corro, danzando,
bre una tarima y frente a una orquesta, parece en lo que parece algún tipo de ritual (¿cantan-
poseer el mundo, es demasiado complejo co- do?). En un extremo, un personaje sujeta un
mo para pretender descifrarlo o generalizarlo. bastón o palo con la mano (¿dirigiendo?).
Pero en este artículo sí podemos indagar en el
sentido histórico de la dirección musical, en
los orígenes y desarrollo de esta profesión.
Más allá del anecdotario musical que con-
sidera a Lully el primer director de orquesta
que falleció por culpa de su trabajo, o a las
preferencias de los más o menos melómanos
por Karajan o Celibidache, la historia de la
dirección orquestal es la historia de una pro-
fesión que nació cuando fue necesaria, cuando
se convirtió en imprescindible. Este artículo
es un repaso de los orígenes de la dirección
musical, un recuerdo a algunos de los maes-
tros que, con sus estilos y enseñanzas, marca-
ron el devenir de aquella profesión, ya que el
desarrollo de la dirección de orquesta ha sido Pinturas rupestres del Neolítico Antiguo que
en definitiva el desarrollo de las carreras de representan a un grupo de danzarines y/o cantantes
los grandes maestros. mientras otro personaje sujeta un bastón.

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Si tomamos los textos bíblicos como fuente, cantus firmus. El canto gregoriano no tiene,
encontramos que la primera orquesta documen- pues, necesidad de dirección. Fue gracias al na-
tada de la historia fue la del rey Saúl, en el 1025 cimiento de la polifonía con la Schole du Notre
a.C., con veinticuatro instrumentistas de viento Dame en los siglos XII y XIII cuando se sumaron
y cuerda. David tocaba el arpa en esta orquesta. instrumentos que doblaban las voces de los can-
La iconografía en vasijas y cerámicas griegas del tantes, creando grupos de ministriles3 y capillas
período clásico, así como los documentos ico- musicales en el seno de las catedrales. Así, se
nográficos que de la tradición cristiana de los convierte en un precedente del director de or-
primeros siglos de nuestra era nos han llegado, questa el maestro de capilla, cuya labor no fue
hacen constante referencia a un líder entre el sólo la de dirigir a los músicos, sino también
grupo de intérpretes músicos, líder cuya respon- componer, administrar, organizar y responsabi-
sabilidad consistía en unificar la interpretación. lizarse de aquellos grupos de músicos. Los gran-
Ya en los orígenes del teatro griego, que surgió des maestros de capilla llegaron hasta el siglo
de la evolución de ceremonias a los dioses en XVIII, y algunos de los más prestigiosos en la
donde los jóvenes iban danzando y cantando, el historia fueron, por ejemplo, Josquin Des Pres
Corifeo era un joven elegido que se situaba en un en el siglo XVI, Andrea y Giovanni Gabriela en
punto estratégico, junto al altar, para dirigir al San Marcos de Venecia también en el XVI, o el
grupo. En la interpretación de las tragedias y propio Johann Sebastián Bach, que lo fue de la
comedias a partir del siglo V a.C., el espacio capilla cortesana del príncipe Leopoldo de An-
circular en el que se efectuaba la mayor parte de halt en el siglo XVIII.
la representación se llamaba orquestra, y el Co-
rifeo seguía ocupando un importante lugar en 3. Los orígenes de la dirección de
este espacio para dirigir a los coreutas o cantan- orquesta
tes. Más tarde, en la liturgia paleocristiana, el
principal sacerdote, con movimientos quiromá- Corría el siglo XVII, Descartes describía en
ticos, se encargaba de conducir el canto de la su Compedium Musicae la eficacia de la músi-
comunidad de fieles, constituyéndose un siste- ca sobre el espíritu humano y Claudio Monte-
ma responsorial de cantos que alternaba el solis- verdi había puesto el germen de la ópera mien-
ta –sacerdote– con el coro –fieles–. No existie- tras polemizaba con Artusi sobre cuestiones
ron en toda la Edad Media grupos instrumenta- armónicas. Fue precisamente Monteverdi
les, sino que el canto gregoriano supuso el arte quien gestó el precedente de la futura orquesta
musical más practicado2 hasta el advenimiento sinfónica en su Orfeo (1607), indicando en la
de la polifonía en el siglo XII. De hecho es el partitura que el grupo ejecutante debía estar
canto gregoriano la excepción que confirma la formado por treinta y seis maestros músicos:
regla: no se puede dirigir. El gregoriano no tiene violines, violas, cellos, un contrabajo, dos cla-
compás, no tiene un ritmo establecido, sino que ves, dos órganos de concierto, una o dos arpas,
son los neumas y semiótica gregorianos los que tiorbas, cornetas, trompetas y sacabuches. Mon-
marcan la duración, dirección y cadencia del teverdi enterraba así el recitar cantando4, e ini-

2 No se han conservado documentación ni transcripciones de la música profana que se interpretó durante la época del auge del canto
gregoriano, del siglo IX al XII aproximadamente. Aunque sí consta en diversos escritos la existencia de música popular en danzas
y bailes, no podemos saber como eran, por la ausencia de materiales musicográficos de la época. En cambio, podemos analizar y
conocer perfectamente el canto gregoriano, ya que la labor de los monjes en sus bibliotecas nos ha legado un extenso catálogo de
partituras gregorianas, en diferentes Graduales.
3 Los ministriles eran los grupos de músicos pertenecientes a las catedrales, con sueldo y contrato.
4 La polémica en torno a dejar de lado el recitar cantando ocupó a muchos tratadistas, compositores y teóricos del siglo XVII, como
a Giustiniani, o a Giovanni Battista Dovi, quien en su Tratado sulla musica scenica rechazó el recitar cantando acusándolo de ser
aburrido y pesado. En contra, ganaba peso la música que provocaba los sentimientos (la Teoría de los Afectos), reflejada en la música
instrumental.

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ciaba el interés por la música instrumental, barroca. Wolfang Amadeus Mozart introdu-
que se iría desarrollando en sonates y sym- ciría el clarinete en dicha plantilla5, que que-
phonies en los años venideros. daría consolidada. En el siglo XVIII, con esta
Las casas reales de Europa contrataban a definitiva consolidación de la orquesta clásica
compositores para que escribiesen piezas con y el desarrollo de formas musicales cada vez
las que amenizar sus fiestas y momentos de más extensas y complejas, como la sinfonía,
esparcimiento. Se habla, quizá más por lo se vuelve cada vez más necesaria la figura de
anecdótico que por el hecho en sí, de que el un líder, que solía ser el primer violín de la
compositor de la corte de Luis XIV, Jean Bap- orquesta. Éste, en los conciertos instrumenta-
tiste Lully (1632-1687), es el primer director les y con su arco, marcaba entradas, cortes, y
musical conocido. Parece que Lully dirigía dirigía los cambios de tempo. En ópera solía
sus composiciones con la orquesta de cuerda haber dos directores: desde el teclado se diri-
real, llamada “Les vingtquatre violons du gía a los cantantes y se les acompañaba en los
Roy”, golpeando el suelo con un bastón de recitativos, y el primer violín dirigía a la or-
considerables dimensiones, de manera que, al questa en las secciones instrumentales.
escuchar el golpe, los músicos seguían el pul-
so de la música. En una de sus interpretacio- 4. El siglo XIX: directores-
nes, Lully se golpeó en un pie, con tan mala compositores
fortuna que la gangrena terminó con su vida
poco tiempo después. Fue en el siglo XIX cuando las dimensiones
Los primeros directores de orquesta no se de las orquestas sinfónicas y de las composi-
colocaban al frente de aquellos reducidos gru- ciones crecieron de tal manera que se convirtió
pos de músicos, sino que, desde dentro del en totalmente imprescindible que una persona
conjunto, percutían rollos de pergaminos o asumiese la responsabilidad de conducir cada
partituras, batían palmas, o golpeaban el sue- interpretación. Ludwing Van Beethoven intro-
lo con grandes bastones. La dirección era dujo por primera vez los trombones en su Quin-
acústica, no era más que una referencia sono- ta Sinfonía, y, a pesar de su sordera y que las
ra del tempo, del pulso que debían seguir las crónicas de la época cuentan que era un pésimo
obras. director, insistía en dirigir muchos de los estre-
Fue ya en pleno Barroco cuando los com- nos de sus sinfonías. Cuando estrenó la Sépti-
positores, sentados al clave o al órgano, diri- ma, se adelantó una docena de compases a la
gían a los grupos instrumentales, marcando orquesta, y no se dio cuenta de ello hasta un
entradas y ordenando el tempo, mientras eje- fuerte tutti orquestal que corrigió, causando la
cutaban la parte del basso continuo. Con ello, carcajada general. Quizá Beethoven no fue el
el compositor se aseguraba una representa- mejor director de orquesta, pero fue quien hizo
ción fiel a lo que él quería reflejar en la parti- en sus composiciones que la labor del director
tura. El siglo XVIII fue el siglo de la consoli- se convirtiese en imprescindible: por primera
dación de la orquesta sinfónica. Johann Sta- vez el silencio era parte de la música, la dura-
mitz y Joseph Haydn, a mediados de siglo, ción e intensidad de un calderón requerían de
establecieron en la ciudad alemana de Man- alguien que lo unificase, y la expresividad de
heim una orquesta con flautas, oboes, fagotes, sus composiciones necesitaban de una mirada
trompas, trompetas, timbales y cuerda. Haydn que solicitase una determinada intención mu-
y Stamitz hicieron dejar atrás así la orquesta sical. Fueron muchos los compositores del XIX

5 En 1791 escribió su famoso Concierto para clarinete y orquesta en La Mayor, KV 622, otorgando ya al clarinete, y no al corno di
basseto, su precedente, el papel de solista.

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que se colocaron delante de la orquesta para maestros. Así, se convirtieron en fieles trans-
dirigir sus obras: Carl Maria von Weber, Felix misores del repertorio sinfónico, y encaraban
Mendelssohn, Franz Liszt, Louis Spohr o Jo- sus interpretaciones con cierta frialdad. Como
hannes Brahms. Además, dos compositores- ejemplo de la fría literalidad con que se en-
directores entendieron la dirección de orquesta frentaba a la partitura, Toscanini comentó de
como una ciencia que debía estudiarse, y fueron la sinfonía Heroica de Beethoven: “Hay quien
los primeros en teorizar sobre la cuestión: Ri- dice que esto es Napoleón, otros dicen que
chard Wagner y Hector Berlioz escribieron Hitler, y otros Mussolini. Para mí sencilla-
sendos manuales sobre “El arte de la dirección mente es Allegro con brío”.
orquestal”. Fue en esta época cuando, heredan-
do la tradición anterior de dirigir con el arco del
violín, algunos compositores tomaron la batu-
ta para facilitar la visión de todos los músicos
de la orquesta.
Hans von Bülow es considerado como el pri-
mer divo de la batuta, como el primer director
profesional que no fue compositor. Bülow ad-
miraba fielmente a Wagner y éste le confió el
estreno de algunas de sus óperas, como Los
maestros cantores de Nüremberg6. Los años
finales del XIX fueron época de libertades in-
terpretativas para los maestros: no respetaban
las indicaciones de los compositores, y esgri-
mían argumentos interpretativos para hacer
suyas las obras del repertorio sinfónico. Se
cuenta que el propio Brahms asistió a uno de
los ensayos del genial Arthur Nikisch (1855-
1922) con una de sus obras. Al escucharla, dijo:
“¿Realmente he escrito yo eso?”. Gustav Ma- Gustav Mahler, uno de los principales directores
hler, quien además de un soberbio trabajo como de orquesta de la historia, en una serie de
compositor desarrolló una extensa carrera co- caricaturas que muestran su enérgico estilo.
mo director de orquesta, llegaba a rehacer frag-
mentos de las partituras, o cambiaba detalles
de la orquestación de sinfonías de Beethoven, 5. El siglo XX: los grandes maestros
argumentando que las obras del maestro de
Sin duda, las dos grandes guerras del siglo
Bonn necesitaban ciertos cambios.
XX, y en particular la Segunda Guerra Mun-
Por supuesto, existieron excepciones a estos
dial (1939-1945), condicionaron sobremane-
maestros que se tomaban ciertas libertades y
ra la vida cultural europea. La Gran Guerra
licencias para retocar las obras de los compo-
supuso la aniquilación o exilio forzado de mu-
sitores. Arturo Toscanini o Richard Strauss
chos músicos de ascendencia judía; la desapa-
rompieron el subjetivismo anterior y pusieron
rición o reorganización de las mejores orques-
límites a aquellos excesos, que creían irrespe-
tas alemanas, francesas, austriacas o rusas; el
tuosos con la memoria y obra de los grandes
posicionamiento político de directores que

6 Tan admirador y discípulo fue de Wagner, que trasladó esta admiración a su esposa Cósima Liszt, quien lo abandonó por el compo-
sitor. Aún así, nunca dejó de adorarlo.

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habían abrazado el nazismo en un principio Orquesta de la Radio de Stuttgart


(como el gran Fürtwangler o Karajan); y el De cualquier manera, lejos de pasar inad-
traslado a Estados Unidos de las mejores ba- vertida, la figura del Director de Orquesta se
tutas europeas, que buscaban mejores posibi- consolidó como casi la figura principal de las
lidades artísticas y sueldos. más importantes orquestas del mundo, y el
El siglo XX fue el siglo en el que los grandes público ya no compraba entradas para asistir
maestros desarrollaron sus brillantes carreras, a un concierto de la Concertgebouw, sino de
y sería casi imposible cerrar una lista. Karl Mengelberg; o de la Boston Symphony, sino
Böhm, Wilhem Fürtwangler, Heribert von de Koussevitzky. Algunos de estos maestros
Karajan, George Solti, Bruno Walter, Leonard desarrollaban una actividad como pedagogos
Bernstein, George Szell, Eric Kleiber, Eugeny de la dirección, en cursos o masterclasses,
Mravinsky, Willem Mengelberg o Sergiu Ce- permitiendo la entrada a sus ensayos, o en
libidache, se encuentran entre los ya falleci- conferencias.
dos, entre esa primera generación de maestros Una segunda generación de maestros del
del siglo XX. Cada uno aportó su visión inter- siglo XX incluye a aquellos que tienen actual-
pretativa, su carisma, sus excentricidades, mente entre los cincuenta y cinco y los seten-
pero siempre su colaboración a engrandecer ta y cinco años, y son las actuales estrellas del
la figura del maestro. El suculento mercado panorama internacional, los que se reparten
abierto al ponerse de moda la grabación de los conciertos de las mejores orquestas del
discos de música clásica abrió el debate entre mundo. Simon Rattle, Neëme Jarvi, Daniel
los que buscaban la pureza de la interpretación Barenboim, Bernard Haitink, Semyon By-
en vivo, en busca de una experiencia vital tras- chkov, Maris Janssons, Christian Thielemann,
cendente, como el rumano Celibidache; y los Yuri Temirkanov, Ricardo Muti, Lorin Maa-
que optaron por lucrarse gracias a sus millo- zel, Valery Gergiev… son sólo algunos nom-
narios contratos en exclusiva con grandes bres de los grandes maestros internacionales.
compañías discográficas, como Karajan y la Gracias al enorme poder que ejercen con su
Deutsche Grammophon. imagen, muchos de estos maestros contribu-
yen, además de a la difusión y grabación de
música clásica, a intentar paliar los efectos de
la pobreza en el tercer mundo, a defender la
paz mundial y el hermanamiento entre los
pueblos y a la defensa de los derechos huma-
nos, utilizando la cultura como arma7.

6. El futuro
Es difícil prever cuál será el desarrollo de la
profesión del director de rrquesta. En los últi-
mos lustros el maestro ha adquirido, además
de sus funciones musicales, otras funciones
organizativas, de programación, imagen, e
incluso administrativas dentro de las orques-
tas que lo contrata. Las orquestas profesiona-
Una grabación de Sergiu Celibidache con la les son empresas que deben rendir cuentas

7 También hay en España grandes maestros en este margen de edad que desarrollan una interesante carrera en la Dirección Orquestal,
como Jesús López Cobos, Enrique García Asensio, Rafael Frübeck de Burgos, Antoni Ros Marbà, y otros.

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económicas a final de cada temporada, y re-


ciben millonarios presupuestos públicos y Para saber más...
privados. Cada vez más, las orquestas son re-
gidas por personas totalmente ajenas al ámbi- Bibliografía
to cultural y musical, sin conocimientos ni Fubini, Enrico: Estética musical desde la antigüedad
preparación artística, y aquella labor artesanal hasta el siglo XX. Madrid: Alianza Música, 2001.
que suponía la creación de una experiencia Jungheinrich, Hans-Klauys: Los grandes directores de
trascendente en cada concierto, queda, mu- orquesta. García del Busto, José Luis: La Dirección
de Orquesta en España. Madrid: Alianza Música,
chas veces, muy lejos de producirse. El siglo 1991.
XVIII vio nacer la figura del director de or-
Lebrecht, Norman: El mito del maestro. Los grandes
questa, el XIX convirtió al maestro en el crea- directores de orquesta y su lucha por el poder.
dor imprescindible de la obra, el XX consolidó Madrid: Acento Editorial, 1997. (The Maestro Mit.
a los genios de la batuta con sueldos millona- London, 1991).
rios y grabaciones discográficas,… ¿qué pa- Metzger, Heinz-Klaus y Riehn, Rainer (dirs): Beethoven,
sará en el XXI? el problema de la interpretación. Barcelona:
Editorial Labor, 1992. (Beethoven. Das Problem der
Interpretation. Munich 1985).

Scherchen, Hermann: El arte de dirigir la orquesta.


Barcelona: Editorial Labor, 1933.

Schonberg, Harold C.: Los grandes directores. La


música y los músicos. Buenos Aires, Argentina:
Javier Vergara editor, 1990.

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