Você está na página 1de 7

BREVE DESCRIPCION DE LOS ESTADIOS

“El período que va del nacimiento a la adquisición del lenguaje (…) consiste nada menos
que en una conquista, a través de las percepciones y movimientos, de todo el universo práctico que
rodea al niño pequeño”.1

Primer estadio: de los reflejos o montajes hereditarios (0 a 1 mes)


El primer momento de la vida cognoscitiva se reduce al ejercicio de los ACTOS
REFLEJOS, que son coordinaciones sensoriales y motrices de origen hereditario o, dicho de otro
modo, las respuestas motrices automáticas que se producen al recibir un estímulo sensorial.

Estímulo Respuesta
sensorial motriz

El bebé nace con un bagaje de reflejos que permiten las primeras respuestas a los estímulos
ambientales y además asegurar sus tendencias instintivas. Por ejemplo, el reflejo de succión
corresponde a la tendencia instintiva de nutrición.
Naturalmente, si comparamos los actos reflejos con actos racionales y voluntarios,
encontraremos que los primeros son más rústicos, mecánicos, automáticos. Pero frecuentemente se
ha exagerado esta comparación, en detrimento de los reflejos que en sí mismos, no tienen nada de
conducta mecánica como quiere atribuírsele, sino que son una verdadera actividad que permite al
beber conocer y adaptarse al medio ambiente. Prueba de eso es que:
a) los reflejos son susceptibles de perfeccionarse y afinarse con el ejercicio. Un bebé mama
mejor a las dos semanas de vida que en el momento de nacer.
b) dan lugar a una generalización de su actividad: el bebé no se limita a succionar para
mamar, sino que chupa sus dedos cuando los encuentra, chupa cualquier objeto que se le presente,
chupa en el vacío.
Estas dos consideraciones prueban la importancia de los reflejos como una primera y
primitiva forma de asimilación del ambiente que rodea al recién nacido. Es la primera forma de
adaptación y equilibrio entre las demandas del organismo y las ofertas del medio.
El bebé asimila parte de dicho universo a la succión, hasta el punto que puede decirse que
“para él, el mundo es esencialmente una realidad susceptible de ser chupada”. 2
Esta actividad es su modo de conocer el mundo concreto que lo rodea. No es una respuesta
1 Piaget, J. Seis estudios de psicología, Barcelona. Ed Seix Barral, 1970.
2 Piaget, J. Op. Cit. Pág 21.
mecánica, sino la prueba de una asimilación sensorio-motriz precoz.

Segundo estadio: de los primeros hábitos motores y de las primeras percepciones


organizadas (1 a 3/4 meses)
Hacia el segundo mes de vida, las conductas reflejas, que son el rudimentario anuncio de la
adaptación cognoscitiva, se hacen más complejas, se integran en hábitos.
Los hábitos son conductas más o menos estables que se organizan por la coordinación de
reflejos. El bebé ya no sólo succiona para alimentarse, ahora come cada cuatro horas.
Al mismo tiempo se organizan también las primeras percepciones del medio. Ahora sigue
con la vista un objeto en movimiento, sonríe ante una situación placentera, etc. Al principio de este
estadio, el bebé no percibe claramente los objetos, pero hacia el segundo mes su percepción se va
integrando paulatinamente. Se observa que empieza a sonreír a las personas que le resultan
familiares. Esto no quiere decir que las reconozca como “personas” no como objetos reales sino que
reconoce imágenes familiares, ligadas a la satisfacción de necesidades, como la madre. Son éstas
respuestas más complejas de intercambio con el mundo.

Tercer estadio: de la inteligencia sensorio-motriz anterior al lenguaje (4 meses a 2 años)


Entre los cuatro y seis meses se produce un fenómeno de singular importancia para el
desarrollo ulterior de las estructuras cognoscitivas: el bebé ya no sólo sigue con la mirada al objeto
en movimiento sino que, además, ahora lo toma con las manos. Ha logrado la coordinación viso-
motora (vista y movimiento). Se puede decir que éste es el punto de partida de la actividad
inteligente, basada en el esquema sensorio-motor, que le permite al bebé la actividad exploratoria.
La capacidad de presión le permite manipular los objetos: chupará, sacudirá, frotará, rascará,
arrojará los objetos en su acción investigadora. Su estructura de conocimiento está ligada a la
actividad sensorio-motriz: es éste su esquema de acción para adaptarse a las características de los
objetos.
Pero durante esta etapa se producirá una verdadera “revolución coopernicana”, ya que
progresivamente adquirirá la locomoción. Pasará de estar acostado o sentado en su cuna a moverse
en el espacio, a “invadirlo”, a ubicarse en él como un cuerpo más dentro del universo exterior a él.
Así se agiganta su posibilidad de conocer objetos por la manipulación de los mismos.
La forma de inteligencia sensorio-motriz prepara las que más tarde serán operaciones de
pensamiento reflexivo.
En esta etapa logra construir cuatro categorías del conocimiento, no como nociones
abstractas sino como categorías prácticas. Ellas son:
1. Objeto: reconoce que los objetos siguen existiendo aún cuando deje de verlos.
2. Espacio: lo que “sostiene” a los objetos y a su propio cuerpo; sólo referido al espacio real
cercano.
3. Causalidad: inicio del reconocimiento de la relación causa-efecto, pero como causalidad
mágica, atribuyéndole “alma” a los objetos inanimados. Suele creer que se golpeó porque la
mesa le pegó.
4. Tiempo: sólo reconoce que los objetos acontecen en el tiempo real cercano, aunque aún no
integrado. No relaciona ayer, hoy y mañana.

Cuarto estadio: de la inteligencia intuitiva (2 a 7/8 años)


Con la adquisición del lenguaje, se inicia la actividad del pensamiento. El lenguaje es el
vehículo de conceptos; es un sistema de signos. ¿Podríamos pensar en signos, sin imágenes, sin
palabras? La palabra expresa a la idea. La interiorización de la palabra marca la aparición del
pensamiento propiamente dicho. El lenguaje interior es el soporte del pensamiento. Ahora el niño
puede representarse mentalmente una “mesa” cuando la madre dice esta palabra, como asimismo
decir lo que piensa. He aquí la aparición de la imagen interior que será, más adelante, soporte de la
operación intelectual.
El lenguaje implica:
– una nueva posibilidad de intercambio entre las personas
– la integración social
– la formación del pensamiento por el apoyo del lenguaje interior
– el descubrimiento de nuevas realidades
– la posibilidad de expresarse sobre hechos un objetos
– la reconstrucción de hechos pasados por el relato
– la anticipación de acciones del futuro.
Gracias a la adquisición de esta fundamental herramienta, el niño puede pensar un objeto o
suceso sin que éste se encuentre presente; la palabra interior como soporte de la idea lo libera del
dato concreto. No necesita ver o tocar las cosas para conocerlas, ya que la comunicación verbal le
informa sobre ellas.
Al liberarse en parte de los sentidos, de lo que esté actualmente sometido a ellos, puede
moverse con más libertad en el tiempo, pensando en lo pasado y en lo futuro.
A pesar de estos notables avances, el pensamiento aún no alcanza la inteligencia lógica.
Permanece todavía aferrado a los datos de la percepción y no puede independizarse de ellos, es
decir, está ligado a la intuición sensible. Por ejemplo, dadas dos series de fichas:

fichas azules

fichas rojas

A la pregunta: “¿Dónde hay más fichas?”, el niño de esta etapa contesta: “En la serie de las
azules”. No reconoce la equivalencia de las dos series, ya que para él, si ocupan más espacio hay
mayor cantidad. No puede pensar separándose de lo que percibe. Es una forma de pensamiento
rígido, poco flexible, irreversible.
La irreversibilidad representa la imposibilidad de efectuar operaciones intelectuales por estar
sometido a lo que percibe.
Por ejemplo, si colocamos en un tubo, por su única boca, tres bolitas: A, B y C

y luego le preguntamos cuál bolita saldrá antes del tubo si queremos sacarla, contestará “A”. No
puede invertir mentalmente la serie, no puede operar libremente sin dejar de limitarse por lo que ve.
Llamamos irreversible a este pensamiento rígido ligado indisolublemente a la percepción.

Quinto estadio: de las operaciones intelectuales concretas (7/8 a 12 años)


A partir de los 8 años aproximadamente, el niño pueden dar respuestas correctas,
independizándose de los datos rígidos de la intuición perceptiva. Logra así un mayor grado de
actividad intelectual autónoma. Su pensamiento se transforma en reversible: es capaz de
operaciones intelectuales. Puede establecer relaciones entre los objetos, ordenarlos. En el ejemplo
de las fichas de colores, reconoce que las dos series tienen el mismo número de elementos, es decir,
advierte que aunque ocupen más espacio son equivalentes. En el caso de las bolitas en el tubo,
contestará ahora que la primera en salir del mismo será la llamada “C”; por lo tanto, puede invertir
el ordenamiento. Percibió que entraron en el orden A – B – C, pero él puede pensar en C – B – A. El
poder liberarse en gran medida de lo que percibe implica darle mayor movilidad al pensamiento.
En este estadio, el niño logra la operación intelectual. La OPERACION es la acción interior
del pensamiento, que, superando las limitaciones de la percepción, alcanza la movilidad y la
flexibilidad propias de la inteligencia. La percepción es irreversible y la operación reversible. A
partir del objeto que percibimos -dato que se impone- podemos establecer relaciones acerca de ello:
ordenarlo según un criterio, agruparlo según sus características, clasificarlo en relación a otros
objetos, etc.
Se alcanza en este estadio mayor equilibrio en el conocimiento de las cosas que en el estadio
anterior, pero menor equilibrio que en el que sigue. El niño puede operar racionalmente pero sólo
sobre objetos concretos que él pueda ver, tocar, manipular. No puede aún operar sobre ideas
abstractas, como lo hará en el próximo estadio. Sobre esos objetos concretos, es capaz de establecer
series (por ejemplo, de mayor a menor), reconocer equivalencias entre las series 8series del mismo
número de objetos) y agrupar los objetos en clases:

A: la clase de los cuadrúpedos

La posibilidad de establecer agrupaciones le permite al niño penetrar en el trabajo


conceptual, aunque sólo puede agrupar objetos o seres concretos. Esto por un lado representa una
limitación, pero por otro, es la condición indispensable para que luego pueda manejar ideas
abstractas. La única vía de desarrollo de los conceptos es a partir de los datos de lo concreto. Los
conceptos no vienen dados desde el momento del nacimiento, sino que se construyen a partir de los
datos de la experiencia: de lo concreto a lo abstracto.
Al poder operar intelectualmente sobre los objetos, el niño puede ordenar los datos, seriar
los objetos según un criterio, agrupar los objetos o seres concretos en clases, clasificar integrando
las clases en un sistema o estructura. Las clases aisladas no tienen sentido. Toda clase está
formando parte de un sistema o estructura.
C

B
A Vertebrados

Mamíferos
Cuadrúpedos

La lógica es la ciencia que estudia la estructura interna del pensamiento. A la psicología no


le interesa analizar dicha estructura, sino el proceso por el cual se ha llegado a este resultado.
El niño logra las operaciones intelectuales a partir de las acciones materiales sobre las cosas.
Hay entonces dos maneras de acción sobre la realidad:

Acción exterior Acción interior


(tactos materiales) (operación intelectual)

Al comienzo el niño agrupará objetos materiales y a través de esta acción exterior llegará a
la acción del pensamiento. Así como en la etapa anterior el lenguaje interiorizado sirve de soporte al
pensamiento, ahora la acción exterior se interioriza, es decir, se transforma en acción interior u
operación.
El pensamiento es la acción interiorizada. Pensamos por medio de imágenes, de signos, de
palabras, pero el pensamiento no se confunde con ellos. No es un conjunto de imágenes estática, sin
vida. Muy por el contrario, el pensamiento es acción y se llega a él por la interiorización de las
acciones externas. Primero el niño agrupa efectivamente cosas, luego las agrupará mentalmente.
En este proceso de agrupar y clasificar, el niño de este estadio interiorizará la noción de
“número”. De agrupar “dos cosas” interioriza la idea de “2”. Esta nueva adquisición le abre la
posibilidad de operar con nuevos signos mentales, además del lenguaje interior.
Pero las operaciones que realice estarán referidas siempre a objetos, seres o situaciones
concretas. Paulatinamente irá ingresando, al final de este estadio, al pensamiento a través de
operaciones abstractas que se desarrollará en el siguiente, en un proceso de constante equilibración
del pensamiento.

Sexto estadio: de las operaciones mentales abstractas (12 años en adelante)


Estas operaciones se desarrollan a partir de los 12 años aproximadamente y durante toda la
adolescencia.
Se trata no sólo de aplicar la clasificación a los objetos, o dicho de otro modo, actura con el
pensamiento sobre dichos objetos concretos, sino de reflexionar independientemente de ellos
reemplazándolos por proposiciones. La proposición es la expresión lógica de un juicio sobre dos o
más conceptos.
Se sustituyen los objetos por proposiciones o hipótesis. La hipótesis es la proposición a la
que se le atribuye probabilidad de certeza.
El adolescente se dirige, a diferencia del niño, hacia la reflexión libre, sin necesidad de
apoyarse en el objeto real. Construye sistemas y teorías que pretenden ser una interpretación de la
realidad. Algunos practican la filosofía, otros la poesía, etc. Incluso no tienen gran tendencia a
contar sus teorías, sino a reflexionar íntimamente sobre ellas.
Las operaciones abstractas aportan una posibilidad totalmente nueva que consiste en liberar
o desligar al pensamiento de lo concreto, para permitirle edificar a voluntad sistemas y teorías.
Las operaciones abstractas dan mayor movilidad al pensamiento al superar las limitaciones
de los estadios anteriores. Pero estos últimos fueron necesarios para poder llegar a este grado de
evolución del pensamiento. La mayor movilidad le da al pensamiento mayor equilibrio, más
amplitud y flexibilidad en la solución de los problemas que se plantean al hombre en relación con el
mundo.

Fuente: Davini,Salluzzi y Rossi, 1994, Psicología General, Editorial Kapelusz, Buenos


Aires.
Trancripción: Juan Martín Reynoso

Você também pode gostar