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PRESENT ACIÓN A LA PRIMERA EDICIÓN
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NOT A A LA T ERCERA EDICIÓN
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PRÓLOGO A LA TERCERA EDICIÓN DE
«REFORMISMO ANTESALA DEL
FASCISMO»2013, CON MOTIVO DE LOS 40
AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO FASCISTA EN
SEPTIEMBRE DE 1973
Camarada Alejandro,
Miembro del Comité Central del
Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria), P.C (A.P)
* * *
9
LOS TRAGICOS ACONTECIMIENTOS DE CHILE,
ENSEÑANZA PARA LOS REVOLUCIONARIOS DE
TODO EL MUNDO 1
Camarada Enver Hoxha.
Primer Secretario del
Partido del Trabajo de Albania y dirigente de la antigua
República Popular Socialista de Albania.
1
Este artículo fue publicado en «Zeri i popullit», 2 de octubre de 1973. Extraído de «Obras
Escogidas Tomo IV». Casa editora 8 Nentori, Tirana, Albania, 1979. Páginas: 890 a 606.
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Se trata de enfocar y de apreciar a la luz de los acontecimientos chilenos los
puntos de vista correctos y los erróneos en la cuestión de la teoría y de la
práctica de la revolución, de verificar cuáles son tesis revolucionarias y cuáles
oportunistas, de establecer cuáles son las posiciones y actuaciones que
contribuyen a la revolución y cuáles a la contrarrevolución.
Hay que decir en primer lugar que el período en que el gobierno de
Allende permaneció en el poder no es un período que pueda ser fácilmente
borrado de la vida del pueblo chileno, así como de todas las reivindicaciones
y los anhelos de las amplias masas populares, el gobierno de la Unidad
Popular emprendió una serie de medidas y puso en práctica una serie de
reformas, encaminadas a la consolidación de la libertad y de la independencia
del país, al desarrollo independiente de su economía.
El gobierno de Allende golpeó duramente tanto a la oligarquía nacional
como a los monopolios norteamericanos que tenían en sus manos todas las
llaves y hacían la ley en el país. El inspirador de esta línea progresista y
antiimperialista fue el presidente Salvador Allende, una de las figuras más
nobles que América Latina ha dado al mundo, eminente patriota y combatiente
demócrata. Bajo su dirección el pueblo chileno luchó por la realización de la
reforma agraria, luchó por la nacionalización de las compañías extranjeras,
luchó por la democratización de la vida del país y por arrancar a Chile de la
influencia norteamericana. Allende apoyó enérgicamente los movimientos
anti-imperialistas de liberación en América Latina y convirtió su país en refugio
para todos los combatientes por la libertad perseguidos por los reaccionarios
y las juntas militares de América del Sur. Respaldó sin reservas los
movimientos de liberación y anti-imperialistas de los pueblos y se solidarizó
consecuentemente con la lucha que libran los pueblos vietnamita, camboyano,
palestino y otros.
¿Podían los latifundistas chilenos perdonar a Allende esta línea y esta
actividad, viendo que su tierra era distribuida a los campesinos pobres?
¿Podían soportarle los fabricantes de Santiago que habían sido expulsados
de las fábricas al ser nacionalizadas? ¿O bien las compañías norteamericanas,
que perdieron su poderío? Era seguro, que estos se confabularían un día para
derrocarlo y restablecer sus privilegios perdidos. Pero aquí se plantea una
pregunta lógica: ¿Sentía Allende la atmósfera que le rodeaba, se daba cuenta
de los complots que se tramaban contra su gobierno? Por supuesto que sí. La
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reacción actuaba abiertamente. Asesinaba a ministros, a funcionarios de los
partidos gubernamentales y a simples empleados. A instigación de la reacción
y bajo su dirección fueron organizadas las huelgas contrarrevolucionarias de
los transportistas, de los comerciantes, los médicos y otras capas pequeño-
burguesas. La reacción finalmente, incluso probó su fuerza con un golpe de
Estado militar llevado a cabo en junio, pero que no alcanzó su objetivo. Fueron
descubiertos algunos planes de la C.I.A. para derrocar el gobierno legítimo.
Estas embestidas de la reacción interna y externa debían haber sido
suficientes para hacer sonar la alarma y para meditar bien las cosas. Deberían
haber sido suficientes para poner en práctica la gran ley de toda revolución,
es decir oponer a la violencia contrarrevolucionaria la violencia revolucionaria.
Pero el presidente Allende no hizo nada, ni siquiera se movió. Desde luego,
él no puede ser acusado de carencia de ideales. Amaba con toda su alma la
causa por la que luchaba y estaba firmemente convencido de su justeza. No
le faltaba valor personal y estaba resuelto a llegar, como efectivamente llegó,
incluso, hasta el sacrificio supremo. Pero su tragedia radica en que confiaba
en el recurso a la razón para convencer a las fuerzas reaccionarias de que
renunciaran a su actividad y cedieran por las buenas sus antiguas posiciones
y privilegios.
En Chile se pensaba que las más o menos viejas tradiciones
democráticas, el parlamento, la actividad legal de los partidos políticos, la
existencia de una prensa libre, etc. representaban un obstáculo insuperable
para cualquier fuerza reaccionaria que intentara adueñarse del poder por
medio de la violencia. Pero la realidad confirmó lo contrario. El golpe de
Estado de las fuerzas de derecha probó que la burguesía tolera algunas
libertades en tanto que no resulten lesionados sus intereses esenciales, y que
cuando ve éstos amenazados, entonces no tiene en cuenta ética alguna.
Las fuerzas revolucionarias y progresistas de Chile han sufrido ahora
una derrota, que, aunque bastante grave, es también pasajera. Se puede
derrocar un gobierno constitucional, se puede asesinar a miles de personas y
crear decenas de campos de concentración. Pero el ansia de libertad, el
espíritu rebelde de un pueblo no pueden ser asesinados ni encarcelados. El
pueblo resiste y eso demuestra que las masas trabajadoras no se conforman
con la derrota, que están resueltas a extraer enseñanzas de ella y a continuar
avanzando por el camino revolucionario. La lucha de liberación contra la
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reacción y el imperialismo tiene sus zigzags y sus altibajos. No cabe duda de
que el pueblo chileno, que tantas pruebas de elevado patriotismo ha dado,
que ha manifestado tanto amor a la libertad y a la justicia, que tanto odia al
imperialismo y la reacción, sabrá movilizar sus fuerzas, luchar medida por
medida contra sus enemigos y garantizar la victoria definitiva.
Pero aquello que para los chilenos es una grave desgracia, aunque
pasajera, para los revisionistas modernos representa un fracaso en todos los
aspectos, una nueva bancarrota de sus teorías oportunistas. Comenzando por
los revisionistas de Moscú y hasta los revisionistas italianos, franceses y otros,
la «experiencia chilena» era presentada como el ejemplo concreto que
confirmaba sus —nuevas teorías— sobre el «camino pacífico de la
revolución», el tránsito al socialismo bajo la dirección de numerosos partidos,
acerca del atemperamiento del imperialismo, de la extinción de la lucha de
clases en las condiciones de la coexistencia pacífica, etc. La prensa
revisionista especulaba sobremanera con el «camino chileno», para sostener
las tesis oportunistas del XX Congreso del P.C.U.S. y los programas
reformistas y utópicos de tipo togliattista.
Los revisionistas esperaban de la «experiencia chilena» no sólo una
confirmación de sus «teorías» sobre el «camino parlamentario», sino también
el modelo «clásico» de construcción del socialismo bajo la dirección de una
coalición de partidos marxistas y burgueses. Esperaban que se confirmara la
posibilidad de marchar al socialismo por medio de las elecciones
parlamentarias y sin revolución, de construir el socialismo no sólo sin la
destrucción del viejo aparato estatal de la burguesía, sino incluso con su
ayuda, no sólo sin la instauración del poder revolucionario popular, sino
incluso negando éste.
Las teorías de la «coexistencia pacífica» y del «tránsito pacífico
parlamentario» preconizadas en primer lugar por los revisionistas soviéticos,
por los revisionistas italianos, franceses y sus secuaces son en considerable
medida responsables de la difusión de ilusiones pacifistas y de posiciones
oportunistas frente a la burguesía y del alejamiento de la lucha revolucionaria.
En todos los documentos programáticos de los partidos revisionistas de
Occidente, publicados tras el XX Congreso del P.C.U.S., se ha absolutizado
el «camino parlamentario» de transición del capitalismo al socialismo,
mientras que el camino no pacífico ha sido excluido definitivamente. En la
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práctica esto se ha traducido en la renuncia definitiva de estos partidos a la
lucha revolucionaria y en la sola reivindicación de reformas ordinarias de
carácter puramente económico o administrativo. Se han transformado en
partidos de la oposición burguesa y han presentado su candidatura para
hacerse cargo de la administración de los bienes de la burguesía, tal como
hasta el presente vienen haciendo los viejos partidos socialdemócratas.
El Partido Comunista de Chile, una de las principales fuerzas del
gobierno de Allende, era fervoroso partidario de las tesis jruschovistas sobre
la «transición pacífica» tanto en la teoría como en la práctica. Acatando el
bastón de mando de Moscú, este partido pretendía que la burguesía del país,
así como el imperialismo, se han ablandado, se han hecho tolerantes,
razonables, que en las supuestamente nuevas condiciones de clase creadas
por el actual desarrollo mundial, ya no están en condiciones de recurrir a la
contrarrevolución.
Pero semejantes teorías, u otras similares, producen, como demostró
una vez más el presente caso de Chile, la indecisión y desorientación de las
masas trabajadoras, el decaimiento de su espíritu revolucionario, su
desmovilización frente a las amenazas de la burguesía; producen la
paralización de su capacidad y sus posibilidades de acción revolucionaria
decisiva contra los planes y la actividad contrarrevolucionarios de la burguesía.
Los revisionistas, como previeron los auténticos partidos marxistas-
leninistas y como confirmó el tiempo, estaban contra la revolución y aspiraban
a transformar la Unión Soviética, como de hecho la transformaron, en un país
capitalista2, de una base de la revolución en una base de la contrarrevolución.
Han trabajado durante largo tiempo para sembrar confusión en las filas de los
revolucionarios y para minar la revolución. Por todas partes y en todo
momento han actuado como apagafuegos de las batallas revolucionarias y de
los estallidos de las luchas de liberación nacional. Pese a que por demagogia
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No creemos que las formas de producción en la URSS durante el período del revisionismo, sean
las clásicas del capitalismo abierto, más bien tomó formas de un capitalismo monopólico de
Estado, donde las empresas dejaron de planificarse a nivel central y se les dio el vuelco a regirse
por la demanda productiva, es decir, que el requerimiento de bienes, que las hacia ser más o
menos eficientes al mercado interno del país. Esto si bien, es una característica del capitalismo
(en forma), por su calidad de ser empresas públicas, no demuestran un método productivo
orientado al libre mercado del capital. —Nota de la Secretaria de Formación Ideológica, PC(AP).
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se pronuncian a favor de la revolución, con sus puntos de vista y su actividad
se esfuerzan por asfixiarla en embrión o por sabotearla cuando ya ha estallado.
El abandono del marxismo-leninismo, la renuncia a los intereses de clase
del proletariado y la traición a la causa de la liberación nacional de los pueblos
condujeron a los revisionistas a la completa negación de la revolución. La
teoría y la práctica de la revolución quedaron reducidas para ellos a unas
cuantas reivindicaciones reformistas, posibles de aplicar en el marco del
régimen capitalista y sin dañar sus bases. Los revisionistas pretenden
demostrar que hoy ha desaparecido la línea de demarcación entre la
revolución y las reformas, que en las actuales condiciones del desarrollo
mundial ya no son necesarias las transformaciones revolucionarias, ya que,
según ellos, la actual revolución técnico-científica estaría eliminando las
contradicciones sociales de clase de la sociedad burguesa y representaría un
medio de integración del capitalismo en el socialismo y de creación de una
«nueva sociedad», en la que se alcanzará el bienestar general. Por tanto,
según esta pervertida lógica, ya no se puede hablar de explotadores y
explotados, es decir, se hace innecesaria la revolución social, así como la
destrucción de la máquina del Estado burgués y la instauración de la dictadura
del proletariado.
Tras la máscara del leninismo y de su desarrollo creador, los
revisionistas aspiran a dominar el mundo transformándose en social-
imperialistas.3 Comenzaron con la «coexistencia pacífica», con la «emulación
pacífica», con el «mundo sin armas y sin guerras», con el «camino
parlamentario» jruschovistas, etc., para terminar en una Unión Soviética
3
Nosotros, los comunistas, al ser fruto de toda la experiencia histórica, tanto de nuestros
aciertos y errores, hoy en día planteamos que fue error el haber tratado a la URSS como «Estado
Social-imperialista», error que cayeron los comunistas chinos, albaneses y muchos anti-
revisionistas a nivel mundial, que sacaron esto por conclusión, bajo la relación de que la URSS
era una superpotencia mundial con una dirección revisionista, que desde Jrushchov hasta la
disolución de este país tuvo atisbos de gran potencia con otros pueblos más pequeños. Y que,
sumando a ello, las directrices ideológicas del revisionismo fueron criminales en la aplicación
que los diversos partidos comunistas en el mundo hicieron, tal y como la falsa «Vía pacífica al
socialismo» demostró ser. Declaramos que no es correcto afirmar que estaban al mismo nivel
que el imperialismo estadounidense. El revisionismo, objetivamente ayudó a muchos procesos
de Liberación Nacional, así también defendiendo sus intereses geoestratégicos, pero que no
tenían por objetivo la subyugación y explotación que bajo el imperialismo se somete a millones
de personas. —Nota de la Secretaria de Formación Ideológica, PC(AP)-.
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donde ha sido restaurado el capitalismo y el socialismo ha degenerado en
social-imperialismo.
Así pues, estaban contra la revolución y la lucha de los pueblos por la
liberación, contra los partidos comunistas que se mantuvieron fieles al
marxismo-leninismo y lo defendían. Para alcanzar sus objetivos,
especialmente la extinción de las luchas deliberación y de los movimientos
revolucionarios, los revisionistas cimentaron su «teoría» en el «camino
pacífico». Revisando el marxismo en una cuestión fundamental, como es la
teoría sobre la revolución, y haciendo propaganda de sus tesis oportunistas,
pretendían convencer a los obreros de que renunciaran a la lucha
revolucionaria de clase, se sometieran a la burguesía y aceptasen la
esclavitud capitalista.
Por otro lado, la «coexistencia pacífica» que los dirigentes soviéticos
proclamaron como línea fundamental de su política exterior y que pretendieron
imponer a todo el movimiento comunista y de liberación nacional mundial,
representaba todo un plan estratégico para llegar a un amplio acuerdo con el
imperialismo, con el fin de sofocar los movimientos revolucionarios y las
luchas de liberación, intentando así conservar y ampliar las zonas de
influencia. Esta suerte de «coexistencia», que era también de la completa
conveniencia del imperialismo y la burguesía, los revisionistas querían
utilizarla, como efectivamente hicieron, como una gran diversión destinada a
desarmar a las masas ideológica y políticamente, a relajar su vigilancia
revolucionaria y a des movilizarlas, a dejarlas indefensas ante los futuros
ataques de los imperialistas y los social-imperialistas.
Los revisionistas soviéticos y los demás revisionistas que habían logrado
usurpar el poder, socavaron el partido, despojándolo de la teoría
revolucionaria, echaron por tierra y pisotearon todas las normas leninistas,
abrieron el camino al liberalismo y a la degeneración en el país. Difundiendo
sus tesis antimarxistas de que el «capitalismo se está integrando en el
socialismo», que «también los partidos no proletarios pueden ser portadores
de los ideales del socialismo y dirigentes de la lucha por el socialismo», que
«también marchan hacia el socialismo países donde la burguesía nacional
está en el poder», los revisionistas pretendían no sólo negar la teoría sobre el
partido de vanguardia de la clase obrera, sino también dejar a esta última sin
dirección ante los ataques organizados de la burguesía y la reacción.
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La historia ha demostrado y los acontecimientos de Chile —donde
todavía no se trataba de socialismo, sino de un régimen democrático—,
pusieron nuevamente de manifiesto que la instauración del socialismo a través
del camino parlamentario es completamente imposible. En primer lugar, debe
decirse que hasta hoy la burguesía nunca ha permitido que los comunistas
obtengan la mayoría en el parlamento y formen su propio gobierno. Incluso en
algún caso especial en que los comunistas y sus aliados han podido lograr un
equilibrio a su favor en el parlamento y participar en el gobierno, esto no ha
conducido a la transformación del carácter burgués ni del parlamento ni del
gobierno, y la actividad de aquéllos jamás ha llegado al punto de posibilitar la
destrucción de la vieja máquina estatal y la creación de otra nueva.
Mientras la burguesía tiene en sus manos el aparato burocrático-
administrativo, el obtener una «mayoría parlamentaria» que cambie los
destinos del país, es no sólo improbable, sino además imposible. Los
instrumentos fundamentales de la máquina estatal de la burguesía son el
poder político y económico y las fuerzas armadas.
Mientras estas fuerzas se mantengan intactas, es decir mientras no sean
suprimidas y creadas en su lugar otras nuevas, mientras se conserve el viejo
aparato de la policía, de los servicios secretos de información, etc., no hay
ninguna garantía de que un parlamento o un gobierno democrático puedan
tener larga vida. No sólo el caso de Chile, sino tantos y tantos otros, han
demostrado que son precisamente las fuerzas armadas comandadas por la
burguesía quiénes han llevado a cabo los golpes de Estado
contrarrevolucionarios.
Los revisionistas jruschovistas han tergiversado deliberadamente y han
creado una enorme confusión en tomo a las tesis tan claras y precisas de
Lenin sobre la participación de los comunistas en el parlamento burgués y
sobre la toma del poder de las manos de la burguesía. Es sabido que Lenin
no rechazaba la participación de los comunistas, en determinados casos, en
el parlamento burgués. Pero consideraba esta participación únicamente como
una tribuna para defender los intereses de la clase obrera, para
desenmascarar a la burguesía y su poder, para imponer a la burguesía la
adopción de alguna medida en favor de los trabajadores. Pero, al mismo
tiempo, Lenin advertía que, al luchar por la utilización del parlamento en
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interés de la clase obrera, hay que precaverse contra la creación de ilusiones
parlamentarias y contra la falsedad del parlamentarismo burgués.
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Los revisionistas soviéticos expulsaron de la Unión Soviética al corresponsal del órgano del
Partido Comunista de Indonesia (PCI) «Harjan Rakjat» y reservaron una buena acogida a la visita
de Adam Malik, en esa época ministro de Asuntos Exteriores del régimen fascista indonesio.
Continuaron asimismo abasteciendo a Indonesia con armas soviéticas. Nota de Enver Hoxha.
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Los acontecimientos de Chile evidenciaron una vez más toda la tragedia
que pesa sobre los pueblos de América Latina. Asimismo, pusieron de
manifiesto nuevamente las deficiencias, las faltas y las debilidades de la
revolución en este continente, así como los dificilísimos caminos, erizados de
obstáculos, por los que transcurre. Pero estos acontecimientos no constituyen
una lección sólo para los revolucionarios de América Latina. Deben extraer
lecciones de ellos todos los revolucionarios del mundo, todos los que luchan
por la liberación nacional y social, contra la intervención y la violencia
imperialista, por la democracia y el progreso de la humanidad. Aquí están
incluidos también los, revolucionarios de la Unión Soviética, quienes deben
levantarse contra los cabecillas revisionistas de su país y echar abajo, junto al
revisionismo, todas las teorías oportunistas y anti-leninistas. También los
revolucionarios de Italia, de Francia y de otros países capitalistas
desarrollados deben extraer enseñanzas de los acontecimientos de Chile,
deben combatir resueltamente al revisionismo y rechazar las teorías
reaccionarías de los «caminos pacíficos parlamentarios» que difunden los
togliattistas y los demás, revisionistas.
Estamos convencidos de que los acontecimientos de Chile, la embestida
fascista de la reacción contra las conquistas democráticas del pueblo chileno,
la brutal intervención del imperialismo yanqui y el respaldo que éste presta a
la junta militar, constituirán un acicate para que todos los pueblos del mundo
se mantengan vigilantes, rechacen decididamente las consignas
demagógicas de los imperialistas y revisionistas y de los oportunistas de todo
pelaje y movilicen todas sus fuerzas para defender audazmente la libertad y
la independencia nacional, la paz y la seguridad.
* * *
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REFORMISMO ANTESALA DEL FASCISMO.
ALGUNOS ELEMENTOS PARA DESENTRAÑAR
LA DERROTA DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1973
Y AVANZAR A LA VICTORIA 5
Camarada Eduardo Artés Brichetti
Primer Secretario del
Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria), P.C (A.P)
5
Publicado originalmente en la Primera Edición de 1998. En esta Tercera Edición se rescata el
nombre completo en el artículo, ya que en la Segunda Edición aparece sólo el subtítulo.
23
honor a ellos, por doloroso que resulte para algunos reconocer la verdad
comunista, es que no podemos dejar de entregar ampliamente nuestra opinión
Marxista-Leninista, sobre lo principal, es decir, sobre el factor interno (del
movimiento popular) que llevó a la clase obrera y al pueblo a la derrota, a la
masacre, a enfrentar desarmados en lo ideológico, político y en lo material a
los reaccionarios, rompiendo así con la actitud oportunista del revisionismo,
que para ocultar su responsabilidad criminal, se centra sólo en el factor
externo, en la conducta reaccionaria del imperialismo y del capitalismo criollo,
de la I.T.T6, en la «maldad y traición» de Pinochet, etc., como si hubiera sido
posible esperar que estos actuaran de forma distinta a su naturaleza
reaccionaria.
La confusión ideológica y política sobre la Unidad Popular (U.P.),
Salvador Allende y en torno a cada uno de quienes se reclamaban
«Vanguardia» o al menos de «Izquierda» en el período previo al golpe fascista,
no ha disminuido, por el contrario, va en aumento y a estas alturas poco
menos que de «Ultraizquierdista» es presentado quien sostiene la senda de
Allende y la U.P., e incluso en una dimensión diferente, algunos jóvenes que
recién se integran a la lucha social y a manera de buscar algo con que
desenmascarar tanta traición y oportunismo, tratan de ver en la actitud digna
y valiente de Salvador Allende, al tomar este en sus últimos momentos de vida
una metralleta en sus manos, a manera de resistir a las hordas fascistas que
atacaban la Moneda, una alternativa revolucionaria y levantan la consigna: «Él
no transó con un fusil combatió»; lo que importa aquí es que los jóvenes
expresan sus deseos de cambio revolucionario. La confusión está siendo
usada hábilmente por el oportunismo, para desviar la lucha e introducir al
Movimiento Obrero y Popular nuevamente en el camino de la derrota, de lo
cual se está encargando principalmente el revisionismo y su lectura
socialdemócrata.
Sin lugar a dudas, desde un punto de vista de las masas, de las
libertades democráticas burguesas y de los espacios obtenidos para expresar
el deseo de cambio revolucionario de la sociedad, no ha existido, fuera de la
experiencia de la U.P. en la historia de Chile y quizás de toda América Latina,
6
Compañía de telecomunicaciones norteamericana que operaba en Chile y era dueña de la
Compañía de Teléfonos de Chile (C.T.C). Durante los gobiernos de la Concertación, la C.T.C.
fue vendida a Telefónica España, actual Movistar — Nota de la Editorial a la Tercera Edición.
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periodo más propicio, y esto es algo que no sólo lo vivió el pueblo, sino que
también lo observaba y tomaba las medidas del caso, la reacción y el
imperialismo yanqui.
La efervescencia de las masas fue un ingrediente importante durante
todo el gobierno de Allende, estas se movilizaron no sólo contra el
imperialismo y la reacción, contra el sabotaje a la producción y el mercado
negro como lo presenta el revisionismo, sino que también por avanzar tras el
poder, todo a contra pelo de la política y acciones de la propia U.P. Prueba de
ello fue la superación de la Central Única de Trabajadores C.U.T., dirigida por
el P.«C» y el P.«S», superación que se concretizó en la construcción de los
Cordones Industriales, los cuales aun cuando presentaron alguna confusión
en sus objetivos y planteamientos debido a la negativa influencia de algunas
ideas oportunistas pequeño-burguesas; junto a los Comandos Comunales y
otras formas nuevas de organización Popular, tuvieron el gran mérito de
apuntar y plantear el problema principal de toda la lucha de clases, la
conquista del poder político. Esto último, fue justamente lo que precipitó el
golpe fascista; el imperialismo y la burguesía no podían permitir que los
trabajadores y demás masas populares, a través de las tomas de fundos e
industrias, de mantener la productividad, gestionar la distribución, etc.,
descubrieran en la práctica que los capitalistas sobran.
Como veremos más adelante, la Unidad Popular, U.P., fue el resultado
de un largo trabajo del reformismo y del revisionismo, el cual tuvo un fuerte
soporte internacional en la política revisionista instaurada en la ex-Unión
Soviética después de la muerte del camarada José Stalin y del triunfo del
golpe de Estado Jrushchovista en la ex-U.R.S.S. remarcando así el papel que
ha jugado y juega la experiencia U.P., en el debate ideológico y político
desarrollado y en desarrollo entre las posiciones marxista-leninistas y las
revisionistas a nivel nacional e internacional.
Es necesario tener presente, que la experiencia de la U.P., despertó en
su tiempo numerosas ilusiones en diversos países, particularmente en los del
llamado «Tercer Mundo», estos pueblos buscaban y aún buscan, superar la
asfixia imperialista, alcanzar el progreso y la justicia social. De cualquier forma,
la «U.P.» fue presentada por el revisionismo internacional, como la
confirmación de las tesis de «transición pacífica» o «vía pacífica al socialismo»,
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acuñadas en el congreso de la infamia, en el XX Congreso del P.C.U.S 7. en
oposición a la política marxista-leninista sobre la toma revolucionaria del poder
político sostenida en la época de Lenin y Stalin.
La «Vía Pacífica» del oportunismo fue, sobre todo en el período
Brezhneviano8, en el cual se agudiza la disputa de carácter interimperialista
entre los EE.UU y la dirección revisionista soviética, una consigna y práctica
permanente hacia las masas, para el movimiento obrero y popular, al cual
negaban la verdad revolucionaria de la inevitabilidad del enfrentamiento
armado, cuando la lucha de clases pasa a su nivel superior y se plantea la
definición del problema del poder. Sin embargo, y aquí queda establecida la
TRAICIÓN CONSCIENTE del revisionismo, tenían claro que necesitaban una
fuerza material (armada) para inhibir el «alzamiento reaccionario», de ello nos
habla su trabajo hacia a llamada «oficialidad patriota», a «mantener el carácter
constitucional de las FF.AA», a «integrar a nuestras FF.AA al cambio» y en la
popularización de las consignas desmovilizadoras y entreguistas de, «soldado
amigo el pueblo está contigo» y «las FF.AA son el pueblo con uniforme», o
como Luis Corvalán sostenía en Diciembre que «... se puede AFIRMAR que
el pueblo de Chile y las Fuerzas Armadas del país se lanzarán resueltamente
al combate en defensa de la soberanía de su patria».9
Consecuente con este pensamiento fue la aprobación por todo el
parlamento, con la excepción del senador Raúl Silva Ulloa, durante el
gobierno de Salvador Allende, de la «ley de control de armas», que entregó a
las FF.AA burguesas el poder de intervenir y allanar todo lugar en que se
sospechara que habían armas, lo que fue una gran ayuda para los fascistas,
en la preparación del golpe del 73; meses, días antes del mismo, las FF.AA
burguesas usando la ley votada favorablemente por toda la U.P. en unión con
la P.D.C. y los momios fascistas, entraban en industrias, amedrentaban a los
trabajadores y requisaban una u otra escopeta o revolver viejo, haciendo una
verdadera encuesta de la capacidad de respuesta de los trabajadores, de cara
a la masacre que preparaban.
7
Congreso efectuado en el año 1956 y estableció los lineamientos políticos de la Unión Soviética
alejándose del Marxismo-Leninismo, por ende del socialismo, convirtiendo al Estado en un
Capitalismo Burocrático de Estado.
8
Leonidas Brezhnev fue el secretario general del P.C.U.S. después de Nikita Jrushchov .
9
Revista Internacional, diciembre de 1970.
26
La política «militar» del revisionismo, además de entregar al pueblo
desarmado a sus enemigos, obtuvo algunos magros resultados y estos se
pueden resumir en el general Carlos Prat del ejército, el general Bachelet en
la aviación, en algunos oficiales de carabineros y en un puñado de integrantes
de la marina, los que incluso fueron detenidos y torturados por la armada días
antes del golpe mismo. Por último es pertinente señalar, que tras largos años
de echar la culpa a la «ultra izquierda» por el golpe, el revisionismo decide su
amorfa «política de rebelión popular», que nunca se planteó otro objetivo que
la «vuelta a la democracia» que existía antes del golpe, organizó «la lucha
armada» contra Pinochet, pero una vez más aparte de las masas, a nivel de
aparatos armados altamente especializados, a los cuales incluso niegan y
abandonan al momento de la transada con los otros sectores de la oposición
burguesa a Pinochet.
La U.P. fue el resumidero del pensamiento pequeño-burgués, no sólo del
revisionismo, con algunas frases pedidas de prestado al marxismo-leninismo,
en ella también estuvieron las expresiones de la social democracia
representada con grados más, grados menos de radicalismo, por el Partido
Socialista de Chile, en el cual militaba y era dirigente Salvador Allende y por
el Partido Radical, cuyos dirigentes en su gran mayoría, incluido Allende
reconocían militancia orgánica y filosófica en la masonería. Otro ingrediente
que dinamizó la total confusión ideológica y orgánica de la dirección de la U.P,
fue el pensamiento cristiano «progresista», representado por sectores
desgajados de la Democracia Cristiana, P.D.C., por el M.A.P.U. y la I.C 10, los
cuales por su origen, como por su pensamiento pequeño-burgués oscilaron
unas veces a la izquierda y otras a la derecha, de cualquier manera el peso
de los mismos dentro de la U.P., no fue nunca determinante, entre otras
razones porque ambas organizaciones se encontraban cruzadas por un
proceso de definiciones políticas, lo que las imposibilitó de marcar un perfil
diferente al eje P.«C» — P. «S».
A manera de una mejor comprensión, pensamos que es muy importante
reconocer el perfil ideológico y político de, al menos los integrantes principales
de la U.P.; es decir del P. «S» y del P. «C».
10
M.A.P.U.: Movimiento de Acción Popular Unitario.; I.C.: Izquierda Cristiana.
27
EL PARTIDO «SOCIALISTA» DE CHILE : P. « S»
11
Ricardo Lagos Escobar fue presidente de Chile entre los años 2000 y 2006. Su gobierno fue
totalmente anti-obrero y pro-neoliberalismo, a tal grado que reformó unos pocos pasajes de la
Constitución Fascista de Pinochet, le colocó su firma y la presentó como nueva constitución
política de Chile, todo en medio del maridaje de la Concertación con la Alianza, en una
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Del P. «S» son quienes se han hecho cargo del trabajo sucio del Estado
reaccionario chileno, el «socialista» Marcelo Schilling, miembro del Comité
Central fue el fundador de la siniestra «Oficina de Informaciones» del gobierno
de la concertación cuyo objetivo no ha sido precisamente desarticular la
herencia fascista, sino que al contrario, infiltrar, provocar y destruir a las
organizaciones revolucionarias del pueblo e incluso en algunos casos,
asesinar a sus militantes. La Gendarmería de Chile encargada de mantener
encerrados y de aniquilar psíquica y físicamente, en las «cárceles de alta
seguridad» a docenas de luchadores sociales y atender en un «hotel de cinco
estrellas» a un par de simbólicos militares criminales fascistas, a estado y está
dirigida por altos dirigentes «socialistas».
El P.«S», nace en lo ideológico, político y orgánico como una expresión
claramente socialdemócrata, oportunista y anti-comunista, característica que
nunca logró superar. Las posiciones izquierdistas que ha asumido alguna vez,
se han debido a su no inclusión en el gobierno burgués de turno o a tácticas
tendientes a resolver sus problemas de hegemonía en relación a otras
expresiones políticas burguesas como es el revisionismo, por ejemplo. Una
característica que ha acompañado al Partido «Socialista» de Chile, es el ser
un refugio de las diversas posiciones y personajes oportunistas
autoreclamados de «izquierda», que han atacado o atacan al Marxismo-
Leninismo, allí han reconocido «cuartel» o mejor dicho cloaca los trotskistas12,
los titoístas y su engendro anticomunista autogestionario; el guerrillerismo
falso y de café, y en estos años de la Concertación, gran número de ex M.I.R.,
ex F.P.M.R., ex P.C., etc. los que cansados de luchar, se han unido al
militarismo fascista en la administración del Estado burgués, usufructuando
13
Luís Corvalán, «A combatir a pleno sol», intervención en el Pleno del Comité Central del Partido
Comunista, octubre de 1966.
14
Periódico «El Siglo», N°890. Agosto, 1998.
30
El sustento principal del llamado «camino chileno al socialismo» se
desarrolló a contra pelo de toda la experiencia histórica de la clase obrera y
de su pensamiento revolucionario, el marxismo-leninismo. Las ideas de Marx,
Engels, Lenin y Stalin sobre la lucha revolucionaria, el poder, el Estado, el
factor dirigente de la clase obrera, el carácter proletario del partido etc. jamás
estuvieron presentes, es por ello que la tragedia y fracaso de la «U.P.» que
por cierto ha pagado la clase obrera y el pueblo, al igual que en la ex-U.R.S.S.
revisionista y en los países del Este Europeo, son la tragedia y fracaso de la
socialdemocracia, del revisionismo y no del marxismo-leninismo. En todo caso,
cuando Gladys Marín Secretaria General del P.C revisionista15 y candidata
eterna hoy a la presidencia de la República, habla de retomar la senda de la
U.P. y de Allende. Quiere decir que ya no anuncia una tragedia, sino apenas
una comedia.
Fueron muchos años en que la dirección revisionista del P. «C» idealizó
las posibilidades del trabajo parlamentario, de asumir el «cretinismo
parlamentario» del que tanto habló Lenin previniendo a los comunistas. Han
sido muchos los años en que se ha camuflado la dictadura de clases de la
burguesía con la máscara de la sacrosanta «democracia» burguesa, en que
se especuló sobre la «gran tradición de respeto a las leyes y por la
democracia», que supuestamente manifestaban las FF.AA burguesas y
demás instituciones del Estado. Toda la argumentación del revisionismo se
basó y se basa en el subjetivismo idealista, en el oportunismo, pero nunca
desde el marxismo-leninismo. A manera de inicio, de muestrario, veremos
algunas de sus manifestaciones históricas.
Usando la todavía socorrida consigna de «con todos los partidos y
sectores sin exclusiones» el P.C revisionista a mediados de los 40 del siglo
pasado, busca y logra por un corto período ingresar al gobierno de Gabriel
González Videla, quién electo con los votos del P.C, expulsa a estos del
gobierno y los coloca fuera de la ley, todo lo cual, sin embargo, no fue
problema para que la dirección oportunista del P.«C» en un primer momento
15
Antes de la muerte de Gladys Marín, su partido le inventó el cargo de Presidenta del Partido,
rompiendo una larga tradición materialista dialéctica del comunismo, donde no existe un
presidente sino un secretariado político y dentro de él, el primer secretario, o en el caso del
revisionismo secretario general. Esto es parte del principio básico del Centralismo Democrático.
— Nota de la editorial a la Tercera Edición.
31
desconociera la naturaleza de lo acontecido, ofreciera incluso «su apoyo
constructivo al gobierno».
Desde el exterior, el P.«C» chileno «sufre» o «goza» la negativa
influencia del Browderismo. Earl Browser por esos tiempos era el Secretario
General del P.C de los EE.UU y sostenía la tendencia oportunista de
conciliación de clases, de reducir el papel del Partido a una suerte de
agrupación de tipo cultural, lo cual se unió a una fuerte inclinación que marcó
negativamente la dirección del P.C de Chile, que sostenía la necesidad de
llevar a los Frentes Únicos Antifascistas —necesarios para enfrentar el
fascismo a escala mundial— a una actuación exclusivamente legalista y
pacifista, subordinando en los hechos al proletariado a otras fuerzas, a la
llamada «burguesía progresista», renunciando al necesario e irremplazable
papel dirigente del proletariado en el mismo. La influencia «extranjera» fue
vitamina que fortaleció al pacifismo oportunista que ya había reconocido
ciudadanía en la dirección del P.C.
La influencia de la Unión Soviética de los tiempos del camarada J. Stalin,
de su política internacionalista proletaria y la aplicación de la ley anti-
comunista de Videla, conocida como «Ley de Defensa de la Democracia» o
«Ley Maldita» por el pueblo, llevó a que una parte de la dirección del P.C
asumiera una actitud más radicalizada, resumida en el «Programa de
Salvación Nacional», pero pronto, la misma es derrotada y sus sostenedores
expulsados; el P.«C» asume una nueva línea de conciliación de clases,
levantando un documento oportunista denominado «Plan de Emergencia», en
total oposición al programa anterior.
La dirección revisionista del P.C, dio a Ibáñez un fuerte apoyo cuando
entregó su propuesta de «contribuir» decididamente a que el gobierno del
señor Ibáñez pueda realizar su obra en «beneficio del país» y a la que luego
agregará reafirmando su carácter de apaga fuego de la lucha de clase
planteando que: «. . . nuestra norma invariable es tratar que los conflictos del
trabajo se solucionen armónicamente, utilizando todos los recursos. Y sólo
somos partidarios de recurrir a la huelga, que es un derecho reconocido por
el Código del Trabajo, cuando fallen tales procedimientos»16.
16
Documento de la dirección central del Partido Comunista a un año del gobierno de Ibañez.
32
La línea oportunista de la dirección del P.C revisionista, tuvo en la
dirección revisionista de Nikita Jrushchov su soporte, a la que la siguió
ciegamente; la verdad que a pesar de la majadera tendencia de los cabecillas
revisionistas de querer presentarse como independientes y «originales», es
bueno recordar a Volodia Teitelboim. Al señor «T», quién eufórico y tratando
de ser más papista que el Papa, decía a quién quería escucharlo, la prensa
burguesa, que el P.C era perestroiko antes que Gorbachov lanzara su
Perestroika17, con la cual no fue la vuelta al leninismo, como desde trotskistas
a revisionistas sostenían.
La actitud retorcida del P. «C» hoy se está centrando en usar la
«experiencia U.P», para atacar y difamar al socialismo proletario construido
en los tiempos de Lenin y Stalin, en los tiempos de la dictadura del proletariado.
Dejemos que Jorge Insunza vierta toda su nauseabunda hiel contra el
socialismo:
La memoria no es tan mala y es verdad que la U.P. no tuvo nada que ver
con el socialismo proletario que tanto incomoda a los oportunistas. Pero señor
Insunza, le queremos recordar que por los años del revisionismo jrushchovista
la dirección de su partido estornudaba en Chile cuando «el hermano mayor»
se resfriaba en Moscú.
El seguidismo del revisionismo criollo en relación al soviético, tuvo
expresión máxima y grotesca en la cita apresurada al X Congreso del P.C de
Chile, apenas dos meses después del XX Congreso del P.C.U.S, en él
«descubren» la «vía pacífica al poder». En el número 35 de la revista
17
Perestroika: Fue el proceso que se dio en la Unión Soviética revisionista de Gorbachov, bajo la
consigna de la transparencia (Glasnot) tendiente a abrir las puertas y sinceramiento del Estado
Capitalista que ya dominaba allí, engañando e impidiendo la resistencia popular tras plantear
que era la vuelta al leninismo.
18
Periódico «El Siglo», N° 890, agosto de 1998.
33
«Principios», exponían refiriéndose a la «vía pacífica» que: «. . . esta cuestión
ha sido planteada desde la alta tribuna del XX Congreso del P.C.U.S.» 19 ,
después de esto, resultan hilarantes los malabáricos esfuerzos por presentar
con originalidad y «elaboración propia». Corvalán hace su «aporte» al
«desarrollo creador» del marxismo como Jrushchov presentaba su veneno
burgués diciendo que «. . . en verdad ya había (la vía pacífica) sido planteada
por la vida. En numerosos países se habían producido cambios
revolucionarios por nuevos caminos que no son precisamente el de la
insurrección. En Chile mismo se había demostrado la posibilidad de utilizar la
vía parlamentaria para el ascenso al poder de las fuerzas populares. Pero esta
cuestión no estaba suficientemente esclarecida para nosotros» 20.
Y para que nadie dude de los aportes que tanto han enorgullecido al
revisionismo y que tanto daño han hecho a la lucha obrera y popular, Corvalán
nos recuerda que «señalamos la necesidad de hacer en él (programa del P.C)
un planteamiento más completo y más rico en lo tocante a la vía pacífica.
Dijimos que se debe dejar claramente establecido que dicha vía sólo excluye
la guerra civil o la insurrección armada».21
Todo el período anterior al golpe militar fascista del 73, desde Ibáñez
hasta Salvador Allende, pasando por Alessandri y Frei Montalva y su
«revolución en libertad» que caminó con las directrices y requerimientos de la
Alianza para el Progreso, fue para el revisionismo criollo, el período de dar
certificado de buena conducta a la burguesía y al imperialismo. En la 240
sesión plenaria del C.C realizada en 1957, la dirección revisionista del P.«C»
deja muy en claro sus objetivos políticos contrarrevolucionarios:
19
«Principios», Revista Teórica del Partido Comunista, N° 35, Pág. 2, julio-agosto de 1956.
20
«Principios», Revista Teórica del Partido Comunista, N° 35, Pág. 2, julio-agosto de 1956.
21
Luis Corvalán, «Nuestra Vía Revolucionaria», 1964.
34
terreno, pensamos que ello debe hacerse también con el acuerdo de la
mayoría de los chilenos, por la vía pacífica y garantizando el bienestar y
los derechos de los capitalistas, esto es indemnizándolos
debidamente».22
«El caso chileno viene a demostrar que los caminos y métodos del proceso
revolucionario tienen en cada país sus propias particularidades, y prueba
que no es precisamente descabellada la tesis que proclamó el XX Congreso
del P.C.U.S»23
22
Sesión del Comité Central del Partido Comunista de Chile, 1957. La negrita es nuestra. — Nota
de la Editorial.
23
«Revista Internacional». Diciembre de 1970.
35
Dos años y medio después que Corvalán a la cabeza de los Volodia,
Millas, Marín, etc. 24 se regocijaran por el supuesto «triunfo» de las tesis
jrushchovistas, en septiembre de 1973 quedó no sólo demostrado lo
descabellada de la tesis proclamada por el XX Congreso del partido
revisionista soviético, sino que al descubierto su carácter traidor y criminal; la
verdad es que el descaro de Corvalán no tiene límites. Pocos años antes de
la elección de Allende, en Indonesia, una vez más había sido demostrado lo
descabellado de la «vía pacífica»: allí fueron asesinados más de 500.000,
comunistas y patriotas por el golpe de estado fascista que diera el ejército
burgués del general Haji Mohammad Suharto contra el Presidente
«constitucional» y padre de la patria, Sukarno.
24
Miembros del Comité Central del Partido Comunista de Chile.
25
M.I.R: Movimiento de Izquierda Revolucionaria; P.C.R: Partido Comunista Revolucionario. Este
último de orientación maoísta.
36
curiosamente, fueron los más abnegados defensores del gobierno de la U.P,
generado por el llamado camino pacífico al socialismo, que ellos
anteriormente combatían. A la larga quedó demostrado, que su rompimiento
con el revisionismo nunca superó la contradicción táctica, la supuesta
contradicción de simples vías, es decir, vía armada versus «vía pacífica», con
el «triunfo» electoral de la U.P., la contradicción que motivaba división para
ellos dejo de existir, no alcanzaron a comprender que el triunfo electoral de la
U.P iba a comprobar la inexistencia de la «vía pacífica». Los que no ingresaron
a la U.P. mantuvieron una cierta coordinación y mayoritariamente murieron
enfrentando el golpe fascista. En lo tocante al Partido Comunista
Revolucionario se debe reconocer que el proceso de cooptación y destrucción
que desató el «triunfo» electoral de la U.P. y su «vía pacífica» también lo
golpea fuertemente y lo sume en un profundo quiebre interno, quedando con
poca influencia en las masas populares y prácticamente fuera de la gran
efervescencia y confrontaciones de clases existentes, justo en un momento
en que se combinaban dos elementos altamente explosivos, como fueron la
insatisfacción general de los trabajadores y del pueblo frente a las
vacilaciones, paralices y legalismo de la dirección de la U.P y el abierto
sabotaje de los reaccionarios y fascistas al amparo y orden del imperialismo
yanqui.
A manera de hacer política y de salvavidas, el Partido Comunista
Revolucionario, realizó un trasplante mecánico de la posición internacional
que mantenía el P.C. de China, lo que aunque le indujo a serios errores en la
caracterización del enemigo imperialista principal de la Revolución Chilena,
se atacaba por igual e incluso a veces con más fuerza al social imperialismo
ruso que al imperialismo yanqui, desconociendo que si bien es cierto que
ambos imperialismos eran igualmente peligrosos para los pueblos en general,
en Chile el dominante era el imperialismo yanqui. Como sea, un mérito
importante del P.C.R. fue el mantener vivo el debate antiimperialista y el no
dejar de señalar, aunque casi exclusivamente en el plano propagandístico, lo
inevitable del enfrentamiento que la realidad social anunciaba. A fines del 79
y después de haber impulsado y participado en la resistencia a la dictadura
militar fascista, las dos fracciones en que estaba dividido el P.C.R. dejan de
existir como partido y algunos de sus militantes de base, de los que se
37
quedaron en Chile, continuaron la lucha por la Revolución Popular y el
Socialismo.
Una organización que se destacó por aglutinar a importantes sectores
disconformes con el reformismo burgués de la dirección U.P., fue el
Movimiento de Izquierda Revolucionaria, M.I.R., movimiento que conformado
principalmente por estudiantes radicalizados fuertemente influidos por la
experiencia cubana y por la figura del guerrillero Ernesto «Che» Guevara,
levantaban consignas que reclamaban la lucha armada de acuerdo a la teoría
del «foco guerrillero», de «irse a las montañas». El M.I.R. de esos años
desarrolló diversas experiencias en frentes de masas específicas lo que llevó
a convertirse en la mayor dentro de las organizaciones de la «ultra izquierda»
como las denominaba el revisionismo de la U.P. En el plano político, el M.I.R.
desarrolla una suerte de apoyo crítico al gobierno de Salvador Allende y
asume algunas acciones donde era lo mismo o casi siempre lo era, la toma
de un pequeño previo agrícola o industria, que una grande y monopólico, todo
lo cual ayudó a aumentar la confusión existente, en la ubicación de los
enemigos principales y los secundarios de la revolución en Chile.
De la experiencia del M.I.R. antiguo se debe destacar a hombres que
como Miguel Enríquez que asumieron con valentía ejemplar su compromiso
con la lucha revolucionaria, los que por otro lado son hoy una bofetada en la
cara de aquellos que no sólo se retiraron hasta dejar hoy pequeños restos de
la organización M.I.R., sino que incluso renunciaron a toda idea revolucionaria
y se han transformado en recaderos de la explotación capitalista desde el P.
«S» o el P.P.D. e incluso desde la P.D.C.
La reacción de la lucha anti-reformista individual, al margen de las masas
alcanzó su expresión más nítida en la «Vanguardia Organizada del Pueblo»,
V.O.P., que frente a la persecución policial y como una manera de «despertar»
a las masas de la ilusión U.P, sus miembros transformados en «Bombas
Vivientes» se explotaron frente al cuartel general de la policía de
Investigaciones donde murieron todos, juntos a algunos policías 26.
Desde el trotskismo organizado, sólo y para amenizar este trabajo, es
bueno recordar las embestidas afiebradas de uno de sus destacados
26
El extremismo de la V.O.P. les llevó a la inmolación, sólo comparable con el fundamentalismo
musulmán y la E.T.A en España, en cuanto a las acciones que seguían.
38
exponentes, del mismo que hoy busca «salvar al marxismo con la ética
cristiana», es decir, de Luis Vitale 27 , quién no conforme con ser quién ha
reconocido militancia en mayor número de grupitos pequeño burgueses, se
las dio de historiador y las envistió contra Bernardo O’Higgins y demás
independentistas del tiempo de la colonia española, por no haber luchado por
la Revolución Socialista.
Otro hecho que si no fuera por la confusión y la búsqueda desesperada
de las masas de una salida Revolucionaria a la experiencia U.P., sólo serviría
para relajar los nervios, lo constituyó el Partido Obrero Revolucionario
Trotskista dividido en pequeños grupitos, el cual durante la U.P llamó en su
periódico a un Paro Nacional en apoyo a Allende; a los 15 días siguientes y
sin haberse realizado el primero a un Paro Continental y sin esperar algún
indicio siquiera de simpatía con su llamado, a los siguientes 15 días el llamado
fue a un «Paro Mundial» en apoyo a Allende y contra la envestida imperialista.
Como sea las diversas agrupaciones de izquierda, con excepción de los
trotskistas, quienes son primos hermanos del revisionismo en la traición,
buscaron una salida revolucionaria a la crisis del sistema democrático burgués
existente en Chile hasta el 11 de septiembre de 1973. Sus esfuerzos fueron
muchos y no están ellos ausentes de heroísmo. Nadie puede ver sus fracasos
en la falta de «voluntad» y espíritu de lucha, por el contrario de eso hubo
bastante, la explicación hay que buscarla en las ideas que guiaron su práctica,
en sus pensamientos eclécticos, alejados de la comprensión revolucionaria
proletaria de la ideología marxista leninista, de las enseñanzas de Marx,
Engels, Lenin y Stalin aplicadas a la realidad de Chile.
Una vez más al caro precio de sangre obrera y popular, de la vida de
combatientes honestos y luchadores, la lucha de clases nos recordó que la
clase obrera y los pueblos no tienen futuro, ni perspectivas de cambio social
verdadero, socialista, si no cuentan con un verdadero Partido Proletario,
templado en la lucha de clases y formado en la ideología comunista, en el
marxismo-leninismo.
27
Luis Vitale es un oportunista a todas luces. Estuvo en diversas organizaciones, fundó una
conocida como «Frente Revolucionario» (F.R), lo expulsaron del M.I.R. por trotskista, después
se autoproclamó frentista y hoy, para estar en buena onda con los anarquistas, se autodenomina
como marxista libre pensador.
39
Al cumplirse 25 años del golpe militar fascista 28 , la clase obrera y el
pueblo chileno no sólo tienen a su haber derrotas; sino que principalmente
atesoran valiosas enseñanzas aprendidas con sangre y con 18 años de
esfuerzos ideológicos, políticos y orgánicos por la construcción de un
auténtico Partido Marxista-Leninista que se ven coronados con éxito en lo que
es el Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria), P.C (A.P)29, el que sin
otro compromiso que no sea el que emana de la consecuencia revolucionaria,
del marxismo-leninismo, de los intereses Revolucionarios de la clase obrera y
de los pueblos de Chile, ha podido y puede entregar, a diferencias de cualquier
otra organización autoproclamada de izquierda o revolucionaria, los
elementos que permiten desnudar las verdaderas causas de los
acontecimientos pasados, enfrentar exitosamente el presente de lucha
revolucionaria y señalar la perspectiva de la misma.
Para terminar, permítanos presentar el siguiente trozo de las «Tesis
Programáticas del P.C (A.P.)», publicadas en junio de 1995:
«Las heroicas jornadas de lucha que nos han precedido debemos asumirlas
con un criterio abierto, científico, dejando de lado las conductas dogmáticas,
idealistas y prácticamente religiosas que las desnaturalizan y le quitan todo,
aspecto revolucionario, presentándola como hechos acabados, no sujetos
al análisis que pone de manifiesto los aciertos y errores, las enseñanzas
positivas y negativas que de ellas emanan. Quienes así aún hoy actúan,
esconden su incapacidad ideológica e intelectual, o aún peor, pretenden
que se persistan en los errores y que el pueblo sufra nuevas derrotas».
28
Para esta edición, se cumplen 40 años de aquel evento sangriento para los trabajadores y
pueblos de Chile. — Nota de la Editorial a la Tercera Edición.
29
Este año, durante el mes de noviembre, el Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria),
P.C(A.P), cumple 34 años. Al mismo tiempo en el mes de abril se realizó el IV Congreso del
Partido, el cual mostró una gran unidad ideológica y se fortaleció en cantidad y calidad. — Nota
de la editorial a la Tercera Edición.
40
histórica de Democracia Popular y Socialismo que reclaman la actual época
para nuestro país.
Partiendo del entendido que las condiciones objetivas (opresión y
explotación nacional y social) reclamantes del cambio revolucionario en un
país como el nuestro, siempre han estado presentes, es que es del todo
necesario profundizar sobre las políticas que estuvieron al mando en los
combates anteriores.
Sin duda la calidad del factor subjetivo, es siempre de primera
importancia, y de él depende fundamentalmente el triunfo o derrota. El fracaso
de los combates anteriores no son consecuencia de ausencia o debilidad del
factor objetivo, de fatalismo histórico, de traición de tal o cual, y menos aún de
ausencia de espíritu de entrega y generoso de nuestro pueblo, por el contrario,
este ha llenado miles de páginas que por su heroísmo nos conmueven hasta
la médula, humedeciendo nuestros ojos.
La resistencia y rechazo al imperialismo y a la reacción en el pasado,
particularmente en el período republicano, no ha contado con programas de
verdadera alternativa revolucionaria de clases, de destrucción del poder
burgués existente y de construcción del nuevo, del socialismo, más bien estos
han estado basados en las reformas progresivas, en «ampliar la democracia»
en pretender ir «tomando» paulatinamente el Estado Capitalista dependiente
del imperialismo, buscando la «transformación» de este hasta ponerlo al
«servicio» del pueblo y de los trabajadores. Consecuentemente con este
incorrecto basamento ideológico programático de los dirigentes anteriores del
Movimiento Popular, se desarrollaron formas de luchas que igualmente no
ponían en la perspectiva, para no decir en la orden del día, la toma del poder,
es decir, la revolución social. Un buen ejemplo en este aspecto lo tenemos en
el camino parlamentario, igual vía pacífica elegida por la Unidad Popular, con
toda la tragedia que esto significó para el Movimiento Obrero y Popular
Chileno, esto es observable incluso en la propia resistencia antifascista la cual,
aunque presentó combates abiertos y de masas, incluso armado, no dejaron
de estar bajo la bandera de recuperar la democracia burguesa existente hasta
el 11 de septiembre de 1973. En ella como dirección estuvo ausente la
Liberación Nacional y Social, la revolución Democrática Popular y Socialista.
El factor subjetivo, la dirección política y sus ideas, es pues el elemento
determinante del cual dependen las luchas obreras y populares. El derrumbe
41
de la ex-U.R.S.S. y de los países del Este Europeo, son la comprobación
Universal a nuestra afirmación, lo que allí sucedió no fue el fracaso del
Socialismo, menos aún de la ideología comunista, fue al revés consecuencia
del abandono y traición de éstas. Hoy, esto queda claro incluso para los
idealistas ultra ciegos, para los que no querían ver la realidad revisionista y
anticomunista de las direcciones de aquellos Partidos y ex-Estados.
La reacción nacional e internacional ha enturbiado las aguas durante un
corto periodo histórico, algunos autocalificados de izquierda y revolucionarios
han abandonado las trincheras de la lucha y se han pasado abiertamente a la
reacción, otros aún vacilan y oportunistamente tratan de servir a la reacción y
al imperialismo usando un lenguaje «progresista», socialdemócrata.
* * *
30
Tesis Programáticas del Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria), P.C (A.P). Santiago de
Chile, junio de 1995. En el IV Congreso del partido, en abril del 2013, las tesis programáticas
fueron actualizadas a las condiciones políticas, sociales y económicas del actual período, pero
conservan en su esencia la línea política, experiencia y síntesis del partido en estos 34 años de
existencia. — Nota de la editorial a la Tercera Edición.
42
EN TORNO AL 30 ANIVERSARIO DEL GOLPE DE
ESTADO FASCISTA EN CHILE Y EL
REVERDECER DE LAS ILUSIONES
REFORMISTAS EN LATINOAMÉRICA 31
Camarada Eduardo Artés Brichetti.
Primer Secretario del
Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria), P.C (A.P)
31
Artículo publicado en «Acción Proletaria» N° 193, Febrero — Marzo del 2003 e incluido en la
Segunda Edición de «Reformismo Antesala del Fascismo».
32
Construcción de importantes órganos de lucha por el poder, al margen de lo institucional e
incluso de lo tradicional a nivel de masas, nos referimos entre otros, a los Cordones Industriales
y los Comandos Comunales, la C.U.T. de ese entonces, fue ampliamente superada
33
Toma de fundos a puertas cerradas, de industrias, terrenos para vivienda, castigo a algunos
reaccionarios, etc.
43
pago a los latifundistas, a la oligarquía financiera e industrial, de reprimir a la
bestia parda, fascista, que se enseñoreaba golpeando y asesinando en los
campos y calles del país. Por otro lado, los señoritos del capital movían sus
gremios patronales34, en unión, o más justamente dicho, a las órdenes del
imperialismo, de sus dólares y sus agentes, no sólo buscaban frenar las
movilizaciones y exigencias revolucionarias de los trabajadores y pueblos;
además lograron que el gobierno de Salvador Allende aplicará leyes en
defensa de sus intereses de clase explotadora y pro-imperialista, leyes como
la de control de armas, votada favorablemente por casi todos los
parlamentarios de la época, por los momios y por los de la «U.P. », con un
sólo voto en contra, el del ex senador Raúl Silva Ulloa, quién pertenecía al
pequeño Partido Socialista Popular. La aplicación de esta ley permitió,
previamente al golpe, que las FF.AA burguesas hicieran un verdadero catastro,
de la capacidad de fuego que existía a nivel popular, realizando allanamiento
a muchas industrias y barrios populares en busca de armas 35, para sí poder
crear las condiciones de la toma violenta y dirección absoluta del Estado, cuyo
precio fue el asesinato, tortura, exilio y hambre, con el fin de ordenar la casa,
la sociedad capitalista de explotación del hombre por el hombre.
A treinta años de la tragedia que conmovió hasta lo más íntimo, no sólo
a Chile, sino que, a toda Latinoamérica, se observan una serie de procesos
electorales que, no obstante, están manifestando el rechazo masivo y
refrescante, popular y antiimperialista, al capitalismo en su versión neoliberal.
Países como Venezuela, Brasil y Ecuador, podrían convertirse en algo peor
que la tragedia, en la comedia. Los trabajadores y pueblos no podemos pasar
por alto las lecciones de la historia, no debemos dejar de tener presente que
no existe revolución, cambio social, sin toma del poder, sin revolución; que el
reformismo es la antesala del fascismo y no del Socialismo. La lejanía de los
trágicos acontecimientos de Chile de 1973, la instalación de los gobiernos de
Chávez, Lula y Lucio36 está dando, sea o no su objetivo, sustento al análisis
34
Grandes dueños de medios de transporte de carga y pasajeros, industriales, comerciantes,
latifundistas, etc
35
Entre otros «Lanera Austral», «Cobre Cerrillos»; «Inapis», «Lo Hermída», etc.
36
Instalaciones que desde un punto de vista marxista-leninista no pueden menos que contar con
el apoyo y simpatía de los comunistas, en tanto que se han dado bajo banderas de
independencia y dignidad nacional, de la antiglobalización, de solucionar las demandas
reivindicativas de mejoramiento de las condiciones de vida de las masas.
44
falso, revisionista, a los sueños que negando la necesidad de la revolución,
de la destrucción del poder burgués, de la toma del poder por el pueblo y de
la construcción del poder nuevo, Democrático y Popular, reverdecen las viejas
y nunca comprobadas, a no ser en su sentido negativo, de las tesis oportunista
y revisionistas que hablan de ir paulatinamente colocando al Estado
Capitalista al servicio de la «Independencia y Soberanía Nacional» y de la
«Justicia Social». En Chile, tanto la llamada «Revolución Democrática» 37 ,
como el supuesto «Poder Local» que hoy encuentra aliados en las
teorizaciones confucionistas sobre los llamados «nuevos movimientos»38 son
las expresiones más claras de los esfuerzos por oscurecer la visión de las
masas, por alejarla del camino verdadero y único de la superación social, de
la Revolución Nacional, Popular y Socialista.
A 30 años del golpe de Estado militar fascista en Chile, debemos tener
una lectura de clase de los intereses que representan los Chávez, Lula y Lucio,
debemos de observar y apoyar todo lo que signifique despejar el camino a la
clase obrera y a los pueblos en la lucha económica, reivindicativa inmediata y
sobre todo por el poder. El problema planteado es como esos gobiernos
cumplen con sus promesas y programas, de cómo sirven para una mayor y
superior organización de las fuerzas revolucionarias, particularmente de los
comunistas y no de como los trabajadores y pueblos esconden sus
reivindicaciones inmediatas y principalmente su proyecto de poder popular, en
bien de una pretendida estabilidad de gobiernos que en el mejor de los casos
sólo aspiran a «humanizar» la despiadada superexplotación capitalista de los
trabajadores y la opresión nacional de los pueblos y naciones.
* * *
37
Que en el mejor de los casos podría ser vista como ampliación de la democracia burguesa, lo
que por cierto en estos instantes es una bandera justa, pero en ningún caso como una
«revolución».
38
Como el «Zapatismo» en México, parte del «Movimiento de los Sin Tierra» del Brasil y de «Los
Piqueteros» en la Argentina pretenden hacer realidad las tesis del economista escocés auto
presentado como «marxista» John Holloway de «cambiar al mundo sin tomar el poder».
45
EL NEOLIBERALISMO Y EL GOLPE DE ESTADO
FASCISTA DE 1973 39
Camarada Eduardo Artés Brichetti.
Primer Secretario del
Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria), P.C (A.P)
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Este artículo fue insertado en una de versión en formato digital para ser incluido en internet.
Ahora lo publicamos en la Segunda Edición de 2003.
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bolchevique de Lenin y Stalin. Después, en la Segunda Guerra Mundial,
aparece el Campo Socialista materializando un proyecto totalmente opuesto
al de producción capitalista. En definitiva, esto influiría de manera poderosa
en todo el mundo, e incluso, en la forma del propio Estado Capitalista,
apareciendo el mal llamado Estado de bienestar.
El Estado de Bienestar post guerra incremento en alguna medida el
salario como motor de la economía y estimuló la demanda, cosa ausente en
el neoliberal de hoy, que tiene sólo en el centro el aumento absoluto de
ganancia o plusvalía a partir del empobrecimiento total de las masas
trabajadoras. De cualquier forma, el Estado de bienestar incrementó
«generosos» programas sociales, amplió los horizontes del mercado y la
reproducción del capital. De un punto de vista político el Estado de Bienestar,
en su competencia ideológica con el socialismo, se vio forzado a mostrar una
fachada «democrática», con sindicatos y partidos políticos que llevaran
adelante algunas demandas sociales y políticas.
Al final de la década de los ‘70, y cuando la Unión Soviética ya había
cambiado de color, transformándose de potencia socialista en una potencia
social imperialista, y además como consecuencia de la superproducción de
mercancías, superproducción de capitales y a la superproducción de
población, en relación a la demanda de capital, el sistema capitalista entró en
una nueva crisis general; sólo que esta vez, dado el desarrollo militar y de
armas nucleares de las superpotencias imperialistas (poderío nuclear que fue
usado para atemorizar y paralizar las luchas de Liberación Nacional de los
pueblos oprimidos), se determinó que el camino no sería una tercera guerra
mundial para destruir las fuerzas productivas excedentes, sino que se buscó
la superación (sinceración capitalista neoliberalista) del llamado Estado de
Bienestar y de los sistemas de capitalismo de Estado, revisionistas o ex-
socialistas.
El golpe de Estado fascista de 1973 en nuestro país, bajo el acuerdo y
los dictados del imperialismo yanqui a través del Fondo Monetario
Internacional (F.M.I.), y con toda la barbarie y criminalidad que se impuso40,
debe ser entendido dentro de la imperiosa necesidad de imponer, a cualquier
40
«Barbarie» se entiende como una necesidad por parte de los fascistas para impedir la
resistencia a sus medidas draconianas, anti-nacionales, anti-obreras y anti-populares.
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precio, la nueva política económica del capital, el neoliberalismo como una
política necesaria para la reproducción del capital financiero imperialista en la
etapa senil del capitalismo.
De cualquier manera, se debe tener presente que el Estado Chileno,
inmediatamente anterior al golpe del ‘73, era un Estado con todas las
características del de «bienestar», con gran desarrollo de las redes sociales y
del movimiento obrero y popular, este último incluso al final, aspiraba a mucho
más, aspiraba a la Revolución. Por las características señaladas, era
imposible imponer el neoliberalismo, con todas las privatizaciones, aumento
extremo de la explotación de los trabajadores, crecimiento de la pobreza,
profundización de la ruina de los pueblos y del saqueo de las materias primas
—que en buena parte estaban «nacionalizadas»— sin el baño de sangre
conocido y los años de dictadura. Esto era algo bien sabido por el imperialismo
yanqui y sus sirvientes criollos, de allí su actuación; lo que indigna es que
quienes estaban a la cabeza del movimiento popular nunca lo entendieron así,
el revisionismo, el pacifismo pequeño burgués, más una buena cuota de
ignorancia y de seguidismo de lo que dictaba la traición en el poder en la ex
U.R.S.S., les impidió hacer otra cosa que la que hicieron, y con ello, su propia
derrota, y de paso la noche más larga, amarga y oscura de los trabajadores y
pueblos de Chile.
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