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IGUALDAD
GA1212-ORDENAMIENTO CONSTITUCIONAL Y
DERECHOS FUNDAMENTALES
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1. INTRODUCCIÓN
La cláusula de igualdad se encuentra en el art.14 como pórtico del Capítulo II del Título
I de la Constitución Española, que recoge los derechos más protegidos de las libertades
públicas.
2. DERECHO FUNDAMENTAL
Así pues, el derecho a la igualdad es, en primer lugar, un derecho a ser tratado igual
que quienes se encuentran en idéntica situación en cualquier ámbito de las relaciones
sociales. En segundo lugar, la igualdad es una obligación constitucionalmente impuesta
a los poderes públicos que consistente en tratar de igual forma a cuantos se encuentren
en iguales situaciones de hecho.
La igualdad ante la ley supone que la ley es la misma para todos los ciudadanos y debe
de tratar a todos por igual. Además de su universalidad debe ser, en principio, general
y abstracta, es decir, debe elaborarse para la generalidad y no para grupos, excepto en
los casos debidamente justificados por la ley, tal como aparece expuesto en la STC
166/86 de 19 de diciembre: “será compatible con el principio de igualdad cuando la
singularidad de la situación resulte de los hechos, de manera que el supuesto de la
norma venga dado por ellos y solo quepa al legislador establecer las consecuencias
jurídicas para alcanzar el fin que se propone”
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4. LA IGUALDAD EN LA LEY
El principio de igualdad supone que la ley no sólo es universal y va dirigida a todos los
ciudadanos, de este modo, y según el artículo 14 de la CE, se impone, pues, la igualdad
en la ley, como producto que es de los poderes públicos, debe tratar a todos por igual.
Dicho principio supone pues, que la autoridad legislativa tiene la obligación de tratar
idénticamente situaciones análogas y de forma distintas aquellas situaciones que no se
semejen.
4.2. DIFERENCIACIÓN
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Del mismo modo, la STC 144/1988 de 12 de julio resalta que: “El principio de igualdad
que garantiza la Constitución [...] opera [...] de una parte, frente al legislador, o frente al
poder reglamentario, impidiendo que uno u otro puedan configurar los supuestos de
hecho de la norma de modo tal que se dé trato distinto a personas que, desde todos los
puntos de vista legítimamente adoptables, se encuentran en la misma situación”
4.2.2. FINALIDAD
Esto queda expuesto en la STC 28/1992 de 9 de marzo, la cual indica que: “el principio
de igualdad [...] exige sobre todo que no se establezcan diferenciaciones que carezcan
de una justificación razonable, objetiva y congruente con la finalidad de la norma”, así
como en la STC 39/2002 de 14 de febrero, donde se resalta que: “También es necesario,
para que sea constitucionalmente lícita la diferencia de trato, que las consecuencias
jurídicas que se deriven de tal distinción sean proporcionadas a la finalidad perseguida”
4.2.3. CONGRUENCIA
La congruencia consiste aquí en la adecuación del medio a los fines perseguidos y así
se indica en la STC 114/1987 de 6 de julio: “el principio de igualdad impone como canon
de su constitucionalidad que la exigencia normativa de buena conducta guarde una
directa y razonable relación con la finalidad perseguida”.
4.2.4. PROPORCIONALIDAD
4.3. CATEGORIAS
Parece claro, con esto, que el constituyente ha pretendido excluir cualquier diferencia
de trato que se base en circunstancias personales o sociales, e incluso ha mencionado
expresamente algunos supuestos de discriminación. Sin embargo, esta especificación
no implica que no existan más casos de discriminación.
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Por esto, además de las aludidas causas expresas vetadas de discriminación, como son
el sexo, la raza, la religión, etc., existen otras situaciones susceptibles de esto y así
aparece en la STC 200/2002 de 4 de octubre: “no implica el establecimiento de una lista
cerrada de supuestos de discriminación”
5. APLICACIÓN EN LA LEY
La mayor virtud del principio de igualdad reside en que supone un límite a la actuación
de los poderes públicos, ya que, estos son quienes más probabilidades tienen de otorgar
a los ciudadanos un trato desigual. El principio de igualdad en la aplicación de la ley,
impone tanto a la Administración como a los tribunales.
Cabe remarcar que lo que este principio exige no es tanto “que la ley reciba siempre la
misma interpretación a efectos de que los sujetos a los que se aplique resulten siempre
idénticamente afectados, sino que no se emitan pronunciamientos arbitrarios por incurrir
en desigualdad no justificada” según la STC 49/1985, de 28 de marzo.
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5.2. PODER JUDICIAL
El Tribunal Constitucional exige dos requisitos para que pueda hablarse de igualdad en
la aplicación de la ley:
La STC 30/1987 11 de marzo lo define así: “sobre los órganos del Poder Judicial [...] no
pesa la exigencia de resolver siempre en los mismos términos sobre supuestos que se
pretendan iguales, pues cada caso, para el mismo juzgador, puede merecer una
consideración diversa.”, por lo tanto, el cambio de criterio judicial no puede ser ocasional
o arbitrario.
6. PARTICULARES
El principio de igualdad se proyecta, también, sobre las relaciones entre los particulares.
La obligación de éstos de no incurrir en comportamientos discriminatorios con otros
particulares, ha de hacerse compatible con otros valores.
“Las relaciones entre particulares no quedan excluidas del ámbito de aplicación del
principio de igualdad, y la autonomía de las partes ha de respetar tanto el principio
constitucional de no discriminación como aquellas reglas, de rango constitucional u
ordinario, de las que se derive la necesidad de igualdad de trato.” tal como se dice en la
STC 177/88 de 10 de octubre.
7. BIBLIOGRAFÍA
López Guerra, Luis: Derecho Constitucional, Volumen I. Valencia, Tirant lo Blanch, 2010.