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Ninguno
Sucesor Karl Dönitz (presidente)
Joseph Goebbels (canciller)
Reichskanzler de Alemania
30 de enero de 1933-2 de agosto de 1934[b]
Presidente Paul von Hindenburg
Predecesor Kurt von Schleicher
Sucesor Él mismo
Reichsstatthalter de Prusia
30 de enero de 1933-30 de enero de 1935
Sucesor Hermann Göring
Información personal
Apodo Böhmischer Gefreiter,
Onkel Wolf y Wolf
Nacimiento 20 de abril de 1889
Braunau am Inn,
Austria-Hungría
Fallecimiento 30 de abril de 1945
(56 años)
Berlín, Alemania
Rango Cabo
Participó en Primera Guerra Mundial
Información criminal
Cargo(s) criminal(es) alta traición
Firma
Política
Ascendió al poder durante un período de
crisis económica, social y política,
acentuada por los efectos de la Gran
Depresión de 1929 y el descontento y
frustración popular en Alemania como
consecuencia de la derrota en la Primera
Guerra Mundial. A lo largo de su mandato
político utilizó la propaganda estatal y su
carismática oratoria para persuadir a las
masas, enfatizando su oposición al
Tratado de Versalles de 1919, al pueblo
judío, al pacifismo y al comunismo
internacional, particularmente el soviético-
bolchevique. A la vez, resaltaba el
nacionalismo alemán, el militarismo, el
racismo, la llamada preservación de la
raza aria, el pangermanismo y la anexión o
recuperación armada de territorios
europeos perdidos por el Imperio alemán
después de la Primera Guerra Mundial.
Después de reestructurar la industria y
economía y frenar en poco tiempo la
inflación y el desempleo, Hitler se ganó el
apoyo popular. Rearmó y organizó las
fuerzas armadas alemanas, estableciendo
una dictadura totalitaria personal que
transformó a la sociedad alemana y
eliminó su sistema democrático. Su
régimen se caracterizó por la
discriminación racial, la supremacía aria y
la persecución étnico-religiosa y política.
Desde 1939, como consecuencia de la
guerra, este modelo se extendió al resto
de Europa. En el plano ideológico, Hitler
asumió los planteamientos del fascismo
italiano pero con matices propios basados
en las características del nazismo y la
sociedad alemana. En torno a su figura se
desarrolló un intenso culto a la
personalidad.
Primeros años
Infancia
Lo maldecíamos y lo
encontrábamos intolerable. Había
un cuervo blanco entre nosotros
que no quería seguirnos la corriente
cuando maldecíamos la guerra.[27]
En efecto, Hitler nunca se quejaba sobre la
suciedad del frente y jamás pidió un
permiso para abandonarlo,[27] aunque
pudo salir cuando estuvo recuperándose
de la herida en su pierna en un hospital en
Berlín. Cuando regresó, empezó a
pronosticar repetidamente que Alemania
perdería la guerra por causa de los judíos
y los marxistas, a quienes acusó de robar
a la nación y no prestar servicio militar.[28]
En el aspecto personal, Hitler nunca
recibía cartas o presentes de amigos o
familiares, y no acompañaba a los
soldados cuando hablaban de mujeres.[27]
Durante la guerra, también aprovechó la
oportunidad para dibujar algunas
historietas y dibujos de instrucción para el
periódico del Ejército.
Putsch de Múnich
No obstante, el tradicionalmente
autónomo estado bávaro no estaba
dispuesto a aceptar la autoridad central
del General von Seeckt. Ese mismo día, el
gobierno regional proclamó su propio
estado de emergencia y colocó a Gustav
von Kahr al mando de Baviera. El gobierno
nacional reaccionó exigiendo el arresto de
varios líderes nacionalistas y, además,
reclamó la supresión del principal
periódico nazi, el Völkischer Beobachter.
Cuando el Ejército bávaro rehusó obedecer
a su comandante en Jefe, el General von
Seeckt amenazó con utilizar la fuerza
contra Baviera. Hitler se percató entonces
de que la situación regional solamente
podría empeorar para él ya que,
probablemente, el gobierno de
Stresemann lograría estabilizar la
situación. Cuando Kahr se negó a discutir
la situación con Hitler y sus aliados, este
último sospechó que el gobierno de
Baviera iba a capitular ante el gobierno de
Berlín, o peor aún, iba a declarar la
independencia de Baviera.[59] Hitler
decidió entonces realizar una maniobra
arriesgada: iba a secuestrar a Kahr, al
comandante del Ejército en Baviera y al
jefe de la policía regional; una vez en su
poder, los iba a convencer de que se
uniesen a su bando, y luego, juntos, iban a
marchar hacia Berlín para derrocar a
Stresemann. Para ganarse el apoyo del
Ejército, Hitler decidió usar al general Erich
Ludendorff, como figura respetada en su
golpe de estado. El anciano general había
sido atraído al movimiento nazi unas
semanas atrás.
Mein Kampf
Ascenso al poder
El ascenso durante la Depresión
Establecimiento de la
dictadura
Gleichschaltung
Tercer Reich
Habiendo obtenido el poder político que
necesitaba, Hitler llegó a obtener el apoyo
y convencer a la mayoría de los alemanes
de que él era su salvador ante la economía
derivada de la Gran Depresión, el
comunismo, el «judeo-bolchevismo», y el
Tratado de Versalles, junto con otras
minorías «indeseables». Los nazis
eliminaron la oposición a través de un
proceso conocido como Gleichschaltung.
Economía y cultura
La caída
El 22 de junio de 1941, aún sin doblegar a
Inglaterra, tres millones de soldados
alemanes atacaron la Unión Soviética,
rompiendo el pacto de no agresión que
Hitler había firmado con Stalin dos años
antes. Esta invasión, llamada Operación
Barbarroja, cuya duración se estimaba en
unos pocos meses, incautó grandes
cantidades de territorio, incluidos los
estados bálticos, Bielorrusia, y Ucrania.
También rodearon y destruyeron muchas
fuerzas soviéticas. Pero los alemanes
debido al retraso de cuatro meses por las
operaciones en Grecia y Yugoslavia, no
consiguieron llegar a Moscú en diciembre
de 1941, en lo que también influyó la
llegada anticipada del invierno ruso con
temperaturas de hasta -50 °C (el más duro
en 50 años), todo ello unido a la feroz
resistencia soviética, reforzada con tropas
siberianas del entonces general Zhúkov
especialmente adaptadas a las
condiciones extremas. La invasión no
había logrado el triunfo rápido que Hitler
quería.
Últimos días
Hitler regresó por última vez a Berlín el 15
de enero de 1945, en un tren especial
procedente de Ziegenberg, localidad
cercana a Bad Nauheim, donde desde su
cuartel general conocido como
«Adlershorst» o «Nido del Águila» había
dirigido desde el 11 de diciembre de 1944
la fracasada ofensiva de las
Ardenas.[129][130] Ahora su principal
preocupación era la ofensiva soviética en
el frente oriental y el motivo inmediato de
su viaje fue la radical oposición de
Guderian a su decisión de trasladar a la
división Grossdeutschland desde Prusia
Oriental hacia el sur para reforzar la
defensa del frente polaco.[131] Con su
habitual desconfianza hacia los generales
de la Wehrmacht decidió que debía estar
más cerca del Estado Mayor de
Zossen.[132]
El 12 de febrero el comunicado de la
conferencia de Yalta, que incluía las duras
condiciones impuestas por los Aliados a
Alemania después de su derrota, entre
ellas la división del país, la prohibición del
Partido Nazi y el procesamiento de los
criminales de guerra, no hizo si no
reafirmar su postura de que cualquier tipo
de rendición estaba fuera de
discusión.[136] Sus esperanzas estaban
puestas en lo que consideraba inevitable
en un momento u otro: la ruptura de los
aliados occidentales, británicos y
estadounidenses, con los soviéticos.[137]
Al día siguiente Hitler reaccionó con furia
al enterarse del bombardeo de Dresde y
fue necesaria la insistencia conjunta de
Keitel, Jodl, Dönitz y Ribbentrop para
convencerle de que sería
contraproducente su intención inicial de
ejecutar a un prisionero aliado por cada
civil muerto.[138]
Suicidio
Hitler y Karl Dönitz en el Führerbunker. Dönitz
sucedería a Hitler como Presidente de Alemania.
Rasgos de su personalidad
Legado de Hitler
Durante los Juicios de Núremberg se
acusó a 611 personas, integrantes de las
diversas instituciones del Tercer Reich, de
cinco delitos: complot, crímenes de
guerra, crímenes contra la humanidad
(exterminio), crímenes contra la paz y
genocidio. Los principales jerarcas nazis
apresados fueron condenados a la horca o
a largas penas de prisión; otros murieron
en los meses que siguieron a la caída de
Berlín.
Predecesor: Sucesor:
Paul von Hindenburg Karl Dönitz (presidente)
Führer de Alemania
(presidente) Joseph Goebbels
1934 - 1945
Él mismo (canciller) (canciller)
Predecesor: Sucesor:
Canciller imperial de Alemania
Kurt von Schleicher Él mismo como Führer
1933 - 1934
Predecesor: Sucesor:
Anton Drexler Líder del Partido Nazi Martin Bormann
1921 - 1945
Predecesor: Sucesor:
Franz Pfeffer von Salomon Comandante de las Sturmabteilung Ernst Röhm
1930 - 1931
Predecesor:
Persona del año para Time Sucesor:
Chiang Kai-shek
1938 Joseph Stalin
Soong May-ling
Predecesor: Sucesor:
— Reichsstatthalter de Prusia Hermann Göring
1933 - 1935
Véase también
Adolf Hitler en la cultura popular
Alemania Nazi
Anexo:Calles designadas como Adolf
Hitler
Holocausto
Mein Kampf
Nacionalsocialismo
Opiniones religiosas de Adolf Hitler
Notas
1. A la muerte del presidente
Hindenburg, se intituló Führer und
Reichskanzler («líder y canciller
imperial»), asumiendo las funciones
del reichspräsident (presidente), que
se sumaron a las que ya
desempeñaba como jefe de Gobierno
desde 1934. Dicho título fue el
empleado hasta julio de 1942, fecha
en la que cambió por führer des
Großdeutschen Reiches («líder del
Gran Imperio alemán»).
2. Este período hace referencia al tiempo
en el que Hitler ostentó únicamente el
título de canciller. Tras la muerte de
Hindenburg, siguió siendo canciller,
pero unió las funciones del presidente
a las de este cargo, por lo que pasó a
ser jefe de Estado y de Gobierno.
3. También conocido en español como
Adolfo Hitler.
4. En alemán, Nationalsozialistische
Deutsche Arbeiterpartei o NSDAP.
5. Nicolaus von Below, Gerda Christian y
Else Krüger declararon que la boda se
celebró antes de medianoche, pero
todos los demás testimonios y
pruebas, incluida la fecha del
certificado de matrimonio, confirman
que se celebró comenzado el día 29
de abril.[142]
6. El resto de los componentes del
gobierno eran Paul Giesler (Ministerio
del Interior), Karl-Otto Saur (Ministerio
de Armamento), Werner Naumann
(Ministerio de Propaganda), Schwerin
von Krosigk (Ministerio de Finanzas),
Walther Funk (Ministerio de
Economía), Otto Georg Thierack
(Ministerio de Justicia) y Herbert
Backe (Ministerio de Agricultura).[148]
7. Ninguno de los testigos más próximos
y creíbles afirmaron haber escuchado
el sonido de un disparo.[160]
8. No tienen credibilidad las fuentes,
recogidas intencionadamente por
algunos autores soviéticos, que
afirmaron que Hitler se envenenó con
cianuro. Este fue el testimonio de Fritz
Tornow, que solo entró en la
habitación cuando ya se habían
retirado los cuerpos. Hans Baur, el
piloto de Hitler que tampoco estaba
presente, sostuvo la versión de que se
envenenó previamente a dispararse,
igual que Artur Axmann citando a
Günsche, algo que contradecía sus
primeras explicaciones y además
desmentido por el mismo Günsche. Ni
Linge ni Günsche hablaron en ningún
momento de envenenamiento y
tampoco mencionaron el olor
característico del ácido prúsico en el
caso de Hitler, un envenenamiento
previo que es además
extremadamente improbable por
razones forenses debido a la rápida
acción del ácido prúsico. No tienen
ningún fundamento tampoco las
versiones que sostienen que Hitler se
disparó en la boca o que fue un tiro de
gracia de Günsche o Linge.[163]
9. Según un primer relato oficial de los
soviéticos Krebs se entrevistó con
Vasili Chuikov, mientras que otra
versión afirma que llegó a encontrarse
con Zhúkov.[169] Según el relato de
Zhúkov, después de informar a Stalin
de la muerte de Hitler, para
encontrarse con Krebs envió al cuartel
general de Chuikov a su jefe de Estado
Mayor, Vasili Sokolovski.[170]
10. Los soviéticos también habían tenido
noticias del matrimonio de Hitler y Eva
Braun por medio de un prisionero civil
que afirmó ser un técnico encargado
de una reparación del sistema de
ventilación del búnker, a cuya
declaración el NKVD no le concedió
ninguna credibilidad.[184]
11. La cita: «En algún periodo del futuro,
no muy distante, como en cuestión de
siglos, es casi seguro que las razas
civilizadas del hombre exterminarán y
reemplazarán a las razas salvajes en
todo el mundo. Al mismo tiempo, los
monos antropomorfos, tal como el
profesor Schaaffhausen ha señalado,
será sin duda exterminados. La
ruptura entre el hombre y sus aliados
más cercanos entonces será más
amplia, porque intervendrá en el
hombre en un estado más civilizado,
como podemos esperar, incluso que el
de los caucásicos, y algunos monos
tan inferiores como el mandril, en
lugar de como ahora [pasa] entre el
negro o el australiano y el gorila»;
Charles Darwin, El origen del hombre
(1871), Cap. VI, «En el lugar de
nacimiento y la antigüedad del
hombre».
Referencias
1. https://hurania.wordpress.com/2012/
10/12/estatura-fisica-de-hitler-franco-
y-stalin/
2. Keegan, 1989, p. 141
3. Donald L, 2000, p. 45
4. Hasta la apertura de los archivos de la
antigua Unión Soviética en la década
de 1990, la cifra considerada por los
historiadores era de por lo menos 5,5
millones; Adolf Eichmann, por su
parte, había señalado a 6 millones
como una probable cantidad (cf.
Evans, Richard J. El Tercer Reich en
guerra, pág. 409). Según las
investigaciones de Michael Brenner,
durante la Segunda Guerra mundial los
nazis asesinaron entre 5,6 y 6,3
millones de judíos (Kleine Jüdische
Gechichte, Múnich: Beck, C. H. 2008;
Breve historia de los judíos, Buenos
Aires: La Marca y Goethe Institut,
2011, pp. 299-300); Timothy Snyder
habla de unos cinco millones
cuatrocientos mil (cf. Tierras de
sangre. Europa entre Hitler y Stalin,
Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores,
Barcelona, 2011 (or. 2010), pág. 303.
5. Hancock, 2004, pp. 383–396
Romanies and the Holocaust: A
reevaluation and an overview
Archivado el 3 de enero de 2012
en la Wayback Machine.
6. Heinz, 2009, pp. 199–200
7. Bullock, 1962, p. 23
8. Bullock, 1962, p. 25
9. Franz Jetzinger: Hitlers Jugend.
Europa-Verlag, Viena 1956, pág. 11 (en
alemán)
10. Por ejemplo en: Fest (1999, p. 43)
11. Kershaw, 1998, p. 34, en especial la
nota la pie nº 19; compárese con
Hamann, 1997, p. 64.
12. Origin and Popularity of the Name
"Adolph" , thinkbabynames.com
13. Langer, 1972, p. 246
14. Toland, 1976, pp. 12-13
15. Kershaw, 1999, pp. 44-45.
16. Shirer, 1960, p. 14
17. Shirer, 1960, p. 15
18. Shirer, 1960, p. 16
19. Hitler,
20. Shirer, 1960, p. 18
21. Shirer, 1960, p. 348
22. Shirer, 1960, p. 27
23. Shirer, 1960, p. 21
24. Kershaw, 1999, pp. 91-92.
25. Kershaw, 1999, pp. 105-106.
26. Shirer, 1960, p. 28
27. Shirer, 1960, p. 30
28. Shirer, 1960, p. 31
29. Kershaw, 1999, p. 116
30. Kershaw, 1999, p. 122.
31. Shirer, 1960, p. 33
32. Kershaw, 1999, p. 125.
33. Kershaw, 1999, p. 127.
34. Kershaw, 1999, pp. 129, 131.
35. Kershaw, 1999, p. 131.
36. Kershaw, 1999, pp. 127-28.
37. Kershaw, 1999, p. 135.
38. Kershaw, 1999, pp. 134-136.
39. Kershaw, 1999, p. 136.
40. Kershaw, 1999, p. 137.
41. Kershaw, 1999, p. 138.
42. Kershaw, 1999, p. 139.
43. Shirer, 1960, p. 35
44. Kershaw, 1999, p. 144.
45. Kershaw, 1999, p. 145.
46. Kershaw, 1999, p. 628 n. 85.
47. Kershaw, 1999, p. 156.
48. Kershaw, 1999, p. 170.
49. Kershaw, 2009, «Hitler y la
singularidad del nazismo», pág. 561
50. Kershaw, 1999, pp. 159-162.
51. Shirer, 1960, p. 42
52. Benegas, 2004, pp. 255-257
53. Shirer, 1960, p. 43
54. Shirer, 1960, p. 44
55. Shirer, 1960, p. 46
56. Shirer, 1960, p. 63
57. Kershaw, 2009, «Hitler y la
singularidad del nazismo», p. 562
58. Shirer, 1960, p. 64
59. Shirer, 1960, p. 66
60. Shirer, 1960, p. 70
61. Shirer, 1960, p. 71
62. Kershaw, 1999, p. 222.
63. Kershaw, 1999, pp. 222-223.
64. Fest, 2006, p. 281
65. Shirer, 1960, p. 75
66. Shirer, 1960, p. 76
67. Shirer, 1960, p. 78
68. Shirer, 1960, p. 79
69. Shirer, 1960, p. 80
70. Shirer, 1960, p. 82
71. Shirer, 1960, p. 84
72. Shirer, 1960, p. 87
73. Shirer, 1960, p. 89
74. Shirer, 1960, p. 81
75. Kershaw, 1999, p. 247.
76. Shirer, 1960, p. 112
77. Heiden, 1936, pp. 251, 255
78. Shirer, 1960, p. 118
79. Shirer, 1960, p. 119
80. Shirer, 1960, p. 129
81. Shirer, 1960, p. 130
82. Shirer, 1960, p. 121
83. Shirer, 1960, p. 123
84. Shirer, 1960, p. 122
85. Shirer, 1960, p. 127
86. Shirer, 1960, p. 136
87. Shirer, 1960, p. 138
88. Shirer, 1960, p. 137
89. Shirer, 1960, p. 144
90. Shirer, 1960, p. 172
91. Heiden, 1936, p. 433
92. Shirer, 1960, p. 154
93. Heiden, 1936, p. 434
94. Shirer, 1960, p. 153
95. Shirer, 1960, p. 158
96. Shirer, 1960, p. 161
97. Showalter y Astore, 2005
98. «Hitler sube al poder en Alemania»
(PDF). La Vanguardia: 30. 31 de enero
de 1933.
99. Shirer, 1960, p. 188
100. Toland, 1976, p. 440
101. Toland, 1976, p. 441
102. Shirer, 1960, p. 189
103. Toland, 1976, p. 455
104. Toland, 1976, p. 442
105. Toland, 1976, p. 443
106. Shirer, 1960, p. 191
107. Toland, 1976, p. 445
108. Toland, 1976, p. 483
109. Toland, 1976, p. 451
110. Shirer, 1960, p. 194
111. Shirer, 1960, p. 195
112. Toland, 1976, p. 456
113. Shirer, 1960, p. 196
114. Toland, 1976, p. 459
115. Shirer, 1960, p. 198
116. Toland, 1976, p. 460
117. Shirer, 1960, p. 199
118. Según Shirer fueron 84 los diputados
socialdemócratas.
119. Shirer, 1960, p. 200
120. Shirer, 1960, p. 202
121. Shirer, 1960, p. 203
122. Shirer, 1960, p. 201
123. Toland, 1976, p. 470
124. Toland, 1976, p. 464
125. Toland, 1976, p. 466
126. Kershaw, 2000c, p. 674.
127. Kershaw, 2000c, p. 673-675.
128. Kershaw, 2000c, p. 676.
129. Trevor-Roper, 2000, p. 131.
130. Kershaw, 2000c, pp. 724, 749.
131. Hastings, 2005, p. 388.
132. Kershaw, 2000c, p. 749-750.
133. Kershaw, 2000c, p. 753.
134. Kershaw, 2000c, p. 754.
135. Kershaw, 2000c, pp. 755-756.
136. Kershaw, 2000c, p. 758.
137. Kershaw, 2000c, p. 752.
138. Kershaw, 2000c, p. 759.
139. Kershaw, 2000c, pp. 759-760.
140. Rees, 2013, p. 372.
141. Kershaw, 2000c, p. 761.
142. Trevor-Roper, 2000, p. 265.
143. Trevor-Roper, 2000, pp. 265-266.
144. Kershaw, 2000c, pp. 799-801, 1004 n.
124.
145. Kershaw, 2000c, p. 797-798.
146. Trevor-Roper, 2000, pp. 272-273.
147. Kershaw, 2000c, p. 799.
148. Kershaw, 2000c, p. 801.
149. Trevor-Roper, 2000, pp. 268-272.
150. Kershaw, 2000c, pp. 800-801.
151. Trevor-Roper, 2000, p. 274.
152. Trevor-Roper, 2000, pp. 278-282.
153. Kershaw, 2000c, p. 803.
154. Trevor-Roper, 2000, pp. 291-292.
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156. Kershaw, 2000c, pp. 802-803.
157. Trevor-Roper, 2000, pp. 295-296.
158. Kershaw, 2000c, p. 805.
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160. Kershaw, 2000c, p. 1007 n. 156.
161. Trevor-Roper, 2000, p. 297.
162. Kershaw, 2000c, pp. 805-806.
163. Kershaw, 2000c, pp. 1007-1008 n. 156.
164. Kershaw, 2000c, p. 807.
165. Trevor-Roper, 2000, p. 299.
166. Kershaw, 2000c, pp. 807-808.
167. Trevor-Roper, 2000, pp. 298-301.
168. Kershaw, 2000c, p. 808.
169. Trevor-Roper, 2000, p. 46.
170. Beevor, 2012, pp. 1056, 1140 n. 25.
171. Kershaw, 2000c, p. 809.
172. Trevor-Roper, 2000, pp. 306-307.
173. Trevor-Roper, 2000, pp. 307-309.
174. Kershaw, 2000c, pp. 809-810.
175. Trevor-Roper, 2000, pp. 309-310.
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