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Sobre las presiones negativas en tuberías

10.01.2017
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M. A. Monge

Una presión negativa no puede caer por debajo del vacío absoluto, ya que éste
es el máximo vacío al que físicamente puede llegarse; su consecuencia más
drástica es la inexistencia de materia en el espacio donde se produce; es un
límite comparable al cero absoluto en temperatura, que, una vez llegado a él, no
puede rebasarse, y su consecuencia, siguiendo la mecánica clásica, es la
ausencia total de movimiento de las partículas que componen la materia.

A una presión inferior a la atmosférica se la denomina presión de vacío. La


presión atmosférica es de 760 mm de columna de mercurio a nivel del mar,
equivalente en la práctica a 1 kg/cm2 (10,33 mca). Por tanto, presiones absolutas
inferiores a 1 kg/cm2 son presiones de vacío.

Cuando en una tubería la presión interior comienza a caer por debajo de la


presión atmosférica se inicia el vacío, pero esto no significa que deje de haber
agua, esto significa que la presión absoluta, como hemos comentado, es inferior
a 10,33 mca y, mientras tanto, el agua sigue circulando. A medida que desciende
la presión, el vacío aumenta, aunque el agua sigue líquida. Es a partir de un
determinado valor de vacío cuando el agua cambia de estado y se transforma en
vapor.

Un líquido puede pasar a vapor debido a dos circunstancias, o bien porque


aumente su temperatura, o bien porque disminuya su presión. En el caso del
agua, y para una temperatura de 10ºC, que es la temperatura media del agua en
los bombeos, el cambio de estado se produce cuando la presión absoluta es de 9
mm de columna de mercurio (0,12 mca), es decir, cuando la presión de vacío
relativa sea de:

P (-) = 0,12-10,33= -10,21 mca.

Cuando el agua pasa a vapor, libera gases que se encontraban disueltos


formándose unas burbujas (las cuales se llaman cavidades, de ahí el nombre del
fenómeno) que viajan con la corriente líquida y que, al ganar presión nuevamente
aguas abajo, explotan con violencia. Es lo que se conoce como cavitación.

Recordemos que la presión se mide tomando como referencia la presión


atmosférica, por tanto:

Las presiones manométricas relativas serán siempre mayores que cero:

P MANOMÉTRICA (+) = P ABSOLUTA- P ATMOSFERICA > 0

Las presiones de vacío relativas serán siempre menores que cero:

P VACIO (-) = P ABSOLUTA- P ATMOSFERICA < 0


En el gráfico siguiente se representa lo comentado:

Al realizar los cálculos de las sobrepresiones y depresiones producidas por el


golpe de ariete en una conducción en las que aquéllas superan a la presión
estática (es decir ∆H > Hg), pueden resultar presiones de vacío relativas
inferiores a -10,33 mca.

P MIN = (Hg - ∆H) < -10,33 mca.

Llegados a este punto volvemos al principio del párrafo “una presión negativa no
puede caer por debajo del vacío absoluto” por lo que es imposible que ocurra lo
anterior.

El Dr. Mendiluce estudió durante decenas de años los fenómenos derivados de


la mecánica de fluidos en las impulsiones y especialmente los transitorios que
se producen durante los bombeos, llegando a unas conclusiones en relación con
las presiones negativas (año 1989) que me permito resumir a continuación por
el interés que han supuesto y suponen para los cálculos del golpe de ariete:

1. El agua en estado líquido soporta elevados vacíos, sin alteración de su


comportamiento físico a efectos de su transporte por las tuberías, mientras no
se produzca un cambio de estado a vapor.
2. La vaporización del agua a 10ºC, que es la temperatura media en los bombeos,
se produce a una presión absoluta de 9 mm. Hasta que no se alcanza esta
presión no se presenta riesgo de rotura de columna líquida y de cavitación.
3. Las sobrepresiones en el cálculo del golpe de ariete no tienen su equivalencia
energética y simétrica en las subpresiones, pues los rendimientos energéticos
para las primeras, donde actúan los esfuerzos de compresión sobre el agua,
son distintos a los rendimientos energéticos para las segundas, en los que
actúan los esfuerzos de tracción.
4. Mendiluce concluye con una expresión empírica que relaciona los valores
negativos de presión [P] con los vacíos generados (V), en base a sus
experimentaciones en el desarrollo parabólico de las curvas de vacío, de tal
forma que demuestra la siguiente relación:

Supongamos una conducción en la que la presión estática sea de 40 mca y la


sobrepresión calculada fuese de 75 mca:

P MIN = (Hg - ∆H) = 40-75 = -35 mca (absurdo por lo que se ha expuesto)

Aplicando la expresión de vacío de Mendiluce:

(35 mca)0,8 = 18 cm Hg = 0,136 x 18 = -2,4 mca


Esta presión de vacío relativa equivale a 7,93 mca de presión absoluta. Se trata
de un valor razonable según las experiencias realizadas con vacuómetros en
impulsiones.

Conviene añadir que las tuberías están generalmente bien preparadas para
resistir depresiones próximas a 1 kg/cm2, muy superiores normalmente a las que
en la práctica puedan producirse según lo probado.

En mi trayectoria profesional, tanto en los sectores de riego como de


abastecimiento de agua, no he encontrado roturas de conducciones por “golpes
de vacío” durante las maniobras de bombeo en impulsiones o en cierres de
válvulas. Pensemos que llegar a -10 mca de presión relativa en una conducción,
a tenor de lo expuesto, requiere que la diferencia entre la presión estática y
la depresión producida sea de unos 215 mca, cifra que raramente se alcanza.

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TUBERIAS

valuación de la uniformidad del riego


El objeto de esta evaluación es conocer si el agua de riego se está aplicando de manera
uniforme ya que una baja uniformidad implica la existencia de zonas de suelo con exceso
de agua y otras con escasez, o bien la necesidad de aplicar agua en exceso para que las
zonas que reciben menos cantidad estén suficientemente abastecidas.

Para evaluar la uniformidad de un sistema de riego por aspersión, el primer paso es elegir
la zona a evaluar. Deberá ser representativa del sistema en cuanto a características de los
aspersores, marco de riego, número de boquillas y diámetro. También debe tener una
presión cercana a la media (lo que ocurre a un tercio del inicio de los ramales de aspersión
si existe pendiente o es reducida) o a la mínima (lo que se produce al final de los ramales si
la pendiente es nula o ascendente).

Para determinar el reparto de agua de los aspersores (pluviosidad) se coloca una red de
pluviómetros formando una malla de 3 x 3 metros entre dos ramales, que recogerán agua
de seis aspersores según se indica en la figura 9.15. Como vaso podrá utilizarse cualquier
recipiente que tenga al menos 12 cm de diámetro y borde agudo sin deformaciones. Los
vasos se instalarán sobre el suelo cuando el cultivo no altere la lluvia de los aspersores, y
justo sobre el cultivo en caso contrario.

Si la parcela se riega con un único ramal portaaspersor, los vasos se colocan a ambos lados
del ramal y se sumarán los volúmenes recogidos en los colocados a cada lado, según se
muestra en la figura 9.16.

Se comenzará a regar, el tiempo de riego será como mínimo de 90 minutos. Cuando finalice
la evaluación, se dejará de regar y se medirá el volumen recogido en cada vaso con ayuda
de una probeta.

Con los volúmenes recogidos se calculará;

1º. La media de todos los volúmenes encada uno de los vasos (Vm).

2º. La media de los volúmenes medidos en la cuarta parte de los vasos que han recibido
menos agua (V25%).

3º. El coeficiente de uniformidad de la zona evaluada (CU zona) se obtendrá utilizando la


siguiente fórmula:

Figura 9.15. Disposición de los vasos pluviométricos para la evaluación de un sistema de


riego por aspersión con cobertura total
Figura 9.16. Disposición de los vasos pluviométricos para la evaluación de un sistema de
riego por aspersión con un solo ramal

La uniformidad dependerá también del viento y de las condiciones atmosféricas, por lo que
será necesario anotar la temperatura y, aunque sea sólo aproximadamente, la dirección y
velocidad del viento, así como el día y la hora en que se realizó la evaluación.

El caudal de cada aspersor cambiará con la presión. La diferencia de presiones en toda la


unidad de riego será mayor que la existente entre los aspersores de los que se ha recogido
el agua, por lo que la uniformidad en el conjunto de la unidad será por lo general menor que
la medida en la zona evaluada.

Para calcular con precisión CU de la instalación, hay que tener en cuenta el cambio de
presiones. Para ello se medirá la presión en unos cuantos aspersores distribuidos por la
unidad de riego en zonas con diferentes presiones. Como mínimo se medirán las presiones
en los aspersores que mojan la zona evaluada y en el primer y último aspersor de los
ramales en los que se encuentran situados como se muestra en la figura 9.17.

Figura 9.17. Ejemplo de los aspersores en los que se medirá la presión en una evaluación
Con estos valores de presión se podrá determinar:

1º. La presión mínima de las que se han medido en los aspersores (Pmin).

2º. La media de las presiones medidas en todos ellos (Pm).

3º. El coeficiente de uniformidad de la unidad de riego(CU), se calculará usando la expresión:

Si se miden presiones en diferentes aspersores de diferentes unidades de riego y con ellas


se sigue el mismo procedimiento anterior, se tendrá una estimación del coeficiente de
uniformidad de la instalación. A continuación en la tabla 9.4 se indican, para diferentes tipos
de riego, valores de CU y la bondad o calidad del sistema.

Tabla 9.4. Bondad o calidad de distintos tipos de sistemas de riego por aspersión

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