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From [AMP-UQBAR] ORNICAR?

Digital N°312 --Nouvelle Époque-

Usos de las neurociencias para el psicoanálisis1

Éric Laurent

François Ansermet y Pierre Magistretti han conservado la homonimia propuesta por Eric
Kandel entre la huella que deja una experiencia de aprendizaje asociativo en el sistema
nervioso y las huellas de las que habla Freud en su “Proyecto de psicología científica”.
Sin embargo, ellos imprimen una torsión esencial al modelo de Kandel al poner el acento
menos en la inscripción que en los procesos de consolidación y reconsolidación
constantes que revelan la propiedad de plasticidad del sistema nervioso. Subvierten así
el modelo Kandel al incluir en la noción de huella las estimulaciones procedentes del
interior del cuerpo, que hacen del cerebro el órgano de la homeostasis de las
sensaciones, ya provengan del cuerpo o del exterior.

Ellos sostienen la posibilidad de dar cuenta de los hechos psíquicos tomando como base
la asociación de huellas que la experiencia deja en el sistema nervioso, concebido de
esta manera. Sin embargo, subrayan que el fenómeno subjetivo no puede reducirse a
una cartografía del estímulo y el comportamiento. Ponen de relieve la diferencia
esencial que introduce la reasociación constante entre huellas que lleva a la producción
de lo único, de lo que cada vez es diferente en la medida misma que los estados del
cerebro varían en el curso del tiempo. Generalizan este enfoque tomando en cuenta los
mecanismos epigenéticos. De ahí sus fórmulas: “El individuo se revela genéticamente
determinado para no estar genéticamente determinado”2 y “la plasticidad permite
explotar al extremo el espectro de las posibles diferencias dando lugar a lo imprevisible

1
Comunicación en el coloquio organizado el 27 de mayo de 2008 en el Collège de France por Pierre
Magistretti, con el título “Neurociencias y psicoanálisis, un encuentro en torno a la emergencia de la
singularidad”.
2
F. Ansermet y P. Magistretti, A chacun son cerveau, plasticité neuronale et inconscient, éd. Odile Jacob,
Paris, 2004, p. 22.
en la construcción de la individualidad y considerando al individuo como biológicamente
determinado para ser libre, es decir, para realizar una excepción”. 3

Sería posible dar cuenta de la conexión del sujeto que habla con el funcionamiento de la
actividad biológica del cerebro y del cuerpo a partir de las neurociencias, de las
paradojas del sistema de aprendizaje y de las huellas que deja y, en última instancia, a
partir de las leyes de la física.

Este es el punto que deseo interrogar. Primero quiero subrayar que el proyecto
freudiano de “psicología científica” se construye a partir del estado de la neurología a
finales del siglo diecinueve. La teoría de la inscripción en el sistema psíquico de una
“facilitación”, producida por una descarga y la experiencia de satisfacción que
constituye, es una buena solución. Una cantidad Q busca descargarse circulando en el
sistema nervioso hacia las vías eferentes. Pero la energética de Freud es problemática
de entrada porque la cantidad en la que piensa está marcada por una especificidad que
es irreductible a las cantidades biológicas como tales y que está reservada a las
experiencias que competen al dominio sexual construido por Freud. La libido es una
cantidad postulada como constante en las operaciones de desplazamiento,
condensación, represión, que afectan a las representaciones de lo sexual en la actividad
psíquica. Da cuenta también de los fenómenos de exceso o de falta de presencia de las
representaciones en las diferentes patologías. Los mecanismos de coacción obsesivos
están marcados con un exceso, con un “plus” radical, mientras que el fading de los
mecanismos histéricos remite a un menos, a una falta que es asimismo fundamental en
la experiencia de satisfacción. A medida que se desarrolla la obra de Freud, el modelo
del principio de placer concebido como descarga de la libido postulada se pone cada vez
más en duda. Con la hipótesis del “más allá” del principio de placer, se consuma la
ruptura con los mecanismos biológicos supuestos en el Proyecto,4 y El malestar en la
civilización5 afirma que es en la articulación con lo social donde hay que dar cuenta de
lo imposible de la descarga, de lo imposible en el seno mismo de la satisfacción sexual.
Se pasa, a lo largo de la obra, de la referencia a la biología a la hipótesis de una
antibiología donde la articulación del cuerpo con lo social implica la articulación
esencial con una muerte que ya no es aquella de la que la biología da cuenta. El

3
Ibid.
4
Freud S., “Projet de psychologie”,(1895-1950), trad. par Françoise Kahn et François Robert, in: S. Freud,
Lettres à Wilhelm Fliess, P.U.F., coll. “Bibliothèque de psychanalyse”, 2006, pp. 595-693.
5
Freud S., Malaise dans la civilisation, 1929, P.U.F., coll. “Bibliothèque de la psychanalyse”, 1971.
psicoanálisis no compete más a la perspectiva de una psicología a lo Helmholtz,
compatible con las leyes de la física.

Jacques Lacan toma acta de ello, después de la guerra, en su “Acerca de la causalidad


psíquica”. Él rechaza localizar en el sistema nervioso la génesis del trastorno mental en
la medida en que lo mental compete a una dimensión distinta de la del espacio de la
física. Esta posición es, en cierto sentido, cartesiana en la medida en que rehúsa
confundir la sustancia pensamiento y la sustancia extensa. Pero se trata de un Descartes
pasado por Husserl y sus Meditaciones cartesianas, completamente marcado por la
fenomenología. Jacques-Alain Miller subraya al comentar este “Acerca...”, 6 la
importancia de la oposición entre la noción de “actividad psíquica” descrita por el
neuropsiquiatra y la función subjetiva marcada siempre por el fallo, el defecto, la falta.
Lacan opone a “la actividad psíquica, repetición del funcionamiento neuronal”, la
“cadena bastarda de destino e inercia, de golpes de dados y estupor, de falsos éxitos y
encuentros desconocidos que constituye el texto corriente de una vida humana”. 7 Del
mismo modo, algunos fenómenos clínicos de la psicosis como la alucinación ponen en
juego, aún más que en la neurosis, no solo una sensorialidad sino una significación
personal que apunta al sujeto. “La locura es vivida íntegra en el registro del sentido”.
Desde que el hombre habla, está sometido a la cuestión de su verdad y sus
identificaciones más íntimas responden a las paradojas de su vínculo con lo que dice y lo
que se le ha dicho. La materialidad del inconsciente no está hecha de aprendizaje sino
de cosas dichas al sujeto que le han hecho daño y de cosas imposibles de decir que le
hacen sufrir. De esta manera se plantea, para fundar la psicología, la oposición entre los
principios de funcionamiento del sistema nervioso, que competen a las leyes de la
biología y la física, y el registro de una causalidad distinta. La memoria inconsciente
parasita al viviente y altera su potencia. Esta es la apuesta de la lectura retroactiva del
“Proyecto de psicología”, texto inédito en vida de Freud, cuya publicación tuvo lugar en
1951. El texto será leído con pasión en el movimiento analítico, tanto en los círculos de
la Egopsicología, alrededor de Ernst Kris, como en el entorno de Lacan. Eric Kandel, que
frecuentaba a la familia Kris, sacará fruto de sus lecturas freudianas. Y llevará a cabo el
proyecto del colega de Kris, Heinz Hartmann, que deseaba que el psicoanálisis entrara a
formar parte en la psicología general. Kandel lo hace entrar en la neurología general.
Lacan leerá el “Proyecto” en términos del funcionamiento de una memoria particular.

6
Miller J-A, Cours du 30 de enero de 2008, L’orientation lacanienne, TLN nº 376, p. 7.
7
Miller J-A, Cours du 30 janvier 2008, L’orientation lacanienne, TLN nº 376, p. 7.
No la vinculará con fenómenos de facilitación sino con fenómenos de imposibilidad de
trayectos. La cibernética de la época le proporciona los recursos para situar los
callejones sin salida del funcionamiento de esta memoria. Jean-Pierre Dupuy ha
observado bien que “Lacan... se interesaba por ejemplo, como dijimos, en la teoría de
los circuitos cerrados reverberantes que McCulloch había tomado de Lawrence Kubie, y
conocía los trabajos del neuroanatomista británico John Z. Young cuyo objetivo era
probar esta teoría en el pulpo”. 8 Lacan rompe el vínculo directo con la analogía de las
huellas neuronales, al considerar que las “huellas” freudianas no se inscriben en el
sistema nervioso y “son significantes” Deben vincularse al sistema del viviente. La
solución original que propone es que esto se produce a través de puntos de imposible. El
viviente sobre el que el sistema simbólico se conecta como un parásito produce lo
imposible de representar.

La primera consecuencia es que nunca hay una representación unificada del sujeto de la
experiencia de goce. No puede decirse todo su real, al igual que la verdad no puede
decirse toda. Esta perspectiva se opone al punto de vista cognitivo según el cual la
relación del individuo con su cuerpo y con el mundo logra unificarse. Puede hacerse bajo
una forma análoga al “sentido común” aristotélico, como sostienen Stanislas Dehaene 9 o
Antonio Damasio,10 que exploran los fundamentos biológicos del “conocimiento de sí”;11
puede lograrse también a través de la multiplicidad modular propuesta por Daniel
Dennet, 12 que critica radicalmente toda perspectiva unificadora. Lo importante es que la
“actividad psíquica”, unificada o no, responde a las necesidades del cuerpo viviente.
Ahora bien, para el psicoanálisis, nada asegura esta adecuación entre el cuerpo y el
sujeto. Incluso la asunción de la imagen del cuerpo no anula la fragmentación inicial de
la relación con el cuerpo, la experiencia del cuerpo fragmentado. Sin embargo, esta
imagen es unificadora y fascinante, como testimonia nuestra sociedad de las imágenes al
explotar los recursos de la fascinación en todas sus posibilidades. El descubrimiento de

8
Dupuy J.-P., Aux origines des sciences cognitives, Paris, éditions la Découverte, 1994, p.114. Remite a la
sesión del 19 de enero de 1955 del Seminario II donde Lacan evoca al pulpo en el marco de las
consideraciones sobre la memoria y el fenómeno del feed-back.
9
Dehaene S., Les neurones de la lecture, Paris, éditions Odile Jacob, 2007.
10
En este coloquio, Antonio Damasio presentó una comunicación muy precisa sobre este punto.
11
Estos debates actualizan el saludo de los estudiantes alemanes que Victor Hugo encontró hacia 1840,
cuando exploraba el Rhin: - “Díganos señor, ¿en qué parte del cuerpo sitúan el alma los antiguos
filósofos? Yo devolví el saludo y respondí: - Platón en el corazón, Empédocles en la sangre, Lucrecio entre
las dos cejas. Los tres jóvenes sonrieron y el mayor de ellos exclamó: - ¡Viva la Galia, nuestra reina! Yo
repliqué: - ¡Viva Alemania, nuestra madre! Nos saludamos todavía una vez con la mano y yo seguí
adelante”. (Hugo V., Le Rhin, Lettre vingtième, in: Œuvres complètes, Robert Laffont, 1987).
12
Dennett D., Kinds of minds, science masters, Phoenix, 1996.
las neuronas espejo ha permitido extender aún más los poderes del campo imaginario.13
Del mismo modo, en el plano no ya de la imagen sino del significante, “lejos de que
haya una función de síntesis mental total, la integración es siempre parcelaria, y lo que
llamamos el sujeto es precisamente aquello que resulta parcelario de esta
integración”, 14 falla sin lesión, el otro parcial, lo imposible de totalizar.

¿Qué puede autorizar al cognitivismo a emitir la seguridad de una representación


exhaustiva de la actividad psíquica cuando esta última escapa a un saber comprensible?
La introducción por parte de Chomsky de la noción de “regla desconocida” da cuenta de
las aporías propias al aprendizaje del lenguaje. Partiendo de la imposibilidad de que un
sujeto aprenda una lengua a partir de lo que ha oído, propone, contra las hipótesis del
aprendizaje asociativo, un corte radical. Para la tradición del aprendizaje asociativo,
que invoca Kandel, “el cerebro es maleable. Se reconfigura a sí mismo para adaptarse a
la experiencia. No existen órganos de aprendizaje específicos a los temas tratados, que
calcularían representaciones de diferentes aspectos del mundo a partir de diferentes
aspectos de la experiencia del animal...” Chomsky ha sugerido que, por el contrario, el
aprendizaje pasaría por distintos órganos de aprendizaje, dotados cada uno de una
estructura que les permite aprender una clase particular de hechos contingentes a
propósito del mundo. Los hechos no contingentes, es decir, las verdades universales, no
se aprenden; están implícitos en la estructura de los órganos de aprendizaje, punto de
vista extraño a la concepción asociativa del aprendizaje (Hawkins y Kandel, 1984)”. 15 El
órgano especializado “aprende” y el sujeto sigue una regla que le es desconocida,
embedded.

Como ha subrayado bien Jean-Claude Milner, 16 el cognitivismo ha procedido a


generalizar esta noción de “regla desconocida”. Esta concepción se opone de manera
radical al carácter explícito y declarado de la regla, esencial en Wittgenstein. 17 Entre
seguir reglas y conformarse a leyes objetivas hay una oposición total. La concepción
modular de la mente, propuesta por Jerry Fodor después de que David Marr despejara el
módulo de la visión, cumple el pasaje de la concepción computacional de Chomsky a una
concepción cómputo-representacional de la mente.

13
En este coloquio, Marc Jeannerot ha presentado una comunicación muy precisa sobre este punto.
14
Miller J-A, Cours du 6 février 2008, L’orientation lacanienne, TLN nº 378, p. 11.
15
Gallistel C. R., “L’apprentissage de matières distinctes exige des organes distincts”, in: Chomsky,
ouvrage collectif, éditions de L’Herne, 2007.
16
Milner J.-C., Introduction à une science du langage, Seuil, 1989.
17
Ibid. Voir la longue note 62, p. 252.
Estas dos concepciones se separan radicalmente en el punto de las relaciones del
lenguaje con el mundo. Para Chomsky, el lenguaje “no habla del mundo”. Las palabras
están en sí mismas desprovistas de referencia. No hay inscripción de la referencia
porque ésta es una acción realizada por agentes humanos. Como dice Pierre Jacob: “A
diferencia de lo que sabe un ser humano, lo que hace está, según Chomsky, destinado a
permanecer como un misterio. La gramática generativa ha abierto la vía para la
comprensión científica de un aspecto de lo que un ser humano sabe: su facultad de
lenguaje. Pero los problemas planteados por la comprensión de lo que sabe y los
misterios que suscita la explicación de una acción intencional están separados por un
foso epistémico... La libertad confiere a los actos de referencia (y a lo que Chomsky
llama el “uso creativo del lenguaje”) el estatuto de un misterio y no de un problema
científico”.18

Por el contrario, “según la teoría cómputo-representacional de la mente, pensar no es


siempre una acción intencional: el proceso cognitivo que transforma mi percepción
auditiva del estímulo en representación conceptual de perro ? es decir, la ocurrencia
de mi símbolo mental ? es independiente de cualquier intención de hacer referencia a
un perro”. 19 Esta afirmación barre la objeción de Searle 20 sobre la necesidad de admitir
que la regla pueda ser conocida. Subrayemos que la multiplicidad modular que autoriza
esta concepción prolifera ahora de tal manera, que la concepción busca su navaja de
Occam; el mismo Fodor considera que actualmente el modularismo se ha vuelto loco,
“modularismo gone mad”. 21

La teoría cómputo-representacional de la mente, contrariamente a Chomsky, desea


crear un puente entre la psicología ingenua y los modelos computacionales de las
ciencias cognitivas. Éstas quieren funcionar como leyes que sirvan como puente de unión
entre las causas y el mundo de las razones, entre la física y la psicología. Esto es lo que
rechaza Chomsky, y también Donald Davidson al subrayar que, si solo hay una sustancia,
hay que reservar al campo psíquico, regido por razones, un carácter “sin ley”. Él define
su posición como un “monismo anómalo”. Y yo desearía poner en serie, esclarecer a
cada uno por el otro, con sus diferencias radicales, las tres posiciones de Chomsky que

18
Jacob P., “La portée et les limites du naturalisme”, in: Chomsky, ouvrage collectif, éditions de L’Herne,
2007.
19
Ibid.
20
Searle J.R., Du cerveau au savoir, Hermann, 1985.
21
Fodor J., “Modules, frames, fridgeons, sleeping dogs, and the music of the spheres”, p. 27 in: J.
Garfield (Ed.), Modularity in Knowledge representaion and natural-language understanding, Cambridge
Mass: MIT Press, 1987.
respetan los misterios del “sin ley” de la acción humana, lo anómalo de Davidson y el
abordaje que Lacan hace en psicoanálisis de lo real por lo imposible. Lacan seguirá esta
vía hasta hablar de un real “sin ley”.

La tentación, en el enfoque cognitivo del campo psíquico, es borrar esta relación


imposible. Opera de dos maneras distintas: por un lado, con la teoría de los juegos
intenta producir una teoría de la decisión gobernada por un principio de utilidad máxima
“según la cual el agente elige, entre las acciones que se le ofrecen, la que con
probabilidad le garantizaría una mayor utilidad... ponderada por las probabilidades
subjetivas, respecto a las cuales presenta la eventualidad de las consecuencias de sus
diferentes acciones”. 22 Por otro lado, al rechazar considerar los procesos de
pensamiento optimizante se querría reducir al sujeto a las determinaciones de su
actividad como organismo viviente. Esto sería operar una naturalización de los procesos
psíquicos en su conjunto. Querría oponer a la tentación de esta naturalización, las
objeciones que W.V.O. Quine le ha dirigido a lo largo de su obra.

Sandra Laugier ha definido muy bien la estrategia antipositivista multiforme del gran
filósofo analítico: “En ‘Dos dogmas del empirismo’ (1953), Quine critica uno de los
fundamentos del empirismo lógico, la analiticidad (en el sentido definido por Frege, y
después por Carnap, de verdad fundada sobre la lógica de las convenciones lingüísticas),
y propone borrar la distinción entre los enunciados empíricos y los a priori, estos últimos
independientes de la experiencia. Con su célebre tesis de la indeterminación de la
traducción radical, en 1960 va aún más lejos puesto que destruye la idea de
significaciones comunes a lenguajes diferentes al afirmar que un lingüista, en una
situación de traducción radical (sin contacto previo, ni comunidad, entre su lengua y la
lengua indígena), puede elaborar manuales de traducción contradictorios y compatibles
con los datos, ya que no hay nada sobre lo que el traductor pueda tener razón o
equivocarse”. 23 En su Ontological Relativity, de 1969, Quine procederá a una
desnaturalización radical.

La tesis de la indeterminación de la traducción ha recibido múltiples interpretaciones.


Se opone a la traducción positivista de Carnap. Esta tesis no dice que la traducción sea
imposible, dice que no es demasiado posible. Traducciones hay demasiadas sin que

22
Andler D., Fagot Largeault A., Saint-Sernin B., Philosophie des sciences II, Paris, Gallimard, Folio Essais,
2002, p. 770.
23
Laugier, S., “Quine, la science et le naturalisme”, in: Les philosophes et la science, sous la direction de
Pierre Wagner, ed. Gallimard, Folio essai, 2002, p. 715.
podamos verdaderamente seleccionarlas. Más aún, la tesis destruye el mito de la
significación porque la traducción no se agota nunca. No nos hace salir de nuestra lengua
ni del sentido. Toda operación de traducción, todo pasaje entre lenguas, mundos
distintos, supone confrontarse con lo inconmensurable, en el interior mismo del sistema
de referencia. Nos confronta al oxímoron de una pérdida por exceso. Nos revela que no
hay “exilio fuera de la cultura aprendida” y de su lengua. Esta perspectiva vuelve
caduca la perspectiva del ajuste sin solución de continuidad y retraducción de los signos
en mundos o “marcos simbólicos sucesivos”. La verdad es completamente inmanente a
la actividad de traducción, “no hay verdad extrateórica, no hay verdad más elevada que
la verdad que reivindicamos o a la que aspiramos, luchando, interiormente, con nuestro
sistema del mundo”. 24

En esta concepción de Quine, el lenguaje no está de un lado y la experiencia del mundo


del otro. Cualquier certeza sobre el mundo pasa por el lenguaje, pero se obtiene a
través de una experiencia. “Quine reemplaza progresivamente la analiticidad, que
critica en ‘Dos dogmas...’, por un concepto social, fundado en el aprendizaje ?de la
lengua?”. 25 La analiticidad de un enunciado no radica en que sea independiente de la
experiencia: un enunciado es analítico si cada uno aprende que es verdadero al aprender
las palabras de la lengua. Quine llega a dar una definición del gradiente entre los
enunciados empíricos y los enunciados analíticos que resulta muy convincente para el
psicoanálisis: “Cada uno de nosotros aprende a contar ciertos enunciados como
verdaderos; hay enunciados cuya verdad es aprendida por muchos, y otros cuya verdad
es aprendida por pocos o por nadie: los primeros son más analíticos que los últimos. Los
enunciados analíticos son aquellos cuya verdad es aprendida por todos. Estos casos
extremos no difieren de manera notable de sus vecinos, y no siempre podemos decir
cuáles son”. 26 La lengua como clase social es nuestra única naturalidad.

Compararé las relaciones del sistema simbólico y la experiencia del goce en


psicoanálisis, y la concepción quineana. En términos lacanianos, hay un real que nunca
encuentra su traducción simbólica última. Insiste. El sujeto encuentra el goce de manera
contingente. Es un real en el que cree, que plantea como exterior a él en la
construcción de un fantasma. Este fantasma es una especie de sistema teórico a través

24
Quine W.V.O., “On empirically equivalent systems of the world”, Erkenntis, 9, 1975, p. 327, citado in:
Laugier, S., op. cit., p. 735.
25
Laugier, S. “Quine, la science et le naturalisme”, op. cit., p. 744.
26
Quine W.V.O, The Roots of Reference, La salle, Open Court, 1973, p.80.
del cual el sujeto conecta con la experiencia de goce. Sublimar o compartir el fantasma
es del mismo orden que la construcción quineana: cada cual encuentra de manera
contingente algunas palabras o ciertos enunciados que están vinculados a su goce. Hay
enunciados fantasmáticos que son compartidos por muchos, otros, por pocos o por
nadie. Los primeros están más sublimados que los últimos. Algunos rasgos más íntimos de
las experiencias de goce de los grandes artistas son compartidos por casi todos. Están
sublimados.

Un ejemplo de encuentro entre un enunciado y una experiencia de goce nos lo


proporciona un recuerdo muy preciso que cuenta Michel Leiris. Es un recuerdo-pantalla
publicado al comienzo de su gran obra “La edad del hombre” en Biffures. Señala su
relación con la felicidad ?bonheur?, o más exactamente, con la desgracia ?malheur? y las
mujeres. Mientras está jugando a los soldaditos en la misma habitación que su madre un
soldadito, que él apreciaba especialmente, se cae. Lo coge al momento, y exclama
“lizmente” ?“reusement”?. Su madre le reprende de inmediato: “No se dice ‘lizmente’,
se dice ‘felizmente” ?hereusement?. Se sabe que Leiris nunca tuvo una relación sencilla
con la felicidad. Empezó un psicoanálisis en el decurso de una tentativa de suicidio
particularmente severa tras una noche complicada con Georges Bataille. Por otro lado,
construyó una literatura de un estilo admirable, marcada por una claridad rigurosa. No
volvió a permitir que alguien le reprendiera en relación al uso; se convirtió en el amo. El
estado donde el lenguaje señala el límite imposible de franquear respecto al origen del
anudamiento entre simbólico, imaginario y real corresponde a un lenguaje anterior a los
usos devenidos rutinarios del “buen uso” que puede aprenderse. A este estado del
lenguaje Lacan lo llama “lalengua”, escrito con una sola palabra, que señala la relación
más privada, más íntima con la lengua. Es la resonancia que la lengua tiene para cada
uno en el interior mismo de la lengua pública que utiliza. La realidad psíquica es la de
lalengua, punto de real donde se anudan lengua pública y lengua privada. La
contingencia del encuentro que crea lalengua es el fundamento de la actividad
interpretativa del psicoanálisis siempre contingente.

No hay que creer que, para alcanzar directamente el goce, se puede simplemente
denunciar los semblantes que constituyen el sistema de referencia de la lengua pública y
contentarse con los elementos fragmentados que constituyen el fantasma privado. Eso
sería lo que Lacan llama un punto de vista “cínico”: la denuncia de los semblantes de la
lengua pública en nombre del goce de la lengua privada. Corresponde a lo que sería en
el plano de la ontología una posición radicalmente escéptica. De hecho, para que el
escepticismo sea defendible, hay que saber que solo el saber puede llevar a él. “La
ciencia misma nos enseña que no hay conocimiento absoluto”. 27 La teoría del
conocimiento tiene su origen en la duda pero el conocimiento también produce la duda:
“El escepticismo es un producto de la ciencia”. 28 Creer y saber tienen dos gramáticas
lógicas, de empleos distintos. Sin embargo, el saber no elimina el registro del creer,
como demuestra brillantemente el final del artículo de Quine sobre los “Dos dogmas del
empirismo”. 29

Como el aprendizaje del lenguaje repite el aprendizaje de la ciencia, para Quine, cada
uno sigue indefinidamente aprendiendo su lenguaje y revisándolo. En el fantasma opera
una lógica del mismo orden. El saber del fantasma no cesa de apuntar al fracaso del
sistema simbólico en relación al goce. Pero no hay otro acceso.

Solo a la salida de un análisis se aíslan los elementos del fantasma privado, con lo que
tienen de más real. El trayecto no puede evitarse. Para poder dirigirse al partenaire, el
sujeto le presta sentimientos, creencias, expectativas de reacción a lo que dice y desea
actuar sobre las creencias y expectativas que anticipa. En los intercambios entre
analizante y analista, no solo está en juego el desciframiento del sentido. Está la
intención del que dice. Se trata de recuperar con su interlocutor algo perdido. Esta
recuperación de objeto da la clave del mito freudiano de la pulsión. Funda la
transferencia que anuda a los dos partenaires. La fórmula de Lacan según la cual el
sujeto recibe del Otro su propio mensaje en forma invertida incluye el desciframiento y
la voluntad de actuar sobre aquel a quien uno se dirige. En última instancia, cuando el
analizante habla quiere, más allá del sentido de lo que dice, alcanzar en el Otro al
partenaire de sus expectativas, creencias y deseos. Apunta al partenaire de su fantasma,
sin que pueda alcanzar un goce que sería el bueno. El descubrimiento del psicoanálisis
es ante todo el de la impotencia del sujeto para lograr la plena satisfacción sexual. Esta
impotencia se designa con el término de castración. Más allá, el psicoanálisis, con
Lacan, ha formulado la imposibilidad de que haya una norma de la relación entre los
sexos. Si no hay la satisfacción plena y no hay norma, queda que cada uno invente una
solución particular apoyada en su síntoma. La solución puede ser más o menos típica,

27
“The nature of natural knowledge”, in: S. Guttenplan, ed. Mind and Language, Oxford, Oxford
University Press, 1975, p. 68.
28
Laugier, S. “Quine, la science et le naturalisme”, 2002, p. 749.
29
Quine W.V.O., “Les deux dogmes de l’empirisme”, 1953, traducido in: Jacob P., De Vienne à
Cambridge, Gallimard, 1980, p.110.
apoyarse más o menos en la tradición y las reglas comunes. Puede, por el contrario, ser
signo de ruptura o de cierta clandestinidad. La relación entre los sexos no tiene una
solución que convenga “a todos”. En este sentido, está marcada con el sello de lo
incurable, y siempre será fallida. El sexo, en el ser hablante, compete al “no todo”.

Jacques-Alain Miller subraya la dimensión de lo real en Lacan a partir de este punto.


Lacan había aproximado una especie de primer real, que formulaba: “No hay relación
sexual”. Diciendo esto aislaba ya un rasgo que contravenía la idea de que hay saber en
lo real. Los planetas saben a qué distancia deben situarse unos de otros, pero los
cuerpos hablantes, no lo saben, no está escrito. Los cuerpos hablantes no saben lo que
tienen que hacer en el registro de la gravitación sexual. Lacan traducía la ausencia de
relación sexual, en el hombre, en la especie, como un desgarrón de lo real, como un
agujero en lo real: “Freud sitúo que lo que llama la sexualidad hace agujero en lo
real”. 30

El no-todo, lo imposible, el agujero, marcan la situación de lo simbólico en su relación


con el cuerpo y definen el campo de lo real y la experiencia de goce. El uso que el
psicoanálisis puede hacer de las neurociencias debe tenerlo en cuenta. Hay un uso
inmediato de los diferentes enfoques de las neurociencias por parte de los psicoanalistas
que cierra el agujero de la experiencia de goce. Vemos un uso inmediato cuando Mark
Solms afirma: “Las cartografías neurológicas recientes se adecuan a la descripción que
hizo Freud. La región central del tronco cerebral y el sistema límbico ? responsable de
los instintos y las pulsiones ? se corresponde con el ello de Freud. La región frontal
ventral que controla la inhibición selectiva, la región frontal dorsal que controla los
pensamientos conscientes, y el córtex posterior que percibe el mundo exterior,
corresponden al yo y al superyó”.31 Hay un uso inmediato cuando la corriente actual de
la Egopsicología propone repensar el psicoanálisis a partir de la conciencia. Con el título
“Un eslabón que falta en la técnica psicoanalítica”, 32 el Sr. Busch se asombra de que la
conciencia, que resulta tan interesante para las neurociencias, no interese a los
psicoanalistas. Quiere remediarlo: “Sostengo que en cada interpretación en la clínica
analítica, hay una definición implícita de la conciencia psicoanalítica. Cada vez que
interpretamos algo desconocido a un paciente expresamos nuestra creencia de que se la

30
Miller, J.-A., “Pièces détachées”, in: Le Séminaire de Jacques Lacan, La Cause Freudienne n° 61,
Navarin éditeur, 2005, pp.143-144.
31
Solms M., “Psychanalyse et neurosciences”, in: Pour la Science, No 324, Octobre 2004, p. 78.
32
F. Busch, B. Joseph, “A missing link in psychoanalytic technique”, in: Journal of Psychoanalysis, 2004;
85: 567-78 disponible en la web.
puede conocer”33. Me parece incluso que el uso directo que hace Daniel Widlocher de los
trabajos del cognitivismo emocional, en particular de los del Sr. Damasio, para fundar su
ontología de la significación está sujeta a caución. “El afecto no se sitúa con facilidad de
manera directa en la intimidad de la sesión. ?...? Pero, ¿de qué afecto hablamos? ¿De los
que deberían señalar cada uno de los estados mentales que se suceden en el curso de la
sesión, de los que están listos para surgir de la evocación de tal o cual cadena asociativa
?...??”. 34 El “doble trabajo de ubicación del afecto en la psique del otro y en la propia”,
que se propone describir, lleva directamente al “mapping” emocional.

La utilización directa de las neurociencias es susceptible siempre de remitirse a un uso


metafórico o de hacer funcionar al psicoanálisis como un metalenguaje y el Sr. Lionel
Naccache35 expuso criticas muy pertinentes de las tentativas de usos directos en esta
perspectiva.

Yo propongo más bien, para el psicoanálisis, un uso mediado de las neurociencias,


mediatizado por una de las consecuencias casi inmediatas de los aportes de las
neurociencias como son los medicamentos. Si uno cree el informe publicado hace poco
por The Academy of Medical Science, comentado en The Economist, los trabajos que
acabamos de escuchar hoy al Sr. Le Moal sobre “Los procesos oponentes” o sobre
“Addiction and the Brain Antireward system”, los de la Sra. Alberini sobre “La
consolidación y la reconsolidación de las huellas” están a punto de unirse a otros
trabajos de los farmacodinámicos sobre los derivados del glutamato. Quieren dar a luz
una nueva generación de medicamentos que prometen fijar mejor los recuerdos o, por
el contrario, deshacerlos, a condición de aceptar la sinonimia entre la
36
consolidación/reconsolidación de la huella y la fijación/olvido del recuerdo”.

Ya en febrero Alex Berenson daba cuenta en el New York Times37 de los trabajos del Dr.
Schoep que trabaja desde hace más de diez años sobre el glutamato después de estar
enamorado, como él mismo dice, de la dopamina. Trabajó mucho tiempo para Eli Lily,
pero en 2007 entró en Merck, que le ofreció más medios para pasar a los ensayos previos
a su comercialización. En un momento en que la dopamina seduce menos, el glutamato

33
Se puede leer una crítica de este punto de vista en Laurent E., Lost in cognition, éditions Odile Jacob,
2008. En castellano, está editado en la colección DIVA, Buenos Aires, 2005.
34
Widlocher D., “Affect et empathie”, in: Revue Française de Psychanalyse, 1999, tome 1, p. 74.
35
En este coloquio.
36
“All on the mind”, The Economist, May 24th, 2008.
37
Berenson A., “Daring to Think Differently About Schizophrenia”, The New York Times, February 24th,
2008.
permitirá producir nuevos medicamentos. Esta esperanza se anuncia después de que los
efectos de la fluoxitina o de los antidepresivos de la misma familia fueran atacados en el
estudio de Eric Turner, de la Universidad de Oregón, publicado en enero de 2008 en el
New England Journal of Medicine. La eficacia de los medicamentos puede atacarse con
los resultados de los meta-análisis, cuya metodología no es impecable. Se queda uno
estupefacto al comprobar como los psicotropos, una vez producidos, sean amados,
adoptados, utilizados con pasión por fuera de las indicaciones que les son asignadas.
Todo el mundo se acuerda del acento entusiasta de Escuchando al Prozac de Peter
Kramer (1994) o, un poco más moderadamente, de la dependencia que describe
Elisabeth Wurtzel en su novela autobiográfica Nación Prozac (2001). Los sujetos se hacen
con estas sustancias y las convierten en su objeto de auxilio, de adicción o de uso
moderado. En relación a que esto ocurra precisamente con el Prozac o con los
medicamentos de la disfunción eréctil o los estimulantes de la atención, podemos decir
que el uso “off label” testimonia sobre cómo el medicamento, por sus múltiples usos, es
un instrumento de exploración del cuerpo y de su goce. Su capacidad de deriva hace que
sean utilizados, se inscriban en nuestras vidas, unbedded. La revista Nature ha lanzado,
en el primer trimestre de este año, un estudio informal sobre el uso de la Ritalina entre
sus lectores: de los 1400 lectores que respondieron, 1 de cada 5 declaró que había
utilizado Ritalina, Provigil o betabloqueadores por razones no médicas. The economist,38
de orientación liberal, piensa que no es necesario regular demasiado estos usos
desviantes. Después de todo, escriben los reporteros, “las variaciones genéticas entre
individuos están asociadas a diferentes niveles de memoria de trabajo. Los que utilizan
Ritalina o Provigil quizás han descubierto que experimentan, de manera legítima para
ellos, pero por razones aún desconocidas, la necesidad de esta sustancia”. Mediante
argumentos epigenéticos encuentran también la particularidad de cada sujeto, incluso
su unicidad, que François Ansermet y Pierre Magistretti situaban en la plasticidad del
sistema nervioso. El uso mediado de las neurociencias es el que asegura todavía un
mayor grado de libertad al sujeto y al psicoanálisis para dar cuenta de lo que se
presenta siempre como huida, deslizamiento, desviación en la experiencia de goce del
sujeto. El uso de las neurociencias por parte del psicoanálisis es también el que hace el
psicoanalizante. Él también lo dirige al psicoanalista al hacer un uso metafórico de los
aportes teóricos de las neurociencias. Los inscribe con su lengua propia. Por otra parte,
hace una experiencia y no un aprendizaje de los objetos nuevos que ella produce con la

38
“Smart drugs”, The Economist, May 24th 2008.
teoría que de entrada se le vincula. Analista y analizante se encuentran del mismo lado,
donde se trata de preservar la singularidad contingente de una existencia.

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Traducción de Margarita Álvarez

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