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PSICOLOGIA SOCIAL Y

COMUNITARIA
Psicología social y comunitaria
 PSICOLOGIA SOCIAL Y COMUNITARIA

ÍNDICE

1. Índice

2. Introducción

3. Metodología

4. Mapa conceptual del módulo

5. Objetivo general

5.1. Objetivos de aprendizaje/competencias

6. Desarrollo temático

6.1. Componente motivacional

6.2. Recomendaciones académicas

6.3. Desarrollo de cada una de las unidades temáticas

6.3.1. Ejemplos, ejercicios o casos de aplicación práctica

6.3.2. Síntesis de cierre del tema

6.3.3. Actividades autoevaluativas propuestas al estudiante

7. Glosario de términos

8. Bibliografía

8.1. Remisión a fuentes complementarias

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2. Introducción

La siguiente cartilla tiene como intención hacer todo un recorrido por las distintas formas y
maneras de comprender lo correspondiente al campo de la psicología social y comunitaria,
donde históricamente aparecen y se desarrollan epistemologías y universos conceptuales
distintos. Este recorrido comenzará con el primer núcleo temático, que hace referencia al
contexto histórico y a los distintos paradigmas que le han dado sentido a la tradición de la
psicología Social y comunitaria, pasando de la psicología social con tradición norteamericana y
europea, hasta llegar a la apuesta contemporánea o emergente. Posteriormente, en el segundo
núcleo temático se desarrollará lo que se podría considerar el eje central del seminario, el cual
tiene como finalidad realizar un acercamiento a los desarrollos propios del paradigma
contemporáneo, es decir, aquel que puede ser denominado por su situalidad social, política y
cultural. Asimismo, se hará la distinción entre las tesis de la representación social y el
construccionismo social, para terminar con los desafíos propios de la psicología colectiva. En el
tercer núcleo temático se abordará lo correspondiente a la psicología social y comunitaria
latinoamericana, incluyendo sus conceptos transversales, como el desarrollo social, el
empoderamiento y las redes sociales y comunitarias. Por último, en el cuarto núcleo temático
se hará un recorrido por las formas metodológicas, como las cartografías sociales, los procesos
de IAP y educación popular, para finalizar con los procesos etnográficos y de recopilación
narrativa.

3. Metodología

La siguiente cartilla tiene como objetivo reconocer cada uno los distintos horizontes teóricos,
epistemológicos y metodológicos que acompañan la psicología social y comunitaria; es
indispensable que considere la cartilla como un espacio de consulta permanente y de soporte
para el proceso de formación. La cartilla está distribuida por semana, definiendo claramente
cada uno de los temarios indicados en el sílabo, lo cual exige una lectura permanente y paralela
al desarrollo de las tareas y demás actividades programadas.

5. Objetivo general

El módulo de Psicología Social y Comunitaria tiene como intención hacer todo un recorrido
histórico, conceptual y metodológico de la psicología social y comunitaria, haciendo especial
énfasis en los marcos críticos emergentes contemporáneos.

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6.1. Componente motivacional

Para poder comprender el recorrido de la psicología social y comunitaria y cada uno de sus
elementos constitutivos, es indispensable asumir una postura crítica y propositiva respecto a
eventos del contexto. Por lo tanto, y como parte del proceso de formación, se sugiere hacer una
lectura responsable y muy cuidadosa, ya que para que se pueda reproducir con éxito todo
ejercicio práctico es indispensable tener un sólido marco de argumentación.

6.2. Recomendaciones académicas

La psicología social y comunitaria es un campo de reflexión y actuación que permite situarse en


procesos y fenómenos sociales particulares y complejos. El módulo presentado a continuación
contiene los escenarios representativos de su marco conceptual, epistemológico y
metodológico, asunto que sugiere tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

 Hacer la lectura de la cartilla complementándola con las lecturas sugeridas por unidad
correspondiente.
 Apoyarse de situaciones, hechos o fenómenos cercanos en los que se pueda situar de
manera concreta lo leído cada semana.
 Conectar cada uno de los elementos del módulo al proyecto de campo correspondiente
para este.
 Realizar pequeños resúmenes o mapas por unidad que permitan una mejor
organización para la comprensión de los diferentes temas.
 Hacer las entregas de las tareas puntualmente y con las consideraciones respectivas para
cada una.

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Unidad 1

Semana 1

Contextualización

http://www.pensarlopensado.com/2012/06/la-complejidad-de-la-educacion.html

Para comenzar el módulo de Psicología Social y Comunitaria, módulo que seguramente


permitirá establecer formas de complementariedad con otros módulos propios de la formación
en Psicología, es indispensable indicar cada uno de los tramos históricos en los cuales se ha
integrado la psicología social, aportando no solo formas de lectura y abordaje, sino también
ofreciendo posturas de carácter político frente al mismo ejercicio de la psicología. En este
sentido, cabe referenciar lo que se podría definir como el ejercicio del campo de la psicología
social en la historia, incluyendo sus desafíos, sus alcances, sus contradicciones, sus
resignificaciones y sus reivindicaciones, de manera tal que permita situar más cerca su
dimensión contemporánea, sus formulaciones, sus actuaciones y sus incidencias.

La discusión comienza por el establecimiento del discurso científico social, donde prácticamente
el interés de la psicología por acercarse y ser muy afín a los postulados positivistas, enmarcados
en la objetivización, la universalidad y la comprensión del mundo desde formas “válidas” y
comprobables, se hace más que evidente, por lo que incluso la psicología social parte de este
movimiento institucionalizador de la psicología para ser reconocida y respaldada por el círculo
científico de la época.

La psicología social se encuentra muy relacionada, en este sentido, con la sociología; entre otras
razones porque comparten muchas raíces históricas, las cuales han condicionado fuertemente

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el proceso formativo y el posterior desarrollo de uno y otro campo científico. Uno de los
referentes más importantes para reconocer estas cercanías es Saint Simon, quien establece la
necesidad de reorganizar la sociedad en tiempos de crisis, para lo cual se debía formalizar el
ejercicio científico con sustantividad. En este sentido proyecta la science de l’homme, con la cual
se considera la naturaleza del hombre en sociedad a partir de hechos empíricos observables. A
partir de 1808 se abre un nuevo panorama de reflexión y análisis para los temas humanos
denominado inteligencia humana, por lo cual se le da paso a un escenario fundamental para la
psicología conocido como psicopolítica. Con esto se establece un marco interesante de
conceptualización en el cual se constituye un objeto definido para el ejercicio de las ciencias
sociales, en este caso se trata de una ciencia de las sociedades centrada en la organización del
sistema social, para cuya comprensión se recurre a los modelos de las ciencias de la vida (Saint
Simon 1859).

Para Saint Simon, así como para Marx, posteriormente, existe una sociología del conflicto que se
basa en la lucha de clase y el cambio social, por lo cual es reconocido, incluso antes que Darwin,
por plantear la hipótesis de que la lucha de las especies aumenta el poder de los más fuertes. Si
bien no llevó a cabo el análisis del conflicto propiamente en el seno de las clases industriales, el
modelo del conflicto acompaña y estructura todo su análisis y su apuesta para las ciencias
sociales, insumo que termina siendo indiscutible para la psicología social y comunitaria en su
momento. En este sentido, vale la pena formular algunos de los postulados que caracterizan el
pensamiento de Saint Simon y que, finalmente, reproducen toda una orientación de
resignificación para las ciencias sociales, incluso en la perspectiva contemporánea. Estos son:

1. Toda interpretación particular de los fenómenos sociales debe remitir a la totalidad o


conjunto.
2. El concepto más general y válido para todo sistema es el de actividad o acción, destinada
a asegurar la existencia colectiva.
3. El sistema social es una determinada organización.
4. Un sistema debe ser tratado como objeto, hecho o cosa, pues un sistema social es un
hecho o no es nada.
5. Los sistemas sociales deben ser pensados en sus formaciones históricas.
6. La cuestión esencial es el análisis de las causas que provocan el cambio social.
7. El cambio debe ser estudiado con respecto a los actos colectivos, examinándolos junto
con sus modificaciones.
8. Únicamente resultan viables aquellos cambios que se adecuan a las exigencias generales
del sistema.

Claramente, con estas premisas se abre todo un panorama de reflexión sobre las circunstancias
que conforman el asunto social; si bien algunos parecen formar parte de una tradición que
Comte fortalecerá posteriormente, y formarán parte de estructuras un tanto deterministas,

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algunos de ellos ya se encaminan a la determinación de emergencias para el análisis social
(Ansart,1971).

Otro referente importante en esta etapa de contextualización es Augusto Comte, quien fue
durante años discípulo de Saint Simon, a partir de quien desde su perspectiva puramente
positivista determina que la psicología difícilmente podrá considerarse como ciencia debido a su
carácter introspectivo, que estima es una impronta indiscutible de la ciencia misma, aunque sí
acepta la moral, la cual viene a ser más adelante como una incipiente psicología social. Desde
Comte además se perfila una de las posturas que terminan por darle a la psicología social un
carácter político e institucional, al manifestar que desde la doctrina orgánica del positivismo era
posible disciplinar a los revolucionarios por parte de los conservadores (Breiher, 1932).

Saint Simon http://1.bp.blogspot.com Comtehttp://elclarito.wordpress.com/2010/06/13/

La sociología es pues, para Augusto Comte, una ciencia cuyos objetivos son alcanzar un sistema
en perfecto equilibrio y total armonía, así como lograr el ajuste de cada individuo a este mismo,
por lo que con esto se promueve una ciencia del orden social, fundamento que posteriormente
retoma la psicología social para significar su presencia en el escenario del análisis de la sociedad
y todos sus devenires.

Otro de los referentes indiscutibles de la psicología social histórica y su relación con discursos
sociológicos es, indudablemente, Marx y su propuesta materialista de la concepción social, en la
cual se reclama de manera explícita una estructura económica subyacente al conjunto de una

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determinada historia, con lo que queda expresado, además, un espíritu colectivo independiente
de la conciencia del individuo y de sus relaciones materiales. Es decir que para la propuesta
marxista el devenir sociohistórico, donde también aparecen las relaciones y su conjunto de
categorías integradoras, está dirigido y orientado por el desarrollo mismo de la economía, por lo
que se establece, entre otras, que si el contexto económico cambia o se transforma, se
transforma el contexto relacional mismo; por lo tanto, también cambian las ciencias que se
dirigen a su comprensión, entre las que aparece la psicología social (Munné, 1982).

Dentro de esta línea Marxista, muy propia de las perspectivas soviéticas, francesas y alemanas,
también aparecen referentes importantes, como Vigotsky, Luria, Plejanov y Mijailovski, quienes
desarrollan todo un marco teórico de carácter sociopolítico de comprensión de procesos
sociales, especialmente aquellos generados por la Revolución de Octubre, en 1917, En este
punto vale la pena observar como la ciencia oficial soviética se adhiere directamente al
marxismo y comienza una campaña de desprestigio contra lo que se consideraba la ciencia
social burguesa, claramente establecida para favorecer los intereses de élites europeas. Este se
considera un momento históricamente relevante para la exaltación de la psicología,
especialmente la que hacía referencia a las relaciones sociales, como es el caso de la psicología
social, ya que esta se convierte en una fuente de inspiración teórica que reconoce y acentúa el
componente social de las distintas teorías, dentro de las cuales aparecen las denominadas
freudomarxistas, tesis perseguidas y prohibidas en su momento por las líneas ortodoxas,
mecánicas e idealistas. Lo anterior permite reconocer un soporte ideológico que cubre las
intenciones de la psicología social soviética del momento, la cual expresa que la misión
fundamental de la psicología social es contribuir a la formación del hombre comunista, para lo
cual establece un marco teórico que incluye estudios sobre comunicación, actitudes y
colectividad.

Para Vigotsky, referente indiscutible del paradigma soviético, la teoría psicológica es cultural,
histórica e instrumental, es decir que en el hombre los fenómenos psíquicos superiores no
tienen un origen natural sino social, y para poder explicarlos es necesario ir más allá del
organismo y buscar sus raíces en las relaciones interhumanas y en la historia, que es a la par el
sujeto activo de las relaciones. Es decir que procesos superiores como conciencia y voluntad se
desarrollan mediante las interacciones del individuo con sus semejantes y con la cultura del
entorno (Vigotsky, 1960). Por otro lado, Alexander Luria, reconocido discípulo de Vigotsky,
desarrolla su teoría cognitiva a partir de postulados vigotskyanos, pero con la diferencia de que
incluye factores genéticos y ambientales en la producción de cambios psicológicos, refiriéndose,
entre otras, a como el desarrollo sociohistórico hace parte de la reflexión sobre procesos
cognitivos. (Munné, 1982).

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Marx Vigotsky
http://www.google.com.co/search?hl=es- http://www.google.com.co/search?hl=es-
419&site 419&site

Por otro lado, en la Alemania de la guerra y la posguerra, aparecen figuras consideradas


representativas en la formulación de la psicología social como campo de intervención, es el caso
de Kurt Lewin, quién proviene de la tradición de la psicología aplicada. Durante la primera
guerra mundial, Lewin elaboró en Alemania pruebas para aumentar la productividad de los
grupos, obviamente desde una perspectiva experimental, con el fundamento que supone el
método científico deductivo. Su influencia fue tal que la investigación pasó de ser simplemente
un ejercicio de reconocimiento experimental a un escenario de comprensión más amplio del
comportamiento de las personas y de los grupos. Uno de sus grandes desafíos en tiempos de
guerra fue, a partir de sus estudios, lograr persuadir a la población para ahorrar materiales y
alimentos en tiempos de guerra, así como también se permitió comparar los efectos de varios
tipos de liderazgo en el desempeño y las dinámicas de los grupos (Cooper, 2002).

Otro de los referentes históricos que le dan sentido y explicación a las tendencias de la
psicología social tienen lugar en uno de los escenarios de pensamiento social y político más
emblemáticos: la Escuela de Frankfurt, cuna del pensamiento posmoderno y plataforma para la
fundamentación de la perspectiva clásica. Cabe resaltar, en principio, que los desarrollos de
dicha escuela superan la reflexión de lo disciplinar y trascienden a la constitución de nuevas
formas de comprender el universo social a partir de categorías políticas, muchas de ellas con
fundamento marxista y, por otro lado, con fundamento psicoanalítico, por lo que son los

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principales representantes del institut socialforschung, cuyo origen tuvo como propósito crear
espacios alternativos a las ciencias sociales académicas.

Entre los principales miembros de la denominada Escuela de Frankfurt se destacan, en el campo


propio de la psicología social, Horkheimer, a quien se le atribuye la formulación de las
principales tesis de la perspectiva crítica en ciencias sociales; su gran amigo y discípulo Adorno;
Fromm; Marcuse, y Habermas, entre otros. Todos ellos están profundamente enmarcados en la
fundamentación freudomarxista, e incluso culturalista y lingüística, con impronta propia de
pensamiento crítico, en el cual se emplea la dialéctica como arma metodológica que incluso
conduce a un antidogmatismo puro, contrario a cualquier teoría o investigación cerrada, por lo
que se estimula además la autocrítica como estrategia para la producción teórica. Se considera,
entonces, que la propuesta de Frankfurt es expresamente antipositivista, debido a que el
positivismo considera como único método válido el de las ciencias de la naturaleza, el cual
cumple con una función ideológica que mantiene un status quo e imposibilita toda crítica. Por el
contrario, los teóricos de la criticidad formulan que para poder realizar una comprensión del
universo social hay que desarrollar autoreflexividad, historicidad, dialéctica y proyecto
emancipador, asuntos que finalmente confirman que la psicología social con fundamentación
crítica debe considerarse como una crítica cultural del hombre. Este carácter político que
establece el pensamiento crítico se relaciona, entre otros, con la crítica a procesos autoritarios
establecidos tanto en relaciones familiares como en las propias relaciones sociales establecidas
en una sociedad burguesa (Munné, 1982).

En Francia, por otra parte, el marxismo permea también algunos escenarios de discusión y
reflexión filosófica y científica. Es el caso de estudiosos como Pierre Naville y Jean Francois Le Ny,
quienes integraron un prestigioso círculo de pensamiento en el marco del partido, reconocido
incluso como el más vivo y representativo de la Europa del momento, que aporta directamente
a las ciencias sociales y muy fuertemente a la denominada psicología social. Le Ny defiende la
psicología social materialista, centrada en el individuo pero preocupada por las múltiples formas
con las que este es determinado por movimientos propios de la sociedad. Le Ny se basa en tesis
completamente marxistas de carácter filosófico que le atribuyen al psiquismo la categoría de
producto de la actividad cerebral, que a su vez está determinado por las situaciones exteriores,
por el mundo material y por la forma como el mundo entra mediante la praxis y sus relaciones
con él mismo. De ahí surge el carácter social del psiquismo, el cual puede entenderse en dos
sentidos fundamentales: el primero se entiende a partir de la premisa de que el hombre es un
animal social por naturaleza, de donde resulta la tesis que fundamenta que toda psicología es
social, y el segundo establece que este carácter social es producto de un movimiento
permanente (Le Ny, 1963). Es desde aquí que la perspectiva francesa determina que la
psicología social se refiere a un dominio intermedio dado por el cuerpo de conocimientos sobre
cómo actúan las condiciones económicas, políticas e ideológicas para llevar a un individuo o
grupo de individuos a pensar o a actuar de una manera particular. Pierre Naville, reconocido
seguidor de Trotsky, establece, por su lado, más una dimensión de psicología social relacionada
con el mundo del trabajo, un interés que lo termina vinculando con la sociología del trabajo,
especialmente debido a su interés por las consecuencias sociales de la automación, así como

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por los problemas del socialismo y las guerras. Examinadas estas propuestas francesas de
carácter marxista se puede evidenciar, entonces, un carácter principalmente filosófico del
mundo social y de su relación con el psiquismo, con el cual se pretende superar esa fractura
histórica entre individuo y sociedad.

http://www.taringa.net/posts/info/12993204/Mayo-Frances-la-2-Revolucion-Francesa.html.

Otras perspectivas de desarrollo disciplinar en el campo de la psicología social se pueden


referenciar directamente con la experiencia y las formulaciones norteamericanas, en las que
prácticamente se da toda una orientación paradigmática al campo teórico y metodológico. En
principio, se puede hacer referencia a hechos históricos que al parecer condujeron ese interés
por procesos y fenómenos sociales; es el caso de los acontecimientos de la década de 1930,
donde Estados Unidos sufre una gran depresión económica con impactos directos en la vida de
poblaciones y comunidades de trabajadores. Con la Gran Depresión, muchos jóvenes psicólogos
quedan sin empleo por las condiciones propias de la disminución de puestos de trabajo, por lo
cual deciden unirse para confrontar dicha situación y comenzar a estudiarla. En este cuerpo
colegial que sufría de manera directa los avatares de la presión financiera se encontraban
personalidades como Ross Stagner, David Krech, Gordon Allport, Ernest Hilgard, Gardner
Murphy, entre otros, quienes finalmente conforman la sociedad para el estudio psicológico de
temas sociales.

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La Segunda Guerra Mundial, para el caso norteamericano, permitió estimular la creación del
Programa de Investigación de la Comunicación de Yale, en el cual aparecen las inquietudes por
los efectos de la propaganda y el deseo de elaborar campañas publicitarias eficaces y
convenientes, a partir de la implementación de teorías del aprendizaje y de cambios de
actitudes, diseñadas por psicólogos sociales norteamericanos (Lott, 1985). Paralelamente a
estos desarrollos, autores como Festinger, considerado el padre de la teoría de la disonancia
cognitiva, comenzaron a promover formas de evaluación de actitudes, apariencias y conductas,
y revelaron principalmente que estas entraban en incongruencia manifiesta, para lo cual se
emprenden caminos para lograr su congruencia. Estos estudios permitieron aportar a temas
como la conducta de los consumidores y la atracción interpersonal; con esto no solo queda
claramente expuesta la necesidad de la psicología social para contribuir al mundo del mercado,
sino que a su vez se manifiesta su subordinación a este, pues sus investigaciones se presentan
más al servicio del capital que al mejoramiento de las condiciones de vida de las poblaciones.

Psicología social experimental http://www.diariodeavisos.com/los-origenes-de-la-psicologia-


experimental

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PSICOLOGÍA SOCIAL Y
COMUNITARIA
Perspectivas de emergencia
 Perspectivas de emergencia

Perspectivas de emergencia

Tal y como se ha mencionado, la psicología social, al igual que otros campos de la psicología e
incluso otras ciencias sociales, han tenido muchos cambios y transformaciones a partir de las
alteraciones sociopolíticas y culturales, las cuales demandan, entre otras, formulaciones más
pertinentes y situadas a las distintas y muy complejas necesidades de las poblaciones y
comunidades. Para el caso puntual de la psicología social es indispensable reconocer que los
contextos contemporáneos sugieren replanteamientos conceptuales, epistemológicos y
metodológicos, para lo cual es indispensable conocer aquellos elementos que dentro de la
historia de la psicología, e incluso de la psicología social, proponen replanteamientos radicales a
esa psicología experimental y positivista norteamericana al servicio del mercado y de la propia
industria militar.

Si bien hay un importante esfuerzo desde lo anteriormente planteado por la Escuela de


Frankfurt, principalmente por el establecimiento de un paradigma teórico disidente y muy
contradictor a las apuestas positivistas alineadas al mercado y al capital, existen otros
planteamientos epistemológicos indispensables para la comprensión del universo social

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contemporáneo, que si bien tienen sus orígenes en ciencias como la física, la filosofía y la
sociología, permiten situar muy bien las nuevas formas de análisis y abordaje de los procesos
sociales y su sinnúmero de categorías implicadas de forma interdependiente.

Uno de los referentes más importantes en esta perspectiva contemporánea puede ser la teoría
general de sistemas, ideada por el físico Austriaco Ludwig Von Bertalanffy, quien luego de
formarse en el prestigioso pero hermético círculo de Viena decide apostarle a una explicación
del universo social, a partir de un concepto propio de la física como son los sistemas. Entre sus
aportes está la consideración del universo social como sistema, para lo cual desarrolla un
planteamiento sin lugar a dudas muy interesante de la reflexión sobre el fenómeno social
mismo. El sistema es considerado por Bertalanffy como una unidad que contiene elementos que
se integran y relacionan entre sí de forma constitutiva, dándole sentido y explicación a dicha
unidad. Esto, sumado a su planteamiento de apertura del sistema, permite comprender como
los individuos interactúan y se desarrollan relacionalmente con otros que aparecen en el
contexto. De esta manera se formaliza el concepto de retroalimentación, que tanto beneficio le
ha ofrecido a los procesos de abordaje ya que implica el reconocimiento de un contexto
relacional donde participan diversos sistemas con historias y condiciones particulares. Existe, en
este sentido, una interrelación entre todos los elementos y constituyentes de la sociedad, es
decir que todos los factores esenciales en los problemas, puntos, políticas y programas públicos
deben ser siempre considerados y evaluados como componentes interdependientes de un
sistema total (Bertalanffy, 1960).

Otra de las teorías que bien pueden considerarse indispensables para la comprensión
contemporánea del universo social y relacional, como componente distintivo de la psicología
social, se denomina Teoría de la cibernética social, fundamentada por el físico austriaco Heinz
Von Foerster, quien al igual que Bertalanffy hizo parte de la convención positivista del Círculo de
Viena, pero que termina como disidente al proponer elementos para el análisis de los procesos
sociales que distaban mucho de las apuestas mecánicas y deterministas de la época.

Dentro de las nuevas apuestas de la cibernética social, también entendida como cibernética de
segundo orden, aparecen elementos muy importantes en la discusión sobre las organizaciones
sociales y sus formas de autoproducirse, ya que se incluye la idea de autoorganización de los
sistemas como una propiedad ineludible de todo sistema en relación social. Decidirse por un
enfoque cibernético implica considerar algunos principios básicos que no están siempre
claramente definidos en la literatura y que se pueden describir como una forma de pensar
especial, como un paradigma o, como el propio Gordon Pask lo definió, como un arte o incluso
una manera de vivir. Esta visión metadisciplinaria y su aplicación interdisciplinaria destaca
también a la cibernética en un medio académico caracterizado por el dualismo teórico, las
versiones unidisciplinares y el modelo metódico positivista de las ciencias naturales e incluso de
las ciencias sociales. Por otro lado, Niklas Luhmann considera que la cibernética es
completamente pertinente y necesaria para el acercamiento y la comprensión de los
fenómenos y problemas propios de un mundo extremadamente complejo y cambiante, por lo
que destaca específicamente los procesos de comunicación (Luhmann 1968). No obstante, es

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Heinz Von Foerster quien finalmente define algunas de las premisas más representativas para la
cibernética, las cuales se vuelven indispensables para la psicología social y comunitaria
contemporánea. Estos se definen como:

Aspecto sistémico:

Este aspecto se dirige particularmente a comprender la complejidad de los sistemas sociales.


Asimismo considera que la observación es esencial en las descripciones de la gran variedad de
interacciones que se presentan en la realidad, en lugar de aislar analíticamente cada una de las
relaciones causales e investigarlas, como se hizo sistemáticamente en las tradiciones
investigativas positivistas.

Interacción:

Los sistemas cibernéticos descartan de plano la causalidad y establecen las acciones recíprocas
de los sistemas dinámicos como centro del interés.

Autoreferencialidad:

Para Heinz von Foerster este es el principio fundamental del pensamiento cibernético. Él habla
de la circularidad, que significa que todos los conceptos se pueden referir a ellos mismos,
proceso en el cual un estado se puede reproducir (von Foerster 1993). Luhmann asume este
concepto y lo designa bajo el término de autoreferencialidad, asunto que finalmente se
convierte en una de las premisas fundamentales para el abordaje de los procesos sociales.

Información:

Si existe un elemento que se considera transversal en la propuesta cibernética es


definitivamente el de la información, entendida como aquella carga que representa el
intercambio propio de los sistemas sociales, lo que la teoría general considera como
retroalimentación.

4 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
http://observatorioredes.blogspot.com/2012/01/sobre-la-teoria-del-caos-el-efecto.html

Como continuidad a las perspectivas de la cibernética y como parte de la discusión de la


emergencia, la complejidad aparece como propuesta que se detiene particularmente a
considerar la posibilidad de integrar la comprensión del mundo social con nuevas categorías e
incluso nuevos desafíos. En este esfuerzo aparecen autores como Edgar Morin, quien decide
formular la complejidad como respuesta a los vacíos, desaciertos y contradicciones de un
paradigma de tradición positivista que decididamente consolidó un discurso mecánico,
determinista y objetivista, a lo que Morin denomina el paradigma de la simplicidad. Este se
explica a partir de dos premisas fundamentales, el reduccionismo y la disyunción; la primera se
entiende como la manera de explicar el universo social desde metodologías y formulaciones
únicas, dejando de lado asuntos propios del contexto; la segunda se refiere a la explicación del
individuo de forma fracturada y distante, interés propio del modelo tradicional, que difícilmente
integra pero que sí disipa y separa, es decir, la simplificación (Morin, 1998).

Para la complejidad social es indispensable pensar en los siguientes componentes, los cuales, si
se integran, permiten hacer de la lectura e incluso de los abordajes de procesos sociales algo
más holístico, por lo que se pueden comprender las incertidumbres, indeterminaciones y
fenómenos aleatorios. En cierto sentido la complejidad siempre está relacionada con el azar. Las
premisas de la complejidad pueden resumirse prácticamente en tres, las cuales se funden
claramente en procesos integrados e interdependientes. El primero se denomina principio

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recursivo, el cual desafía el modelo determinista de la causa y el efecto, con el que
prácticamente se dio explicación a todo proceso individual y social durante varias décadas. Este
principio establece que para cada causa no existe solamente un efecto, sino que aparecen
varios efectos, y que para cada efecto no hay solo una causa, sino varias causas (equifinalidad y
multicausalidad, respectivamente). El segundo principio se denomina principio dialógico, y
establece que en el universo social siempre se consideraran las complementariedades entre
antagonismos, es decir, que los conceptos o ideas aparentemente antagónicos se
complementan de manera directa y se fusionan para poder explicarse (ej. Vida y muerte; grupo
e individuo; anormal y normal, etc.). Por último, se encuentra el principio hologramático, que
sugiere, para comprender los sistemas sociales, estudiar las partes en función del todo y el todo
en función de la parte, es decir, plantear los sistemas sociales como unidades constitutivas,
altamente integradas por partes que dialogan y se relacionan de forma interdependiente.

C E

C E

C E

Gráfico Principio de Recursividad.

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Perspectivas críticas

La psicología social se constituye en uno de los campos de la psicología que ha replanteado no


solamente sus conceptualizaciones y sentidos epistemológicos, sino también sus formas
prácticas, metodológicas y de abordaje de fenómenos y procesos sociales. En este sentido, vale
la pena referir la tendencia a la cual se circunscribe particularmente la psicología social y
comunitaria contemporánea en América Latina, en la que se da un giro hacia la reivindicación
del sujeto social y sus procesos colectivos de acción política y de empoderamiento, con lo cual
se definen nuevos marcos discursivos de reflexión y de apropiación de lo que puede definirse
como la “dimensión social de la psicología”.

La psicología social no solamente responde a esta tendencia contemporánea de comprender el


escenario del sujeto, del contexto y de sus relaciones de manera diferente, sino que además
sugiere un fortalecimiento en aspectos puntuales de carácter epistemológico, de sentido
formativo y metodológico, considerados como aspectos o factores distintivos de sus desarrollos.
Estos aspectos pueden definirse de la siguiente manera:

Respecto a su naturaleza

La psicología social propone un marco de referencia en el cual se hará la distinción entre la


forma clásica de intervención de los procesos sociales y hará especial énfasis en los sentidos de
abordaje para los asuntos psicosociales y comunitarios, desde un carácter interno, discursivo y
reivindicador, desarrollando apuestas por el abordaje político y emancipador de las
comunidades vulneradas o de aquellas que la institucionalidad, como la tradición científica, han
invisibilizado. Por otro lado, los procesos sociales deben ser abordados de forma integral, tanto
en su reflexión como en sus formas de apropiación y de trabajo, lo cual implica la conformación
y consolidación de equipos interdisciplinarios, e incluso transdisciplinarios, que de manera
conjunta promuevan la integración de saberes para la discusión, la gestión, la planeación y la
evaluación de dichos procesos. En este sentido, la interdisciplinariedad se establece como un
elemento transversal.

Respecto a su sentido epistemológico

La psicología social surge de un escenario conceptual y de sentido epistemológico que bien


podría denominarse como crítico-emergente, es decir, surge de un carácter reivindicador, activo,
político y colectivo que trasciende la propuesta objetivista, generalizadora y excluyente de la
tradición en psicología social. Asimismo, le apuesta a la construcción de escenarios para la
transformación desde la participación y el empoderamiento de los actores sociales inmersos en
el contexto del fenómeno.

Respecto a su sentido metodológico

La propuesta metodológica que rodea la iniciativa de la psicología social posee un carácter


diverso y pluriforme que se construye desde un marco epistemológico emergente, el cual

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considera que por la complejidad de los escenarios de abordaje se requieren acciones
metodológicas coherentes y pertinentes a las necesidades sentidas de los fenómenos y de sus
comunidades. La propuesta emergente de la psicología social bien puede considerarse incluso
desde su carácter metodológico, al insistir en procesos de abordaje interno y no de intervención,
como suelen denominarse las formas de trabajo que reproducen desde afuera, mediante
técnicas y experiencias diversas, las maneras “deseables” de transformación, siempre desde la
perspectiva del experto o el agente externo. De acuerdo con esto, y entendiendo que la
transformación hace parte de un proceso de construcción activa que se realiza de manera
conjunta con los actores sociales, se plantea la idea de abordaje interno, como la forma de
abordaje que de manera responsable asume la necesidad sentida y rompe con una tradición
asistencialista perjudicial para cualquier proceso de desarrollo social.

Psicología social y referentes culturales

Otra de las perspectivas que hacen parte de la propuesta emergente, alternativa e incluso
transformadora es la psicología social que se construye en marcos culturales Este tipo de
psicología social bien puede vincularse a una serie de iniciativas consideradas culturalistas,
como la psicología de los pueblos, cultura y personalidad y los estudios transculturales, pero
más recientemente con desarrollos propios de la psicología evolutiva, psicopatología o
psicología social. En esta perspectiva se retoman muchos de los planteamientos de carácter
epistemológico anteriormente referenciados, lo cual connota un panorama desafiante para las
apuestas que vinculan a los sujetos sociales con movimientos y procesos del contexto
multicategorial (políticos, sociales, económicos, axiológicos y culturales).

La psicología de los pueblos se considera, en principio, muy pertinente, ya que dirige su interés
a los estudios de las identidades culturales y de las migraciones, los cuales son aportes
fundamentales para ramas de la antropología como la antropología psicológica, y para ramas de
la psicología como son potencialmente la psicología cultural y la psicología social y comunitaria
(Aguirre, 2000). Por otro lado, la Psicología denominada transcultural reporta algunos avances
interesantes asociados con procesos de abordaje interdisciplinarios que plantean análisis
transculturales de las principales áreas de la psicología, desde los procesos básicos y del
desarrollo hasta la psicología social (Lambert 1980). Es cierto entonces que la cultura termina
siendo un componente definitivo para el análisis social, ya que reside en creencias comunes
distribuidas en una sociedad y se inscribe en costumbres, rituales y escenarios de relaciones
institucionalizadas y propias de la vida cotidiana.

8 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
https://www.google.com.co/search?hl=en&biw=1366&bih=673&site=imghp&tbm=isch&sa=1
&q=arte+urbano&oq

[PSICOLOGIA SOCIAL Y COMUNITARIA] 9


PSICOLOGÍA SOCIAL Y
COMUNITARIA
PSICOLOGÍA SOCIAL Y
Psicología social y comunitaria, marcos
epistemológicos
 Psicología Social y Comunitaria

http://www.pepenevado.es/wp-content/uploads/2012/08/mafalda-3.gif

Para comenzar este módulo es indispensable, en principio, hacer referencia a que cada uno de los
postulados considerados como propios y característicos de la psicología social y comunitaria
contemporánea deben situarse y explicarse a partir de la instalación y la expresión de
macroprocesos sociopolíticos, económicos y culturales, como son los marcos globalizantes
homogeneizadores, la multiculturalidad y demás perspectivas propias de la incertidumbre y el caos.

Es muy importante, en este sentido, referir el interés que el campo denominado psicología social y
comunitaria ha desarrollado en distintos escenarios internacionales, precisamente porque
comienzan a emerger procesos sociales que, por sus particularidades, complejidades y formas,
requieren de nuevas lecturas y apuestas conceptuales y metodológicas que se vinculen de una
manera más coherente.

En este sentido, Colombia es sin duda un territorio en el que históricamente se han construido,
desarrollado y evidenciado fenómenos sociales que bien pueden explicarse como el resultado de
distintas convergencias y tensiones de carácter político, económico y cultural, y que de forma
manifiesta incorporan elementos, componentes y categorías de fenómenos y procesos
denominados globales o supralocales, como la globalización, la hegemonización, la
multiculturalidad, el mercado y la incertidumbre, entre otros (Canclini, 2000). Todos estos
fenómenos denominados contemporáneos constituyen el marco situacional desde donde se

2 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
recrean las dinámicas locales en las cuales la psicología social y comunitaria hace presencia, genera
acciones y reproduce conceptualizaciones y formas metodológicas.

La discusión sobre los procesos sociales globales y su recreación en contextos locales tienen un
marco de abordaje lo suficientemente amplio, asunto que para el caso de la contextualización de la
psicología social y comunitaria resulta más que oportuno. Esta amplitud no solamente se ve
reflejada en la gran diversidad de aportes y construcciones académicas, sino también en la
diversidad de elementos y categorías que le dan cuerpo a cada uno de esos procesos, lo que
significa, para la propuesta de la psicología social y comunitaria, acoger de la manera más
constitutiva e integradora posible dichos elementos.

Pensar entonces en escenarios de globalización en términos de la generación de nuevos marcos de


intercambio comercial, político, económico y cultural significa pensar, además, en nuevas formas
homogeneizadoras de pensar nuevas relaciones sociales, por lo que se ponen en evidencia
relaciones de poder y de segregación. En este sentido, se puede hacer referencia a cómo la
construcción de un discurso expansionista y supranacional permea las fronteras nacionales e
instala sus prácticas de intercambio y revela su interés por nuevos territorios. Sin embargo, para las
ciencias sociales, incluyendo la economía contemporánea, la globalización y la introducción de la
economía de mercado, no se han producido los resultados prometidos en países europeos y
latinoamericanos, lo cual ha generado, por el contrario, una pobreza sin precedentes para el
grueso de la población. La economía de mercado ha revelado grandes crisis, al insistirle a los países
pobres en eliminar barreras comerciales, mientras los países poderosos conservan las suyas, lo cual
impide a los países subdesarrollados o en vías de desarrollo exportar productos agrícolas y demás
servicios locales (Stiglitz 2008).

Este panorama recrea, además, dinámicas sociales y políticas que bien pueden concebirse incluso
como naturalizadas en contextos de dependencia donde se instala y promueve un solo orden
establecido, lo que significa poner en marcha el panorama de la exclusión, el cual impone un
régimen especial que subordina (Bauman, 1999). Esta tendencia desarrolla estrategias para el
afianzamiento consideradas, por muchos teóricos de las ciencias sociales, como guerras
asimétricas donde las condiciones son impuestas por estructuras transnacionales, las cuales tienen
como intención promover un control extraterritorial que en ocasiones, por no decir casi siempre,
supera leyes y formulaciones locales. Es así como la soberanía y la independencia estatal se hace
más fácil de obtener, mientras que su alcance y contenidos se empobrecen progresivamente a
medida que la autonomía económica, militar y cultural se vuelve rápidamente cosa del pasado y su
supervivencia toma cada vez más forma de ficción.1

Así aparecen en los nuevos territorios contemporáneos nuevas velocidades y nuevas polarizaciones,
las cuales conducen a nuevas formas de relación social donde se restringen incluso las formas
comunitarias de desarrollo, por lo que impera la individualización y la competencia en el mercado
(Bauman, 1999). Esta situación se puede manifestar en las nuevas lógicas de trabajo donde

1
BAUMAN, Zygmunt. La sociedad sitiada. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2004.

[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 3


aparece la batalla por imponer el control y la subordinación, batalla en la cual se obliga al
ciudadano y al trabajador a aceptar esos principios de la moral (Bauman, 1999) que, para el caso de
las ciencias sociales, son el origen de las categorías de flexibilización, deshumanización y
precarización de condiciones de vida. Son estas razones las que permiten a la psicología, y
especialmente a la psicología social y comunitaria, recurrir a nuevas formas de abordaje y
conceptualización, más aún cuando las tendencias sociopolíticas, culturales y educativas (Gazzola &
Didiksson, 2008) han mostrado los efectos negativos del enfoque centrado en el mercado y en la
individualización de las relaciones.

https://www.google.com.co/search?hl=en&site=imghp&tbm=isch&source=hp&biw=1366&bih=673&q=capitalimo+salv
aje&oq=capitalimo+salvaje

La subjetividad y las teorías de inspiración social en la psicología

Dicotomías y distinciones entre lo individual y lo social

En este contexto cambiante y complejo, de componentes diversos de orden social, económico,


político y cultural, vale reportar aquellas tesis que bien pueden asociarse con el desafío social de la
psicología, y que por sus características y derroteros han permitido, hasta la fecha, construir

4 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
marcos de reflexión, de intervención y de abordaje para los fenómenos que circulan y se
desarrollan en el mundo contemporáneo.

Unas de estas tesis que aparecieron de forma contundente, incluso presentándose como
contrahegemónicas y alternativas en su momento, fueron las propuestas de la representación
social de Moscovici y de identidad social de Tajfel, las cuales dieron un nuevo panorama para
resaltar la naturaleza colectiva del comportamiento social procurando enfocar los problemas de
forma más panorámica. Posterior a estos trabajos aparecen también los reportados por James,
Dewey, Pierce y Mead, los cuales también se consideran como parte del denominado
interaccionismo simbólico. En todos ellos aparece la discusión acerca de la distinción entre la
nueva psicología social y la psicología social sociológica, que se alinea en los marcos positivistas,
descriptivos e individualistas.

La representación social, tal y como la expone uno de sus principales creadores y promotores,
Sergio Moscovici, abre la discusión acerca de una de las zonas de sentido dentro de la psicología
social, la cual bien puede considerarse como proceso fundamental, como lo es la subjetividad
social, asunto prácticamente ignorado por las perspectivas tradicionales de la psicología social
norteamericana y de perspectiva positivista. La categoría de representación permite, entonces,
comprender como el conocimiento social tiene una naturaleza simbólica y social que reproduce
significaciones que están más allá de cualquier objeto concreto; como bien lo define Moscovici
(1982): “No hay nada en la representación que no esté en la realidad, excepto la representación
misma”. Con esto Moscovici establece que todas las fuentes de la representación se encuentran en
la realidad, la cual se instala en la formulación subjetiva de quien representa, es decir que la
representación social supera la idea de la representación como imagen, y se define a partir de la
relación que el sujeto tiene con el objeto que se representa. Por lo tanto, cuando Moscovici afirma
que “no hay nada en la representación que no esté en la realidad”, no se refiere a una realidad
concreta y objetivable, sino por el contrario a una realidad social en la que intervienen procesos de
subjetivización que la configuran, asunto que también podrá definirse como subjetividad social
(González Rey, 2002).

Las representaciones sociales muestran las formas organizativas del espacio simbólico en el que los
sujetos se desenvuelven y desarrollan. Es decir que la realidad aparece mediante las
representaciones sociales y los discursos que forman el tejido social, por medio de los cuales los
sujetos relacionados con un determinado escenario social configuran el sentido subjetivo de las
denominadas esferas de su vida y se atribuyen una significación a sí mismos y a sus relaciones con
los otros. El hecho de asumir el carácter subjetivo de las representaciones sociales no niega sino
que reafirma su compromiso con la realidad social; solo que esta realidad social se expresa en la
representación de forma subjetiva (experiencia del sujeto), no como reflejo objetivo de lo
representado, lo cual implica, para el estudio, la descentralización de los objetos construidos y se
centra, mejor, en la configuración de elementos subjetivos, con lo cual se le da un valor heurístico
al proceso.

[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 5


https://www.google.com.co/search?hl=en&site=imghp&tbm=isch&source=hp&biw=1366&bih=67
3&q=dali

Otra característica que posibilita establecer esta perspectiva de la representación social como
referente para la psicología social contemporánea corresponde a que la organización simbólica que
constituye el medio social es también un aspecto central o transversal en la constitución de sentido
propio de las emociones del sujeto. Esta organización simbólica constituye, dentro del proceso, un
complejo marco de núcleos emocionales que asociados a los procesos de significación integran de
forma interconectada eso que se denomina representación social. Con esto se puede establecer de
manera concreta que este complejo proceso de la subjetividad social, mediante el cual el mundo
adquiere sentido para los sujetos que lo viven o lo experimentan, integra además procesos que
originalmente no hacen parte de la psicología, sino que se han construido por otras ciencias
sociales, como los discursos, los imaginarios sociales, entre otros (González Rey, 2002). Esta
subjetividad social que integra al sujeto individual y al sujeto relacional representa una forma
constitutiva e integradora para cualquier intención de comprensión de los fenómenos y procesos
socioculturales diversos, ya que estos se implican de forma recíproca en los procesos de
construcción de la subjetividad.

En este sentido, autores como Markova definen que incluso ese debate integrador debe incorporar,
además, la distinción individual y social, que parece ser uno de los principales interrogantes de la
psicología social y comunitaria contemporánea. De esta manera se establece que los fenómenos
socioculturales relativamente estables, como las formas habituales de pensamiento, las
representaciones sociales, los lenguajes, las tradiciones y demás expresiones paradigmáticas,

6 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
hacen parte de un ambiente social en el cual los sujetos viven y se desarrollan. Es decir que en esta
experiencia de subjetividad social, entendida desde el carácter sociocultural, lo social y lo
individual constituyen categorías absolutamente interdependientes (Markova, 1996).

Es muy importante reconocer cómo la propuesta de representación social ha permitido consolidar


también un campo de reflexión sobre la relación existente entre el contexto de realidad y la forma
como se da cuenta de este mismo, elementos que bien pueden considerarse como indispensables
para la comprensión del sujeto social y de sus formas relacionales. Sin embargo, son muchas las
teorías y las tendencias surgidas en los últimos años que plantean algunas diferencias y distancias
con respecto a las premisas de la representación social, especialmente por considerarla una forma
de comprender la relación del sujeto con el entorno social algo estática y preconfigurada, que
pareciera dejar de lado la complejidad del cambio social y de sus distintas formas de explicitación e
interpretación haciendo especial énfasis en procesos de singularización dentro del tejido social.
Dentro de estas teorías aparecen paradigmas críticos y emergentes como el construccionismo
social e incluso el mismo interaccionismo simbólico, los cuales promueven un análisis de los
procesos sociales más situado en la relación social y sus elementos constitutivos, donde categorías
como la histórica, el mundo simbólico, el lenguaje, e incluso la incertidumbre y la paradoja, son
transversales en el esfuerzo de comprensión de la realidad social.

Con esto no se quiere decir que dichas posturas o tesis contemporáneas desvirtúen o replieguen
cualquier consideración de lo correspondiente a la representación social, sino que por el contrario
complementan y reconfiguran la manera como estas pueden tener lugar en el contexto social de
desarrollo, rompiendo mecanismos de objetivación y anclaje propios de la propuesta de Moscovici,
rejuveneciendo estos conceptos y permitiéndoles ser resinificados.

[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 7


Construccionismo social y psicología social y comunitaria contemporánea

Tal y como se ha venido estableciendo a lo largo de la cartilla, son muchos y muy variados los
aportes conceptuales y epistemológicos que le han dado a la psicología social y comunitaria un
marco de situalidad y pertinencia respecto a sucesos, procesos y fenómenos sociales
contemporáneos complejos y multicategoriales. En esta línea se destacan muchos autores con
sus trabajos y sus formas alternativas de pensar, progresistas, y hasta disidentes con respecto a
las que al comienzo del módulo denominamos tradicionales y hegemónicas. Dentro de estas
teorías aparecen la propuesta de la representación social, que ya fue expuesta y demarcada con
cada una de sus formulaciones y pretensiones teóricas; el construccionismo social, que le va a
dar a la psicología social y comunitaria un nuevo panorama con la inclusión y la resignificación
del lenguaje, la relación social y los componentes históricos; y la psicología colectiva, que
finalmente le dan soporte a esa integración entre lo social y lo comunitario, que a la larga son
los grandes elementos de discusión del módulo.

El construccionismo social tiene, dentro de su marco teórico, varios exponentes que con sus
aportes han removido nuevas formas para la comprensión de la realidad y de la realidad social y
comunitaria, en las que se integran componentes contextuales y nuevas subjetividades e
intersubjetividades. En este sentido, puede referirse el trabajo de Berger y Luckmann, que
marca un horizonte muy interesante para la comprensión de la realidad social al considerarla
una construcción social, pero es quizás Keneth Gergen el referente más reconocido, no solo
para la psicología social, sino también para la psicología educativa e incluso para la psicología
clínica, con su propuesta narrativa que hoy parece tener la fortaleza y fundamentos necesarios
para convertirse incluso en un paradigma teórico que bien podría continuar con sus desarrollos
por varios años más.

Para poder establecer la pertinencia de la psicología clínica en el registro histórico que lleva a
cabo esta cartilla y, finalmente, en el proceso de formación en psicología social y comunitaria,
vale la pena incorporar en el debate algunos elementos que Gergen considera indispensables
para el establecimiento de una perspectiva social en psicología. Uno de los elementos que
Gergen destaca hace referencia a la constante invalidación histórica que se le ha dado a la
teoría psicológica, ya que no impacta y explica de manera sistemática los procesos de interés,
asunto que para la psicología convencional es un argumento perfecto para revertir muchas de
sus actuaciones. Por lo que sus propuestas se volvieron correspondientes a lo demandado por
las estructuras científicas. Con esto se abre paso a teorías “válidas” del comportamiento social
que se establecen como implementos significativos para el control social, por lo que el
comportamiento del individuo es predecible, hecho que al mismo tiempo lo ubica en una
posición de vulnerabilidad. 2

2
ESTRADA, Ángela María. Kenneth Gergen: Construccionismo social, aporte para el debate y la
práctica. Bogotá: Universidad de los Andes, 2007.

8 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
Es precisamente esta perspectiva la que comienza a ser discutida por el construccionismo, pues
la considera no solo descontextualizada sino también reduccionista en su máxima expresión, y
es que precisamente las condiciones cambiantes de la cultura y sus innumerables elementos
constitutivos hacen de la postura construccionista algo transgresora y alternativa para la
cosmovisión cientificista que ha rodeado las distintas tesis de la psicología por décadas. Una de
las propuestas planteadas por Gergen en este sentido es deslegitimar la explicación que la
fisiología establece para el comportamiento social, al considerar que esta no nunca podrá dar
cuenta de las variaciones del comportamiento social con el paso del tiempo, aún más con la
presencia de las expresiones culturales que de por sí se construyen y deconstruyen de manera
permanente en el espacio en el cual se desarrollan dichos comportamientos sociales. A la luz de
estos argumentos, el continuo intento por construir leyes generales del comportamiento social
pareciera estar mal encaminado, al igual que parece ya injustificada la creencia asociada de que
el conocimiento de la interacción social puede acumularse y desarrollarse de la misma manera
que se desarrolla en las ciencias naturales. Así, el construccionismo establece que el estudio de
la psicología social es principalmente una tarea histórica que debe superar de manera
sistemática ese interés por explicar todo lo concerniente al universo social, desde bases
primarias o biologisístas, quizás porque los dominios sociales dependen de disposiciones
adquiridas que se encuentran sujetas a grandes cambios a lo largo del tiempo.3

Kenneth Gergen
https://www.google.com.co/search?hl=en&site=imghp&tbm=isch&source=hp&biw=947&bih=5
37&q=construccionismo+social.

3 Ibid.

[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 9


La emergencia de la psicología social construccionista

Tal y como se refirió anteriormente, enfatizar en la mente individual, en un mundo cognoscible


objetivamente y en el lenguaje como portador de la verdad, es prácticamente hacer alusión a
los pilares fundamentales de la denominada ciencia tradicional, en la cual la racionalidad
individual se pone de manifiesto, tesis profundamente problemática porque considera el
lenguaje como expresión de la racionalidad que el individuo tiene del mundo. Por otro lado,
quienes se interesan por los asuntos literarios, lingüísticos y semiológicos consideran que el
lenguaje es un sistema en sí mismo, un sistema que además precede y sobrevive al individuo
mismo. Por tanto, hablar del lenguaje como un agente racional parece no solamente
innecesario, sino políticamente incorrecto, pues le instaura al lenguaje una dirección limitada y
unidireccional; sin embargo, estas implicaciones del diálogo posmoderno permiten la
emergencia de algo más que una crítica convencional que abre paso a nuevos argumentos de la
historia de la ciencia y de la sociología del conocimiento misma. En estos argumentos se sugiere
un panorama más prometedor de la racionalidad humana en el que el lenguaje asume un rol de
carácter más cultural, inherente al intercambio humano y que transita entre lo individual y lo
comunal.

10 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
PSICOLOGÍA SOCIAL Y
COMUNITARIA
de lo objetivo a lo construido socialmente,
discursividad y psicología colectiva
 De lo objetivo a lo construido socialmente, discursividad y psicología
colectiva

Esta premisa propia del construccionismo es especialmente transversal para la comprensión del
mundo social en el cual se desarrollan las reflexiones y los abordajes de la psicología social y
comunitaria, ya que permite habilitar otra dimensión epistemológica en la que no se establece
un mundo social ajeno observable, sino que contrariamente se establece un mundo
particularmente plural y cambiante que define sus propias realidades a partir de la interacción
entre individuos. Parece, entonces, que la tradición de comprensión es superada por una
emergencia que incluye géneros lingüísticos, así como las instituciones en las cuales estos se
encuentran inmersos, por lo cual la concepción de persona o individuo no puede ser verificada
o falseada por medio de la observación. De acuerdo con esto se puede decir que el lenguaje no
es hijo de algo interno llamado “mente”, sino de los procesos culturales que se tejen en un
contexto particular, donde las descripciones del mundo no son expresiones exteriores que se
instalan en el individuo, sino que por el contrario son los lenguajes los que permiten la
descripción y explicación dentro de las relaciones (Gergen, 1994).

A partir de estas consideraciones, Gergen establece una serie de premisas que posibilitan
incorporar el construccionismo a los fenómenos sociales correspondientes, denominándolos de
una manera concreta pero a la vez muy significativa dentro de los contextos de abordaje de la
psicología social y comunitaria. Estos son:

La deliberación reflexiva: Esta premisa da cuenta de la responsabilidad ética política que


caracteriza a la psicología social contemporánea, incluso le permite a quienes la conceptúan y la
desarrollan pararse por fuera de las mismas teorías para reconocer sus propiedades y ausencias,
es decir, les permite estar atentos de los hechos y eventos que circulan de forma cotidiana por
el contexto cultural y de las versiones y apuestas que la psicología tiene para explicar estos
hechos; las discute e incluso permite salir de la disciplina para encontrarse con otras que bien
pueden tener respuestas interesantes.

Restauración y revitalización histórica: En este aspecto lo que entra en discusión es


precisamente la reflexión acerca de los alcances que ha tenido el ejercicio histórico de la
psicología, los cuales no han sido particularmente los mejores referentes, debido a que la
psicología ha permanecido anclada a una línea promulgada y denominada por tesis progresistas,

2 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
desarrollistas y de mercado, que unifican y estandarizan todo aquello que se considera de
interés científico. Sin embargo, existen otros referentes teóricos que han marcado para la
historia de la psicología un punto de partida que requiere ser reivindicado con respecto a los
temas de atención de la vida contemporánea, como algunas tesis psicoanalíticas que destacaron
los temas hermenéuticos, del lenguaje y relacionales (Spence, 1982; Aron, 1999), hasta las
propuestas fenomenológicas y crítico sociales (Richardson, 1999).

Diálogo intercultural: La premisa del diálogo cultural parte de asumir una postura sensata y
muy responsable de la psicología, en buena parte construida desde un marco occidental
fragmentado y reduccionista. Esta perspectiva no solo establece que la vida cultural es plural y
multicategorial, sino que a su vez exige despojar al psicólogo social de toda pretensión
unificadora por categorizar y homogenizar conceptos y metodologías. Si bien el
construccionismo social respalda y reconoce esta premisa como fundamental, hay referentes
teóricos y metodológicos propios de la psicología intercultural que han posibilitado el referente
del diálogo intercultural como categoría (Bruner, 1990).

Creación de inteligibilidades funcionales: El llamado con esta premisa es replantear los


conceptos y teorías diseñadas y prediseñadas por la lógica occidental, las cuales parecen
formalizar la réplica como fundamento y aislar toda posibilidad de construcción teórica local y
contextual. Entonces, la perspectiva construccionista, de forma muy responsable, invita también
a explotar la creatividad teórica que se resista a postulados universales y unificadores y
reivindique un contexto plagado de cambios y pluralidades relacionales.

[Psicología Social y Comunitaria] 3


Discursividad social

https://www.google.com.co/search?hl=en&biw=1366&bih=673&site=imghp&tbm=isch&sa=1&
q=okupas+en+Colombia

Parece entonces pertinente, luego de considerar las aportaciones realizadas por el


construccionismo social como sustento epistemológico para la psicología social y comunitaria,
dar cuenta de otras formulaciones que podrían ser muy apropiadas para el reconocimiento del
contexto discursivo en el cual se desarrollan las realidades sociales y, por ende, se desarrolla el
ejercicio mismo de quien decide abordarlas. Las formas discursivas y las propuestas narrativas
hacen parte de esa dimensión teórica que vitaliza y da soporte a la comprensión de las
relaciones en los territorios sociales.

Se puede hacer referencia a los trabajos realizados por Harris Zeling, a quien se le atribuye la
noción de discurso incluso como categoría de análisis. Verón, por su parte, considera que el
análisis no debe instalarse solo en el texto, sino en los componentes hipertextuales que le dan
sentido y lo explican, como los referentes contextuales, intencionales y emocionales que hacen

4 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
parte de cualquier relación social, tesis que posteriormente puede circunscribirse en las
propuestas de la sociosemiótica (Jofré 2007).

Para la psicología social y comunitaria, considerada como de sentido contemporáneo, es


indispensable conjugar todos y cada uno de los elementos establecidos por la lógica discursiva.
Esta última tiene también paradigmas distintos para definir lo lingüístico, como es el caso de la
perspectiva estructuralista, la cual establece que las propiedades lingüísticas se establecen
como estructuras determinantes y se ajustan a formalidades únicas para su expresión,
evocación y comprensión, como la semiótica, la gramática y sus propiedades sintácticas. Otros
como las denominadas teorías posestructuralistas o emergentes le dan sentido interpretativo al
lenguaje y le incorporan elementos como la referencia histórica, las cargas emocionales y las
pretensiones o intencionalidades, todas estas en situalidad o en lógicas contextualizadas
(Bruner 1998).

En este sentido, y como parte del desafío que construye la psicología social y comunitaria, es
indispensable que cada uno de los abordajes fenoménicos de carácter colectivo constituyan un
escenario donde las versiones plurales y la dialógica discursiva conserven su protagonismo, para
lo cual no resulta suficiente, lo que se dice, sino dónde se dice, entre quiénes se dice, cómo se
dice, qué intención existe al decir lo que se dice, y qué impactos genera lo que se dice. Vale
aclarar que el psicólogo social y comunitario, considerado sujeto activo en el proceso que
integra y paralelamente estudia o comprende, también resulta ser un referente lingüístico
indispensable.

https://www.google.com.co/search?hl=en&biw=1366&bih=673&site=imghp&tbm=isch&sa=1&
q=teor%C3%ADa+de+la+fractalidad

[Psicología Social y Comunitaria] 5


Psicología colectiva y la emergencia de la interacción

Como bien se ha establecido en los apartes anteriores del documento, son muchos los aportes
teóricos y epistemológicos que le han dado soporte y orientación a la psicología social y
comunitaria contemporánea. Estos no solamente han abierto nuevas formas de comprender el
escenario de desarrollo del ejercicio disciplinar, sino que además han logrado configurar un
marco epistémico y metodológico que significan de forma y sentido distintos al sujeto, a sus
relaciones y a sus procesos transformadores. En este panorama, que podría llamarse también
emergente, aparece una propuesta teórica que parece vincular las concepciones sociales y
comunitarias y sirve de plataforma para dar cuenta de procesos colectivos, pasados por alto por
la psicología tradicional, como las acciones de intersubjetividad y la supraindividualidad, que de
manera particular conducen a la emergencia de categorías políticas en psicología social y
comunitaria. Esta perspectiva se denomina psicología colectiva, y a continuación se
establecerán algunas de sus más representativas características.

http://www.lasillavacia.com/historia/la-marcha-por-la-paz-y-sus-apuestas-politicas-analisis-y-
seguimiento-en-vivo-43580

6 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
Para comenzar la formulación respecto a la psicología colectiva, vale reconocer que
históricamente la psicología social ha determinado su centro de atención en el sujeto y todos
aquellos procesos que lo implican, incluso las relaciones que se construyen con otros y con el
mismo entorno. Para las corrientes propias del fenómeno colectivo, es decir para aquellas que
han situado su atención en esta categoría, como la sociología política, la ciencia política y la
antropología social, parece tener relevancia el mundo relacional en el cual se construyen
discursos para reivindicar, para significar o para soportar prácticas de organización y gestión
social. Es precisamente en esta perspectiva en la que se concentra la psicología Colectiva,
privilegiando las interacciones y los procesos de conjugación y construcción de realidades en
escenarios sociales, sin que esto signifique desvirtuar los caracteres subjetivos propios de cada
momento relacional; este proceso bien puede considerarse como la nueva realidad
psicocolectiva, que tiene sentido a partir del encuentro y la interacción.1

La realidad psicocolectiva

En este aspecto, vale la pena comenzar diciendo que históricamente las ciencias sociales, e
incluso alguna fracción de las ciencias denominadas como duras, entraron en el debate
dialógico entre aparentes conceptos divergentes y antagónicos, como: alma-cuerpo,
racionalidad-espiritualidad, privado-público, subjetividad-objetividad. Esta discusión, en buena
parte, constituye la focalización y el centro de discusión de la mayoría de las mencionadas
ciencias de calibre sociocultural, donde caben también las emergencias de la física cuántica y las
teorías del caos, las incertidumbres y las fractalidades.

Dentro de este debate parece haber quedado instalada, por lo menos para las ciencias sociales,
la idea de que lo público está más ligado al mundo de lo objetivo, de la regla compartida, del
mundo normativo y estructural, mientras que lo privado, como propiedad del sujeto, se
encuentra mucho más ligado al mundo subjetivo propio de las ideas, las configuraciones
emocionales y las apuestas personales para la supervivencia. Pareciera, entonces, que la
postura se inclinara a expresar un mundo distintivo, claramente fracturado y definido por
fronteras imaginarias y hasta espaciales, donde el sujeto se moviliza entre una dimensión y otra
sin posibilidad alguna de mimetizarse en la complementariedad entre las mismas dimensiones.

Con la psicología colectiva se abre un panorama más que importante para lo que significa
comprender al sujeto contemporáneo, sus relaciones y sus contextos de desarrollo; en principio,
porque supera ese debate de distinciones y permite nuevas referencias acerca del significado de
lo público para construir subjetividades, así como lo privado también define particularidades
para la construcción de lo público, debate que pone a la psicología social y comunitaria en
perspectiva de contexto y pertinencia y demanda, entre otras, nuevas formas de abordaje en
contextos contemporáneos donde lo privado y lo público mutan y se deconstruyen a partir de
relaciones especialmente discursivas. En este orden de ideas, es posible establecer nuevas

1FERNÁNDEZ CHRISTLIEB, Pablo. El espíritu de la calle, psicología política de la cultura


cotidiana. Barcelona: Anthropos, 2004

[Psicología Social y Comunitaria] 7


categorías de análisis social, como la supraindividualidad, y la subjetividad pública, las cuales
constituyen un marco de sentido incluso para la versión política de la psicología contemporánea.

https://www.google.com.co/search?q=fotograf%C3%ADa%20art%C3%ADstica&um=1&ie=UTF

Subjetividad pública

A lo largo del siglo pasado y buena parte del siglo actual, se ha incrementado el sector disidente
de las ciencias sociales que sitúa la discusión de lo psíquico incluso por fuera de lo individual y
subjetivo, lo cual establece la existencia de una versión de subjetividad construida en los
escenarios relacionales y colectivos y que permite considerar tanto las apuestas identitarias
como los propósitos de colectivos, grupos sociales y comunidades de cualquier orden,2 de
donde emerge una cosmovisión que puede considerarse hiperorgánica y supraindividual, en la
cual se establece que el discurso colectivo y la presencia de una mentalidad colectiva debe ser
centro de atención y estudio de las nuevas ciencias sociales, entre ellas la psicología social
crítica emergente y la psicología comunitaria. Queda así superada y muy cuestionada toda
tendencia teórica que instala el mundo psicosocial en el individuo y su mundo privado, por lo
que el concepto resignifica lo psicocolectivo, como acento concreto de lo relacional e incluso de
lo intersubjetivo.

2 Ibid.

8 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
Para la comprensión de este nuevo paradigma es indispensable establecer algunas
consideraciones respecto a categorías emergentes que resultan necesarias para el abordaje de
procesos sociales y comunitarios. Finalmente, estas categorías permitirán ofrecer nuevos
sentidos epistemológicos y horizontes de desarrollo para la psicología social y comunitaria:

Masa

Se podría considerar la categoría masa como las multitudes espontáneas que se movilizan y que
están compuestas por sujetos sin lazos previos ni vinculación alguna que repentinamente se
desindividúan al ser sustraídos por un sentimiento y actividad, por lo que dejan de pertenecerse
a sí mismos para empezar a pertenecer a él.

Supraindividualidad

Es importante referir que esta categoría reporta una dimensión política de la masa en el espacio
público que ha sido satanizada y desvirtuada por parte de las instituciones que pretenden
cohesionar a la ciudadanía y formular discursos más individualizantes que colectivos. Por esta
razón, cuando se habla de un espíritu colectivo o de supraindividualidad, se asume el espacio
público como el escenario propicio para la irrupción, es decir, para establecer su espíritu de
resistencia a lo que institucionalmente se plantea, promoviendo un clima sensitivo y
racionalmente político.

Cultura

Otra categoría indispensable para el análisis de la psicología colectiva hace referencia al cuerpo
cultural que circula tanto en la esfera pública como en la esfera privada; en particular, aquel que
caracteriza a los pueblos y a las comunidades, que construyen escenarios culturales y
discursivos políticos que las diferencian y las caracterizan en territorios donde convergen
permanentemente las relaciones entre ellas y entre ellas y las instituciones definidas por el
establecimiento.

[Psicología Social y Comunitaria] 9


PSICOLOGÍA SOCIAL Y
COMUNITARIA
Psicología social y comunitaria (procesos
transversales)
 Psicología social y comunitaria (procesos
transversales)

Ejercito de la revolución mexicana, Museo de la Revolución, México D.F 2013

El siguiente módulo tiene como pretensión hacer un recorrido teórico alrededor de lo que se
considera fundamental para la psicología social y comunitaria, tanto para la reflexión como para
el desafío mismo de interlocución y de abordaje. Resulta importante iniciar el módulo con
algunos desarrollos que resultan pertinentes para el campo de la psicología social y comunitaria,
particularmente en el contexto latinoamericano, asunto que se convierte en elemento
transversal de la perspectiva crítica y emergente. Vale aclarar que para poder incursionar en
cada uno de los conceptos que dan cuerpo al paradigma latinoamericano de la psicología es
importante tener claros los elementos epistémicos e históricos vistos en los anteriores módulos,
ya que con esto el contexto se amalgama de forma más natural con las categorías políticas que
se construyen en cualquiera de los ejercicios propuestos por la psicología social y comunitaria
contemporánea y progresista.

Estos preceptos que dirigen la reflexión de la psicología social y comunitaria comienzan a


denominarse y a establecerse a partir de las condiciones sociales, políticas y económicas que
sufren pueblos y comunidades latinoamericanas, donde lo que prevalece son los índices
extremos de pobreza y las inequidades en términos como el acceso a la justicia, al trabajo, a
servicios básicos, a salud y a educación digna y de calidad. Vale aclarar que la psicología en

2 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
general, no solo la de perspectiva social tradicional, surge como respuesta a la exigencia
creciente de las sociedades occidentales de lograr ciertos grados de desarrollo y satisfacción de
las necesidades de consumo y la libre competencia, lo cual hace de esta génesis un terreno de
muchos inconvenientes e incluso de paradojas, como la que establece que al estar llamada a
contribuir a los dictámenes del mercado la psicología deshumaniza su ejercicio y excluye de sus
intereses de abordaje a comunidades y poblaciones vulneradas y sistemáticamente
invisibilizadas.

Así queda establecido, a partir de la década de los ochenta, un marco de actuación de una
psicología disidente, alternativa y altamente política, la cual formula entre sus planteamientos
que, si bien hay una psicología que sacia sus intereses de poder y de reconocimiento en el
mercado, existe otra que privilegia el acercamiento a contextos donde quizás la psicología
convencional nunca intentó llegar, quizás por miedo a ser juzgada y recriminada por el sistema
desarrollista neoliberal. Es decir que para la psicología social y comunitaria latinoamericana es
fundamental llegar a la comunidad, comprender sus dilemas y procesos colectivos, y establecer
junto con ellas formas concretas de mejoramiento de sus condiciones de vida, para dignificarlas
y recuperar su propositividad en el proceso de desarrollo comunitario (Baró, 1992).

De acuerdo con esto, y como parte del objetivo mismo del módulo, se establecerán algunas
referencias que dan cuenta del interés de la psicología en América Latina por establecer un
discurso y unas formas metodológicas propias, las cuales determinarán horizontes de
transformación no solo para las comunidades a las que aborda, sino también para la psicología
misma. Estas son las siguientes:

1. Fase de consolidación de la psicología social y comunitaria como disciplina académica. Es


aquí donde se establece lo indispensable de construir un marco teórico y metodológico
propio para el contexto latinoamericano.

2. Fase de crisis de la psicología social. En esta fase aparece ese gran desafío crítico
formulado por el sector disidente de la psicología social, hacia la psicología social de
réplica tradicional que también se instaló en el continente.

3. Fase de desarrollo propio de La psicología social y comunitaria latinoamericana. En esta


etapa se reconoce el carácter histórico de la psicología social y comunitaria en el
continente y se incrementa el trabajo y la producción, por lo que se hace explícita la
relevancia social y política del ejercicio respecto a necesidades padecidas por las
poblaciones en el continente.

Con esto queda prácticamente establecido un nuevo paradigma de sentido para la


psicología social y comunitaria en el continente, con el cual se acentúa el trabajo en
temas como los procesos colectivos, como las migraciones y desplazamientos humanos,

[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 3


las socializaciones y los conflictos sociales mismos, las organizaciones y la comunicación.
En esta perspectiva emergen las tesis de la psicología colectiva, la psicología política
latinoamericana, la psicología urbana y la psicología de los pueblos.

Algunos aportes desde la perspectiva deconstruccionista

http://www.google.com.co/search?hl=es419&site=imghp&tbm=isch&source=hp&biw=1366&bi
h=630&q=comunidades+en+resistencia.

Son muchos los portes teóricos y metodológicos que han permitido a la psicología social y
comunitaria latinoamericana ser lo que es. Desde el construccionismo y otras perspectivas se
logra evidenciar todo un componente discursivo que integra elementos como el lenguaje social,
la historia y el contexto, para hacer del análisis y los procesos interventivos algo radicalmente
distinto a lo establecido desde los paradigmas tradicionalmente descriptivos y estandarizables.
Una de estas perspectivas que también parece tener cabida directa con los idearios de la
psicología social y comunitaria latinoamericana es el deconstruccionismo social, el cual
establece que todos los fenómenos sociales son producciones históricamente situadas y, por lo
tanto, son por naturaleza cambiantes con las épocas. Esa modificación de los fenómenos
sociales resulta inevitable si se piensa que las prácticas humanas que los constituyen presentan
precisamente la peculiaridad de ser procesos que crean, en el transcurso de su desarrollo, las
condiciones para su propia trasformación. En efecto, los fenómenos sociales no solo son
históricos porque cambian con el tiempo y porque son relativos al período histórico en que se
manifiestan, sino que son intrínsecamente históricos porque poseen memoria. Esta

4 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
característica presente en el fenómeno no es independiente de su genealogía, y parece indicar
además que lleva incorporada la memoria de las relaciones sociales que lo instituyeron como tal.
De esta forma, la genealogía de un fenómeno social cambia en la medida en que se producen
acontecimientos posteriores; por otra parte, nunca se podrá acceder a un conocimiento total de
esa genealogía, es decir que el cambio en los fenómenos es tal que difícilmente se puede
considerar el detalle dentro de su lectura o significación, ya que mientras se desarrolla dicha
tarea el fenómeno ya cambió, y por lo tanto el análisis queda especialmente incompleto.

Lo anterior, como bien se establece, hace parte del aporte deconstruccionista al ejercicio de la
psicología social y comunitaria, que si bien parece una discusión eminentemente epistemológica,
se convierte en un horizonte de sentido donde convergen elementos propios de la metodología
y del quehacer cotidiano de quien decide sumergirse en el propio fenómeno y hacer desde allí
no conjeturas ni juicios frivolizantes y superfluos, sino comprensiones integradoras y complejas,
donde incluso la comunidad posee un papel fundamental y propositivo. Con esto se hace cada
vez más explícito aquel panorama crítico del cual la psicología social y comunitaria
latinoamericana se ha apropiado, al darle al hecho histórico un importante protagonismo e
insistir incluso en que dicho carácter crítico nunca deberá darse por concluido y en que es
imposible ignorar la dimensión hermenéutica de los hechos sociales, políticos, económicos y
culturales.

A partir de esto se describen los siguientes principios desde la tesis deconstruccionista:

a. Reconocimiento de la naturaleza simbólica de la realidad social: Con esto se establece


que la realidad social está nutrida de manera constitutiva por formas y construcciones
simbólicas.

b. Reconocimiento de la naturaleza histórica de la realidad social: Con esto se establece


que las sociedades y cada uno de sus elementos constitutivos se encuentran explicados a
partir del componente sociohistórico.

c. Reconocimiento de la relevancia que reviste el concepto de la reflexividad: Esta


dimensión permite entrar en una constante resignificación de los procesos, así como
también permite al sujeto convertirse en objeto de sus análisis.

d. Reconocimiento de la agencia humana: En este campo se sugiere reivindicar la idea de


un sujeto que además de ser reflexivo propositivo, agencie y construya con otros sus
propios escenarios de desarrollo.

e. Reconocimiento del carácter dialéctico de la realidad social: La concepción dialéctica de


la realidad social enfatiza dos aspectos fundamentales: la naturaleza relacional de los
fenómenos sociales y el carácter procesual de los estos mismos.

[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 5


f. Reconocimiento de la adecuación de la perspectiva construccionista para dar cuenta de
la realidad latinoamericana: En este principio se establece la importancia, para la
reflexión de los fenómenos sociales, de incorporar las tesis construccionistas como el
lenguaje, la relación social y el contexto histórico.

http://www.whattoseeinmadrid.com/images/musicaCallejera.jpg

Psicología social y comunitaria y su perspectiva crítica

La perspectiva crítica, que no tiene nacimiento en el seno mismo de la psicología, ha


permitido construir un nuevo escenario de comprensión de los fenómenos sociales de
manera integradora. Es importante comenzar diciendo que por crítica se entiende la
posición que denuncia, demuestra y rechaza el mantenimiento y la justificación de
condiciones injustas de vida y de modos de conocer insatisfactorios. En el caso puntual
de la psicología social y comunitaria, la perspectiva crítica surge como respuesta a la
insatisfacción respecto a las formas como estructural y sistemáticamente se han
atropellado los derechos de las comunidades en el continente por más de cuarenta años.

6 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
Si bien esta dimensión crítica puede cobijar elementos propios del construccionismo y
de la criticidad surgida en propuesta marxistas y teorías de la dependencia, la psicología
social y comunitaria reconoce contemporáneamente el aspecto constructor y
deconstructor de la acción, en cuanto exige un análisis de causas, de consecuencias, de
sentidos, de contrasentidos, de direcciones y de oposiciones. Se considera entonces que
la realidad se construye y que al hacerlo se le da significado, para lo cual es
indispensable reconocer las voces de nuevos actores en procesos de acción y reflexión.
Este carácter construido de la realidad no sustituye su existencia, de lo cual deriva una
forma de relativismo que lleva a no considerar lo construido como palabra última, sin
caer en consideraciones vulgares o irresponsables que manifiestan que como todo es
cambiante y relativo, entonces no existe.1

En este sentido, la psicología social y comunitaria le reconoce un papel protagónico a la


comunidad y a cada una de sus posiciones respecto a los fenómenos en los que hace
parte, con lo que indica que cualquier intervención o abordaje que niegue o no
considere las versiones de las comunidades respecto a lo que conocen y saben es
finalmente un proceso impertinente y políticamente irresponsable. La propuesta crítica,
entonces, no solo habilita esa posibilidad de construir con las comunidades sus formas
de reivindicación y de desarrollo, sino que además desde su carácter reflexivo y
propositivo, estas se permiten apostarle a sus transformaciones de manera directa,
incluso sin necesidad de presencias profesionales y consultoras externas, como pueden
ser los profesionales de las ciencias sociales mismas.

1
MONTERO, Maritza. Introducción a la psicología comunitaria. Buenos Aires: Paidós, 2005.

[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 7


Convención de valores y principios de la crítica en la psicología social y comunitaria

Reflexión
Unión teoría fundamentad
y práctica a en el diálogo

El poder en la
comunidad

Además de estas consideraciones vale hacer algunas aclaraciones acerca de conceptos


indispensables en la discusión social y comunitaria, dentro de los que aparecen el concepto de
comunidad y el concepto de participación como centros de interés para la tesis alternativa
emergente o crítica de la psicología social y comunitaria.

Para la comunidad se establece:

Es un grupo social, histórico y culturalmente constituido y desarrollado, preexistente a la


presencia de los investigadores o de los interventores sociales, que comparte intereses,
objetivos, necesidades y problemas en un espacio y un tiempo determinados, y genera
colectivamente una identidad y unas formas organizativas desarrollando y empleando recursos
propios para lograr sus fines (Montero, 1998). También puede decirse que las comunidades
presentan necesidades o desarrollan procesos y sentidos diversos, es decir que tienen grados de
significación particular que no solamente se instalan en la versión colectiva, sino que además
incorporan la versión del individuo como constitutiva en el escenario comunitario. Al respecto
cabe decir que ningún grupo es perfectamente homogéneo, a menos que exista una restricción

8 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
explicitada por una fuerza unificadora. En este sentido, cabe referir algunos aspectos
constitutivos de lo social y comunitario en el continente:

1. La comunidad o el grupo social como punto de encuentro.


2. La relación de los miembros de la comunidad, como relación cooperativa.
3. La creación de espacios para la construcción de solidaridad e identidad.

Para la participación se establece:

Este carácter considera que las comunidades o grupos sociales participan al tomar parte, tener
parte, ser parte de un proceso de interés; es decir, hacer, poseer y transformar su ambiente en
pro de un bienestar colectivo o común. Por otro lado, se hace referencia a las acciones
conjuntas y libres que una comunidad o grupo social ejerce para establecerse en un territorio
colmado de discursos y normatividades (Sánchez, 2000). Se pueden considerar algunos aspectos
constitutivos de la participación como los siguientes:

1. Es un proceso que implica la producción y el intercambio de conocimiento.


2. Es una acción socializadora y concientizadora que transmite, comparte y modifica
comportamientos sociales.
3. Es un proceso que insiste en compartir ideas y recursos materiales.
4. Proceso donde se organizan estrategias y se toman decisiones.
5. Proceso que integra patrones democráticos de comunicación entre los participantes.
6. Generación y aprobación de una normatividad particular con el fin de funcionar como
colectivo.

Consideraciones para el psicólogo social y comunitario

Teniendo en cuenta cada una de las características de la psicología social y comunitaria


latinoamericana, es indispensable ahora hacer referencia a aspectos propios de la labor o
práctica de esta rama de la psicología, los cuales seguramente permitirán clarificar mejor los
intereses, las intencionalidades y responsabilidades que surgen en el campo. Estos aspectos son
de vital importancia para establecer un mejor y más pertinente abordaje de los procesos en los
que se circunscriben las comunidades y sus necesidades, las cuales en el mayoría de los casos
contrastan con las necesidades imaginadas por los científicos sociales que de manera
permanente se acercan a procesos de distintos órdenes y presentaciones.

[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 9


Esto supone tener en cuenta lo siguiente:

 Diagnosticar conjuntamente con las comunidades y en función de situaciones


que totalidades.
 Establecer con los actores sociales situados en la demanda el problema o la
necesidad manifiesta, para instaurar un ambiente colaborativo y propositivo
entre todos los implicados en el proceso.
 Definir a los actores sociales como sujetos activos en su construcción de realidad.
 Comprender al psicólogo social y comunitario como agente de cambio ligado a la
detección de recursos y potencialidades de las comunidades.
 Comprender que el psicólogo social y comunitario debe asumir tareas
indispensables de evaluación, intervención, educación e investigación.
 Considerar que en asuntos interventivos y de abordaje es indispensable
incorporar estrategias de carácter participativo.

10 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
PSICOLOGÍA SOCIAL Y
COMUNITARIA
Procesos colectivos (empoderamiento, desarrollo social y
redes sociales y comunitarias)
• Procesos colectivos (empoderamiento, desarrollo
social y redes sociales y comunitarias)

http://soeci.org/web/wp-content/gallery/infotep-soeci/cursococina3.jpg

Como parte de la clarificación de conceptos propios de la psicología social y comunitaria cabe


anotar la existencia, dentro de sus marcos conceptuales, de una serie de procesos constitutivos
en los cuales se desarrollan y reproducen acciones y movimientos de carácter colectivo que
posibilitan la inserción de las comunidades y grupos en el debate púbico, a partir de la
consolidación de proyectos e iniciativas visibles de promoción y protección de derechos
fundamentales. En este sentido, se expondrán cada uno de los procesos que se establecen
como transversales en las prácticas organizativas comunitarias, por lo que se pueden establecer
nuevos márgenes de acción y de abordaje para los psicólogos sociales y comunitarios.

Es importante establecer que los procesos que a continuación se desarrollarán hacen parte de la
cosmovisión y del sentido epistemológico que acompaña el devenir comunitario

[POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
2
contemporáneo en el cual es indispensable reconocer los intereses de las comunidades, sus
formas de comprender los procesos en los que se ven inmersas y su naturaleza de abordaje, así
como sus valores culturales, comunicativos y políticos. En este sentido cabe referir algunos de
los aportes distintivos de la psicología social y comunitaria a lo colectivo y lo comunitario que le
darán forma a los establecimientos de los procesos denominados transversales. Los aportes
iniciales son los siguientes:

1. La consideración de que los participantes son actores sociales constructores de


realidades; por lo tanto tienen capacidad de decisión, de acción y de transformación de
su vida cotidiana y de su entorno.

2. La consideración del valor de igualdad que está ligado a los de libertad y transformación
social. De acuerdo a esto se determina que una psicología que define a sus sujetos como
actores constructores no puede someterlos a la condición de ejecutores de acciones
prescritas, sin discusión alguna y dirigidas externamente.

3. La puesta en escena de la conciencia como condición para el conocimiento, así como la


posibilidad de que esa conciencia, que caracteriza la voz de la comunidad, se expanda y
se movilice para el beneficio colectivo. De la conciencia aparecen también algunos
valores constitutivos como la liberación y el conocimiento, ambos definitivos para la
acción colectiva y para el restablecimiento de condiciones de vida de los miembros del
grupo o de la comunidad.

4. La promoción de las concepciones de diversidad, igualdad y justicia, valores que pueden


leerse de forma integradora. La diversidad de los actores sociales da cabida a múltiples
formas de comprensión y construcción de los fenómenos vividos y de sus propios modos
de conocerlos. Respecto a la igualdad se puede decir que permite que todos los agentes
involucrados vean reconocida su posibilidad y capacidad de generar conocimiento y de
poder expresarlo sin reparos ni condiciones. A estas concepciones se une también la
solidaridad, por cuanto el intercambio de conocimientos supone una forma de colaborar
en unión con el otro, reconociéndolo como par en sus intenciones de desarrollo.

Con esta base axiológica, indispensable para la comprensión de cualquier asunto de


carácter colectivo, se pasará ahora a la explicación de los procesos más relevantes
asumidos por la psicología social y comunitaria contemporánea.

[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 3


Empoderamiento comunitario

Son muchas las características que constituyen y le dan sentido a las comunidades, como su
historia, sus prácticas y sus formas relacionales; sus sentires y significancias, sus expresiones y
discursos, sus imaginarios, sus tensiones y necesidades, y sus desafíos y pretensiones de cambio
y transformación. El empoderamiento comunitario se considera, desde las últimas décadas, un
proceso mediante el cual las comunidades emprenden un camino de fortalecimiento de
convicción que permite, entre otras, fortalecer los lazos y la confianza de sus miembros para la
acción y para la consecución de espacios de reconocimiento y de mejoramiento de condiciones
de vida. Respecto al empoderamiento comunitario son muchos los aportes, pero principalmente
son los aportes de la perspectiva latinoamericana los que han dado un marco de sentido más
pertinente, quizás por los escenarios de vulneración de derechos a las comunidades y por sus
condiciones de pobreza y desarraigo.

El empoderamiento lleva consigo un sinnúmero de componentes, cada uno de ellos sensibles


para explicar los devenires de la comunidad. Entre estos componentes se encuentra el
compromiso, que parece estar instalado en el mundo colectivo desde su propia naturaleza. Este
principio hace referencia, en primera instancia, a lo que significa seguir los objetivos y las metas
de la comunidad, por lo que trae consigo la cualidad de la virtud, que parece necesaria para
trabajar en, con y para la comunidad. Klinger (2000) registra los siguientes sentidos para el
término compromiso o commitment en el contexto del trabajo social y comunitario:

1. La decisión momentánea de alcanzar una meta en particular.


2. La intención, públicamente anunciada, de realizar un acto (como declaración formal del
compromiso).
3. La fuerza en la intención de alcanzar una meta o la adhesión personal a su búsqueda.
4. Dedicación u obligación de un individuo con la vida o sociedad mediante la consecución
de metas significativas.

El carácter crítico del compromiso

La psicología social y comunitaria desarrollada en América Latina ha percibido varios aspectos


críticos del compromiso. Lane y Sawaia (1991) fueron los responsables de iniciar la discusión en
este sentido, y lo hicieron desde la perspectiva crítica gramsciana, la cual permite explicar y a la
vez cuestionar la función misma de los profesionales en psicología social y comunitaria. Las
autoras permitieron hacer las siguientes distinciones, que precisamente logran determinar
asuntos propios del abordaje comunitario y por lo tanto comprender el empoderamiento de las
mismas.

[POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
4
El compromiso comunitario es: El compromiso comunitario no es:

• Acto crítico de encuentro entre • Una actitud benevolente de un


agentes externos e internos. actor externo para con la
• Valoración de lo popular en sí comunidad.
mismo. • Populismo.
• Reconocimiento del derecho a • Beneficencia o caridad para arreglar
participar que tiene la comunidad. los problemas de la comunidad.
• Consideración activa del ser • Empirismo irreflexivo.
humano.

Entonces, el empoderamiento como proceso que incorpora el compromiso a manera de eje


fundamental podría definirse como el proceso selectivo, consciente e intencionado cuyo
objetivo es igualar o equiparar las distintas oportunidades entre los actores sociales. En efecto,
se considera un proceso selectivo porque el criterio central es identificar y contribuir con la
transformación de sectores sociales excluidos. Dicha transformación permite establecer
relaciones comunitarias más equilibradas, aún más cuando existen expresiones de poder hacia
comunidades excluidas, lo cual facilita nuevas y mejores posibilidades para su propio desarrollo.

Desde la perspectiva comunitaria, el empoderamiento se relaciona con la forma de estudiar


procesos de trabajo con grupos minoritarios, excluidos o vulnerados históricamente y que
precisamente por sus condiciones de precarización no logran movilización hacia el cambio o la
transformación. El concepto de empoderamiento es considerado, incluso por las agencias
multilaterales de desarrollo, como un componente fundamental en las estrategias de
erradicación de la pobreza.1

Por otro lado, el empoderamiento es un estado de las personas que se asumen como sujetos o
actores de sus propias vidas, con la posibilidad de actuar basados en la conciencia de sus
intereses y en el reconocimiento de sus propias capacidades (Sen, 2001). Los individuos y las
comunidades empoderadas tienen la capacidad de ser agentes de sus intereses y motivaciones;
para esto es indispensable actuar en calidad de ciudadanos que elaboran, proponen y gestionan
sus iniciativas de forma dinámica para mejorar condiciones de vida. Se podría decir, entonces,
que en contextos de elevada presencia de exclusión el empoderamiento permite hacer el
tránsito entre dicha situación y la inclusión social; es decir, los individuos y los grupos de
personas desarrollan pertenencia, autodeterminación, eficacia, calidad de vida, autosuficiencia,
cohesión, transparencia, confianza, reciprocidad, apropiación del conocimiento, competitividad,
desarrollo y, de manera especial, participación en las diferentes instancias de decisión sobre el
destino de la colectividad.

1
CEPAL. Globalización y desarrollo social. Naciones Unidas: Cepal, 2005.

[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 5


Por último, es importante determinar que el empoderamiento revitaliza y promociona las
condiciones mismas de los grupos sociales y comunidades, por lo que posiciona la expresión
colectiva en espacios decisorios y emana componentes que se sitúan incluso en el devenir
político y participativo de actores vulnerados por estructuras de poder mediadas por discursos
de mercado. Con esto se establece para la psicología social y comunitaria, más que un esfuerzo
mediático, un posicionamiento estratégico para la construcción de sociedades más justas y
deliberativas.

Desarrollo social

Hablar de las comunidades y sus procesos inherentes es hablar implícitamente de sus


condiciones de vida y de sus posibilidades de transformación, e incluso, para el continente
latinoamericano, de sus posibilidades de supervivencia, si de lo que se trata es de comunidades
que por circunstancias de carácter socioeconómico y político se encuentran muy cerca del
exterminio. Por estas y otras razones, la psicología social y comunitaria emprende el desafío de
acompañar procesos donde, en muchos casos, es evidente el abandono, la precariedad y la
persecución a comunidades urbanas y sociales. Dicha situación posee un sinnúmero de
explicaciones, todas ellas con un carácter contundente y con impactos directos en la vida de las
personas y las comunidades.

El modelo económico soportado en lógicas de mercado, al cual también se vinculan aparatos de


guerra y de presión política, hace de las comunidades desde objetos para la oferta, hasta
víctimas directas de estrategias de control y persuasión, ya sea por el territorio que habita, por
su condición política, sexual, generacional o de procedencia. Estas circunstancias generan
afectación emocional, desarraigo territorial, impactos sobre la tradición y las prácticas culturales,
e incluso invisibilidad política y pobreza en todos sus niveles. Y es que parece que dicho modelo
formula un discurso de desarrollo soportado en la libertad comercial, la rentabilidad y la
competencia desaforada, lo cual genera expresamente cada vez más distancias
socioeconómicas, mientras las comunidades, en un elevado porcentaje, son quienes reciben las
cargas e impactos de no pertenecer a la línea estructural. Por estas razones, en América Latina
se constituyen nuevos marcos de referencia para incluir a las comunidades y a sus muy diversas
necesidades sentidas, lo cual posibilita su acceso y su inclusión en iniciativas de desarrollo no
necesariamente económico, sino social; es decir, para visibilizar necesidades y promover su
dignificación.

Según las tesis de Max Neef, el desarrollo social puede explicarse a partir de la escala humana,
que se refiere a las personas y no a los objetos, y considera que el mejor desarrollo será aquel
que permita elevar más la calidad de vida de las personas y las comunidades, entendiendo que
la calidad dependerá de las posibilidades que estas tengan de satisfacer adecuadamente sus
necesidades humanas fundamentales. Por lo mismo, nombrar el desarrollo social y comunitario
significa orientar acciones a la satisfacción de necesidades trascendiendo la racionalidad
económica convencional, precisamente porque compromete a las personas y a sus dimensiones

[POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
6
en una totalidad, lo cual integra armónicamente valores de participación social, espacios
deliberativos y de toma de decisiones y formas de solidaridad y cooperación.

En esta perspectiva contemporánea y de carácter alternativo se suma también la propuesta Sen


(2000), quien establece que el desarrollo social puede concebirse como un proceso de
expansión de las libertades reales que disfrutan los individuos y las comunidades. La expansión
de esta libertad se presenta a partir de la eliminación de las principales fuentes de eliminación
de la libertad misma, como la pobreza, la tiranía, la escasez de oportunidades económicas y las
privaciones sociales sistemáticas.

El desarrollo social se convierte entonces en una condición altamente relevante para quienes se
acercan a las comunidades desde una perspectiva disciplinar, y consideran que el aporte de la
acción es claramente la construcción de alternativas de vida digna, siendo la psicología social y
comunitaria, en muchos de los casos, la que moviliza y promueve discusiones y aportes
metodológicos para la acción dignificadora y el restablecimiento de valores comunitarios, que
finalmente se dirigen a transformar el territorio y las relaciones que se tejen en este,
emancipando y promoviendo valores para la liberación, la movilización y para el mejoramiento.

Redes comunitarias

[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 7


http://3.bp.blogspot.com/PTa1axV2UE0/TeT9nx3mwqI/AAAAAAAAAEo/ouCIte841u0/s1600/
barrio_cine

Para finalizar esta unidad de conceptualización respecto a la psicología social y comunitaria y


sus procesos de interés, se hará una breve descripción acerca de un escenario de abordaje
indispensable para comprender tanto el empoderamiento comunitario como su desarrollo
mismo; este se refiere a la conformación de redes organizativas colaborativas, el cual ha sido
motivo de interés y desarrollos teóricos en los últimos años. Para Montero (2000) es
indispensable reconocer la pluralidad que hace presencia en los distintos territorios, lo cual
hace evidente no solo la diversidad de necesidades, sino también los elementos comunes que se
conjugan y que fácilmente pueden abordarse de manera colectiva y colaborativa. La clave,
según Montero, es pensar en la posibilidad de impacto que genera una iniciativa construida de
forma colectivamente organizada, a diferencia de lo que significa asumirla de manera fracturada
e independiente.

Existen para el trabajo en redes comunitarias y colaborativas algunas premisas que bien pueden
constituir un nuevo marco de referencia para el abordaje de las necesidades de poblaciones y
comunidades diversas. Estas son:

1. Pluralidad y diversidad de miembros: Con esta posibilidad de multiplicidad de prácticas,


de géneros, de procedencia, de intereses, etc., se constituye una complementariedad
que finalmente se asume como recurso para la consecución de alguna meta común.
2. Multimodalidad y multidimensionalidad de la intervención: En esta característica surge
la idea concreta de intervenir sobre una necesidad común establecida desde la
diferencia, lo cual potencia y enriquece el trabajo comunitario.
3. Interrelación de todos los miembros: Esto supone que todos los miembros que
componen la red manejan la misma información a través del flujo constante. Con esto se
puede determinar que las redes comunitarias parten de la premisa del todo organizado.
4. Dinámica de las relaciones: Esto implica que los diferentes puntos de las redes están
constantemente activados en la interconexión de unos con otros, por lo que se establece
un proceso de retroalimentación en las relaciones más que una continua transferencia
de información, donde los elementos manejados son reflexionados, transformados y
llevados a la práctica dentro de esta dinámica relacional.
5. Construcción colectiva: Dado el proceso dinámico de esta red, los productos que dentro
de ella se manejan son el resultado de una labor conjunta, la cual supone la transmisión
e intercambio de experiencias y conocimientos entre quienes forman parte de la red.
6. Interdependencia: Cada uno de los integrantes de la red establece una relación con los
otros y reconoce que tanto la participación de éstos como la suya es importante para la
acción y toma de decisiones, mas no indispensable.

[POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
8
Con estos elementos fundamentales para el trabajo social y comunitario se cierra esta unidad,
no sin antes recordar que al asumirlos con rigor y corresponsabilidad se garantiza en parte un
abordaje de impacto para la comunidad, una comunidad que se encuentra viva y comprometida
con su propio desarrollo.

[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 9


PSICOLOGÍA SOCIAL Y
COMUNITARIA
marcos metodológicos y de aplicación
 Psicología social y comunitaria (marcos
metodológicos y de aplicación)

http://www.elcloquido.com/wp-content/uploads/2010/10/plaza-de-la-iglesia.jpg

Antes de establecer cada uno de los elementos constitutivos de carácter metodológico en el


campo de la psicología social y comunitaria es indispensable hacer referencia a las
consideraciones propias de la dimensión epistemológica que le dan sentido y soporte a las
formas de abordaje, de recolección de información y de construcción de estrategias para la
transformación y el cambio sociocultural. Esta perspectiva para la psicología social y comunitaria
que bien puede denominarse contemporánea tiene lugar en los paradigmas críticos cualitativos,
donde se establecen principios transversales como la consideración del sujeto como activo,
reflexivo y propositivo, la consideración del contexto como escenario cambiante, caótico y
plagado de incertidumbres, y la comprensión del proceso colectivo como proceso colaborativo,
político y reivindicador.

En este sentido, vale aclarar que el contexto de abordaje de la psicología social y comunitaria se
instala en los marcos de investigación acción y narrativa, con los que se pretende no solo
comprender los procesos sociales desde adentro, sino que, junto con las poblaciones y

2 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
comunidades, desarrolla estrategias para el restablecimiento, la dinámica social y la
reivindicación de las mismas, por medio de escenarios metodológicos críticos emergentes, la
mayoría de los cuales pueden considerarse como cualitativos y propositivos, donde la expresión
discursiva cobra sentido particular y traza la orientación y la plataforma de abordaje. Es
entonces indispensable hacer la distinción básica inicial entre lo que se considera abordaje
externo y abordaje interno para los procesos de psicología social y comunitaria, ya que esto
permite la comprensión del rol que el profesional en el área debe cumplir, así como también el
que cumple la comunidad en cualquier proceso que evidencie una necesidad, una dificultad o
un interés.

Principios básicos en las formas de abordaje

Abordaje externo

Es casi una tradición, no solo para la psicología social y comunitaria, sino para todas las ciencias,
establecer un panorama de trabajo que intervenga una necesidad o un problema evidente; sin
embargo, la forma de comprenderlo no necesariamente es la misma o tiene las mismas
facultades y estrategias. Para hacer claridad sobre esa diferencia se debe establecer que la
perspectiva clásica, positivista y funcionalista define para la psicología social y comunitaria una
manera de abordaje que asume las siguientes consideraciones:

1. La comunidad es entendida como objeto de estudio, es decir, es quien reporta un


problema y evidencia una necesidad que debe ser intervenida y resuelta por expertos
externos que tiene la experiencia, el conocimiento y las herramientas para dicha tarea.
En este sentido, la comunidad aparece como pasiva y contemplativa frente a las
disposiciones de quien la interviene, con lo cual se establece también una condición
política, al considerar que la participación de la comunidad no es necesaria para el
establecimiento de formas de cambio y transformación.

2. El desarrollo es entendido como un proceso de cambio, transformación y progreso, el


cual está mediado por las técnicas y estrategias formuladas por el experto o grupo de
expertos, quienes determinan los indicadores y las formas de evaluación, así como los
escenarios futuros de mejoramiento para las comunidades intervenidas. En este aspecto
queda claro que el desarrollo y las estrategias son únicamente responsabilidad del
interventor o psicólogo comunitario.

3. Las metodologías utilizadas en este contexto de abordaje se alinean más a las lógicas
cuantitativas en las que se definen objetos de estudio, se formula un instrumento y se
determina el más idóneo para resolver la necesidad imaginada. Las metodologías
instaladas en esta perspectiva van desde las encuestas, pruebas psicométricas, ejercicios
de consultaría externa, capacitaciones y coaching.

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Abordaje interno

Como se ha reflejado a lo largo del módulo, lo que establece la propuesta de psicología social y
comunitaria contemporánea o crítica es precisamente reivindicar los procesos colectivos y
comunitarios, como procesos humanos únicos y complejos, lo que significa, entre otras,
resignificar los procesos de abordaje establecidos por la tradición disciplinar. En este sentido, la
propuesta emergente considera indispensable establecer cualquier proceso desde adentro, y no
desde afuera como lo plantea la tradición positivista, insistiendo en que al sumergirse en e
fenómeno no solo se comprende mejor la necesidad sentida, sino que se establecen lazos de
confianza indispensables para cualquier experiencia de abordaje. Las premisas desde donde la
perspectiva interna basa su razón de ser en el contexto son las siguientes:

1. La comunidad es entendida como actor fundamentalmente activo en el proceso de


abordaje; es decir que hace parte de la denominación de la necesidad, por su condición
evidente de experto y conocedor de las prácticas, expresiones e intereses construidos en
el contexto de desarrollo. Esta condición de acción expuesta para la comunidad en la
formulación interna de abordaje permite además reconocer su capacidad para el
establecimiento de diálogos críticos propositivos, que le permiten de manera
colaborativa enfrentar y disponer elementos para la transformación y para el
mejoramiento de las condiciones de vida.

4 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
2. El desarrollo en esta perspectiva de abordaje se comprende como un escenario
participativo y concertado entre los actores pertenecientes a la comunidad o grupo
social, para lo cual se establecen corresponsabilidades y compromisos compartidos; es
decir que la responsabilidad del cambio y la transformación no recae solamente en el
profesional, sino que se suma a la comunidad en dicha responsabilidad. La comunidad,
en este sentido, formula sus perspectivas y horizontes de desarrollo, los cuales no
necesariamente se sitúan en definiciones de progreso económico, sino en el
establecimiento de condiciones que protejan y promuevan sus prácticas culturales y sus
expresiones simbólicas.

3. Las metodologías que se reproducen y tienen sentido de pertinencia en la propuesta de


abordaje interno son todas aquellas que permitan reconocer la actividad y participación
de la comunidad o población inmersa en el fenómeno, con lo cual esta se considera
parte del desarrollo del proceso metodológico. Las estrategias metodológicas que bien
pueden ser pertinentes para la tipología interna son la etnografía, la investigación acción
participativa, las cartografías sociales, sonoras y emocionales, la educación popular y los
procesos de planeación participativa.

Esta distinción permite establecer cómo la forma de comprender los abordajes determina el rol
del psicólogo social y comunitario en el contexto en el que se configura el proceso social de
interés y hace de la comunidad un referente indiscutible para cualquier tipo de iniciativa donde
se exprese una necesidad o un proceso que amerite la construcción de estrategias para su
resolución .

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Etnografía

La metodología etnográfica hace parte de la dimensión cualitativa de investigación y abordaje


comunitario y se define en principio como la estrategia que permite la lectura y la escritura de
las formas culturales expresadas en un territorio. Autores como Giddens consideran la
etnografía como un proceso mediante el cual se estudia de manera directa una población en un
cierto término de tiempo, utilizando la observación, el registro y las entrevistas directas.
Etimológicamente el término etnografía proviene del griego “ethnos” (tribu, pueblo) y “grapho”
(yo escribo), y se utiliza para referirse a la “descripción del modo de vida de un grupo de
individuos” (Woods, 1987). Es seguramente uno de los métodos o estrategias de trabajo en
contexto más utilizado, ya que permite reconocer el fenómeno y sus elementos integradores de
manera concreta. Spradley (1980), por su lado, establece la diferencia entre las
macroetnografías, que persiguen la descripción e interpretación de sociedades complejas, y las
microetnografías, cuyo interés es sumergirse en una situación social concreta.

6 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
Para la comprensión de la etnografía es importante insistir en la distinción entre estos dos
niveles de abordaje etnográfico. Por un lado se establece el nivel micro, que consiste en
focalizar la observación y el registro en una sola organización o población en una o varias
situaciones sociales. Esta investigación o forma de abordaje constituye un trabajo algo
restringido y limitado, y puede ser asumido por un solo psicólogo social comunitario. Respecto
al nivel macroetnográfico se puede decir que se interesa por el estudio de procesos complejos
con múltiples comunidades u organizaciones sociales, o que implica abordajes extendidos en el
tiempo, los cuales exigen equipos etnográficos y diversificación de técnicas de recolección de
información.

Malinowski es uno de los primeros promotores y gestores de la iniciativa etnográfica en ciencias


sociales; ha realizado y sintetizado el método de investigación antropológico o etnológico en su
obra Los argonautas del Pacífico occidental. En esta obra Malinowski establece que para que
sea posible el trabajo de campo hay que tener en cuenta una serie de prioridades y
recomendaciones, tanto epistemológicas como metodológicas. En este sentido, y al tratarse de
un trabajo en el que el componente humano es esencial, se insiste en construir y desarrollar una
relación de confianza que permita un óptimo ejercicio etnográfico. Otra de las premisas que se
deben tener en cuenta, según Malinowski, es que el contacto con la sociedad, con el pueblo,
con las comunidades o con el grupo social debe tener un tiempo prudencial, dedicado
especialmente a compartir experiencias reales con las personas que serán parte activa del
proceso.

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[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 7


Proceso etnográfico

La perspectiva etnográfica insiste plenamente en la necesidad de sumergirse en el contexto


directo en el que se desarrolla el fenómeno o proceso social de interés. Para esto insiste en tres
fases para el abordaje, que incluyen el proceso de preparación inicial y el proceso de salida del
contexto; todos estos indispensables para un desarrollo óptimo de la experiencia de
investigación o abordaje. De acuerdo con esto define tres fases indispensables.

Primera fase (fase de dateo o contextualización)

Esta fase también se considera como la fase preliminar o de preparación. Hace referencia
particularmente a todas aquellas cosas que deben tenerse en cuenta antes de la llegada al
contexto de la comunidad y que posibilitan una mejor y más adecuada presencia del psicólogo
social comunitario en el fenómeno de interés. Vale aclarar que las tareas preliminares
constituyen un marco importante de conocimiento previo que ajusta la estrategia y garantiza
una mejor inmersión en el contexto. Dichas actividades son las siguientes:

1. Dateo: Esta actividad hace referencia a conocer con anterioridad características


particulares de la comunidad en la que se desarrollará la inmersión. El dateo incluye
conocer aspectos poblacionales, demográficos, culturales, políticos, económicos y
sociales.

2. Organización del equipo y del material: Es indispensable para el óptimo desarrollo de la


experiencia etnográfica tener el equipo y el material suficiente y pertinente, aún más si
se tiene en cuenta que la estrategia supone registrar el proceso comunitario de interés
de forma muy detallada. Se sugiere cámara de video, cámara fotográfica, libreta de
registro o PC. En esta actividad se sugiere también pensar en el tipo de ropa y en los
elementos de viaje necesarios.

3. Acondicionamiento: Sugiere una preparación física que permita la instalación del


etnógrafo de la mejor manera. Se sugiere confirmar vacunas, procedimientos
preventivos y acondicionamiento para las condiciones que se pueden encontrar en el
contexto.

Segunda fase (fase de trabajo de campo)

Esta fase, reconocida como la fase de inmersión, es la fase donde se comienza con la idea de
registro. Para esto es indispensable tener en cuenta las siguientes actividades:

8 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
1. Comenzar con el desarrollo de las fichas de registro o los diarios de campo, con la
intención de tomar el máximo de datos con la mayor fiabilidad posible.

2. Fotografiar y realizar pequeños videos para tener una base documental visual suficiente
que sirva de soporte a la experiencia etnográfica.

3. Encontrar y entrevistar informantes a fin de conseguir información general y específica


sobre el tema de estudio, por ejemplo, si estamos trabajando sobre construcciones,
podremos acercarnos a la arquitectura de la zona a través de los entrevistados.

Tercera fase (fase de cierre)

Partiendo de la premisa de que la etnografía es especialmente un proceso humano que vincula


experiencias personales y culturales, es preciso reconocer la importancia del momento final en
dicha experiencia. Para esto es relevante emprender las siguientes actividades:

1. Promover un espacio de retroalimentación del proceso con los miembros de la


comunidad.
2. Generar un espacio simbólico de despedida que permita dar cuenta del marco
vinculante en el que se desarrolló la experiencia etnográfica.
3. Dejar en manos de la comunidad algunos registros (fotos y memorias) en los que la
comunidad se vea representada.
4. Salida del contexto.

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[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 9


PSICOLOGÍA SOCIAL Y
COMUNITARIA
Cartografías, investigación acción
participativa y educación popular
 Procesos de construcción colectiva (cartografías,
investigación acción participativa y educación
popular)

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Cartografías sociales

Puede decirse, en principio, que los procesos etnográficos tienen técnicas y formas
metodológicas diversas dentro de las que se encuentran los diarios de campo y observación, los
registros gráficos y audiovisuales, las entrevistas y los grupos de discusión y la construcción
cartográfica, que pareciera conjugar las anteriores en un solo proceso de discusión colectiva. La
cartografía no tiene orígenes propiamente en la psicología social y comunitaria, sino
especialmente en la antropología, que en su apuesta por reconocer de forma más detallada los
procesos culturales reconoció en el componente gráfico realizado por los habitantes de la

2 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
comunidad un especial y muy contundente ejercicio. La psicología social contemporánea crítica
considera que en ese diálogo constante entre las disciplinas es posible apoyarse y, al mismo
tiempo, apropiarse de estrategias como la cartografía social y todas sus formas diversas de
presentarse.

La cartografía social como expresión metodológica tiene algunas consideraciones que bien
pueden considerarse como la base de cualquier construcción con la comunidad, por lo que
queda claro que su forma flexible y multidiversa permite asumirla de distintas maneras,
teniendo en cuenta, entre otras, que por su particularidad cada contexto exige de la misma
manera una particularidad en el abordaje. Estas consideraciones son las siguientes:

1. Al ser una estrategia de campo, la cartografía supone la organización del material


requerido (papelería, pintura), y la contextualización y dateo del que nos habla la
etnografía como metodología.

2. Se requiere de un grupo de la comunidad que sirva como participante de la iniciativa. En


este punto vale aclarar que en las definiciones de los grupos es posible que se integren
dos alternativas: por un lado, los grupos homogéneos o que cumplan condiciones de
perfil parecido; por otro, los grupos heterogéneos o que sean de perfiles diferentes
dentro del contexto.

3. La cartografía es necesariamente una estrategia conversacional, por lo tanto todos los


participantes deben hacer parte de la estrategia a partir de la discusión y la
manifestación de opiniones respecto al tema que se desarrolla.

4. La instrucción básica hace referencia a cómo los participantes plasmarían gráficamente


el fenómeno a partir de tres elementos fundamentales (territorio, sujetos en el territorio
y relaciones entre los sujetos en el territorio).

5. La construcción debe estar acompañada por el orientador de la actividad (psicólogo


social comunitario), lo cual establece un diálogo crítico respecto a cada uno de los
elementos que aparecen en la elaboración del grupo.

6. Cuando la expresión gráfica ya se encuentre finalizada es indispensable hacer un cierre


que muestre cada uno de los elementos expuestos, de tal manera que se haga evidencia
colectiva del fenómeno o del proceso de interés. Por último, se desarrolla un ejercicio
que permita establecer acciones puntuales para el mejoramiento o el restablecimiento
de la situación. Vale aclarar que como todas las metodologías de esta perspectiva

[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 3


contemporánea, la acción comunitaria es indispensable para la definición de horizontes
de cambio o transformación.

A continuación un ejemplo cartográfico realizado con una entidad educativa distrital, con quien
actualmente se desarrolla un proyecto de construcción de ciudadanía en primera infancia. La
instrucción fue pensar la ciudad y sus distintos actores. La maqueta cartográfica permitió
identificar aspectos tan interesantes como la exclusión, el manejo violento de la autoridad y el
abandono de muchos niños. Este ejemplo puede ser interesante porque dentro de la instrucción
para la logística se estableció que la cartografía se realizaría con material reciclable.

Cortés. G (Usme 2013)

Otras formas cartográficas

El abanico metodológico propuesto por la cartografía social es muy amplio y complejo, ya que
incluso incorpora otras estrategias como las audiovisuales y algunas apoyadas en tecnologías de
información y redes sociales, para establecer el panorama del fenómeno o necesidad de la
población. Dentro de las iniciativas alternativas para las cartografías sociales aparecen las
denominadas cartografías sonoras y las cartografías emocionales, que bien cumplen con las
disposiciones anteriormente mencionadas, pero configuran una construcción diferente.

4 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
Mientras que las cartografías sonoras, a partir de la compilación de sonidos del territorio,
reconocen el fenómeno y hacen posible una discusión sobre este. Las cartografías sonoras
permiten territorializar emociones reconocidas por los sujetos o pobladores, de manera que se
puedan reconocer espacios internos donde se aborde de acuerdo con ese establecimiento
emocional definido por la población. Para comprender los límites emocionales que se
construyen en un territorio, en este último tipo de cartografía se utiliza la estrategia de
virtualización.

1. http://www.laboralcentrodearte.org/es/actividades/paisaje-sonoro-e-identidad.-
cartografia-sonora-de-gijon/leadImage_preview
2. http://planta0.files.wordpress.com/2010/01/bio20mapping.jpg

Investigación acción participativa

Otra de las estrategias metodologías propias del campo social y comunitario es la investigación
acción participativa, estrategia que tiene como gran referente en América Latina al sociólogo
Orlando Fals Borda, quien en los años setenta estableció todo un movimiento reivindicador
junto con la educación popular y la teología de la liberación, el cual tuvo como principio
reconocer los derechos de las poblaciones más vulneradas del continente. Desde esta
perspectiva metodológica se intenta producir conocimientos que permitan a sectores
subalternos de la sociedad latinoamericana comprender su compleja realidad a fin de poderla
transformar. Esta corriente de pensamiento colectivo está orientado por lo que se reconoce
como “paradigma emancipatorio”, el cual perfila sus prácticas a fortalecer, en grupos sociales y
comunidades particulares, las capacidades para generar cambios sociales.

En el proceso de la investigación acción participativa es indispensable acercarse al conocimiento


empírico, práctico y de sentido común que hace parte de la tradición cultural e ideológica
ancestral de las comunidades de base, aquel que les ha permitido crear, trabajar e interpretar
su universo. Además de esto, la investigación acción participativa insiste en que dada proceso
comunitario lleva consigo un componente político que lo pone en dimensión reivindicadora y de

[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 5


acción colectiva. De acuerdo con esto, se considera que la investigación acción participativa
tiene como intención aumentar el poder de las comunidades comunes y de las clases
subordinadas respecto a su control sobre el proceso de producción de conocimientos (Rahman
y Fals Borda, 1989).

En este proceso de abordaje metodológico se tienen en cuenta las siguientes premisas:

1. Es investigación: Por lo tanto se soporta a partir de preguntas con respecto al fenómeno


o proceso de interés comunitario. Dichas preguntas orientan el proceso y constituyen el
horizonte mediante el cual se emprende la acción liberadora, de discusión y de
propositividad.

2. Es acción: Por lo tanto exige movimiento en cada uno de los participantes, reproducido
en el diálogo, la discusión y la realización de actividades que propendan por el desarrollo
idóneo del proceso. La acción también está mediada por el compromiso colectivo y la
motivación hacia el desarrollo de la iniciativa.

3. Es participación: Por lo tanto está abierta a la presencia de todos los actores que hacen
parte de la comunidad, para participar en las discusiones, definiciones y auditorías o
seguimientos que el proceso sugiera en su desarrollo.

Las fases que acompañan un proceso de IAP son los siguientes:

Etapa inicial (autodiagnóstico)

En esta etapa se desarrolla el encuentro inicial con la comunidad, quien finalmente define de
manera directa la necesidad o problemática. En este proceso de definición, los psicólogos
sociales comunitarios actúan como acompañantes cogestores del proceso, posibilitando la
organización del grupo en mesas de discusión para la definición del problema. Esto se define
como autodiagnóstico y tiene dentro de sus propuestas metodológicas el teatro popular, las
experiencias audiovisuales, las mesas de discusión e incluso las cartografías sociales.

Etapa de negociación (estructuración de la IAP)

En esta fase se pretende crear un esquema básico donde se recojan propuestas de actuación
concretas que aseguren la coherencia entre lo que se busca y lo que se quiere. Por lo tanto, se
establece un espacio para conocer las percepciones y opiniones de los participantes respecto a
la necesidad o problema, de forma que se promueva no solo el reconocimiento de cada una de
las percepciones, sino que además se establezca la posibilidad de concertar sobre lo discutido y
definir así un marco de posibilidades concreto para el restablecimiento y la superación, si es el
caso. En esta parte del proceso se dispone un escenario propicio para el establecimiento de
estrategias colectivas concertadas que se consideren pertinentes y posibles de realizar.

6 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
Etapa de desarrollo y evaluación

En este momento del proceso, y luego de definir por consenso las estrategias a seguir, se
desarrollan cada una de las estrategias, comenzando por aquellas que la comunidad decidió
como pertinentes y prioritarias. Luego de ponerlas en desarrollo, se analizan los resultados con
los grupos, para así comprender mejor la naturaleza del problema o de los problemas
inicialmente definidos y discutidos. Con esto es posible que la estrategia se reoriente o
reorganice según el interés de la comunidad misma, por lo que se establece además para la
comunidad la responsabilidad de auditar y controlar cada una de las acciones desarrolladas al
interior del proceso.

Esta etapa es definitiva para el óptimo desarrollo de la estrategia de IAP, ya que posibilita
fortalecer los lazos colectivos y el empoderamiento comunitario respecto a la resolución de una
situación sentida por una población.

http://www.aprovecho.org/lab/images/stories/IAP_Backpack_Photo.jpg

Educación popular

Otra de las prácticas metodológicas que bien puede considerarse como estructural y que le da
sentido al ejercicio propio de la psicología social comunitaria es la educación popular, que como
se indicaba anteriormente hace parte del movimiento liberador y emancipador de las
comunidades que por condiciones socioeconómicas y sociopolíticas se han encontrado al
margen del modelo individual neoliberal. La educación popular se sustenta en principios
eticopolíticos que apuestan a la construcción de relaciones humanas equitativas y justas en los
distintos ámbitos de la vida, basándose en una pedagogía crítica y creadora que apuesta por el
desarrollo pleno de las capacidades cognitivas, comunicativas y políticas de los sujetos y las
comunidades. Dichos fundamentos eticopolíticos permiten incluir en sus procesos a poblaciones
diversas, como niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, bajo el argumento de que todos los
pobladores son potencialmente activos e indispensables en procesos de cambio y liberación.

[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 7


Paulo Freire es quizás el representante más reconocido en la propuesta de educación popular.
Ha hecho de esta todo un movimiento de reivindicación de comunidades con base en Brasil y en
otras comunidades de América Latina. Incluso ha posicionado a estas comunidades en el
concierto político de los últimos veinte años, como es el caso del movimiento de los
trabajadores y los sin tierra, quienes a partir de un proceso de empoderamiento comunitario
lograron establecerse en escenarios políticos decisorios y defender así sus derechos
fundamentales. La educación popular se encuentra entonces interesada en visibilizar los
espacios simbólicos, la vivencia, la experiencia, los aprendizajes de la cotidianidad y las
potencialidades de cada sujeto participante en el contexto, legitimando la diferencia y la
transformación a partir de la crítica constante a la realidad vivida y conocida.

La educación popular, como las anteriores expresiones metodológicas, tiene algunas


consideraciones indispensables para quienes la adopten como praxis en contextos
particularmente vulnerados. Estas son las siguientes:

1. La educación popular debe ser entendida como un proceso sistemático de participación


y formación mediante la instrumentación de prácticas populares y culturales tanto en los
ámbitos públicos como privados.

2. Se debe considerar la construcción de escenarios educativos populares como espacios


altamente participativos y dialogantes.

3. La construcción de alternativas responde a las condiciones tradicionales y populares que


caracterizan a las poblaciones y a las comunidades.

4. Se requiere empoderar a la comunidad para la defensa y promoción de sus prácticas


culturales tradicionales.

5. La educación popular insiste en la constitución de nuevos valores comunitarios que


permitan el fortalecimiento de las comunidades en el territorio (liderazgo compartido,
corresponsabilidad, equidad, participación, democratización, confianza y solidaridad)

6. La educación popular permite, desde sus empoderamientos, responder a exigencias de


contexto con estrategias colectivas y dignificación respecto al territorio y a las relaciones
que se construyen en este mismo.

A continuación un mapa que sintetiza algunas de las pretensiones de la educación popular


expuesta por Freire.

8 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
Con esto queda formulada una oferta amplia de lo que se considera la acción metodológica en
psicología social comunitaria, entendiendo que cada una posee unas particularidades y
fundamentos que incluso permiten combinarse y complementarse en el contexto de interés
para el profesional.

[PSICOLOGÍA SOCIAL Y COMUNITARIA] 9

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