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TEMA 24 - COHERENCIA TEXTUAL: DEIXIS, ANÁFORA Y CATÁFORA

1.- INTRODUCCIÓN

Hasta mediados del pasado siglo XX aproximadamente, se había considerado el


texto simplemente como una unidad superior a la oración y apenas se estudiaba. Es con
el aumento del interés por la investigación sobre el segundo elemento de la dicotomía
saussuriana (lengua y habla) cuando se supera el límite oracional. Surge así una
lingüística del habla, la cual empieza a hablar también de una lingüística del texto
(Coseriu), dado que este se entiende como la unidad básica de comunicación. Tanto es
así que en palabras de Enrique Bernárdez se entiende el texto como la unidad lingüística
fundamental, producto de la actividad verbal humana, que posee siempre carácter social.
Así, se irán sucediendo nuevos estudios sobre esta materia como por ejemplo los del
francés Jean Michel Adam, de quien tomamos la división de los tipos o secuencias
textuales que estudiamos actualmente.

Así pues, la Lingüística del Texto surge por la necesidad de aclarar una serie de
fenómenos sintácticos que no podían ser explicados si no se tenía en cuenta el contexto
verbal. Si bien en sus comienzos se ocupó del análisis de ciertos aspectos lingüísticos que
operan en la producción de un texto, pronto surgieron cuestiones como la existencia de
un plan textual subyacente (Van Dijk), los mecanismos de cohesión (Dressler y Halliday),
los mecanismos de coherencia (Coseriu) y la coincidencia de emisión-recepción
(Schmidt). Y así, se llega a la Gramática del Texto que es la disciplina que estudia cómo
se forman textos mediante la articulación de distintos enunciados.

2.- COHERENCIA TEXTUAL

La coherencia es una característica fundamental del texto: es la propiedad por la


cual un texto se organiza globalmente para la transmisión de un sentido. Esta propiedad,
que facilita la unidad textual, consiste en seleccionar y organizar la información que el
hablante quiere transmitir para que pueda ser percibida de forma clara y precisa por el
receptor para que tenga la impresión de estar leyendo un mismo texto, una misma
composición, en definitiva, un mismo mensaje.

La coherencia textual no se busca simplemente en la sucesión lineal de los


enunciados, sino que se busca en una ordenación jerárquica; tiene, pues, una orientación
pluridimensional. Al plantearnos que es la coherencia textual, no es suficiente señalar las
relaciones que deben existir entre las unidades lingüísticas que representan
superficialmente el texto, sino que será necesario considerar el proceso total desde la
intención comunicativa misma del hablante hasta las estructuras lingüísticas en que se
manifiesta esa intención. Es un fenómeno pragmático que interviene, por tanto, antes de
la estructuración lingüística del propio texto; no es la intención comunicativa, pero
depende de ella: corresponde a ese plan global que sirve de expansión de las intenciones
comunicativa. Ese plan consta de las siguientes fases:

Que el hablante tenga una intención comunicativa.

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El hablante desarrolle un plan global que le permitirá conseguir que tenga éxito su
texto, es decir, que cumpla su función comunicativa.

El hablante realice las operaciones necesarias para expresar verbalmente ese plan
global, de manera que, a través de las estructuras superficiales, el oyente sea capaz de
reconstruir o identificar la intención comunicativa inicial.

Así pues, la coherencia de un texto es lo que determina que éste pueda ser
comprendido por el oyente como una unidad cuyas partes se relacionan entre sí y como
emisión adecuada a un contexto. Por eso, según Coseriu, tiene que adecuarse a lo que
dicta la norma de una comunidad. En este sentido, lo normativo no solo toca a las
estructuras lingüísticas que, en forma de actos de habla, son más comúnmente emitidas
por una comunidad: la coherencia de un texto radica igualmente en la adecuación de éste
a la cosmovisión del mundo que tenga esa comunidad: Me he comido el corazón de él,
será emisión adecuada a la cosmovisión de las lenguas de comunidades caníbales; en
español sería tomada como una desviación de la norma, literaria o estilística. Por eso la
coherencia está estrechamente ligada a la pragmática, a la retórica y a la semántica.

Pero para que un texto sea coherente, no basta con que la intención lo sea con el
contexto y el plan global con la intención y en su interior mismo, sino que es preciso que
se mantenga y reestructure a través de todo el proceso que conduce a lo superficial. Así,
aunque la diferenciación entre cohesión y coherencia sea metodológicamente de gran
importancia, no podemos olvidar que se trata de dos aspectos de un mismo fenómeno:
coherencia hace referencia al proceso de estructuración del texto por parte del hablante,
mientras que cohesión se refiere a la interpretación del texto por el oyente. La cohesión
es el conjunto de elementos lingüísticos que cuyas funciones revelan sus relaciones
mutuas: se relaciona, pues, de modo directo con la morfosintaxis. No obstante, la cohesión
garantiza la gramaticalidad de un texto y ello no nos da certeza de la coherencia o
incoherencia del mismo: El picaporte bilingüe descifraba su tristeza es desde el punto
de vista normativo, incoherente, aunque cohesionado. Con todo, coherencia y cohesión
no pueden separarse. Un texto coherente sólo puede ser expresado a través de una buena
cohesión.

A la lingüística del texto le interesa fundamentalmente la producción del texto, es


decir, la perspectiva del hablante, de ahí que sea fundamental el concepto de
coherencia. La organización del sentido textual puede analizarse concibiéndose el texto
como un producto o como un proceso. Como producto, existente y tangible, se reconocen
en el texto unas características y unas partes regulables y clasificables. Como proceso o
actividad, se descubren los rasgos de los que participan en su elaboración, tanto en lo que
se refiere a su carácter de construcción interactiva corno por su forma que refleja las
características de la mente humana.

Con todo lo explicado, subsiste todavía el problema de la transformación del


significado lineal de las estructuras de superficie en significado global del texto. Este

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proceso o paso de los significados lineales a globales ha sido tratado por Van Dijk como
el paso de la coherencia lineal (entre enunciados) a la coherencia global (del texto).

Coherencia lineal: Debe presentar dos características, la compatibilidad y los mundos


posibles. La primera consiste en que las distintas partes de un texto deben ser pertinentes
entre sí, es decir, compatibles. La interpretación de una no debe ser conflictiva con la
interpretación de la otra. Así, en este sentido, la coherencia sería la capacidad textual que
nos hace percibir todas las partes de un texto como compatibles en un mismo todo. Por el
contrario, si existiera la incompatibilidad, el texto carecería de coherencia. En cuanto a
los mundos posibles nos referimos a que las partes de un texto deben ser coherentes con
el mundo posible o contexto de la actividad comunicativa. Debe existir por tanto un
conocimiento compartido del mundo por los interlocutores para poder llegar a ser
comprendida la comunicación. Un mundo posible puede ser real o no, pero debe
conformar lo que se llama un conjunto de verdades coherentes que lo describan.

Coherencia global: La compatibilidad de los enunciados únicamente no garantiza la


coherencia en un texto. Además de la coherencia lineal debe estar presente la pertinencia,
es decir, cada parte del texto ha de tener una relevancia razonable con respecto a las demás
partes. Por otro lado, también son importantes las macroestructuras, o lo que es lo mismo,
las estructuras mínimas de representación pragmático – semántica. Cada una de ellas debe
cumplir unas condiciones (macrorreglas) para la conexión entre ellas y su coherencia
semántica:

 Supresión u omisión: dada una secuencia de proposiciones, se suprime la


información que no es necesaria para interpretar lo que sigue en el texto. En el
ejemplo [Pasó una chica. Llevaba un vestido verde. De repente, tropezó.], se
puede suprimir la proposición [Llevaba un vestido verde], porque el resto del
discurso no presupone esa información, ya que no desempeña un papel en la
interpretación de las oraciones; por lo tanto, no figurará en la formulación del
resumen o macroestructura del texto.

 Selección: se selecciona la información relevante dentro del sentido global del


discurso; constituye el reverso de la operación anterior. En el ejemplo presentado,
se seleccionarían las proposiciones [Pasó una chica] y [De repente,
tropezó] porque son necesarias para construir el sentido global o tema del
discurso: el texto del ejemplo trata de una chica que tropieza.

 Generalización: se abstraen las características particulares de una serie de


objetos, lugares o personas, extrayendo lo que es común (de este modo, se suelen
sustituir los hipónimos por un hiperónimo). Del ejemplo [En el suelo había una
muñeca, y un tren de madera. Dispersos se encontraban también algunos
puzles], se puede derivar una macroproposición como [En el suelo había
juguetes], que constituye el tema del discurso o macroestructura a partir de la
generalización.

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 Integración o construcción: se funden en uno dos conceptos constitutivos; el
concepto que resume la secuencia no necesariamente tiene que estar presente en
el texto, porque forma parte de nuestro conocimiento del mundo. En el
ejemplo [Fui a la estación. Compré un billete. Me acerqué al andén. Subí al tren.
El tren partió.], al aplicar la regla de construcción se obtiene la siguiente
macroproposición: [Viajé en tren].

3.- LA DEIXIS

La palabra deixis proviene del griego (deisis), que significa referencia, muestra,
demostración, por lo que se refiere a una capacidad que poseen algunos elementos de la
lengua para remitir al espacio, el tiempo o las personas, por parte de los interlocutores,
que rodean un acto concreto de comunicación, es decir, para remitir a elementos del
contexto. La deixis es por tanto la relación de indicación que mantienen los elementos
lingüísticos con en el entorno espacio-temporal que, en última instancia, remite al del
emisor. Tal deixis puede ser espacial, temporal y personal. En este sentido, la deixis es
uno de los responsables de la coherencia textual, en tanto que funciona como anclaje entre
el texto y su referente extra textual. Es la referencia a elementos presentes en el entorno
inmediato de la comunicación, por medio de palabras especializadas para realizar esta
función. La deixis está directamente relacionada con la creación del sujeto discursivo, y
con las coordenadas básicas de la enunciación, yo-aquí-ahora.

Algunos autores utilizan el término deixis para referirse a los elementos


lingüísticos que señalan a otros elementos lingüísticos dentro de un texto; dan a la deixis
un alcance amplio que engloba a la anáfora y catáfora, y distinguen deixis textual y
extratextual. Nosotros distinguiremos deixis (unidades lingüísticas que remiten al
contexto extralingüístico) de anáfora y catáfora (elementos que remiten a otras unidades
del texto, al cotexto).

Clasificación de los deícticos

Generalmente se establecen tres tipos de estructuras deícticas.

Deixis de persona: reconocimiento de la identidad de los interlocutores de la enunciación.


Son los pronombres personales, tónicos y átonos, de primera y segunda persona, y de
tercera persona nada más en los usos no anafóricos (no requiere antecedente. Por ser
deícticos, él, ella han de estar señalando directamente una persona presente en la situación
comunicativa). También lo son los demostrativos y los posesivos de primera y segunda
persona (y de tercera, con la misma observación sobre su uso no anafórico), y los
morfemas verbales de primera y segunda persona, a causa de la elipsis, habitual en
castellano, del pronombre tónico en función de sujeto.

Deixis de lugar: Ubica los elementos del discurso en una localización relativa pero
precisa. Relaciona el mensaje con el lugar donde se crea o establece la comunicación. Se
consigue mediante adverbios, locuciones y sintagmas adverbiales.

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Deixis de tiempo: Permite especificar el momento en el que se realiza el enunciado según
sea anterior, posterior o simultáneo al momento del acto comunicativo. Se consigue
mediante adverbios, locuciones, tiempos verbales y sintagmas adverbiales. Existen los
puros (no medición precisa: entonces, antes, …) y los limitados (ofrecen límites o
medidas temporales: mañana, ayer, …).

Así pues, los deícticos tienen siempre un significado ocasional. Solo significan
plenamente cuando están actualizados en una situación de discurso. Moreno Cabrera
relaciona la utilidad de la deixis con el principio de economía del lenguaje: la principal
ventaja que ofrece la deixis es la posibilidad de usar las mismas expresiones lingüísticas
en situaciones comunicativas diferentes.

4.- LA FORICIDAD (ANÁFORA Y CATÁFORA)

Concepto

La repetición anafórica y la catafórica son dos de los principales recursos de


cohesión textual. Para que un texto sea coherente hace falta que los contenidos se vayan
retomando a lo largo de su desarrollo. Se entiende por anáfora el mecanismo mediante el
cual un elemento del discurso remite a otro que ha aparecido anteriormente. La catáfora
es la remisión, mucho menos habitual que la anáfora, a elementos posteriores del
desarrollo del texto. Cuando un elemento se refiere a otro aparecido anteriormente
estamos ante la anáfora: Juan estuvo conmigo. Lo vi bien. Aquí, el pronombre
personal lo hace referencia a Juan. Si sucede lo contrario, es decir, un elemento anuncia
a otro que va a aparecer se da una catáfora: Te lo dije: él iba a venir, donde lo anuncia la
oración él iba a venir. En el caso de que el sustituto sea Ø estaremos ante una anáfora
elíptica: Ya Ø sé: él iba a venir, donde Ø sustituye a él iba a venir.

Podemos clasificar los elementos anafóricos / catafóricos de las lenguas de la


siguiente forma:

PROFORMAS GRAMATICALES

Se llama así a los elementos especializados en la función de sustituto. Entre ellos están:

1. La elipsis. Se trata de una forma especial de sustitución, en la cual el sustituto es


(0). "Tengo un coche y tú no (0)".

2. Los pronombres. Palabras especializadas en sustituir al nombre o a segmentos


mayores.

o Los pronombres personales de 3ª persona son anafóricos /catafóricos,


aunque también pueden actuar como deícticos, cuando señalan al contexto
extraverbal. Son anafóricos en: "A su hijo, lo crié", catafóricos "Le dije a
su madre".

o El pronombre reflexivo "se". "María se lava".

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o Los pronombres demostrativos. Son primariamente deícticos, pero pueden
desempeñar también funciones de anáfora y catáfora. Los neutros
sustituyen oraciones. "Pedro y Juan son distintos, éste es..."

o Pronombres relativos. "El libro que..."

o Posesivos de 3ª persona (los de 1ª y 2ª tienen función deíctica). "He visto


a Juan, su cara, ...".

o Pronombres indefinidos: "todos" puede actuar como anafórico o


catafórico. "Todos estaban allí: su padre, su madre...". "Había varios
señores, algunos no...."

o Los interrogativos son catafóricos; entablan una relación textual con un


elemento que les sigue en el discurso. "¿Quién ha venido? Juan."

3. Los proadverbios. Especializados en sustituir a adverbios o a complementos


circunstanciales. Al igual que los demostrativos son elementos primariamente
deícticos, pero pueden dirigir su señalamiento a elementos intratextuales. Los
proadverbios de lugar correfieren con adverbios y complementos circunstanciales
de lugar, como en: "Juan vive en el campo; dice que allí"

4. Los artículos determinado e indeterminado. Las formas del artículo determinado


se adjuntan a un sustantivo ya conocido, mencionado previamente por lo que tiene
valor anafórico, al remitir a un elemento textual previo. Las formas del artículo
indeterminado acompañan a un sustantivo al cual se hará mención posteriormente
en el texto. Tienen pues valor catafórico: "Ayer llegó un turista. El turista, ...".

PROFORMAS LÉXICAS

Se llaman con este nombre a los elementos con significado léxico que actúan como
sustitutos de otras unidades léxicas.

1. Los sustantivos con el rasgo (+ humano) pueden reproducirse con la forma léxica
"persona". "Pedro y Juan, cualquier persona..." Los sustantivos con el rasgo (–
humano) pueden sustituirse por "cosa".

2. Otros elementos léxicos sustituyen a verbos. Aquellos verbos con el rasgo


semántico (+ acción), se sustituyen por "hacer"; los que tienen el rasgo (+ estado
o proceso) se sustituyen por "pasar o suceder".

PROFORMAS PRAGMÁTICAS

Es una anáfora léxica donde la recuperación del antecedente no se hace a través del
conocimiento lingüístico (sinónimos, etc.) sino del saber enciclopédico del hablante, de
su conocimiento del mundo. Este tipo de anáfora permite incorporar significado y
connotaciones a la referencia y da la oportunidad al emisor para incluir su opinión sobre
el tema del que se está hablando. Es, por tanto, un recurso de modalización.

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Ejemplo: Narcís Serra declaró ayer que el ejecutivo socialista no tenía intención de
cambiar el peaje de la futura autopista del Maresme. El peculiar vicepresidente del
gobierno dijo que…

5.- PROGRESIÓN TEMÁTICA

La información que transmiten los textos está organizada y dosificada de manera


que el receptor pueda ir siguiendo su desarrollo con facilidad. Para, que un texto sea
coherente, ha de desarrollar un tema, de manera que, progresivamente, se vaya añadiendo
información nueva (información remática) a información ya conocida por el contexto
(información temática). Este proceso se denomina progresión temática. La misma
estructura oracional está conformada para permitir la evolución informativa por medio de
la articulación tema-rema.

TEMA puede definirse como “aquello que contiene lo ya conocido o presupuesto y que,
en consecuencia, posee la menor información en un contexto dado o en una situación de
enunciación”. Es la información conocida, bien porque ya ha sido presentada en el mismo
texto, o bien porque se supone que es algo conocido de antemano por el propio oyente,
es decir, forma parte de sus conocimientos extralingüísticos o conocimiento del mundo.

REMA es “lo que aporta el contenido fundamental del mensaje en un contexto dado o en
una situación determinada “, lo que expresa lo nuevo, lo que se comunica acerca del tema,
es decir, lo que resulta más rico en información respecto al tema.

Un texto que no haga ninguna referencia a cosas conocidas no puede ser


comprensible. Y, por otra parte, un texto que no aporte ninguna información nueva no
tiene ninguna relevancia. Tan desprovisto de interés es no decir absolutamente nada de
nuevo, como desconcertante es hablar de cosas que no tienen nada que ver con lo que se
está tratando. La articulación información conocida-información nueva responde a una
forma de contrato comunicativo. El contrato consiste en que el emisor elabora su texto de
manera que el receptor pueda ir integrando la información nueva en la que ya conoce.

Para señalar inequívocamente como tema o rema un segmento oracional existen


las operaciones lingüísticas de tematización y rematización. La tematización es la marca
de un elemento oracional como tema: los procedimientos de tematización en español son:

o El orden de palabras. El hablante sitúa el tema al comienzo de la oración,


por lo que suele coincidir con el sujeto gramatical, aunque, como vimos,
cualquier función sintáctica puede llevarse a la izquierda y marcarse como
tema. "A María le gustan las galletas".
o Determinados giros sintácticos. Especialmente "en cuanto a", "de",
"sobre", "acerca de"...

Para la operación de rematización disponemos de 2 procedimientos:

o La entonación.
o Determinados giros sintácticos.

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 La rematización aparece siempre como una corrección o rectificación de un
elemento previamente formulado, al que consideramos erróneo; como se ve,
aunque tratemos de oraciones aisladas, es inevitable suponer un mínimo co-texto;
y es que estos conceptos son verdaderamente útiles aplicados a unidades de
análisis supraoracionales.

 En cuanto a la entonación, pensemos en una oración como esta: "MI hermano


vendió el piso". Si quisiéramos rectificar parte del tema de esta oración,
utilizaríamos una entonación especial en el nuevo elemento que introducimos,
"no, tu hermano alquiló el piso.

 Si utilizamos un giro sintáctico para rematizar tendríamos "Lo que hizo tu


hermano fue alquilar el piso. Los giros más frecuentes son "lo que hizo...fue,
fue...el que".

 Pero donde de verdad son productivos los conceptos de tema y rema es en el


análisis textual; aquí no tenemos ya que suponer las representaciones mentales del
hablante, sino que tenemos las palabras formuladas con antelación para saber qué
es lo nuevo y qué es lo conocido, por lo que es mucho más sencillo reconocerlos.

 Veamos un ejemplo, "Juan vive ahora en Madrid. Hace poco le cambiaron el


lugar de trabajo y eso le causó algún trastorno. Pero finalmente (0) se ha
aclimatado a la nueva ciudad". El tema de la primera oración es "Juan", que
reaparece en la segunda mediante la forma "le" coordinada con la tercera también
mediante "le"; finalmente la cuarta oración, encabezada por el nexo adversativo
"pero", se conecta con las precedentes porque su sujeto gramatical, elíptico, es
algo ya dado en el texto, pues la elipsis correfiere con "le" y con "Juan". Hay otras
relaciones temáticas en el texto: así, "eso" en la tercera oración hace referencia a
"hace poco le cambiaron el lugar de trabajo", por lo que es también información
ya dada. Como vemos el concepto de tema en el texto está muy ligado a las
relaciones de anáfora y catáfora estudiadas en la sección 3 de este tema.

PROGRESIÓN TEMÁTICA: TIPOS Y EJEMPLOS

El concepto de progresión temática alude a las diversas formas en que se articulan


sucesivamente temas y remas en un texto, es decir, cómo avanza la información en un
texto. Veamos las formas más frecuentes que propone Combettes:

I. Progresión temática lineal: el rema de una oración –o una parte de él– se convierte
en el tema de la siguiente. "Me he comprado un coche y le he puesto un radio
cassette que tiene 20 w de potencia. (Tema 1 > rema 1
Tema 2 > rema 2
Tema 3 > rema 3

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II. Progresión con tema constante: el mismo tema aparece en Os sucesivas mientras
que los remas son diferentes. "Mi coche es nuevo; (0) es el más rápido de su
categoría, (0) alcanza los 180 Kms". Tema 1 > rema 1, rema 2, rema 3, …

III. Progresión con temas derivados: suele haber un "hipertema", del cual se extraen
los temas de cada oración; este hipertema puede ser el rema de una oración
anterior. "Me he comprado un coche. Su motor es de inyección; su carrocería
muy aerodinámica y su precio no es excesivo".

6.- CONCLUSIÓN
Para concluir con este tema, conviene que rescatemos la noción de texto que
hemos ido perfilando a lo largo del mismo como lugar de encuentro entre un emisor que
construye un mensaje con una intención determinada y un receptor que interpreta las
elecciones de ese emisor y acepta el mensaje. A la lingüística del texto le preocupa, sobre
todo en este caso, el plano de la enunciación, la perspectiva del hablante y en ella centra
sus estudios en relación a la coherencia – que hace referencia al dominio del
procesamiento de la información pertinente. El mensaje o la información que vehiculan
los textos se estructuran de una determinada forma, según cada situación de comunicación
– y a la cohesión que hace referencia a las articulaciones gramaticales del texto.

Así pues, las oraciones que conforman un discurso no son unidades aisladas e
inconexas, puestas una al lado de otra, sino que están vinculadas o relacionadas con
medios gramaticales diversos de manera que conforman entre sí una imbricada red de
conexiones lingüísticas, la cual hace posible la codificación y descodificación del texto
cuya propiedad textual y sus características se corresponden con el plan global que sirve
de expansión a las intenciones del hablante, y éste mediante un proceso de
reestructuración lo convierte en superficial para que el oyente lo pueda interpretar. De
esta manera la lingüística del texto se relaciona con la pragmática.

Desde el punto de vista educativo, es interesante destacar que el conocimiento de


las convenciones que regulan la realización de los textos, no sólo ayuda al desarrollo de
la competencia en comunicación lingüística del alumno, sino que mejora sus relaciones
con los demás al ser capaces de expresarse con propiedad y claridad.

7.- BIBLIOGRAFÍA

 ADAM, J.M., Les textes, types et prototypes.


 FUENTES RODRÏGUEZ, C., Lingüística pragmática y análisis del discurso.
 VAN DIJK, T. A., La ciencia del texto.
 VAN DIJK, T. A., Texto y contexto.
 BERNÁRDEZ, E., Lingüística del texto.

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