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A manera de reflexión
La Unidad de Gestión Ambiental (UGA) surgió como un proyecto de Práctica Docente en el año 1999, como respuesta institucional a
solicitudes directas, tanto de comunidades del Istmo de Tehuantepec, conformadas a través de la Unión de Comunidades Indígenas de
la Zona Norte de Istmo (UCIZONI), como de PEMEX –Refinación, para acompañar el proceso de evaluación de daños y programa de
restauración ambiental de un derrame de hidrocarburo de dimensiones considerables. Este hecho, definió desde su inicio la filosofía y
el marco de responsabilidad que juega este Instituto Tecnológico entre la sociedad, las empresas y los campesinos.
También fue estratégico crear una instancia o un puente que facilitara la comunicación y la operatividad administrativa entre los
lenguajes de las comunidades, las empresas, las instancias de gobiernos y por supuesto el marco normativo de la SEP. Esto en primera
instancia para gestionar los proyectos de tal manera que empaten en todos los ámbitos de competencia y en segundo lugar, hacer
factible el puenteo administrativo de recursos y su aplicación operativa en los proyectos, donde en todos ellos, el instituto fue el
responsable técnico de los mismos, asumiendo la cabal responsabilidad de la tecnología utilizada y sus consecuencias. Es decir, el ITAO
y ahora el ITVO, ejecutó en tiempo y forma durante 10 años proyectos de trascendencia nacional, cuyo acervo documental obra
sistematizado en más de 60 volúmenes en la biblioteca del Instituto (también esta disponible en formato digital de manera gratuita a
quien lo solicite).
En todo momento y en todos los informes el trabajo ha sido institucional y hablar de 10 años sistematizados en materia de
bioremediación de suelos no cualquier institución los tiene, menos con los volúmenes crecientes de suelo remediado y técnicas
registradas que acreditamos. Con toda seguridad los del ITVO, somos de los pocos académicos en este país que podemos establecer
sistemas de tratamiento de residuos peligrosos a cielo abierto, asumiendo, técnica, legal y administrativamente toda la responsabilidad
que implica el uso de la tecnología y sus consecuencias, todo esto bajo el respaldo de la Autorización Federal obtenida a través de la
Cooperativa Escolar.
En materia de Impacto Ambiental el avance también es significativo, hemos acompañado el proceso de construcción de varias Líneas
de Transmisión Eléctrica consideradas obras de gran infraestructura, como la más reciente La Ventosa‐El Juile que unirá los campos
eoloelétricos con la red de distribución nacional a través de la Subestación La Ventosa. En este proyecto la CFE nos permitió opinar
participativamente en los estudios de definición de trayectoria, levantamiento topográfico de alta precisión, cuantificación de bienes
distintos a la tierra y todos los estudios ambientales para la autorización del proyecto, así como el acompañamiento en la construcción
y restauración de sitios impactados, incluyendo el rescate de especies en peligro de extinción y reforestación comunitaria. Esta
experiencia marca una nueva relación Empresa‐Escuela en un contexto de alta corresponsabilidad social y ambiental.
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A 10 años la impresión que tengo es que el proyecto UGA ha sido más cuestionado que comprendido y aún más lejos esta de ser
apoyado, a pesar de que los resultados (se me antoja) han sido más que evidentes; y para enmarcar esta reflexión comparto algunas
cifras con nombre y apellido de los últimos cinco años donde se han aplicado las aportaciones de la UGA en actividades de apoyo a la
educación, investigación y vinculación dentro del ITVO. Las cifras han sido crecientes: 2005 con $914,000.00; 2006 con $2´045,394.62;
2007 con $7´505,882.31; 2008 con $17´866,514.65 y 2009 con $9´066,217.73; para un total de 37.4 millones de pesos, esto sin
considerar equipo, vehículos e infraestructura creada en los proyectos de la UGA y que forman parte de los activos fijos del Instituto. Si
estos gastos han sido en cosas superfluas o prescindibles pues también que se diga y seguramente el Instituto seguirá posicionándose
sin este tipo de proyectos y el experimento UGA quedará como referencia de búsqueda de algo que seguramente no es necesario.
Ojala el marco de reflexión llegue al propio Director General de Educación Superior Tecnológica, quien no ha tenido la humildad
política para ver este proyecto del cual el mismo Director General de Petróleos Mexicanos en noviembre de 2008, en la Torre de
PEMEX le solicitó apoyo y acompañamiento en una misión tecnológica para remediar la Primer ExRefinería en México. La respuesta fue
un tremendo vacío y más tarde con una Comisión Directiva que literalmente actúo como “chivo en cristalería”, completamente
ignorantes ante un panorama de proyectos con las dos paraestatales que mueven el país, más allá de la lógica de directivos que están
limitados a administrar Institutos con recurso que no tiene costo, ni riesgo ni compromiso, es decir, pura utilidad, me refiero a la
“cuotas estudiantiles voluntarias”. Gestionar y operar proyectos tecnológicos en el marco de las instituciones y empresas es otra
experiencia, que aún cuando ésta quede trunca, seguramente servirá de referencia.
La respuesta que dan nuestros estudiantes ante esta crisis es de alta cultura, y seguramente nos darán cátedra en lo que desean y
quieren hacer; con mucha autoridad han empezado a decirnos ciertas verdades, ojala tengamos la apertura para aceptarlas y
reorientar el rumbo.
Comparto esto con la confianza y el respeto que les guardo, aprovechando el espacio de reflexión que el epílogo de esta Gestión
Tecnológica me brinda. El ITAO y ahora el ITVO son grandes por la tenacidad y voluntad de su gente, y no me cabe la menor duda que
sabrán salir adelante.
Cordialmente
Francisco Marini Zúñiga
3 de noviembre de 2010
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