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Su composición es sencilla -que no, simple-, 17 sílabas divididas en tres versos, de 5-7-5 sílabas.
Tradicionalmente debía incluir un kigo (palabra que evocara la estación del año para la que se había
compuesto el poema) y no tener rima, es decir, ser de rima blanca.
Ejemplo de haiku:
Ola por ola
el mar lo sabe todo
pero se olvida.
Mario Benedetti
Son 17 sílabas las encargadas de contener un universo poético, en sí mismas. Es necesario, además,
tener en cuenta las reglas de la poesía, relativas a los acentos y el recuento de sílabas, por lo que es
preferible la utilización de palabras llamas, para finalizar los versos.
En ningún caso se utiliza la rima para el haiku. Pero, como resulta con todo, también es opción
personal del que crea el poema el transgredir o no.
Ejemplo de haiku:
Ésta es la mano
que alguna vez tocaba
tu cabellera.
Jorge Luis Borges
¿Es difícil?
No es simple, así que no es fácil.
Escribir 17 sílabas, sin rima, divididas en tres versos de 5-7-5, es tan sencillo que lo podría hacer
cualquiera que sepa escribir y contar.
Conseguir que esas 17 sílabas encierren un universo poético que se expande a cada lectura, es otra
historia.
El secreto para lograrlo es bien simple: leer a los autores de haiku y escribir, escribir y escribir
haiku, hasta que se quede pegado a la piel. Hasta que sea tan parte de ti que sólo abrir la boca
servirá para suspirar poéticamente en 17 sílabas.
Ejemplo de haiku:
Escarabajo
que maldice su suerte
de ser humano.
M. Olveira