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Explica por qué Kant afirma en el primer capítulo de la Fundamentación que lo único

bueno sin restricción es la buena voluntad. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación? ¿Por
qué? ¿Qué quiere decir que algo sea bueno “sin restricción”? ¿Qué es una buena
voluntad? A lo largo del texto queda claro que la buena voluntad y la voluntad
autónoma son lo mismo. Explica por qué. (BORRADOR 1)

Ramírez Espinosa José de Jesús

Una buena voluntad es una voluntad moralmente buena. Una voluntad moralmente buena es
aquella que actúa de acuerdo con los deberes que se siguen de la ley moral. Tanto la ley moral
como los deberes que se siguen de ella, tienen un valor incondicionado; por lo que exigen
que su cumplimiento sea absolutamente necesario. La buena voluntad busca cumplir con esta
ley y con sus respectivos deberes, sin buscar con ello un propósito ulterior y sin estar
motivada por una razón que no sea el cumplimiento mismo de la ley. Si este no fuera el caso,
las acciones de la voluntad coincidirían accidentalmente con el deber, lo cual contravendría
la necesidad absoluta de la ley moral. De ser así, la voluntad no sería moralmente buena y,
por tanto, no sería una buena voluntad. Luego, la buena voluntad no puede no ser buena
respecto a la máxima de su acción. Es por esto por lo que Kant considera que la manera en
que se formula el mandato de la ley moral es la siguiente: “no debo obrar nunca más que de
modo que pueda querer que mi máxima deba convertirse en ley universal”. A esta
formulación Kant la llama imperativo categórico. Este imperativo determina qué acciones
son buenas en sí mismas y las ordena sin miras a ningún otro fin. En tanto la voluntad actúa
de acuerdo con este imperativo, quiere la realización de estas acciones consideradas como
buenas de manera incondicional. La voluntad que obra de esta manera es la buena voluntad;
por lo que ésta es buena de manera incondicionada, o lo que es lo mismo, es buena sin
restricción.

{no puede no actuar queriendo que su máxima se vuelva ley universal. Así pues, siempre
actuará la voluntad actúa como si quisiera que la máxima que guía su acción pudiera quererse
como ley universal; esto es, de manera incondicionada y sin restricción. [ya que ésta siempre
se da de acuerdo con la ley moral, la cual manda aquello que es bueno sin restricción. Por
tanto, la buena voluntad es buena de manera incondicionada, es decir, es buena sin
restricción.] *
Esta voluntad es buena “no por lo que efectúa o realiza”, sino que “es buena sólo por el
querer”. Esto significa que la voluntad será buena en tanto quiera el cumplimiento de sus
obligaciones morales, independientemente de si lo logra o no. Habría que aclarar que el
querer no es entendido aquí como una mera intención, sino que significa realizar todo lo que
está a nuestro alcance para cumplir con nuestros fines. Así pues, la voluntad será buena si
hace todo lo que está a su alcance para cumplir con sus deberes morales. De este modo, no
puede darse el caso de que la buena voluntad no sea buena ya sea respecto a la máxima de su
acción, ya sea respecto de las consecuencias de sus actos―que en nada afectan el valor
interno de la buena voluntad―. Si esto es así, entonces la buena voluntad es buena de manera
incondicionada, es decir, es buena sin restricción.

La relación que se establece entre la ley moral (el imperativo categórico) y la buena voluntad,
no puede estar mediada por ningún interés. Por interés entendemos la dependencia de la
voluntad respecto de principios de la razón*. La voluntad que actúa con base en un interés se
determina por estos principios de manera contingente, pues es sólo por la existencia de un
objeto del cual la voluntad es dependiente por lo que el mandato de la ley se vuelve vinculante
para ella. Si esto fuera así, entonces la voluntad no sería moralmente buena; ya que no
actuaría motivada por la sola razón de cumplir con la ley, sino que actuaría por la relación de
dependencia que tuviera con algún objeto. El imperativo categórico no establece objeto
alguno por el que deba estar determinada la acción de la voluntad. Es un principio formal,
independiente de todo objeto dado en la experiencia. De este modo, la ley moral no puede
fundarse en un objeto que la voluntad desee. Así pues, para que la ley moral sea tal, esto es,
para que tenga un valor incondicionado y exija un cumplimiento absolutamente necesario, es
menester que ésta no provenga de objeto alguno que sea ajeno a la razón práctica. Quien
legisle esta ley y los deberes que se siguen de ella, será la propia voluntad. En tanto la
voluntad es auto legisladora, la voluntad es autónoma. En tanto es autónoma, la voluntad es
independiente de todo objeto al momento de actuar de acuerdo con la ley moral que ella
misma establece. Si obra de este modo, entonces su acción no está motivada por otra razón
que no sea querer el cumplimiento mismo de la ley moral. De modo que la voluntad que es
autónoma es buena de manera incondicionada, es decir, es buena sin restricción. Luego la
buena voluntad y la voluntad autónoma son lo mismo.
Estoy de acuerdo con Kant en que lo único bueno “sin restricción” es una buena voluntad, en
tanto ésta es planteada como una voluntad pura posible. Esto quiere decir que puede que no
exista nunca o que nunca haya existido una voluntad así a lo largo de la historia de la
humanidad. Incluso, puede que nuestra experiencia contravenga tal idea. Lo importante, a mi
parecer, será mostrar que una voluntad así es posible; lo cual permite plantear un modelo
ético que sirve como guía para nuestros actos. Sin embargo, esto no quiere decir que la
propuesta ética de Kant sea prescriptiva y dogmática: al considerar a la buena voluntad como
una voluntad autónoma, reconoce que la producción de deberes conforme a la ley moral es
un proceso siempre abierto y sometido a consenso. Así pues, la idea de la buena voluntad me
parece una idea plausible que permite plantear una propuesta ética, en la que los deberes no
están del todo determinados y en donde para determinarlos no es necesario recurrir a
instancias u objetos que estén fuera de nuestra razón.

1. Explica por qué Kant afirma en el primer capítulo de la Fundamentación que lo


único bueno sin restricción es la buena voluntad. ¿Estás de acuerdo con esta
afirmación? ¿Por qué? ¿Qué quiere decir que algo sea bueno “sin restricción”?
¿Qué es una buena voluntad? A lo largo del texto queda claro que la buena
voluntad y la voluntad autónoma son lo mismo. Explica por qué. (BORRADOR
2)

Una buena voluntad es una voluntad moralmente buena. Una voluntad moralmente buena es
aquella que actúa de acuerdo con los deberes que se siguen de la ley moral. Tanto la ley moral
como los deberes que se siguen de ella, tienen un valor incondicionado; por lo que exigen
que su cumplimiento sea absolutamente necesario. La buena voluntad busca cumplir con esta
ley y con sus respectivos deberes, sin buscar con ello un propósito ulterior y sin estar
motivada por una razón que no sea el cumplimiento mismo de la ley. Si este no fuera el caso,
las acciones de la voluntad coincidirían accidentalmente con el deber, lo cual contravendría
la necesidad absoluta de la ley moral. De ser así, la voluntad no sería moralmente buena y,
por tanto, no sería una buena voluntad. Luego, la buena voluntad no puede no ser buena
respecto a la máxima de su acción. Es por esto por lo que Kant considera que la manera en
que se formula el mandato de la ley moral es la siguiente: “no debo obrar nunca más que de
modo que pueda querer que mi máxima deba convertirse en ley universal”. A esta
formulación Kant la llama imperativo categórico. Este imperativo determina qué acciones
son buenas en sí mismas y las ordena sin miras a ningún otro fin. En tanto la voluntad actúa
de acuerdo con este imperativo, quiere la realización de estas acciones consideradas como
buenas de manera incondicional. La voluntad que obra de esta manera es la buena voluntad;
por lo que ésta es buena de manera incondicionada, o lo que es lo mismo, es buena sin
restricción.

La relación que se establece entre la ley moral (el imperativo categórico) y la buena voluntad,
no puede estar mediada por ningún interés. Por interés entendemos la dependencia de la
voluntad respecto de principios de la razón*. La voluntad que actúa con base en un interés se
determina por estos principios de manera contingente, pues es sólo por la existencia de un
objeto del cual la voluntad es dependiente por lo que el mandato de la ley se vuelve vinculante
para ella. Si esto fuera así, entonces la voluntad no sería moralmente buena; ya que no
actuaría motivada por la sola razón de cumplir con la ley, sino que actuaría por la relación de
dependencia que tuviera con algún objeto. El imperativo categórico no establece objeto
alguno por el que deba estar determinada la acción de la voluntad. Es un principio formal,
independiente de todo objeto dado en la experiencia. De este modo, la ley moral no puede
fundarse en un objeto que la voluntad desee. Así pues, para que la ley moral sea tal, esto es,
para que tenga un valor incondicionado y exija un cumplimiento absolutamente necesario, es
menester que ésta no provenga de objeto alguno que sea ajeno a la razón práctica. Quien
legisle esta ley y los deberes que se siguen de ella, será la propia voluntad. En tanto la
voluntad es auto legisladora, la voluntad es autónoma. En tanto es autónoma, la voluntad es
independiente de todo objeto al momento de actuar de acuerdo con la ley moral que ella
misma establece. Si obra de este modo, entonces su acción no está motivada por otra razón
que no sea querer el cumplimiento mismo de la ley moral. De modo que la voluntad que es
autónoma es buena de manera incondicionada, es decir, es buena sin restricción. Luego la
buena voluntad y la voluntad autónoma son lo mismo.

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