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MÓRBIDO
14 DE MARZO DE 2017
FACULTAD DE MEDICINA
Faustino Maravilla Michelle 3749
La prevalencia de la obesidad está aumentando globalmente para alcanzar niveles
epidémicos.
La obesidad en el mundo actual es un importante problema de salud por el riesgo
aumentado de morbilidad y mortalidad, sobre todo por las enfermedades
cardiovasculares y es un factor de riesgo para enfermedades como Diabetes
Mellitus tipo 2, hipertensión arterial, dislipidemias, apnea del sueño entre otras
enfermedades.
El sobrepeso y la obesidad son una acumulación anormal o excesiva de grasa en
el cuerpo que se corresponde con un aumento de peso corporal. La obesidad es la
enfermedad metabólica más frecuente del mundo desarrollado, más de 1.100
millones de personas superan su peso saludable. Aunque las causas de este
aumento son multifactoriales, un factor clave es la ingesta excesiva de alimentos.
En el 95 % de los casos la obesidad es exógena o nutricional, y está asociada a la
ingestión de dietas hiperenergéticas y a escasa actividad física.
Para la valoración cuantitativa de estos pacientes, la media antropométrica
comúnmente utilizada es el índice de masa corporal (IMC).
La obesidad se considera mórbida cuando la persona alcanza 40 kg/m2 o más de
índice de masa corporal. La dieta junto con el sedentarismo son los principales
factores modificables que determinan la ganancia de peso.
Cualquier tratamiento de la obesidad tiene que pasar por el cambio de los hábitos
nutricionales, no para comer poco sino para comer distinto, así como los hábitos de
vida.
El primer punto lógicamente es establecer, para decidir qué tipo de dieta
escogeremos para un individuo, es la mayor o menor urgencia en la pérdida de
peso, que dependerá de factores asociados o complicaciones relacionadas con la
enfermedad. Una obesidad mórbida que con un síndrome de apnea obstructiva del
sueño severo o un cuadro restrictivo ventilatorio grave será candidata a una
reducción de peso drástica lo más precoz posible, por un riesgo vital a corto plazo.
Una obesidad moderada, sin complicaciones o con complicaciones metabólicas se
beneficiará de una reducción de peso más progresiva que inicia fundamentalmente
en una reducción de los hábitos dietéticos a largo plazo.
El tratamiento más recomendado es la dieta moderadamente hipocalórica
equilibrada en macronutrientes por los distintos organismos y sociedades científicas
en el tratamiento dietético de la obesidad. Este tipo de dieta considera un déficit de
calórico entre 500-1000 kcal/día, al consumo dietético habitual o al requerimiento
energético calculado.
La utilización de sustitutos de alientos de una o más comidas por preparados
comerciales pueden facilitar el seguimiento de una dieta hipocalórica, favoreciendo
así tanto la pérdida de peso como el mantenimiento del peso perdido.
La calorimetría indirecta es el estándar de oro para estimar el gasto energético en
reposo de los pacientes con obesidad. Hay que reducir de 500 a 1000 Kcal la
ingesta, en base al requerimiento energético del paciente, siguiendo el esquema de
una dieta hipocalórica, equilibrada. Así mismo para asegurar un cumplimiento a
largo plazo de la dieta hipocalórica prescrita debe ser posible “sabrosa” y adaptada
a las preferencias culinarias del enfermo; o sea, individualizada no solo en cuanto
al cálculo de necesidades, si no en cuanto a su composición.
La reducción energética del aporte de 500 a 1000 kcal diarias, puede producir una
pérdida de peso de entre 0.5 a 1 kg a la semana como pérdida de peso segura, es
decir no ocasiona ningún desequilibrio metabólico.
El gasto energético se puede estimar a través de la fórmula de predicción:
La cirugía bariátrica se reserva para los pacientes con que entran en la categoría
de obesidad mórbida, en el cual el tratamiento médico farmacológico como dietético
es fallido.
Bibliografía
Basilio Moreno Esteban, Quiles Izquierdo Joan, Yague Lobo Isabel. Manual Práctico
De Nutrición Y Salud. Nutrición Y Enfermedad. 2014.