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JORGE O. TARELA
FRONTERAS
DEL SENTIDO
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Tarela, Jorge
Fronteras del sentido. - 1a ed. -
Buenos Aires : Intervalo, 2010.
220 p. ; 20x14 cm.
ISBN 978-987-24824-0-4
1. Psicología. I. Título
CDD 150
© Ediciones Intervalo
Isbn 978-987-en trámite
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A Leticia.
No siempre hubo un antes cuando hay después.
A mis Tíos.
Que me abrieron el camino hacia lo que no soy.
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Indice
Idiocidad / Bestialidad:
Una frontera del sentido
Introducción (8)
1 El singular idiota (13)
1.1 Uno y Todo (26)
2 La bestialidad en la fisura del sentido (42)
2.1 La fisura del sentido (52)
3 Los idiotas del plurtal (61)
3.1 Mostraje y duelo (66)
Fedeidad / Ironeidad:
Otra frontera del sentido
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UNA FRONTERA DEL
SENTIDO
IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD:
UNA FRONTERA DEL SENTIDO
Introducción
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INTRODUCCIÓN
2- Deleuze, G. «Zola y la grieta» en Logica del sentido. Ed. Paidos. Bs. As.1989
3- «Grieta» es la traducción de felùre, fisura, quiebre incluso fractura.
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INTRODUCCIÓN
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
1- El singular idiota
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EL SINGULAR IDIOTA
«¿Que la mataré?».
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
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UNO Y TODO
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UNO Y TODO
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
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UNO Y TODO
distintos sentimientos.»
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
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2- La bestialidad en la fisura de sentido
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
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LA BESTIALIDAD EN LA FISURA DEL SENTIDO
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
Parece que Jacques logra ser más preciso que Zola, además
considera que Roubaud es un hombre acabado, por ende no
puede asesinarlo, lo intenta pero no puede, este impedimento
no es paradojal, lo ampliaremos.
sordo trabajo «¿no era el uno la lógica del otro?» Pregunta Zola
y Deleuze retomará esta pregunta. Un estruendo lo sacará a
Jacques de la contemplación gozosa.
Se sabe bien cómo esa novela termina, en la lograda
metáfora del tren cuya locomotora sin maquinista rodaba al
infinito, hacia lo peor.
14- Deleuze, G. «Zola y la grieta». En Lógica del sentido. Paidós. Bs. As.1980
15- [fêture]También tara, quiebre, fractura.
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
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LA FISURA DEL SENTIDO
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LA FISURA DEL SENTIDO
imbécil ésta como suelen ser del lado investigativo policial. Pero
el mismo Zola ha dicho que el primer asesinato encajaba en una
serie de varios niveles generacionales, de poder, de fantasías que
se concretan, etc. Cada novela de Zola reconstruye una etapa
generacional de linajes, a la manera de eslabones de una gran
cadena: «Les Rougon-Macquart». Y el último eslabón no cierra
en absoluto la grieta que se hereda, pues si no sabemos cómo
se activa la grieta menos podemos decir sobre cómo deja de
producir efectos. De hecho el primer crimen es absolutamente
motivado, articula escenas privadas entre Roubaud y Séverine,
es pasional e intenta consolidarse como una venganza secreta.
En cambio el que proyectan Jacques y Séverine realizar,
asesinando a Roubaud, también sería para ella algo semejante
al primero, intercambiando al tutor por el esposo, puestos en
sucesión para ella, pero en absoluto lo es para Jacques y él lo
manifiesta de varios modos, como hemos descripto, motivo tal
vez por lo que queda impedido de realizarlo. Luego adviene el
segundo crimen, ¿podemos asegurar que ha nacido mientras
se gestaba el asesinato a Roubaud?
Para Jacques, en síntesis, no se trata de realizar ningún
crimen ¿Entonces hay inmotivación? Algo despierta a ese acto
insignificante, hay cierta constelación de elementos, hay cierta
preparación antes de llegar ahí. Es un terreno escópico el que
se despliega, donde se trata de mirar. También hay elementos
invocantes, crujidos sobre todo. Hay un intento pleno de
sentido: «Apoderar degollando» ¿pero de qué sentido se trata?
Es una inclusión separada, donde no trabaja un imperativo, una
orden, un deseo del otro, siquiera rebajado como demanda, tal
como si lo que lo causa incluyera elementos en su recorrido,
enriqueciéndolo pero al realizarse produjera un efecto que
queda separado, jamás integrable al conjunto que lo evocaba.
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
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LOS IDIOTAS DEL PLURAL
la creencia.
·Incredulidad (incrédulo(incrassatus), que comete errores
crasos, gruesos.
·Imbecilidad (imbécil (imbecillis), que padece flaqueza
moral.
·Fatuidad (fatuo (fatuus), que le falta de pleno sabiduría.
·Insipidez (insipiente (insipiens), que le falta razón, no-
sabio.
·Inexperiencia (inexperto (inexpertus), que le falta
sabiduría, ignorante.
·Necedad (necio (nescius), que es ignorante.
·Rusticidad (rústico (rusticus), que le falta inteligencia.
·Insensatez(insensato(insensatus), que le falta sensatez.
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MOSTRAJE Y DUELO
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MOSTRAJE Y DUELO
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
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LOS IDIOTAS DEL PLURAL
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
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MOSTRAJE Y DUELO
21- Allouch, J - «Erótica del duelo en tiempos de muerte seca». Ed. El cuenco
de Plata. Bs.As, 1998.
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MOSTRAJE Y DUELO
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IDIOCIDAD / BESTIALIDAD
22- De hecho, un extraño alojado en esta familia, tal como los invitados que
somos en tanto espectadores de la escena filmada, podría considerar a esta fami-
lia como enfermiza en sus actitudes, pues se comportan como si nada ocurriese
ante tal acontecimiento, sea el retorno de Karen, sea su ausencia inesperada
al entierro. La llegada de Karen sólo es sancionada como tal en la bofetada
que se le dispensa, pero esa reacción abusiva y sin palabras, acto violento, es
propiciado por quien pertenece a esa familia políticamente, es decir su esposo,
como si él intentara destronar lo distinto para que todo siga igual, aunque en
realidad sanciona eso que siempre ocurre, ahora exagerado por Karen, para que
nada cambie. Ese «aquí no pasa nada», es índice de disfunción funcional en ese
grupo, es lo que denuncia Karen en su «hacer el idiota».
23- Esta pregunta es el nombre de su trilogía, que incluye a tres nouvelles, una
con ese título, Ajó el mounstruo de las nubes y Una cuestión personal.
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MOSTRAJE Y DUELO
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Frestyles ketch Big stack de A.K.A. Keusta
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APATIEDAD Y
FUNCIÓN SENTIDO
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APATIEDAD Y FUNCIÓN SENTIDO
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APATIEDAD
te, la orientación según la cual mi vista tiene que caer
sobre las cosas creadas en ese momento.»
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APATIEDAD
embargo llama «sentido fonemático». Siendo esencialmente
significante, no podría ser, obviamente, un significante que
otorgue significación por sí mismo, en la medida en que el
significante no se significa a sí mismo. Pero hay que enfatizar lo
siguiente: que no se trataría de la dependencia a la significación
sino de algo que se localiza en su fuente, tal como sucede en
la intersección que nombramos donde hay un sentido desde
dónde se soporta al nombre, que no es el sentido del nombre.
Lacan señala que la realidad misma está estructurada por la
presencia de cierto significante, heredado, tradicional, transmi-
tido por el habla. Hay una vertiente del significante, vaciado de
significado, retenido por sus cualidades puramente formales,
que sirven por ejemplo para armar series, que además carecen
de toda significación.
Subraya Lacan que hay una nota en el texto de Schreber
donde éste propone la noción «dejar entrar las imágenes», que
denota un retroceso que impone escansión, fuga, es decir,
presencia de un ombligo o agujero, sin tope, fuera de signifi-
cación y pura búsqueda de algún tope que calibre el sentido.
Clerembault resaltaba también esas experiencias en donde la
evocación afectiva, el resurgir del afecto –es decir de lo senti-
do- tales como recordar un ataque de rabia y sentirlo, recordar
una humillación y revivirla, recordar la ruptura de una ilusión y
reorganizarla. Es durante esas experiencias donde surge cierta
emergencia de frases sin relación significativa. Ubicamos allí
la búsqueda o la interrogación de sentido, como efecto de una
intersección, de un tope.
Cuando Lacan en su Seminario sugiere reconocer una
palabra de base o clavija en el texto de Schreber, ocurre en ese
punto un farfullar de Lacan, delatado incluso por la transcrip-
ción escrita del mismo y que luego Lacan no corrige, como
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SOBRE UN TOPE ESCÓPICO-INVOCANTE
habitualmente solía hacer. En las estenotipias se lee:
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APATIEDAD
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LA INHIBICIÓN FREUD
miento de la fuente de placer, despejando lo que denomina un
«espejismo», es decir la confusión de creer que dicha fuente
sea el gusto que nos produce el «contenido de pensamiento».
Este arranque acomoda de pleno que en absoluto se trata, en
la línea argumental de Freud, de un apoyo en el significado en
lo que refiere a ese placer. Se trata de algo distinto, que Freud
establece en lo que denomina «la técnica y la tendencia» de
esos decires graciosos. Estas dos fuentes ponen como punto
de partida entonces no al significado sino, hay que delinearlo
aún, al sentido y a la significación. Esto es precisamente lo que nos
proponemos distinguir, en la suposición extensiva de que es
esto mismo lo que Freud refiere cada vez que cita «técnica y
tendencia», según su terminología. Y lo hace aún sabiendo que
esta partición no da la verdad del asunto, entonces hábilmente
partirá de ella para conducirnos hacia una confluencia entre
ambas, entre la tendencia y la técnica, subrayando los efectos
conjuntos que se irán deduciendo.
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LA INHIBICIÓN FREUD
terreno establece una discusión con Gross quien localiza en la
función del poder -en vez del placer como intenta Freud- las
coordenadas del logro del chiste. Esto permite adentrase a
Freud en el acento de lo actual, de la actualidad, aquello que
aún no entra en el círculo de lo olvidable puesto que es fresco,
reciente.
Tercero ubica el dislate, el disparate, la falacia, el mero des-
plazamiento, hasta llegar al contrasentido. Los ejemplos más
loables se ubican en el decir de los niños y de los intoxicados,
pues en ambos casos es difícil localizar a la «razón crítica».
Estas formaciones van a contrapelo de toda historia de la
educación y es lo más valioso que el alcohol -entre otras sus-
tancias- dispensa al ser humano, es decir el desvío placentero
por no aceptar las reglas de la significación que comandan la
función de la palabra en el campo del lenguaje, allí donde nos
ubicamos los seres parlantes.
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LA INHIBICIÓN LACAN
2 – La inhibición Lacan
8- Los ejemplos que cita Lacan del ámbito cristiano (el grial, la comunión,
la parroquia) esta vez están inspirados en el texto de Bergson sobre «La
risa».
9- Es la sesión del 11/12/1957 del Seminario V, «Las formaciones del inconcien-
te».
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LA INHIBICIÓN LACAN
Seuil-Paidós, indica sólo una referencia etimológica al término
«parroquia». Despleguémoslas.
Parroquia viene del latín eclesiástico parochia, a su vez del
latino paroecia. El paso de paroecia a parochia es lo que mueve a
Lacan a precisar, según la etimología, la introducción paradojal
de un significante10. Se trata de un resto de una mención a un
término romano que aludía al «abastecedor», en tanto funciona-
rio encargado de los medios de subsistencia de los magistrados
en viaje, es decir aquel al que se le solicita, en tiempos de paz,
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APATIEDAD
los favores necesarios para el bienestar en los viajes. Entonces
por este capricho de la lengua, el parroquiano no sólo com-
parte el mismo destino como vecino comunitario, sino que es
el que favorece a los asuntos en cuestión. Es pues, la faz de
incentivación especializada en los asuntos que le compete que
promueve, paradojalmente, la inhibición.
Las versiones basadas en las estenotipias contemplan una
derivación del argumento hacia el tema del acting como mensaje
en cuanto contado o mostrado, dirigido al analista que está
ubicado no del todo en su lugar. Apunta el acting, lo que de él
se dice o se muestra, a una clarificación de la demanda. La indi-
cación promueve un señalamiento en donde está redoblada la
cuestión del no del todo en su lugar. Redoblada porque implica un
señalamiento para el analista y un señalar un lugar inadecuado
para el objeto en cuestión, según el sentido –que pasa un poco
o poco no pasa- de la demanda. Es la faz de entorpecimiento
que implica la inhibición. Por ende a través de estas dos ver-
siones de la transcripción del curso oral del Seminario, quedan
promovidas dos faces de la inhibición, ambas coexistentes.
En la versión basada en las estenotipias del Seminario queda
más precisado que la forma de contención inhibida, donde La-
can señalará que el accionar de la censura-sentido (homofonía
censure–sens), se corresponde con una demanda al Otro por lo cual
se lo quiere ubicar a éste fijado en la movilidad del objeto que
esa misma demanda promueve, objeto que no es del orden de
ninguna tachadura, (como el caballo del ejemplo de Lacan, o el
asno del ejemplo del idiota de Dostoievsky) hecho que Freud
demuestra al establecer una coalescencia y no una identidad
entre la significación y el sentido – siempre por fuera de todo
significado. Si bien estos objetos (a) no son significantes –o no
lo son del todo a esta altura de la enseñanza de Lacan- es sobre
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LA INHIBICIÓN LACAN
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LA INHIBICIÓN LACAN
timorato de la necesidad, escoria de la demanda). Tenemos en-
tonces que el deseo en su faz metonímica, se ejerce en el nivel
de la inhibición. Son citados como ejemplos las erotizaciones
que se producen de una función. Freud no escatima ejemplos
en su texto, Lacan en cambio, propone allí situar al acto, el
acto como la angustia en el lugar de la inhibición. Cuando una
acción se inscribe como significante y al mismo tiempo ocurre
que se manifiesta un estado del deseo, tenemos un acto en cuya
acción se manifiesta el deseo mismo destinado a inhibirlo. Freud
habla en esta orientación de pulsiones «inhibidas en su fin»,
Lacan, en cambio, habla de acto y de causa para dar cuenta de la
inscripción significante de dicha acción y a la vez, dar cuenta
de una causa que, a nivel de la turbación, -el máximo de inmo-
vilidad inhibitoria, nivelada a la angustia- queda «fuera de sí».
Eso que en el deseo metonímico, en la manía del deseo,
está articulado aunque no es articulable, en función del segundo
movimiento de este Seminario, se escribe a. Lo que permite su
articulación no articulada es lo que escribe /, una tachadura
dada la estofa del significante en el campo que se denominaba
A, es decir en la inhibición.
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APATIEDAD
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LA INHIBICIÓN LACAN
El incremento a nivel de la dificultad de la inhibición que
Lacan llama turbación coincide con lo que queda por fuera: a.
La turbación no puede retener la causa de la angustia. Causa
y a quedan en este punto imbricados. El carácter de objeto
cesible, cedible del a permite localizarlo como precedente del
sujeto en la cadena significante que lo constituye. Este sujeto
así constituido ¿es alma o cuerpo? Lo que nos interesa remar-
car es esta anticipación del a respecto al /, este quedar a-parte.
El incremento a nivel del movimiento, llamado embarazo
introduce la presencia de la barra en sí (/), la no función del a, la
pura metonimia, infinita y lúdica, manía. Pues si consideramos
como paso al límite el descollante movimiento de la metonimia
sin marras de ningún tipo, surge la manía en su faz de no función
de a, a como lastre de la cadena significante, contrariamente con
el punto anterior. Aunque nuevamente lo que queda fuera es
a, aunque no ahora en términos de causalidad, sino de prisa
lógica, es decir no sólo de rapidez o apuro sino de apremio.
Función de escansión, de corte, de límite en donde el tiempo en
movimiento y el tiempo como medida del movimiento quedan
entrecruzados dada una posibilidad de intento resolutivo. La
función del fantasma o la necesidad del marco son las regula-
doras de esta posible imposibilidad, de allí que se considere en
falla la constitución del fantasma en algunos casos «maníacos»
(como por ejemplo las toxicomanías).
Pero no encontraremos a esta altura de la enseñanza todas
las consecuencias que se pueden extraer de estos dos movimien-
tos del seminario, que conducen al invento lacaniano del a y a
la introducción en el registro simbólico de la /. Simplemente
cotejemos lo que hay de esto en la lectura de Freud, puesto
que la consideración del chiste bajo sus dos componentes, el
técnico y el tendencioso, propician una orientación del a en la
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APATIEDAD
tendencia, entendida como «ninguna inocencia de a es posible»,
o como dice Lacan al final del Seminario en cuestión «no hay
ningún sujeto humano que no deba situarse como un objeto»,
no hay decir que no contenga su ubicación respecto al a, es
decir, toda inocencia responde a una mítica, a una considera-
ción de lo originario.
Pero el decir en su faz técnica, basada en la lógica del sig-
nificante, no conlleva de buenas a primeras hacia /, elemento
poco dúctil a ser considerado exclusivamente en esa lógica. La
técnica del chiste según la lingüística freudiana, es una técnica
sin tachaduras, una técnica en mayor o menor medida lograda,
hasta incluso en su fracaso. En este caso, justo es considerar
a lo mítico como lo fallido, lo fracasado. Así como no hay de
lo inocente en lo tendencioso, tampoco hay de lo fallido en la
técnica, lo que no implica que valga como válido sólo lo ten-
dencioso o lo logrado, sino su paso al límite en la lectura, tal
es la propuesta de Lacan, como a y /.
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INHIBICIÓN EN EL SEMINARIO «DE UN OTRO AL OTRO»
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APATIEDAD
de borde, conjugando la lógica y la corporeidad tanto respecto
al a como al /.
Si la represión elude esta doble articulación mediando el
goce fálico, esto no obstruye considerar que la sublimación
opere en esta articulación mediante el goce sentido. Lacan
retoma dos orientaciones (retomando consideraciones desple-
gadas en su enseñanza anteriormente) en consideración a esta
pendiente de la sublimación: la sublimación de la Cosa-mujer y
la sublimación del vacío en la obra de arte.
Esta estructura de borde surge del valor de goce, que se ins-
tituye por su evacuación del campo del A, (es decir: un fuera
de A) que designa el lugar de a, posición de captura del goce.
La incompletud (y también, la inconsistencia) del A, puesto
que ese campo vaciado esta estructurado por la incidencia del
significante, se desarrolla como señuelo fundamental en lo que
señala /, en la medida en que se lo considere a ese campo desde
una estructuración simbólica de lo real.
En la sesión del 26/9/69 del Seminario en cuestión12 Lacan
abordará esa estructura de borde mediante «ejemplos de la ex-
periencia a las que recurre Freud mismo». Nosotros a su vez,
colocaremos el acento en lo que refiere al a y al /, siguiendo la
guía de Lacan que apoya esos ejemplos tanto en la perversión
como en la neurosis.
12- Lacan, J. Seminario 16 «De un Otro al otro» Cap. XVI. Pag. 225. Ed.
Paidós, Bs. As. 2008.
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INHIBICIÓN EN EL SEMINARIO «DE UN OTRO AL OTRO»
El acto exhibicionista plantea hacer surgir la mirada del A,
es decir vela por el goce de este A. Dado el mismo desierto
del A, hará surgir allí la mirada como a. Mientras que el voyeur
interroga en A aquello que no puede verse, es decir la ranura,
lo que se podría inferir imaginariamente de la estructura de
borde del agujero en tanto tachadura, /.
El sadismo opera con la voz, en la forma de la orden y de
la confesión, esa voz que se quita al A, ubicándose en esa voz
un agente como instrumento, a suplemento del A, un A que
no quiere ser tachado pero obedece. Para el masoquismo queda
hacer esa voz del A, completándolo, dejando de lado su tener
la palabra respondiendo como un animal domesticado.
NEUROSIS PERVERSIÓN
S(A)
INCOMPLETUD S(A ) Fe en el A:
(a ± A)
s(A)
INSUFICIENCIA Ideal en el A: s(A)
(1 ± A)
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APATIEDAD
El A que existe en la perversión, implica una asexuación,
un saber ligado a la función de la tachadura. Su resultante es
un A sin falla dado un trabajo incesante sobre la completud o
consistencia del A que Lacan escribe, rectificando su algebra
inscripta en el grafo, como S(A), la escritura de un significante
que sentencia como producto de un trabajo la existencia de
ese A no vaciado.
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3- Inhibición o apatiedad: Sublimaciones.
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INHIBICIÓN O APATIEDAD: SUBLIMACIONES
del rodeo que promueve el signo perverso, la demostración de
la no garantía conduce nuevamente a la apatía que es la otra cara
de la fe inconmovible hacia el Otro que existe.
Y Klossowski habla de esta apatía, incluso llega a relacio-
narla con la clave de una repetición sobre la falta de sí, leída
como fuera de toda condición:
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APATIEDAD
Muy distinta es la apreciación de Le Brum donde más que
considerar al sujeto sugiere la metáfora de una máquina óptica
que:
«A medida que… trabaja para hacernos ver los in-
soportables cuadros de la criminalidad, personas y
accesorios desaparecen. Y con ellos, nuestros últimos
recursos se hunden en las tinieblas donde Sade nos
sumerge. Ni siquiera los cuatro libertinos, instigadores
del proyecto, [Las 120 jornadas de Sodoma] dejan
de borrarse en provecho de sus movimientos que ya
no parecen gestos… ya no sabemos quién hace cada
cosa, ya no sabemos quién es quién, ya no sabemos
quién es eso… Se deduce que ya no hay sujeto, que
ya no hay objeto: la descripción de lo que se realiza
ya no se diferencia de lo que se dice»
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INHIBICIÓN O APATIEDAD: SUBLIMACIONES
ta, lo trabajaremos- todos que deducen que no hay una teoría
del deseo en Sade, sin embargo en este punto que Klossowski
destaca, donde no se diferencia perversión y normalidad, hay
-según Le Brum y acordamos- una:
19- Lacan, J. «Kant con Sade».En Escritos 2. Siglo XXI ed. Bs.As., 1980.
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EL SENTIDO FINAL : LACAN SIN SADE
como prefacio a «La filosofía en el tocador», encontró su sitio
como postfacio en la Edición del círculo del libro colecciona-
ble de las Obras completas del Marqués de Sade, de 1966. El
texto de Klossowski, cuya versión en castellano recientemente
consideramos era del año 1947, es decir que no fue escrito a
los fines de ser considerado como prefacio a la obra de Sade,
aunque en rigor tiene un tono introductorio aunque sumamente
tendencioso. Se titula «Sade, mi prójimo»20 y comienza con este
epígrafe, que no está en la traducción al castellano:
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EL SENTIDO FINAL : LACAN SIN SADE
rigor el calificativo es católica), y para ello basta ir considerando
los puntos de estructura de ese fantasma. Destaco uno de esos
puntos según el decir de Lacan:
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APATIEDAD
desencadenadas por la amplitud de su ateísmo.»22
como novedoso.
24- Sade. «La filosofía en el tocador»
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EL SENTIDO FINAL : LACAN SIN SADE
cuartogiro. Ubiquemos este vaivén aunque el resultante sea el
mismo. El fantasma sadiano es motivo suficiente para rechazar
la pena de muerte porque la ley es fría, es decir sin voluntad.
En el fantasma depurado, acorde a la vida de Sade, la pena de
muerte es, en cambio, inadecuada, porque implica otorgarle
a la ley una reglamentación que propicie un con qué, porque la
voluntad que ahora sí se le supone a la ley, no cuenta con ese
atributo y necesita reglamentación. En ambos casos, según
estas dos maneras, la pena de muerte no es aceptada, sea por
el rechazo o por la inadecuación.
Y en este punto Lacan en su texto apresura –y más que prisa
es apremio– una sentencia:
¿Por qué? ¿Está aquí presente el resabio por el cual Lacan es-
tablece –como todos los prologistas de las Obra completas– que
Sade en su fantasma se lleva de maravillas con el catolicismo?
Dijimos que esta idea acomoda la obra de Sade, depurándola
de toda idea sadiana, hasta hacerla digerible. ¿Y Lacan opera
en este dirección? Así parece cuando después de este recorrido
acomoda el deseo a la ley concluyendo su escrito «Kant con
Sade» deduciendo que no hay tratado del deseo y de la falta en
la Obra de Sade, lo que es todo un desliz sintomático a la luz
de la lectura de Le Brum, pero además lo es en Lacan mismo,
basta tener en mente eso que Lacan en este mismo texto llamó
voluntad extrayéndolo de la misma Obra.
Esta conclusión apremiante está sostenida, entonces, en
que no hay inscripción de la maldad en el Otro, a sabiendas de
que se trata de un «Ser-supremo-en-maldad». No va de suyo
que algo que es malicioso, incluya maldad para sí. El escorpión
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APATIEDAD
ponzoñoso no está afectado por su propio veneno, convive
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29- A esta altura o bien Le Brum equivoca al hablar de deseo, o bien Lacan no
está a la altura de su propia enseñanza en este final del texto. Preferimos la segun-
da, explicaremos nuestra hipótesis al respecto.
30- Como el juego infantil «¿Lobo está?». Los niños se acercan al límite para
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EL SENTIDO FINAL : LACAN SIN SADE
en Sade?
Quisiéramos ahora destacar en qué son incongruentes las
dos premisas que toma Lacan para sostener su sentencia de
límite en Sade (en su vida y en su obra) pues, o bien Sade pro-
cura el modo de no tachar a su Otro, o bien procura el modo de
borrar su tachadura. Esta última premisa apresurada de Lacan
no nos parece en absoluto justificable. Su consecuencia es la
de privar a Sade (en su Obra y en su vida) de un tratado del
deseo, cuestión debatida y corregida en Le Brum. La primera
premisa, la del sueño de potencia, nada incomoda respecto
al deseo, porque sólo dice respecto a la no tachadura. Es que
el deseo en su relación al Otro indica las coordenadas de una
causa para el deseo, una antecedencia para el Otro, lo que el
mismo Lacan nos enseñó a captar con su objeto a, causa del
deseo, un elemento hétero respecto al Otro. Enseñanza crucial
a medio camino, posterior a la primera versión y anterior a la
segunda reescritura de «Kant con Sade» publicado en 1966,
de allí las correcciones varias, las incorporaciones y también
lo que queda como desliz sintomático. En el recodo final que
consideramos, sin embargo hay pocas correcciones o ninguna,
como si Lacan al igual que Sade no forjara tachaduras. Se podría
parodiar: ¿sueño de potencia, intento de hacerle ceder a Sade,
falsa promesa? Hay algo de esto y hay algo más. Lacan dirá
más y menos, no es sólo un recurso, es, lo dijimos, búsqueda
de sentido.
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EL SENTIDO FINAL : LACAN SIN SADE
de Sade. No hay en la ocasión nada de la vida de Sade, se trata
de la Obra, incluso todas las referencias a Sade que aparecen
en este seminario, siempre tratarán de la Obra. ¿Cómo podrá
Lacan tomar estos elementos para sostener su hipótesis del
límite en la vida de Sade en su escrito posterior a este Seminario?
Sigamos con el Seminario pues cuando Lacan retoma los
lineamientos de su conferencia en Bruselas en el recorrido del
Seminario del año 60-61, argumenta que es indispensable la
crítica del cristocentrismo de Freud, quien veía en el desarrollo
del drama cristiano hasta la redención, el modelo máximo del
anudamiento deseo-Ley que se expresa por ejemplo en el mito
forjado por Freud de la horda primitiva: el retorno del amor
como Ley, después de la realización del acto de asesinato. El
modelo máximo, es decir el punto supremo de una falla inter-
dictiva en su intento resolutivo, que está sumariamente indicada
en la paradoja por la cual el que se somete a la Ley del amor
desconoce e intensifica las razones del asesinato potenciando
la interdicción. El sometimiento a la Ley implica reforzamiento
constante de las exigencias que la ley misma intenta apaciguar
o conciliar. Lacan pregunta porque no sucede lo mismo en la
dirección contraria, es decir cuando no hay sometimiento a
la ley, en donde también se encuentran obstáculos. ¿Estaría
pensando en Sade al hacer esta disgreción? No lo aclara, pero
de ser así, contradice la hipótesis de su posterior escrito, donde
indica que el límite de Sade es la ley.
La primera conclusión de Lacan a esta altura es subrayar el
hecho de que es la trasgresión misma lo necesario a los fines
de fundamento de la Ley, dado que el goce de la transgresión
siempre tiene algo de impracticable, es pues la interdicción
quien sirve de transporte al goce en el estrecho nudo del deseo
y la Ley (siempre en mayúsculas este último, a diferencia del
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APATIEDAD
deseo, que aparece en minúsculas). La articulación entre el
mito y el drama cristiano refieren a la condición del nacimiento
de un modo de interdicción, precisamente la interdicción en
la época en donde Dios está muerto. Esto está perfectamente
articulado en la coalescencia entre esta muerte y la demanda
de amor al prójimo, que Lacan lee como mensaje oculto ateo
en el final de ese drama.
El seminario «La ética» se sabe, es una lectura del «Ma-
lestar en la cultura», es la pretensión de encontrarle sentido a
ese texto, sentido que no desconozca ni la función del padre
como sublimación esencial a la apertura de una espiritualidad,
-pretensión freudiana- ni que no desconozca la función del
Nombre-del-padre ubicada ésta del lado del Dios que no existe
- pretensión lacaniana.
Lacan introduce a medio camino entre estas dos pretensio-
nes el siguiente médium, se trata no sólo de que Dios está muerto
sino de que él no lo sabe, lo que promueve una interdicción
permanente del lado de ese Otro que no existe, que trastoca el
goce que entraña el amor al prójimo. Aquí se ubica, dice Lacan,
el entrecruce Freud y Sade que retoma en el escrito «Kant con
Sade» en forma no argumentada.
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EL SENTIDO FINAL : LACAN SIN SADE
sujeto del núcleo de sí, indicándole el sentido de lo que él mismo
no osa acercarse. El mandamiento de amar al prójimo como a
sí, es una defensa contra esa maldad ignorada, contra el odio
asesino que, a la vez, introduce un nuevo deseo, ateo como
dice Lacan, basado en el sí mismo en los tiempos de la muerte
de Dios31. Al acercarse a ese goce, es decir no al alejarse por
un supuesto uso del bien en las loables intenciones del amor
al prójimo, atraviesa pues esa Ley y se sitúa en el límite con
la Cosa, donde retrocederá. En este punto aparece Sade, en
su dilucidación sadista –Lacan bien lo dice al no decir sádica,
aunque terminará imponiéndose el calificativo sadiana- del
problema moral. Pero si aparece Sade dilucidando en función
de ese atravesamiento, ¿por qué se considera en el escrito que
Sade se detiene ante esa Ley si para el caso se detiene con la
Cosa, más allá de la Ley?
La articulación con Kant es más precisa, pues está siempre
omnipresente la función del desconocimiento, tapón que obs-
taculiza al Otro en tanto Otro que no sabe, que no tiene con qué
saber, que no sabe sobre su muerte o su modo de morir y, por
ende. Y en Kant no hay que considerar en absoluto que el goce
en su articulación con el deseo es un mal. Este rasgo participa
también del cristianismo, de hecho toma Kant allí su fuente.
Al retomar en la clase posterior lo que quedó pendiente
de Sade, Lacan aclara: «Lo abordo no sin cierta contrariedad».
El hilo argumentativo sigue sostenido en la paradoja del goce
en relación a la Ley fundada en el Otro, allí donde localiza el
sostén del mito de la horda y el drama cristiano de la muerte
de Dios. Escribe, según el algebra que desarrolla en el grafo,
ese punto máximo como S(A)) leyéndolo en la ocasión como
32- Ya citamos cómo Lacan, después de su invento del a, agrega otra posibilidad
de consolidar el sentido sin la mediación de la tachadura. Anteriormente encon-
tramos en la idioticia y en la bestialidad dos consolidaciones más imaginarias. Más
adelante retomaremos este conjunto nodal que es nuestra hipótesis central en este
libro.
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EL SENTIDO FINAL : LACAN SIN SADE
inseparable que se añade a los pronombres personales (ego, tu,
nos, vos, etc.) para acentuar su valor demostrativo, por ejemplo:
egomet, que se traduce «yo mismo»; nosmet, «nosotros mismos».
En segundo lugar, ipse, que es la forma masculina del pronom-
bre demostrativo ipse-ipsa-ipsum: indica la identidad de uno
consigo mismo oponiéndola a los demás. Su traducción es: él
mismo, ella misma y ello mismo. Y, finalmente, la terminación
mus, la cual corresponde a la forma superlativa, que se construye
sustituyendo la desinencia del genitivo singular -i o -is por el
sufijo -issimus, -issima, -issimum, según sea el género masculino,
femenino o neutro respectivamente. Por lo tanto metipsemus
e incluso metipsissimus implica un redoblamiento indicado por
met, por el superlativo y también por el pronombre personal al
cual se añadía met (egomet ipse).
Es el vacío sugerido por esa multiplicación de identificacio-
nes que se recubren mutuamente, meras referencias vacías, lo
que designa al sentido del sí mismo. Y es en Sade donde se loca-
liza esa técnica orientada hacia el goce en tanto no sublimado,
es decir -precisando acorde a los términos en esta altura del
Seminario que comentamos- no orientado a la Cosa, sin que
Sade delimite aquello por lo que se inserta. De allí que Lacan
se pregunta por el valor de sublimación de la Obra de Sade.
Esa obra, dice, se sitúa en lo absoluto de lo insoportable de la
transgresión, el lector queda estupefacto, pierde pie. La apatía
del personaje sadiano es esa inercia del ser en el centro irrespirable
de ese vacío, es literatura experimental con referencia a lo social.
Sublimación y Cosa ¿permanecerá esta orientación después del
invento del objeto a? La reescritura de Lacan del texto Kant
con Sade indica que no. Lo remarcable es que Lacan en lo que
hace a la segunda hipótesis, no realiza ninguna corrección en
su escrito, como si hubiese dejado caer al trabajo que venia
-138-
APATIEDAD
realizando en la parte inicial de su escrito, retomando así sin
más la situación del Seminario que comentamos anterior a
las consecuencias de su invento. O tal vez peor, como si nada
hubiese que corregir en el punto en donde Lacan reitera: «Lo
abordo no sin cierta contrariedad».
El límite entonces no es la ley, sino un más allá incluso de
la articulación ley-deseo, y en esa orientación el objeto a o la ta-
chadura del Otro (algebraicamente: a y /) son los considerandos
que quedan fuera de un verdadero tratado del deseo en Sade.
Pues bien, no solo es aceptable «Freud con Sade», sino
que la detención en ese límite, marca de un nudo cristiano y
además la lectura censurada católica de los prologistas, (entre
ellos Lacan), cuyo mérito en este escrito es indicar sino la
contrariedad, ciertos rasgos de un desliz que hace síntoma en
su propia elaboración.
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EL SENTIDO FINAL : LACAN SIN SADE
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EL SENTIDO FINAL : LACAN SIN SADE
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APATIEDAD
Es el cuadro que Dalí recuerda (¿encubridoramente?) ubi-
cado a la salida del despacho de su padre. Esa famosa miniatura
se va deformando paranoicamente por el genio en su obra hasta
derivar en esas agujas elípticas que recuerdan los cuernos del
rinoceronte. Que sirva esta elección de algunas de sus obras
como ejemplicación de lo que apuntamos. Primero el cuadro
de Verner «la Hilandera», luego el mismo cuadro en la versión
paranioca de Dalí. «Virgen sodomidaza» y «Ascención», obras
más tardías que continúan con la elaboración de la idea.
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EL SENTIDO FINAL : LACAN SIN SADE
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FEDEIDAD / IRONEIDAD
OTRA FRONTERA
DEL SENTIDO
IRONEIDAD / FEDEIDAD
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FEDEIDAD / IRONEIDAD
FEDEIDAD/IRONEIDAD:
OTRA FRONTERA DEL SENTIDO.
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INTRODUCCIÓN
a◊/
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DEL CRISTIANISMO
1-Del cristianismo.
Habíamos considerado en el capítulo anterior la veladura
que se produce cada vez que occidente revela una novedad,
trazándola, reduciéndola, incorporándola en una perspectiva
unívocamente cristiana. A la luz de una hipótesis que unifica
occidente con cristianismo, estamos por siempre condiciona-
dos a tratar, a leer, a comentar, en esta perspectiva. Así como
subrayábamos el valor de rectificación de una obra como la de
Le Brum en función de lo que una obra como la de Sade nos
depara, así debemos consagrarnos a una cuasi eterna crítica de
rectificación: Jean-Luc Nancy, autor que jamás se aleja demasia-
do del problema «occidente-cristianismo», no parece hacer en su
trabajo otra cosa más que reformar formando dicha cuestión.
Tomando uno de los prologuistas de Sade, a saber Pierre
Klossowski, la autora de «Sade, de pronto un bloque de abismo»
reflexiona precisamente sobre la consideración de esta pers-
pectiva cristiana, aquella misma que le permite al comentarista
Klossowski –a su vez influido por las teorías de Joseph de
Maistre sobre la reactualización del pecado original a través de la
criminalidad revolucionaria- convertir en un simple «asunto de
conciencia» lo que en verdad constituye uno de los fundamentos
de la revuelta de Sade: la equivalencia entre la ley y el crimen.
3- Lacan, J. «Kant con Sade».En Escritos 2. Siglo XXI ed. Bs.As., 1980.
4- Sade. «Franceses un esfuerzo más…» En La filosofía en el tocador.
5- Renán, E. «La vida de Jesús». Ed. Edaf. Madrid, 2007.
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DEL CRISTIANISMO
y la fuerza del judaísmo. Los fariseos eran los observantes de esa
religión, los encargados de sostener toda una tradición que, a
la vez, ahogaba a la ley en un amor frenético a rajatablas. Según
Renán, este espíritu conservaba el germen necesario para la
producción del cristianismo, es el nacimiento de lo judeocristia-
no. ¿Era de ellos de donde provenía la calumnia?, ¿era Jesús el
calumniado? Renán apuesta:
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DE LA FE
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FEDEIDAD / IRONEIDAD
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FEDEIDAD / IRONEIDAD
los latinos retomaron, hasta allí la antigüedad de las vías del
secreto. Pero luego también, la modernidad ha creado los suyos.
De aquí que occidente y cristianismo son inseparables, en ese
nudo se cuecen habas discursivas con el sabor de ese sentido
responsable secreto.
Derrida sigue esta huella, se interna en el laberinto de una
heterología radical y a la vez, contemplativa con ciertas tautolo-
gías, ajustándose al filo entre lo singular y lo universal, entre lo
particular y lo absoluto. El secreto de la lengua, en la medida
está revestido por el secreto cristiano del padre que ve, designa
un pase entre el secreto de la lengua materna con el secreto que
el padre ve, tal como aparece en el evangelio de Mateo18. En
este dislocamiento se impone la mirada como dejo de sentido.
En este pasaje se corrobora lo que tantas otras veces ocurre
al entrar en concordancia las dimensiones que incorporan
los sentidos: lo que para uno, por ejemplo la mirada, se torna
invisible o no visible, no lo es de manera similar para los otros
sentidos. Los sentidos operan fuera del sentido. Cada sentido se liga
al secreto de forma unívoca e introduce una disimetría entre
el que siente y el que es sentido, allí fractura tanto la Mismidad
como la Otredad: es lo que indica el álgebra en el signo /. Se
recubren en su distinción, se dimensiona el sentido. Como por
ejemplo: de la voz del viejo testamento a la mirada del nuevo;
de lo inaudible a lo invisible, de una cosa hacia otra, pero en
ambos la referencia a un sacrificio que alude a un objeto en
ciernes que en el álgebra escribe: a.
En el Seminario titulado «La angustia», hacia su cierre,
Lacan introduce una mención sobre la omnipotencia dife-
renciándola tanto de la impotencia como de la potencia real,
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FEDEIDAD / IRONEIDAD
orbita del A, mientras que, en la versión cristiana de la fe queda
salvaguardado el carácter teologal por obra de la gracia, de lo
justo a la justificación, siendo allí en donde el secreto íntimo
queda exigido en una práctica interiorista19.
Hay una especulación sobre el logos en occidente, algo
del A en cuanto, como venimos precisando en el pase entre
Pablo y Santiago, se cuela un obrar en la fe. Así la fe no puede
ser propiedad de la persona, debe ser pedida luego recibida,
no se conforma siendo mera adhesión o creencia adherida. La
fe es la propia obra personal, es la práctica como hacer ahí.
Es un hacer, un obrar que, en un campo sin seguridad plena
aunque sí con perseverancia, conocimiento y asentimiento del
argón, perpetúa con inadecuación de sí respecto de su propio
logos, es decir el que correponde a la persona obrante en la
práctica. Está puesto en juego lo performativo en el nivel de
lo argumentativo.
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FEDEIDAD / IRONEIDAD
Abraham se destaca como frontera: tanto cuando se absorbe
mediante la fe (y allá va el hombre hacía el Sinaí en la plena
absolutez), tanto como cuando se detiene, calla, o ironiza, in-
dicando una falla, un desliz, una impropiedad. Es esta frontera
la que ahora analizaremos.
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DE LA IRONÍA
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DE LA IRONÍA
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DE LA IRONÍA
unido por un nacer y un perecer que se compenetran
y nunca se desgarran. Este momento de la transición,
en el cual se anonada necesariamente la idea misma,
tiene que ser la verdadera sede del arte; y allí el chiste
y la contemplación, cada uno de los cuales crea y ani-
quila con una tendencia opuesta, han de ser una sola y
misma cosa. Por tanto, aquí el espíritu del artista tiene
que resumir todas las direcciones en una mirada que
lo abarca todo; y a esta mirada, que flota sobre todo
y todo lo aniquila, le damos el nombre de ironía.26
26- Solger, E. «Vier Gesprüche über das Schone und die Kunst», (Lecciones
sobre arte dramático y literatura)
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FEDEIDAD / IRONEIDAD
superior se mantiene intacta a contrapelo del decir irónico. ¿Qué
tipo de superior es el pensar contrario al decir? Para Hegel uno
de los nombres de ese superior, en cuanto meta es el saber real,
un más allá del amor por el saber, y eso es lo que él se propone
en su «Fenomenología...»
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DE LA IRONÍA
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FEDEIDAD / IRONEIDAD
Apoyar este uso de la ironía y comprenderla dentro de
los márgenes de la dialéctica socrática es un error. Nietzsche
también comprendió este error en su furioso ataque a las ideas
Socráticas. Y tal vez hubo que esperar a Wittgenstein para darle
todo su valor ético: ¿decir lo indecible?.
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FEDEIDAD / IRONEIDAD
Contesta:
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DE KIERKEGAARD A VON TRIER
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DE KIERKEGAARD A VON TRIER
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DE KIERKEGAARD A VON TRIER
1) Ubicar el pasaje del acto del lado de ella, desde la frase que
irrumpe: «se desencadenó la tormenta».
2) Que los convocados por el delirio se trastoquen en saber
herético del lado de él, tal como significantes que sitúan un
más allá.
3) Que sólo así sea posible cumplimentar en la vida del muerto
lo que le hubiese permitido no morir.
4) Que su muerte, en consecuencia, no haya sido en vano.
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FEDEIDAD / IRONEIDAD
implica una tachadura en el saber que opera.Pues bien estamos
en el horizonte de esta fontera del sentido, entre la fe con que
este film se inicia después del acontecimiento, fe terapeutica se
la pretende, y la ironeidad del final, tachadura mediante. En
síntesis: Von Trier con Kierkegaard.
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