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mara puede obrar de oficio para conjurar un ejercicio abusivo del derecho;
pero en este caso hay que estar necesariamente a lo que el Tribunal juzgue
adecuado para evitar el abuso, y no pretender un sometimiento a las peticiones
de las partes que no existen en este aspecto. Por lo demás, el argumento de que
el comprador debe pagar el saldo actualizado porque está en mora, es evidente-
mente equivocado a la luz de los términos del contrato.
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Debe acogerse el recurso de revisión por la causal del inc. 5° del art. 1272
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RESUELVE:
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Primera cuestión:
procedente el recurso de revisión interpuesto por la administración de
la sucesión del actor, con fundamento en el inc. 5° del art. 1272 CPC?
Segunda cuestión:
Qué pronunciamiento corresponde?
Conforme al sorteo que en este acto se realiza, los Señores Vocales votan en
el siguiente orden: Dr. Venancio Luis Petitto, Dr. Roberto Loustau Bidaut y
Dr. Eduardo Martínez Echenique.
A la primera cuestión el señor Vocal Dr. Venancio Luis Petitto, dijo:
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dispuesta en primer grado. Pero no constan en el decisorio las razones que los
Jueces de apelación tuvieron en cuenta para pronunciarse en este sentido, lo
cual impide a la parte vencida en la alzada conocer porqué no han sido admi-
tidas las pruebas invocadas por ella o porqué es incorrecto actualizar desde que
el deudor cayó en mora. En una palabra, la demandante que ha sido derrotada
en segunda instancia, carece de medios para conocer y, eventualmente, com-
prender la causa de su vencimiento.
Como se ha observado en el primer voto, la ley prohíbe resolver en esta
forma al exigir que la sentencia esté fundada (CPC, art. 147), sanción que es
impuesta bajo pena de nulidad en consideración a la importancia que se asigna
a la motivación, pues a través de ella el vencido está en condiciones de apreciar
que su derrota ha sido el necesario punto de llegada de un meditado razona-
miento y no el fruto improvisado de la arbitrariedad y de la fuerza.
El recurso debe admitirse por este motivo en los términos del inc. 5° del
art. 1272 CPC. En cuanto a la segunda causal invocada por la revisionista, es
innecesario aclarar que su decisión carece de objeto, pues la eventual violación
de la doctrina plenaria supone la existencia de una sentencia formalmente vá-
lida, presupuesto que falta en este caso.
Con esta salvedad, voto por la afirmativa a la primera cuestión.
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su decisión. Respecto del principio dijo que «no existen pruebas que acrediten
el monto de los darios», pero sin explicar ni siquiera someramente porqué no
son útiles las que menciona el apelante. En cuanto al segundo, la decisión del
Tribunal de considerar «lícita la actualización ordenada por el señor juez de
actualizar el monto de la planilla de fs. 240 desde la fecha en que la ejecución
de sentencia fue solicitada», deja también sin contestar el argumento de la
demandante que pretende hacer correr la répotenciación desde la mora.
En ambos casos el problema ha sido resuelto con un mero argumento de
autoridad, que impone una decisión sin dar cuenta alguna de sus motivos. La
parte vencida en apelación tiene derecho a conocer por qué no se le ha dado
razón o por qué se consideran injustificados sus agravios, pero el pronuncia-
miento de la Cámara no contiene la indispensable explicación al respecto por
lo que incurre en una causa de nulidad expresamente prevista por la ley (art.
147 CPC), de suyo suficiente para habilitar el recurso ante esta Sala por el
motivo del inc. 5° del art. 1272 CPC, esto es, por violación de las formas y
solemnidades prescriptas para la sentencia.
Los argumentos invocados por los demandados para pedir el rechazo
del recurso no son atendibles, porque la resolución recurrida es definitiva
en los términos del art. 1273 CPC en tanto y en cuanto agota la controver-
sia en relación a uno de los extremos de fondo de la causa, como es el de la
determinación del valor de la indemnización emergente del incumplimiento
del contrato.
También son infundadas las objeciones relativas a los límites de esta instan-
cia, porque en ningún caso la pretensión de la revisionista ha intentado supe-
rarlas. La denuncia de la violación de las formas de la sentencia constituye un
motivo genuino de revisión y no un intento de habilitar una tercera instancia
como equivocadamente afirman los accionados.
Voto por la afirmativa a la primera cuestión.
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RESUELVE:
Hacer lugar al recurso de revisión interpuesto por la parte actora con fun-
damento en el inc. 5° del art. 1272 CPC, y anular la sentencia de apelación en
cuanto ha sido materia del mismo, reenviando los autos a la Cámara que sigue
en nominación a la de origen, para que sean juzgados nuevamente.
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Primera cuestión:
¿Es procedente el recurso de revisión interpuesto por la parte actora con
fundamento en el inc. 5° del art. 1272 CPC?
Segunda cuestión:
¿Qué pronunciamiento corresponde?
Conforme al sorteo que en este acto se realiza, los señores Vocales votan en
el siguiente orden: Dres. Rogelio Ferrer Martínez, Venancio Luis Petitto y
Roberto Loustau Bidaut.
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del primer Juez por el cual se rechaza la demanda de daños y perjuicios promo-
vida por los padres de la Srta. Isolda Beatriz Mitrano, quien falleció a causa de
un accidente de tránsito protagonizado por una motocicleta en la que ella se
conducía como acompañante, y un Rastrojero de la Empresa General Paz SACIF
guiado en la ocasión por el Sr. Salvador Margara.
El pronunciamiento declara que ambos vehículos llegaron simultáneamente
a la intersección de las calles Sarmiento y Jacinto Ríos de esta ciudad, de modo
que debe atribuirse la responsabilidad del siniestro al conductor de la motoci-
cleta que no respetó la prioridad de paso del otro rodado.
Con cita del inc. 5° del art. 1272 CPC afirman los demandantes que aque-
lla premisa -acceso simultáneo a la bocacalle- es producto de una apreciación
de la prueba reñida con las reglas de la sana crítica y de un manifiesto aparta-
miento de la lógica y de las máximas de experiencia, criterios que deben respe-
tarse en todo decisorio judicial para asegurar las condiciones elementales de un
recto entendimiento.
En este orden de cosas, señalan que la pretendida simultaneidad del arribo
a la esquina es incompatible con el hecho incontrovertido de que la motocicle-
ta fue embestida por el Rastrojero y de que éste presenta signos del choque en
su parte frontal como lo demuestran las fotografías de fs. 56 no examinadas
por la Cámara. Añaden que estos hechos bastan para demostrar que la motoci-
cleta fue la primera en llegar al lugar, lo cual está corroborado por la dirección
que ésta tomó después del accidente. Sostienen asimismo que los daños que
presenta la moto en el manubrio y tanque de nafta no pueden tener la signi-
ficación que les atribuye la Cámara, porque es lógico suponer que los mismos
no son consecuencia del choque sino de la caída posterior, lo cual demuestra el
error cometido en la sentencia de afirmar que el impacto se produjo en la parte
delantera de la motocicleta, hecho que está desmentido por la ausencia de todo
signo del choque en la rueda de ese lado.
Para concluir esta breve reseña del tema planteado en esta instancia, cabe
agregar que el recurso fue concedido por esta Sala en vía directa -luego de
haber sido denegado por la Cámara - y sustanciado con la intervención de
ambas partes, quienes informaron en los términos del art. 1319 CPC median-
te sendos memoriales que corren agregados a fs. 177 y 178/80.
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extiende el control de esta Sala, mi opinión es que el recurso debe ser recibido
porque hay motivos suficientes para consignar infundada la sentencia y autori-
zar un nuevo juzgamiento de la causa.
Después de examinar los medios de convicción obrantes en el proceso, la
Cámara ha fijado tres datos que tienen una importancia fundamental. El pri-
mero es que el vehículo embistente ha sido el Rastrojero del demandado y no
la motocicleta, hecho que lás partes no discuten porque las fotografías de fs. 56
y la declaración efectuada por Margara en sede policial (fs. 54), excluyen toda
controversia al respecto.
El segundo es que ninguno de los dos vehículos alteró su trayectoria ante la
inminencia del choque, puesto que el Tribunal afirma que la colisión se produ-
jo en el punto de convergencia de sus respectivas líneas de desplazamiento,
vale decir, sobre la izquierda de calle Jacinto Ríos (trayectoria de la motocicleta
y sobre la derecha de calle Sarmiento (línea de marcha del Rastrojero).
El tercero, que es una consecuencia del anterior, es que el choque se produ-
jo en un punto equidistante del extremo de ambas bocacalles, lo cual significa
que los dos vehículos debieron recorrer la misma distancia para llegar al lugar
del accidente partiendo de cada una de las esquinas.
Pues bien, si la motocicleta en la que se conducía la víctima fue embestida por
el Rastrojero sin que hubiese alterado su trayectoria y después de haber recorrido
ambos vehículos la misma distancia, la conclusión lógica es que aquélla llegó al
lugar del choque antes que éste, porque la experiencia indica que un vehículo es
embestido cuando es el primero en arribar al punto hacia el cual se desplaza el
otro, a menos que haya súbito cambio de dirección que en este caso no ha exis-
tido, por lo menos, en los elementos de juicio que se consideran en la sentencia.
Con estos mismos datos, la Cámara ha obtenido un resultado distinto afir-
mando que los dos vehículos arribaron simultáneamente al lugar del choque.
Para sostener esta conclusión el Tribunal afirma que la motocicleta recibió el
impacto a la altura del manubrio y del tanque de nafta, vale decir, en su parte
delantera. Luego, como ambos vehículos están dañados en sus respectivos fren-
tes, necesariamente se deduce que llegaron juntos al punto de colisión.
Pero este razonamiento se basa en un dato falso, de modo que no hay nin-
guna garantía de que sea cierto. De la inspección ocular realizada por la policía
resulta, no que la motocicleta hubiese sufrido el choque en el manubrio y en el
tanque de nafta, como afirma la Cámara, sino que esas piezas estaban dañadas
después del accidente (fs. 52), lo cual es evidentemente distinto pues bien cabe
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Pero es del caso que esta prueba dice solamente que el manubrio y el tanque
de nafta estaban averiados después del accidente, pero sin afirmar -como lo
hace la Cámara por su cuenta- que esos daños sean una consecuencia directa
del choque.
Si se piensa que no hay signos de que el conductor de la motocicleta haya
sufrido traumatismos de alguna seriedad en su pierna derecha, y que el manu-
brio y el tanque de nafta son las partes laterales más proclives a dañarse en una
caída, fácilmente se comprende la diferencia que hay entre los datos del infor-
me policial y las conclusiones que la Cámara extrae de esa prueba. Esa diferen-
cia equivale a la posibilidad de que tales desperfectos se hayan originado al caer
la motocicleta y arrastrarse por el piso, hecho que el Tribunal de apelación ha
descartado implícitamente sin dar fundamento alguno.
Del análisis precedente resulta que la primera premisa del fallo -colisión en
la parte delantera de ambos vehículos-, incuestionable en cuanto al Rastrojero,
es una mera inferencia en relación a la motocicleta, sin respaldo en ninguna
prueba y sin apoyo en las reglas de la lógica o de la experiencia. No hay en todo
el proceso un solo elemento de convicción del cual pueda deducirse
fundadamente la conclusión de la Cámara de que la moto recibió el impacto
en su parte delantera.
Excluida esta premisa, a fortiori debe admitirse el recurso, porque sin ella
cae toda la estructura de la sentencia pues cobran fuerza los demás elementos
de convicción que sugieren que la motocicleta -que fue embestida y no
embistente- llegó al lugar del choque antes que el Rastrojero. No es tarea pro-
pia de esta Sala realizar un nuevo examen de la prueba para determinar la
mecánica exacta del accidente, de modo que no cabe aquí sentar conclusiones
al respecto. A los efectos de la revisión basta señalar la necesidad de que ese
análisis se realice nuevamente, por ser formalmente defectuoso el que se ha
hecho en la sentencia impugnada en cuanto se basa en un antecedente falso o
inexistente del cual se ha deducido una premisa inexacta.
Por ello, respondo afirmativamente a la primera cuestión propuesta en el
acuerdo.
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del inc. 5° del art. 1272 CPC, se anule la sentencia de apelación y se devuel-
va la causa a la Cámara que sigue en nominación a la de origen para que sea
juzgada nuevamente.
Las costas deben imponerse a la parte demandada. A ese fin sugiero que
se regulen provisoriamente en doscientos noventa australes (A 290) los ho-
norarios del Dr. José María Ruarte Molina y en doscientos cuarenta australes
(A 240) los de la Dra. Beatriz Merovich de Tissembaum.
Así voto.
A mi juicio, el fallo recurrido debe ser anulado para que la causa sea juz-
gada nuevamente en reenvío. Las costas deben ser impuestas a la demandada
y los honorarios regulados en la forma propuesta por el Dr. Ferrer Martínez,
habida cuenta de lo dispuesto por el código arancelario.
Así voto.
RESUELVE:
Hacer lugar al recurso de revisión interpuesto por los actores con fun-
damento en el inc. 5° del art. 1272 CPC, y anular la sentencia de apelación
en cuanto ha sido materia del mismo, reenviando la causa a la Cámara que
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Primera cuestión:
¿Es procedente el recurso de revisión interpuesto por la actora -mediante
apoderado- con fundamento en el inc. 5° del art. 1272 CPC?
Segunda cuestión:
¿Qué pronunciamiento corresponde?
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De acuerdo al sorteo que en este acto se realiza los señores Vocales votan en
el siguiente orden: Dr. Rogelio L. Ferrer Martínez, Dr. Venancio L. Petitto y
Dr. Roberto Loustau Bidaut.
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del responsable-, sino sólo el pago de las prestaciones necesarias para restituir
las cosas al estado anterior al siniestro, hecho sobre el cual ha versado la prueba
en los tres rubros de la indemnización.
Por último, pretende se deje sin efecto la distribución de las costas realizada
en apelación por no darse en este caso los presupuestos del art. 356 ter CPC.
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II. Por mi parte creo que la actora tiene razón de quejarse por la incon-
secuencia que existe en el juicio de la Cámara respecto de los diversos rubros
que integran el resarcimiento. Pero antes de dar mis razones sobre el punto
quiero señalar -para evitar ser mal interpretado- que no coincido con el razo-
namiento de fondo en que se basa la sentencia pues, a mi juicio, la víctima que
reclama la reparación de los daños sufridos a consecuencia de un hecho ilícito,
no tiene necesidad ni obligación de probar cada uno de los contratos que cele-
bra con terceras personas para efectuar las reparaciones necesarias a fin de re-
poner las cosas al status quo ante.
El sólo tiene que demostrar el daño, vale decir, la pérdida económica deri-
vada del cuasidelito, sea por la disminución de los bienes que integran su patri-
monio, sea por la frustración de ganancias esperadas (Cód. Civil, art. 1069).
Para acreditar estos extremos, la ley no establece ninguna restricción a la activi-
dad probatoria del damnificado. Tratándose de simples cuestiones de hecho,
todo género de pruebas es admitido sin más condición que su idoneidad para
persuadir al juez de la verdadera existencia de algún perjuicio susceptible de
apreciación pecuniaria (Cód. Civil, art., 1068).
Si un automóvil es dañado en un choque y el dueño lo hace reparar, el daño
es el equivalente al dinero gastado en la reparación. Para tener derecho al resarci-
miento de ese daño, lo único que la víctima debe demostrar es el estado del
automóvil después del siniestro, la reparación efectuada y el valor de la misma.
Todas estas son cuestiones de hecho susceptibles de ser probadas por cualquier
medio que sea útil para infundir en el ánimo del sentenciante la convicción de
que se ha sufrido un menoscabo patrimonial. El contrato celebrado con el mecá-
nico que hizo la reparación no sólo no es indispensable para acreditar el perjuicio
sino que es la prueba más endeble de todas porque no es oponible al autor del
ilícito para quien es «res inter albos acta» (Cód. Civil, arts. 503, 1195 y 1199).
De más está decir que no pretendo corregir la sentencia de apelación por
haber incurrido en un error en la aplicación de la ley material, pues un control de
esa índole excedería por completo la actividad que debe ejercer esta Sala, a la luz
del inc. 5° del art. 1272 CPC, que es la norma invocada por la revisionista,
dentro de cuyos estrechos límites ha sido habilitada esta instancia. Con las acla-
raciones anteriores sólo he querido evitar que el tener que seguir la argumenta-
ción de la sentencia para proveer al recurso de revisión, pueda dar lugar a falsas
interpretaciones acerca del criterio de este Tribunal respecto de la actividad proba-
toria que debe realizar el litigante que demanda por daños y perjuicios.
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con las limitaciones que establece la ley- los contratos que hubiese celebrado con
terceras personas con el fin de restituir las cosas al estado anterior.
Abstracción hecha de la exactitud de esta tesis cuestión que no puede juz-
garse por esta vía, el argumento de la revisionista es que no ha sido aplicada
uniformemente para los tres capítulos que integran el resarcimiento, pues mien-
tras uno de ellos es rechazado por falta de prueba escrita del contrato, los otros
son admitidos pese a que no existe en el juicio esta demostración.
En el rubro alquiler de otro vehículo similar al dañado en la colisión, no
hay efectivamente ninguna prueba del contrato que la víctima dice haber cele-
brado con el locador.
Pero tampoco la hay en orden a los otros dos rubros -reparación del auto-
móvil y servicio de grúa- porque no se ha traído al juicio ningún documento
donde conste la convención ni están dadas las condiciones bajo las cuales es
posible acreditar un contrato sin tener la prueba escrita (Cód. Civil, art. 1191).
De esto se sigue que es verdadera la crítica de la recurrente sobre la falta de
coherencia interna del pronunciamiento, porque el contrato que la actora ha-
bría celebrado con terceros para reparar las cosas dañadas en el accidente no
está probado en ningún caso.
Sin embargo, el Tribunal reconoce el derecho a la indemnización en dos de .
ellos pero lo niega en el tercero. En la solución dada a los dos primeros subyace
la tesis de que la prueba del contrato no es indispensable, criterio que está en
contradicción con la doctrina aplicada para desestimar el último rubro.
Esta inconsecuencia del razonamiento afecta la validez formal de la motivación,
vicio que abre el recurso ante esta Sala por la vía del inc. 5° del art. 1272 CPC.
Voto, en consecuencia, por la afirmativa a la primera cuestión.
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RESUELVE:
Hacer lugar al recurso de revisión deducido por la actora por la causal del
inc. 5° del art. 1272 CPC y anular la sentencia impugnada en el capítulo
relativo al rubro alquiler de un vehículo, el que deberá ser juzgado nuevamente
por la Cámara que sigue en nominación a la de origen, con la consiguiente
modificación de las costas de segunda instancia, si correspondiera.
Imponer a la demandada las costas de revisión regulando los honorarios de
la Dra. Josefina Raquel Broggi en quince australes (A 15) por su función de
procuradora y en cincuenta australes (A 50) por el patrocinio ejercido en esta
instancia.
Protocolícese y dése copia.
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